Rurouni Kenshin y todos sus personajes no son míos son de Nobuhiro Watsuki, por si alguien no se había enterado todavía

Parece que la escenita del beso os ha gustado, pues entonces este capítulo os va a encantar. AVISO HAY LEMON así que si hiere tu sensibilidad o eres menor no leas la última escena y espera al siguiente capítulo, mientras los demás disfrutamos ^_^

Pero lo primero es lo primero, a resolver dudas:

Kaoru-dono18: como ya te advertí, ten cuidado con el techo cuando leas este capítulo. Kenshin no pretendía ser cruel, simplemente estaba haciendo todo lo que se había jurado no hacerle, se vio como una amenaza para ella y salió corriendo

Kao Chan: gracias gracias pero no lo merezco (varng se quita la montera y saluda al ruedo ante los gritos de maestra de Kao Chan) me gustaría mucho que escribieras tu fic y ten más confianza en tus capacidades. Este es mi segundo fic, estuve casi a punto de no escribirlo porque en el primero me dejaron muy pocos reviews y creí que a la gente no le gustaban mis historias ni como escribía, pero al final me decidí y ya ves, no me ha ido tan mal. Haz la prueba y no te quedes con las ganas

Angy: buf, lo de la sangre de Enishi...por dónde empezar... en principio Ken llega cuando Enishi estaba besando a Kao, se mosquea muuuuucho y se lía a golpes ( de ahí lo de la sangre de Enishi) pero luego me di cuenta que si hacia eso, lo más lógico es que Kao le gritara hasta dejarlo sordo y se pusiera de parte de Enishi, así que lo rescribí para que fuera Kaoru la que pusiera a Enishi en su lugar. La verdad es que me gustó más así, Battousai ve cómo Kaoru rechaza a Enishi  y por eso se pone a 100 cuando ella le dice eso de No quería que me tocara, porque está confirmando lo que el siente de que es SUYA y por eso está tan revolucionado. Por otro lado Enishi cayó de cara y se rompió la nariz, así que de todas formas le tocó sangrar.

lime_Kamiya: buena pregunta. Vamos a ver, Kenshin está convencido de que Kaoru está enamorada de Enishi (los hay tontitos) y sólo le tiene cariño a él. Por eso cree que tarde o temprano Enishi terminará separándolos y sacándola de su vida (en el sueño Enishi se lleva a Kaoru), y también sabe que cuando eso suceda Enishi es personaje muerto, y que si lo mata Kaoru lo odiará. Pero nuestro Ken está tan desesperado por que ella sienta algo por él que no le importa si es odio

misao-chan: qué ansias asesinas! Pero lo siento, este Enishi me quedó demasiado simpático para permitir que Battousai lo mate, y lo de un lemon Battousai/Kaoru te prometo que lo habrá, pero todavía no. Primero tiene que ser con Kenshin y luego poco a poco .... lo irás viendo en los otros capítulos

Y ahora el capítulo

14. Redención

Owaki dejó a Kenshin con cuidado en la cama y salió rápidamente de la habitación. El sedante estaba a punto de perder su efecto y no quería estar presente cuando Battousai despertase de nuevo, había tenido más que suficiente en las últimas 12 horas. Todo lo silenciosamente que pudo cerró la puerta del dormitorio y bajó a la sala donde Gensai le estaba esperando, todavía decidiendo cuál sería el próximo movimiento de la delicada situación n que estaban inmersos. Podía apostar que si del doctor dependiese, Battousai estaría en estos momentos bajo llave y con camisa de fuerza, pero Katsura había decidido arriesgarse por última vez con él y Owaki estaba de acuerdo.

Ayer. Al pobre Owaki le parecía una eternidad, pero sólo había sido ayer, al atardecer, cuando casi resulta atropellado por Battousai y su endemoniada moto. Ese comportamiento le pareció muy sospechoso. Que él supiera, Battousai era siempre muy frío y calculador en todo lo que hacía, y la velocidad con que conducía no parecía encajar tampoco con que estuviera persiguiendo a un blanco. Primero porque era a plena luz del día y segundo porque no había visto a nadie pasar delante de él a su misma velocidad. Si de algo podía enorgullecerse, era de ser buen observador y analizador y aquello gritaba problemas a gritos, así que como pudo, paró un taxi y consiguió seguir a Battousai hasta un bar en las afueras de Tokyo. Y esperó.

Hora tras hora, esperó y observó desde un discreto lugar en las sombras del bar de mala muerte, como Battousai bebía botella tras botella de sake como quien bebe agua mineral. Pero eso no era lo peor, lo peor era que toda su expresión corporal pedía pelea a gritos y en el tipo de lugar en que se encontraban pronto alguien recogería el guante. Owaki se estrechó contra la pared cuando ese alguien salió volando por los aires hasta aterrizar sobre una mesa, destrozándola y dando comienzo al baile. En cuestión de segundos, todos los clientes habituales del tugurio estaban rodeando al pelirrojo medio borracho que a penas se tenía en pie de lo mareado que estaba, y en cuestión de segundos también, estaban todos en el suelo con heridas de diversa consideración mientras Battousai regresaba tambaleante a la barra para pedir una última botella antes de caer en coma etílico sobre la barra. ¡Kami, eso no era un hombre, era Terminator! pensó Owaki tras esperar unos minutos por si daba señales de vida antes de llamar a Katsura.

La pesadilla empezó después. Habían encerrado a Battousai en una de las celdas de la estación de policía más cercana, mientras esperaban a Gensai, y despertó de madrugada. Primero se puso a sacudir los barrotes de la celda y a llamar al carcelero de tal modo, que más parecía un tigre enjaulado que un hombre. Owaki estuvo a punto de ir a abrirle, pero Katsura se lo impidió, diciendo que era mejor dejarlo solo hasta que se calmara. De modo que se quedaron los dos solos, sentados uno frente al otro en la solitaria comisaría, sintiendo helarse la sangre en las venas con cada grito del cautivo Battousai. Porque poco a poco los gritos fueron cambiando, ya no eran los gritos inarticulados de un animal enjaulado y furioso sino los espeluznantes gritos de dolor de un alma torturada que se retorcía en agonía una y otra vez. Gritos que llamaban a la causante y a la vez cura de todo aquel dolor.

Rayando el alba apareció Gensai. Al menos el doctor consiguió que los gritos cesaran, pero a esas alturas hasta el silencio crispaba los nervios de Owaki

-"No quiere hablar" – fue lo único que dijo el doctor después de una hora en la celda

-"¿Tendremos que internarle?"- preguntó Katsura

-"Es peligroso"

-"Pero ¿qué diablos pasó? Todo estaba saliendo bien" – preguntó Katsura tratando de alisarse el pelo

-"Le dije que era demasiado arriesgado. Está a punto de perder el control y puede herir a alguien. Es una bomba de relojería y una amenaza para cualquiera que se interponga en su camino" – concluyó el doctor

-"Si me disculpan"- empezó Owaki temeroso de meterse en una conversación que no estaba muy seguro de estar autorizado a escuchar –"Si hubiera querido matar a alguien lo hubiera hecho en el bar, y...bueno, les dio una verdadera paliza pero no creo que haya sido una noche anormal para esos tipos, si ustedes me entienden. Yo no sé que tipo de trauma tendrá Battousai, pero lleva horas llamando a su chica, a esa Kaoru,....y salvando las distancias, creo que cualquiera se comportaría así si le deja su mujer" – Owaki había estado temblando y con la cabeza gacha, preguntándose cómo era que todavía no le habían mandado callar. Después de un momento de silencio, Katsura suspiró y miró de nuevo al doctor

-"Ya le dije una vez que el amor era un riesgo que debíamos asumir por el bien del muchacho. Bien, creo que ha llegado la hora de asumir ese riesgo. Y lo primero es averiguar qué demonios ha pasado. Creo que lo mejor es hablar con la chica y hacerle entender la situación"

-"¿Toda la situación?"- preguntó Gensai, pero Katsura se apresuró a negar con la cabeza

-"Sólo lo concerniente a la mente de Battousai. Tengo la sensación que ella sabe más que usted o yo sobre él, o al menos eso fue lo que Hiko me dio a entender la última vez que nos vimos. El también piensa que ella puede ser la salvación de Battousai y haré todo lo que esté en mi mano para conseguirlo. De alguna forma, siento que se lo debo, que todos se los debemos"- dijo mirando al doctor muy seriamente. Gensai asintió reacio tras meditarlo un momento

-"De acuerdo. Hablaré con ella, a ver qué ocurre"

-"¿Y qué hacemos con él?¿Vamos a dejarle ahí encerrado?"- preguntó de nuevo Owaki

-"Lo llevaremos a su casa, le he administrado un sedante bastante fuerte. Dormirá hasta el mediodía, suficiente para llegar hasta allí antes de que despierte"

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Kaoru abrió los ojos contra su voluntad y tanteó en la mesa buscando a duras penas el maldito teléfono que no paraba de sonar. Parpadeó un par de veces para ver quién la llamaba y después estrelló el aparato contra la pared, esperando que así dejara de sonar. Había pasado toda la noche llorando y ya no le quedaban más lágrimas que verter. Se sentía mal con ella misma por haber reaccionado tan sumisamente a la locura de Kenshin, por dejarse arrastrar por ella de buen agrado aún sabiendo que aquello estaba mal, que ese no era el modo en que las cosas funcionaban entre ellos. Una y otra vez, cada vez que cerraba los ojos aparecía de nuevo el rostro de Kenshin tal y como lo vió por última vez, con aquella tremenda culpa y dolor. Y se sentía mal porque sabía que de alguna forma ella era también la causa de eso. Pero sobre todo estaba preocupada, Kenshin había salido corriendo y en el estado emocional en el que estaba, estaba segura de que podía haber hecho una tontería.

Se acurrucó un poco más en el sofá, tratando por una vez de ser práctica, repasando en su mente los hechos de la mañana. La primera llamada que había recibido aquel día era de Tae. Quería saber por qué no había aparecido en las clases y ella le inventó que estaba enferma y que no se sentía en condiciones para continuar con el trabajo, que sentía dejarlos plantados con todo lo que había que hacer. Tae pareció creerle pero también le dijo que no se preocupase, que el plazo de entrega se había ampliado y que lo que tenía que hacer era ponerse bien y no preocuparse tanto, cómo si fuera posible. Un poco más tarde llamó Sanosuke porque Kenshin no había aparecido en el Wellington y no había manera de localizarle. Si Kaoru había estado preocupada por él, desde ese momento entró en pánico: había esperado que Kenshin fuera en busca de Sano, pero si no estaba con él ...... ¡Oh Kami dónde estás Kenshin!. Y para terminar Enishi. Enishi había llamado para disculparse primero y para reclamarle a Kenshin su nariz rota. Pero en esos momentos Kaoru no estaba para las tonterías de Enishi y le colgó el teléfono. Así que Enishi descubrió con esa actitud de Kaoru que las cosas no habían pasado tal y como él las imaginó. Había estado convencido de que después de que Kenshin lo echara de esa forma tan poco elegante, habría arreglado las cosas con Kaoru y a estas alturas estarían juntitos y felices. Pero Kaoru no parecía feliz para nada, y aunque ya no fuera a ser su novia, eso le había quedado bastante claro, todavía era su amiga y estaba preocupado por ella. Por eso se había pasado toda la mañana tratando de hablar con ella de nuevo, y se encontró con que Kaoru ni siquiera contestaba al teléfono.

Kenshin la había dejado sola. Nunca pensó que eso podría ocurrir, Kenshin siempre estaba ahí para ella, siempre debía estar ahí para ella. Sintió ganas de llorar de nuevo y escuchó el timbre de la puerta. ¿Quién sería? Tae y Enishi estaban en la universidad y los demás en el Wellington, seguramente alguien tarde o temprano pasaría a hablar con ella pero aún era demasiado pronto. Entonces ¿un vendedor quizá? Seguramente, así que Kaoru dejó que el timbre siguiera sonando, ya se marcharía. Cuando después de diez minutos seguían tocando, Kaoru decidió que tal vez fuera importante y, tal como hizo con Hiko, entreabrió la puerta dejándola sujeta por la cadenita. Ante ella tenía el rostro agradable, ahora bastante aliviado, de un hombre mayor, de pelo cano y gafas redondas.

-"¿Señorita Kamiya?" – Kaoru asintió. Por detrás del hombre mayor, había otro, bastante más joven que la miraba con curiosidad. Kaoru se revolvió un poco inquieta por el escrutinio del hombre joven y el mayor se volvió hacia él –"¿No tenías que ir a traer la moto?" – Owaki dio un respingo y se apresuró a obedecer la orden, no era para ponerse as, pensó. Después de todo, había pasado toda la noche escuchando como Battousai llamaba a esa chica desesperadamente y sentía curiosidad por ver qué clase de chica podía tener un efecto así sobre él.

-"Señorita Kamiya, permítame que me presente, soy el Doctor Gensai y desearía hablar con usted en privado. Es muy urgente" – Kaoru dudó ¿Gensai? ¿De qué le sonaba ese nombre? Entonces recordó una parte de su conversación con Hiko "...ni siquiera ese loquero de Katsura, Gensai pudo lograrlo..."

-"¿Es...es usted el psiquiatra de Kenshin?" – Gensai asintió sorprendido, era una chica muy lista –"¿usted sabe dónde está Kenshin?"- él volvió a asentir y Kaoru ahogando un estremecimiento abrió la puerta para dejarle pasar. –"¿Le apetece...un té, un café o algo?"- continuó Kaoru caminando hacia la cocina.

El doctor sonrió y la hizo sentar en el sofá y él mismo preparó el té, para vergüenza de Kaoru. Cuando había tomado un par de sorbos y la vió visiblemente más calmada, el doctor empezó a hablar

-"Himura está bien, ahora mismo debe estar en su dormitorio, dormido a causa del sedante que le administré de madrugada. Por ahora no tiene que preocuparse por él. Hizo algunas tonterías anoche, pero nada grave." – hizo una pausa y vió como la chica se relajaba visiblemente con la información – "Ahora me gustaría saber qué ha ocurrido para tenerle en ese estado, y mucho me temo que a eso sólo usted puede responderme" – Kaoru se sonrojó al recordar qué fue exactamente lo que lo puso así y Gensai se alarmó ante el sonrojo –"¿La forzó de alguna manera, señorita?"

-"¿Forzarme?¿Kenshin? El nunca haría eso doctor" – él asintió, Kaoru estaba corroborando el perfil psicológico de Kenshin

-"¿Entonces? ¿Qué ocurrió? Ya sé que es algo privado y que nos acabamos de conocer, pero todo esto es por el bien del muchacho. Por el bien de todos" – Ella pensó un momento las palabras del doctor y llegó a la conclusión de que tenía razón, así que dejado a un lado su vergüenza y respondi

-"El...él me acarició y me bes

-"¿La tocó?¿Por propia iniciativa?" – Gensai estaba muy sorprendido

-"Es que .... creo que estaba celoso. Yo estaba aquí con un...amigo, trató de besarme y le rechacé. Entonces apareció Kenshin como loco, lo sacó de allí y... me dijo que me necesitaba, que me deseaba y... sus manos ..."

-"Bien, bien" – interrumpió con un gesto  –"no necesito los detalles, señorita" – Kaoru suspiró bastante aliviada – "¿De qué color eran sus ojos?"

-"Ámbar" – respondió ella sin dudar –"pero cuando se apartó se volvieron violetas" – Gensai asintió encajando las piezas del puzzle: el muchacho enloqueció de celos y Battousai tomó el control de la situación, de ahí que la besara por propia iniciativa, cuando recuperó un poco el control, se dio cuenta de lo que había hecho y se apartó de ella, pero simplemente tendría que haberse disculpado con ella, no salir corriendo ¿qué le habría hecho huir?

-"¿Algo más? ¿qué fue lo que le hizo huir?"

-"Mi sangre creo"- respondió ella al cabo de unos minutos

-"¿Sangre?"

-"El...apretó tanto que ...me hizo sangrar un poco en los labios" – Gensai asintió, había dado con la clave del problema

-"Señorita, usted en algún momento ¿lo rechazó?"

-"No" – respondió en voz baja volviendo a sonrojarse

-"¿Le ama? Señorita, esto es muy importante, la salud mental de Himura pende de un hilo y en estos momentos usted lo tiene en sus manos, ¿le ama?"

-"Sí" – dijo bajando la cabeza, de modo que su flequillo ocultara sus ojos y sus lágrimas –"Sí, le quiero"

-"Entonces le explicaré qué ha pasado y qué tiene que hacer. Todavía hay esperanza" – Kaoru levantó la cabeza y dejó que el doctor enjugara sus lágrimas, le hizo beber lo que quedaba del té y una vez recuperada empezó de nuevo –"Como usted sabe, Himura tiene un gran sentido de la protección y la ha elegido a usted, a usted entre todas las personas que lo rodean, para volcar ese sentido. Al principio creí que sería alguno de los chicos del Wellington, pero me equivoqué. Para que deseara protegerla de esa manera, también debía de quererla, ese pequeño detalle se me pasó por alto."- el doctor le sonrió a la muchacha que le devolvió la sonrisa –"El problema es que Himura se ve a sí mismo como una amenaza, por eso, aún estando muy enamorado de usted, nunca podría dar el primer paso"

-"Por eso se alejó de mí"- pensó Kaoru en voz alta. El doctor la miró interrogativamente y ella se explicó –"En las últimas semanas, estuvimos demasiado cerca, más de lo que sería apropiado en una relación de amistad. Él se alejó de mí, tratando de que las cosas volvieran a su lugar y yo me enfadé con él, creo que por eso le presté demasiada atención a Enishi, porque sabía que le haría daño. Doctor yo soy la culpable de todo esto"

-"No pequeña, cálmate" –dijo palmeándole la mano para tranquilizarla de nuevo –"Tú has sido una bendición del cielo para él, te lo aseguro. Y tu comportamiento no es distinto al de cualquier ser humano en tu situación, así que no tienes nada que reprocharte, pero déjame continuar." – ella sonrió un poco, y Gensai asintió complacido –"El problema aquí es tu sangre. Te hizo sangrar y aunque fueran apenas unas gotas, para él significaba que podía hacerte daño, que te había hecho daño, lo que confirmaba sus temores de ser una amenaza para tí. Y él cree que su deber es protegerte de cualquier amenaza, incluso de él mismo. Por eso se fue"

-"¿Me está diciendo que Kenshin se fue porque me quiere?"

-"Exacto. Tienes que ser tú, siempre tuviste que ser tú quién diera el primer paso. Si quieres que vuelva a ti, tendrás que ir a buscarlo tú misma y convencerle de que no es ninguna amenaza para ti"

-"¿Y cómo lo consigo, doctor?" –Gensai volvió a acariciarle la mano y se encogió de hombros con gesto triste

-"Yo sólo puedo decirte cómo funciona su mente pequeña. El milagro es cosa tuya"

--------------------------- ya he avisado, aquí viene el lemon ---------------

Kenshin parpadeó. Sentía la cabeza pesada y a punto de estallar, pero enseguida percibió el cambio de escenario. Ya no estaba en la celda sino en su habitación. Trató de incorporarse y sintió náuseas, así que volvió a dejarse caer sobre la cama. Cuando la sensación desapareció, se movió despacio hasta que su mano desapareció en el último cajón de la mesilla de noche, donde Hiko había dejado olvidadas algunas cosas. Sus manos se cerraron sobre algo y reprimió de nuevo las náuseas, pero eran de otro tipo esta vez ¡Preservativos de sabores!¡Y fluorescentes! Desechó rápidamente el pensamiento y siguió buscando en el cajón hasta que encontró las pastillas milagrosas para la resaca que su maestro siempre llevaba encima a cientos. Todavía quedaban algunas en el frasco pero necesitaba agua. Así que trabajosamente se arrastró hacia el cuarto de baño y se tomó un buen puñado de pastillas. También pudo mirarse en el espejo, la imagen frente a él correspondía a tal y como sentía, una verdadera porquería, y para rematar apestaba a sake y a vómitos. A pesar del dolor de cabeza y los mareos, consiguió desnudarse y ducharse mas o menos aceptablemente. Volvió al dormitorio y se dejó caer de nuevo sobre la cama. Estaba cansado. Cansado del mundo, cansado de vivir y sobre todo cansado de sentir. Cerró los ojos y dejó que su cuerpo se relajara.

Kaoru había pasado toda la tarde decidiendo qué es lo que tenía que hacer, y tomó su decisión. Además era ya de noche, si seguía esperando corría el riesgo de que Kenshin se recuperara y empezara a hacer planes para alejarse definitivamente de ella y eso sí que no lo podía permitir. Corrió hacia el patio y entró en la casa de Kenshin. Las luces seguían apagadas, así que Kaoru empezó a subir las escaleras y entonces le escuchó : "KAORU, KAORU POR FAVOR NO ME DEJES". Ella corrió hacia donde venían los gritos y lo encontró retorciéndose y gimiendo desnudo sobre la cama. Estaba teniendo una pesadilla, pero antes de que ella pudiera hacer nada, Kenshin despertó por sí mismo y se quedó mirándola, quieta contra el marco de la puerta.

Creía estar de nuevo soñando, pero todo parecía demasiado real y nunca antes la había visto así. Llevaba puesto una de las prendas de lencería que había comprado en el centro comercial, cuando fueron de compras después del ataque del violador. Lo había visto doblado en la caja, pero nunca puesto, era un camisón de raso violeta oscuro, con la parte del pecho y los tirantes de encaje. ¡Kami estaba preciosa!, sintió su cuerpo estremecerse ante semejante visión y recordando que estaba desnudo se tapó un poco con las sábanas

-"No deberías estar aquí Kaoru-dono" – dijo bajando la cabeza y ocultando su rostro con sus mechones de pelo rojo

-"Estoy donde quiero estar, donde debo estar" – empezó ella reuniendo valor –" además ¿cómo vas a protegerme si no estoy contigo?"

-"Yo no puedo protegerte Kaoru-dono, te hice daño" – dijo negando con la cabeza

-"Kenshin por favor mírame" –él volvió a negar –"Kenshin, todo lo que dijiste anoche.." –dijo acercándose a él

-"Nunca debí decirte nada, nunca debí tocarte"

-"Pero tenías razón" – Kaoru ya estaba a su lado, se arrodilló en la cama con él y tomó su rostro entre sus manos para obligarle a mirarla –"Te quiero Kenshin"

-"¿Me...me quieres?"

-"Hai, con toda mi alma, con todo mi ser. Te quiero Kenshin Himura" – dijo mientras le besaba suavemente en los ojos cerrados, en la cicatriz y en los labios.

De forma instintiva, Kenshin reaccionó a la calidez del beso y suavemente y muy despacio movió las manos para deslizar los finos tirantes del camisón y dejar que la prenda resbalara por su cuerpo, antes de desecharla arrojándola hacia un rincón del cuarto. Después y sin romper aún el beso, fue guiándola hasta recostarla en la cama a su lado. Gimió de satisfacción cuando se acercó todavía más al cuerpo de su amada y rozó su piel. Su piel era cómo la seda. Complacido, le masajeó suavemente los hombros y sus dedos se movieron ejerciendo una presión lenta y rítmica.

Suspirando de placer ante el contacto, Kaoru arqueó la espalda como un gato, e inconscientemente apretó el pecho contra el de Kenshin y sintió cómo sus pezones, ahora meros puntitos duros, se rozaban contra el musculoso pecho. Instantáneamente percibió un calor ardiente y conocido que se repartía esta vez despacio a través de todo su cuerpo. Las piernas de Kenshin se apretaban contra las suyas, y entre sus cuerpos entrelazados podía sentir la erección que Kenshin había tratado antes de ocultar, presionar suavemente contra su muslo. Impulsada por instintos que no controlaba, sus manos recorrieron ardientes el cuerpo masculino, complaciéndose en la suavidad y firmeza de la piel, en la fuerza de aquellos músculos, de aquel cuerpo ardiendo de deseo como el suyo propio.

Esas manos pequeñas y suaves, que se movían ligeras arriba y abajo por su columna vertebral, aportaban tal placer en él que, incapaz de controlar su pasión, buscó una intimidad más profunda. Sus labios separaron los de ella, y su lengua buscó y encontró la calidez húmeda cuando llenó la boca de Kaoru, inflamándolos a ambos. Mientras, sus manos abandonaban renuentes los hombros de la chica y descendían hacia los pechos. Apretó dulcemente la carne firme y su pulgar acarició intencionadamente un pezón, mientras la otra mano palpaba y acariciaba el otro seno. Pero estaba hambriento del sabor de esos tiernos botoncitos, y abandonando la embriagadora boca, sus labios trazaron un camino descendente hacia los pechos.

La boca de Kenshin era cálida e insistente mientras coronaba los pezones, saboreando primero uno y luego otro, sus dientes la excitaban aún más mientras él mordisqueaba y lamía con cuidado los sensitivos puntos. La respiración de Kaoru era muy irregular, jadeaba,  el corazón le martilleaba en el pecho descontrolado y sentía el cuerpo como si estuviera consumido por el fuego mientras la lengua de Kenshin jugueteaba con ella. Los dedos se cerraron en los rojizos cabellos, acercando más al hombre, ansiosa de que él la besara, queriendo que él continuase lo que estaba haciendo, deseando más y más. Febrilmente se frotó contra él. La había poseído una dulce locura y deseaba que continuase, pero en sus entrañas había un dolor cada vez más exigente que se imponía a todas las restantes sensaciones y así, impotente, se apretó aún más contra el cuerpo de Kenshin

-"K..Kenshin"- dijo entre jadeos –"me arde" – él levantó la cabeza de sus pechos, interrumpiendo un instante su labor. Subió una de sus manos que no paraban de acariciarle las piernas hacia su vientre, mientras se estiraba para besarla de nuevo apasionadamente

-"¿Por aquí?" – dijo acariciando su vientre suavemente

-"No"- negó ella con la cabeza –"más abajo"

-"¿Por aquí?" – repitió besando su cuello mientras la mano descendía un poco hasta las caderas

-"Kenshin, por favor"- rogó ella, sabiendo que estaba jugando con ella

Con un movimiento lento y sensual, la mano bajó la unión de los muslos de Kaoru, y acarició delicadamente sus labios vaginales, mientras sus dedos se perdían en los pliegues buscando el lugar donde conseguiría, con un poco de atención, volverla loca de placer. Ella presionó sobre los dedos invasores, ansiosa de la posesión total. Los besos de Kenshin se volvieron más urgentes, y con el mismo apremio hambriento que le impulsaba a él, Kaoru devolvía  sus besos y su lengua se movía excitada sobre la de su compañero.

Kenshin repartía sus atenciones entre los labios de Kaoru, su delicado cuellos y sus deliciosos pechos, mientras sus dedos seguían acariciándola, haciéndola gemir una y otra vez del placer que le provocaba. Su pulgar apretaba una y otra vez en su clítoris y sus dedos índice y anular entraban y salían de ella a distinto ritmo, a veces solos, otras ambos a la vez, provocando que continuamente saliera más y más humedad de su interior. Los movimientos de Kaoru se volvieron descontrolados conforme llegaba su orgasmo y él aceleró las embestidas de sus dedos y chupaba en sus pechos como un bebé hasta que la sintió estremecerse una vez más y relajarse después contra el colchón. Con una sonrisa y un dulce beso sobre los labios, Kenshin la liberó despacio de su mano y lentamente subió los humedecidos dedos hasta su boca para probar por vez primera su adictivo sabor.

Había pensado dejarlo aquí, era suficiente para él, no necesitaba más de ella, aunque tenía que reconocer que lo deseaba. Pero sabía cuánto le había costado a Kaoru dar ese primer paso y no quería empujarla más allá. Ella pareció adivinar sus intenciones y sus manos descendieron acariciando las estrechas caderas de Kenshin y luego hacia el frente, cerrándose sobre su miembro erguido, provocándole un respingo por la sorpresa y un ronco gemido por el placer

-"Kaoru-dono....no es necesario"

-"Sí es necesario Kenshin. Te quiero, te necesito dentro de mí" – él volvió a gemir ante sus palabras, pero seguía reacio

-"Kaoru-dono, no tengo condones" – protestó débilmente, olvidando su indecente hallazgo en el cajón

-"No los necesitamos. Tenía miedo de que Shissio intentara algo y empecé a tomar la píldora." –dijo moviendo suavemente sus manos, acariciando su erección –"Además quiero sentirte totalmente dentro de m

Kenshin no pudo soportarlo más y se movió lo suficiente para liberarse de sus manos y deslizarse entre sus piernas. Suavemente separó aún más sus muslos, deslizó una mano bajo su cuerpo para elevar un poco las caderas de Kaoru, y con la otra posicionó su erección, de forma que acariciase su interior entrando un poco, del mismo modo que sus dedos la había acariciado antes.

Ella sintió como él empujaba un poco, y entonces, con intenso placer, casi sin aliento, advirtió que la penetraba lentamente. Su cuerpo tembló a causa de la dulzura misma de la invasión. Deseosa de recibir todo lo que él daba, Kaoru arqueó el cuerpo, intentando desesperadamente acentuar la fuerza de esos movimientos iniciales en el interior de su propio cuerpo. Los movimientos de Kaoru casi anularon el control que Kenshin intentaba poner en sus actos, y la cálida humedad de su cuerpo cuando ella lo aceptó con tanto ardor y deseo fue el sentimiento más intensamente sensual que había experimentado jamás en su vida. Gimiendo de placer la sostuvo las caderas, y con un control de cuya existencia siquiera sospechaba, lentamente la penetró por completo.

Había sido tan tierno y tan dulce que Kaoru sintió como mucho, una minúscula punzada de dolor cuando su cuerpo la poseyó por completo. Le asombró el placer que se irradió por todo su cuerpo al saber que ahora era su mujer, que el pelirrojo había sido el hombre que le había arrebatado la virginidad y arqueó el cuerpo para rozarse y acercarse todavía más

Respondiendo a las acciones de Kaoru, las manos de Kenshin se aferraron con fuerza a ella, y casi perezosamente comenzó a moverse sobre ella. Sus movimientos lograron que ella tomara conciencia del modo en que él la ocupaba, del poder que había en su cuerpo, y de todo el placer que podía hacerle sentir. El dolor exigente de antes, pareció acentuarse con cada movimiento, y ella descubrió que obedeciendo al instinto movía el cuerpo para salir al encuentro de cada embestida. Sentía el cuerpo encendido, atacado por una sensación maravillosa que la llevaba a retorcerse desesperadamente de nuevo bajo el peso de Kenshin, y a expresar con gemidos, gritos y susurros su placer cada vez que sus cuerpos se encontraban y se unían. De pronto, cuando se creía a un paso de la locura a causa de la intensidad de los sentimientos y sensaciones que la inundaban, explotó de nuevo, mucho más intensamente esta vez y su pequeño cuerpo tembló. Kenshin no pudo soportar por más tiempo tampoco tanto placer acumulado, y al sentir cómo sus estrechas paredes se cerraban más fuertemente sobre él, se derramó en su interior con un último jadeo. Esperó unos momentos a recuperar el aliento y se apartó lentamente de su cuerpo y su humedad. Le acarició los muslos por última vez y se sintió tremendamente culpable al mirar su mano y descubrir sangre mezclada con sus jugos esta vez, pero esa culpabilidad desapareció cuando alzó la mirada y descubrió a Kaoru sonriéndole.

Tremendamente aliviado la besó de nuevo suavemente y corrió al baño a limpiarse. Cogió un poco de papel y regresó con ella para poner manos a la obra en su tarea de limpieza. Recorrió con el papel el interior de sus muslos poniendo especial cuidado en su entrepierna. La escuchó gemir de nuevo al pasar el papel acariciando tan sensitiva zona y sintió cómo se excitaba de nuevo, pero desechó el pensamiento al ver a Kaoru luchar a duras penas contra el sueño. No había prisa, tenían toda la vida por delante para repetir aquellas maravillosas sensaciones que ambos habían descubierto esa noche. Se volvió a acostar con ella y la atrajo hacia su pecho, donde ella se acomodó utilizando su hombro como almohada, y quedar profundamente dormidos, después de compartir el último beso de la noche.

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Oh Dios mío, qué difícil es escribir un lemon así, sin utilizar palabras demasiado técnicas o demasiado empalagosas. En fin, creo que me ha quedado dulce y romántico como tenía que ser y también me parece que la espera a valido la pena ¿verdad?