Rurouni Kenshin y todos sus personajes no son míos son de Nobuhiro Watsuki, por si alguien no se había enterado todavía
Como ya dije, voy a dejarles una temporadilla felices que se lo han merecido e intentaré dar un poco más de atención a Sano y Megumi que siempre los saco poco. Pero antes las dudas, sugerencias y demás por riguroso orden de llegada:
Y-Yukiko-Y: de pervertida no tienes nada, tranquila. A mí me gustan los lemon, pondría más si no me costara tanto trabajo escribirlos. Además no quiero que mis personajes parezcan ninfómanos o algo así, pero de vez en cuando, caerá alguna escenita para levantarnos el ánimo a todas.
Dark Kikyo: no has hecho el review registrada así que no sé cuál es tu historia para ver si se parecen o no. Y tampoco sé qué decirte porque si vas por el capitulo 1, cuando leas esto va a ser un poco tarde, pero me gusta tu idea de dejarme un review por capítulo
kaoru_sanz: ojalá me despertarán a mí también as
Angy: siento mucho lo que te ha pasado, yo he perdido a un familiar hace poco y tengo bastante fresquito lo que se siente. En estos casos se suelen decir muchas cosas, desde que es inevitable hasta que está en un lugar mejor, pero lo que yo he sacado en limpio es que es todos, de alguna forma, seguimos vivos mientras se nos recuerde.
gaby (hyatt: queda bastante para la vuelta de Shissio, pero he querido poner la carta de Soujiro para que no nos olvidemos de él, que hemos estado muy pendientes de Enishi últimamente y hemos perdido de vista al malo malísimo del fic.
lime_kamiya: tienes razón en todas tus suposiciones salvo en una. Kenshin si es muy capaz de matar a Enishi. Simplemente se salvó porque Kaoru lo rechazó e instantáneamente dejó de ser una amenaza, por eso lo quitó de en medio rápidamente y se centró en su verdadero problema en ese momento: Kaoru. Ahora Kenshin ya no va a matar a Enishi porque por fin, lo ha visto como lo que es, un amigo de su novia.
naoko lizi kinomoto: si no es mucha molestia con el paracaídas me puedes mandar un par de píldoras para no dormir, porque sólo consigo hueco si no duermo. Y todavía no he conseguido hacer uno lo bastante grande como para leer tus fics, pero paciencia, que tarde o temprano (espero que antes de que los acabes) los leeré, te lo prometo
Blankaoru: la muerte de Shissio me está trayendo por la calle de la Amargura, porque tienes razón, tiene que ser lenta y muy muy muy dolorosa, pero por otro lado tampoco quiero dejar a Kenshin como un sádico ni un asesino sanguinario, después de todo, este Battousai siempre se ha caracterizado por ser muy desapasionado cuando mata. Lo hace por obligación no por satisfacción, pero claro, el caso de Shissio es distinto. Lo único bueno, es que todavía falta tiempo para tener que escribir esa parte y espero que se me ocurra algo a la altura de la situación, que no quiero defraudar las expectativas de nadie.
kaoru kendoka: cuanto tiempo, me estaba empezando a preocupar que no te gustara ya el fic
Y a todas las demás: Iris, hcz, Hitokiri Battousai 26, ella-shin, kaoru_sanz, justary y makarena gracias por vuestro apoyo, intentaré seguir actualizando y hacer los capítulos más largos, que reconozco que el anterior me quedó cortito.
16. Decisiones y Sorpresas
Megumi volvió a echar una ojeada al reloj. Ya había pasado tiempo más que suficiente, pero aún así, no se decidía a mirar. Se llevó la mano a la boca de nuevo, pero ya no le quedaban uñas por morder. Soltó una palabrota al pensar lo que le costaría la manicura y armándose de valor cogió el tubito blanco, muy parecido a un bolígrafo, y lo destapó de una buena vez. Rosa.
Se dejó caer de nuevo en el sofá con una expresión de incredulidad. Aquello no podía ser, bueno si podía ser pero no debía ser, era una broma pesada, de muy mal gusto pero una broma al fin y al cabo. Su mente se negaba a aceptarlo, no no y no, ¿pero cómo le estaba pasando eso a ella? no era justo. Soltó un suspiro, derrotada al fin. La vida es injusta. Y una vez aceptado ese hecho no quedaba más que seguir aceptando y decidiendo. La hora de las lamentaciones y los "debí de" ya había pasado, ahora tenía que afrontar las consecuencias de sus actos. Después de todo era una de las cosas que tenía planeadas, no en este momento desde luego, pero ya que había pasado, tan solo era cuestión de adelantar sus planes. Sería un verdadero fastidio, un cambio de vida radical, y eso le hacía analizar la vida que había llevado hasta ese momento: siempre la primera para salir y la última en volver a casa. Siempre preparada para una noche loca, cambiando de pareja como de camisa, y perdiendo una tras otra a sus amigas por ese mismo motivo. No era de fiar, según ellas. Y todo eso ¿para qué?, casi tenía 30 años y lo más parecido a una relación duradera que había tenido en ese tiempo había sido lo que fuera que tenía con Sanosuke. Sanosuke.
Megumi soltó el tubito sobre la mesa lanzándole una mirada de odio feroz y marcó rápidamente un número de teléfono.
---------------------------- CUIDADO QUE HAY LEMON -----------------------------
Kenshin abrió la puerta tan silenciosamente como pudo, pero tenía que reconocer que si Kaoru ya había regresado, sería una pérdida de tiempo hacerle creer que no se había movido de allí en toda la mañana. La casa estaba en silencio, casi no podía creer su buena suerte. Ya no sabía qué excusas inventar para explicar sus repentinas desapariciones. ¡Maldito Jin-e! ¿Es que no podía haberse escapado de la cárcel en otro momento? ¿Es que no podía tener ni siguiera una semana de felicidad?
Apenas dos días después de que todos conocieran de que ahora SI que estaban juntos, y cuando todavía se sentía extraño de poder abrazar a Kaoru y besarla sin que el mundo tuviera que acabarse para él, el estúpido de Jin-e se escapa de la prisión de máxima seguridad y a Katsura le da un ataque de nervios. Y si Katsura no puede dormir por las noches, significa que nadie puede. Toda la unidad está en estado de máxima alerta, el pobre Owaki llevaba más de tres días sin dormir, vigilando una y otra vez sus escondrijos habituales e interrogando a sus contactos. Pero después de todo ese es su trabajo no el mío, se decía Kenshin cada vez que recibía la llamada de "reunión general urgente" para que se les informara de lo que llevaban descubierto hasta ahora, es decir, nada. De modo que Katsura se desesperaba a cada minuto, y Kenshin a su vez, se desesperaba por tener que estar en aquellas reuniones inútiles y encima, mentir a Kaoru cuando le preguntaba a dónde iba.
Acaba de cambiarse de ropa y encender el televisor cuando Kaoru apareció en la habitación con aspecto cansado. Kenshin le sonrió y ella le dio un rápido beso en la frente, por encima del sofá, mientras soltaba el bolso en una silla y se dejaba caer ante el montón de libros y apuntes que estaban esparcidos por la mesa. Antes siquiera de que se sentara en una posición cómoda, su móvil sonó y Kenshin se apresuró a rescatarlo de las profundidades del bolso de Kaoru y pasárselo rápidamente
-"Mochi mochi..........sigo pensando igual ..............eso ya lo hemos hablado..........si ya lo sé pero querías mi opinión ¿no?.............no pienso ir otra vez.............eso es lo que tú querías después de todo..............ni hablar de tomarte eso ¿te has vuelto loca?.............ya sabes lo que tienes que hacer, Megumi. Adiós"
¿Megumi? ¿Pero no se ha pasado toda la mañana con ella? Se preguntó Kenshin, mientras Kaoru intentaba estudiar un poco, aprovechando la calma antes de que alguien viniera a interrumpirles. Desde que habían formalizado su relación, no paraban de recibir visitas y no entendía este súbito interés de sus amigos por venir a su casa. Kaoru recordaba algunos comentarios de su madre, sobre que al principio de su matrimonio era casi imposible tener un ratito de intimidad, porque todos los amigos y familiares venían a ver cómo les iba. Kaoru se había reído mucho con esas anécdotas de sus padres de antes de que ella naciera, y ahora estaba empezando a sospechar que ella y Kenshin estaban pasando por la misma situación, con la salvedad de que no estaban casados. Por eso no comprendía el comportamiento de sus amigos, después de todo, su vida no había cambiado sustancialmente. Todo era exactamente igual, las mañanas en la universidad, las comidas en el Wellington, las tardes de estudio y las cenas encargadas. Seguían viendo la tele juntos por la noche y como siempre, ella se quedaba dormida recostada con él. Todo era exactamente igual, salvo que ahora, Kenshin la abrazaba y besaba a la menor ocasión, y ella se encargaba de que tuviera muchas. Seguía despertándose con el olor a Old Spice, pero ahora no era en la almohada, sino en su cuerpo, sobre su piel. Pequeños detalles pero que representaban la sutil diferencia entre ser querida y ser amada. Al pensar en eso, no pudo evitar mover la cabeza y mirar directamente a aquel que había conseguido no solo devolverle la esperanza de recuperara de alguna forma su antigua vida perdida, sino en proporcionarle una inmensamente mejor.
Kenshin seguía todavía cavilando sobre la llamada de Megumi cuando notó la extraña mirada de Kaoru sobre él
-"¿Ocurre algo?" –preguntó un poco preocupado
-"No, nada grave"- respondió ella y mientras volvía a concentrarse en sus libros murmuró – "Sólo un beb
Kenshin abrió mucho los ojos y su cuerpo se encogió como si hubiese recibido un golpe ¿Un bebé?¿Ya? En su boca se dibujó por un instante una sonrisa tonta de oreja a oreja al imaginar un hijo suyo y de Kaoru, antes de que su mente dejara de lado las absurdas fantasías sobre una vida perfecta que nunca tendría y registrara que era imposible que Kaoru supiera que estaba embarazada si tan sólo había echo el amor por primera vez hacía cuatro días, sin contar el hecho de los anticonceptivos. Así que, descartando a Kaoru y teniendo en cuenta que Megumi la había hecho acudir a su casa a primera hora de la mañana, más la llamada de teléfono, no hacia falta ser Einstein para deducir que la que estaba esperando un bebé era Megumi. Y tratándose de Megumi, lo difícil sería averiguar quién era el padre, aunque podría ser ... un leve movimiento inconsciente de Kaoru y Kenshin mandó al diablo a Megumi y todos sus demás pensamientos.
Kaoru se había peinado un poco con los dedos y había dejado su cabello suelto para poder estudiar cómodamente, y en esos momentos acababa de reunirlo hacia un lado del cuello dejando al descubierto la parte derecha y ese simple y cotidiano movimiento estaba volviendo loco a Kenshin. No podía dejar de mirar su cuello, tan frágil y delicado como el de un cisne, y ese mechón de pelo que colgaba graciosamente, rozando levemente su blanca piel cuando ella movía un poco la cabeza, para seguir la línea del libro que estaba leyendo. Ese mechón estaba causando estragos en el cuerpo de Kenshin, añadiendo más leña al fuego que ardía intensamente en su interior. Sus ojos estaban fijos en él, seguían como hipnotizados el suave balanceo del mechón y su boca estaba seca. Kenshin se mordió el labio inferior cuando el mechón rozó de nuevo la piel de su cuello, justo donde a él tanto le gustaba... y ya no pudo soportarlo ni un minuto más. Sin un ruido, se levantó del sofá y se arrodilló por detrás de donde Kaoru, ajena a la pasión que su acción había despertado, seguía tratando de estudiar.
Ella dio un respingo, sorprendida, cuando sintió un inesperado y cálido aliento sobre su cuello, y unos ágiles dedos recoger, casi con devoción, un mechón que se había escapado de los demás
-"¿Te he asustado, Kaoru-dono?" – murmuró Kenshin sobre su cuello. Ella asintió despacio con la cabeza, reprimiendo a duras penas un suspiro. De nuevo aquella voz. Esa voz tan profunda y sensual, que conseguía hacerla estremecer. Kenshin sonrió maquiavélicamente al notar el poder que su voz tenía sobre ella, y muy despacio, saboreando y deleitándose con ese poder, recorrió con su aliento la parte expuesta de su cuello mientras que sus manos rodeaban su estrecha cintura. Al notar su abrazo, Kaoru se relajó un poco y echó su cuerpo hacia atrás, descansando su espalda contra el pecho duro y musculoso, perdiéndose en el cariñoso abrazo, en la fuerza que ella sabía que tenía el hombre que la estaba abrazando, creando un capullo de amor y protección en el que quería pasar el resto de su vida, empezando desde aquel instante. Cerró los ojos y se concentró en las atenciones que estaba recibiendo en su cuello, porque Kenshin ahora se deleitaba con el sabor de su piel directamente en su ardiente boca
-"Kenshin, tengo que estudiar"- fue la débil protesta que salió de sus labios. Esos mismos labios que deseaban casi desesperadamente ser reclamados por su verdadero dueño
-"Pues estudia, Kaoru-dono. No te molestaré, incluso puedo ayudarte si quieres" – dijo segundos antes de empezar a mordisquear la oreja de Kaoru, mientras sus manos empezaban a buscar un camino en su cintura que lo llevara hasta su exquisita piel
-"Oh, Kenshin" – se escapó de entre los labios entreabiertos de ella, olvidándose por completo de cualquier cosa que no fuera el aliento de Kenshin sobre su cuello y sus manos acariciando su piel. Kaoru cerró de nuevo los ojos y se relajó por completo llevando sus brazos para cerrarse en torno al cuello de Kenshin, elevando de esa forma su torso y dejándole en bandeja de plata el acceso a sus pechos. El no se lo pensó dos veces y se apresuró a aprisionar con ambas manos el manjar ofrecido, masajeándolo y apretándolo suavemente, y cuando Kaoru empezó a gemir débilmente, no pudo evitar el ronco gruñido de triunfo que vibró desde el fondo de su garganta.
Kenshin sentía cómo el suave cuerpo entre sus brazos se inflamaba de deseo poco a poco, pero quería sentirlo arder como el suyo, así que sin dejar nunca de besar y saborear su cuello, deslizó una mano por el cuerpo femenino pese al murmullo de protesta de Kaoru. La mano vagabundeó un poco sin rumbo fijo por su vientre, hasta saltar a su doblada rodilla y desde allí deslizarse impúdicamente por debajo de su faldita corta hasta que sus dedos rozaron el encaje de sus braguitas. Al mismo tiempo y para compensar la ausencia de su mano derecha, la mano izquierda se apoderó de un más que erecto pezón que fue retorcido y pellizcado con cariño. Kenshin sintió deseos de tomarlo en su boca, aprisionarlo entre sus dientes y acariciarlo directamente con su lengua, pero en esta ocasión sus labios estaban unidos al cuello de Kaoru y por ninguna razón del mundo se separarían de él.
Los dedos de Kaoru se enredaron en el rojizo cabello de su compañero mientras sentía cómo sus dedos hacían desaparecer la tela que se interponía en su camino y acariciaban directamente su húmeda abertura
-"Parece que te está gustando la lección, Kaoru-dono" – murmuró sarcásticamente en su oído antes de que dos de sus dedos desaparecieran en la lubricada gruta.
Kaoru gemía ya casi sin control: aquellos dedos acariciando su interior de aquella forma, entrando y saliendo rítmicamente, dibujando extraños rastros sobre sus labios y pellizcando su clítoris, unidos a la lujuriosa boca que jugaba sin descanso con la hipersensible piel de su cuello la estaba llevando al borde de la locura y Kenshin lo notó. Justo cuando se creía a punto de explotar se sintió liberada por un instante. Dejó de tener contacto con el cuerpo de Kenshin durante una milésima de segundo y justo entonces gritó de puro placer.
Kenshin había aprovechado su milagrosa velocidad para deshacerse de la ropa que podía molestarle y tomándola de la cintura, penetrarla de un solo golpe, hasta el fondo, sentándola sobre él. Kaoru sintió cómo repentinamente su carne, su cuerpo ardiente se abría para él y abrió la boca para gritar el placer que eso le provocaba. Ahora sí que él aprovechó para besarla, para morder suavemente sus labios e introducir su lengua en la cálida boca al compás de sus vigorosas embestidas de cadera.
No iba a aguantar mucho más, toda esa situación era endiabladamente placentera para ambos y, si Kaoru había estado a un paso de las puertas del cielo con sólo sus caricias, él llevaba golpeándolas casi desde que probó su piel y ahora por fin las puertas se abrían para ellos.
Kaoru tuvo que apoyarse en la mesa cuando su orgasmo por fin la alcanzó y el nuevo ángulo que ofrecía su cuerpo fue justo lo que Kenshin necesitaba para lograrlo también, pregonándolo a los cuatro vientos con un rugido de satisfacción. Así quedaron los dos, tratando de recuperar el aliento, ella apoyada en la mesa y él sobre su espalda, inhalando a bocanadas su perfume de jazmines
-"Creo que vas a tener que ayudarme a estudiar más a menudo, Kenshin"
------------------------ FIN DEL LEMON -------------------------
Sanosuke llevaba días observando un comportamiento extraño en Megumi y, al contrario de lo que pensaba todo el mundo, él estaba convencido que no tenía nada que ver con el hecho de que definitivamente, Kenshin estaba fuera de su alcance. Conocía lo bastante bien a la doctora para saber que sus constantes insinuaciones al pelirrojo eran sólo fachada, que quizás al principio tuviera alguna clase de sentimientos hacia él, pero con el paso del tiempo y más aún con la aparición de Kaoru, Megumi se había dado perfecta cuenta de que jamás sería algo más que una amiga para él. Por eso no podía explicarse esa melancolía que desprendía como un aura a su alrededor, ni que de repente, su mirada se ensombreciera cuando parecía sumida en sus pensamientos. Sanosuke la quería con toda su alma, pero ya había sido rechazado lo suficiente y estaba más que escaldado de intentar acercarse a ella.
Ninguno de los dos había vuelto a comentar nada sobre "esa noche" y para él ahora representaba más una tortura que un consuelo. Una cosa era imaginar lo que podría sentir al estar con ella y otra muy distinta recordarlo. Recordar el roce de su piel o la expresión de placer en su bello rostro cuando sus cuerpos estaban unidos, no era sino un dolor intenso, un recordatorio constante de lo que pudo ser y que ya nunca sería. Kami sabía todo eso, como sabía cuánto le dolía verla día tras día, y tratar de volver a la antigua coraza de bromas e insultos de doble sentido, cuánto le dolía saber por su propia boca que otro ocupaba el lugar que él una noche tuvo en su cama.
Y ahora allí estaba ella, con la frente apoyada en la ventana mientras observaba a los niños jugar en el patio, con aquella tristeza de nuevo en los ojos. Sanosuke tenía que averiguar el por qué de aquella tristeza y se acercó un poco a ella, lo suficiente para ver cómo de pronto, Megumi se llevaba la mano a la boca y salía corriendo hacia el baño más próximo. Sanosuke esperó paciente en la puerta hasta que ésta se abrió para dar paso a una Megumi con los ojos hinchados por el llanto, y los labios enrojecidos.
-"¿Te encuentras bien?" –preguntó con la preocupación en su voz
-"S
-"Hace un momento no lo parecías. Y ahora tampoco" – insisti
-"No es asunto tuyo"
-"Eres asunto mío, te guste o no" – ella le miró por un momento, como diciendo algo y por fin habló con un voz muy baja
-"Estoy embarazada y tengo náuseas ¿contento?" – dijo echando a andar hacia su consultorio
-"¿¿QUÉ??"- dijo tras recibir la noticia. Y echando a correr tras ella. No iba a dejar las cosas así – "¿COMO?"
-"No creo que tenga que explicarte el cómo, cabeza de pollo" – dijo ella parándose en mitad del pasillo y con las manos en las caderas, visiblemente enfadada
-"Eso es evidente kitsune, pero ¿por qué?"
-"No lo tenía planeado, ha sido un accidente" – dijo ella retomando el paso
-"¿Un accidente?" – una extraña idea vió la luz en su cerebro –"quieres decir que quizás... es posible que.... después de todo creo que recordar que no tomamos precauciones y ....." – Sanosuke no paraba de balbucear y ella volvió a pararse en seco, con la cabeza gacha y al borde de las lágrimas. Sanosuke dejó de balbucear y preguntó por fin –"¿Y qué vas a hacer?"
-"Voy a tenerlo"
-"¿Y el .... padre?" – se le atragantó la palabra en la boca
-"Voy a tenerlo yo" – repitió con la cabeza aún más baja y su rostro escondido por su pelo
-"Pero"
-"He dicho que VOY A TENERLO y punto Sanosuke. Esto no tiene NADA que ver contigo, es MI problema" – le gritó en medio del pasillo, los ojos llenos de lágrimas pero también de cólera –" Y ahora que ya lo sabes, ¿te importaría dejarme en paz de una vez?" – siseó entre dientes y desapareció por el largo pasillo, dejando a Sanosuke con otra profunda y sangrante herida en el corazón.
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Kaoru escuchó a Megumi gritar en el corredor y dedujo que por fin, había hablado con Sanosuke. No estaba de acuerdo con lo que Megumi había decidido pero tenía que admitir que la que tenía que decidir al fin y al cabo era ella. Lo único que podía hacer Kaoru era apoyar su decisión como una verdadera amiga, le gustase o no, y aguantar la lluvia de preguntas que le haría Sanosuke. Pero había prometido a Megumi que ni bajo torturas saldría el nombre del padre de su boca y tenía que mantenerlo a como diera lugar. Pero por ahora tenía otros problemas que afrontar
Esa misma mañana había tenido que acudir a secretaría. Parece ser que faltaban unos documentos para su beca y si no los aportaba en dos días la perdería. Era un simple trámite burocrático pero Kaoru no podía regresar a Kyoto por esos papeles. Ni tampoco podía hacer que se los enviaran. No iba a ponerse ella misma en manos de Sisshio con todo lo que le habia costado escapar. Para colmo, el contrato de alquiler que tenía, vencía en una semana, y sin la beca no podía pagar por 6 meses más, como querían los dueños y tendría que abandonar la casa. Así que tenía una semana para buscar una casa nueva y un trabajo. Ahora que por fin las cosas funcionaban, tendría que separarse de Kenshin, porque no iba a encontrar una casa tan próxima a la suya ni en un millón de años.
-"¿Kaoru?" – Yahiko estaba esperándola a la puerta de la biblioteca
-"Sí, dime Yahiko ¿pasa algo?"
-"No, nada, verás..." – el chico se balanceaba a un lado y a otro tratando de plantear el problema de la mejor manera posible –"¿Recuerdas que el otro día me estuviste ayudando con las matemáticas?"
-"Hai, tenías un examen creo recordar"
-"Pues hoy han salido las notas y he sacado un notable gracias a tí" – dijo muy orgulloso
-"Eso es maravilloso Yahiko. Sabía que podías hacerlo"
-"Bueno no es para tanto" – dijo un poco sonrojado, rascándose la cabeza. Por la puerta entreabierta otro chico se asomó
-"¿Se lo has dicho ya, Yahiko?"
-"¿Decirme qué?"
-"Pues...es que...algunos amigos también tienen problemas con las matemáticas y querían...."
-"No me importa explicarles a ellos también, Yahiko" – al oír esto ambos chicos sonrieron y Kaoru por fin entró en la biblioteca, justo para quedarse helada en la puerta. Al menos diez chicos de la edad de Yahiko la miraban expectantes
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Lo dejo aquí por ahora. Seguro que no os esperabais algo así, pero ya sabéis dudas, sugerencias y demás al botoncito de los reviews
