Prólogo
Nota: ¿Alguna vez les ha pasado que buscan entre las cosas de su infancia y se encuentran algo que adoraban mucho de pequeños? Bueno, eso me pasó a mí mientras veía algunas de las series de mi infancia. Me encontré de nuevo con esta serie gracias al videojuego de PS2 y en honor a aquel juego perdido en el tiempo (y a su Bakugan protagonista, Leónidas) y a la vieja serie que formó parte de nuestras infancias, me he decidido a escribir esta historia, por amor a los viejos tiempos. Al igual que el juego, esta historia se sitúa enla segunda temporada de la serie y contará con la participación de un OC llamado Nicholas o "Nick" en la historia, además de unos cuantos cambios en la continuidad de la historia de Nueva Vestroia. Siéntanse libres de dejar sus críticas y opiniones :)
Bakugan Nueva Vestroia: El Ascenso del Dragón
Prólogo
Hace 3 años
-¡LEÓNIDAS!
-¡VLADITOR!
El poderoso choque de dos colosos estremeció el suelo, provocando un fuerte temblor en la arena cada vez más agrietada debido a los poderosos impactos producidos por la batalla. Un gran dragón negro embistió a su oponente con gran fuerza, sus enormes alas ondeando contra el viento, sus garras raspaban la armadura de su oponente soltando chispas por cada corte mientras de su boca salía una poderosa ráfaga de energía directa al rostro del enemigo. Su cuerpo humanoide le permitía un impulso mayor, mientras el titán de enfrente clavaba sus pies al suelo para detener su retroceso mientras dejaba un enorme hacha morada en el suelo.
Omega Leónidas Darkus luchó con la agresividad que lo acompañó en cada batalla desde que había llegado a la Tierra en busca de lo que hoy tenía delante suyo: batallas. Batallas de grandes proporciones que le permitieran soltar todo su poder y romper las barreras que detenían su potencial. Pero este día era diferente del resto, no peleaba por su propia satisfacción o pasión. Hoy luchó por defender el lugar que había aprendido a llamar "hogar" y las personas que lo aceptaron como parte de su familia.
-¡Tú puedes, Leónidas! ¡Acaba con él! – El grito de un joven resonó en los oídos del dragón desde el extremo opuesto del campo de batalla. Tal distancia sería imposible identificar las palabras dichas por el muchacho, pero no para Leónidas, él siempre sería capaz de distinguir el sonido de esa voz. La voz de la persona que le había enseñado que podía ser más de lo que él mismo creía que podía ser.
-¡Carta portal abierta: Vladitor! – Gritó otro joven del lado opuesto de la arena. Su voz llena de desesperación y rabia, su ropa de cuero negro desgarrada y cubierta de polvo, su único ojo visible expresaba el miedo y la preocupación por la batalla que se estaba librando. La fachada tranquila y arrogante había desaparecido hace mucho tiempo.
Un caballero gigante cubierto con una armadura robusta comenzó a emanar un aura de energía morada mientras apretaba las manos de tres dedos del dragón que parecían dominar la batalla.
-Nivel de Vladitor aumenta 1000g, Leónidas desciende 700g-. Dijo la fria voz de la computadora.
Vladitor soltó un gritó atronador mientras comenzaba a empujar a su enemigo, obligándolo a retroceder, los pies de Leónidas dejaban un horrible rastro en el suelo y venas sobresalían de su cuerpo tratando de seguir el ritmo del forcejeo, pero era inútil. Battle Axe Vladitor arrojó a Leónidas a un par de metros de distancia como si fuera un pesado costal.
El golpe contra el suelo dejó aturdido al dragón por un momento, mientras se formaban grietas en el suelo debido a la fuerza con la que cayó y una gran nube de polvo se alzóba, obstaculizando la visión de los pocos espectadores del combate.
-¡Leónidas! – Gritó el primer muchacho lleno de preocupación por su compañero.
-Descuida, Nick, necesite más que eso para acabar conmigo – Un pobre intentó de tono confiado fue lo único que se le ocurrió a Leónidas para tranquilizar a su compañero, pero la verdad es que estaba muy preocupado por el progreso de la batalla.
Dos victorias de Marduk, dos victorias de Nick. El destino del mundo depende de quien ganara esta última ronda y no lucía favorecedor para el Peleador Darkus. Su cabello negro en puntas estaba bañando en polvo, su chaleco blanco y sus pantalones negros estaba hechos jirones y su rostro estaba cubierto de suciedad.
-¡Ríndete, chico! ¡No puedes ganar! – Una enorme sonrisa desquiciada se alzaba en el rostro de Marduk. En su mirada se vio la burla y la confianza, pero su voz aún temblaba, delataba su inseguridad y su miedo. – ¡Poder activado: Hacha X!
-Nivel de poder de Vladitor aumenta a 1300g – Dijo la computadora.
La gigantesca hacha morada voló a la mano de Vladitor mientras emitía una energía oscura. Con una velocidad imposible para un Bakugan de su tamaño, el caballero oscuro corrió sosteniendo su arma con ambas manos y alzándola por encima de su cabeza estando frente a Leónidas, listo para dar el golpe final.
-¡MELLA! – Gritó Leónidas viendo el hacha descender hacia su cabeza y los inexpresivos ojos rojos de Vladitor, esperando una instrucción de parte de su compañero.
-¡Poder activado: Carrera de Sombras! – Gritó el joven pelinegro mientras la carta brillaba en sus manos.
-Nivel de poder de Leónidas aumenta a 900g, Vladitor desciende a 1000g.
El cuerpo de Leónidas se convirtió en una sombra etérea que se alzó sobre la cabeza de su rival mientras el hacha impactaba contra el suelo, dejando un enorme cráter en el suelo y produciendo un terremoto en toda la arena.
Leónidas recuperó su forma física estado sobre la cabeza de su enemigo. Los poderosos rayos detras del dragon maldito partian el cielo y se mezclaban con su atronador rugido.
-¡Poder activado: Cañón Omega!
-Leónidas asciende a 1200g, Vladitor desciende a 800g.
Manteniéndose en el aire, Leónidas arrojaría un poderoso láser azul de la boca mientras Vladitor contemplaría con algo parecido al miedo como se acercaba el posible fin de la batalla.
-¡Poder activado: Escudo de Hell! – Marduk levantó la carta tan alto como le fue posible.
-Vladitor aumenta 1000g. – Dijo la vez de la computadora
Un escudo negro y morado se materializaría en las manos del Bakugan. Vladitor bloquearía la ráfaga con su escudo, pero la fuerza del ataque lo obligaría a retroceder.
-¡Más poder, Leónidas! – La desesperación y el pánico eran notables en la voz de Nick.
-¡Poder activado: Ira Berserker! – Vladitor se alzaría una vez más con energías renovadas y comenzaría a correr hacia su enemigo.
-Vladitor aumenta 1200g. – Fue la última declaración del sistema antes de que un poderoso choque tuviera lugar en medio de los colosos y una explosión morada cubriendo la arena, arrojando tanto a los Bakugan como a sus compañeros al aire.
Una densa nube de humo recubriría todo el campo de batalla, impidiendo una visión clara del desenlace de choque de poderes. Los cinco miembros restantes de los Peleadores Bakugan se alzarían en medio del caos en busca de su sexto miembro.
-¿Alguno puede verlo? – Preguntó el líder del grupo con preocupación.
-No puedo ver nada-. Respondió Runo tapándose el rostro con las manos, mientras Julie y Marucho se trataron de encontrar a su compañero.
-¡Chicos, vengan! ¡Skyress lo encontró! – Shun llamó a sus compañeros.
Con el humo disipándose lentamente, los muchachos encontrarían a su amigo tratando de reincorporarse para seguir con la lucha con Shun ayudándolo a levantarse.
En el campo de batalla, Leónidas se erguía con dificultad, sus músculos tensos y temblor recorriendo todo su cuerpo debido al gran esfuerzo que hacía. Apoyando las manos y rodillas en el suelo, el Bakugan maldito lograría reincorporarse lo como para ver a Vladitor frente a él, encorvado suficiente por el cansancio, respirando con dificultad y con las rodillas temblando.
Del otro extremo de la arena, Marduk se levantó con la máscara que cubría su ojo izquierdo completamente destrozado, dejando ver su ojo rojo y su mirada llena de furia.
-Tú, ¡Tú! Ya me ha causado muchos problemas. Terminamos de una vez por todas -. Arrojando a un lado su abrigo negro y dejando ondear su largo cabello plateado. Su postura era la misma de su compañero.
-Si lo enfrentas de frente ahora, perderás. Leónidas no tiene el poder suficiente para afrontar otro choque así. Tú siguiente ataque debe ser el último –. Dijo Shun ayudando a su compañero a levantarse.
-Perder -. Susurró a Nick agotado mientras buscaba dos cartas en su gastado cinturón negro con su mano libre –. Vamos, Marduk, acabemos ya.
-Poder activado: Esfera del Silencio –. Una esfera de energía oscura tomada en las manos de Vladitor.
-Fuiste un digno oponente, Leónidas, pero este circo se acabó-. Dijo Vladitor agotado por los esfuerzos realizados a lo largo de la batalla.
-Sí, tienes razón, Vladitor. Esto se acabó, pero no me iré solo. tu vienes conmigo -. Dijo Leónidas a su enemigo con una mirada de determinación que éste no esperaba.
-¡Este será tu fin! – Gritaron Marduk y Vladitor a sus oponentes con una intensidad que ocultaba el agotamiento de sus energías.
La esfera de energía creció tan grande como el pecho de Vladitor. Éste se preparó para arrojar su ataque, mientras el dragón se alzaba al aire una vez más y ponía distancia con su oponente.
-¡Acaba con esa lagartija! – Gritó Marduk con desesperación.
-¡Hasta nunca! – Fue lo último que dijo el Bakugan antes de seguir la orden de su maestro y lanzar su mejor ataque contra su mayor enemigo.
-Es el momento – Pensó Shun mientras veía la esfera acercarse a su objetivo.
-Poder activado: Gemelo Oscuro – Dijo Nick mientras el cuerpo de Leónidas estaba envuelto en una energía de color negro y su ser se dividía en dos. El ataque pasó entre dos Leónidas y causaría una nueva explosión morada en el cielo.
-¡Imposible! – Exclamó Marduk al ver su mejor golpe fallar.
-Es el momento, Vladitor está demasiado cansado para defenderse – Dijo Julie emocionada.
-Es el momento, grandulón. Poder activado: Cañón Omega – Ambos Leónidas escupieron su mejor ataque directamente hacia Vladitor.
-Oh no… – Fue lo último que dijo el Bakugan antes de que ambos ataques impactaran de lleno en su pecho y cabeza liberando una onda expansiva que envió a Marduk por el aire una vez más.
Leónidas volvería al suelo en su estado normal, agotado por el exceso de energía usada en sus últimos movimientos. Sin embargo, Vladitor se quedó de pie.
Los Peleadores miraron con miedo como su enemigo comenzó a caminar tambaleante hacia Leónidas, usando su hacha como apoyo para caminar. El Bakugan de la Dimensión de la Perdición seguiría su ejemplo y comenzaría a caminar con lentitud y una respiración entrecortada hacia su rival.
Ambos oponentes se encontrarían de frente una vez más en medio de la arena. Por un momento, el tiempo se detuvo, el suspenso se pudo sentir en el ambiente y los escalofríos recorrieron a los jóvenes, que se encontraron expectantes por lo que iba a suceder.
Ambos titanes estaban en silencio, ninguno emitía ninguna palabra y sus miradas se presionaron tan frías y estoicas como les era posible. Marduk se levantó una vez más, feliz al ver a su compañero de pie y esperando ver qué haría sin energías suficientes para seguir peleando.
La tensión se desvaneció cuando Vladitor, el temible "Señor de los Bakugan", rompió el ambiente con una suave risa antes de caer de rodillas frente a Leónidas. El dragón negro siguió su ejemplo y se llevó un reposar con lentitud su rodilla izquierda en el suelo. Marduk y Nick no dudaron en comenzar la rápida caminata hacia sus Bakugan, ambos cojeando todo el camino.
-No puedo creerlo. He… perdido – Comenzó Vladitor mientras levantaba la mirada para ver a Leónidas.
-No te derrotó a ti solo, Vladitor. Mis compañeros me han ayudado – Fue la respuesta de parte del ganador. El caballero oscuro respondería con un leve sentimiento y bajaría la cabeza para ver a un angustiado Marduk frente a él.
-Marduk, creo que mi hora… ha llegado – Dijo con tristeza el gigante Darkus, mientras acercaba su dedo índice a su compañero humano.
-Pero íbamos a dominar a todos los Bakugan. Vladitor, espera – Dijo el peliplata con tristeza
-Perdóname, compañero, te he fallado – Dijo el Bakugan alejando su mano y levantando la cabeza, listo para enfrentar lo que hubiera al otro lado mientras desaparecía en una gran onda luz.
Marduk, impotente frente a las circunstancias, cayó de rodillas al suelo.
-Nick, creo que mi hora también ha llegado -Dijo Leónidas mirando a su compañero mientras pequeñas luces blancas rodeaban su cuerpo lleno de escamas negras.
-No, no puedes dejarme. No te vayas, Leo, por favor – Dijo el joven con voz quebrada y lágrimas amenazando con salir de sus grandes ojos negros.
-¿Qué más quisiera yo que me quedara? Pero no puedo, temo que mi energía se agotó a un punto irrecuperable, ya no puedo más. Perdóname, pero tendrán que seguir sin mí – Dijo Leónidas acercando su mano a su compañero.
-No será lo mismo sin ti. No sé si pueda volver a luchar sin ti – Dijo el muchacho dejando salir algunas lágrimas de sus ojos.
-Tienes que, al menos, hasta que detengan a Naga – Dijo el dragón alejando su mano y permitiendo que la luz lo envolviera. – Dale saludos a tu familia por mí, ¿sí? En especial a tu madre.
-León…
-Adiós, estoy orgulloso de haber luchado a tu lado – Fueron las últimas palabras de Leónidas antes de fallar.
en la actualidad
Tres años habían pasado, tres años desde que ayudaron a salvar el mundo por primera vez. Tres años desde la derrota de Naga y la despedida de los Bakugan. Tres años desde la muerte de Leónidas. Nick aún recuerda el dolor que sintió en ese momento, el dolor de ver a tu mejor amigo irse, el dolor de perder a un hermano y hoy se encontró aquí en el parque, después de otro año para presentar sus respetos a su amigo caído en el mismo lugar donde se conocieron.
-Sabía que te encontraría aquí – Dijo una voz detrás del joven.
-Imaginaba que serías el primero en hallarme, Shun – Respondió Nick con una sonrisa triste en los labios.
-¿Cómo ha estado? ¿Qué tal tus estudios? – Preguntó el ojimiel con rostro sereno, mientras se sentaba en la banca junto a su viejo compañero
-Ya me gradué, Marucho me ofreció un trabajo. Eso de estudiar informática y ser un cerebrito sí que vale la pena – Dijo el ex peleador sin apartar su vista de la nada.
-¿En su compañía?
-Algo así, en un nuevo proyecto que está desarrollando. Y no, no puedo darte más detalles, pero es algo para ustedes – Dijo el pelinegro mientras abría una botella de agua.
-¿El Interespacio Bakugan? – Preguntó con una pequeña sonrisa en la cara.
-Imagino que si te pregunto cómo lo sabes, me responderás "soy un ninja" – Dijo Nick haciendo una mala imitación de la voz de su amigo y soltando una suave risa.
-Después de lo que pasó con Masqu… Alice, me gusta mantenerme al tanto de lo que hacen mis allegados para evitar sorpresas desagradables.
-La batalla terminó, Shun, ¿no crees que estás un poco paranoico?
-Recuerda lo que te dije: mantente siempre alerta… - Comenzó Shun antes de ser interrumpido por su amigo.
- …porque nunca sabes que sucede a tus espaldas. Lo sé, me enseñaste bien.
-Que Dan no te escuché decir eso, se dejó ofendido – Dijo Shun con una sonrisa en el rostro.
-Aprendí de ambos, Dan me dio las bases y tú me ayudaste a desarrollar un estilo propio.
Era cierto, desde su primera pelea, Shun había ayudado a crear un estilo más similar al del ninja para no depender siempre del poder de Leónidas y mejorar sus habilidades en el campo de batalla. Fue útil durante los últimos torneos del TDB y en el último ataque a Vladitor.
-Nick, Nick – Por un momento, Nick se perdió en sus pensamientos y comenzó a divagar en su propio mundo, se hacía cada vez más frecuente. Fue necesario que Shun sacudiera un poco su hombro para traerlo de regreso a la Tierra.
-Discúlpame, volver aquí me hace recordar viejos tiempos.
-Hablas como un anciano y eres más joven que yo. Déjame preguntarle algo: cuando Marucho tenga éxito con su proyecto, ¿volverás con nosotros a las batallas? –. Preguntó Shun interesado en la respuesta de su amigo.
-Sabe la respuesta-. Tras la muerte de Leónidas, Nick perdió todo rastro de pasión por el juego y sin su compañero, le fue imposible ayudar a sus amigos en la lucha contra Naga.
-No puedes lamentarte por siempre por algo que no fue culpa tuya. A Leónidas no le gustaría verte así –. Shun trató de consolar a su viejo compañero.
-Lo sé y tú mismo viste que intenté volver al juego, pero… -el joven pelinegro soltó un suspiro con pesar-. Simplemente, ya no era lo mismo.
-Si, lo vi, todos lo hicimos, también Marduk cuando se dio cuenta de que lo dejaste ganar en su última batalla.
Recordaba bien ese día, Marduk lo desafío a su ansiada batalla y Nick, fiel a su palabra, cumplió su deseo. Fue ese día que se dio cuenta de que mientras más peleaba, menos interés tenía por la batalla. Marduk también lo vio y eso lo irritó, la gota derramó el vaso fue cuando Nick permitió que un Robotallion, con menos 260g, derrotara a su Ravenoid con más de 350 de un solo ataque. El peliplata se sintió insultado y se rindió al ver que no obtendría la batalla que se le había prometido. Nick no lo culpó por su decisión, en realidad, lo comprendió y se disculpó por no poder darle la batalla que esperaba. Pero ahora, sin las cartas, sin las batallas y sin los Bakugan ya no importaba. Ninguno de los dos obtendría lo que quería.
-¿Cuándo fue la última vez que descansaste? – Preguntó Shun repentinamente.
-Tomé un par de semanas libres después de graduarme, luego de eso, volví aquí directamente para empezar a trabajar con Marucho. ¿Por qué la pregunta? –. Preguntó Nick curioso.
-Creo que te falta un cambio de ambiente, despejar un poco tu mente y relajarte. Te has dedicado demasiado al estudio y al trabajo. Marucho está de acuerdo, así que te dio un par de semanas libres.
-No soy muy bueno para no hacer nada, creo que solo me hace daño – Respondió Nick con una sonrisa floja en los labios.
No debería sorprenderse de que Shun tomara decisiones por él. El ojimiel se sintió responsable de su compañero desde que pelearon por primera vez y lo había acogido como un estudiante para enseñarle a él ya Leónidas a controlar su gran poder.
-En dos días partiré a un viaje de entrenamiento en las montañas, quiero que vengas conmigo. Te has encerrado mucho tiempo en una jaula emocional y todos estamos preocupados. Dan no deja de buscar modos de contactarte, sé que Runo y Julie han ido a tu casa a visitarte y siempre finges que no hay nadie y Alice pregunta por ti cada vez que hablamos. Nos preocupas, Nick y creo que unos días lejos de todo te pueden ayudar.
-Shun, lo agradezco, pero no creo que…
-Tus padres están de acuerdo, nos dijeron que te ha vuelto muy distante. Créeme, sé lo que siente, he estado ahí antes y sé que puedo ayudarte, pero tienes que darme la oportunidad. Shun se puso de pie y le progresó la mano a su compañero.
Con un suspiro de resignación y una sonrisa lastimera en la cara, Nick se levantó y estrechó la mano de su viejo compañero.
-Supongo que si no accedo, me mandarán a terapia, creo que prefiero ésto – Dijo el pelinegro en broma antes de estrechar la mano de su amigo.
-Asegúrate de empacar ropa cómoda y mucha agua –. Dijo Shun con una sonrisa antes de que su teléfono comenzara a sonar.
-Oye, Shun, ¿ya lo encontraste? Llevamos horas en la puerta de su casa y aún no aparece –. La voz de Dan se escuchó del otro lado de la línea.
-Sí, Dan, lo encontré. Reúnanse con nosotros aquí en el parque – Dijo el ojimiel antes de colgar el teléfono.
-¿"Llevamos"? – Preguntó Nick conmovido por el interés de sus amigos.
-Te dije que nos preocupamos por ti, aunque solo Marucho sabe de nuestro viaje. Tendremos que explicarles nuestra futura ausencia.
-Eso ni tú mismo te lo crees –. Ambos chicos compartieron una sincera y alegre risa antes de tomar asiento una vez más para esperar a sus amigos.
Por primera vez en un largo tiempo, el antiguo peleador pasó una tarde sincera llena de risas y la calidez que solo sus mejores amigos pudieron ofrecer con la promesa de un futuro prometedor al frente. ¿Quién sabe? Tal vez, eventualmente, podría retomar las batallas en el Interespacio Bakugan, aunque no fuera con su compañero a su lado.
