Rurouni Kenshin y todos sus personajes no son míos son de Nobuhiro Watsuki, por si alguien no se había enterado todavía.
Como habréis adivinado esto se va acabando, ya sólo queda acabar con el malo malísimo y poco más, unos 5 capítulos como mucho en mi cabeza, pero a la hora de escribir no se si saldrán más o menos. Vamos con las dudas:
Y-Yukiko-Y: gracias por recordarme lo de Tae, ya me olvidaba de ella con tanto jaleo. Pero Tae todavía no sabe nada, recuerda que aunque hayan sido dos episodios todo esto ocurre a la vez en unas horas. Katsura está loco por el secuestro de Kaoru y tiene a todos los Chosu en pie de guerra controlando carreteras y trenes, su hija de parto y uno de sus hombres herido gravemente. Pues eso tiene demasiadas cosas en la cabeza como para acordarse de la novia de un hombre herido, Kenshin desde luego tampoco va a avisarla y Sanosuke está ocupado con Megumi, así que la pobre Tae no sabe nada todavía.
Mikomi Shinomori: bueno, yo de medicina no entiendo pero creo que el sistema nervioso no tiene nada que ver con el reproductor. Tokio no puede andar porque la bala dañó los nervios y perdió la sensibilidad en las piernas. Una cosa es que no pueda mover las piernas y otra muy distintas que Saitou no se las mueva (qué mal suena esa frase). El caso que no sé si se podrá o no, pero esto es un fic y Tokio tuvo dos hijos.
Kari Ishikawa: tómate todos mis comentarios positivamente, auque no los entiendas del todo, es que yo soy muy complicada . Y sí, por muy chocante que parezca Saitou tiene hijos, cuando llevas casado tantos años como ellos, es lo más normal ¿no? Hace tiempo leí en una página que el personaje de Hajime Saitou era real, que realmente era capitán del Shinsengumi y trabajó después para el gobierno Meiji. Estaba casado y tuvo cuatro hijos, incluso venía una foto con uniforme y todo, era más bajito y más feo que el de ficción pero tenía la misma expresión. Supongo que Watsuki no hizo aparecer mucho a Saitou ni cuenta cosas de su vida para no tener que preocuparse de que correspondan con la realidad, y antes de que preguntes no recuerdo qué pagina era pero estaba en inglés.
Ady: sip el del portamaletas tiene el don de la inoportunidad, pero ¿te imaginas la cara que pondría cuando yendo él muy tranquilamente, aparece de la nada un motorista a toda velocidad, choca con él y sale volando?
sakura :creo que tomaré tu review como base para cuando Battousai se encuentre con Shissio
Y como siempre gracias a los demás por sus ánimos y su interés: mer1, ellasin, : mari, kaoru himura (tendrás que esperar un lemon ahora no pega), naoko LK, Serenity, HADA, July, gaby (hyatt, KaOrA-FGV-16, Aya-Mery, Kaoru Himura14, Saiko Katsuka
Antes del capítulo una aclaración: Saitou no se lleva bien con sus suegros (no se lleva bien con nadie en realidad) y no es de extrañar después de que por su culpa dispararan a Tokio, así que trata de evitar verlos lo más posible. Cuando decidieron que Kaoru se quedaría en su casa, Tokio y él decidieron que lo mejor sería que ella se fuera con los niños a casa de sus padres, pero luego ella lo pensó mejor y decidió quedarse porque quería conocer a Kaoru, además de que tenía que quedarse para convencer a su marido de que tenía que operarse. Bueno, el caso es que los niños estaban con sus abuelos y Saitou dio instrucciones para que nadie fuera al hospital, pero le desobedecieron.
Y bueno, las últimas escenas de este capitulo no son muy agradables así que leedlas bajo vuestra propia responsabilidad yo he avisado
31. De vuelta al Infierno
Kaoru miraba por la ventanilla de la avioneta mientras todas sus esperanzas morían. Por un instante le había parecido escuchar el sonido familiar de la moto de Kenshin que venía a salvarla, como un moderno caballero andante en su metálico corcel, corriendo al rescate de su dama. Pero sólo había sido su imaginación, su último intento desesperado antes de hundirse en el abismo al que regresaba.
Kenshin no había llegado y eso sólo significaba una cosa. Estaba muerto. Todos estaban muertos. Por su culpa. Si no se hubiese escapado, si hubiese aceptado su destino, todo esto podría haberse evitado. Ella sólo había aparecido para destruir las vidas de todos a los que quería. Si ella nunca hubiera venido a Tokyo Megumi y Sano tendrían a su bebé. Siempre se habían querido, todo lo que pasó entre ellos no tuvo nada que ver con ella. Ella sólo era responsable de sus muertes.
Y Yahiko ¿Oh Kami, también habrían matado a Yahiko junto a Kenshin? Era lo más probable, Kenshin habría tratado por todos los medios de proteger al chico, lo quería como a un hermano pequeño, casi como a un hijo, y Yahiko le correspondía idolatrándole, era su héroe. Seguro que Yahiko había tratado de ayudarle, seguro que se habría interpuesto entre su maestro y sus verdugos. Seguro que estaban los dos muertos. Otra cosa más de la que era responsable. Si ella no hubiera venido, Kenshin igualmente se habría hecho cargo de Yahiko tras el suicidio de su madre. Los dos se habrían ayudado mutuamente, ¿acaso no dijo Gensai que esa había sido su intención desde el principio, que proteger a alguien podría ser el bálsamo para la locura de Kenshin? Con Yahiko a su lado, Battousai estaría calmado, cuidando y protegiendo a alguien desvalido. Yahiko nunca lo provocaría como ella lo había hecho, ni discusiones absurdas ni sentimientos descontrolados. Battousai no había necesitado nunca amor, y con el cariño de Yahiko y sus amigos habría sido suficiente, podría haber exorcizado sus fantasmas con el tiempo. Pero ahora era todo en vano porque estaba muerto
Por último Owaki y Tae... Tae que por fin iba a ser feliz, que había encontrado a su príncipe azul ¿quién le diría que su prometido ya no la esperaría en el altar, sino en otro sitio, mucho más lejano e inalcanzable para ella?
Todos estaban muertos, por su culpa. Estaban esperándola. No tardaría mucho tiempo en acompañarles, si Shissio no acababa con ella, lo haría ella misma cuando volviera a estar libre. Ahora el tiempo carecía de significado, se había detenido para ella cuando la avioneta despegó, alejándola de su mundo, de su vida. Su mente había abandonado su cuerpo, sus ojos habían perdido el brillo de la vida, esperaba. Tan sólo esperaba a que todo acabara para ella. Todas las personas que realmente quería en esta vida estaban muertas. Kenshin estaba muerto. Cualquier cosa que Shissio tuviera preparada para ella no podría compararse a eso, no podía causarle más daño porque su cuerpo no sentía nada. Ahora sólo esperaba. Esperaba a que la pesadilla por fin terminara y pudiera reunirse de nuevo con sus seres queridos. Sólo esperaba que, cuando eso ocurriese, no estuviesen demasiado enfadados con ella
Battousai respiraba profundamente con los ojos cerrados y la frente apoyada en el cristal de la ambulancia. Tenía que concentrarse en el dolor de su cuerpo para ahuyentar el de su alma. Había vuelto a fallar. ¿Cómo era posible que él no fallara nunca salvo cuando las vidas de sus seres queridos estaban en peligro? Le había fallado a Tomoe cuando era un niño porque era demasiado débil ¿cuál era su excusa ahora?¿por qué no había sido capaz de proteger a Kaoru?.
El dolor se apoderaba de su corazón y la oscuridad de nuevo de su alma. Reconocía la sensación, reconocía el lugar en el que estaba, después de todo había vivido los últimos 15 años allí, prisionero de la oscuridad, de sus propias culpas y remordimientos por no haber podido salvar a una mujer.
La moto había quedado completamente destrozada, reflejando bastante bien el estado de su dueño. Después de ver despegar la avioneta se sintió inútil, impotente, exactamente como hace 15 años. Se dejó caer al suelo, sintiéndose por primera vez derrotado. Los Chosu no tardaron mucho en llegar, Katsura también había mandado poner controles en el aeropuerto, pero al igual que él, habían llegado demasiado tarde. Habían pedido una ambulancia y mientras vendaban y trataban sus heridas y rozaduras lo llevaban a las instalaciones de los Chosu en el que se encontraban Katsura y el resto de sus amigos. Alguien había comentado que era casi un milagro que estuviese vivo y sin nada roto, sin duda el casco y sus ropas de cuero habían amortiguado tanto el impacto inicial como el rozamiento contra el suelo. Sentía dolor por todo su cuerpo, pero había recibido demasiadas heridas, había participado en demasiadas batallas para no saber que en unas horas su cuerpo volvería a responderle. Tan sólo tendría que decidir qué hacer a continuación.
Con la mejilla en la ventanilla, podía sentir los latidos de su corazón sobre su propia piel, siempre le había parecido un fenómeno extraño. Latidos. Bum bum,… bum bum….. Moriré exactamente un minuto después de que tú lo hagas.....bum bum......Ese es el tiempo que tardará mi corazón en romperse y mi sangre pararse en mis venas........ Porque mientras tu corazón siga latiendo, el mío encontrará las fuerzas para seguir.....bum bum . Su corazón seguía latiendo y para su él sólo podía significar una cosa: Kaoru estaba viva, estaba cumpliendo su juramento. Kaoru se mantendría viva hasta que él la encontrara. Ella estaba esperando que en algún momento él apareciera para sacarla del infierno al que la habían llevado. Todavía no le había fallado, todavía seguía viva y mientras ella estuviera esperándole él iría a buscarla, aunque tuviera que atravesar el mismísimo infierno para alcanzarla.
La ambulancia llegó a su destino y cuando el motor se apagó, Battousai abrió lentamente sus ojos dorados, un nuevo fuego ardía en sus ojos, su misión clara por fin en su mente y su ki totalmente bajo control. El frío asesino en toda su gloria, esperando para dar el primer paso. Frío como el acero, metódico y mortalmente eficaz, así era Battousai y no iba a dejar de serlo ahora que más lo necesitaba. Necesitaba datos y sabia dónde conseguirlos.
Yahiko y Sanosuke esperaban a que se abrieran las puertas de la ambulancia, ansiosos por ver en qué estado se encontraba su amigo. Sin duda estaría bastante hundido por no haber podido alcanzarla en el aeropuerto y Sanosuke en particular se sentía avergonzado, culpable de no haber podido evitar todo esto desde el principio. Tenía que reconocer que, pese a todo, no se había creído que Kaoru estuviese en serio peligro, conociendo como conocía a Kenshin aquella sobreprotección, aquella obsesión por su seguridad era normal. Si realmente fuera la persona responsable que ahora creía ser, hubiera prestado más atención, no tenía que haber dejado que las chicas convencieran a Owaki de regresar a pie. Si hubieran vuelto a la casa en coche probablemente las cosas hubieran sido distintas, imágenes de una alocada persecución en coche por las calles de Tokio, seguidos de cerca por las balas de los hombres de negro pasaron por su cabeza, quizá el resultado habría sido el mismo, pero quizá habrían podido ponerse a salvo todos y sobre todo, ahora no sentiría aquella punzada de culpabilidad en el pecho. Tomó nota mentalmente de que en el futuro, la seguridad de sus seres queridos estaría en prioridad absoluta, por muy tontas y absurdas que las posibles amenazas fueran. A su lado Yahiko tomó aire mientras veía a Kenshin descender lentamente de la ambulancia, la cabeza gacha, sus vendajes visibles y sus ojos ocultos por sus rojos mechones. Quiso correr hacia él, reconfortarle de la misma forma que el lo había hecho horas antes en el cementerio pero se paró en seco.
Battousai había levantado la cabeza y sus ojos eran más fríos y serenos que nunca, puso una mano en el hombro del chico, más para calmarlo y asegurarle que todo estaba bien que por necesitar un apoyo para caminar y se dirigió a Sanosuke
-"¿Cómo está Megumi?" – aquella era la última pregunta que esperaba de los labios de Kenshin dada la situación, por lo que tardó unos segundos en contestar
-"Está bien, recuperándose. Han puesto a la niña en una incubadora, ha nacido demasiado pronto para poder vivir por sí sola. Dicen que los nervios y todo este jaleo le ha adelantado el parto" – sintió cómo el mismo empezaba a divagar, se pasó la mano por el pelo y terminó de tranquilizarse antes de terminar -"es muy pequeña pero está bien, los médicos dicen que saldrá adelante sin problemas, aunque tendrá que estar al menos un mes en la incubadora. Megumi todavía está dormida"
Battousai asintió y una leve sonrisa se perfiló en su boca. Había algo más que le estaba diciendo Sanosuke, sin palabras. Su amigo le estaba diciendo que iría con él, que le acompañaría a rescatar a Kaoru. Un sentimiento cálido se apoderó de él, era reconfortante tener amigos dispuestos a arriesgarlo todo de aquella manera, capaces de meterse en la boca del lobo a pesar de no tener casi ninguna posibilidad de salir con vida. Battousai negó con la cabeza rechazando el ofrecimiento silencioso de Sanosuke
-"Entonces lo mejor es que te quedes con ellas hasta que todo esté arreglado. Ahora tienes una familia de la que hacerte cargo" – Sanosuke asintió y le estrechó la mano, la culpa y el remordimiento evaporándose ante las palabras de su amigo –"¿Y Owaki? Katsura dijo que le habían herido"
Cinco minutos después Battousai estaba en la habitación de Owaki mirándole fijamente mientras esperaba que se despertara de la anestesia. Yahiko y Sanosuke se habían quedado fuera, para no molestar. Ahora Kaoru dependía totalmente de la efectividad de los Chosu y lo mejor era no obstaculizar demasiado. Como si hubiera escuchado su llamada, Owaki lentamente abrió los ojos, sorprendido de encontrarse en una habitación de hospital y vivo, por añadidura. Pero ese sentimiento enseguida desapareció al tropezar con unos ojos dorados, fríos y mortales
-"Lo ....siento.....no......pude........protegerla" – dijo con voz pastosa por la anestesia. Battousai siguió mirándolo reconociendo la culpa en sus ojos, igual que con Sanosuke
-"Estabais en inferioridad numérica y rodeados. Además ella se entregó. No hay nada que reprocharte"
-"Si....hubieras....estado tú.....no......se la habrían llevado" – respondió trabajosamente. Battousai sonrió, una sonrisa totalmente depredadora, peligrosa
-"Quizás. O nos habrían matado a todos" – su sonrisa desapareció y su rostro se tornó grave –"Pusiste en peligro tu vida por salvarla, por ello, te doy las gracias amigo. Descansa" – Owaki cerró los ojos inmensamente aliviado al escuchar esas palabras, dejando que el sueño y el merecido descanso se apoderaran de él
-"Battousai"- llamó cuando Kenshin estaba a punto de alcanzar la puerta –"¿puedes...... conseguirme un teléfono? Quisiera .......llamar a Tae, creo que es mejor que se entere....... de todo esto por mí, para tranquilizarla"
Battousai volvió a sonreír y le lanzó su teléfono, que milagrosamente había salido intacto del accidente. Owaki lo cogió al vuelo con una mano y un gemido de dolor por el brusco movimiento
-"Quizás deberías esperar un poco para llamarla. Si te escucha ahora probablemente se preocupará más" – el herido asintió, reconsiderando sus opciones. Después de todo ya se había despedido de ella por hoy, antes de salir a escoltar a Kaoru. Tae no estaría esperando su llamada hasta el día siguiente. Llamarla antes de tiempo la preocuparía y ya no había nada que pudiera hacer. Recordó el sonido pastoso y ronco de su voz y decidió que la llamaría más tarde, ahora sólo quería dormir.
En la puerta de la habitación de Owaki, Battousai se encontró cara a cara con Katsura. Levantó una ceja al ver el aspecto tan desastroso de su mejor ejecutor y Battousai hizo un gesto con la mano para que no preguntara, seguramente lo leería todo en el informe de la escuadra que fue al aeropuerto y él en aquellos momentos no quería recordar su fracaso
-"¿Seguro que no necesitas asistencia médica?"
-"Estaré bien en unas horas, he pasado por cosas peores"
-"Bien, entonces supongo que querrás estar presente" – Battousai alzó una ceja interrogativamente y Katsura no pudo evitar pensar que cada día se parecía más a Saitou –"Tenemos a uno consciente y con vida" – esta vez la sonrisa de Battousai fue digna del Lobo del Mibu
-"Perfecto"
Soujiro se dirigió al sótano con una mezcla de alivio y temor en su alma. Ya tenían de nuevo a Kaoru Kamiya en su poder, su jefe estaría complacido, lo que significaba que su cuello estaba a salvo. Se acabó el tormento de las últimas semanas, tener la espada de Damocles sobre su cabeza, esperando a que lo llamaran del sótano para que Shissio descargase su frustración en él. Torturando su alma y robándole la poca dignidad que le quedaba. Ahora la chica ocuparía su lugar.
Cerró los ojos tratando de alejarla de su mente pero no pudo. Aquella pobre chica había tenido el valor de enfrentarse a Shissio, de escapar de él y lograrlo. Había tenido más valor y agallas de las que él tendría nunca. Se había convertido en un esclavo sumiso y obediente, atento a los más nimios deseos de su amo. Había perdido el orgullo y la dignidad, y aquella chica se lo recordaba con sus actos. Si aún quedaba algo decente en él, el más mínimo resto de moral, la habría dejado escapar. Habría afrontado las consecuencias de sus actos como un hombre y así se habría redimido lo suficiente como para aceptar su destino con la frente alta. Pero no había sido capaz, le faltó el valor y la entereza y ahora aquella chica había sido arrastrada de nuevo al infierno del que consiguió salir arrastrándose a duras penas, sólo que esta vez sería mil veces peor. Shissio se encargaría de hacerle pagar cara su osadía, de castigar un acto de valor con dolor y sufrimiento.
Llamó con los nudillos ante la puerta cerrada y ésta se abrió tras unos instantes. Una chica con cara llorosa y amoratada abrió la puerta y le dejó pasar. Quedándose apoyada contra la pared mientras que Soujiro se acercaba al otro extremo de la habitación donde Shissio inspeccionaba unas púas cilíndricas
-"Mi última adquisición, Kamatari, ha sido toda una sorpresa. ¿Quién iba a pensar que bajo esa carita tan frágil y angelical se escondiera un muchacho?"
-"¿Un chico?"- preguntó Soujiro sorprendido volviendo su atención a la chica que, vestida con una amplia camisa que le llegaba a las rodillas se apretaba asustada contra la pared –"En ese caso lo mejor será devolverlo, ya buscaremos la forma de..."
-"No, no, mi querido Soujiro no es necesario. La verdad es que esto abre un mundo de posibilidades que estaba deseando explorar" – por el tono de su voz y su mirada Soujiro estaba seguro de que su jefe también se refería a él con esas palabras. Shissio siguió examinando las púas hasta que sus dedos se cerraron sobre la más gruesa: era cilíndrica de unos 5 cm de diámetro y 30 cm de largo, acabada en una punta muy afilada. Soujiro tragó saliva y se apresuró a dar sus noticias
-"Hemos conseguido a la chica Kamiya, la avioneta ya ha despegado estarán en Kyoto en una hora"
-"Estupendo Soujiro, por una vez traes buenas noticias." – sus ojos rojos le miraron una vez antes de añadir –"Puedes irte"
Inmensamente aliviado de perder de vista aquella enorme y monstruosa púa, Soujiro saludó y se fue, evitando con toda su alma no mirar al chico que no había tenido tanta suerte como él. Mientras la puerta se cerraba, pudo escuchar perfectamente la voz de Shissio diciendo un -"Ven aquí chico" – con voz aterciopelada. Minutos después, cuando Soujiro estaba en el ascensor para salir de aquel demoníaco lugar, el grito de dolor alcanzó sus oídos, tan clara y dolorosamente como si hubiera sido él quién lo articuló.
Estaban de nuevo en la sala contigua a la de interrogatorios, tras el cristal camuflado de espejo en la otra sala. El hombre de negro llevaba más de media resistiendo el interrogatorio y no habían podido sacarle más que era un guardia de seguridad de la SCorp. Battousai se estaba impacientando, con cada minuto que aquel imbécil le retrasaba ponía a Kaoru más en peligro. A él no le interesaba nada de la información que podía proporcionarles para enjuiciar a Shissio, él sólo quería saber a dónde se habían llevado a su mujer. Exasperado y echando una mirada a Katsura salió de la sala para ir a la de interrogatorios. Katsura no lo había detenido, lo que significaba que tenía carta blanca. Entró en la habitación y fue directamente al hombre de negro, que estaba sujeto por las muñecas y los tobillos a la silla de interrogatorios
-"¿Sabes quién soy?" – preguntó al hombre de negro, con voz trémula y ojos violeta llenos de preocupación
-"Sí, Kenshin Himura." – respondió el hombre con desprecio –"El que se cree suficientemente bueno para hacernos frente"
Kenshin suspiró y cerró los ojos, contento con su actuación. Muy despacio y con los ojos aún cerrados, sacó de la arruinada cazadora las identificaciones de los cuatro hombres que habían ido por él. Las fue dejando una a una sobre la mesa para que el hombre pudiera verlas. Después, muy despacio, volvió a abrir los ojos. Ojos fríos y dorados se clavaron en los suyos y el hombre tuvo la sensación de que aquellos ojos podían llegar hasta las más recónditas regiones de su mente. De nuevo volvió a hablar, su voz sedosa pero a la vez implacable
-"Sólo quiero de ti una respuesta"- dijo con infinita calma –"y para eso sólo necesitas una oreja para escuchar mi pregunta y tu lengua para responderla. El resto de tu cuerpo ..... lo irás perdiendo conforme no me respondas. ¿Dónde está Kaoru Kamiya?"
-"No sé. ¿La has perdido?"- se burló el hombre sin tomar en serio la amenaza. Al instante una hoja de acero afilada centelleó a la luz fluorescente y muy lentamente bajó hundiéndose profundamente en la carne del hombre desde el hombro izquierdo hasta la muñeca. El hombre gritó de dolor mientras la sangre corría por su brazo. Sus ojos desorbitados por el dolor fijos en su verdugo que no había variado su expresión en lo más mínimo y cuyos ojos seguían fríos e indiferentes, como si su brazo armado no hubiera hecho el más mínimo movimiento.
-"Intentémoslo de nuevo: ¿dónde está Kaoru Kamiya?"
-"¿Quién demonios eres tú?" – aquel no era un simple instructor de kendo con imagen de tipo duro. Nadie podía tener semejante sangre fría, estaba ante un demonio surgido del infierno. Aquellos ojos brillaron complacidos al ver el cambio, el miedo y el pánico reemplazando la autosuficiencia de hacía unos momentos
-"Es Battousai"- respondió el que había sido hasta ahora el encargado de interrogarle –"Y os habéis llevado a su mujer. Yo que tú respondería pronto"- añadió con un poco de compasión en la voz. Battousai. El asesino de asesinos. Incluso hasta Kyoto habían llegado los rumores sobre sus actos, pero había creído que era una leyenda. No podía existir alguien así y sin embargo aquel pelirrojo de ojos dorados se correspondía totalmente con todo lo que había oído
-"No me has respondido"- susurró alzando de nuevo el brazo hacia él, esta vez acercando la afilada hoja peligrosamente cerca de su mejilla derecha
-"En el sótano. En el sótano del edificio principal de la SCorp. Allí es donde tenemos que llevarlas a todas. Shissio apenas sale de all
Battousai soltó el cuchillo sobre la mesa, satisfecho con la respuesta. Después de su intervención, aquel hombre respondería sin problemas a todas las preguntas que Katsura necesitara. Abandonó la habitación para reunirse con su jefe en la sala contigua. Los ojos de Katsura eran oscuros y su expresión grave, sopesando los pros y los contras antes de tomar una decisión irrevocable.
-"Al alba"
Un par de hombres salieron precipitadamente, tenían muchas cosas que preparar y quedaban pocas horas. Battousai cerró los ojos y se recostó contra la pared, dejando que al fin su cuerpo dejara escapar la tensión de las últimas horas. Al alba. Aguanta un poco más amor mío, ya voy.
Otro capítulo menos y todo preparado para el gran ataque. Espero que os haya gustado el capitulo porque desde este fin de semana al siguiente me voy con mi novio de vacaciones a la playa y ejem, por razones obvias no me pondré con el siguiente capitulo hasta que vuelva, así que paciencia.
Ya sabéis dudas, amenazas por no actualizar y demás al botoncito de reviews
