En el capítulo anterior.
-Entonces se quedará aquí momentáneamente hasta que encontremos una forma de que esté segura en el calabozo, presiento que debería hablar esto con Ganesha, su familia se dedica a domar monstruos al fin y al cabo-Expresó Hestia, suspirando porque veía venir nuevamente muchos problemas.
En el capítulo actual.
Bell se encontraba de pie ante una situación muy comprometedora.
Sus piernas temblaban y su voz no conseguía salir.
Una mirada llena de terror se apropiaba de todo rasgo facial que pudiese tener con anterioridad.
¿Por qué se sentía de esa forma? ¿Qué es lo que originó tal reacción en el joven aventurero?.
Simple... La familia Loki estaba a escasos metros de él.
En una situación normal esto no representaría un riesgo ya que él tiene una buena relación con ellos, en especial con cierta amazona de dicha familia.
Sin embargo... había alguien que se hallaba en peligro de muerte por la presencia de aquellos aventureros.
Wiene...
-L-La familia Loki aquí...-Susurró Bell sintiendo que su ritmo cardiaco aumentaba desenfrenadamente.
-¿Eh? ¿Bell?-Tiona lo reconoció a la distancia.
La familia Loki lo observó tan pronto escucharon la voz de su compañera.
La situación se puso aún más tensa que antes.
Un silencio inquietante provocaba un cúmulo de sentimientos desagradables dentro del chico y su familia.
Un miedo profundo... no, aún peor... un terror profundo.
-¿Qué hacen aquí...?-Dijo el peliblanco a duras penas, tragando saliva.
"Eres un hipócrita..." Recordó las palabras que fueron dirigidas a su persona hace tan solo unos minutos por parte de Dix de la familia Ikelos.
"Un sucio murciélago...".
La presión en el pecho del chico era aplastante, no sabía qué hacer.
"Yo...".
"Y-Yo...".
Repetía en su mente sin moverse de su sitio.
-Oigan... ¿Por qué luce asustado?-Preguntó Finn al reconocer la actitud del peliblanco.
-Bell... ¿Qué sucede?-Susurro Tiona intentando bajar del techo en el que se hallaba, no obstante... el chico se movió.
*Tac*
Una pisada se escuchó fuerte y claro.
Bell avanzó lentamente y ante la mirada de todos en dirección a aquel monstruo que atacó a la gente, el cual estaba empalado con la lanza de "El valiente" en la pared.
-Yo...-Repitió pero en esta ocasión fuera de su cabeza.
*Tac*
*Tac*
Las pisadas continuaban.
-Ughhhhhahhhhh-La bestia se quejaba mientras intentaba sacar la lanza de su hombro.
La mirada perdida fija al suelo, los hombros caídos y su espalda encorvada. Todas eran características presentes en el temeroso chico.
Wiene continuaba forcejeando sin éxito.
Los miembros de la familia Loki no podían despegar la vista de Bell quien se intentaba posar directamente enfrente de la vouivre.
La tensión que inundaba todo el sitio era tal que incluso los sentidos más agudos de una persona normal podrían detectar que algo iba a suceder... algo muy malo.
Él extendió lentamente los brazo tan pronto se puso cara a cara con los aventureros de la segunda familia más fuerte de Orario.
-¿Qué hace...?-Susurró Finn.
-¿B-Bell?-Tanto Tiona como Aiz nombraron al joven al mismo tiempo con una expresión confusa.
-Bell...-A la distancia, Hestia hizo lo mismo.
-¡JAJAJAJAJA! ¡INSUPERABLE! ¿Aún hay mocosos tan tontos como él?-Se mofaba el dios Ikelos a lo lejos mientras Hermes veía la escena desde detrás suyo.
"Bell... no hay duda... eres un necio..." Pensó el dios viajero.
"Viejo amigo... nuestra reunión deberá esperar..." Agregó.
-Bell... ¿Qué haces...?-Preguntó Tiona mientras su cuerpo temblaba.
Él infló con aire sus pulmones hasta que estos se llenaran completamente.
Se preparaba para decir el por qué de sus acciones.
-¡NO PUEDEN HACERLE DAÑO!-Gritó a los cuatro vientos.
Un sudor frío recorrió la espalda y rostros de los presentes, tanto de civiles como de aventureros.
¿En qué momento se fue todo a la mierda...? ¿Qué causó el cambio tan brusco en Wiene? Todo estaba bien... ¿Verdad?.
Días antes.
La noche cayó en Orario y la familia Hestia descansaba en su sede, la mansión de la chimenea, con una invitada especial.
-¿Cuánto tiempo más tardará Hestia-Sama?-Se preguntó Welf.
-Salió tan pronto le contamos lo sucedido-Agregó Mikoto.
-Lili piensa que no debe ser fácil explicarle esto a alguien-Complementó la Hobbit.
-Por cierto ¿Dónde están Haruhime y Bell?-Preguntó el pelirrojo por la ausencia de ambos miembros.
-Deben estar en la habitación de Bell-Dono. La Wiene-Dono insistió en dormir allá-Contestó la oriental a la duda antes expresada.
-Ya veo... parecen padre e hija-Opinó el herrero, riéndose ligeramente.
Tan solo unos segundos después, la puerta de la mansión fue abierta de golpe.
Una pequeña diosa entraba a la sede con un rostro realmente cansado, el cual estaba lleno de ojeras. Al parecer, pasó todas esas horas en la sede de la familia Ganesha y la plática se alargó.
-K-Kami-Sama... ¿Qué sucedió?-Preguntó Bell, quien salió a toda prisa de su habitación tan pronto escuchó el estruendo. Detrás de él venían Wiene y Haruhime.
-Muchas palabras que no entendía... muchos "¡Yo soy Ganesha!"... no quiero volver a ver a Ganesha por mucho tiempo...-Contestó Hestia con la mirada perdida y sujetando su cabeza en señal de dolor.
-S-Sería Bueno que duerma un poco, Hestia-Sama-Aconsejó Mikoto al mismo tiempo que se acercaba a auxiliarla.
-No... es importante que sepan lo que me dijeron, además de eso, me entregaron una carta directamente de Urano-Desechó la opción, mostrando la carta que tenía en su mano y poniéndole seriedad al asunto.
Esto despertó el interés de la familia, quienes detuvieron lo que estaban haciendo en ese momento para prestarle toda la atención posible a su diosa.
-Al parecer, Wiene no es la única-Dijo Hestia, comenzando así la conversación.
-Existen más como ellos. Esta es información que no deberíamos compartir con nadie, es más, ni nosotros deberíamos saberlo pero ya estamos embarrados desde que Bell encontró a Wiene y ese es el único motivo por el cual a la familia Ganesha no le quedó otra más que contarnos toda la verdad.-Esa fue la introducción de Hestia.
Tomando una pausa efímera, continuó.
-En resumen, existen más de ellos en una zona segura dentro del calabozo y en la carta de Urano, el cual está consciente de ellos y busca ayudarlos, nos da un mapa y explica que debemos regresarla allá para evitar problemas aquí en la superficie, por el simple motivo de que las personas aún no están preparadas para saber de la existencia de ellos-
Todos quedaron mudos ante esa información.
-Pero Kami-Sama, había gente buscando a Wiene en los pisos intermedios, ¿Estará segura en ese lugar?-Preguntó Bell con preocupación mientras miraba a la vouivre.
-No puedo asegurártelo pero esas fueron las instrucciones que la familia Ganesha y Urano nos proporcionaron. Tenemos que regresarla, aunque eso no significa que no la puedan volver a ver, podemos ir de visita en algunas ocasiones, así que no te preocupes Wiene-Dijo a Hestia mientras calmaba a la pequeña niña, la cual estaba apunto de llorar.
-De acuerdo, confiaré en ellos, entonces, es hora de irnos, aún es temprano y no debe haber mucha gente en las calles, sería peligroso esperar a que estén más pobladas-Opinó el peliblanco, poniéndose de pie.
-Iré por mi equipo-Dijeron todos al unísono.
Mientras tanto, Hestia tenía un mal presentimiento de lo que ocurría pronto.
Zona segura.
-¿Seguros que es por aquí?-Preguntó el peliblanco mientras acababa con algunos monstruos que se acercaban a su dirección.
*¡SLASH!*
Detrás suyo Wiene era agarrada de la mano.
-¡Según el mapa es aquí!-Respondió Welf esquivando algunos ataques que iban a su dirección.
-Pues zona segura lo que dice zona segura no parece, no sé qué opinen-Expresó Lili con cierta burla en sus palabras.
Antes de que continuaran su conversación, varias presencias imponentes se acercaron lentamente a donde se encontraban.
Se trataba de varios encapuchados con una túnica que cubría el cuerpo de aquellos desconocidos en su totalidad.
-¿Quiénes son ellos...?-Antes de finalizar su pregunta, uno de los extraños se lanzó a él.
-¡WIENE CORRE!-Gritó Bell.
*¡CLANK!*
Un fuerte choque entre la daga del peliblanco y fuera lo que fuera que el rival empuñaba resonó en el piso del calabozo.
La pequeña vouivre se soltó de Bell y retrocedió unos cuantos metros.
-¡Ven Wiene...!-Welf intentó llamarla para que él al cuidara pero una de esas cosas se levantó en el aire y lo tomó de los hombros.
-¡WELF-DONO/SAMA!-Gritaron tanto Mikoto como Haruhime.
Lili, más corta que perezosa, tomó a la pequeña niña de la muñeca y la arrastró a ella.
-¡Tenemos que escondernos!-Gritó la hobbit mientras corría.
-¡¿QUÉ QUIEREN DE NOSOTROS?!-Bell alzó la voz con enojo mientras continuaba forcejeando con aquella ¿Persona?.
Cuando se fijó aún mejor en quien tenía de frente, notó unas garras golpeando con su daga mientras esta se enterraba lentamente en la palma del propietario de dichas manos.
-¡FIREBOLT!-Gritó el chico en una fracción de segundo donde levantó su palma y la posó a escasos centímetros del contrario.
*¡PUM!*
Una explosión se originó y una ola de humo quedó detrás de ella.
-¡PUAH!-El Lizzard, raza de aquel extraño, salió proyectado de espaldas y se estrelló con una de las paredes.
Detrás de los vestigios de la magia lanzada con anterioridad, un brillo blanco se percibía.
*¡CLANG!*
Una campanada se escuchó.
Como un rayo, el cuerpo del peliblanco se acercó intentando golpear al monstruo.
Aunque...
-¡Alto!-Gritó alguien a su espalda, provocando que frenara en seco.
-¿Q-Qué...?-La extrañeza hizo acto de presencia en su expresión facial cuando se percató de quien lo interrumpió.
-Vienen por parte de Urano-Sama ¿Cierto?-Preguntó un hombre extremadamente delgado al cual no podían verle ningún rasgo físico por la gran túnica que lo cubría.
-¡JAJAJAJAJA! ¡Eres grandioso chico!-Dijo el Lizzard a su costado.
-¿Eh? ¿Eh? ¡¿EHHHHH?!-Gritó al mismo tiempo que volteaba a todas partes y notaba como varios monstruos lo rodeaban.
-Bell-Sama-Una voz conocida llegó a sus oídos.
-¿Haruhime?-Dirigió sus ojos a la renard.
Al lado de la misma estaban Welf, Mikoto y Wiene sin ningún rasguño.
-Tranquilo, no nos hicieron nada. Se calmaron tan pronto vieron a Wiene-Agregó Welf.
-Entonces, ustedes son...-Bell dirigió sus palabras a su contrincante.
-Lo lamentamos. Creímos que venían a dañarnos-Se disculpó, despegándose de la pared donde fue enterrado.
-Y-Ya veo... perdón por eso...-El chico hizo lo mismo.
Tras este pequeño encuentro y breve explicación, la situación se calmó.
-Veo que trajeron a la vouivre... acompáñenos, les explicaremos todo-Dijo el lagarto humanoide.
-¿Acompañarlos? ¿A dónde?-Preguntaron los miembros de la familia Hestia.
-A donde el resto de nosotros se encuentra, claramente-La duda fue contestada por una mujer que bajaba de las alturas.
Se trataba de una bella Siren con piernas y brazos de ave pero con rasgos humanos en su mayoría.
-El resto de ustedes...-
Sin poner en duda lo dicho por ambos monstruos y aquel hombre que tal parece necesitar algo de comer, los acompañaron.
Unos instantes y explicación después.
-Así que se hacen llamar Xenos... no creí que ustedes podrían existir, es un alivio saber que no son hostiles-Opinó Bell mientras le daba la mano a cada uno de ellos a manera de saludo.
-Deberíamos decir lo mismo. Es agradable ver que hay gente como ustedes que no sienten miedo o repudio hacia nosotros-Contestó Lyd, el Lizzard.
-Entonces ¿Ustedes pueden encargarse de Wiene?, prometemos venir a visitar de vez en cuando-Preguntó Haruhime, quien no se separaba de la pequeña.
-Sí, aquí estará segura, nosotros nos haremos cargo-Respondió Ray, la siren anterior, quien era muy agradable y dulce.
-De acuerdo-Dijo el peliblanco al mismo tiempo que se agachaba para estar a la misma altura de la vouivre.
-Wiene, debes quedarte aquí, es lo mejor ya que no quiero que corras riesgos innecesarios ni que te hagan daño-Explicó, acariciando la mejilla de la niña.
Ella solo asintió mientras pequeñas lágrimas se formaban en sus ojos.
-No llores ¿Sí? Nos volveremos a ver. Vendré de visita muy seguido para verte a ti y a los demás Xenos ¿De acuerdo?-Comentó con una sonrisa agradable que traía paz al corazón de la pequeña.
-¿L-Lo prometes?-Preguntó, agachando la cabeza.
Bell posó su mano libre en el cabello Wiene y lo revolvió.
-Lo prometo-Contestó.
Wiene lo miró y lo abrazó con fuerza.
-¡S-Sí lo prometiste debes cumplirlo!-Dijo mientras su llanto brotaba.
-Así será...-Finalizó el peliblanco.
A los ojos de humanos y monstruos se observó el gran cariño que ambos se tenían y tras esto, la familia Hestia se retiraba con Wiene agitando su mano desde la zona segura hasta que no fuera posible verlos a la distancia.
-¡Adiós Bell!-Gritó con una sonrisa.
El susodicho devolvió el gesto.
Y así ambos se separaron.
Uno podría creer que ese es un final feliz para tan inusual situación...
Nada más alejado de la realidad...
Ya que, en la superficie, tan solo un día después, sucedió algo que no se esperaban...
Knoss.
La familia Ikelos, quienes estuvieron buscando a Wiene en los pisos intermedios cuando Bell la encontró... dieron con la zona segura de los Xenos.
Dix, el capitán de la misma, era un domador que había controlado a los Xenos y la familia Hestia tuvo que ir en su rescate.
*¡CLANK!*
*¡CLASH!*
El choque de armas continuó entre ambos se daba a una velocidad vertiginosa a la cual Bell poco a poco comenzaba a acostumbrarse.
-¡No eres más que un mocoso descerebrado!-Le grito Dix, golpeándolo con su arma y arrinconándolo en el proceso.
-¡Ughhhh!-Un quejido de dolor provino de Bell, quien intentaba ponerse de pie.
-Se acabó... muere...-Dijo el miembro de la familia Ikelos, apuntando al peliblanco con el extremo filoso de su báculo.
*¡SLASH!*
Un corte fue hecho en la espalda del hombre sin previo aviso.
-D-Desgraciado...-Dijo Dix al darse la vuelta e identificar el responsable del ataque.
-¡Se supone que deberías estar bajo mi control!-Gritó.
-No permitiré... que el único humano que daría la vida por nosotros... muera a manos de una basura como tú...-Dijo Lyd, el Lizzard, con el brillo morado de sus ojos, señal del control de Dix, disipándose.
-No tiene gracia... ¡NO DEBERÍAS PODER RECUPERAR TU VOLUNTAD!-Se quejó el hombre con la voz entrecortada.
-¡AHHHHHHHHHH!-Gritó el monstruo.
-¡AHHHHHHHHHHH!-También Bell.
Ambos se lanzaron al combate contra Dix quien empuñó con fuerza su arma.
*¡CLANK!*
*¡CLASH!*
*¡CLANK!*
*¡CLASH!*
*¡CLANK!*
*¡CLASH!*
Dix intentaba bloquear todo golpe que se dirigiera a él pero la coordinación de los ataques le impedían reaccionar a tiempo en algunos, razón por la cual en su cuerpo se presentaban varias heridas hechas por el dúo.
-¡No! ¡Dix!-Gritaron los subordinados del domador.
*¡PUM!*
Un golpe fue dado a uno de ellos, proyectándolo metros adelante.
-¡No intervendrán!-Se trataba de Fels.
-Deagraciado... ¡Vayan a matar a ese mago!-Dio la orden uno de los aventureros a sus compañeros.
Al voltear a ayudar a su capitán no se percató de que él también necesitaría ayuda.
*¡SLASH!*
El corte descendente de unas garras rasgó su rostro.
-Gross...-Susurró Bell a la distancia al ver a la gárgola recuperar el control.
-¡NO TE DISTRAIGAS BELLUCHI!-Le Ordenó el Lizzard.
-¡PERDÓN!-Respondió el chico.
Un brillo blanco provino de su mano derecha mientras Lyd y él continuaban con la oleada de ataques.
Solo necesitaba una oportunidad.
Una apertura.
Solo una.
Para acabar con este combate de una vez por todas y salvar a sus amigos.
A aquellos monstruos que son más humanos que la escoria frente de él.
Para salvar a Wiene...
*¡CLANK!*
*¡CLASH!*
*¡CLANK!*
*¡CLASH!*
Las chispas por el contacto entre metal y metal no se hicieron esperar y cada impacto causaba entumecimiento en los brazos de Dix.
-¡M-MALDITOS!-Se quejó con fiereza y volteando a todos lados para que alguien lo ayudara.
Pero...
Estaba solo.
El rostro de su familia era masacrada por aquellos monstruos llenos de ira.
-¡AHHHHHHHHHHHHHHHH!-Bell vio la oportunidad y...
*¡PUUUUUUUUUUUUUUUUUUUM!*
Un fuerte puñetazo fue dado en el centro del pecho de Dix.
Teniendo en cuenta que dicho ataque contaba con la carga de argonauta, bueno ... sobra decir lo que sucedió...
*¡CRASH!*
Como si de un muñeco de trapo se tratase, el cuerpo del domador salió disparado hasta que la roca sólida frenó su avance a toda velocidad.
Bell se relajó cuando vio que el cuerpo caía fuera de combate al suelo.
Los ojos de los Xenos volvieron a su color habitual.
-¿Qué? ¡Gross! ¿La maldición ya no te hace efecto?-Preguntó Fels al susodicho.
Los demás monstruos se tranquilizaron cuando ya no hubo más enemigos por combatir.
-Lo logramos Belluchi-Dijo Lyd, acercándose al herido muchacho.
-No, no creo que fuera suficiente...-Respondió.
-Eso dolió...-Susurró el cuerpo de Dix mientras se ponía de pie.
-¡ACABA CON ÉL LYD!-Gritó Fels.
El LIzzard fue para completar la tarea pero.ñ.
-Si me matas... romperé esto...-Una sonrisa tenebrosa se dibujó en su cara al levantar una gema color carmesí.
Lyd frenó en seco.
-Es de Wiene...-Bell reconoció el artefacto.
-Les importa... si la quieren ¡Ahí va!-Dijo, lanzándola a un Barranco.
Bell corrió detrás de la misma para evitar que se quebrara.
Antes de que cayera a la profundidad del mismo, Lyd lo agarró.
-Es gracioso, hacen justo lo que quiero-Se mofó Dix, quien se aproximó a Wiene.
-¡PIÉRDETE EN UNA ILUSIÓN ETERNA!-Activó la maldición y Wiene comenzó a agarrarse la cabeza, como si sufriera.
-Bell...-
-Bell...-
Ella lo nombraba.
-Y para acabar... vete-Le ordenó.
La vouivre comenzó a subir.
-Este camino va a la superficie. Si sale, estoy seguro que la matarán-Reveló.
-¡DIX PERDIX!-Fels lo nombró, lanzando una bola de aire.
*¡PUM!*
-Mejor olvídense de mi y vayan por ella-Les aconsejó, perdiéndose en el polvo.
-¡Lyd! ¡Voy tras ella!-Dijo el peliblanco, corriendo por el camino que Wiene tomó.
-¡Espera Bell Cranel! ¡Te sanaré!-Dijo Fels, yendo detrás del chico.
Wiene perdió el control y fue escalando hasta la superficie, donde la familia Loki la tenía acorralada al ver todo el pánico que había causado con su presencia.
Ella ya no era esa pequeña niña de antes, ahora se había convertido en algo más aterrador.
Pero... alguien debía detenerla y ese alguien sería Bell...
Y de esa forma... fue como todo sucedió...
En la actualidad.
Bell yacía de pie, en medio de la familia Loki y Wiene, la cual tenía una lanza clavada en su hombro.
La mirada de los civiles y la propia familia Loki se tensaron ante ello.
Antes de que alguien reclamara u opinara, él dijo algo que parecía fuera de lugar por el contexto de la situación.
-¡NO PUEDEN HACERLE DAÑO!-Gritó a los cuatro vientos.
-¡ES MI PRESA! ¡NO INTERFIERAN!-Les gritó mientras corría tras la vouivre ante los ojos expectantes e incrédulos de cierta espadachín rubia y amazona que no estaba entendiendo absolutamente nada de lo que sucedía.
El joven sacó la lanza de su lugar y la tiró a un lado.
-Voy a bajar-Dijo Tiona con un tono de voz serio, impropio de ella.
-¡E-Espera Tiona! ¿Qué harás?-Preguntó Tione tratando de detenerla.
-¡Ese no es el Bell que amo! ¡Algo debe suceder! Él... él debe de tener una explicación para todo esto... me niego a creer que este teatro sea por egoísmo-Respondió la chica, apretando el mango de su armo con fuerza.
El capitán de la familia no escuchó la conversación entre ambas hermanas ya que se sumergió en sus pensamientos antes de llegar a una resolución.
Al conseguirla estuvo apunto de dar la orden de seguirlos y acabar con el monstruo, aunque un gran estruendo lo detuvo.
*¡PUUUUUUUUUM¡*
El suelo del lugar se había desmoronado y de él salieron cientos de monstruos y atacaron a la familia Loki.
Esta era la oportunidad de Bell para salvar a Wiene.
Esa destrucción y gritos no significaban nada para él, quien no dejaba de pensar en la serie de problemas en los que se estaba metiendo.
"Perdón Tiona, perdón gente pero me prometí no abandonar ni dejar morir a nadie que me importe. Esto no es culpa de ella, Wiene solo es una víctima, pueden odiarme si quieren pero si no la salvo en este mismo instante... ¡ME ODIARÉ A MI MISMO!" Gritó en sus pensamientos con gran determinación y acelerando el paso con toda la fuerza de sus piernas.
-¡FAMILIA! ¡DETENGAN A TODOS LOS MONSTRUOS! ¡QUE NO TOQUEN A LOS CIVILES!-Ordenó el Hobbit, lanzándose al ataque.
-¡Finn yo...!-Tiona intentó hablar pero fue callada.
-¡ES UNA ORDEN!-Le gritó.
Ella se quedó quieta y temblando.
-Bell...-Lo nombró con un fuerte dolor en el pecho.
Mientras tanto, en "La Torre de Babel".
-¡Freya-Sama!-Helun nombró a su diosa.
-¿Qué sucede Helun?-Preguntó Freya, quien abrazaba un conejo de peluche.
-Es Bell... está en problemas-Dijo la chica con clara falta de aire.
Esto fue suficiente para que la diosa se pusiera de pie y corriera a su mirador.
Ahí lo vio.
Bell lleno de heridas.
Siendo perseguido por varios aventureros.
Yendo detrás de... ¿Un monstruo?.
-Helun, dile a Ottar que vaya a ayudarlo ¡AHORA!-Le gritó con una expresión de miedo.
-¡SÍ FREYA-SAMA!-Respondió con rapidez para cumplir su pedido.
-Bell... ¿Qué sucede...?-Se preguntó Freya.
Al observarlo detenidamente se percató de que su alma se movía a todos partes, como si estuviese alborotada.
Mientras tanto, con Bell.
-¡WIENE! ¡WIENE!-Gritaba Bell detrás de la vouivre con una desesperación muy grande.
-¡Ataquen al monstruo!-Gritaron unos aventureros.
-¡FIREBOLT!-Sin pensarlo, Bell lanzó su magia a los que dijeron eso.
*¡BOOM!*
Ellos fueron alcanzados por la explosión.
Varias explosiones de poder y magia eran esquivadas a duras penas por Wiene y por él. Bell contraatacaba con su magia "Firebolt", sin la intención de darles directamente, solo lo usaba para frenar su avance, destruyendo así varias estructuras de los hogares y tiendas en su camino.
-¡Maldito pequeño novato! ¡¿Jugar a ganar dinero en un momento como este?! ¡¿Qué demonios cruza por su cabeza?!-Se preguntaron con enojo.
-¡NOSOTROS LA MATAREMOS!-Gritaron algunos aventureros desde un techo a un costado de la calle, apuntando a la vouivre.
Como si de mero instinto se tratara, Bell extendió su mano y activó su magia sin cántico.
-¡FIREBOLT!-
Un rayo color escarlata salió disparado de su palma hacia ellos.
*¡BOOOOOM!*
Una nube de polvo se levantó, impidiendo que lograran hacer su jugada.
-¡"Pequeño novato" maldita sea! ¡¿Perdiste la cabeza?! ¡¿Tanto quieres ese ítem de monstruo?!-Le cuestionaron al Bell, aunque éste hizo caso omiso y mantuvo su mirada y recorrido hacia adelante.
Sin que se dieran cuenta, poco a poco se acercaban a su perdición...
-¡Explícame lo que sucede Bell Cranel!-Gritó una voz a espaldas del joven.
"Lo siento Lefiya... no puedo hacerlo, no ahora, debo alcanzarla, tengo que hacerlo, no es demasiado tarde, no es demasiado tarde" dijo en su mente el peliblanco, ignorando aquel pedido.
Wiene fue guiada hacia una trampa, justamente en el coliseo de monstruos.
-¡ESPERA WIENE! ¡WIENE!-Gritaba Bell, tratando de advertirle sobre la trampa, aunque... fue demasiado tarde.
Una gran cantidad de hechizos fueron lanzados por los magos que rodeaban la circunferencia del sitio, provocando así un gran daño a la pequeña monstruo.
-¡Wiene! ¡El piso se derrumba!-Gritaba Bell mientras corría hacia ella para sujetarla pero cayó junto con ella.
Él la abrazó para recibir el impacto y que ella no saliese herida.
*¡BOOOOOOOOOOOOOOOOOOM!.
Una gran cantidad de escombros y polvo se levantó y rodeó a Bell, algunos incluso aplastaron su cuerpo.
Abrió sus ojos y trató de levantarse.
Cuando por fin se puso de pie... lo notó... el daño ya estaba hecho, aquella pequeña niña estaba desapareciendo, su piedra mágica se estaba quebrando.
-¡No! ¡No! ¡No!-Negaba el peliblanco, abrazando el cuerpo de la chica.
-B-Bell... Lo siento...-Dijo Wiene, con sus fuerzas reducidas.
-Tranquila, no te preocupes, yo estoy bien, así que Wiene...-Respondía el muchacho con la voz entrecortada.
-A veces sueño... un sueño en el que nadie viene a rescatarme... una pesadilla.. pero esta vez hubo gente que vino a ayudarme... me hizo muy feliz...-Expresó la Vouivre, con una sonrisa en su rostro.
Al finalizar esas palabras, la piedra mágica no resistió más y se quebró, dejando tras de sí únicamente una gran cantidad de polvo.
Él se quedó inmóvil y con su cuerpo temblando.
En sus manos solo quedaba la gema de Wiene.
Tomó aire lo más que pudo y...
-¡NOOOOOOOOOOOOOOOO! ¡AHHHHHHHHHHHH!-Gritaba con impotencia.
Su llanto progresivamente aumentaba, golpeando el suelo donde Wiene había fallecido hasta que sus nudillos sangraron y sus uñas se enterraron profundamente en sus palmas.
Bell seguía llorando hasta que una voz lo sorprendió.
-Área inexplorada, la pared prohibida. En este día, desobedezco el código del cielo: los asclepios de Pius, el cáliz de Salus. Tu voz forzando el poder de curación para llegar - Lo deseo a pesar de la espera. Tribunal del rey, trueno de condena. Si eres quemado a pesar de la providencia de Dios, confronta tu propio infierno. Abre Kaimon, más allá del río del inframundo. Escucha, rey oscuro. Deseo cruzar el umbral de la locura. Detener las lágrimas inesperadas, lamentación dispersa. El precio ha sido pagado. Luz del camino. Para el sacrificio dado en el pasado, quiero la iluminación del deseo insensato. Oh, no miro hacia atrás-
Una gran torre de luz se extendió desde donde estaban hasta el cielo, el responsable de eso era Fels, quien había usado una antigua magia, la cual era capaz de romper las leyes del mundo, la cual era capaz de... revivir a alguien.
La joya de Wiene comenzó a brillar de igual manera hasta que una esfera de luz se formó al rededor de la misma hasta que sucedió el milagro.
Wiene... había revivido.
-¿B-Bell?-La pequeña lo nombró, abriendo sus ojos de poco en poco.
-¿W-Wiene?-El chico hizo lo mismo.
-Bell... ¿Estoy...?-Iba a preguntar, pero fue abrazada de golpe.
-¡ESTÁS VIVA! ¡EN VERDAD ESTÁS VIVA! ¡ME ALEGRO...! ¡EN VERDAD ME ALEGRO!-Gritaba, abrazando con fuerza a la vouivre, llorando de nuevo, con el detalle de que esta vez era de felicidad.
-Bell... ¡BELL! ¡BELL!-Gritó la pequeña con un mar de lágrimas cayendo por su rostro.
A la distancia, un gran boaz estaba de pie viendo en lo más profundo de barranco.
-Ottar... ¿Qué fue eso?-Preguntó la peliplateada.
-No lo sé pero no deberías estar aquí... Helun-Respondió el capitán de la familia Freya.
-Yo... yo no quería dejar solo a Bell...-Dijo la chica.
-No tienes que seguir fingiendo-Dijo el siempre estoico Boaz.
Las piernas de Helun cedieron y cayó sentada al piso.
-M-Me alegro... me alegro de que esté bien...-Dijo mientras cubría su rostro y entre sus dedos se filtraban las lágrimas.
-Si algo le hubiera pasado... no sabría lo que haría...-Concluyó, quitando sus manos de su cara, mostrando una sonrisa que a duras penas se mantenía por la sacudida de sus labios y posando ambas manos encima de su pecho.
Unos minutos después.
Bell cambiaba de regreso. Al avanzar pudo ver todo el daño que provocó.
Casas destruidas.
Edificios agujereados.
Muchos civiles enojados lo miraban con odio.
Él se limitaba a bajar la cabeza.
-Debo... debo saber cómo está Tiona...-Susurró.
Dejó atrás a la amazona por ir tras Wiene.
Sin una explicación.
Sin un motivo.
Tal vez... le rompió el corazón...
-¿Bell...?-Lo nombraron.
Él dirigió sus ojos a quien lo llamó.
-Tiona...-
Ella tenía algunas heridas pero algo le causaba más preocupación sobre ella.
Tiona... lloraba...
-Bell... ¿Por qué hiciste eso...?-Preguntó.
Él permaneció en silencio.
-Tú no eres mi Bell... *Snif* tú no habrías hecho algo tan egoísta... por eso dime... ¿Quién eres...? *Snif* Explícame... ¿Por qué lo hiciste...? Solo quiero eso... no importa lo que me digas... te creeré... *Snif*-Esas fueron las palabras de la amazona quien no podía verlo directamente... corrección... no quería verlo.
No lo reconocía...
Por eso... antes de volver a ver a su Bell, quiere asegurarse de que en verdad sea él.
El peliblanco sintió una gran presión en su pecho.
-Yo... soy... un hipócrita...-Respondió con una sonrisa llena de dolor.
-¿Eh?-Ella no comprendió.
-Pero...-Agregó el chico.
*plaf*
Él la tomó de ambos hombros y la abrazó.
-Yo... no puedo mentirte... no quiero hacerte sufrir... perdón... perdón...-Se disculpó, enterrando la cara de Tiona en su pecho.
-Bell...-Lo volvió a nombrar solo que esta vez los latidos del corazón de Bell disiparon toda esa incertidumbre.
-Por favor... déjame explicarte todo... no me importa que todo el mundo me odia mientras no lo hagan las personas a las que amo...-Agregó mientras las lágrimas se deslizaban por pómulos y mejillas.
Ella se quedó callada y lo abrazó más fuerte.
-Te lo dije... no importa lo que me digas... te creeré...-Dijo Tiona con la voz entrecortada.
En la mansión de la chimenea.
Tras caminar por varios minutos para llegar a la sede de Bell, por fin llegaron.
Durante el camino Tiona le relató lo que sucedió de su lado sobre la batalla con aquel minotauro negro que metió en aprietos a su familia y cómo los Xenos salieron a distraerlos para que no le hicieran daño a Wiene, después de eso desaparecieron por una gran cortina de humo que provino de la nada.
Bell se quedó sorprendido por lo del minotauro, no recuerdes a haber conocido a uno cuando visitó a los Xenos, sin embargo se salió de su hilo de pensamientos cuando algunos niños le tiraban rocas a Bell, niños a los que él conocía...
-¡TÚ NO ERES UN HÉROE! ¡NO TE VUELVAS A ACERCAR A NOSOTROS NI A HELUN-NEE!-Gritó Roux con enojo combinado con decepción.
Eso lo entristeció aún más.
-¡CREÍ QUE ERAS ALGUIEN BUENO PERO ERES COMO TODOS LOS DEMÁS AVENTUREROS MALOS!-Reprendió Fina detrás de Roux
Rye permaneció en silencio sin querer mediar palabra.
Tiona volteó hacia Bell esperando su reacción pero él solamente agachó la cabeza y lo dejó pasar.
"Helun... creo que no podré regresar al orfanato para ver a Roux, Rye, Fina y a los demás niños contigo..." pensó el chico cuando eso sucedió, agregándolo a la lista de cosas que perdió por la decisión que tomó.
Tras llegar, relató lo sucedido a pesar de la negativa de su Diosa.
-Ella debe saberlo también, es alguien en que confío-Argumentó el peliblanco.
Pasaron varias horas, incluso ya caía la noche en Orario, hasta que por fin terminó.
-Y... eso sucedió...-Finalizó Bell en presencia de su familia y Tiona.
Ella se sorprendió en demasía por lo que escuchó.
-Sé que es difícil de creer pero... esa es la v...-Antes de terminar, Tiona lo besó.
Mua.
-¡¿AHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHH?!-Gritaron las chicas de la familia Hestia con el rostro completamente rojo.
-¡¿T-Tiona?!-Bell la nombró tan pronto se separaron.
-Lo sabía... sabía que aún eras mi Bell... me alegro... me alegro mucho... mi tonto héroe... metiéndose en problemas por salvar a alguien... ese eres tú... de quien me enamoré...-Dijo Tiona volviendo a llorar pero en esta ocasión era de alivio.
La vergüenza bajó por las palabras de la amazona.
Bell la envolvió en sus brazos.
"Un tonto héroe hipócrita... eso soy..." pensó.
Ambos se miraron y ella le regaló una hermosa sonrisa.
"Espero que tú también puedas tomarlo así... Freya... no quiero que tú también lo malentiendas..." finalizó su diálogo interno.
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Con Freya.
-Así que mi conejito está bien...-Un alivio inundó el corazón de la bella diosa cuando ambos miembros de su familia le dieron la noticia.
-Sí, Freya-Sama... él está bien-Respondió Helun con una sonrisa.
-Yo no diría que está bien, Freya-Sama-Respondió Ottar, despertando la mirada de ambas mujeres.
-¿Qué quieres decir con eso...?-Preguntaron al unísono las peliplateadas.
-Su reputación... su credibilidad... el odio que le tendrán los aventureros y los civiles... es algo que dudo que pueda manejar-Contestó.
-Si alguien lastima a mi Odr...-Dijo Freya.
-Si alguien lastima a Bell...-Dijo Helun.
-Será asesinado-Dijeron al mismo tiempo con una aura atemorizante.
Incluso en imperturbable Ottar retrocedió.
-Pero tienes razón... debemos lograr que vuelva a ser bien visto pero ¿Cómo?-Preguntó Freya.
Justo al hacerlo, alguien alertó sobre un visitante.
-Freya-Sama, el dios Hermes quiere verla-Dijo uno de los dependientes de la bella diosa.
-¿Hermes?-
