Un nuevo comienzo

Por Luz de luna82

Capítulo 7

Ese día especialmente Candy estaba aburrida, la cita con el oculista la tendrían mañana por la tarde así que por lo pronto no tenía mucho que hacer siendo muy temprano, él bebe Dilan estaba tomando la siesta después del desayuno y todavía faltaba una hora más o menos para que se despertara, le dio por dar un paseo por la mansión y conocerla, paso por la cocina y vio una nota de Esther que decía que iba al mercado que no tardaba, en la semana que tenía ahí, no había tenido oportunidad de conocer todas las habitaciones.

Salió por de la cocina dando vuelta hacia la izquierda, se encontró con un largo pasillo poco alumbrado, se toco las bolsas de los pantalones, de un lado tenia el monitor del cuarto de Dilan y del otro lado el celular, sabia que de un lado estaba el despacho de Albert, no había entrado ahí desde que habían hablado sobre la situación de André, ¿pero que mas había en esa enorme mansión?

Su curiosidad como siempre estaba despierta, entonces tomo aire y comenzó a caminar, en el pasillo solo se escuchaban las pisadas de las botas que utilizaba, un lindo pantalón de mezclilla ajustado a sus largas y torneadas piernas, apretaban en respingón trasero del cual siempre se quejaba, bendita herencia de su madre, caderas anchas, una blusa ligera, recordaba que ese día solo había desayunado cereales con leche y eso no había sido suficiente, su estomago y la pisada de sus tenis era lo único que sonaba por el pasillo. decidió abrir su primera puerta a la derecha, era una sala que parecía de uso común, un salón grande con sillones alrededor, pensaba que parecía esos salones del siglo XIX que se usaban para dar ostentosos bailes, desde el marco de la puerta sin soltar la perilla observaba lo vieja que seria esa habitación, ¿para qué cosas la usaría la familia?

Siguió su camino, encontró un baño doble a la izquierda y dos habitaciones que suponía ella eran para los huéspedes, llego a la última puerta, aunque más allá se podía ver que había un invernadero esa ultima puerta le causaba mas curiosidad que las demás, la abrió, busco de donde se encendía la luz y se ilumino, era una habitación polvienta, los muebles estaban cubiertos por muchas sabanas, se veía que hacia mucho tiempo nadie estaba ahí, decidió entrar y explorar la habitación era enorme, había algunos cuantos muebles que parecían roperos, camas desarmadas y de pronto se topo con un piano, -¡un piano! Exclamo en voz alta sabiendo que nadie la escuchaba, quito la sabana y admiro "Stainway songs" era de las mejores marcas de piano de cola que existían, no se aguantó la curiosidad, abrió la tapa, se sentó en el banquillo, sintió las teclas, la llevo a recordar cuando en la universidad la obligaron a llevar una curricular para poder pasar la clase de artes, su maestro era un concertista y Candy se dio cuenta que le encantaba el piano, el tutor observo que tenia talento y los siguientes cuatro semestres le enseño todo lo que sabia, era la única de sus alumnas que estaba genuinamente interesada en aprender, no se volvió experta, sin embargo le tomo mucho cariño al instrumento. Comenzó a tocarlo, las manos se comenzaron a mover solas, hacia tanto tiempo que no tocaba uno, era volver a sentir como el corazón se le llenaba al saborear las notas musicales, si no hubiera sido psicóloga seguramente se hubiera convertido en concertista, pero para eso hacia falta muchos recursos económicos que ella no tenia, ahora lo tenia ahí, en donde trabajaba, seguramente a Albert no le molestaría que lo tocara cuando Dilan durmiera y los demás no estuvieran.

El tiempo paso, decidió seguir su recorrido, ya no tardaba Dilan en despertar, dejo el piano destapado y siguió su recorrido, decidió dejar el invernadero para después, pero cuando iba pasando por la puerta del despacho de Albert paro de repente, acaricio la puerta de ese lugar donde pasaba tantas horas el rubio de ojos azules que le quitaba el sueño, que en sus pensamientos siempre estaba presente, que la hacia temblar las piernas, vio la puerta más decididamente y tomo la perilla, lo haría, entraría a uno de los lugares privados de su jefe.

Se sintió intrusa, sin embargo, su curiosidad era mayor que hacer lo correcto, nadie sabría que estaría ahí, daría solo una vuelta.

Toco con sus delgados dedos el escritorio, los papeles que estaban los leyó rápidamente, eran inversiones en Canadá, se acerco a la pequeña biblioteca que tenia el rubio y comenzó a repasar los títulos de los libros, algo llamo su atención, era una pequeña caja que estaba entre los libros, era de madera, delgada para guardar demasiadas cosas, las manos le picaban, quería saber que contenía y sin mas se le cayo de las resbalosas manos y al caer la pequeña caja se abrió, tenía algunas fotografías, se dispuso a guardarlas pero no pudo dejar de observarlas, eran las fotografías de una mujer, era castaña, de ojos color miel, labios gruesos, delgada y sonriente, era muy linda, al reverso tenía la fecha del 2 de febrero de hacía 7 años, ¿Quién sería?

Había otro papel que tenía una nota:

"Hace un mes ha nacido nuestro hijo, no puedo hacerme cargo de él, lamento tener que dejarlo contigo, pero en mis planes no estaba ser madre y ahora representa una carga para mí, que tengas suerte con él, lo mío no es la maternidad.

Jane"

Este no tenia fecha, pero la letra era diferente, estaba confundida cuando de repente salto del susto, Dilan había despertado y dejo todo como lo había encontrado y salió de la biblioteca corriendo para ver al bebe. Archie venia entrando y se la topo saliendo por el pasillo de donde venia la rubia, le pego otro susto.

Se toco el pecho -Dios Archie vas a matarme de un susto, dijo sin pensar en que estaba tuteando al elegante joven.

Este se sonrió y se cruzo de brazos, -Sally ¿Dónde estabas y que estabas haciendo? Pregunto deduciendo que algo la tenía tan distraída que la había sorprendido.

Estaba conociendo la mansión, solo eso, Dilan ya despertó, disculpa tengo que irme.

-Si claro y Sally espero que no hayas entrado al despacho de Albert, es muy celoso con sus cosas. Le dijo tratando de averiguar que había hecho la pecosa.

-No para nada, solo encontré un piano que tal vez…

-Ve por Dilan y baja para que hablemos del piano.

Candy tardo mas de lo esperado limpiando y alimentando a Dilan, además André y James estaban por llegar de la escuela y quería prepararles algo seguramente estarían hambrientos, olvido que Archie la esperaba. Los chicos llegaron, pero James simplemente ignoraba a Candy, veía que sus esfuerzos por que fueran amigos no estaban haciendo efecto, decidió darle mas tiempo, André se veía un poco más animado, pero mañana tenían la cita con la maestra y estaba ansiosa por saber el diagnostico de Max.

La mañana llego Albert esperaba a Candy en la sala, irían juntos a la escuela, dejaron a André en su salón, la maestra en cuanto vio a Albert se acercó rápidamente a saludarlo afablemente, pero vio como salía Candy detrás de él y se le borro la sonrisa a la educadora.

-Señorita Johnson, me sorprende verla por aquí.

-Señorita Stevens ¿podríamos hablar en privado? Le preguntaba Albert.

-Claro Albert, pero te he dicho muchas veces que me llames Judy.

Albert asintió, pronto llegaron al privado de la maestra.

-Señorita Johnson como quedamos aquí está el diagnostico. Extendió el sobre cerrado frente a Candy, orgullosa la maestra, tratando de impresionar a Albert.

Candy procedió a leer el diagnóstico del psicólogo, el cual determino: "Maximiliano Graham, infante de 6 años muestra un desarrollo dentro de los parámetros promedio, sin embargo, se sugiere terapia para dar seguimiento al comportamiento agresivo que se pudo detectar en la primera sesión".

Bueno eso no le daba un diagnóstico definitivo, pero si les informaba que comenzaría una terapia psicológica para determinar si tenía alguna situación especial, claro que eso era un gran avance.

-Dígame señorita Johnson, ¿Qué piensa? Preguntaba Albert curioso.

-Max comenzara terapia, eso es un buen comienzo, creo que es necesario tener vigilado al niño mientras tanto, dígame, ¿Cómo le ha ido a André con su nuevo sitio en el aula?

-Me parece que estamos progresando, usted misma podrá evaluarlo los siguientes días, aunque la doctora recomendó un chequeo de la vista para determinar si necesita lentes o no.

-Estamos de acuerdo y ya tiene cita con el especialista así que por ese lado estamos avanzando, contesto Albert.

-Bueno si no tenemos otro asunto más, Albert ¿podría hablar contigo en privado? Preguntaba la coqueta maestra.

-Lo espero afuera señor Ardlay, maestra estaré al pendiente de lo que necesite André, por favor llámeme cualquier cosa, estoy a la orden, luego Candy se giró, su objetivo se había cumplido, André estaría bien atendido, aunque sentía como el estomago se le hacia nudo por dejar a Albert con esa maestra, pero era una realidad que ella era su empleada y él su jefe, tenia que entender su lugar, no podía ilusionarse con el rubio.

Candy salió de la escuela, vio que Whitman estaba dentro del auto, lo vio distraído con una llamada y no le dio importancia, decidió irse caminando, después de todo la escuela no estaba tan lejos y solo Dios sabia cuanto tiempo se tardaría Albert con la maestra.

Se metió las manos en las bolsas de la chaqueta negra, se sentía un poco de frio, las botas negras y la falda no eran muy buen atuendo para irse caminando pero no le dio importancia, necesitaba tomar aire, el problema con André no estaba solucionado, pero iba bien, no podía sacarse de la mente los bellos ojos azules de Albert, el corazón le palpitaba fuerte cada vez que lo tenia cerca y era estúpido, él nunca se interesaría por ella, de pronto sintió como se acercaba un auto a ella, era Whitman con Albert, se estaciono y bajo el rubio del auto, volteo a ver al chofer y le dijo que se fuera que él lo llamaría.

-Señorita Johnson, ¿pasa algo? Le pregunto mientras rosaba sus manos generando calor y acercándoselas a la boca.

-Solo quería caminar, tomar aire. ¿Cuándo saldrá con la señorita Stevens? Creo que es muy bonita, se llevo las manos a la boca, ¿Por qué no se podía quedar callada? La imprudencia a veces le salía a borbotones, se reprochó mentalmente.

El rubio se sonrió, -Lo es, dijo él sin más, -pero no es para mí.

Candy se ruborizo, ¿acaso eso le alegraba el corazón? Si definitivamente si, quería aterrizar a su realidad, solo Dios sabía que sí, quería que su mente y corazón entendieran que él era su jefe y que jamás se fijaría en ella, ella no tenia nada, nada que ofrecerle, ni un pasado, ni un nombre real, ni una apariencia real, no podía decirle su verdadera identidad, que complicado todo, maldecía para sus adentros y sentía la misma tristeza que hacía apenas pocos segundos.

- ¿Qué le pareció la reunión con la maestra? Pregunto Albert tratando de aligerar el ambiente.

-Creo que vamos por buen camino, de cualquier manera, seguiré monitoreando a André, se que no es mi paciente, pero poder detectar si hay verdadero progreso, si no cambian las cosas, me encanta la transparencia e inocencia de los niños, es tan fácil trabajar con ellos, pero odio a los adultos que les hacen daño al ser pequeños, suspiro al dejar toda su pasión en sus palabras.

-Creo que no hay mejor persona que pueda cuidar de mis hijos, creo que ha hecho un gran trabajo.

-Cuando André tenga un crecimiento integral podrá darme las gracias por lo pronto vamos poco a poco.

Se pregunto el rubio ¿Por qué le era tan difícil aceptar cumplidos? Era un hecho que sus dos hijos eran mejores a causa de ella, le gustaría que se diera más crédito, además sabía que sería capaz de acercarse a James, solo sería cuestión de tiempo. Volteo a ver su reloj y se dio cuenta que en menos de 15 minutos tendría una reunión. -Señorita Johnson tengo que dejarla en casa e irme a la oficina, nos vemos mas tarde, los dos subieron al auto, Whitman no se les había despegado.

Candy encontró dormido a Dilan, Esther estaba en la cocina, decidió ir a tocar el piano un poco y pasar al invernadero para ver que había por ahí.

Todo estaba como lo dejo, el piano destapado y muy pronto se envolvió por las notas que emanaba el instrumento, media hora después salió de su ensoñación y salió al invernadero, era un lugar triste y sin vida, las plantas estaban secas y sin color, era un verdadero desperdicio, algo le llamo la atención en el piso, había colillas de cigarro en el suelo, ¿acaso alguien había fumado ahí? Era extraño, Albert ni sus hermanos fumaban que ella supiera, ¿entonces?, las recogió y pudo ver que eran recientes, quien estuviera fumando ahí Albert se pondría furioso.

Regreso a la habitación de Dilan, seguía dormido comenzó a revisar su teléfono, tenía un correo nuevo.

"Esposo capturado, Clara puede regresar a casa, es importante que lo haga para que, de testimonio, el hombre tiene delitos que descubrimos en la investigación, dile que es urgente que regrese" avísame cualquier cosa.

GJ

Georges había cumplido su palabra, ahora Clara podía regresar a su casa con su hijo, tenia que buscarla mañana, André y James estaban por llegar y James iría a sus clases curriculares, no tenia forma de localizar a Clara mas que irla a buscar por la calle donde siempre la veía, sin falta mañana tendría que hacer eso.

Albert llego por la noche, pero esa ocasion fue diferente, ella tuvo que bañar sola a Dilan, durmió como siempre a André después de cenar, pero Albert seguía encerrado en su despacho. Ella se fue a acostar, pero no podía dormir, fue a ver a Dilan y todo estaba bien, André dormía plácidamente con el pie fuera de las sabanas como siempre, lo arropo y bajo a la cocina por un vaso de leche, no alcanzo a llegar a la cocina cuando escucho un estruendo, supo que el ruido venia del despacho, corrió sin pensar que estaba en pijama, abrió la puerta de un golpe y vio como Albert lanzaba cosas hacia la pared, estaba furioso.

- ¡Señor Ardlay! Le gritaba sin éxito, él estaba descontrolado, parecía que había bebido mucho, le grito varias veces sin éxito.

- ¡Albert por favor!, le tomo de un brazo girándolo para que volteara a verla, el salió de su ira y agacho la mirada, se tomó la cabeza con ambas manos y se recargo a una de las paredes de madera cerca de la puerta doblando las piernas sentándose finalmente en el suelo, ella le tomo las manos y se las bajo.

-Albert mírame, dime que está pasando, por favor. Suplico ella con autentica preocupación.

-El negaba con la cabeza, ella le acariciaba las manos para que se calmara, después de lo que pareció una eternidad las caricias surtieron efecto, el al fin hablo.

-Sally yoooo yoooo no soy un buen padre. Dijo arrastrando las palabras.

-Albert tranquilo, ¿Por qué dices eso?

Él volteaba a verla a los ojos, -No soy capaz de cuidar a mi hijo, ¿cómo hago para que una loca no le rompa el corazón?

Candy lo veía sin entender nada de lo que él trataba de decir atropelladamente.

-La madre de André es una mala mujer y quiere hacerle daño, yoooo yo no voy a permitirlo.

- ¿Qué quiere hacerle a André? La alarma de Candy se prendió, ¿Qué era lo que esa mujer quería hacerle a su niño? ¿Por qué Albert estaba en ese estado? Era grave lo que sucedía y ella no terminaba de entender.

Sorpresivamente Albert comenzó a tocar el cabello de Candy, ella sorprendida dejo que siguiera hablando, pero que él le estuviera tocando no le ayudaría a poner en orden sus neuronas.

-Tus risos me llevan a querer acariciarlos y pasar mis dedos por ellos, nunca había conocido a una mujer que tuviera un cabello tan hermoso como el tuyo, me da tranquilidad, decía Albert concentrado en el cabello de la rubia.

Albert la tomo del cuello y la acerco a él, de pronto la observo mas detenidamente a su antojo, no estaba totalmente consiente de lo que estaba haciendo, pero estaba ebrio, no hablaba él, hablaba el maldito inconsciente lo estaba traicionando.

-Tus ojos son verdes, son como las esmeraldas más hermosas que he visto; Candy abrió los ojos grandes, no se había puesto los lentes de contacto, lo olvido por completo, de pronto la puerta del despacho se abrió era Stear que acababa de llegar de viaje y Whitman le aviso que había mucho ruido en el despacho donde estaba trabajando Albert.

Candy se paró como rayo separándose del rubio y su escrutinio, descubrió algo de ella sin haberlo querido.

-Señor Stear, podría ayudarme a llevar al señor Ardlay a su habitación, decía Candy nerviosa.

- ¿Qué ocurrió aquí Sally? Deja los formalismos por favor.

-No sé, cuando entre el señor Ardlay estaba lanzando todo y trate de tranquilizarlo, creo que hay que darle una ducha y meterlo a la cama, mañana tendrá una resaca de campeonato, contestaba Candy tratando de calmar su loco corazón.

-Yo me hare cargo de mi hermano, mañana limpiaremos todo esto, ve a tu habitación por favor y te agradeceré que estes al pendiente de los chicos por si despiertan, Albert, como podrás ver no está en condiciones.

-Claro que sí, hasta mañana; se despedía Candy mientras que dejaba que Stear cargara por un brazo al ebrio rubio, no entendió nada, mañana tendría que hablar con él acerca de la madre de André, ¿Quién quería hacerle daño a su niño? Porque ahora se había encariñado con ellos, conocía hasta sus gestos, era un niño hermoso, noble, amoroso e inocente, con una fortaleza por haber crecido sin una madre, no permitiría que ninguna loca le hiciera daño.

Continuara…

Hola de nuevo chicas, pues aquí les dejo un largo capitulo, ojalá les guste, pues dicen que los niños y los borrachos siempre dicen la verdad, ya veremos jeje, ahora se comienzan a integrar los otros dos hermanos, le gano a Albert el inconsciente asi que ya veremos qué pasa cuando este sobrio ¿verdad? un abrazo a la distancia y que pasen lindo día!

PD. Me encanta leer sus comentarios, a ustedes les gusta leer la historia y si soy muy sincera ¡a mí me encanta leerlas a ustedes! les agradezco mucho todo su cariño...

Atte. Erika alias su comadre ;D