X-Men no me pertenece.
ADVERTENCIA: Porno escrito por alguien asexual, la cantidad de veces que tuve que pelearme conmigo para escribir "Jean" y no "Jin", mención de familia desvivida, conductos lagrimales funcionando apropiadamente, cursilerías, clichés y más cursilerías, alguien puede que tenga un fetiche con su pareja embarazada.
El decirle al resto de la manada sobre el embarazo no había sido tan benevolente y satisfactorio como lo fue el decirles a sus amigos cercanos, pero era algo para lo que se habían preparado.
Muchos lo felicitaron, no muchos felicitaron directamente a Charles.
Habían pasado años, Charles era el omega líder de la manada y algunos aún se rehusaban a aceptarlo por completo.
Erik inspiró profundo, obligándose a sí mismo a enfocarse en la situación actual.
Los últimos días habían tenido más lluvias de las esperadas, así que entre cuidar que los cultivos no terminaran arruinados por exceso de agua, mantener a los animales secos y seguros, reparar goteras o cualquier (potencial) daño a cualquier casa y reforzar uno de los montes que estaba a punto de provocar un derrumbe, el cerebro de Erik no debería tener capacidad para nada más, sin embargo ese órgano suyo aún tenía tiempo de pasar todo a segundo plano y enforcarse en preocuparse únicamente por el hecho de que su compañero destinado no había querido terminar su desayuno esa mañana antes de cada uno ir a encargarse de sus propios deberes.
Charles había dado unos cuantos bocados a lo que Erik había preparado ese día, removiendo el contenido de su plato con un cubierto.
—¿Estás bien? — preguntó al darse cuenta de que su propio plato estaba casi vacío (cuando se había sentado mucho después a comer y sabiendo que Jean ya había terminado con el suyo.
—No creo que vaya a poder terminarlo— Informó su pareja, confirmándole que no, no estaba bien, sin realmente usar la oración. Erik se había apresurado en tomar la mano recién libre de cubiertos y Charles había respondido con el gesto de llevar sus manos entrelazadas a sus labios sonrientes y Lensherr había temido que su compañero vinculado dijera algo como "no me siento bien, pero está bien"
—Puedo prepararte algo más, ¿qué te gustaría? — La sonrisa de Charles se hizo más grande al tiempo que se agregaba un toque de vergüenza.
—Si me mimas demasiado me voy a volver insoportable— Bromeó Charles, Erik le sonrió de medio lado, negando suavemente con la cabeza. —No es necesario, esto está bien, es delicioso— Agregó el omega antes de que Erik pudiera decir algo más.
—Pero no puedes comerlo— Se quejó, a lo que Charles se notó algo incómodo.
Jean bajó de su silla y caminó hasta abrazarse al cuerpo de Charles, quien facilitó la acción alejando un poco la silla del comedor.
—¿Duele pancita? — Cuestionó su hija.
En retrospectiva, Erik entendía que esa era la conclusión a la que la menor había llegado, pues la única vez que ella misma no había querido comer fue por un dolor de estómago; sin embargo cuando escuchó la pregunta de su hija la preocupación aumentó, temeroso de que la interrogante viniera de algo que Jean podía tal vez saber con su telepatía.
Se estaba comenzando a aterrar.
Jean comenzó a pasar una mano por el abdomen ligeramente abultado de Charles.
—Sana, sana— Charles soltó una risita suave, besando el cabello de su hija.
—¿Tienes dolor? — Finalmente había logrado preguntar Erik, a lo que Charles se giró a verlo alarmado.
—¡No, no, Erik, estoy bien! — Afirmó con presura y el miedo de Lensherr se volvió tolerable. —Solo siento que sin importar que intente comer justo ahora, lo voy a vomitar—
—¿Vamos con Hank? —
—No, seguramente la sensación desaparecerá más tarde—
—¿Y si…? —
—Si no desaparece, iré con Hank—
—Iremos— corrigió él y Charles le mostró una sonrisa preocupada.
—Estás muy ocupado, amor— Erik se sentía frustrado, pero controló su voz para no atacar con dicha frustración a su pareja, no lo merecía.
—Si te sigues sintiendo mal, avísame para ir juntos con Hank— Charles seguía luciendo en desacuerdo, pero luego de unos segundos finalmente sonrió llevando sus manos, aún entrelazadas a sus labios, dejando una caricia sobre el dorso de la mano de Erik.
—Eso haré— Había afirmado sonriente.
Por eso ahora cada vez que escuchaba a alguien intentando comunicarse a través de la radio, Erik dejaba de moverse, hablar y/o pensar para concentrarse únicamente en lo que sea que estuvieran transmitiendo, hasta ahora ninguna de esas veces había sido Charles o alguien informándole algún malestar del mencionado.
Erik sabía que debía calmarse y enfocarse en su trabajo, volvió a inspirar profundo, para concentrarse en los pedazos de carrocerías de autos frente a él, el plan era unirlos para tener una gran cantidad de metal que usaría para mantener el monte en su sitio.
Comenzó cambiando la forma del metal, uniendo las diferentes piezas, creando una gran masa deforme.
—¿Será suficiente jefe? — Cuestionó Peter.
—Puedo seguir buscando más autos— Agregó Azazel, dispuesto a teletransportarse nuevamente fuera de la isla.
—Creo que va a ser suficiente— Confirmó Erik con sus manos al frente, sin perder el control de su mutación, deseando que esto terminara rápido para permitirle a Azazel regresar a su verdadero trabajo como maestro de la escuela, acompañándolo, para así poder hacer una pequeña visita a Charles.
—Azazel, cambio— Escuchó en voz amortiguada, lo que no le permitió saber exactamente de quién se trataba. Erik no se giró a ver (pese a que las anteriores 7 veces que alguna radio había sonado, sí que había dejado todo atrás para saber quién hablaba, qué quería, qué necesitaba informar, quedándose ahí hasta estar bien seguro de que no tenía que ver con Charles).
—Te escucho, Yukio, cambio—
Oh no.
—¿Estás con el jefe?, cambio—
Oh, no, no, no, no.
—Sí, aquí esta, te escucha, cambio—
—Jefe, Charles…— Erik dejó la masa de metal deforme caer aparatosamente, exaltando a Peter y Azazel en el acto, para luego arrancarle la radio de las manos a su compañero alfa.
—¡Voy para allá! — Informó, regresándole el aparato a las primeras manos que se estiraron en su dirección (¿eran las de Peter?, ¿eran las de Azazel?, ¡daba igual!), precipitándose hacia la escuela.
Los niños se encontraban en el recreo, jugando fuera del salón de clases, Charles no estaba por ningún lado.
Yukio y Janos vigilaban a los menores y eran de quien obtendría respuestas, con tortura de por medio si era necesario.
—¡Papi! — Saludó Jean corriendo en su dirección a lo que él respondió abrazándola contra él.
—Jean, ¿dónde está papá? —
—Papá— apuntó Jean con seguridad hacia una zona en la que definitivamente no estaba Charles, a menos que de repente hubiera desarrollado una mutación de invisibilidad.
Cuando su hija buscó con su mirada a su papá, fue que notó que el hombre faltaba.
—Oh— Soltó su hija, notándose adorablemente confundida (Erik era capaz de aceptar la adorabilidad de su hija, aun estando en pánico). —¿Papá? —
—Jefe— Exclamó Yukio luego de acercarse a él, en compañía de Janos.
—¿Dónde está Charles? — Interrogó con agresividad. Janos apuntó con un dedo con uña color verde villano de Disney hacia el salón de clases.
—Está adentro con Ellie— Confirmó Yukio.
—Jean, ve a jugar con tus amigos— Le ordenó a su hija. La pelirroja mostró un puchero discreto para luego sonreír.
—Ok— Aceptó para correr en dirección a Scott, Kurt, Ororo y otros niños que su cerebro no se dio el tiempo de procesar.
Lensherr caminó a paso rápido hacia el lugar donde se suponía estaba su compañero destinado.
—Jefe…— Intentó hablar Yukio mientras caminaba detrás de él.
—¿Llamaron a Hank? —
—Es que jefe… necesita calmarse—
—¿Calmarme? — Soltó de forma sardónica.
—Sí, Charles está…—
Erik vio a su compañero destinado, sentado en un sofá en el interior de la oficina de la escuela, tenía la cabeza echada para atrás, recargada en el respaldo, así como los ojos cerrados.
Sabía que Ellie también estaba ahí, podía percibir su aroma indiscutiblemente alfa, pero no podía ni quería concentrarse en ella.
Dio un paso en el interior de la oficina, casi sin poder controlar la necesidad de correr hacia su pareja, pero sus acciones se vieron momentáneamente interrumpidas al ver a Charles abrir los ojos para enfocarse en él, reposicionándose en el sofá, enderezando su postura.
—Hola— Saludó Charles como si nada y Erik inició su camino hacia él, más calmado de lo que creyó posible hacía escasos segundos.
—¿Qué pasó? — Cuestionó dándose cuenta de que su boca se sentía extraña. Su omega le dedicó una expresión confundida.
—No esperó a que le explicara nada por radio— Comentó Yukio con un deje de molestia.
—Oh, cariño, estoy bien— Afirmó Charles enredando sus manos en los antebrazos de Erik, logrando así el dirigirlo a sentarse junto a él. —¿Estás bien? — Cuestionó en seguida, colocando sus manos esta vez en el rostro de Lensherr.
—¿Yo? — No podía creer que estuviera nuevamente en este tipo de situación, se despabiló a sí mismo, cerrando los ojos con fuerza y enredando las manos de Charles entre las suyas, refugiándolas y dirigiéndolas a su regazo. —¿Qué pasó?, ¿por qué me llamaron? —
Charles lució un tanto incómodo.
—Solo… me maree un poco y se preocuparon y decidieron llamarte—
—Sí, lo suficientemente mareado como para casi estampar tu cara contra el suelo— Habló Ellie por primera vez en todo el rato, con voz más seca que talón sin humectar.
Charles soltó una risa nerviosa y corta, encogiendo los hombros como si estuviera a punto de negar todo, para finalmente suspirar, dejar de sonreír y bajar la mirada.
—Sí, puede ser—
Erik dio un pequeño jaloncito a las manos entre las suyas, atrayendo la atención de su compañero vinculado.
—¿Cómo te sientes ahora? — Interrogó con voz suave y calmada.
—Aún algo mareado— Explicó Charles con sinceridad en la voz, Lensherr lo sabía por la forma en que se había notado casi tímido al decirlo; Erik se notó a sí mismo hacer una mueca.
—Vamos con Hank, para que te revise—
—No es necesario, estos son claramente síntomas esperados—
Eso podía ser verdad.
—Pero me sentiría más tranquilo con una revisión de Hank, prefiero que me culpes de exagerado y que no sea nada a que sea algo que estamos haciendo menos— Cuando Charles giró sus manos aun entre su agarre, buscando entrelazarlas con las de Erik, sabía que irían a esa revisión con Hank.
—No se preocupen, nosotras cuidaremos de Jean— Aseguró Yukio.
…
—…todo parece completamente normal, por lo que no veo problemas en regresar a tus actividades normales, pero recuerden que si hay dolor…—
Erik tragó en seco.
—Sangrado…—
Erik ahora quería vomitar.
—Vengan de inmediato— Ordenó Hank con autoridad (cualidad que solo mostraba al ponerse su papel de médico). —Aunque claro, siempre que Charles presente algún síntoma nuevo o siempre que tengan alguna duda pueden venir, sin problemas— Explicó esta vez con su amabilidad habitual. —Así que… me dijiste que vomito no has presentado, ¿cierto? — Cuestionó en dirección a Charles.
—No, no el día de hoy al menos— Respondió su compañero destinado, sonriente. Hank correspondió la sonrisa con un deje de alivio.
—En ese caso puedes continuar con el medicamento del otro día, ¿aún tienes? —
—En realidad ya se me acabó— Comentó el omega entre avergonzado y divertido.
—¿Lo has estado usando mucho? — Cuestionó Hank.
¿¡Lo había estado usando mucho!?
—Erik lo ha estado usando mucho— Aseguró su compañero destinado ofreciéndole una sonrisa feliz.
Claro, Erik era el que había terminado el medicamento, Charles siempre le ofrecía una pequeña pastilla luego de sus ataques de vómito, nunca se había puesto a pensar que esa era medicamento que Hank le había proporcionado a su omega en caso de que él mismo (no Erik) tuviera nauseas.
Hank era un profesional, por lo que no se burló de Lensherr, ni hizo algún comentario pasivo-agresivo (como habría hecho Logan) o completamente agresivo (como habría hecho Raven).
El beta se puso de pie, yendo hasta un mueble del que abrió un cajón, sacando un pequeño botecillo blanco, regresando sobre sus pasos y entregándoselo a Charles.
—Recuerda que puedes repetir la dosis cada 8 horas, pero si llegaras a… bueno, vomitar el medicamento, avísenme, recurriremos a medicamento inyectado—
—Ok, Hank, gracias—
—Gracias— Había intentado murmurar (gruñir), para luego darse cuenta de que ya estaba fuera del laboratorio de Hank con su mano entrelazada con la de Charles. —Vamos a casa para que descanses, luego iré por Jean— Explicó el plan de acción, dando un paso para iniciar su camino, notando al instante como Charles no lo imitó y terminando con su brazo dominante estirado, negándose (al igual que su pareja) a acabar con sus manos entrelazadas.
—Tengamos una cita de…— Charles mostró un gesto pensativo. —media hora—
—¿Ahora? —
—Sí—
—Pero… te sientes mal— Erik estaba muy confundido.
—No, me siento mucho mejor, eso pasa, algunas mañanas me siento…— Nuevamente lució pensativo, casi como si no supiera qué palabra usar, casi como si se negara a decir "mal". —Raro y más tarde me siento mucho mejor—
—¿Todas las mañanas? —
—No, solo algunas— Charles dejó de sonreír. —También algunas noches—
—¿Te sientes mal durante la noche? — Erik no había escuchado nada al respecto.
—No, solo raro— Charles soltó una risita nerviosa. —Y no es todas las noches—
—No me habías dicho esto—
—No es nada serio—
—¿No es nada? — Erik estaba comenzando a molestarse, después de estas conversaciones de confiar y que Charles le asegurara que le diría si se sentía mal.
—Es que tú vomitas y yo solo tengo esta sensación como de que voy a tener náuseas y después se pasa—
Mierda.
Inútil, inútil, inútil.
—No me dices nada porque yo vomito— Charles hizo una mueca, cerrando los ojos con fuerza.
—Lo hice sonar así, ¿cierto? — El omega llevó una mano a su frente, para encararlo con total seguridad. —No es eso, a lo que me refiero es que a veces son las dos de la mañana y la molestia es tan pasajera que no considero necesario mencionarlo, hoy puede decirse que han sido los síntomas más notorios y duraderos—
Erik tal vez vomitaría.
Su compañero destinado estaba cuidando de sus dos bebés en formación, proveyéndoles refugio, calor, nutrientes y él ni siquiera servía como apoyo.
¿De verdad podía exigir que confiara en él? Porque definitivamente Erik no cumplía con las expectativas.
Charles dirigió su brazo a rodearle la cintura, uniendo sus cuerpos en un abrazo flojo, pero sin importar lo flojo que era, Erik aún podía percibir lo abultadito que se había vuelto el pequeño vientre de su omega.
El ángulo de su mandíbula recibió un beso.
—Lo siento, amor, no quería hacerte sentir como que no confío en ti, es solo que creí que terminaría siendo una molestia despertarte en mitad de la noche para decir que me siento rar… mal— Finalmente aceptó Charles, con un deje de incomodidad. —E inmediatamente después decir "no, olvídalo ya pasó" cuando tú estás padeciendo más este embarazo que yo—
Ok, ok.
¿Su orgullo estaba herido?, sí, pero ahora lograba entender la perspectiva de Charles, no era que no confiaran en él, era solo que su amado omega estaba demostrándole amor al no querer perturbar su sueño por algo que él consideraba "insignificante y pasajero", mientras Erik quería demostrarle su amor estando ahí para él en todo lo que necesitara.
Reacomodó un poco el abrazo, volviéndolo uno de medio lado que le permitiera liberar una mano, acomodándola sobre el vientre de su omega, paseándose con calma por toda la extensión de la discreta curvatura.
—Entiendo, pero aún si son las dos de la mañana y solo me despiertas para decirme que lo olvide porque ya te sientes bien, quiero que sepas que no me voy a molestar, lo prefiero, sin importar que tan molesto creas que puedes llegar a ser, jamás he pensado o pensaré eso de ti, amo que confíes en mí y me cuentes sobre cualquier molestia o incomodidad que puedas llegar a experimentar y amaré intentar buscar una solución para ello, no puedo cargar a los bebés por ti, por eso quiero ayudarte con lo que pueda, mucho o poco—
Charles lo miró unos instantes, parpadeando con calma, para finalmente sonreír radiantemente, Erik correspondió la sonrisa.
Su omega se estiro un poco y Erik hizo lo necesario para unir sus labios a los de su pareja.
El beso terminó, pero su compañero destinado seguía entre sus brazos.
—Creo que me está costando el aceptar que tengo que cambiar mi rutina diaria y llevarlo con más calma, porque soy feliz con mi vida justo ahora, pero estoy muy feliz con el embarazo también— Charles inspiró profundo. —Hay muchas cosas que pueden salir mal y que no voy, vamos…— Se corrigió rápidamente. —A poder controlar, por eso quiero enfocarme en lo que sí puedo controlar para ayudar a que podamos llevar este embarazo a termino y tener a nuestros bebés con nosotros y una de esas cosas es bajar mi ritmo de vida… creo— Charles empezó a hablar con seguridad para concluir con un deje de duda.
Erik le dio un sonoro beso en la mejilla.
—No tienes que renunciar a lo que te gusta hacer, sacrificarlo todo porque estás embarazado, solo, como tú mismo lo dijiste, llevarlo todo con más calma, al menos por un tiempo— Charles pareció dejar sus dudas a un lado, sonriéndole con honesta alegría, asintiendo enérgicamente, dedicándole un beso de labios rápido.
—¿Podemos tener una cita de media hora ahora? — Le dijo sin alejarse un centímetro. Erik disfrutó de que las palabras le permitieran sentir el roce de los labios de su compañero vinculado contra los suyos. Sonrió.
—Ok— Y volvió a besar a su adorado compañero destinado.
…
Erik y él caminaron a paso tranquilo por la isla, llegando hasta el pequeño lago que nunca se había visto tan lleno.
Las lluvias habían dejado todo húmedo, por lo que no había realmente oportunidad de sentarse y disfrutar de la paz que los rodeaba, solo podían disfrutar mientras caminaban.
Charles apartó su mirada del lago, centrándose en Erik, mostrándole una sonrisa traviesa.
—¿Sabes hacer rebotar piedras? —
—Claro que sé— Aseguró Erik, soltando su mano e inclinándose a recoger una piedra de inmediato, la envolvió un momento en sus manos y la lanzó.
Las primeras tres veces que la pequeña piedra saltó en el agua, Charles no pudo despegar la vista de esta, emocionado al punto que incluso aplaudió y vitoreo, pero para la quinta vez que la piedra lo hizo y sin rastros de que se detendría se giró a ver a su compañero destinado notando ahí que este había estado usando su mutación todo el tiempo.
—¡Erik eso es trampa! —
—Tú preguntaste si podía, jamás preguntaste si podía sin mi mutación—
—¿Esa no era una piedra entonces o le agregaste metal?, ni siquiera lo noté—
—No lo notaste porque soy un mago—
—No tenía idea de que mi alfa era un mago, Jean va a estar muy emocionada de escuchar que su papá es un mago— Erik sonrió como un niño travieso. —¿Puedes hacerlo sin tu mutación? — Su amado encogió los hombros.
—Puedo tratar— Y dicho eso se inclinó a recoger una nueva piedra.
—Apuesto a que puedo hacerlo mejor que tú— Aseguró Charles imitándolo. Por desgracia había olvidado que su equilibrio ahora desaparecía con facilidad, terminando con una postura tambaleante y casi cayendo al lago.
Por suerte Erik lo envolvió entre sus brazos, acomodándolo sobre sus propios pies.
—¡Hey, hey!, ¿estás bien? — Cuestionó Erik desesperado por conectar sus miradas.
—Sí, lo siento, olvidé lo del nuevo centro de gravedad— Comentó avergonzado por asustar una vez más a su alfa.
¡Dios!, había querido traer aquí a Erik para distraerlo y ahora estaba haciendo todo peor.
—¿Estas mareado? —
—No, perdí el equilibrio—
Ante sus palabras Erik se apartó lentamente, aunque no por completo.
—Siento mucho haberte asustado otra vez— Erik negó con la cabeza.
—Estoy feliz de que estés bien y de que todo esté bien— Charles suspiró para abrazarse a su alfa.
Estaba disfrutando de la cita improvisada y estaba perfectamente bien, pero aceptaba totalmente su culpa con ese pequeño desliz, no podía seguir haciendo sufrir así a su compañero destinado y no podía seguir abusando de lo mucho que este disfrutaba de mimarlo.
—Vayamos por Jean— Comentó un tanto desanimado.
Erik no respondió de inmediato, por lo que alzó el rostro para mirarlo.
—Pero aún no te venzo en la competencia de lanzar piedras— Charles se apartó al procesar lo dicho por su alfa, dedicándole una mirada incrédula, rehusándose a emocionarse, pero queriendo abrazarla con todo su ser.
Erik le mostró una sonrisa enorme, sabiendo que había logrado hacerlo feliz.
—¡Tres de cinco! —
—No, Seis de diez, obviamente— Corrigió Erik. —Yo junto tus piedras—
—¡Pero yo las elegiré!, quien sabe que piedras puedas querer darme para tener ventaja— Erik soltó una carcajada ruidosa y sincera.
Charles no podía dejar de sonreír mientras comenzaba a apuntarle a Erik sus piedras de elección.
…
Mariko les sonrió ni bien verlos al abrir la puerta de su casa.
—Bienvenidos— Ofreció con honestidad. —¿Todo salió bien con Hank?, ¿Charles? — Erik lo acercó un poco más a sí, rodeándolo por la cintura.
Charles se dejó hacer al tiempo que ofrecía una respuesta a Mariko.
—Todo bien, gracias por preguntar Mariko y por cuidar de Jean— La mujer hizo un discreto movimiento con la mano.
—Ellie y Yukio la han estado cuidando en realidad, mientras yo preparo la comida, están en el jardín, estoy segura de que recuerdan el camino, quédense a comer, les avisaré cuando todo esté listo— Concluyó sin dar tiempo a replicas, yendo hacia la cocina.
Miró a Erik con una sonrisa interrogante, Mariko era una persona de carácter fuerte que no aceptaría un no después de "ordenarles quedarse a comer" y… Charles no tenía razones para negarse, la comida de Mariko le encantaba y lo cierto era que toda la casa olía deliciosamente, dándose cuenta en ese momento lo hambriento que realmente estaba.
Erik se encogió de hombros.
—¿Quieres quedarte? — Lo cuestionó su alfa en un susurro.
—No pregunté, les dije que se quedarían a comer— Respondió Mariko con autoridad, sin apartar su mirada de lo que estaba preparando y que Charles era incapaz de visualizar.
Charles solo pudo reírse, asintiendo rápidamente para tomar la mano de su compañero vinculado.
Recorrieron el interior de la casa de la familia Mariko-Logan-Laura, hasta llegar a la puerta trasera, la que llevaba a un pequeño pero hermoso jardín. Un árbol de tamaño mediano estaba en el centro, junto al cual había una pequeña mesa en el que se encontraba sentada Yukio vigilando a Ororo y Jean, quienes se encontraban escalando el pequeño árbol.
Por otra parte, Ellie sostenía una de las manos de Laura, buscando contener la energía de la niña, que caminaba sin parar de reír.
—Oh, ¿Cómo les fue con Hank?— Preguntó Yukio, ni bien verlos llegar.
—Mira Jean, son tus papis— Dijo Ororo, sentada en una de las ramas más altas, saludando con ambas manos y Charles que había estado por responder a Yukio, se volvió incapaz al solo poder concentrarse en preocuparse por lo que su hija hacía.
—¡Papá, papi! — Saludó sosteniéndose únicamente con una mano de una de las ramas del árbol, utilizando la otra para saludar.
Charles estaba preocupado de verla en el árbol, incluso tratándose de uno pequeño, si Jean caía, solo habría moretones, quizás un raspón y mucho llanto, pero nada más.
Se dijo a sí mismo que era importante dejar a su hija hacer cosas "peligrosas" con cuidado, así que se limitó a saludar.
—Hola, cariño, hola Ororo, ya volvimos— Notó a Erik saludar con su mano libre.
—Ten cuidado Jean— Ofreció su alfa a la menor. —Y todo está bien, gracias por preguntar Yukio— Lo escucho agregar mientras él seguía sin poder apartar su vista de su hija.
Yukio soltó un suspiro aliviado.
—Qué bueno— Agregó Ellie acercándose a ellos con Laura en brazos.
—Hola Laura— Ofreció acercándose a tomar una de las manos de la pequeña, siendo dos de sus dedos atrapados por un fuerte puñito infantil.
—¡Hola, hola! — Comenzó a decir la hija de Mariko y Logan, sin parar. Laura era una niña muy feliz.
—¿Se van a quedar a comer? — Preguntó Yukio.
—Mariko no nos dio muchas opciones— Respondió Erik, Yukio rio y Ellie sonrió como si estuviera orgullosa de Mariko.
—¿Estás hablando mal de mí?, ¿alfa líder? — Cuestionó la omega de forma juguetona, emergiendo del interior de la casa, caminando hasta Ellie al ver que Laura aplaudía feliz y exigía enérgicamente ser pasada a los brazos de su madre.
Mariko complació a su hija, acomodándola en sus brazos, haciendo completamente feliz a la menor. —La comida casi está, ¿quieren comer afuera? — Preguntó a continuación.
—¡Sí! — Exclamó Ororo de inmediato, alargando la "I".
—¡Sí, sí, sí! — Comenzó a decir Laura una y otra vez, imitando a la que en definitiva fungía como su hermana mayor.
Erik los dirigió hacia la mesa, ambos sentándose cada uno en una silla.
—Muy bien— Aceptó Mariko regresando a Laura a brazos de Ellie. —Terminaré y comenzaré a traer la comida.
—Te ayudo, también faltan sillas— Se ofreció Yukio, poniéndose de pie, sin esperar respuesta porque parecía que en esta casa nadie podía decir nada en son de pregunta y por tanto nadie esperaba "aceptación", solo hacían lo que ellos mismos decidían.
—Yo traigo las sillas— Se ofreció Erik.
—No te preocupes jefe, eres un invitado, yo lo hago— Respondió Yukio con seguridad.
Mariko y Yukio caminaron hacia el interior de la casa y Charles decidió que iría también.
—Iré a ayudar— Le dijo a Erik, poniéndose de pie.
—Pero… ¿seguro? — Sabía que su alfa quería pedirle que se relajara, y se sentara en una de las sillas libres, pero su compañero destinado jamás lo obligaría a nada, siempre respetando su individualidad.
Colocó un beso en la frente de su alfa.
—Quiero hablar con Mariko— Y Erik lo dejó ir.
…
—Charles, eres un invitado, tú tampoco necesitas ayudar— Riñó Yukio con una silla entre sus manos. Charles rio. —No se te vaya a ocurrir llevar la otra silla, yo lo haré— Ordenó a lo que Xavier asintió en completo acuerdo con las palabras.
—Ayudaré llevando platos y vasos— Y Yukio salió en dirección al jardín.
—Esto necesita hervir un poco más— Comentó Mariko, dedicándole una sonrisa, Charles la imitó.
—¿Cómo estás Mariko? — La mujer cerró los ojos un instante.
—Lo extraño por supuesto, Laura también, ha tenido problemas para dormir sin su papá mareándola con paseos en carriola— Hizo una pequeña pausa que Charles sabía no debía interrumpir. —Pero nos tenemos la una a la otra y tenemos a Yukio, Ellie, Ororo y a ustedes también, sería terrible si estuviera completamente sola, no quiero imaginarlo, así que puedo aceptar que no estoy del todo bien, pero es mejor de lo que esperaba—
—Quiero que esto termine pronto—
—Igual yo— Aceptó apagando la estufa. —¿y tú cómo estás Charles?, recuerda que soy tu "senpai" en esto de los embarazos así que si tienes alguna duda puedo intentar ayudarte—
Charles estaba por decir que siempre lo tenía en mente y que ya vería más adelante, pero un pensamiento ruidoso se apoderó de él de repente.
¿Debería exteriorizarlo a Mariko?
—En realidad, quería preguntarte— La omega lo miró con interés. —Alguna vez te sentiste un tanto… culpable de tener que tomarlo todo con más calma, a causa del embarazo— Mariko le sonrió.
—En realidad no—
Así que solo era él haciendo problemas donde no había.
—Pero entiendo de dónde puede venir tu sentir, eres el omega líder, el director de la escuela, ya tienes una hija de la que cuidar, además con lo que está pasando con el misterio del ataque que recibimos en el área de los no mutantes, tienes más responsabilidades y preocupaciones de las que yo tenía, por supuesto tu lado responsable siente que no debería tomárselo con calma, pero deberías escuchar a tu cuerpo si eso es lo que te está pidiendo, no será por flojo o vago, será porque estás creando a dos bebés, ni siquiera uno como en mi caso, serán dos y eso implica aún más esfuerzo de tu cuerpo, no hay razón para sentirse culpable—
Charles inspiró profundo.
Giró su cabeza al sentirse observado.
Yukio los miraba medio escondida detrás de una pared.
—Lo siento, ¿era una conversación secreta?, escuché todo— Ofreció con un marcado puchero.
Charles rio.
—No realmente—
—¿Puedo opinar entonces?, no lo haré si me dices que no lo haga, porque sé que no pediste mi opinión—
—Me encantaría escuchar tu opinión Yukio, por supuesto—
—Nos podemos hacer cargo de la escuela sin problemas—
—¿Eh? —
—Janos, Ellie, yo, y ahora que Azazel regresó, podemos encargarnos de la escuela, quitarte tantas responsabilidades, para que te lo tomes con calma—
Sintió un nudo en la garganta, porque estaba muy conmovido, igualmente decidió molestar un poco a Yukio, hacer un pequeño chiste, porque sentía que si no se distraía realmente lloraría y no quería, incluso si su alfa era este ser tremendamente comprensible y dulce que no lo juzgaría, no quería asustarlo (otra vez).
—¿Así que estás diciendo que ya no soy útil para la escuela? —
—¡Claro que no Charles, lo eres!, ¡Los niños te adoran, eres definitivamente el favorito de todos! — Mariko y él rieron ante el notorio pánico de Yukio. —¡Ah, te estás burlando de mí! —
Charles abrazó a la mujer de colorido cabello.
—Gracias por tus palabras Yukio, tienes razón la escuela va a estar bien, porque todos ustedes son muy capaces y talentosos, aunque no quiero alejarme por completo de la escuela, creo que sí buscaré la forma de descansar más, lo voy a pensar bien y mañana les diré lo que decidí hacer— Yukio respondió su abrazo.
—Solo queremos que tú y los bebés estén bien— Cerro los ojos un instante porque se habían puesto demasiado llorosos.
—Mhm—
…
Jean se vio en el espejo de su cuarto, se hizo el cabello hacia atrás y sonrió feliz con lo que llevaba puesto.
Todos los días su papá o su papi la ayudaban a elegir su ropa, pero hoy no, suponía que sus papás consideraban que ya era una niña grande (porque lo era), por eso decidió vestirse por ella misma.
Salió de su cuarto, esperando ver a su papi cocinando y a su papá sentado en la mesa tomando de una de sus tacitas humeantes (té, papá tomaba un jugo llamado té) y recibir felicitaciones porque era una gran niña grande, pero ninguno de los dos estaba.
Miró en todas direcciones, confundida.
¿Dónde estaban?, no podía ser que… ¿Se habían ido sin ella?
"Estamos en nuestra habitación cariño" Escuchó a su papá en su cabeza, sintiéndose como cuando su papá la abrazaba.
Caminó al cuarto de sus papás.
Podía escuchar sus voces la voz a través de la puerta.
—¿Seguro que no necesitas que me quede contigo? —
—Seguro, solo necesito un rato más de reposo, como lo habíamos hablado, permitirme llegar tarde a la escuela algunas veces hoy será una de esas veces—
Jean abrió la puerta sin tocar, recordando en ese momento que su papi le había dicho que las puertas debían ser tocadas antes de ser abiertas, el segundo paso ya lo había hecho, así que decidió hacer el que se suponía iba primero, seguramente no habría problema en hacerlo al revés, siempre y cuando todos los pasos fueran hechos.
Tocó ruidosa y repetidamente la puerta abierta, escuchando la risa de su papá.
Su papi estaba sentado sobre el futón, mientras su papá estaba acostado de ladito, ambos estaban agarrados de las manos.
Jean corrió hasta acomodarse junto a su papá, acomodando la cabeza en su pecho, feliz con la mano peinando su cabello.
—Jean, sé cuidadosa— Le dijo su papi, pero lo había sido, porque Jean recordaba que sus hermanitos que todavía no llegaban hacían que su papá tuviera que tener mucho cuidado —Te vestiste tu sola— Notó su papi en seguida y ella se hincó esperando que le dieran cumplidos.
—Eso es porque eres una niña grande, ¿cierto, cariño? —
—Sí, Jean es niña grande— Aceptó feliz. —Papá peina por favor—
—Yo te peino Jean— Contestó su papi, pero su papi la había peinado el día anterior, Jean sabía que hoy le tocaba a su papá. Arrugó sus cejas no de acuerdo con lo dicho por su papi.
—Lo siento, cariño, papi va a tener que peinarte hoy también porque no me siento muy bien y voy a necesitar dormir un poco más, así que también iré a la escuela hasta más tarde— Su papi arrugó las cejas y su papá soltó una risita curiosa.
—¿Enfermo? — Seguramente eso era lo que pasaba, papá estaba enfermo, ¡Jean sabía, tenían que ir con Hank! —¡Hank! —
—No es necesario porque Hank ya me dio medicamento, no estoy realmente enfermo—
—¿Jean se queda con papá? — Papá le sonrió.
—Te gusta ir a la escuela, ¿verdad cariño? —
—Sí—
—¿Quieres ir el día de hoy? —
—Sí—
—No tienes que quedarte conmigo entonces, yo llegaré más tarde— Jean lo pensó un instante.
—Ok— Y luego pensó un poco más. —Si papá no enfermo, porque papá no bien—
—Porque tener un bebé en tu cuerpo es difícil y papá tiene dos— Explicó su papi. Su papá asintió en acuerdo, riendo en voz bajita.
Jean abrazó a su papá, para reacomodarse y dar unos golpecitos suaves en donde le habían dicho estaban sus hermanos.
—Papá ya ya, hermanitos ya ya—
—Mhm, me siento mucho mejor, gracias cariño—
No recordaba que los ojos de papá y de papi hubieran estado tan rojos antes.
Su papi la abrazo contra él, colocándole un beso en la mejilla, haciéndola reír.
—Eres una gran hermana mayor— Le dijo su papi.
—Lo es, lo eres— Afirmó su papá.
…
Jean se cruzó de brazos y giró el rostro, molesta, no tenía ganas de ver la cara de Anna Marie, porque Anna Marie estaba portándose mal.
—¿Qué está pasando aquí? — Preguntó alguien con la voz de su papá, Jean buscó y se encontró con que no solo era la voz de su papá, era su papá.
—¡Papá! — Gritó, abrazándose a él.
—¡Charles! — Saludó Ororo.
—¡Sí viniste! — Dijo Kurt.
—¿Ya te sientes bien? — Preguntó Scott.
—Me siento mejor, gracias por preguntar y a mí también me da gusto verlos— Respondió su papá. —Ahora díganme, ¿estaban peleando? —
—Anna Marie tonta—
—Jean— Dijo su papá con su voz enojada. —No llamamos "tonto" a otros—
—Pero Anna Marie lo es— La apoyó Kurt.
—Dijo que Jean no es una hermana mayor— Explicó Ororo.
—Y Jean es una hermana mayor, como mi hermano— Continuó Scott, haciéndola feliz, porque Alex era genial y ella quería ser así de genial y tal vez Scott y sus amigos creían que era así de genial, sus hermanitos la estaban haciendo ser genial y todavía ni llegaban.
—¡No lo es, ni siquiera tiene hermanos! — Dijo Anna Marie, fuerte, fuerte. Jean se cubrió los oídos, le caía bien Anna Marie pero en ese momento no, prefería que se fuera.
—Oh— Alcanzó a escuchar de voz de su papá, para verlo hincarse frente a ellos. —¿Le explicaron adecuadamente a Anna Marie porque Jean es una hermana mayor? — Jean miró a sus amigos y luego nuevamente a su papá.
—No— Dijo Ororo. Su papá sonrió, mirando a Anna Marie.
—Anna Marie, los hermanos menores de Jean aún no nacen, pero Jean sí es una hermana mayor— Su amiga que justo ahora no le caía bien se sorprendió, porque podía no creer en lo que ella decía, pero tenía que confiar en las palabras de su papá sí o sí.
Tonta Anna Marie.
—¿Dónde están los hermanos de Jean si aún no nacen? —
—¡Están en el cuerpo de Charles! — Grito Kurt, cuando ella era la que hubiera querido responder, bueno, sería para la próxima.
—Porque Charles está embarazado— Agregó Scott.
—Sí, yo voy a tener a los hermanos de Jean—
—Oh, ¿cómo llegaron a tu cuerpo? — Preguntó Anna Marie.
—¡Yo sé! — Dijo Ororo alzando una mano, Jean no sabía que estaban en medio de una clase pidiendo participar, pero igualmente alzó una mano.
—¡Jean también! —
—¡Kurt también! —
—¡Scott también! —
Ahora los cuatro tenían una mano alzada, sonrió feliz.
—Papá y papi tuvieron s…—
—¿Quién les dijo como se hacen los bebés? — Preguntó papá de repente y Jean tenía que contestar esta nueva pregunta que era más importante que la hecha por Anna Marie.
—Papá y papi—
—Mami y papi
—Mis mamis—
—Mi hermano y Hank—
—Muy bien, se los dijeron sus cuidadores, así que debemos dejar que a Anna Marie se lo diga su mamá—
Jean no estaba feliz con aquello, pero aceptó igualmente.
—Perdón por pensar que eras una mentirosa, Jean, ¿sí me perdonas? — No estaba muy segura de querer perdonarla.
Su papá le sonrió.
—Está bien— Terminó por aceptar.
—¿Jugamos a las escondidas? — Opinó Anna Marie.
—¡Sí! —
…
Charles buscó entre las cobijas, dejando el futón en una imagen aún más desastrosa.
Ya tenía alrededor de 20 minutos buscando, ¡no podía creerlo!, ¿¡dónde había dejado el estúpido pantalón azul marino que usaba como pijama!?
Justo ahora quería golpear a su yo del pasado por mover las coas de lugar.
Removió nuevamente las cobijas como si de repente, mágicamente, fuera a estar ahí.
Se puso levantó con lentitud, para quedarse de pie en medio de la habitación que compartía con Erik, cubriéndose el rostro.
Sentía que iba a llorar, lo que era ridículo, porque si no encontraba ese tonto pantalón, podía usar otro, no tenía tanta ropa, porque ciertamente no abundaba en estos tiempos, pero tenía más de un pantalón de pijama, pero de repente sentía que su noche de sueño estaría arruinada si no podía encontrar ese pantalón en específico que seguía sintiéndose cómodo sobre su vientre.
Escuchó la puerta de la habitación abrirse, por lo que se descubrió el rostro al instante, queriendo ver a su alfa.
Ahora que su olfato había regresado, incluso desde los casi dos metros que los separaban, podía percibir el aroma viniendo de Erik, aún si su alfa acababa de tomar un baño.
Notó al hombre recorrerlo lentamente con la mirada.
—No traes pantalón— Concluyó Erik y el rostro de Charles se contorsionó en un dramático puchero, para cuando las primeras lágrimas bajaban ya estaba envuelto entre el calor y el aroma de su compañero vinculado.
—No lo encuentro— Dijo entre sollozos.
Erik lo abrazó con un poco más de fuerza y colocó un beso en su frente para alejarse de él momentáneamente, agachándose frente al espacio que se hacía entre el pequeño librero y la cómoda donde guardaban la ropa, sacando del pequeño espacio su pantalón perdido, regresando a él y ofreciéndoselo.
—¿Cómo sabías…? — Preguntó sin lograr terminar la frase, tomando el pantalón entre sus manos.
—Vi que lo habías puesto sobre el librero, por eso supuse que si no lo encontrabas debió haberse caído, este espacio entre el libero y la cómoda siempre me ha molestado— Explicó Erik con calma acercándose a abrazarlo nuevamente, mientras Charles intentaba controlar su llanto.
Su mente estaba comenzando a aclararse, dándose cuenta de que recién se había estado ahogando en sus hormonas
—Gracias, no puedo creer que lloré por esto, necesito dormir— Ofreció en un murmullo.
Erik no dijo nada; Charles sintió una mano colarse por debajo de la camiseta blanca que portaba, hasta que se acomodó en su espalda baja. Sorbió ligeramente su nariz, alzando la mirada hasta conectarla con su alfa.
—¿Qué haces? — Cuestionó alzando una ceja.
—Te ves sexy— Respondió Erik con llaneza, Charles bajó la mirada, centrándose en sus piernas desnudas, sus pies ataviados en calcetines grises, su bóxer negro y el cómo la camiseta blanca lograba esconder su pequeño vientre.
—¿Esto? — Interrogó con un deje de incredulidad.
—¿Esto? — Imitó Erik con un toque ligero de que no estaba de acuerdo con la forma en que Charles se había referido a sí mismo.
La mano en su espalda baja descendió hasta su glúteo derecho, el cual comenzó a ser apretado y masajeado, mientras una nueva mano se coló por debajo de su ropa, subiendo y bajando, provocándole un escalofrío que le erizo la piel.
—Mi omega es muy sexy— Le susurraron al oído, arrancándole una risita boba y enamorada, que decidió acallar besando a su alfa.
Mientras acariciaba los labios y recorría la boca contraria y conocida, coló sus propias manos por debajo de la camiseta de Erik, disfrutando de la forma en que los músculos de la espalda de este se contraían, tragándose el suave gemido satisfecho de su alfa.
Cuando el beso término, Erik fue el primero en hablar.
—Vamos a dormir— Le dijeron con voz agitada y Charles se alejó al instante del abrazo que habían mantenido todo este tiempo.
—¿Qué?, claro que no—
—Antes dijiste que necesitabas dormir—
—Sí y ahora necesito que tengamos sexo, así que quítate la ropa— Erik abrió la boca de forma demasiado cómica y mejillas encendidas, limitándose a verlo con ojos enormes.
La incredulidad dio pasó a una notoria excitación, siendo nuevamente recorrido por la mirada entusiasta de su alfa.
—¿Seguro? — Le preguntaron, para sin esperar respuesta, quitarse la camiseta.
Charles se acercó de inmediato, dejando caer el pantalón del pijama al piso, como si no hubiera sido lo suficientemente valioso como para ser el causante de su llanto escasos minutos atrás, colocando sus manos sobre los pectorales de Erik.
—Amo tu cuerpo— Dijo sin titubear. Su compañero vinculado colocó sus propias manos sobre las de Charles.
—¿Sólo me quieres por mi cuerpo? — Le dijeron de forma juguetona.
—Algo hay de eso—
—¡Ah, la traición! — Exclamó el alfa, lanzándose a abrazarlo contra sí, besándole el cuello condimentando todo con mordidas juguetonas, haciéndolo reír y retorcerse como si quisiera alejarse cuando amaba estar entre los brazos del otro.
—Deja que me quite la camiseta— Su alfa obedeció, esperando pacientemente.
Charles no podía creer como era que Erik no se cansaba de verlo, pero pasó, su alfa lo recorrió una tercera vez, deteniéndose unos cuantos segundos en su vientre, para volver a alzar la mirada y sonreírle con deseo, complicidad, amor y un toque de dulzura.
Charles necesitaba volver a besar a su alfa y así lo hizo, enredando sus brazos en el cuello de su amado, besándolo sin pensar en nada más.
Charles no quería pensar mucho en el momento en que pasaron de estar de pie a estar acomodados en el futón sin rastro de un pedazo de ropa sobre sus cuerpos.
Se había acomodado sobre el cuerpo de su alfa, sin dejar de besarse, mientras sus cuerpos disfrutaban de la fricción con el otro.
—¿Quieres…? — Erik no terminó su pregunta porque él lo interrumpió volviéndolo a besar, pero la mente de Erik le proporcionó el resto de la pregunta.
—¿Tú pene dentro de mí?, sí, por favor— sintió el pequeño espasmo del pene de Erik contra una de sus piernas.
El alfa se cubrió el rostro con una mano.
—Dios, a veces siento que no voy a poder contigo— Charles rio. —Déjame ir por el lubricante— Bajó de su cómoda posición sobre el cuerpo de su alfa, acomodándose en el futón, alzando la cabeza con ayuda de una de sus manos, sin dejar de ver cada uno de los movimientos de su pareja desnuda que buscaba en el cajón donde siempre dejaban el pequeño botecillo.
—Mierda— Farfulló Erik. —La última vez lo dejamos en el baño, iré por él— Antes de que pudiera salir de la habitación, Charles se apresuró en tomar la ropa interior que previamente Erik portaba.
—Al menos ponte ropa interior, recuerdas la última vez que Jean casi nos ve porque…—
—Le dio sed en mitad de la noche, cierto— El alemán regresó sobre sus pasos, colocándose la prenda de forma rápida y descuidada.
—Creo que te los pusiste al revés—
—No importa, me los voy a quitar nuevamente— Charles se tapó la boca con una mano, intentando calmar su risa. —Regreso rápido, no te duermas por favor—
—¡Eso nada más pasó una vez! —Se quejó viendo a su pareja salir de la habitación, escuchándolo amortiguar su propia risa.
Pesé a su severa negación, decidió que era mejor sentarse, y no permanecer en una posición demasiado cómoda, de verdad quería tener sexo esa noche.
Ni bien cambió su posición a estar sentado, notó una gran diferencia en su entrada, no es que fuera una sensación desconocida, era solo que no debería sentirse tan… húmedo.
Sintió todos los músculos de su cuerpo tensarse y las manos frías, llevó una mano con lentitud a la zona y sí, estaba muy húmeda. Regresó su mano a donde pudiera verla, temiendo ver todo en color rojo.
Su mano no estaba roja y la sustancia tampoco, notándose transparente y un tanto espesa.
Estaba produciendo…
—Volví, mhm, aquí huele delicioso— Exclamó Erik cerrando la puerta detrás de sí y mostrando el botecillo de lubricante con sonrisa victoriosa, sonrisa que desapareció al mirarlo, ¿qué cara tenía Charles para provocar esa reacción? No tenía idea, pero se sentía mal al respecto. —¿Qué sucede?, ¿te sientes mal? — Lo cuestionó, apareciendo en su espacio personal de inmediato como si quisiera resolver cada uno de los problemas de Charles en ese momento mismo, como si estuviera a punto de llorar.
—No yo…— Cuando su voz se entrecortó con un sollozo fue que se dio cuenta de que estaba llorando. —No puedo creer que estoy llorando por…—
—¿Qué? —
—Regresó mi lubricación natural—
—Tu lu… ¡Oh! —
—Sí—
—Así que por eso huele tan bien— Sintió sus mejillas enrojecer, cubriéndose el rostro con la mano no manchada con su propia esencia, terminando por reír ante toda la situación.
—No puedo creer que primero lloré porque no encontraba el pantalón de mi pijama y ahora porque estoy feliz de que mi lubricación natural haya regresado, ya soy un llorón y todas estás hormonas me están volviendo peor— Erik lo envolvió entre sus brazos, colocándole un beso en cada parpado.
—¿Y qué tiene? —
—¿No te importa que tu compañero vinculado no haga nada más que llorar? — La mente de Erik se volvió caótica, como si quisiera decir demasiadas cosas, pero no pudiera decidirse por una, porque no se decía por cuál era la mejor.
—Eres demasiado sexy como para que me importe— Respondió, decidiéndose por ofrecer un tono bromista, la decisión funcionó, porque Charles no pudo evitar reír. —Estoy bromeando, no en la parte en que eres sexy, en la parte en la que no me importa nada más por eso, está bien si lloras, lo sabes, también si… no sé… de repente llegarás a estar de mal humor todo el tiempo—
—¿He estado de mal humor? — Cuestionó comenzando a sentirse avergonzado porque no lo había notado.
—¡No, no! — Negó Erik de inmediato. —Era solo un ejemplo porque… bueno…—
"Magda siempre estaba de mal humor, sobre todo al final del embarazo".
La mente de Erik amaba responderle, incluso si el dueño no sabía cómo hacerlo de forma más apropiada usando sus palabras.
—¡Oh, así que eso pasaba con Magda! — Exclamó sonriente.
—Lo siento, no quería mencionarla, ni…— De repente Erik se veía como si temiera hacerlo enojar, o haberlo ofendido o incomodado o cualquier sensación negativa que pudiera enlistarse y que definitivamente Charles no estaba experimentando.
—Cariño, está bien, es… tú ya experimentaste un embarazo, claro que el que estemos esperando ahora te va a traer recuerdos de Magda y de Nina, de tus experiencias pasadas, no me va a molestar que las menciones, jamás podría—
—Yo solo… jamás te compararía ni a Jean— Explicó Erik, como si fuera una preocupación que siempre había cargado, el miedo de creer que Charles (y Jean) se sentían comparados, en una competencia con la familia que le arrebataron a Erik.
Charles inspiró profundo buscando alejar las ganas de llorar.
—Lo sé, cariño— Ofreció con palabras impregnadas de amor, dejándole un beso en el puente de la nariz al alfa, quien de inmediato escondió el rostro contra su cuello, encogiéndose para ser envuelto por el cuerpo de Charles.
Estuvieron así unos cuantos minutos hasta que Charles recordó en qué situación habían estado previo a su llanto.
—Siento haber arruinado el momento—
—No lo hiciste— Aseguró Erik. —Vamos a dormir— Cuando Charles se reacomodó en su sitio, su mano dominante terminó topando con la notoria y muy viva erección del alfa.
—¡Wow! — Exclamó sin hacer ademán de alejar su mano. —¿Aún quieres tener sexo? —
—Lo siento— Dijo de forma sincera. —No soy un animal, sé aceptar cuando no es el momento, también que ya no quieras hacerlo, pero no puedo evitar sentirme excitado al tener a mi omega completamente desnudo pegado a mí—
Charles tuvo que acallar sus propias carcajadas con una mano.
—¡Hagámoslo! —
—¿Estás seguro?, creí que…—
—Estoy seguro, estrenemos mi lubricación natural—
Erik lo miró mientras una sonrisa aparecía lentamente en su rostro.
Y los besos se reanudaron.
Manos recorrieron cuerpos contrarios, labios se pasearon por rostros, labios, cuellos y pechos, dedos fueron introducidos en una entrada que recientemente había vuelto a lubricar naturalmente y una mano envolvió don penes, masturbando con lentitud.
Cuando todo el terreno estaba preparado para que Erik estuviera en su interior, Charles tenía una petición.
—Quiero sentarme en ti— Vio a Erik tragar escandalosamente, su excitación aumentó.
Charles se acomodó en el regazo de su pareja, mientras este estaba acostado observándolo casi sin parpadear, dirigió el miembro de su alfa hacia su entrada con un poco de ayuda del dueño, disfrutando de como cada centímetro de dicho miembro se introducía en él.
Una vez completamente en su interior, necesitó unos segundos para disfrutar del momento, las sensaciones, el temblor en sus piernas, los escalofríos, las ganas de gemir sin parar.
—Te sientes tan húmedo— Exclamó Erik, Charles le sonrió, comenzando a moverse, arriba y abajo, disfrutando la fricción, los sonidos, el toque de piel contra piel, la estimulación en a su interior.
—¡Mierda! — Dijo su alfa en un suspiro, colocando ambas manos en el pequeño vientre de Charles.
La mirada enfocada en el lugar en el que descansaban sus bebés, subió lentamente hasta conectarse con la suya, provocándole una sensación de calor casi insoportable.
Esa mirada nunca fallaba en hacerlo sentir tan deseado.
Las manos se movieron hasta sus caderas, obligándolo a adquirir más velocidad y haciendo que sus estocadas fueran más profundas, trató de morderse los labios para buscar amortiguar sus gemidos, lo que provocó en consecuencia que Erik se sentara, arrancándole un gemido más ruidoso que logró ser amortiguado por los labios del alfa, continuando con los movimientos de sus cuerpos sin titubear.
Sus labios se separaron y la vista de Erik bajó hacia sus abdómenes en contacto, contacto que estimulaba su miembro, Charles pensó que tal vez la fricción estaba siendo demasiado por lo que decidió inclinarse hacia atrás, recargándose en sus brazos estirados, continuando con sus movimientos, la expresión de su alfa se notaba aún más excitada, sin alzar su vista.
—En esa posición tu vientre se nota más—
—¿Tienes un fetiche con cuerpos embarazados? — Interrogó, honestamente interesado, no con burla, pero en definitiva con tono juguetón.
—Tengo un fetiche con tu cuerpo embarazado— Charles y Erik se miraron impactados con las palabras de recién, uno sin creer lo que había escuchado y otro sin creer lo que acababa de decir.
Ambos comenzaron a reír, deteniendo los movimientos de caderas y aferrándose el uno al otro.
—Shhhh—
—Tú shhhh—
—Eso sonó mejor en mi cabeza—
—Igual disfruté escucharlo, espero lo sigas diciendo cuando me ponga más grande—
—No va a haber problema, te lo aseguro—
Erik lo besó en el cuello repetidas veces, reiniciando los movimientos de su cadera, pero de forma suave y superficial.
—Te amo— Escuchó de forma amortiguada.
—También te amo— Respondió de inmediato y en el momento justo porque después de eso el ataque placentero a su interior aumentó, siendo reacomodado, acostado en su espalda, dejando que separaran sus piernas lo más que podía sin sentir molestias, notando una mano posarse en su vientre (una vez más) y disfrutando de la gran vista que representaba su alfa desde su nueva posición.
El vaivén de su alfa era preciso, enérgico, certero, sin titubeos, constante, que no era de sorprender que lo llevara al orgasmo en cuestión de unas cuantas estocadas más en la nueva posición.
Sintió a Erik alcanzar el orgasmo en su interior, amaba la sensación y el rostro de su alfa al alcanzar el punto máximo de placer.
Su compañero vinculado se acomodó junto a él, aún con su pene dentro de Charles, quedando un poco encima suyo, buscando el no poner peso sobre su abdomen. Agradeció la posición porque deseaba mucho besar el rostro de su alfa, incluso si no tenía la fuerza para moverse y el reacomodo se lo permitía.
Sintió a Erik intentar sacar su miembro, por lo que se apresuró en detenerlo.
—Quedémonos así un poco más—
Erik concedió su petición sin más.
…
Se levantó del futón de golpe, corriendo hasta la habitación de Jean, en ese momento no había mareo, no había parestesias ni paresias, nada más allá de llegar junto a su hija importaba.
Al abrir la puerta se quedó paralizado, observando la figura blanca inclinada sobre su hija, una mano sobre la frente de Jean.
—Aléjate de ella—
La figura blanca se giró lentamente, todo en el ser misterioso estaba borroso, bordes poco definidos, facciones irreconocibles, ¿tenía cabello?
Pero si algo podía percibir perfectamente es que la figura blanca estaba sonriendo.
—Es tan poderosa— Sabía que eso era lo que la figura había dicho, incluso si no recordaba haber escuchado una voz.
En un parpadeo la figura se encontraba en su espacio personal, con una mano sobre su vientre.
—¿puedes sentirlo?, uno de ellos es un telépata también— Obligó a la figura a alejarse de él, enfocándose en causarle dolor, sabía cómo hacerlo con ayuda de su telepatía.
La figura soltó un ensordecedor grito, para luego soltar una risa ligera, volviendo sobre sus pasos, comenzando a envolver el cuerpo durmiente de Jean entre sus brazos.
—Voy a tener que llevármelos a ambos—
—¡No la toques! — Gritó lanzándose contra la figura.
…
—¡Charles! — Despertó agitado, empapado en sudor y con el rostro pálido y adolorido de Erik inundando todos sus sentidos, podía escuchar a Jean llorar, encontrándola abrazada a Erik.
Se cubrió los labios, dándose cuenta que había estado escuchando su propio llanto también.
—Está bien Charles, estás bien, estás a salvo— Lo consoló Erik, acercándose para rodearlo con uno de sus brazos, mientras seguía manteniendo a Jean medio escondida contra uno de sus costados.
—¿Qué hice? — Dijo de forma entrecortada y amortiguada.
—Está bien, fue una pesadilla— Siguió consolándolo su alfa con amabilidad.
—Lo siento—
—Está bien—
La radio comenzó a sonar en medio de sus sollozos, los de Jean y las palabras de consuelo de Erik.
—¡Jefe!, ¿¡estás bien!?, ¿¡Charles está bien!?, cambio—
—¿¡Qué mierda acaba de pasar!?, ¿todos sintieron ese horrible dolor de cabeza?, ¿Charles está bien?, ¿Erik qué mierda?, cambio—
—Woooow, ¿Eso no fui yo pasándome de "dosis" cierto?, no, Janos dice que también lo sintió, ¿nos están atacando?, díganme que no nos están atacando, cambio—
—¡Ay Dios, Ay Dios!, ¿Qué fue eso?, ¿está todo bien?, cambio —
—¡Jefe!, ¡Charles!, ¿están bien?, cambio —
—¿Qué hice? —
Gracias por leer.
