Bueno, regresé con otra historia de mi pareja favorita. Esta vez, en lugar de hablar acerca de qué pasó tras la batalla contra Naraku y el regreso de Kagome o tras la batalla contra Kirinmaru, decidí contar una pequeña aventura de cuando todavía nuestro grupo preferido buscaba los fragmentos de la Perla de Shikon.
El título puede crear cierta confusión al principio, pero todo se irá aclarando lentamente y llegará un capítulo en el que lo veremos todo más que claro.
Esta es la primera vez que publico algo sin haber terminado de escribirlo completamente, así que me gustaría ver qué les va pareciendo a medida que publico los capítulos. Espero contar con sus opiniones para decidir cómo continuar y darle forma a la trama.
Nota: Los personajes son de la grandiosa mangaka Rumiko Takahashi. La historia es un pedacito de mi inspiración que quise compartir con ustedes.
Capítulo 1
—¡ABAJO! ¡ABAJO! ¡ABAJO! ¡ABAJO! ¡ABAJO! ¡ABAJO! ¡ABAJO! ¡ABAJO! ¡ABAJO! ¡ABAJOOOOOOOO!
No me importa dejar un cráter en el suelo, y definitivamente no me importa que Inuyasha esté enterrado en él. Lo único que me importa es que estoy molesta y que Inuyasha es un malagradecido. Así que, ante la mirada asombrada de mis amigos, simplemente lo dejo tirado y me voy porque como lo siga viendo y recordando lo que me hizo lo sigo enterrando a cuenta de ABAJOs.
Ahora estoy vagando sin rumbo fijo, lo sé, y también sé que es mala idea. Estoy sola, y para colmo en medio de mi furia no me llevé ni mi arco ni mis flechas. ¡Felicidades Kagome!, no paras de cometer errores. Vamos por orden, ya que estamos en medio de la autotortura, bien la puedo hacer completa.
Primero: me quedo en mi casa más tiempo del necesario preparando la comida, resultado: llegué tarde a la escuela;
Segundo: regreso luego del castigo para encontrarme a Inuyasha en casa reclamando por mi tardanza, resultado: me comencé a enojar;
Tercero: termino de preparar la comida para llevar a la época feudal, resultado: comentarios groseros de Inuyasha y yo sigo enrojeciendo de furia, pero hasta aquí me controlo, trato de mantener la calma.
Ah, pero ahí no terminó todo porque luego de llegar a la época feudal y que todos comieran y me felicitaran por lo deliciosa que me quedó toda mi comida, resultado: fui mejorando de humor, va Inuyasha y me dice que se podía comer pero que prefería la comida instantánea.
Y qué puedo decir, ya ahí perdí la paciencia, lo que nos lleva a por qué estoy vagando sola en mitad de la noche por un bosque que no conozco. Y, a pesar de la furia, o tal vez a causa de ella, estoy comenzando a sentir mi rostro mojado.
¡Genial! Para rematar todo ahora resulta que estoy llorando. Pero, ¿alguien podría culparme? Quiero decir, aprecio mucho a mis amigos y también me esforcé por ellos, pero la realidad es que preparé toda esa comida para él: para el malagradecido, tonto, idiota, poco dotado de tacto, de Inuyasha. Ya, ahí está, lo dije. Lo hice por él, porque sé lo mucho que se esfuerza en cada batalla, porque siempre nos protege, porque lo quiero mucho…
Me siento en una roca grande que hay en un claro y simplemente dejo mis lágrimas fluir y mis pensamientos con ellas. ¿Será ese el mayor de mis errores? ¿Haberme enamorado de un hombre que no siente lo mismo por mí? En realidad, yo ni siquiera pertenezco a este mundo, no nací aquí, y a mí en lo particular Naraku no me ha hecho nada. Si estoy aquí es en parte por mi responsabilidad en que la Perla de Shikon se rompiera, pero es fundamentalmente por estar con él y ayudarlo, porque, aunque no lo admite, Inuyasha es más fuerte si estoy a su lado.
Sin embargo no sé si eso sea suficiente. Quiero decir, no solo es el hecho de que él no siente lo mismo por mí, sino que además Inuyasha es un híbrido, por lo que técnicamente no somos de la misma especie, y no sé si eso será un impedimento para estar juntos… Y no podemos olvidar la siempre presente Kikyo, aparentemente mi vida pasada y primer amor de Inuyasha.
No, si cuando saco la cuenta parecería que sí es un error sentir lo que siento por él… pero no lo es y no me arrepiento de amarlo. No puede ser un error sentir algo tan bonito y tan puro por alguien, incluso si ese alguien a veces no lo merece. Al final la mayor tonta soy yo. Tengo muy pocas posibilidades, y aun así sigo a su lado. Si mi situación no fuese tan lamentable me reiría.
Pero bueno, al menos ya se me pasó el coraje. Será mejor que regrese con los muchachos. El problema es que me enfrento a una gran cuestión en este momento: ¿por dónde vine? Estaba tan molesta que no me fijé el camino que tomé para llegar aquí. Ese sí puede considerarse un error bastante grande. Estoy desarmada, en noche cerrada, en un claro de un bosque desconocido para mí. Debería parar con eso de dejarme llevar por la ira. No termina muy bien. Y no debo esperar que Inuyasha me esté buscando. Luego de la de ABAJOs que le di, posiblemente esté molesto y no lo esté haciendo porque seguramente, y con razón, no quiere verme.
Supongo que en el peor de los casos puedo gritar y él me oiría, o Shippo, o Kirara. No creo estar tan lejos. Pero… un momento, ¿qué fue eso? Escucho un crujido, como de pasos, como los pasos de una criatura grande, y están muy cerca. No llevo tanto tiempo discutiendo con mis pensamientos como para que alguien haya llegado a donde estoy y los pasos no parecen ser de ninguno de mis amigos, así que debe ser un monstruo.
Y, porque ese tenía que ser uno de los resultados de mis acciones del día, aquí tenemos a un demonio de más de dos metros con alas de polilla. Genial, absolutamente genial (nótese la reiterada ironía). No tenemos buenas experiencias con los monstruos en general, pero los tipo polilla nos han dado varios problemas graves. Sin ir más lejos, el primero que conocimos encerró a Miroku y a Inuyasha en un capullo y casi mata a Inuyasha con su veneno. El otro que enfrentamos nos encerró a todos, excepto a Inuyasha en capullos que casi nos convierten en polillas. Definitivamente no teníamos buenas historias con los monstruos polilla.
Y ya está diciendo la típica letanía de "te voy a devorar". ¿Por qué siempre dicen lo mismo? Dudo mucho que en realidad los seres humanos tengamos tan buen sabor para que los demonios pasen sus vidas tratando de comernos.
Tengo poco tiempo para pensar qué hacer. Si corro me alcanzará, este demonio puede volar y yo no, si grito me atacará. Sí, viéndolo así mis opciones no son las mejores. Y no es que, estando desarmada, tenga posibilidades contra mi enemigo.
De pronto viene hacia mí y, por poco, pero logro esquivar su ataque, lo que con tan buen resultado que me corto un poco el brazo y mi pie queda atrapado entre unas rocas. No es el mejor momento para salir herida y definitivamente no es buena idea estar inmóvil. La polilla gigante se prepara para atacarme de nuevo y esta vez, con el pie atrapado, no hay forma que lo esquive.
Y ahí es cuando lo veo, solo parece un bólido rojo de tan rápido que sería imposible de distinguir pero sé perfectamente quién es.
—¡INUYASHA! —grité.
—Ya ves como nunca te puedo dejar sola. Siempre te metes en líos.
¿Pero será…? Sé que no es el mejor momento para molestarme pero en serio, está viendo mi situación y eso es lo que se le ocurre decirme. Sin embargo, para variar, Inuyasha no me está prestando atención a mí, sino peleando con el demonio. Al instante siento a alguien tratando de ayudar a levantarme.
—Kagome, ¿te encuentras bien? —me pregunta Sango.
—Sí, solo me herí el brazo y tengo la pierna atascada.
—Yo me encargo de eso. —me dijo Miroku. Y comenzó a tratar de sacar mi pie de entre las rocas.
Sin embargo al mirar hacia arriba vi la cara de preocupación de Sango.
—Sango ¿qué ocurre?
—Esa polilla… hay que tener mucho cuidado con ella. No es como las que hemos visto antes. Esta solo se alimenta de bebés.
—¡QUÉ! —quedé completamente en shock—¿Cómo que se alimenta de bebés?
—Así es. —continuó el monje Miroku. Lo juro, a veces estos dos son como enciclopedias caminantes acerca de los monstruos. En plan: Monstruo Polilla Come-Bebés página 88 del Tomo III. —Esta polilla encierra a sus víctimas en capullos que provocan un retroceso temporal de sus cuerpos y mentes. Cuando son bebés salen de ese capullo y son las víctimas favoritas para su alimentación.
No me lo puedo creer. De todos los demonios que hemos visto hasta ahora este me parece el más increíble, y no en el buen sentido. Por suerte, mi pierna ya está libre, así que tomo el arco que me alcanza Sango y disparo una flecha hacia la cabeza del monstruo que durante todo este tiempo estuvo luchando contra Inuyasha. Pero afrontémoslo, no tengo todavía buena puntería, así que la flecha se desvía y le destruye una de sus alas. Inuyasha se voltea y comienza a discutir conmigo mientras Sango y Miroku tratan de acabar con la polilla. Estoy comenzando a notar un patrón en este tipo de situaciones.
—¿Se puede saber qué haces? ¿A eso le llamas destruir al demonio?
—Al menos le hice algo, tú llevas rato ya luchando contra él y no has conseguido nada.
—¿Qué quieres decir con que no he hecho nada?
—Yo le destruí un ala, así que ya no puede volar. Lánzale tu Viento Cortante o algo para destruirlo.
—¿Estás tratando de decirme qué hacer?
Lamentablemente, nuestra discusión sigue, y lo siguiente que sé es que Inuyasha está siendo envuelto por una sustancia blanca y pegajosa que formó un capullo alrededor de él. ¡No puede ser, Inuyasha no puede convertirse en un bebé! Disparo flechas al capullo pero no se deshace. Más bien hace que mis flechas reboten. ¡¿Pero de qué está hecho?!
Sango y Miroku corren hacia mí. Al parecer lograron acabar con la polilla mientras trataba de sacar a Inuyasha del capullo, pero no tengo ni idea de cómo lo derrotaron porque la polilla en realidad era el menor de nuestros problemas y ya no me estaba concentrando en ella. Lo urgente es que necesitamos romper ese capullo, no importa cómo. Yo disparo más flechas, Shippo trata con su fuego mágico, incluso Sango con su bumerang pero lo repele todo, y a nadie se le ocurre tratar con el Agujero Negro de Miroku. Si lo usáramos, perderíamos a Inuyasha en nadie sabe dónde (no es que le dedique mucho tiempo a eso, pero me pregunto hacia dónde enviará el Agujero Negro aquello que absorbe). Pero volviendo a la cuestión, no puedo perder a Inuyasha, no de esta manera, y honestamente, no me imagino criándolo para que derrote a Naraku.
De pronto, una luz comienza a emanar del capullo, a través de una aventura con forma de garras, y es seguido por un grito que conozco bien, y gracias a las Garras de Acero, el capullo se rompe. Ni siquiera lo pienso, y corro hacia Inuyasha. Me siento completamente aliviada de que esté bien.
Aunque las sorpresas del día no hacen más que continuar y la de este momento aparentemente es que cuando llego no me encuentro con el hombre que estoy acostumbrada a ver, sino que estoy frente a un niño de no más de 6 años. Tiene su mismo cabello plateado y sus gruesas cejas negras, y sus ojos dorados, pero esos ojos se ven grandes y redondos en un rostro pequeño y… tierno. No doy crédito. Al parecer Inuyasha logró salir antes de que concluyera el proceso pero sí lo afectó. Es un niño. Uno muy tierno aunque parece malhumorado y gruñón. ¿Qué se supone que hago ahora?
Continuará…
Gracias por leer.
Besos!
