¡Saludos queridos lectores!

Hoy, puedo decir con orgullo que estoy cumpliendo con poco más de la mitad de la Horror Week SasuKarin, en tiempo y forma, lo cual me hace muy feliz n.n

Sigo sin poder asegurarles lograr concluir la semana, pero en este punto, ya me siento feliz de haber llegado al cuarto día y he de admitir, que me estado acostando más tarde o levantado más temprano (según las horas en que he publicado), pera poder entregar en tiempo, pues muchas veces me encuentro muy ocupada por las tardes.

Estoy segura que la semana que viene estaré algo cansada por el mismo motivo, pero igualmente continuaré así mientras tenga historias para subir. Quizá si logro esto, me sienta más animada a cumplir el SasuKarin Month del próximo año jeje

Para ya no aburrirlos más, dejo dicho que esta historia corresponder al Día 4: Campamento Palabras elegidas: Luna de Sangre, Hombre lobo de la Horror Week SasuKarin 2022 y los dejo con la historia de hoy n.n


Un grupo de jóvenes universitarios caminaba por el bosque bromeando y divirtiéndose. Iban cargando un equipo de campamento y era evidente que estaban buscando un espacio para poder levantarlo.

El grupo estaba conformado por tres chicas y cuatro chicos que estaban entusiasmados con aquella salida, pues recientemente habían terminado los exámenes de fin de semestre y estos en particular habían sido muy pesados, pues estaban a un semestre de concluir la carrera.

Los chicos querían asegurarse que aquella salida sirviera para alejar su mente de las cosas de la escuela y era ese el motivo por el que habían elegido ir a las afueras de la ciudad.

—Bueno chicas, ustedes levantan la tienda mientras nosotros preparamos la cena —dijo Suigetsu con una gran sonrisa cuando encontraron un sitio cerca del lago. Había algunos otros campamentos cerca, pero no lo suficiente como para molestarse entre ellos.

—¡No seas imbécil! —exclamó Karin enojada.

—¿Qué? Estoy yendo en contra de los estereotipos. Ustedes parlotean mucho sobre eso ¿No? —se defendió el albino— Estamos invirtiendo papeles, ustedes ponen la tienda y nosotros…

—¡Deja de hacerte el idiota! ¡Trajimos sandwiches ya preparados! —exclamó Kim.

—¡Trae tu puto trasero aquí o te lo clavo en el piso! —exclamó Tayuya agitando el martillo con el que había empezado a poner los clavos para la tienda de campaña.

Suigetsu había sido el único que había hecho esa "broma", pues Juugo, Jirōbō y Zaku, ya habían empezado a ayudar a poner el campamento.

El albino hizo muchas bromas más en las que intentaba separar a los chicos y las chicas, pero ninguno le seguía el juego, por lo menos, hasta que alguien notó que no tendrían suficiente madera para mantener la fogata encendida por la noche.

—Chicas, ustedes van por la leña y nosotros cuidamos el campamento —dijo sonriente, pero recibió un golpe de parte de Karin.

—¡Deja tus estúpidas bromas! ¡A nadie le dan risa!

—Vamos nosotros por la leña —Zaku dió el primer paso y Juugo, sin palabras accedió.

—¡No quiero recoger ramitas! —Suigetsu se cruzó de brazos y después de que Zaku rodara los ojos, le hizo muecas a escondidas para recordarle que debían tener ese momento por separado— Maldita sea…

El albino bufó al entender las señas de su compañero.

—Lárgate con esos estúpidos —Tatuya le ordenó a Jirōbō.

—No deberías usar ese tipo de lenguaje —respondió el joven, pero no alegó que lo enviaran con los chicos y fue con sus compañeros.

Cuando los chicos se alejaron lo suficiente de las chicas, Zaku los juntó.

—Necesitamos un favor —empezó a hablar el pelinegro que se veía fastidiado.

—¿Un favor? —preguntó Juugo, pues aparentemente Suigetsu estaba dentro de los que hacían la petición y eso era algo extraño porque esos dos no eran muy cercanos.

—Nosotros planeamos traer a las chicas para ligar, pero ustedes y Tayuya arruinaron nuestros planes —contestó Suigetsu.

—Pudieron decirnos por mensaje después de que dijimos que sí —señaló Jirōbō con la misma expresión tranquila que Juugo.

—Lo pensamos, pero si le avisábamos a Tayuya, seguro nos arruinaba el plan —respondió Zaku— Necesitamos ayuda para distraerla sin que sospeche para que no nos lo arruine.

—¿Y cuál es su plan exactamente? —preguntó Juugo.

—Hoy hay Luna de Sangre y su punto culminante será a la media noche —respondió el albino— Sólo busquen una excusa para llevarse a Tayuya y dejarnos solos con las chicas.

—Podemos llevar la leña ahora y mojarla "por accidente" para que haya que ir por más —sugirió Zaku.

Los chicos discutieron un poco sobre cómo convencer a Karin y Kim de quedarse en el campamento y por sobre todo, que Tayuya se aleje de ellas. Cuando consideraron alguna ideas, fueron a buscar la leña.

—¿De verdad vas a intentar algo con Karin? —Juugo le preguntó al albino cuando se separaron de los otros dos.

—¿Por qué te sorprende? ¿No es obvio? —preguntó Hozuki, no podía mirar a su amigo porque se sentía algo avergonzado.

—Siempre andas molestándola y no sé si la Luna de Sangre sea romántica. Usualmente se oye en historias de terror.

—¡Claro que la Luna de Sangre es romántica! El truco es saber qué decir —respondió el albino— Y si la molesto, es porque así es como puedo obtener su atención.

—No creo que esa sea la mejor forma de llamar la atención de una chica. Creo que…

—Lo importante es hacer que seas inolvidable en la mente de la chica que te gusta y la mejor forma de lograrlo, es actuar en extremos con ella —Suigetsu explicaba su táctica, pero Juugo mostraba su desacuerdo con el gesto de su rostro— Primero la molesto y la hago enojar y después, con la confesión, la lleno de atenciones y afecto. No podrá resistirse a mi y mucho menos con lo que tengo preparado.

—Creo que fallarás estrepitosamente —contestó Juugo adelantándose. Él no iba a tomarse el tiempo para convencerlo de su error.

—Eso crees porque no te he hablado de lo que haré esta noche —Suigetsu corrió tras de él— Es infalible. ¿No quieres oír de qué se trata?

—Si no es una disculpa por ser un idiota, no creo que haya algo que haga que ella te considere —respondió Juugo.

—La Luna de Sangre es muy popular en las historias de vampiros ¿No? Y las chicas aman a los vampiros —Suigetsu siguió hablando ignorando por completo la sugerencia de su amigo— Pues le "revelaré" que soy un vampiro que no se puede resistir a ella y que sólo puede pararme con un beso. Cuando lo haga, fingiré que no funcionó y que hace falta algo más fuerte para detenerme y…

—¿Quieres ligártela o sólo sexo casual?

—A las chicas les gusta el drama y sentirse las protagonistas de la historia. Sólo le voy a dar eso. Es como en esa película de los vampiros que brillan —insistió Suigetsu— Unas palabras bonitas, demostración de frenesí por ella y darle un "secreto" para que se sienta única y diferente. La fórmula correcta.

—Eso sólo funcionaría en la preparatoria… quizá.

Suigetsu no pudo seguir diciendo más nada porque sin darse cuenta, Juugo lo había conducido de vuelta al campamento donde se supone que las chicas estarían eligiendo la ruta de senderismo que iban a tomar, pero en su lugar, vieron que estaban acompañadas por un jóven desconocido.

—¿Cuánto tiempo puede llevarles recoger esas mierdas? —reclamó Tayuya a Juugo y Suigetsu. Zaku y Jirōbō ya estaban en el campamento— ¡Ni siquiera trajeron suficiente!

—Ve tú por más —respondió Suigetsu sin darle importancia a la chica y corrió hasta donde Kim y Karin, charlaban con el extraño.

—¿Y viniste solo? —preguntó la pelinegra.

—No —el chico de cabello azabache contestó tajante.

—¿Y al menos nos dirás tu nombre o vas a jugar al chico misterioso? —Karin preguntó coqueta.

—Yo…

—¡Ey! Amigo, esta es una salida entre amigos. Nosotros no te conocemos, así que vete —Suigetsu echaba al chico y este le dirigió una mirada gélida que inquietó al albino.

—No seas grosero y deja de actuar como un imbécil —regañó Karin.

—¡Sasuke-kun! —una chica de cabello rosa llegó al campamento de los chicos y detrás de ella, un rubio, un pelinegro y hasta el final, un castaño bostezando.

—Adiós —murmuró el extraño y se fue en dirección contraria a dónde llegaban los otros.

—Espera no…

Karin no pudo detener al chico porque los recién llegados se atravesaron para seguirlo y a la pelirroja sólo le quedó mirarlos alejarse.

—¿Qué estás loca? ¡Es un extraño! ¡En un bosque! —exclamó Suigetsu— ¿Qué tal si es un violador o un psicópata?

—No tiene que forzarme si quiere coger conmigo —sonrió Kim.

—No te hagas ilusiones, querida. ¿Por qué te haría caso a ti, si puede tenerme a mi? —Karin rió.

—Suigetsu tiene razón, podría ser un asesino en serie o algo así —dijo Zaku poco contento por el comentario de la pelinegra.

—No sé si sea un psicópata o violador, pero despedía una aura muy extraña —comentó Jirōbō— Tampoco fue muy claro sobre el por qué se acercó a nosotros.

—Sólo es un niño bonito que vino a buscar a quien cogerse esta noche —dijo Tayuya convencida— Con esa cara y ese cuerpo, tiene de dónde elegir sin esforzarse demasiado.

—Ese aire misterioso y su aura de chico malo lo hacen más atractivo —comentó Kim y Suigetsu le lanzó una mirada de "te lo dije" a Juugo antes de volver a hablar.

—Como sea, deberían tener cuidado con ese tipo. Vino aquí a hacerse el chulo y se echó a correr cuando vino gente por él —señaló Suigetsu— Quizá lo estaban persiguiendo por algo malo que hizo y ustedes, ilusas, se pusieron a babear frente a él.

—Créeme, nosotras estaremos babeando por cualquiera, pero no nos iríamos tan fácilmente detrás de un desconocido —señaló Karin, quien, así como sus amigas, no tenía reparos en hacer comentarios picantes, pero sus acciones nunca eran descuidadas— En cambio tu, estoy muy segura que te irías detrás de la primera chica guapa que te dé una sonrisita aún si sospechas que es una trampa.

Todos en el grupo, a excepción del aludido, soltaron varias risas mientras apoyaban las palabras de la pelirroja, pues sabían de al menos una ocasión en que cayó en una trampa que ya conocía, bajo la excusa de "quizá estoy equivocado". Por fortuna para el albino, la trampa sólo lo condujo a caer en la novatada de la universidad. Fue humillante, pero no fue el único.

—Caí a propósito para que no me creyeran gallina —dijo cruzándose de brazos, pues no quería admitir la realidad.

—Dejemos el tema de lado, aún no tenemos puesto todo lo del campamento y se nos irá la tarde —señaló Juugo— Si no nos apuramos, no podremos hacer el senderismo porque nos alcanzará la noche.

El grupo le dió la razón a su compañero y se apresuraron a montar todo. Para no perder tiempo y evitar que la noche los tomara por sorpresa, escogieron la ruta de senderismo más corta, pero por desgracia, Suigetsu, que había estado presumiendo que sabía leer mapas, perdió al grupo.

Los chicos ya llevaban caminando dos horas más de las que se suponía que harían con la ruta corta y ninguno tenía idea de cómo volver.

—Ya no puedo más —dijo Karin sentándose a un lado de Kim, que había sido la primera en aprovechar un tronco tirado.

—Mandemos una bengala para que vengan a rescatarnos antes de que se haga de noche —sugirió Jirōbō.

—¿Quiénes las traen? —preguntó Juugo, pues se supone que habían designado a dos personas en llevar para asegurarse de no olvidarlas.

—Suigetsu dijo que las llevaría —comentó Kim.

—Zaku debía traer las otras, yo se las di —dijo Karin.

Ambos chicos fueron mirados por sus compañeros esperando que sacaran al menos una, pero cuando lo hicieron, no encontraron cómo encenderlas.

—¡¿Cómo pudieron traer las bengalas sin traer un encendedor o cerillos?! —gritó Kim.

—No soy fumador, es malo siendo nadador —protestó Suigetsu.

—Lo dejé en mi chamarra —Kazu se excusó.

—¡No ser fumador no es excusa! ¡Si sales de campamento, es parte del equipo básico! —exclamó Karin.

—¿Ah, si? Pues no veo que tú traigas uno —replicó el albino.

—¡Te di el mío para que encendieras la estúpida fogata porque tus estúpidos palitos no funcionaban y no me lo devolviste!

—¿Y los demás? ¿Qué hay de Tayuya? Ella si fuma —replicó Suigetsu.

—Tu arruinaste mi puta caja de cerillos en la camioneta cuando tiraste tu puto refresco —contestó la aludida con furia.

Juugo y Jirōbō tampoco llevaban nada que pudiera servir para encender las bengalas, pues era su primera vez de campamento, así que, aunque llevar encender o cerillos parecía lo más obvio como equipo básico, ellos estaban aprendiendo de esa experiencia.

La situación puso a discutir a los chicos, y Tayuya fue la más enérgica al gritar y zarandear al albino por haberlos perdido. Después de todo, él les había asegurado, no sólo que sabía leer los mapas, sino que no era su primera vez en la zona, así que los convenció de no contratar guía.

—Oye, esa marca de nacimiento tuyo es muy curiosa —Kim le comentó a Karin, pues Tayuya parecía querer descubrir cuántas groserías conocía al dirigírselas al albino y ninguno los paraba porque querían descansar un poco antes de buscar otra forma de salir de allí.

—¿Marca? —preguntó Karin y Kim le señaló atrás de su hombro izquierdo.

—Parece que tiene la forma de la huella de un animal con garras —siguió Jirōbō que también le había llamado la atención cuando lo vió— ¿No es un tatuaje? Parece una marca de nacimiento, pero…

—No es una marca de nacimiento —aseguró Karin incómoda. Por eso ella siempre llevaba ropa que cubriera esa marca, pero entre la caminata y que era verano, se había quitado la ropa hasta quedar en una blusa de tirantes— Es un tatuaje que me hice en una borrachera.

—El tatuador hizo un gran trabajo, el tono y todo hace parecer que es una marca de nacimiento. ¿Cómo se te ocurrió? ¿Por qué una huella con garras? —preguntó Kazu curioso.

—Yo…

—Deberíamos estar pensando en cómo volver al campamento. Falta una hora para que el sol se ponga y sin señal, no tenemos muchas opciones —interrumpió Juugo. Esto fue suficiente para que el grupo, incluidos Tayuya y Suigetsu, se centraran en el problema.

Aquella marca, Karin no sabía lo que era. Había aparecido en su hombro cuando tenía quince años y las circunstancias en que apareció, seguramente eran el motivo de que surgiera en su piel. Sin embargo, las garras que Jirōbō mencionó no estaban cuando se bañó esa mañana.

Cuando Karin tenía quince años, asistió a una fiesta de Halloween en un bosque cercano a su casa… o más bien, lo que quedaba de un bosque. Ese sitio era lo suficientemente chico como para que alguien pudiera perderse dentro, pero lo suficientemente grande para contener una multitud escondida detrás de los árboles.

La noche iba bien, todo mundo se divertía y por supuesto que bebió alcohol aquella noche, pero no el suficiente como para tener la laguna mental que tenía de esa noche. Ella recordaba que se había enojado mucho con una amiga por besar al chico que a ella le gusta. Ni siquiera era que el chico quisiera besarla, ella sólo se lanzó a robarle el beso y a decir verdad, lo que verdaderamente le enojó no fue que besara al chico, sino más bien que había sido con la intención de hacerla sentir mal.

Karin no quería darle el gusto a su ex amiga de verla enojada, así que fingió que no le había afectado nada, pero la chica no dejaba de hacer cosas para enfadar a la pelirroja y… nada, después que su ex amiga hiciera un comentario cruel sobre su cabello, ella ya no recordaba nada. Lo único que recordaba después de eso, era estar tirada en el lugar de la fiesta, pero sola.

Su hermano adoptivo llegó poco después de que ella despertara, la había ido a buscar porque había oído que los chicos que tenían allí la fiesta gritaban como locos sobre una criatura extraña que los atacó.

Cuando Kabuto la encontró en esas condiciones, se imaginaron lo peor, pero salvo la marca con forma de huella en su espalda, no tenía nada.

Orochimaru, su padre adoptivo, quiso quitarle la marca creyendo que quizá, quien quiera que la haya dormido, le había hecho ese tatuaje, pero al analizarlo, se dieron cuenta que era el melanoma natural de su piel.

Si, habían marcas que aparecían en la piel, los lunares cancerígenos eran ejemplo de ello, pero no había nada malo con aquella mancha tan bien definida en forma de huella.

Lo único que Karin supo al respecto de aquél día, fue que cuando su ex amiga hizo aquél comentario, ella se fue corriendo rápidamente y que cinco minutos después, la criatura a la que describían como un humano de dos metros peludo, atacó a los adolescentes. Nadie sabía cómo ella había llegado al bosque en esas condiciones ni lo que había pasado con la bestia.

La explicación que la policía dió a lo ocurrido, fue que el ponche había sido adulterado con alguna sustancia alucinógena, pues los adolescentes aseguraban que la criatura que vieron había herido y matado a algunos de los asistentes, pero cuando el pánico se calmó, se dieron cuenta de que todo mundo estaba ileso.

Nunca hallaron drogas en el cuerpo de los adolescentes que tuvieron aquella espantosa visión, y la mitad de los asistentes no tenían suficiente alcohol en el organismo para pensar que la bebida había sido la culpable. Y si bien un caso de histeria colectiva también fue propuesta, la comunidad se aferró al tema de las drogas para usarlo como advertencia a los jóvenes de no usarlas.

El caso particular de Karin también se usó para respaldar la idea de las drogas, que quizá fue la primera en caer en la alucinación, pero nadie pudo explicar cómo fue que ella fue vista salir del bosque por los asistentes de la fiesta, pero nadie la vio fuera ni meterse de regreso al bosque.

Ahora, esa estúpida marca que le recordaba un día tan horrible en el que ella no sabía qué había pasado, tenía una modificación sin explicación aparente y quería olvidarse del tema, por lo menos hasta volver al campamento. Si era posible, quizá volvería a casa en cuanto pisaran el campamento si aún conseguía transporte.

—Sugiero que caminemos media hora en esa dirección —propuso Juugo señalando el camino que había elegido— Si no vemos nada familiar, montaremos un campamento.

—Si, será lo mejor. No podemos dejar que nos agarre la noche sin refugio. Podrían haber animales salvajes y sin una fogata, estamos en desventaja —secundó Jirōbō.

—¿Y por qué esa dirección? —protestó Suigetsu.

—Porque llegamos por ese lado —dijeron todos los demás en coro.

Los chicos tomaron camino, pero desgraciadamente no hallaron nada que pudiera darles una pista del campamento, así que tuvieron que buscar refugio.

En este punto, se abrió un debate entre buscar refugio andando en una dirección distinta a las que habían tomado con la posibilidad de perderse más o buscar sobre los caminos que ya habían transitado.

Al final, optaron por permanecer dentro del tramo de camino que aún reconocían y se propusieron turnos para hacer guardia.

Como sabían que no dormirían enseguida, todos se sentaron en círculo con la intención de hablar un poco para distraerse, pero estaban muy desanimados con la situación y todos estaban ensimismados pensando sus opciones en caso de peligro o de que al otro día tampoco pudieran encontrar el camino.

—Comienza a hacer frío —dijo Kim que iba igual de ligera de ropa que Karin y Zaku, sin decir nada, se pegó a ella y disimuladamente la abrazó.

Suigetsu, cuando vio la escena, quiso hacer lo mismo con Karin, pero ella se había amarrado su chamarra a la cintura cuando inició la caminata, así que decidió ponérsela cuando sintió el fresco de la noche.

—¡Ay! ¡Fíjate! —se quejó Karin cuando el albino, a pesar de verla con la chamarra, intentó acercarse, pero cuando se recargó en sus manos para levantar el trasero y moverse junto a ella, se recargó en la mano de la chica.

—Fíjate tú —bufó molesto, aunque más bien estaba enojado consigo mismo por haber tenido un error tan grande.

Resignado, decidió esperar a que les tocara a ellos vigilar el sueño de los demás. Al menos los chicos habían aceptado dejar que él y Zaku hicieran vigilancia con las chicas y aunque a Suigetsu y Karin no les iba a tocar estar de vigilancia a la media noche, aún tendrían buena vista de la Luna de Sangre.

—¿A dónde vas? —preguntó Karin a Juugo, pues este, se había levantado de repente y comenzó a caminar.

—No tenemos mucho qué hacer en nuestra situación, pero si logro encender una fogata con varitas de madera, podremos prender las bengalas —respondió mientras recogía ramitas de alrededor— Jamás he intentado hacerlo, pero me sentiré más útil intentándolo que sólo quedándome sentado a esperar que pase la noche.

—Al menos si tenemos un listillo en el grupo —escupió Tayuya e imitó al chico para ella poder hacer su propio intento de encender la fogata.

El resto de los chicos hicieron su propio intento largo rato, pero lo más que consiguieron, fue que Jirōbō sacara un poco de humo y algunas chispas que no pudieron avivar.

Al final, todos estaban muy cansados por la caminata que se extendió de más al haberse perdido, y decidieron comenzar con los turnos de vigilancia desde las ocho de la noche. Era muy temprano, pero así esperaban que todos estuvieran despiertos para cuando amaneciera y poder encontrar la forma de volver al campamento. Por supuesto, también rogaban que alguien se diera cuenta de su campamento abandonado y que se hiciera el reporte para que los fueran a buscar, pero no querían depender sólo de ello.

Los primeros en vigilar, fueron Tayuya y Juugo y harían cambio de turno con Kim y Zaku a las once, después les tocaría a Suigetsu y Karin a las dos de la mañana y Jirōbō tendría turno con Juugo a las cinco, porque fue el único que accedió a acompañarlo y despertarían a todos a las siete en que ya habría luz.

Suigetsu luchó mucho para que lo dejaran vigilar con Karin y no porque alguien quisiera ponerle el pie, sino que le costó encontrar la forma de que quedaran así sin tener que decir sus intenciones frente a todos. Podría decirse que estuvo a punto de perder la oportunidad a pesar de tener a los chicos de cómplices, pero tuvieron que convencer a Tayuya y Kim de que era mejor así.

Fue una segunda lucha para el albino tratar de conseguir el turno que le permitiría pasar con la pelirroja la medianoche para poder aplicar su estrategia de ligue y no perderla, pero esa batalla la tuvo perdida porque Zaku también quería ese horario, aunque su estrategia fuera diferente.

El tiempo pasó y fue difícil conciliar el sueño en el primer turno, pues los chicos se sentían inseguros y vulnerables en medio del bosque sin armas, sin fogata y sin conocer los peligros de la noche, pero el cansancio de la caminata terminó por vencerlos, por lo que durmieron y fueron despertados en su turno correspondiente.

Cuando fue el turno de Suigetsu y Karin, el albino se miró emocionado cuando notó que entre Kim y Zaku había más cercanía. Parecía que su plan había sido un éxito y si a él le había funcionado, Hozuki estaba más que convencido que él no tendría fallas.

Los chicos se sentaron en los sitios asignados a los vigilantes, los cuales por cierto, no podían cubrir todos los flancos por el área en el que estaban, un claro, así que debían sentarse uno alejado de otro.

—¿Te dormiste? —Suigetsu preguntó a la pelirroja cinco minutos después de que se sentaron y se sentó junto a ella.

—Ve a tu lugar. Se supone que debemos vigilar ambos flancos —regañó la chica aburrida que guardaba su celular. Había estado mirando de vez en cuando para ver si conseguía señal.

—¿No te da miedo ver la luna ensangrentada?

—¿Por qué me daría miedo un fenómeno natural que no causa desastres? —no le dió importancia al tema y el albino se sintió algo frustrado, se suponía que ella debía sentir algo de temor.

—Pero hay mucha gente que cree que la Luna de Sangre está relacionada con las brujas, los vampiros y los demonios. No puedes decir que eso no es un desastre y menos si estamos en el bosque —dijo Suigetsu esperando poder plantar un poco de miedo o al menos, empezar a introducir su tema para el ligue.

—¿Crees en esas estupideces? ¿Por eso viniste a sentarte conmigo, por miedo? —ella levantó una ceja al interrogarlo, pues jamás habría pensando que su amigo fuera creyente de esas cosas.

—¡Claro que yo no tengo miedo! Vine a sentarme contigo porque creí que tú serías la miedosa —se defendió impulsivamente en el tono que le habría contestado cualquier otro día, así que se arrepintió de su reacción y trató de rectificar— Lo que quiero decir, es que la situación en la que estamos y bajo esta luna, no te culparía si te sintieras asustada.

—Créeme, tengo miedo de muchas cosas, pero no a los cuentos de brujas. Eso… ¿Oíste eso?

—¿Qué cosa? —preguntó Suigetsu y Karin le chisteó. Ambos se quedaron en silencio, pero el albino no escuchaba nada diferente de los ruidos del bosque que ya había escuchado en ese rato.

—¡Eso! —exclamó Karin.

Suigetsu volvió a quedarse callado, pero de nuevo no oyó nada inusual, ni siquiera cuando Karin, para no hacer ruido, le hizo señas con la mano cada vez que oía el ruido que decía oír.

—¿Estás intentando asustarme? Porque si es así, de una vez te digo que no es momento para bromitas —bufó Suigetsu enojado, pero se sobresaltó cuando la chica se levantó de su asiento.

—Se oye cómo si alguien caminara hacia nosotros desde allí —dijo Karin en alerta señalando una de las direcciones— Suigetsu, de verdad, si lo estás oyendo e intentas engañarme, de una vez te digo que no es momento para tus bromas pesadas —le dijo muy seria— Si alguien se acerca, tenemos que despertar a los demás de inmediato.

—No, te juro que no oigo nada —insistió el albino al ver la seriedad de la chica— Además, dices que eso que oyes se está acercando. Si fuera el caso, ya habría llegado aquí ¿No? —le señaló— A menos que tengas un oído biónico y lo que sea que estés oyendo esté a kilómetros de aquí.

El comentario del chico hizo a Karin voltearlo a ver, quedó pensativa unos instantes y cuando ya no oyó nada, torció la boca antes de regresar a su lugar.

—Quizá era algún animal pequeño —dijo poco convencida, porque estaba segura que lo que había oído eran pasos de una persona, pero sí, se oían algo lejos, así que quizá ella confundió el sonido y se trataba de un animal. Es decir, ¿Qué clase de persona, andaría sola y a oscuras por el bosque? Aún si fuera alguien perdido como ellos, sería muy imprudente andar por ahí en la noche.

Quizá, alguien que llevara una lámpara o una antorcha tendría más ventaja que ellos. Como fuera, si había alguien andando por el bosque, debía delatarse con la lámpara, antorcha o lo que sea con lo que se alumbrara, pero de algo estaba segura, ella vigilaría esa dirección.

—Es lo más probable. Al menos sabemos que hay búhos porque se escuchan mucho.

—Debemos tener cuidado. Cuando llegamos, ví un letrero que decía que hay lobos por esta zona —dijo Karin preocupada, pues si llegaba una manada de lobos, no tenían cómo defenderse o dónde refugiarse.

—¿Lobos? No… no creo que haya lobos —dijo asustado— Estarían aullándole a la Luna ¿No?

—No lo sé.

Quedaron callados unos instantes, Karin porque seguía al pendiente de ese ruido y Suigetsu porque estaba esperando oír algún aullido. Sin embargo, después de un rato sin señales de uno o de otro, el albino se dispuso a tratar de retomar su tarea.

—Hablando de lobos y hombres lobo… ¿Qué piensas de los vampiros?

La chica miró a su amigo levantando una ceja, intentando entender lo que el chico intentaba hacer, pero a la única conclusión que llegó, fue que estaba aburrido y hablaba de cosas al azar… o no tan al azar, esa enorme luna roja debía darle las ideas.

—¿Qué opino de qué? ¿De la literatura, el cine, el arte…?

—¡¿Te gustan o no?! —preguntó desesperado de que ella no estaba siguiendo su guión.

—Me gustan. Bueno, si hablamos de los antiguos como Drácula, Ruthven o Clarimonde, ya sabes, vampiros antiguos, malos, que representan la lujuria y la crueldad. Aunque si me lo preguntas, esos vampiros representan los siete pecados capitales en conjunto —respondió Karin con sinceridad— Los vampiros modernos, esos que se enamoran de la humana lela o los que viven atormentados debatiéndose el significado de la vida, pues… bueno, los filosóficos me agradan, pero los enamorados son más para niñas que creen que el primer amor es eterno.

—¿No te gustan ni un poco? —preguntó Suigetsu viendo sus planes esfumarse.

—No voy a negar que los he leído, pero siendo honesta, no son mis favoritos. Creo que sólo les presto atención los meses en que mis hormonas están a tope, pero no pasa muy seguido.

¿Por qué demonios Karin no cooperaba? Si no estuviera seguro que ella no tenía ni idea de lo que Suigetsu planeaba, él podría pensar que ella lo estaba haciendo apropósito para joderlo.

No, parte de ser galán, era saber improvisar, así que debía poder hacer algo. Además, como no había podido conseguir el turno de la medianoche, debía apresurarse, antes de que el color se desvaneciera por completo. Ya de por sí era demasiado malo que la luna no se viera como en las películas.

—¿Y si te dijera que soy un vampiro? —arrojó la bomba en un tono suave, casi tímido.

—¡No digas tonterías! —se burló la chica.

¡Al fin una frase del guión que el albino tenía preparado!

—Hablo enserio. Los vampiros no somos como los pintan los humanos —se puso serio para convencerla y se acercó a ella.

—¿Te comiste los hongos que Zaku recogió? Les dije que no…

—¡Soy un vampiro y tu sangre me vuelve loco! —exclamó lanzándose sobre ella. De un momento a otro, Suigetsu tenía a Karin en el suelo mientras él mantenía su rostro cerca del de ella— Hoy hay Luna de Sangre y los vampiros aprovechamos esta oportunidad para conseguir una compañera para la eternidad —acercó sus labios a los de ella, pero sin cambiar la distancia, pasó su boca por su mejilla y la acercó a su oreja— ¿Quieres ser mi comida o mi novia?

Suigetsu, metido en su papel, lamió el cuello de la pelirroja que estaba sonrojada y sorprendida por la situación. Empero, ella se vio distraída cuando un extraño olor pasó por su nariz. Aún cuando el aroma era particular, ella estaba segura que lo había percibido antes.

—¿Hueles eso? —preguntó ella.

—Es el dulce aroma de tu sangre —respondió el albino dispuesto a no permitir que ella se volviera a salir del guión.

—Es enserio, Suigetsu, es… ¡Ay! —exclamó la chica cuando el albino de verdad le mordió el cuello, aunque no con la suficiente fuerza para perforarle la piel— ¡Olvídate de esta tontería, alguien se acerca!

Karin estaba enojada de que él no tomara en serio sus palabras y aunque sabía que ella no tendría la fuerza para quitárselo de encima, igualmente lo empujó con todas sus fuerzas.

Para sorpresa de ambos chicos, el albino terminó tirado a un lado en el suelo a unos metros y aunque la pelirroja quedó pasmada con lo que ocurrió, volvió a ponerse en alerta cuando el ruido de unos pasos, en la misma dirección de la primera vez, se dejaron oír.

—¡Oye! ¿Qué diablos te pasa? Se supone que…

—Un lobo —murmuró Karin al ver entre las sombras, un gran lobo negro que se acercaba a ellos.

—¿Un lobo? —preguntó Hozuki mirando en la misma dirección que la chica, pero él no distinguió nada— No inventes cosas que…

—No te muevas —murmuró la pelirroja que se quedó inmóvil, sentada en el suelo.

—¡No quieras engañarme! ¡Maldita sea! —exclamó el albino molesto y caminando hacia la chica, pero antes de poder tomarla de la muñeca para hacerla levantar y seguir reclamándole, un lobo negro se lanzó sobre él.

El lobo tiró al albino al suelo quedando encima de él. Era una escena parecida a cuando Suigetsu había empujado a Karin al suelo, sólo que en este caso, el lobo negro le gruñía y parecía que en cualquier momento lo mordería.

—¡No! —gritó Karin asustada por la escena y para ese punto, el resto de los chicos ya se estaban despertando por el escándalo. Por otro lado, el lobo pareció abstenerse de la mordida, pero seguía encima del albino gruñéndole.

—Bonito… lobito… no soy apetitoso —decía el albino muy nervioso, sudando y sin poder moverse.

—¿Qué carajos están haciendo? —se oyó la voz de Tayuya que despertaba irritada. Debido a la oscuridad y que recién despertaban, ninguno de los que habían estado durmiendo, se habían dado cuenta de la presencia del lobo.

—¡Si quieren coger…!

Zaku no pudo terminar su reclamo porque Juugo le hizo una seña de guardar silencio. Él fue el primero en percatarse del lobo.

—No hagan ruido —les habló lo suficientemente fuerte para que todos lo oyeran, pero sin ser estruendoso— No se muevan.

—¿Qué hacemos? —preguntó Kim en voz baja, pero muy asustada.

—Mientras no perciba hostilidad de nuestra parte, quizá se vaya y no nos haga nada —dijo Juugo.

—Es muy grande. Es probable que sea el alfa —mencionó Jirōbō— Su manada debe estar muy cerca.

Aquella información puso más nerviosos a los chicos y se limitaron a no hablar ni moverse, esperando que el lobo se fuera por su cuenta y no llegaran los demás. Se podría decir que aquello era un deseo colectivo, pero parte del deseo mental que Karin tenía, era que ese lobo no le hiciera daño a ninguno, incluído a Suigetsu que seguía temblando debajo del animal.

Para sorpresa de todos, el lobo dio un paso atrás. Pareció dudar, pero finalmente se hizo a un lado.

Los chicos no se relajaron del todo, pues aunque veían el peligro alejarse de su amigo, temían que el lobo cambiara de objetivo y no sabían quién sería. La respuesta a sus preguntas no tardaron en ser resueltas.


Si, lo siento muchísimo. Ya les había advertido desde la primera historia de la semana que la mayoría de las historias que escribí para esta semana tenían más de un capítulo y por desgracia, esta es una de ellas.

Al igual que "Advertencia del más allá", esta historia no tendrá actualización hasta que esté terminada la Horror Week SasuKarin, pero mientras esperan la continación, me encantará leer sus teorías sobre lo que está pasando. ¿De dónde adquirió Karin esa marca? ¿Por qué cambió? ¿Ese lobo se comerá a alguien? ¿Quizá a Suigetsu? ¿Lograrán volver a su campamento? ¿Suigetsu logrará conseguir el si de Karin si el lobo no se los come? ¿Qué otras preguntas tienen y qué respuestas creen que son las correctas?

Espero hayan disfrutado de esta nueva historia y una vez más, quiero agradecer a ManaKarin por el edit de la portada n.n

Sin más, nos vemos hasta la siguiente historia n.n