CAPÍTULO 4: ¿DECLARACI"N DE INTENCIONES?

Volvió a girar la cabeza para mirarla a ella, mientras movía las caderas con la música, con las manos en la cintura de Sally-Anne. Poco a poco las iba subiendo, como si realmente la estuviese acariciando. Necesitaba otro cubata. Los celos se me comían. Perdiéndolo de vista momentáneamente, me acerqué a la barra para pedir otro Ron con Cola. Había un montón de gente agolpada allí, tuve que gritarle al camarero. Cuando por fin mi bebida estuvo en mi mano, la canción había cambiado. Otra no menos sugerente, pero más movida, caldeaba el ambiente, un ritmo latino y poderoso se apoderó de los bailarines en el centro de la pista.

Sobe son son son

Sobe son son son

Muévelo que muévelo para gozar (Miami Sound Machine)

Lo había perdido, lo busqué con la mirada, pero no había ni rastro de él. Vi en un extremo lejano a Pansy bailando con Zacharias Smith, a uno de los gemelos Weasley haciendo el payaso encima de un podium, a Blaise hablando con Padma, bastante cerca el uno del otro. Incluso vi a Sally-Anne, que tonta que soy, Perks, hablando con una no menos tonta Brianna Moon. Pero de Harry, ni rastro. Yo no me iba a quedar sin saber que era lo que había pasado en el pueblo. Intuía que a Harry no le era del todo indiferente, y ahí iba a jugar mi baza. ¿Quizá me estaba equivocando, y solo lo había imaginado? Esperaba que no.

Recorrí toda la discoteca buscándolo, saludando a algunos conocidos por el camino. Realmente, nunca había estado tan llena la discoteca. Gente de todos los países deambulaba, bailaba, se besaba, por allí. La canción cambió varias veces. ¿Cuánto tiempo llevaba buscándolo? Me estaba desesperando. La discoteca parecía no tener fin, y todos y nadie a la vez parecían ser él. Tenía calor, estaba un poco mareado, de dar tanta vuelta, del olor a humo, de los tres porros que nos habíamos fumado, de los cinco cubatas que me había bebido, de la sensación de sus labios sobre los míos, su mano en mi pelo, mi brazo…me estaba colando mucho por él. Todo cuanto pude desearlo, y amarlo antes de esa noche, se estaba convirtiendo en una miseria, en la punta del iceberg de todo aquello que sentía ahora. El deseo irrefrenable, de las ganas de saber más, de probar más…

- ¿Dónde coño te has metido, Harry?- pregunté en voz alta mientras sonaba una canción de Madonna.

Life is a mistery

Everyone stay alone

I hear you call my name

And it feels like home

When you call my name

Is like a little pray… (Like a prayer, Madonna)

Unas manos fuertes rodearon mi cintura, un cuerpo cálido y fuerte se pegó al mío. Contuve la respiración. Sabía que era él, incluso antes de que susurrara en mi oído:

- Siempre justo detrás de ti- me sopló en la oreja con suavidad, mientras me daba la vuelta. Totalmente pegado a su cuerpo- Vamos a jugar todos a un juego, ¿vienes?- asentí torpemente, borracho de su olor, de su calor, de su incipiente erección contra la mía propia.

- Tenemos que hablar, lo prometiste- le recordé mientras caminábamos hacia allí.

- Tenemos que hacer algo más que hablar, Draco- sonrió con picardía mientras pasaba un brazo por mi cintura y me instaba a ir hacia donde estaban todos. En un momento de extraña valentía, porque en esos momentos, me estaba derritiendo por su contacto, por lo que acababa de decir, una ¿declaración de intenciones? Llegamos a donde estaban todos, reunidos en un círculo, en uno de los Privados, donde la música era más sutil, menos evidente, para poder hablar con tranquilidad- Lo encontré- me señaló cuando todos se giraron a vernos- Nuestras bebidas por favor- pidió a Pansy, que cogió dos vasos de una mesa, en la que había habido bastantes anteriormente, ya que estaba llena de marcas de vasos- Ron con Cola, ¿verdad?- cogí el vaso ofrecido por él, sabía lo que bebía, se había fijado. Lo miré mientras se sentaba en el respaldo del sofá semicircular morado que ocupaba el centro de la estancia. Me senté frente a él, para no dejar de verlo.

- Bueno, ¿todos habéis jugado alguna vez al Yo nunca…?- comenzó Michael Corner, casi todos asintieron, pero hubo un par, que dijeron que no- Es muy fácil, uno, dice: Yo nunca…me he masturbado, por ejemplo, entonces, todos los que si lo hayan hecho, tienen que beber un trago de su bebida. Es más divertido si se preguntan cosas picantes, o algo así. Empiezo yo mismo, ¿vale?

- Vale, pero…- preguntó Harry- ¿qué hacemos si hemos hecho de todo, y se nos acaba la bebida?- ¿hecho de todo? Pero ¿qué había pasado con Harry Potter, el perfecto, inocente Harry Potter en un año que había pasado fuera de la escuela?

- Previendo eso, los vasos están encantados, cuando se acabe la bebida, volverá a llenarse del todo. ¿Empezamos? Yo nunca he…tenido un sueño erótico- empezábamos bien, acerqué el cristal a mis labios, mientras bebía un largo trago. Casi todos lo hicieron, Harry incluido, nos reímos. El juego continuó, Harry bebió en casi todas las ocasiones, se había masturbado, hecho el amor, en una piscina, fumado marihuana, aunque eso no fuera un secreto, sin embargo, no había tomado ningún otro tipo de droga, tenía un tatuaje, que entre los chillidos de todos nos enseñó, se dio la vuelta y se levantó la camiseta, en la rabadilla tenía tatuada la silueta de unas garras negras arañándole la carne hacia los glúteos, totalmente apreciables debajo del pantalón. Bebí un trago de mi bebida, mientras nadie me veía para sofocar mi calor.

- Vale- dijo Blaise mirándome- ahora viene una preguntita difícil, jejej- ¿qué iba a preguntar? Lo miré fulminándolo con la mirada- Yo nunca…me he sentido atraído por alguien de mi mismo sexo- el silencio siguió a la declaración, con un ligero miedo, era ahora o nunca, bajé la vista hacia mi vaso, y mientras lo alzaba para beber un sorbo, vi, si, esta vez no me engañó el alcohol, ni las luces, ni mis propios deseos, vi, como Harry, bebía de su vaso un laaaargo sorbo. Envalentonándome, yo también bebí. Sin apartar la mirada de él, que, no pudo evitar una sonrisa hambrienta.

- Pues ahora pregunto yo- repliqué, en un intento de venganza a Blaise- Yo nunca…me he sentido atraído por Padma Patil- la aludida se puso roja, y mientras varios bebían, Blaise incluido, yo aproveché para mirar a Harry, que sonreía divertido. En seguida, él habló, con su voz grave, socarrona, y de vuelta de todo, que me ponía los pelos de punta.

- Yo nunca…me he masturbado pensando en alguien que está aquí- me miró mientras bebía el último trago de su vaso, lo imité. El juego siguió varios minutos más, enterándonos todos de cosas bastante sugerentes e intimas de todos los del grupo. Cuando nos cansamos, y se nos hubieron acabado las preguntas interesantes, entró un camarero con aspecto de pardillo que nos dijo que se nos invitaba a todos a cuantos chupitos de tequila quisiésemos. Salimos de allí en grupo y nos acercamos a la barra. Yo no tenía muy claro si quería matar a Blaise o comérmelo a besos. Hablaba con Padma, parecía que su anzuelo también iba a ser picado aquella noche, y en un momento que me miró, le guiñé un ojo, y me sonrió, señalando a mi derecha. Harry hablaba con Michael Corner de Quidditch. Me uní a la conversación, mientras Pansy se encargaba de pedir los chupitos para todos.

Cuando hablaba, Harry me miraba fijamente, atento a lo que decía, y momentos después, apoyaba su codo en mi hombro. En un instante de inspiración, pasé mi brazo por su cintura. Continuamos hablando como si nada estuviese pasando, como si fuese tan normal, que dos personas, que hasta esa noche, habían hablado lo justo, y hasta hacía dos años, si se cruzaban dos palabras era para insultarse, o cagarse en los muertos del otro. Michael nos miraba un poco extrañado por la familiaridad, la naturalidad del gesto, pero continuó hablando. Hasta que Harry alargó la mano, y me quitó una cosa del pelo. Y no pudo dejar de preguntar:

- ¿Desde cuando sois tan amigos?- aunque por su tono de voz, se deducía, que había dicho amigos, por no decir otra cosa…

- Desde que me he fijado en que tiene un culo espectacular- dijo Harry con voz grave, totalmente serio, dejando a Michael clavado en el sitio, mirándonos, temeroso de que a Harry o a mí nos hubiese molestado la pregunta. No sabía si lo había dicho de broma o no, pero cuando la mano de Harry se apartó de mi hombro para pellizcar la recién elogiada parte de mi cuerpo, supe que no iba del todo en serio, pero tampoco iba del todo en broma. Y no pude evitar sonreír. La llegada de Vince con el anuncio de que la primera ronda de chupitos de tequila estaba servida, interrumpió el momento. Nos pasaron un vasito, un sobrecito de sal y una rodaja de limón a cada uno.

Me chupé la mano, vertí la sal en ella, la lamí, bebí el tequila de un trago, y me metí el limón en la boca, notando como el ardiente líquido bajaba por mi garganta, hasta asentarse cálido en mi estómago. Abrí los ojos, y descubrí un par de ojos verdes mirándome asombrados. Aún tenía su chupito en la mano.

- Desde luego- nos dijo condescendiente- mira que podéis llegar a ser aburridos- chascó la lengua como reprendiéndonos- Deberías hacer un curso de "Cómo pasarlo bien en una discoteca: Método muggle", que, no es por nada, pero es bastante mejor que el vuestro.

- ¿Por qué no nos lo enseñas tú, Harry?- sugirió exasperantemente Sally-Anne Perks, vale, igual no es que la chiquita fuera exasperante, igual es que yo no podía soportarla. Para mi alivio, Harry la miró como si acabara de hablarle un moco. Y se giró hacia el resto.

- Bueno, Lección uno: Chupito de tequila. Nunca, he visto tomarse a nadie, después de todo lo que hemos bebido, fumado, y jugado esta noche, tomarse un chupito así. ¿Cómo se toma? A ver, un voluntario- me miró y alargó la mano para cogerme, agarró mi brazo y tiró hacia él, acercándome- tú mismo. Gracias por ofrecerte. Primero, escogemos a una persona, novio, amigo, rollo de esa noche…abrimos el sobrecito de sal, o cogemos un salero, si no hay sobrecito- abrió el sobrecito- Segundo, inclina la cabeza por favor- hice lo que me pedía- no, hacia un lado, mostrándome el cuello- ladeé la cabeza apartándome con la mano el pelo, como si estuviese ofreciendo mi yugular a un vampiro- lamemos el cuello del otro, más que nada, porque es imposible lamérselo uno a si mismo- todos se rieron- ¡Ah! Se me olvidaba, Draco, sostenme la rodaja de limón, por favor- alargué la mano, pero él me la puso en los labios, entendiendo la gracia del juego, abrí la boca y sostuve la rodaja ácida en mi boca, esperándole- Así, perfecto, eres un ayudante buenísimo, creo que te voy a contratar indefinidamente- se acercó a mi, y sacando la lengua, cálida, y húmeda, lamió mi cuello, provocándome un escalofrío. Se me pusieron todos los pelos de punta.

- Ahora, echáis la sal en lo que habéis humedecido- noté como caían los cristalitos en mi cuello- La laméis- lo hizo, mientras ahogaba un jadeo, porque además de lamerme el cuello, estaba cogiéndome por las caderas, pegado a mi, totalmente pegado a mi- Ahora os bebéis el tequila, de un trago- se llevó el vasito a la boca y se lo bebió, y sin más dilación, se abalanzó sobre mis labios, para coger la rodaja de limón, rozando los míos, permaneciendo allí más tiempo del necesario para obtener el limón, pero mucho menos tiempo del que yo hubiera deseado. El resto se quedaron un poco alucinados. Pero si soy sincero, a mi me dio igual. Harry les instó a practicar lo que acaban de aprender. Yo sabía exactamente donde me había tocado, la zona me hormigueaba contenta, la sentía caliente, palpitante. Ávida de más. Las luces de la discoteca bajaron un poco y la música se hizo más lenta, más sugerente. No podía creerme que todo aquello estuviese realmente pasando. Pero si que pasaba. Harry estaba a mi lado, moviéndose seductoramente al compás de la música. Rozándose contra mi cuerpo

Las ganas palpitaban, tronaban, cantaban, chillaban

En plena noche en el pecho de…Paula, oh Paula

El tedio aquella noche era enorme, llamaba, buscaba

Un príncipe ideal, en cambio ella era la dama del castillo

Aquello no podía estar pasando, era un sueño, demasiado perfecto para ser real, demasiado erótico para no ser onírico. Harry bailaba frente a mi, rozándome ligeramente, mirándome a los ojos, para hacerme creer que aquello era cierto, que su cuerpo no era producto de mi imaginación.

El tuyo es…rojo, relativo, no se mancha de amor

Y por eso, canta muy dentro de ti

Por tu gran soledad y porqué

Venga ámate mucho esta noche, y mañana vuelve a ser

Quien no se divierte porque, buscas algo más fácil que hacer

Desde luego, me estaba poniendo a cien con un bailecito, pero es lo que había soñado despierto tantas veces. Fui cobrando un poco de valor, y por primera vez, sin cerrar los ojos, comencé a dejarme llevar por la música, sugerente, invitadora. Muy clara. Estábamos tan cerca, que cualquier movimiento que hiciésemos, iba a hacer que nuestros cuerpos se tocasen. Y cada vez estábamos más cerca.

La timidez salía, pero huía, escapaba

De noche se diluía en los ojos de…Paula, oh, Paula

Jugaba al escondite, se escondía, y mostraba

Buscaba a sus cazadores

Y en cambio, ella era la presa de ese bosque

Ahora ya bailábamos el uno contra el otro, tarareando la canción. Cantándonosla el uno al otro. Todas las vergüenzas perdidas. Ahora ya no había nadie más en el Wizard Beach Club, únicamente nosotros dos, bailando, y comenzando a acariciar.

El tuyo es rojo, relativo, no se mancha de amor

Y por eso, canta muy dentro de ti

Por tu gran soledad y porqué

Venga, ámate mucho esta noche, y mañana vuelve a ser

Quien no se divierte porque, buscas algo más fácil que hacer

No se si alguien estaba mirando y que cara ponían, pero a mi me daba igual. ¡Estaba bailando con Harry Potter! Nada más importaba. De pronto, puso las manos en mis caderas y me acercó mucho más a él. Yo le puse las manos en los hombros, y bailamos así. La parte más sexual de la canción. Me la cantó al oído, y…

Y no descansas ya

Solos pantalla y t

Das tanta pena

Teclado y alma…

Que demuestro así con esto…

Muchas formas, aire, sexo… (Tiziano Ferro)

¡Me mordió el lóbulo de la oreja! Succionándolo suavemente luego. Creía que me acababa de morir…. Nunca había sentido algo así. Su cuerpo se rozaba contra el mío. Podía notar sus manos en mis nalgas, viajando por toda mi espalda, mientras con un ansia, que no había visto en nadie, acercaba sus labios a los míos, y me susurraba…

- Me muero por darte el morreo que nos ha quedado pendiente jugando a la botella- y dicho y hecho, cerré la distancia que nos separaba, apenas unos milímetros y le bes