Extraña obsesión
Capítulo I
La noche era clara, la Luna llena reinaba en el cielo rodeada de estrellas y la suave brisa acariciaba gentil el rostro de un meditabundo y también algo preocupado Inuyasha.
Había permanecido sobre aquella rama por muchas horas ya, cuando la impaciencia se apoderó de él por completo, entonces dejó su trono y se encaminó con determinación hacia el pozo que comunicaba su tiempo con el de Kagome.
Kagome...
Aquella niña tonta... ¿Qué demonios estaría haciendo allá, que no regresaba?
Para variar, no habían peleado ni nada de eso... hasta donde él sabía todo estaba bien al momento de partir hacia su época, y era por eso que no se explicaba la tardanza de ella. Había dicho que regresaría al cabo de tres días... pero ya había transcurrido el cuarto y ni noticias de la escurridiza muchacha. ¿Es que no tenía palabra?
Una vez junto al pozo de los huesos, se inclinó ligeramente y olfateó... pero no percibió ningún aroma extraño. Con más razón su impaciencia se incrementó y hasta se sintió molesto. De nada servía ser cortés y complaciente con ella. ¡Tonta Kagome! No se podía confiar en ella ni dejarla andar por ahí sin supervisión.
"¡Hay Kagome! ¿En dónde demonios te has metido? ¿Qué tanto tienes que hacer en tu tiempo? "
Ciertamente, había cosas mucho más importantes y urgentes a las que atender en el Sengoku. Reunir los fragmentos de la Esfera de las Cuatro Alamas, era mucho más importante que los absurdos estudios que le quitaban tanto tiempo a Kagome. ¿Es que nunca lo entendería?
Él había llegado a pensar que las cosas estaban muy claras a ese respecto, y era por eso que se sentía tan enfadado cuando Kagome no cumplía con lo que prometía... más allá de las promesas que se hicieran de acompañarse y de protegerse el uno al otro, la misión que tenían que cumplir representaba mucho más que una aventura, porque Naraku nunca descansaba y ya les llevaba mucha más ventaja de la que ellos pudieran desear.
-Ya veo que tendré que ir por ti... – Murmuró entre dientes y se perdió en las profundidades del pozo.
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Kagome abrió los ojos con dificultad, le llevó unos momentos poder aclarar la vista y cuando por fin lo hubo conseguido, comprobó que en realidad estaba rodeada por la penumbra.
Estaba confundida y desorientada, no sabía en dónde estaba... Un insistente dolor de cabeza la atormentaba dificultándole el razonamiento. Trataba de reconocer aquel lugar, pero como en principio no distinguía bien las cosas en la oscuridad... simplemente trató de buscar en sus recuerdos algún indicio de las razones por las que estaba allí, cual fuera ese lugar.
Se descubrió a sí misma tendida en un mullido lecho, un género suave cubría su cuerpo desnudo... "¿Desnudo?"
Se sobresaltó al darse cuenta de su condición e instintivamente cubrió mejor su cuerpo con las sábanas, para luego dejar el lecho en busca de sus ropas y por supuesto, también de la salida.
Por más que buscó y buscó incesantemente no halló ninguna de las dos... ¿Acaso no había una salida? ¡Claro que debía existir una! Sólo que... tal vez estaría muy bien oculta. ¡Y para colmo no podía ver nada en toda esa oscuridad! Buscaba a tientas... pero no halló en su camino más que algunos muebles.
De repente la frustración se transformó en miedo. Estaba perdida sin noción del tiempo que había estado allí metida, y en medio de una oscuridad tan densa que bien podría haber pensado que estaba ciega... Sintió que sus ojos se llenaban de lágrimas, y aunque trató de retenerlas, no lo consiguió. Soltó un leve sollozo y se cubrió el rostro con las manos... Entonces se dio cuenta de que no sabía porqué estaba actuando en ese modo, ella no era sí, no era de las que se dejan asustar y se echan a llorar...
¿Porqué? ¿Porqué estaba llorando? ¿A qué le temía realmente?
A su alrededor tan sólo se percibían los sonidos que ella misma emitía, por eso cuando por fin logró recomponer el ritmo de su respiración, se hizo un silencio inimaginable, sobrenatural.
Pero ese silencio no duró más que el breve tiempo que Kagome pudo contener la última inspiración dentro de sus pulmones... Volvió a intentarlo y entonces pudo percibir la presencia de alguien más que poco a poco se aproximaba.
No estaba en la misma habitación con ella, pero se acercaba. De eso estaba segura.
Siguió el sonido de unos pasos con atención, tratando de identificar el lugar de donde provenían. El sonido se intensificaba... Se hizo de repente la luz y Kagome cerró los ojos con fuerza. Aquella luz era demasiado brillante y le lastimaba los ojos.
Luego sintió como una fuertes manos la sujetaban por los hombros, y una respiración agitada cerca de su oído.
- Hasta que por fin te despiertas. No pensé que fueras a recuperarte con tanta rapidez. Eres fuerte. - Una voz gruesa y algo ronca se susurró al oído.
Kagome quería gritar, salir corriendo de allí, pero su cuerpo no le respondía.
El ser que la sujetaba se percibía agresivo, hostil. Trato de abrir los ojos para mirar de quién se trataba, pero la intensa luz seguí ahí, segándola. Volvió a intentarlo y por un momento creyó que ese resplandor provenía del ser que la tenía sujeta.
Algo húmedo y frío le rozó el cuello e inconscientemente se estremeció.
- Mhm... Muy bien, ya va siendo hora de que compruebe la veracidad de esos comentarios...
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Continuará...
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Notas de la Autora
Bueno, este es el primer fanfic que escribo en mi vida... no sé que tan aceptable me halla quedado... espero que lo suficiente como para que alguien se interese en saber como continúa ^^
Espero que les halla gustado el principio de la historia y por favor denme su opinión ( buena o mala).
Gracias por leer hasta aquí.
Leyla^^
