Disclaimer: Todos los personajes de Inuyasha son propiedad de Rumiko Takahashi, yo sólo los he tomado prestados para entretenerme un rato. En cuanto a Yoko, Rioko, el Señor de ambos: Hiroki, Nishido y Yume, son una invención mía, así que si alguien quiere que se los preste me avisa primero.^^

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Extraña obsesión

Capítulo X

Ninguno de los dos se dio cuenta, pero el insistente sueño que les embargó, poco tenía que ver con el cansancio o con los golpes, sino más bien con la magia del buen Yoko.

Casi sin percibirlo, muy gradualmente, los bostezos de ambos se fueron haciendo más frecuentes, hasta que finalmente se quedaron profundamente dormidos.

En el aire había un cierto deje de aromas dulces de flores, muy pero muy sutil. Un perfecto engaño que ni siquiera Kagome como sacerdotisa pudo descubrir, ni tampoco Inuyasha con su desarrollado olfato.

El sueño fue profundo y placentero, sin sueños ni pesadillas, y duró hasta el amanecer. O, para hacer honor a la verdad, hasta que Yoko irrumpió en las catacumbas y descubrió horrorizado la escena. ¿Acaso la humana había pretendido liberar al hanyou? La idea no era tan descabellada, sobre todo si tenía en cuenta que el día anterior le había salvado la vida...

Iba a correr hasta su amo con el cuento, esperando que así Hiroki se desengañara de una vez por todas de la humana. Ya se estaba frotando las manos con deleite al imaginar el fin que todo aquello tendría...

— ¡Ja! — Se mofó una voz a sus espaldas. — De sólo verte ya imagino lo que debes de estar planeando, y déjame decirte que eres un necio.

— ¡Rioko! ¿Qué demonios haces siguiéndome? — Reaccionó el viejo youkai, visiblemente ofuscado.

— Nada más procuro no enviudar... — Observó acercándose a la joven que yacía sobre el duro piso de piedra. — Aunque no sé por qué lo hago. Ah... a veces pienso que debería abandonarte a tu suerte, pero creo que estoy demasiado acostumbrada a tu desagradable compañía, si te matan tal vez mi vida se volverá aburrida. — Continuó en tono cansino.

Yoko nada más la miraba con desprecio e indignación en los ojos. Aquella hembra le tenía la paciencia por los suelos. Si era tan sabia y siempre tenía una respuesta para todo, ¿entonces porqué no le encontraba remedio a aquella maldición? ¿Acaso no se daba cuenta de los enormes esfuerzos que hacía para pudieran ser libres? Una ingrata, eso es lo que era.

Rioko olfateó el aire y continuó sabihonda su discurso aprovechando la oportunidad que le daba su marido. — Estabas realmente cansado anoche, este hechizo de sueño no tiene fuerza suficiente para detener a un humano con la suficiente rapidez.

— ¿Qué dices? — Inquirió el youkai, profundamente ofendido, ya que detestaba que menospreciaran sus dotes de mago. Él era bueno, y lo sabía muy bien.

— Vamos, Yoko, sabes bien de lo que estoy hablando, no querrás que te dé explicaciones, ¿cierto? Esta muchacha vino aquí nada más por curiosidad, seguramente estuvieron platicando y finalmente se quedaron dormidos. — Yoko refunfuñó. — Reconócelo, si hubiera querido liberarlo no habría tenido problema alguno para hacerlo. — Se inclinó junto a la joven y llamó a su marido con un ademán para que se acercara.

Él la miró con reticencia y no se movió un ápice de su sitio.

— No te quedes ahí parado mirándome. — Rioko le llamó la atención. — Ven y ayúdame a llevarla a su habitación.

— ¿Y porqué haría yo eso? Déjala ahí en donde está y que sea Hiroki quién la encuentre y saque sus propias conclusiones.

— ¡¿Insistes?! ¡Pero mira que la estupidez no se te quitará con nada! Mi madre tenía razón cuando me decía que era una tonta si unía mi vida a la de un idiota como tú. — Meneó la cabeza, contrariada. — Y pensar que yo tenía la esperanza de que con el tiempo cambiarías...

— Ya deja de decir idioteces, ¿quieres? Llevas toda una vida reventándome los oídos con la misma cantinela: que si eres un estúpido, que mi madre tenía razón, que mi pobre padre debe de estar revolcándose en su tumba... — Comenzó a recitar en tono de burla, afinando la voz en vano intento de imitar la voz chillona de su esposa, y agitando frenéticamente los brazos como si pretendiera emprender el vuelo.

— ¿Tienes idea de lo ridículo que te ves? — La mirada de la youkai estaba cargada de puñales. — Deberías agradecerme que te esté salvando la vida todo el tiempo en vez de estarme agrediendo. Reconoce de una vez que sin mí no habrías vivido la mitad de lo que llevas cometiendo zonceras.

— Explícate.

— Si le llevas algún cuento al amo acerca de esta mujer, lo más seguro es que te mate. ¿Es que no lo comprendes? No sólo es la viva imagen de la señorita Yume, ¡es la sacerdotisa que purifica la Shikon no Tama! Su alma es pura, Yoko, y el amo lo sabe.

El viejo youkai se acercó a su esposa y se inclinó ligeramente para sujetar luego a la muchacha por debajo de los brazos. — Tú ganas, para variar, — dijo con voz muy queda, — sujétala por las piernas y salgamos de aquí antes de que Hiroki comience a llamarnos.

Todo marchaba bien, sin sobresaltos. Transportaban a Kagome hacia su habitación sin mucho esfuerzo, Rioko con una mueca burlona danzándole en los labios, y Rioko refunfuñando por lo bajo. Todo marchaba bien... hasta que al llegar al final del corredor por el que transitaban, giraron a la derecha y se toparon con la imponente anatomía de su amo, quien les observaba ceñudo y severo, tratando de comprender de qué se trataba todo aquello.

Yoko palideció, y Rioko abrió desmesuradamente los ojos y enmudeció por completo.

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¡Maldición!

Después de toda una noche de persecución, lo habían perdido de vista. Sí, el secuestrador de Shippo se les había escapado, se desvaneció en el aire como si nunca hubiese existido.

Sango y Miroku estaban preocupados, sí, pero también estaban algo decepcionados de ellos mismos por no haber sido capaces de cuidar bien del pequeño.

Inuyasha que llevaba desaparecido ya varios días, Kagome que llevaba perdida demasiado tiempo, y ahora lo de Shippo era el colmo. ¿Acaso iban a desaparecer todos de a uno por vez? ¿Quién sería el próximo? ¿Y porqué alguien hacía todo eso? Por momentos pensaba que Naraku estaba detrás de todo el asunto, pero por momentos esa idea se le hacía incongruente. Claro que la aparición de aquellos repugnantes insectos ponía fin a esa duda, pero aún así, una vocecita interior le decía que había algo, o alguien más, sobre todo porque el estilo contaba con marcadas variaciones: No los habían atacado directamente, ni estando solos los miembros más débiles del grupo, sino que habían pretendido guiarlos hacia alguna parte, o mejor dicho aproximarlos a alguna parte, porque era evidente que les habían dejado a mitad de camino. ¿Pero a mitad de camino hacia dónde?

Quien fuera que estuviera tramando aquello estaba impaciente, y una buena estrategia podría haber sido el desandar el camino recorrido hasta entonces, pero no, eso no era viable bajo ningún punto de vista. Iban directo hacia la trampa, ¿pero qué otro camino les quedaba?

Miroku miró por el rabillo del ojo a su compañera, que luego de la agotadora noche había sucumbido ante el sueño. Él estaba tan cansado como ella, pero no podía darse el lujo de abandonarse al sueño, por más ligero que fuera. Ahora sólo quedaban ellos dos, bueno, sin contar a la fiel Kirara, y de repente no pudo evitar sentir el temor en su pecho ante la posibilidad de que Sango corriera con la misma suerte que el resto de sus compañeros.

No. No dejaría que se la llevaran a ella también.

Inconscientemente fue recostando poco a poco su peso sobre el tronco de un árbol, y acto seguido, un largo bostezo escapó de su boca, y de sus ojos cansados brotaron sendas lágrimas. Estaba realmente agotado.

Sacudió la cabeza enérgicamente y se puso de pie de un salto, para luego obligarse a caminar.

Caminaba en círculos y agitaba los brazos, mientras que trataba de relajar la tensión de su cuello girando la cabeza en todas las direcciones y sentidos posibles. Tenía que mantenerse bien despierto para velar del sueño de Sango.

De pronto se detuvo frente a la joven y casi sin darse cuenta se la quedó viendo con cara de bobo. ¡Vaya que había conocido mujeres bellas en su vida, pero ninguna lo había impresionado tanto como Sango! Claro que a simple vista nadie podía darse cuanta de ello, porque él solía ser demasiado descarado frente a las mujeres atractivas, y que bueno que la diferencia no se notara a simple vista, porque entonces habrían advertido que las cosas que decía tomaban un carácter más serio cuando se las decía a Sango.

Al darse cuenta del rumbo que estaban tomando sus pensamientos, cerró los ojos con fuerza y sacudió la cabeza para obligarse a pensar en otra cosa, pero cuando volvió a alzar los párpados, la imagen de la joven que dormía frente a él se le izo todavía más atractiva. Tragó saliva con dificultad, y lenta, pero muy lentamente, fue inclinándose a su lado hasta quedar de rodillas junto a la joven.

La observó detenidamente, concienzudamente... era un ángel... ¿Pero en qué rayos estaba pensando? ¡Tenían cosas importantes que resolver! ¡Asuntos de vida o muerte!...

Pero era tan linda... fuerte, e inteligente... y estaba tan profundamente dormida...

"¿Porqué no?" Pensó dejándose llevar, el houshi. Después de todo la situación en que estaban era tan crítica que podían incluso morir durante la próxima batalla, y además, tal vez no se le volviera a presentar otra oportunidad semejante.

"¿Porqué no?" Se dijo una vez más. Ella estaba tan profundamente dormida, tan cansada... Y él sería tan sutil, que ella no tenía porqué darse cuenta.

"Este será un recuerdo para llevarme a la tumba." Decidió, y su rostro era la viva imagen de la mismísima solemnidad.

Con excesiva lentitud comenzó a inclinarse sobre la muchacha. La cercanía comenzaba a ponerlo algo nervioso. ¡Sí! ¡Él, nada menos, estaba nervioso porque iba a robarle un beso a una joven que estaba profundamente dormida! Apenas si lo podía creer. Notó como los latidos de su corazón se aceleraban, y como la respiración se le hacía pesada y dificultosa. Las manos comenzaron a sudarle y las secó en sus ropas antes de recargar su peso sobre ellas para poder cubrir el escaso tramo que aún los separaba.

"Un poco más, tan sólo un poco más..." Se daba ánimos para llevar su descabellado plan hasta el final. A esas alturas no estaba muy seguro de nada, no sabía si eran el sueño y el cansancio, o la libido, o el miedo a que Sango despertara y lo dejara convertido en una suerte de despojo humano, pero hasta había descubierto un deje de temor en su interior, aunque no era exactamente eso, pero se le parecía, era una sensación que no había experimentado nunca antes.

"Sólo un poco más, ¡sé valiente!" Se repitió en sus pensamientos, y percibió el aliento de la muchacha, cálido y seductor, que brotaba desde sus labios ligeramente entreabiertos. Cerró los ojos y... los volvió a abrir, tenía que mantener el control sobre la situación, no podía dejarse llevar, ese no era el plan.

De pronto ella rezongó entre sueños y giró un poco el cuello hacia un lado, propiciando que la suave piel de sus labios rozara levemente los labios del houshi.

La sorpresa, o más bien el susto que se pegó, hizo que Miroku, que para ese entonces estaba acuclillado, perdiera el equilibrio y cayera, para su fortuna, de espaldas. — ¡Ah!... — Se le escapó la exclamación.

La hasta entonces durmiente Sango, sin la menor idea de nada, acabó por girar sobre sí misma quedando recostada de lado, justo de frente a Miroku, cuya exclamación la arrancó del mundo de los sueños. Comenzó a abrir los ojos lentamente, y sus vista algo borrosa alcanzó a ver una mancha oscura que se movía con sorprendente rapidez. — ¿Excelencia? — Inquirió con voz débil.

Miroku estaba tan turbado que no contestó. Ni bien había visto a Sango despertar, se levantó de un salto y una vez que hubo tomado distancia prudencial, reanudó las actividades de momentos antes, las que estaban dirigidas a mantenerlo despierto. De modo que cuando la exterminadora por fin se incorporó, le halló caminando en círculos y agitando los brazos nerviosamente.

— Excelencia, ¿qué es lo que está haciendo? — volvió a preguntar entre ingenua y divertida. El houshi se veía realmente cómico en esos momentos.

— ¡Ah, señorita Sango! ¿La desperté? — Dijo con disimulo.

— ¿Y usted qué cree?

Miroku se detuvo, adquiriendo de repente una actitud pensativa que desconcertó a Sango. Clavó en la figura de la joven la mirada más seria de que era capaz, y acto seguido se le acercó hasta quedar otra vez arrodillado frente a ella.

— ¿Excelencia...? — Dijo tímidamente Sango.

— Lo siento si la desperté... ¿en qué modo podría compensarla? — Dijo con voz seductora y grave. Entonces pudo ver que el rostro, hasta entonces desconcertado de la exterminadora, se teñía de un furioso tono carmesí... Lo siguiente que vio fue una peculiar pero conocida iridiscencia.

Se frotó con la mano la calenturienta mejilla. ¡Sí que era una mujer fuerte!

Luego la vio alejarse en compañía de Kirara, y recién cuando estuvo solo sonrió para sí. Al menos ya tenía una idea de a qué sabían sus labios.

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— Ya están lo suficientemente cerca. — Anunció el feo sujeto de ojos rojos.

— ¿Ah, sí? Pues bien por ti, pero supe que tuviste problemas, y nada menos que con dos humanos.

— Es que no son humanos comunes y corrientes, señor.

El amo le dirigió una mirada asesina. — Siguen siendo humanos, y tú un demonio, no tienes disculpa. — Sentenció, y de un zarpazo lo decapitó.

El cuerpo del sujeto cayó inerte al suelo para luego desvanecerse en el aire.

— Nishido. — Dijo una voz a las espaldas del asesino.

— Naraku...

— Ya va siendo hora de que me presentes resultados, anoche he tenido que rescatar a uno de tus subordinados, te creía más capaz. — Sentenció provocativo y con aires de superioridad, el sujeto vestido con una piel de mandril.

— Ya te he dicho que falta poco. — Replicó Nishido, visiblemente ofendido. Lanzó otro zarpazo y se deshizo de Naraku de igual modo que lo hiciera con el de ojos rojos. La marioneta se desintegró dejando un montículo de barro como única evidencia de su visita. — ¡Argh! ¡Marionetas! ¡Los sujetos que las utilizan no son más que cobardes! — Rezongó.

Meneó la cabeza contrariado y caminó hacia un caldero que pendía de un trípode sobre una tímida hoguera. Miró hacia el interior, en donde un extraño líquido mostraba una superficie limpia y reluciente. Casi inmediatamente, la imagen del rostro de "ojos rojos" apareció reflejada en la superficie.

— ¿Qué has hecho con el niño? — Preguntó Nishido.

— Nada más estoy a la espera de sus órdenes.

— Pues lo mantienes vigilado y silencioso... y por nada del mundo se lo entregues a Naraku, ¿has entendido?

— Sí señor... ¿Qué es lo que piensa hacer con él?

— Eso no te importa. — Sentenció con autoridad. — Y más vale que esta vez hagas las cosas bien, no quiero que te veas otra vez en la necesidad de recibir ayuda de ese maldito.

El de ojos rojos nada más hizo un gesto de asentimiento, luego, su imagen se diluyó en el líquido del caldero.

"Hiroki... Apenas puedo creer que tu tozudez te haya llevado tan lejos... ¿Quién lo habría dicho? Míranos a los dos enfrentados otra vez después de tanto tiempo. Ni la misma muerte ha sido capaz de diluir nuestros rencores..."

Se llegó junto a una enorme mesa en la que había apilados gran cantidad de libros, tomó uno y lo abrió azarosamente. Leyó algunas líneas e hizo una mueca de asco. — ¡No, no y no! ¡¿En dónde diablos lo he dejado?! — Arrojó el libro con rabia contra la pared más alejada de la habitación, y éste se desarmó liberando varias hojas amarillentas.

En sus pensamientos, Nishido soltó innumerables maldiciones. Estaba realmente molesto, y no precisamente por su enfrentamiento con Hiroki, esa era una actividad que se le había hecho hasta diríase que grata, tratar de acabar con aquél era algo que disfrutaba, que lo hacía sentir vivo, era casi su razón de existir, y esperaba ser revivido mil veces más para así poder acabar con su enemigo otras mil veces... o dejarlo al filo de la muerte, como había ocurrido en el pasado.

No, lo que le molestaba en realidad era ese repugnante sujeto que se hacía llamar Naraku. Ese rejuntado de basura, ese pestilente puñado de inferiores criaturas y despojos humanos, ese híbrido. Era fuerte, lo reconocía, pero nada más porque tenía en su poder aquel tesoro que era la Esfera de las Cuatro Almas. ¡Ja! ¡Y nada más por eso se daba aires de superioridad y pretendía tomarlo como a uno más de sus estúpidos sirvientes! Eso sí que lo ponía de un humor terrible.

Ah... pero ya recibiría su merecido, nada más era cuestión de tiempo. Ahora era él quién tenía la joya entre las manos, pero no era tan estúpido como para no darse cuenta de que Naraku era quién tenía aún el poder sobre ella... Iluso... Nada más que encontrara el conjuro que estaba buscando y ya vería...

Que Naraku siguiera pensando que era quién daba las órdenes, que siguiera engañado. Con todo y el poder de que hacía alarde, no era capaz de observar lo que acontecía allí en donde su maldición reinaba desde hacía décadas. Tonto... Al final se desharía de todos, Naraku incluido, se quedaría con la Shikon no Tama y ya vería si renovaba el conjuro que mantenía a Hiroki condenado.

"¿Quién diría que el recuerdo de una pestilente humana podría proporcionarle divertimento más perdurable y delicioso?"

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Continuará...

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Notas de la autora: ¡Saludos a todo mundo! ^^ Esta vez no me tardé tanto, y estoy súper contenta con ello. La verdad es que me volví a bloquear a mitad del capítulo, y si no fuera por mi hermana querida que me lo quitó de un sopapo (no, eso es mentira), la verdad es que no sé cuándo habría podido acabarlo ¬_¬""

Y a todo esto, ¿Qué les pareció el cap.? Yo sé que la historia en sí no ha avanzado mucho, pero creo que en el final nos hemos enterado de algo más... Y bueno, antes de que me deje llevar, voy a los agradecimientos ^^

kala: Intrigante... no sé por qué siempre resulta todo un poco intrigante... También es cierto que los capítulos que escribo no son muy largos, pero si comparamos las primeras entregas, podemos decir que estoy mejorando en algo XP La verdad es que a mí me gustaría que fueran más extensos... A ver qué puedo hacer al respecto. Muchas gracias por tu review y ojalá te haya gustado la actualización. ^_^

Rosalynn: Bueno... la verdad es que Naraku lo mejor que sabe hacer (además de ganarse enemigos, claro), es utilizar a los demás para que hagan el trabajo sucio por él... jeje... y bué, acá habrá que ver lo que se trae Nishido... En cuanto a Inu, ya veremos lo que pasa en el próximo cap. Muchos saludos y gracias por el review. ^^

Shojoranko: ¡Mil gracias por los elogios! Tu comentario es otro que me ha dejado así @_@ En serio, hago lo que puedo, y confieso que en ocasiones, si no fuera por Ana (esta hermana que tengo que vive diciéndome cosas como: ¡Animal, repetiste la misma palabra siete veces en tres renglones!), este fic no sería lo que es U_U Te agradezco otra vez por el review y por lo ánimos, y me alegro mucho de que te haya gustado el fic. Muchos saludos!!

vivi: Muchas gracias por el comentario, y por decir que esta historia es original, en serio que comentarios de este tipo me dan mucho ánimo para seguir escribiendo ^_^ Y bueno, aquí está la continuación, ojalá y sea de tu agrado.

dark_Night: ¡Gracias por los ánimos! ^__^ Si te quedaste metida con esta historia, pues yo feliz de que así sea. Es cierto que los estoy haciendo sufrir a todos, pero prometo que este relato tendrá final feliz, sí, sí... Y ya ves, esta vez no demoré taaanto, ¿verdad? El próximo cap, ya está en proceso. Gracias de nuevo, y hasta la próxima. ^^

¡Ya terminé! Y como dije más arriba, el próximo cap. ya está en proceso... Es que he logrado convencer a mi sister para que me ayude un poco... la muy testaruda no quiere saber nada de escribir fanfics, nada más escribe historias originales ¬_¬ Y a propósito de eso, en agradecimiento le hago un poco de propaganda: ¡Dense una vuelta de vez en cuando por FictionPress! He encontrado muy buenas historias por allí y no sólo las de mi hermana ;) (A propósito, su nick allí es "ana", digo, para el que lea estos comentarios y los tenga en consideración).

Y antes de irme: ¡¡¡DEJEN REVIEW!!! Qué son el incentivo para los que estamos de este lado. Como siempre digo: Si te ha gustado dilo, y si no, también díselo al autor, hazle saber que hay quién lee su obra, es lo menos que se merece por haberte entretenido un rato.

Ya saben, cualquier sugerencia pueden escribir con total libertad a lyon_vega@hotmail.com, o dejar su comentario en los reviews. Saludos a todos, y nos vemos en unos días.

Gracias por leer hasta aquí.

Leyla^^