Dr. Stone no me pertenece es propiedad de Inagaki y Boichi, yo sólo tomo prestado a los personajes para fines de esta historia.
~Rivalidad explosiva. ~
Advertencias: Este shot se centra principalmente en mis pequeños OCs, así que si los personajes no son de su agrado les pido por favor y con toda la amabilidad del mundo que pasen del capítulo n.n gracias.
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—Esto es culpa tuya, Ishigami. —la niña siseó mirando hoscamente al susodicho, quien se encontraba ocupando el asiento justo al lado suyo.
— ¿Mi culpa? ¡Jum! Debes estar bromeando ¡Fuiste tú la que prendió fuego al reactivo cuando le dije que no lo hiciera! —Por supuesto que la protesta por parte del chiquillo no se hizo esperar ante tal acusación—. Te dije que no esparcieras las esporas explosivas al aire pero no me hiciste caso. —frunció el ceño al recordar la falta de compromiso de su compañera y sobre todo, la mala suerte que él tuvo al ser asignado precisamente con ella.
¿En qué estaba pensando el profesor Nishimura cuando escogió a las parejas de laboratorio para esa actividad? ¿De verdad creyó que esa chiquilla y él podrían trabajar juntos sin que eso resultara en un desastre?
Oh, pero cuánta ingenuidad por parte del hombre.
—No necesitaba tu ayuda, estaba haciéndolo perfectamente bien yo sola. Eres tú el que no leyó bien las instrucciones del libro y el que no cerraba la boca por un segundo… eso es desconcentrante y molesto. —se cruzó de brazos sobre el pecho, los ojos color chocolate brillaron con una intensidad amenazante hacia el pequeño Ishigami.
Pero a pesar de eso, él no se inmutó… al menos no del todo.
—Maldición, voy a reprobar por tu culpa… —el chiquillo se pasó la mano en la cara, maldiciendo internamente el rumbo de los acontecimientos en esa fatídico día.
¿Cómo rayos iba a explicarles esto a sus padres? Aunque el problema en sí no era su padre, sino su madre. Se estremeció internamente ante la expectativa.
— ¡Que no es mi culpa! —los labios de la pequeña se torcieron en una evidente mueca ante esa "descarada" acusación.
— ¡Señor Ishigami, Señorita Wright guarden silencio! —la pequeña discusión fue cortada de golpe por el ya irritado anciano frente a ellos y bastó una apacible pero seria mirada del hombre para dejarles en claro su posición en esa situación—. Al menos hasta que sus padres lleguen. Honestamente estoy muy desilusionado de ustedes dos, en especial de usted señor Ishigami. —el hombre enfocó la mirada al niño y su rostro se volvió ligeramente grave.
—Esa explosión no la ocasioné yo, sino ella. —atajó nuevamente el niño señalando a la culpable de aquel desastre y al mismo tiempo enfrentando la mirada inquisitiva y decepcionada del anciano.
Genial, una pequeña mancha en su historial académico. ¿Cómo siquiera llegó a eso? Se suponía que tendría que estar a la altura de su padre, él le había prometido ser de ayuda en sus proyectos en especial en el más grande de todos, ese cuyo objetivo tenían en común.
—Estabas distrayéndome y haciéndote el sabelotodo, es obvio que la fama de tu padre se te ha subido a la cabeza. —ella se cruzó de brazos y desvió la mirada pareciendo genuinamente indignada por algo.
—No metas a mi papá en esto. —las cejas de Byakuya se fruncieron de inmediato ante las palabras de la niña de cabellera rosácea.
¿Cómo se atrevía ella a meter a su padre en esto?
—Y sólo estaba explicándote el concepto de la relación entre superficie y volumen en la reacción de combustión… —siguió Byakuya a la defensiva.
— ¡Suficiente los dos! —Esa fue la gota que rebasó el vaso para el director Sawada, no le importaba que estos dos chiquillos fuesen dos prometedores alumnos de esa institución, lo único que quería era que tuvieran un poco de compostura y dejaran ya esa molesta discusión—. Una palabra más y ambos serán suspendidos por dos semanas.
Y tal amenaza surtió el efecto esperado, ninguno de los dos chiquillos se atrevió a pronunciar palabra alguna. Sawada pudo notar el ligero sonrojo en las mejillas de la niña provocado quizá por ligera vergüenza o molestia, así como una breve mirada de soslayo a su compañero antes de bajar la vista hacia el suelo y enfocarla a un punto invisible, claro, con un evidente ceño fruncido.
Por su parte, el chiquillo lejos de verse avergonzado o arrepentido, tenía más bien una mirada de fastidio y un puchero en sus labios, como si toda esta situación le resultara más que inverosímil y exasperante.
Sawada iba a agregar algo más pero cualquier otra reprimenda fue relegada debido a los insistentes golpes en la puerta de su oficina. Bueno, al fin sus invitados habían arribado al llamado. Sin esperar un segundo más y con la clara intención de zanjar de una buena vez esta situación, los instó a entrar.
Ambos niños miraron casi de inmediato a través de la puerta, expectantes de la presencia de sus padres, pero de los dos, fue Byakuya quien sintió mayor ansiedad ante la expectativa de cuál de sus padres iba a atravesar esa puerta, y de las dos opciones, estaría más que muerto si era su madre quien había acudido al llamado del director. Esperaba que al menos la suerte estuviera de su lado en esa ocasión.
Ella era de armas tomar.
Senku fue el primero en ingresar a la oficina con una sosegada y casi desinteresada actitud, sin embargo la manera en la que estrechó la mirada por una fracción de segundo hacia el chiquillo, le dejó en claro a Byakuya que aquello no era más que una fachada.
¡Pero fue mejor que nada!
El pequeño Ishigami soltó una inaudible exhalación que ni siquiera sabía que estaba conteniendo. Al menos su padre podría comprender la naturaleza del asunto y llevar esto de la manera más lógica posible y lo supo cuando volvió a mirarle, esta vez, cuando Senku estaba observando al motivo de su injusta reprimenda y la expresión de la realización en el semblante del científico se hizo presente.
El bufido que Senku emitió se lo dejó muy en claro.
—Disculpe la repentina llamada Dr. Stone, me puedo imaginar lo ocupado que está pero no podíamos pasar por alto un incidente como este.
—Ishigami Senku… —corrigió él al director ante la manera de cómo lo había llamado—. O sólo llámeme Senku. —el científico hurgó en el interior de su oreja con el meñique en un claro gesto de desinterés.
De alguna manera Senku aún no lograba acostumbrarse al apelativo que se le adjudicó tras la derrota del Whyman y el restablecimiento de la humanidad. Para el mundo él ya no era simplemente Ishigami Senku, el chico científico que desentrañó y venció la fantasía de la petrificación, sino el hombre que logró restaurar al mundo y a la humanidad en sí: Senku Ishigami, el Dr. Stone.
—Oh, por supuesto… Dr. Ishigami. De verdad le prometo que esto no nos llevará mucho tiempo, sólo debemos esperar a alguno de los padres de la señorita Wright.
—Mozu debe estar aquí en al menos un par de minutos, lo vi llegar después de mí.
—Bien, entonces tome asiento en tanto el padre de Amy llega. —el director señaló una de las sillas vacías predispuestas a un lado del niño.
—Nah, estoy bien de pie y creo que usted dijo que esto no tomará más de un par de minutos, ¿Cierto? —pero Senku desestimó dicha oferta, en parte porque realmente esperaba que el anciano estuviera diciendo la verdad y esa infortunada cita no durara más de lo debido.
Fue una suerte que encontrara tiempo para asistir y en todo caso sabía que de los dos, tratándose del mocoso en esa situación, Kohaku no sería una buena opción. Sí, quizá amaba al chiquillo incondicionalmente pero incluso para esa Leona existían ciertos límites que no debían ser cruzados y conociéndola, seguramente adjudicaría dicho comportamiento del niño al mismo Senku.
Y no, eso sería algo un poco contraproducente para su propia integridad física. Además lo último que Senku necesitaba en ese momento era a su Leona enfadada, más aún, cuando las hormonas del embarazo comenzaban a jugarle una mala pasada a su estabilidad emocional. La llegada de su segundo hijo (en este caso, hija) tenía a Kohaku con un humor inestable.
Senku apenas sobrevivió la primera vez cuando Byakuya estaba en camino, no quería ni imaginarse cómo sería en esta ocasión y menos con el inconveniente de un enano en problemas por haber causado una explosión en la escuela. Aunque internamente, esto le causó cierta nostalgia a Ishigami.
Por su parte, Sawada simplemente asintió para concederle la razón a Senku, sin insistir nuevamente al respecto.
Byakuya por su parte alzó la vista hacia su padre para examinar su rostro, como para estar completamente seguro de algo y la mirada que Senku le devolvió le confirmó la respuesta a su silenciosa pregunta: que esto era conocimiento únicamente de ellos dos. Eso de alguna manera lo tranquilizó pues sabía cómo se pondría su madre si se llegaba a enterar del no tan pequeño accidente causado en el laboratorio de la escuela, y en su estado, no podía siquiera imaginar cómo se pondría.
Al niño le gustó ese gesto en su padre y esa pequeña complicidad, a diferencia de su madre, él no lo trataba como sólo un niño. Sin ser realmente consciente, el chiquillo le sonrió con admiración.
Pero esa sonrisa se esfumó cuando el segundo invitado arribó al fin. Sí, definitivamente la suerte sólo estaba de su parte en un cincuenta sobre cincuenta.
—Bienvenido, estábamos esperándolo. —el director instó a Mozu a tomar asiento, pero éste al igual que Ishigami denegó la oferta.
Amy, quien en todo ese tiempo se mantuvo en silencio y con el ceño fruncido mirando hacia los Ishigami, enfocó la vista en la figura de su padre mientras una sonrisa de renovada seguridad tiraba de sus labios.
—Sí, sí, sí ¿Cuál es el problema con mi pequeña guerrera? —atajó el ex guerrero (ahora agente de la policía) casi en un gruñido—. Y ¿Qué hace Ishigami también aquí? —Mozu apenas cayó en cuenta de la presencia del científico en ese instante.
Y por supuesto, de la presencia del mocoso también. Inevitablemente su mirada se estrechó peligrosamente en el hijo de Senku ¡Por supuesto! Ese chiquillo tenía que ser el causante de los problemas y de alguna manera había involucrado a su hija.
Mozu sabía de la pequeña rivalidad entre Amy y el chiquillo Ishigami, no sólo en el ámbito de las artes marciales y los entrenamientos en sí, sino también en el ámbito académico. Su pequeña guerrera, no sólo había heredado su destreza en el combate sino que también era una chica tan capaz como lo era su hermosa madre.
Y ese chiquillo no era más que una mala influencia para ella, por alguna razón la sola presencia de ese mocoso cerca de su hija lograba encender las alarmas en la mente de Mozu, aun cuando Luna lo tachara de exagerado e incluso a veces ridículo.
Pero no eran simples ideas infundadas, algo, quizá una clase de instinto le decía que mantuviera los ojos en el pequeño Ishigami y que no bajara la guardia.
—Parece que estos dos causaron una explosión en el laboratorio. —simplificó Senku sin inmutarse siquiera por la gravedad del asunto. De hecho, incluso le causó cierta gracia y lo dejó más que claro con una sonrisa de socarronería.
—¡Fue culpa de Byakuya!
—¡Fue culpa de Amy!
Chillaron ambos niños al mismo tiempo y señalándose mutuamente, mientras se enviaban una estrecha mirada de acusación.
—Retira eso mocoso, eres hijo de Ishigami… explotar cosas está en tu naturaleza.
Senku miró a Mozu como si le hubiera crecido una segunda cabeza antes de responder:
— ¿Si sabes que eso no tiene ni un milímetro de lógica, Mozu? La reacción puede volverse inestable cuando la cantidad de reactivo no es la correcta o cuando hay cierta negligencia en el manejo de éstas durante la práctica. —el científico lo miró fijamente durante un instante antes de rodar los ojos en un nada disimulado gesto de evidente fastidio.
¿Pero qué rayos estaba diciendo? Quizá quien debió acudir al llamado del director fue Luna y no él, al menos se podría hablar con ella con un poco más de racionalidad. Siendo el caso, quizá esta visita se alargaría más de lo esperado… genial. Tal vez debió dejar a Chrome a cargo del laboratorio en su ausencia.
—Pero fue Amy la que esparció las esporas al aire y dejó encendido el mechero, fue ella la que causó la explosión —bueno en realidad fueron ambos, ya que él contribuyó al esparcimiento de las esporas cuando intentó arrebatarle la placa petri con el reactivo.
—Nada hubiera pasado si no hubieses intentado quitarme la muestra, Ishigami. —Amy se defendió al recordar cómo sucedieron parte de los hechos—. Tenía la reacción bajo control, no soy una tonta ¿Sabes? —la mirada chocolate de la niña brilló con una emoción que él no supo cómo identificar.
—Te advertí sobre el Lycopodium Clavatum y tú…
Fue casi absurda la manera en la que todo pasó, una sola chispa del mechero logró encender cada minúscula espora convirtiéndola en una bomba, la cual inevitablemente reaccionó en cadena hasta alcanzar un par de las bombillas del laboratorio y hacerlas explotar, provocando además un corto circuito en esa área del instituto.
—Te escuché, cada palabra y para ser honesta el dato sobre cómo los magos e ilusionistas utilizan esta espora para crear efectos de fuego fue innecesario —Amy se cruzó de brazos para adquirir cierto aire de confianza y ligera superioridad—. Sé eso y también sobre su uso como efectos flash en las primeras fotografías del mundo antiguo, y por supuesto que también algunos las utilizaron en las primeras del mundo de piedra. —miró de soslayo a su padre quien parecía genuinamente complacido y casi arrogante con la manera en la que ella estaba enfrentando la situación.
Y ver el brillo de orgullo en la mirada de Mozu la llenó de renovada determinación.
Sin embargo para Byakuya fue una sorpresa aquella respuesta por parte de Amy, él no pensó que realmente ella estuviera escuchándolo en aquél momento y mucho menos que ya supiera algo como eso. Sí bueno, tal vez estaba tomándose muy en serio esa rivalidad, por supuesto que era simplemente eso.
—Sí bueno, aún así… —intentó el niño de nuevo.
—Byakuya. —La mirada de Senku se deslizó hacia su hijo para darle el mensaje implícito de que no serviría de nada adjudicar la culpa a la chiquilla, luego volvió su atención a Sawada—. Es verdad que esa espora no representa peligro alguno en un pequeño montículo debido a que el ratio de superficie y volumen es pequeño y el oxígeno sólo está en contacto con algunas esporas de la superficie e incluso si se le aplica calor, la reacción no es violenta… —Ahora Senku enfocó la vista en ambos niños para dar énfasis a sus siguientes palabras—. Pero espolvoreado las esporas en el aire la relación entre la superficie y el volumen cambia, haciendo que en el aire se vea envuelta en millones de moléculas de oxígeno por lo que cada espora se convierte en una diminuta bomba a la espera de que una simple chispa coaccione una reacción violenta.
—Intenté decirle pero no me escuchó. —replicó Byakuya con fastidio a nadie en particular.
—No debiste quitarme la muestra ¿Cuántas veces te lo tengo que decir? —Amy siseó de igual manera.
—Sea como sea, dejemos de perder el tiempo en tontas acusaciones y sólo díganos cuál es el castigo para este par de enanos irresponsables. —Senku se dirigió al director con la clara intención de terminar con eso de una buena vez.
Sin embargo Mozu no pareció estar del todo de acuerdo con las palabras del científico, alegando sin tregua que el único que debería recibir un castigo era el chiquillo. A saber, Amy (después de Luna o incluso a la par) era la chica favorita del ex conquistador; para todos sino la gran mayoría, fue inusualmente sorpresivo la manera en la que se dio la relación de esos dos, más aún, que el guerrero lograra sentar cabeza después del nacimiento de esa niña.
—Me temo que no puedo excluir a la señorita Wright de esto, por lo que ambos ayudarán a limpiar el desastre del laboratorio esta tarde, por supuesto, tomando las indicaciones de precaución —sentenció el anciano a ambos padres, notando casi de inmediato la reacción de aceptación en Ishigami y el ceño de disconformidad en Mozu—. También tendrán que cubrir los daños de las instalaciones y el equipo.
Al menos en eso último estuvo de acuerdo el guerrero, pero se sintió indignado por el hecho de que el anciano incluyera a su pequeña en todo este asunto. Por su parte, Senku no sólo se ofreció a cubrir la mitad de los daños sino que también a donar indumentaria que se había perdido en el incidente, aunque claro, siempre y cuando los nombres de los causantes no salieran a la luz y esto se quedara como un incidente aislado.
Kohaku no necesitaba enterarse de eso después de todo.
—Ahora regresen a sus clases —Sawada les dijo a los niños, más alto de lo que pretendía mientras hacía un ligero gesto al aire para instarlos a regresar a sus aulas—. Y ya que hemos llegado a un común acuerdo les agradezco la disposición al venir al llamado, sé lo ocupados que están y lamento quitarles parte de su valioso tiempo. —el anciano miró entre Senku y Mozu para transmitir dichas disculpas.
Sin chistar (al menos no externamente) ambos chiquillos salieron de la oficina del director y se encaminaron de nuevo a sus aulas, claro, compartiendo durante el trayecto leves miradas de soslayo que dejaban entrever lo indignados que estaban. Ambos eran orgullosos después de todo y ninguno admitiría abiertamente esta derrota.
Por su parte, Ishigami y Mozu se retiraron también de la oficina para regresar a sus labores de ese día, sin embargo fue el guerrero el que tomó la palabra en el pasillo mientras caminaban a la par hacia la salida de la institución.
—Será mejor que ese hijo tuyo no meta en más problemas a la mía Ishigami, tendré la mirada puesta en él, no lo olvides.
Ante esto último Senku simplemente se limitó a resoplar con fastidio y cierto toque de diversión, sin poder creer la amenaza implícita en Mozu. Él ya sabía exactamente a qué se debía y estaba de más decir que para el científico fue simplemente risible la manera en la que los "instintos paternales" dominaban a su ex aliado, fue incluso inverosímil. Pero lo entendía en la medida de lo posible, no es como si él no estuviera dispuesto a defender a su familia, aunque el caso de Mozu parecía llevar las cosas a un extremo, quizá apelando a ese lado primitivo de su pasado.
Fuese como fuese, resultó gracioso y hasta intrigante verlo en semejante estado.
—Sí, sí, sí… claro, lo tendremos en cuenta el mocoso y yo.
Y bueno, quizá no estaba de más.
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—Es obvio que le gustas. —atajó Rai con excesiva confianza y con una sonrisa jactanciosa de medio lado mientras elevaba su lata de Senku-cola al aire como un ademán de brindis.
El entrecejo de Byakuya se arrugó a más no poder ante el comentario del hijo de Ryusui Nanami. El pequeño rubio (cuya cabellera siempre mantenía atada en una coleta y dejando que un par de mechones flotaran salvajes enmarcando su rostro) se rió audiblemente de su declaración al encontrar aquello más que interesante. No, no estaba metiéndose abiertamente con su amigo, pero era absurdo seguir negando la obviedad en la situación y ocultar al elefante rosa en la habitación.
— ¿Estás loco? Le desagrado —desestimó de inmediato el albino con una mueca en sus labios, recordando la infinidad de veces en las que Amy lo había retado abiertamente o le había demostrado que contrario a lo que Rai e incluso su primo Touma aseguraban, ella no lo soportaba—. Siempre está retándome en las batallas y tratando de patearme el trasero, fue por eso que dejé los entrenamientos en las instalaciones donde mamá trabaja y preferí ayudar al viejo en sus proyectos.
—Amigo, esa es la más clara señal que puedes tener —el pequeño Nanami siguió sonriendo con sorna ante la revelación de su compañero y luego enfocó la mirada ocre a su otro amigo—. Incluso Touma y yo ya apostamos sobre quién caerá primero… Tengo todos mis ahorros puestos en ti, así que no me falles camarada.
Byakuya miró de repente a su primo, quien se limitó a encogerse de hombros ante tal revelación.
—Eres un traidor —siseó Byakuya al chiquillo de cabellera castaña y ojos casi iguales a los suyos pero con una tonalidad más azulada—. Estoy seguro de que la tía Ruri estaría muy decepcionada de ti.
—No tanto como lo estaría la tía Kohaku si se entera de lo que pasó hoy ¿De verdad el tío Senku y tú van a mentirle? —el chiquillo negó en desaprobación antes de llevarse su bebida a los labios y beber.
—Tú no sabes cómo es mamá cuando está enojada. —se defendió Ishigami.
—Papá me ha contado y creo que no me gustaría estar en tu lugar. —el niño (casi adolescente) se estremeció al recordar las historias de su padre sobre la madre de Byakuya.
Rai, quien notó cómo la conversación estaba desviándose a un lado, volvió a llamar la atención de ese par.
—El punto aquí, camaradas, es que sólo hay una respuesta obvia al comportamiento de la "princesa guerrera'' —acotó el pequeño Nanami con diversión por el apelativo—. Le gustas… fin de la discusión.
—Eres el único que no quiere aceptarlo Byakuya.
El susodicho no escatimó en la mala mirada que le envió a sus dos amigos ¿Qué rayos? Ellos parecían estar confabulando en su contra con esa absurda idealización. Obviamente sólo estaban burlándose de él a costa de su rivalidad con Amy. Y la sonrisa de diversión en los labios de esos dos fue la prueba contundente de ello.
Sin decir nada más, el pequeño Ishigami se levantó del suelo y se retiró con la excusa de adelantar un par de tareas antes de su castigo, era obvio que tendría que pasar el resto de la tarde limpiando el desastre y al menos no quería tener pendientes. Con toda la dignidad que aún le quedaba, Byakuya se alejó de ahí no sin antes sacarles la lengua a ese par de confabuladores.
—Todos mis Dragos a que es Amy la primera en confesarse. —Rai soltó una vez que se aseguró que Ishigami se había alejado. Estaba tomándose en serio esa apuesta.
El pequeño Nanami miró a Touma y sonrió con complicidad.
—Sin trampas. —la mirada azul del chico se estrechó en el rubio dejándole en claro su punto.
—Me ofendes camarada. —la sonrisa de Rai creció exponencialmente al saber que tenía a Touma en sus manos.
El castaño negó con la cabeza, sí, quizá Rai era fiel a sus deseos y no descansaba hasta conseguirlos pero no era ningún tramposo, eso tenía que reconocerlo.
—Bien… todos mis Dragos a mi testarudo y cegatón primo.
—¡Trato! —y para agregar peso a sus palabras y sellar de una vez la apuesta, el pequeño Nanami escupió la palma de su mano y la extendió hacia su compañero con la intención de que él hiciera lo mismo.
Touma ni siquiera dudó un segundo al sellar también aquel trato. Si bien Byakuya era algo reacio a ese tipo de temas y las consideraba incluso absurdas, bien sabía que al igual que su tía Kohaku, el chiquillo era fiel a su propio corazón.
Sí, tal vez tenía un poco de oportunidad en esta apuesta y lo único que les daría la razón sería el tiempo…
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N/A:
Y nada, aquí otro shot random de estos pequeños OCs, esta vez presentando un poco a Amy (Hija de Mozu y Luna… mi debilidad gracias a Yashira XD), Touma (Hijo de Ruri y Chrome) y Rai (Hijo de Ryusui y Francois)... Faltan un par más pero esos niños aparecerán en otros shots XD
En fin, reitero que he podido escribir sobre estos pequeños gracias al apoyo de Gaby María Cordero Gómez autora de Souvenir, también gracias a YashiraGOD y mi linda Hinamoriland… uwu las adoro un montón!
Espero les haya gustado y si es así me dejen saber su opinión al respecto n.n
Oh sí, y disculpen los errores de ortografía y redacción que esto pueda tener uwu
Me despido y nos leemos en la próxima! 7u7
