Disclaimer: H.P. no me pertenece. Le pertenece a J.K Rowling
Había una vez...
.
.
.
-¿Qué quieres decir con que perdiste a Albus?- le preguntó Harry a Ginny, cuando llegó a casa de una misión y la encontró llorando.
-Harry-exclamó Hermione, parándose entre Ginny y él, pero el moreno la ignoró y se arrodilló frente a ella, obligándolo a mirarlo.
-No, quiero que me digas exactamente cómo lo perdiste- exclamó. -Tiene 3 meses. No camina, no habla... se supone que debía estar en tus brazos-y ante sus palabras la pelirroja alzó los ojos y miró a su esposo, temblando.
-No sé cuando se lo llevaron, Harry. Me distraje un segundo y cuando regresé con él no estaba, ni él ni su carrito.
-¿Cuando regresaste con él?
-Fueron dos minutos, Harry. Dos. Vi ese vestido precioso en la vitrina y me quedé mirándolo. Olvide, -sollozó- olvidé que llevaba a Albus. Entré y le pregunté a la mujer cuanto costaba y entonces, cuando busqué mi cartera para ver si tenía dinero suficiente me acordé que lo tenía conmigo. Corrí a buscarlo, pero ya no estaba.
-¿Te olvidaste de nuestro hijo?
-Oh, Harry. Lo siento mucho. Lo siento.
-¿Ya lo has buscado en los alrededores? ¿Reportaste a los aurores? ¿Hay testigos?-casi demandó con dolor y ella negó y se soltó a llorar de nuevo.
-¿Cuándo pasó esto?-le exigió a su amiga y ella bajó la mirada, consciente de que Harry había estado casi aislado del mundo por dos semanas. Ron apareció tras él, con una sonrisa, hasta ver como todos estaban tensos y tristes.
-Hace tres días.
-¿Qué pasó hacer tres días?-preguntó su amigo, pero fue ignorado por todos. -¿Ginny?¿Por qué lloras?
-Tres días-repitió Harry. Si no lo habían encontrado hasta ahora probablemente no lo encontrarían, podía estar muerto... Negó con la cabeza y salió de la Madriguera, corriendo hacia el ministerio, dónde exigió que le informaran todo lo que tuvieran de la desaparición de Albus. El Mundo Mágico enloqueció buscando a su hijo y Harry también lo hizo, pero días después se echó a llorar en el Ministerio.
No había ni una pista. No podían localizarlo con magia. Nadie había visto quien se lo llevó...
-Harry-exclamó Ginny, arrodillándose a su lado para consolarlo, pero él se apartó bruscamente de ella y no la miró.
-No me toques-exclamó y se desapareció.
Apareció en el cuarto de Al y miró su cuna vacía.
Su corazón lloró nuevamente.
Y sollozó.
.
Draco, sonrió meciendo a Scorpius en sus brazos y rió cuando el bebé lo hizo. Cada viernes, se tomaba un poco de tiempo para salir con su hijo al parque. Vivían en el mundo muggle, así que al slytherin no le preocupaba mucho que lo vieran o vieran la marca en su brazo, y disfrutaba de la música y los bailes que de vez en vez se ofrecían gratuitamente ahí.
Estaba molestando a Scorp con una paleta cuando escuchó el llanto de un bebé y confundido, miró a los alrededores, pero nadie parecía tener un bebé llorando. Una vez más escuchó el llanto, y con cautela, tomó a su pequeño en brazos y caminó, preguntándose si era el único que escuchaba ese llanto. Parecía que Scorpius podía oírlo también, porque soltó a llorar y sincronizó su llanto con el niño.
Ante el llanto de su heredero, Draco se apresuró a encontrarlo y giró la cabeza para todos lados. Caminó guiado por su oído hasta llegar a un área alejada del resto y lo halló entre unos arbustos, rojo de llanto y apretando sus pequeños puños. Tenía un pequeño muñeco con él y al parecer, ese muñeco estaba haciendo un escudo que hacía que ningún muggle lo escuchara.
Era un bebé mágico.
Merlín.
Se apresuró a sacar su varita y desactivar el escudo, antes de tomarlo en sus manos con dificultad, ya que aún tenía a Scorpius en sus brazos. Se sentó en una banqueta antes de buscar un biberón para él y se lo ofreció de inmediato. El menor lo tomó con desesperación y Scorp balbuceó contento del silencio. Aliviado también, Draco miró al bebé en sus manos y lo observó con cuidado.
Tenía los ojos verdes y el cabello oscuro, pero no tenía nada con él visible que dijera su nombre o diera una pista de quien era. Draco ni siquiera podía ir al mundo mágico de Gran Bretaña porque había sido exiliado por sus crímenes de guerra, así que no podía simplemente llevar al niño y preguntar de quien era.
En eso estaba pensando cuando su chivatoscopio vibró y miró a unas personas caminando cerca de dónde había encontrado al bebé. Al notar que venían encapuchados, sus sospechas crecieron y tapó al bebé rápidamente con una de las mantas de Scorpius, antes de mezclarse entre la gente y salir corriendo de ahí. No estaba seguro si estaba haciendo lo correcto, pero no le pareció que el infante estuviera a salvo. Apenas llegó a casa, activó sus escudos y lanzó cientos de hechizos al bebé, intentando saber si podrían estar rastreándolo, pero no parecía así.
Con menos adrenalina en su cuerpo, y ya sin sospechar del bebé, Draco puso a Scorpius en su cuna, y con cuidado, baño al pequeño bebé, y le cambió los pañales. Era aún más pequeño que Scorpius, así que decidió vestirlo con su ropa y ponerlo en la cuna con él. A su hijo no pareció molestarle porque de inmediato empezó a tocarlo como a un juguete nuevo.
-Bien, ahora que estás limpio, veamos quién eres -exclamó el rubio y sacó su varita, apuntándola al instante al bebé.-Nomen revelatum
Poco a poco, las palabras se fueron formando y Draco jadeó sorprendido cuando terminó de formarse
Albus Potter
¿Cómo...?-se preguntó mirando al niño- ¿Cómo es que había terminado tan lejos de su padre?
No había forma que Potter fuera uno de los encapuchados o dejara a su hijo morir de hambre.
-¿Qué voy a hacer contigo?- le preguntó al bebé y este lo miró con sus ojos verdes enormes, haciendo que el corazón de Draco ronroneara.
Y sonrió.
.
.
Había una vez un cachorro de león que se perdió en el bosque
y un dragón que lo encontró y lo acurrucó en sus alas.
