Capítulo 11. Objetivo: rescatar a Currupipi
Disclaimer: Si os interesa saber lo que es el disclaimer, cosa que dudo, miradlo en los 10 capítulos anteriores.
Hola chicas/os. Bueno, bueno, aquí estamos otro día más con el capi 11. 11 capítulos ya, jo, como pasa el tiempo. En fin, que antes de que me ponga más nostálgica, vamos a contestar a los reviews del capi anterior:
Carla Gray: ¿Cómo es eso de que no me tenías en tus favoritos? Buenooooo, andaaaaaa, no te lo tendré en cuenta, un descuido lo tiene cualquiera Por cierto, gracias por avisarme que habías publicado ya el nuevo fic, que si no, no me entero. Es que últimamente ando muy despistadilla. Un besote.
Elizabeth Black: Creeme, hay que ponerse en la piel de Sirius para comprenderle, aunque solo sea un poquito. Aunque ya sé que 5 cajas de aspirinas es ser demasiado exagerado. Pero bueno, sus defectos le hacen más perfecto todavía. Yo no quiero ni saber si al profe Cash le va el sadomaso. Es más, ni siquiera quiero saber a qué dedica su tiempo libre. ¿Lily exagerada? ¿Cómo se te ocurre pensar eso? No, no, tan solo saca las cosas de contexto a menudo, pero nada más. Bueno cielo, espero que te guste este capi. Muchos besines.
Ely-Barchu: Me alegro que ya te hayas puesto al día con los capis. Fíjate que casualidad, yo tampoco he visto la segunda parte de la peli, aunque tampoco es algo que me quite el sueño. Lily sí que está un poco tonta, porque si yo tengo a James detrás de mí... jeje, mejor no lo digo. No te preocupes por no haberte aprendido todavía los nombres de los protas, yo para eso también soy un poco desastre. Te prometo que en cuanto tenga unos minutitos libres, me paso a ver tus fics. Así que quizás dentro de un año tengas un review mío o Ahora en serio, a ver si esta semana puedo pasarme a echarle un vistazo a tus historias. Un besito.
Iraty Rowling: Una nueva lectora, que bien. Bueno, tú tómate el fic con calma y lee los capis poquito a poco. Luego, cuando te hayas puesto al día, me dejas un review y me cuentas qué te ha parecido. Por lo menos el principio de la historia te ha gustado, eso es una buena señal. Un beso y espero volver a verte por aquí. Chao.
Sin más palabrería, que ya sé que a veces me enrollo demasiado, os dejo que leáis tranquilos/as este nuevo capi:
Capítulo 11. Objetivo: rescatar a Currupipi
No - contestó el profesor Dumbledore haciendo acopio de su infinita paciencia – Lo que tenéis que hacer es ir al bosque prohibido y rescatar al pajarraco.
¿Al bosque prohibido? – repitieron cuatro voces, que por si os pica la curiosidad, correspondían a Mary, Chris, Remus y James.
¿Con ese demente acosador? – preguntó Lily señalando al pobre James.
¿Con esas pequeñas psicópatas que pretenden desmemoriarme? – inquirió Sirius señalando a las tres chicas.
¿Pero tú qué dices de psicópatas, pedazo de imbécil? – contraatacó Mary sin perder el tiempo.
¿Y tú por qué coño me llamas demente acosador? – se dirigió James a Lily.
La mesa se convirtió en un cruce de acusaciones y nadie entendía nada de nada. Era algo parecido a uno de esos programas del corazón en los que todo el mundo habla a la vez y nadie se entera de nada. Hasta que el presentador se harta y les pega una voz que les deja a todos patitiesos. En este caso el presentador era el profesor Dumbledore, y como tal, pegó el grito:
¡BASTA! – los seis chicos cerraron la boca inmediatamente – Vais a hacer que mi sonotone se estropee con las voces que estáis dando.
Pero... ¿lleva sonotone? – Sirius fue el que formuló la pregunta que todos tenían en sus mentes.
Si lo he dicho será por algo – contestó el hombre.
Aaaaaaaah – dijeron los demás con tono de "si tú lo dices...".
Lo que quería decir – prosiguió el profesor Dumbledore – es que me da igual que os quejéis, que lloréis o que os intentéis tirar por la ventana. Vais a ir a rescatar a Currupipi porque yo lo digo y se acabó.
Los jóvenes pusieron caras de niños buenos y adorables a los que se les niega un capricho, pero no coló. El director se había enfadado y no cedió ni un milímetro, así que no les quedó más remedio que ir a rescatar al dichoso pajarraco.
Esto es una completa estupidez – murumuró Lily por séptima vez mientras que por séptima vez, trataba de desenganchar su túnica de una zarza.
Mira Evans – le advirtió James – como vuelvas a decir que esto es una estupidez, te juro que no respondo de lo que pueda hacer.
No te atrevas a amenazarme, estúpido integral – le espetó la pelirroja.
Vaya, antes era Potter y ahora es estúpido integral – susurró Chris.
¿Estúpido integral? – repitió James – Entonces, ¿tú qué eres? ¿Amargada rencorosa?
Uy, vamos de mal en peor – murmuró Remus a su vez.
¿Yo? ¿Amargada rencorosa, yo? – se asombró Lily - ¿Pero tú de qué coño vas? Serás gilipollas.
Esto va acabar mal – vaticinó Sirius por lo bajo.
Oye, gilipollas será tu perro – contestó James cabreado.
Muy mal – apoyó Mary.
El caso es que así siguieron Lily y James toda la mañana: discutiendo. Y los otros cuatro, entre que tenían que buscar un dichosos pajarraco que ni siquiera sabían como era y el dolor de cabeza que les estaba levantando la maldita discusión, no sabían si tirarles por el precipicio más cercano o dejarles solos en el medio del bosque para que arreglaran sus problemas.
¿Os han dicho alguna vez que sois realmente pesados? – dijo Remus parándose bruscamente.
¡NO! – gritaron Lily y James a la vez, y acto seguido volvieron a sumergirse en su discusión taaaaaaaaaan interesante y madura.
¿Y qué me dices de Williams? – repuso James, repasando la vida sentimental de la pelirroja – Por dios, es gay, su única neurona no está operativa y encima está coladito por mí.
¿Y tú qué me cuentas de Tosh, de Parton y de Stewart? – preguntó Lily enumerando los últimos tres rolletes del merodeador - ¡Por favor! Si entre las tres no suman ni media neurona.
Eso lo dirás tú.
¿Ah sí? – dijo ella desafiante – Pues creo recordar que el otro día a Parton le preguntaron cuanto son uno más uno y va ella y responde que son siete.
Eso es porque le gusta mucho Fran Perea – replicó su compañero.
Sí, claro – empezó la pelirroja.
Chicos – trató Mary de llamarles la atención.
Pues claro – dijo James.
Chicos – trató Chris esta vez.
Mira Potter, admite que todas tus conquistas son más tontas que las azafatas del "1, 2, 3"
Chicos – intentaron Mary y Chris a la vez.
No me digas Evans.
Esto no se hace así – le dijo Sirius a las otras dos chicas mientras le lanzaba una mirada significativa a Remus – Observad y aprended.
Sirius se adelantó y cogió a Lily por un brazo, la tapó la boca con una mano y la alejó de James, mientras que Remus tomó al moreno y le dio una colleja para que se callara de una vez. Las reacciones de los otros dos jóvenes no se hicieron esperar.
Pero tú eres tonto – le soltó Lily a Sirius – A ver si vas a ser tan depravado como Potter.
No me pegues, idiota – se quejó James por su parte (N.A Eso Remus, no le pegues, que está en edad de estudiar) - ¿No ves que estaba discutiendo con la exagerada de Evans?
Tras decir esto, los dos se volvieron a enfrascar en una discusión interminable y absolutamente aburrida.
Observad y aprended, observad y aprended – repitió Mary con retintín.
¿No veis que es imposible separar a esos dos? Están hechos el uno para el otro – les dijo Chris a Remus y a Sirius, aunque por suerte los dos aludidos no oyeron el comentario.
La mañana siguió igual, con James y Lily discutiendo por cualquier chorrada y sin rastro de Currupipi. A mediodía, los seis llegaron a una bifurcación de caminos y no sabían por cual continuar.
¿Por dónde vamos? – preguntó Chris.
¡Por la derecha! – optó Lily sin ni siquiera pensarlo.
¡Por la izquierda! - exclamó James al mismo tiempo que la pelirroja.
James y Lily se dirigieron miradas asesinas y cada uno siguió el camino que había elegido mientras que los otros cuatro les miraban indecisos. De repente, James se paró y la pelirroja hizo exactamente lo mismo, se dieron la vuelta a la vez y gritaron al mismo tiempo, para variar un poquito:
¿Os movéis o qué?
¡Qué compenetración! – exclamaron Mary y Sirius.
Ya te digo – apoyaron Chris y Remus.
Entonces los cuatro miraron el camino que James había tomado y vieron que parecía conducir a un claro del bosque. Giraron la cabeza hacia la derecha y vieron que el camino por el que iba Lily se dirigía a la parte más oscura y tenebrosa del bosque. Sin dudarlo ni un instante, Sirius, Remus, Mary y Chris siguieron a James por razones obvias.
A los pocos segundos, Lily apareció por detrás hecha una furia y gritando a pleno pulmón:
¿Pero estáis imbéciles? ¿No veis que el otro camino era el correcto?
Los otros cinco le se dieron la vuelta y le dirigieron miradas como diciendo "sí Lily, y Tamara es la mejor cantante de todos los tiempos y se merece por lo menos cinco Grammys".
Cuando llegaron al claro, se tuvieron que sentar a descansar un poco. La razón es que excepto James, que jugaba en el equipo de Quidditch de Gryffindor en el puesto de buscador, los demás no estaban tan habituados como él a hacer deporte, es decir, que eran unos jóvenes sedentarios de esos que abundan tanto hoy en día. Y claro, eso se nota.
Tras unos minutos de descanso, Lily se levantó con fuerzas renovadas y anunció:
Me largo. No pienso seguir buscando a un estúpido pajarraco que seguro que ni siquiera existe – y se marchó tan campante, dejando a sus pobres compañeros con el marrón.
Entonces, al ver que su querida pelirroja se internaba en lo más profundo del bosque y se exponía a peligros inimaginables, a James le entró el ramalazo tierno y fue a detenerla.
¡Lily! – gritó en plan peli de amor - ¡Lily, no te vayas!
¿Por qué? – preguntó ella bruscamente, estropeando todo el encanto de la escena.
Pues porque no os vas a dejar aquí a nosotros con todos el marrón.
Retiro todo lo dicho. A James no le entró el ramalazo tierno ni ninguna pijada de esas, pero lo que no quería era estar buscando a un pajarraco por el Bosque Prohibido y en pleno Diciembre, mientras que Lily estaba calentita y abrigada en la sala común delante de una chimenea.
Lily le ignoró y James echó a correr detrás de la chica. En menos que canta un gallo, Lily y James habían perdido de vista a sus compañeros y estaban perdidos en medio del bosque.
Estarás contento. Gracias a ti nos hemos perdido en este maldito bosque – le culpó la chica.
¿Por mi culpa? – repitió él, incrédulo – Pero si fuiste tú la loca suicida que se internó en el bosque sin saber donde iba.
Lily le ignoró y se sentó en el suelo con expresión sombría. De repente, rompió a llorar desconsoladamente.
Nadie nos encontrará nunca... moriremos aquí... nadie se va a acordar de nosotros – sollozó la chica mientras que James no sabía como reaccionar en un caso como aquel – Y lo peor de todo... ¡VOY A MORIR VIRGEN!
¿Eres virgen? – se asombró el moreno.
No, pero es lo que se suele decir en estos casos.
Sí, supongo que tienes razón – apoyó el joven – Pero ahora lo único que podemos hacer es sentarnos aquí y esperar.
Está bien, Potter – aceptó ella – Pero no te creas que vas a poder aprovecharte de esta situación. ¡Degenerado!
James tan solo emitió un suspiró de resignación, como preparándose para lo que iba a tener que aguantar.
¡Joder! – exclamó Sirius cuando perdieron de vista a James y a Lily – Podíais controlar un poco más a vuestra amiga.
Lo hemos intentado Black, pero... - empezó Mary.
... es incontrolable – concluyó Chris.
Remus por su parte se dejó caer en el duro suelo sin decir ni una palabra. Los otros tres le imitaron y Sirius le dirigió al licántropo miradas pícaras al ver que Chris se había colocado al lado de él.
Ejem – carraspeó el moreno ruidosamente.
¿Qué...? – preguntó Mary, que era la única que no se enteraba de nada - ¡Ah! – exclamó cuando Sirius le dijo algo al oído – Vamos chicos, no seáis tímidos. No tenéis que esconder vuestro amor.
¡Mary! – exclamó Chris, totalmente roja.
Bueno, tendremos que empezar a buscar a Currumili – sugirió Remus, evadiendo el tema descaradamente.
Currupipi – corrigieron los otros tres.
Eso, Currumili.
Currupipi – volvieron a decir los otros.
¿Y qué es lo que he dicho?
Rápidamente se pusieron en marcha, pero por más que buscaban no encontraban ni rastro de la mascota de Hagrid. De repente, un ser no identificado pasó por encima de ellos, al parecer colgado de una larga liana y gritando:
¡Aaaaaaaaaoooooooooooooooooooo!
¿Qué coño es eso? – preguntó Sirius.
Pues un OVNI – respondió Mary con tono de sabihonda.
¿Un OVNI? – repitieron los demás.
Claro, un Objeto Volador No Identificado.
Ya sabíamos lo que era un OVNI – aseguró Chris – Pero más bien creo que es un mono con complejo de Tarzán.
¡Aaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaah! – volvió a gritar el ser no identificado - ¡Socorrooooooooooooooooooooooooooooooooo!
"PLAF"
El ser no identificado y con poca experiencia en el manejo de la liana, había impactado contra el duro suelo del bosque, por decirlo finamente, y había sufrido graves contusiones.
¡Vaya ostión que se ha dado! – exclamó Sirius de manera menos fina que la mía.
Eso ha sonado a cuatro costillas rotas por lo menos – diagnosticó Mary, mientras se acercaban al herido.
¡Abraham March! – exclamó Remus, que llevaba bastante tiempo calladito, al ver la identidad del ser no identificado.
¿Abraham March? – se extrañaron Sirius, Mary y Chris.
Antes de proseguir con la historia y como buena persona que soy, bueno, igual no tan buena, pero ese no es el caso, me veo en el deber de hacer una pequeña aclaración, un paréntesis, un Kit-Kat o como vosotros queráis llamarlo.
De las muchas leyendas urbanas que circulan por Hogwarts, la de Abraham March es la más extraña de todas ellas. Se dice, se cuenta y se comenta que Abraham March era el mejor estudiante que había pisado Hogwarts desde el principio de los tiempos. Era tan inteligente, que varios expertos acudieron a realizarle unas pruebas para comprobar la capacidad de su cerebro. Nadie volvió a ver al chico desde que éste entrara al aula en la que las pruebas tendrían lugar. Algunos dicen que enloqueció debido al esfuerzo que le supuso pasar todas esas pruebas. Otros, que resultó ser tan inteligente, que le encerraron en una jaula para estudiar su comportamiento. Pero el caso es que nadie supo lo que pasó con él... hasta ese día.
Brany para los amigos – contestó el hasta entonces ser no identificado, contento por haber sido identificado. Vamos, que había pasado de ser un ser no identificado a ser un ser identificado (N.A. ooooooh, que gran avance).
¿Entonces... entonces tú eres el famoso Abraham March? – dijo Chris completamente asombrada. Nunca había creído en las extrañas historias que circulaban por todo el castillo, y resulta que una de ellas era verdad.
Por supuesto, y estoy completamente a tu servicio. Las 24 horas del día, los 365 días del año (N.A. ¡anda! Como la guía telefónica). Para lo que tú quieras, nena – contestó él con el mejor tono seductor de todo su repertorio, con el que no se ligaría ni a la gallina caponata.
¡Eh! – intervino Remus de forma protectora – No te pases ni un pelo.
¿Es su novio? – preguntó Abraham.
No – respondieron Remus y Chris.
Sí – afirmaron Sirius y Mary al mismo tiempo que los otros dos.
Ya veo, ya.
Pero, ¿cómo acabaste aquí? – quiso saber Sirius, ansioso por conocer la historia de un personaje tan mítico como aquel.
Es una larga historia – respondió Abraham para darle más misterio al asunto – Pero como veo que estáis ansiosos por conocerla, os la contaré.
Sí, sí – accedió Sirius, completamente emocionado
Todo comenzó un caluroso 9 de junio. El profesor Dumbledore me hizo llamar y cuando llegué a su imponente despacho, me recibieron tres personas a las que no había visto en mi vida. Se trataba de los tres psicólogos con más renombre en todo el mundo, todo un lujazo. Y, tras haber hecho un hueco en su apretadísima agenda, habían acudido a Hogwarts para analizarme a mí, que honor más grande. Me condujeron a un aula bastante iluminada y amplia, que al parecer había pertenecido a...
Corta el rollo, tío – interrumpió Remus.
Bueno – aceptó él – El caso es que me hicieron muchísimas pruebas para comprobar la capacidad de mi cerebro. Querían llevarme a un laboratorio secreto para estudiarme mejor, pero yo me escapé y acabé aquí.
Fascinante – calificó Sirius.
¿Y vosotros? ¿Qué hacéis aquí?
Hemos venido a rescatar a Currumili – respondió Remus.
Currupipi – dijeron los otros tres.
¿Currupipi? ¿Por casualidad Currupipi no será un pajarraco gigante y rosa, que está en época de muda y va dejando todas sus plumas tiradas por ahí? ¡Es un guarro!
Pues sí, eso es lo que estamos buscando – confirmó Chris.
Acompañadme.
Los chicos le hicieron caso y Abraham les guió por todo el bosque. Después de una larga caminata, por fin llegaron a lo que parecía ser un claro del bosque. O mejor dicho, a lo que en sus buenos tiempos pudo ser un claro del bosque, porque en ese momento estaba lleno de enormes plumas rosas. Señal inequívoca de que Currupipi andaba por allí cerca.
Allí está – susurró Abraham señalando a un montículo de color rosa chicle muy chillón y medio despelujado, en el que ninguno de los cuatro chicos parecía haber reparado.
Mary, como buena amante de los animales que era, fue la primera en acercarse. En pocos minutos, y gracias a que el animal era bastante pacífico, los cuatro chicos fueron capaces de llevarle de vuelta con su amo.
Muchas gracias por todo, Abraham – dijo Chris con una sonrisa.
Eres un fiera, tío – aseguró Sirius, que lo había tomado como un nuevo ídolo.
Adiós Abraham – se despidió Mary, mientras Remus le daba la mano a modo de despedida.
Adiós chicos, adiós – respondió Abraham.
Mientras, en el polo opuesto del bosque, dos personas discutían. (N.A. raro, raro, raro)
¿Pero qué dices? YO voy a dormir sobre estas hojas. TÚ vas a dormir sobre el suelo – especificó Lily.
Y una mierda, vamos a compartir las hojas – dijo James.
Lo llevas claro, majo – le advirtió la pelirroja mientras se acomodaba – Buenas noches.
Buenas noches – contestó James, resignándose a dormir en el suelo. Pero aún así, tenía un plan.
Media hora después, James se encontraba tumbado al lado de Lily y sobre el improvisado colchón de hojas, con una sonrisa tan grande que no le cabía en la cara. La razón de esto, es que James había estado quejándose en voz alta desde que se acostaron y Lily, harta del chico, había accedido a que durmieran juntos. Por supuesto, poniendo antes sus condiciones y advirtiéndole que si se pasaba un pelo, le iba a dejar estéril para toda la vida.
A la mañana siguiente, Lily se despertó pero no precisamente en el Bosque Prohibido, si no en una cómoda cama. Rápidamente se incorporó y miró alrededor suyo: muchas camas blancas, estanterías llenas de plantas medicinales y múltiples medicamentos. Sin lugar a dudas estaba en la enfermería del colegio. Además, a su derecha, un bulto que a simple vista parecía James, dormitaba en otra cama. Entonces, escuchó como unas voces susurraban:
Debimos haberles dejado en el bosque toda la noche. Seguro que arreglaban todos sus problemas.
Eres un bestia Black – ésa era la voz de Chris.
Pues no era una mala idea – aprobó Mary en un susurro.
Dejaros de tonterías – éste era Remus – y vamos a despertarles.
Las cortinas que rodeaban su cama se abrieron y tras ellas aparecieron Sirius, Remus, Mary y Chris la mar de sonrientes. En seguida, las dos chicas se abalanzaron sobre ella, mientras que los otros dos iban a despertar a James, que seguía durmiendo. Cuando el moreno se incorporó, los otros cuatro se dispusieron a contarles lo que había pasado.
... Entonces nos encontramos a Abraham March – dijo Sirius, llegando al punto culminante del relato.
¿Abraham March? – repitieron James y Lily.
Sí, a Abraham March. Estaba ahí, colgado de una liana.
Y se pegó un tortazo... - interrumpió Mary.
Y nos contó toda su historia – prosiguió Sirius, ignorando la interrupción – Nos dijo que se había escapado al bosque, porque le querían encerrar en una jaula para estudiarle mejor.
Impresionante – se asombraron los otros dos.
Y además nos guió hasta donde estaba Currumili – informó Remus.
Currupipi – corrigieron los otros cinco.
¿Y cómo llegamos nosotros aquí? – quiso saber la pelirroja con verdadera curiosidad.
Muy simple – explicó Mary – Cuando llegamos aquí, se lo dijimos a Dumbledore y él, no sé como, os encontró en un tiempo récord.
Y ahora levantaos – les dijo Chris – Que tenemos muchas cosas que hacer.
Todo lo buenos se acaba, y las vacaciones de Navidad no iban a ser la excepción. Bueno, lo malo también se acaba, pero ése no es el punto. El caso es que el castillo volvió a estar tan lleno como de costumbre y los alumnos volvieron a la rutina de siempre, clases, deberes, visitas a la biblioteca, trabajos interminables, más clases y más deberes todavía.
Lily estaba más estresada que nunca. Sus deberes y la perspectiva de que los EXTASIS se acercaban peligrosamente (N.A. y eso que todavía estaban en Enero) se juntaban con el hecho que la venganza, en forma de poción, hacia Williams iba muy atrasada. Demasiado.
Creo que deberíamos empezar ya en serio con la poción – comentó Lily una tarde soleada.
Lily, Mary, Chris, Donna, Michael y Adalbert se encontraban descansando en los terrenos del colegio, tumbados a la sombra de un árbol y mirando al lago. Era un viernes extrañamente soleado, y la mayoría de los alumnos de Hogwarts habían aprovechado la tarde para descansar un poco.
Ay Lily, cariño. Estás demasiado estresada – se quejó Donna con los ojos cerrados.
¿Cómo no voy a estar estresada? – dijo Lily, incorporándose – Los profesores nos agobian cada vez más, los EXTASIS se acercan, la poción de Williams está atrasadísima y además, Potter no deja de acosarme y perseguirme por todo el castillo.
Eso último te lo has inventado – acusó Mary.
Sí – la secundó Chris – Ya te gustaría a ti que Potter te persiguiera por todo el castillo y que te acosara.
Tú calla – dijo la pelirroja – Que desde que te liaste con Remus estás insoportable.
¿Te liaste con Lupin? – preguntaron Donna, Michael y Adalbert al mismo tiempo y completamente asombrados.
¿Te liaste con Lupin? – volvió a decir otra voz femenina a sus espaldas.
Los seis se dieron la vuelta y vieron a Fiona Stivell, la Huppie que se llevaba tan bien con las chicas, con una cara de asombro.
Fiona, cariño – saludó Donna – Siéntate aquí con nosotros.
¿Te liaste con Lupin? – dijo Fiona de nuevo, mientras se dejaba caer sobre el pasto.
Este tema ya cansa – suspiró Chris.
Sí Chris, pero no te escaquees.
Está bien, Donna. Sí, me lié con Remus, ¿contenta?
¡Qué fuerte! – exclamaron Donna y Fiona (N.A. mira, si hasta los nombres riman) a la vez.
Y encima le llama Remus – se asombró Michael.
Esto es muy grave – sentenció Adalbert perplejo.
¡Dejadlo ya! – pidió Chris.
Pues yo no sé como estás estresada, Lily – opinó Donna, cambiando de tema – Mira, yo tengo deberes, trabajos, sesiones de tarot todas las semanas, algún trabajillo que me encargan de vez en cuando y además, los entrenamientos de Quidditch.
Sí – afirmó su hermano, ya que los dos ocupaban los puestos de golpeadores en el equipo de Quidditch de Gryffindor – Además James está muy obsesionado, nos machaca en cada entrenamiento.
Pues si a eso lo llamáis estar estresado... - intervino Chris – Lo mío es mucho peor. Los deberes, McGonagall presionándome para que mantenga la torre en orden...
Las reuniones de prefectos – le recordó Fiona, que también era prefecta, pero de Hufflepuff.
Eso, las reuniones de prefectos, que son un auténtico coñazo.
Ya – dijo Mary, escéptica.
Seguro que tú preferirías estar con Lupin, que en las reuniones de prefectos – aseguró Adalbert, adivinando lo que iba a decir Mary.
Imbécil – le insultó Chris, mientras se abalanzaba sobre el chico.
Cuidado Chris, no sea que te vea Lupin y se ponga celoso – comentó Michael, haciendo que los demás estallaran en carcajadas.
Ja, ja – rió la rubia irónicamente – Que graciosos estáis hoy.
Cambiando de tema – interrumpió Lily – Tenemos que ponernos ya con la poción.
¿Qué poción? – dijo Fiona, que no sabía nada del tema.
Lily le contó todo lo que había pasado con su ex – novio, y la Huppie se mostró emocionada con el plan. Nunca le había caído bien Williams, y creía que ya era hora de que alguien le diera su merecido.
Pues creo que lo que deberíais hacer es probar primero la poción en pequeñas dosis – opinó Fiona.
¿Qué quieres decir?
Pues que en cuanto tengáis la poción hecha, deberíais ir probando poco a poco – explicó la chica – Le dais pequeñas dosis muchos días antes de los exámenes, para ver como funciona.
Ya, pero para eso necesitaríamos a alguien de Ravenclaw, que se alíe con nosotros para ver si la poción surte efecto y para ayudarnos a suministrársela – objetó Lily.
Tengo a la persona perfecta – anunció la Huppie – Sydney Fox.
Sydney Fox era una Raven de 7º, obsesionada con la historia y con las reliquias y que normalmente iba acompañada por un chico de 6º, llamado Nigel. No era muy sociable y la mayoría de la gente la temía, porque su fuerza era comparable a la de Crabbe y Goyle, los matones oficiales del colegio.
Bueno, ya hablaremos de eso otro día – replicó Donna despreocupadamente – Ahora lo importante es descansar y... ¡Dios mío! ¡Es tardísimo! – exclamó mirando su reloj – Me tengo que ir chicos. Nos vemos.
Pero, ¿dónde...? - empezó Mary, aunque la chica ya estaba demasiado lejos y no la oyó.
Lleva así desde que llegamos de vacaciones – susurró Michael preocupado.
Está tan tranquila, y de repente se marcha y nadie sabe dónde – añadió Adalbert - ¿Qué creéis que le pasará?
Igual está metida en una secta... - propuso Mary.
O igual trafica con drogas – aventuró Lily con gesto sombrío.
Joder, que exageradas sois – intervino Chris – Igual es que se ve a escondidas con un chico, es lo más normal.
¿Donna? – preguntó Michael.
¿Un chico? – repitió Adalbert.
¡Imposible! – exclamaron los demás a la vez.
Deberíamos investigarlo – sentenció Fiona, entusiasmada con la idea.
Enero siguió su curso y las desapariciones de Donna se hicieron cada vez más evidentes. Chris seguía empeñada en que su amiga salía con algún chico y quería mantenerlo en secreto, pero los demás no opinaban lo mismo. Las dos teorías con más peso eran las de Mary y Lily, y Fiona empezó en seguida con su investigación.
¡Es imposible! – exclamó un día Fiona, cuando todos estaban reunidos y Donna había vuelto a desaparecer.
¿No has sacado nada en claro?
Nada, Michael, absolutamente nada – concluyó la Huppie – Desaparece, es imposible seguirla.
Pero es imposible desaparecer en Hogwarts – informó Lily – Lo dice en "Historia de Hogwarts".
Lily – la llamó Fiona con una mueca de exasperación – Era un forma de hablar.
Ah.
Michael – llamó una voz a sus espaldas.
Los demás se dieron la vuelta y vieron a James plantado detrás suyo. Lily lanzó un suspiro de desesperación.
Dime.
¿Has visto a tu hermana? – quiso saber el merodeador.
Precisamente estábamos hablando de ello – informó el otro – Ha desaparecido y nadie sabe donde está. ¿Para qué la querías?
Quidditch – respondió simplemente.
Pues no tengo ni idea de donde está.
¿Quieres que te ayude a buscarla? – se ofreció James.
La verdad es que un poco de ayuda no nos vendría mal – admitió Michael.
De acuerdo. Se lo diré a Sirius y a Remus. Con el mapa del merodeador será pan comido – añadió para sí mismo.
¿Con qué? – preguntó Adalbert, que, al igual que los demás, no había oído la última parte de la frase.
¡JAMES! – gritó una voz empalagosa.
El aludido buscó a ver quién había gritado su nombre y vio a su peor pesadilla, dicho en otras palabras a Williams, corriendo hacia él y con unas intenciones nada claras. Bueno, quizás la intención que tenía el Raven era la de lanzarse hacia el chico y darle el abrazo del oso.
¡James! – volvió a gritar Williams – Amor, ya estoy aquí. ¿Me echaste de menos?
NO – contestó James.
No seas tan cruel, amor – bromeó Adalbert, ganándose una mirada asesina por parte de su compañero de casa.
Ya veo que me has echado de menos – se alegró Williams – Que sepas que estoy dispuesto a perdonarte los malos tratos y...
Pero el chico no pudo terminar la frase, ya que James había salido corriendo hacia el castillo.
No os preocupéis – aseguró Williams – Es que es muy tímido y le da vergüenza demostrar lo que siente por mí en público.
Tranquilo Josh, te entendemos – dijo Lily, dándole unos golpecitos en la mano al Raven.
Lily, cariño, siempre tan comprensiva – sonrió Williams a la chica.
Mientras, los demás trataban de aguantar las enormes ganas de reírse que tenían de diferentes formas; Adalbert se había puesto a hablar con Michael y se reían de un chiste que había contado el primero y que decía algo así como: "Esto era un hombre tan alto, tan alto, tan alto, que se comió un yogurt y cuando llegó al estómago ya estaba caducado". El chiste era pésimo, la verdad. Chris había sacado un libro que pesaba por lo menos siete toneladas y que se titulaba "Transformación Avanzada VII: El retorno" y fingía leerlo. Aunque en realidad lo que hacía era esconder la cara detrás del libraco para así poder reírse a gusto. Fiona por su parte se había metido el puño en la boca para ahogar la risa, pero se lo había metido tan al fondo que le entró un ataque de tos y casi se ahoga ella misma, en lugar de la risa. Por último, Mary había aprovechado la ocasión para mangarle a Adalbert las cartas del tarot que siempre llevaba consigo. Como no tenía ni idea de cómo utilizarlas, hacía como si se reía de las chorradas que le estaban saliendo.
Ya sé que soy comprensiva. Gracias por recordármelo – agradeció Lily con una sonrisa más falsa que las tetas de Yola Berrocal, aunque por dentro estaba pensando: "Ni todos los piropos del mundo te van a librar de la cruel venganza que te estoy preparando, especie de versión devolucionada (N.A. ¿existe esta palabra?)de Boris Izaguirre".
Ay, me tengo que ir Lily. Ya charlaremos otro día – se despidió el Raven y se marchó tan campante y silbando una horrible canción que decía algo así como: "en un país multicoloooooooooooooooooor, nació una abeja bajo el sooooooooooooooooooool...".
Que idiota es Potter – murmuró Lily recordando lo que el buscador de Gryffindor había dicho instantes antes – Siempre alardeando.
Lily, solo se ha ofrecido a ayudarnos – le recordó Fiona, ya recuperada del acceso de tos.
Deberíamos pedir ayuda a Gladys Gudgeon – propuso Chris cambiando de tema, porque sabía que el tema "Potter" era sumamente peligroso y sobre todo en boca de la pelirroja.
¿A esa pedante? – dijo Mary horrorizada.
Sí, es buena idea – aprobó Michael – Seguro que ella sabe donde está.
Así que quedaron en pedir ayuda a Gladys y esperaron a ver que adelantos les traían los merodeadores.
Mientras, en la parte más oscura del castillo de Hogwarts, una chica caminaba apresuradamente por los pasillos de las mazmorras al mismo tiempo que no hacía más que murmurar para sí misma y mirar el reloj compulsivamente a la vez que apretaba el paso. Si no se daba prisa, llegaría tarde.
Esto es una locura – susurró Donna para sí misma, mientras sudaba por la carrera que llevaba – Se van a dar cuenta de todo, mi hermano me va a matar. O peor, se reirá de mí. Que horror. Espero que no se entere.
Antes de nada, voy a contaros algo. Si os portáis bien y me dejáis al menos 6 reviews (si me dejáis más, yo encantada, ¿eh?) Pues eso, que si me dejáis como mínimo 6 reviews, os prometo que actualizo este sábado sin falta. Si no, tendréis que esperar 10 días para leer el nuevo capi. ¿Qué os parece? Ya sé que es chantaje, pero es que si no, no veo la manera de animaros para que me dejéis reviews ¬¬
Pasando al capi en cuestión, ¿qué tal? ¿Qué os ha parecido? Ya sé que ha sido un poco más corto que los dos anteriores, pero es que no me podía meter con lo que sigue porque si no, no acababa nunca. Personalmente a mi me ha prestado escribirlo, se me ha hecho muy ligero y divertido de escribir, sobre todo la parte del rescate de Currupipi. La última parte no es gran cosa, pero es una introducción a lo que pasará en el próximo capi.
Por cierto, una pequeña aclaración. El nombre de Sydney Fox y el personaje en sí (que veréis más adelante) lo saqué de la serie "Cazatesoros", que no sé si vosotros habréis visto alguna vez, pero a mí me gusta bastante. Sydney es la protagonista, una cazadora de reliquias que viaja por todo el mundo para recuperar todo tipo de reliquias y Nigel es su ayudante.
Y como siempre, aquí están los adelantos para el próximo capi...
Donna continuará con sus misteriosas desapariciones.
Los demás continuarán con su peculiar investigación y movilizarán a medio castillo para descubrir que es lo que hace Donna.
Lily y James compartirán algo, pero no pienso decir el qué.
A Dumbly se le ocurre otra de sus geniales ideas. Que peligro. Me da miedo solo de pensarlo.
Todo esto y mucho más, en el próximo capi.
Besitos.
bars9
Miembro de la Legión de las Lupinas
Miembro de la Orden Siriusana
