Capítulo 15. El amor en todas sus caras

Disclaimer: si esto os suena de algo, me parece que es porque lo habéis leído en los libros de Harry Potter y porque nada de esto es mío.

¡Hola mis queridos lectores! Aquí estoy otra vez con el penúltimo capi de este fic. Pero antes, vamos a contestar a los reviews.

annatb: sí, cielo tan solo quedan dos capis más. Dímelo a mí, que me parece mentira que el fic se esté acabando ya. Pero es que si lo alargo más, puede resultar cansino y no quiero que eso pase. No te creas, que yo a Lily tampoco la entiendo, pero me parece que en este capi vais a tener la explicación de la pelirroja. Lo de Sirius y Mary ya está más crudo. Besos y ojalá te gusten los dos últimos capis.

Elizabeth Black: siente haber tardado mucho en actualizar, de verdad que lo siento. ¿No te cae bien Gladys? Hombre, un poco pesadita puede llegar a ser pero yo la he cogido cariño Ya te digo, Lily es tonta sin remedio, mira que desaprovechar a James de esa manera… Un besote y disfruta con el capi.

Iraty Rowling: bien, te vas su perando, lo reviews son cada vez más largos. Ya lo sé que dos capis son muy pocos. Y en cuanto termines de leer este, quedará solo uno. Pero es que no podía hacer el fic más largo, no hay ideas y cuando no hay ideas, mal asunto. No seas avariciosa, comparte a Adalbert ) Además no te preocupes, Gladys es buena chica, lo dejas en buenas manos. ¿Se nota que le tengo asco a la rata? Uff, es que cada vez que aparece en el fic no puedo evitar el hacerle quedar en ridículo. Se lo merece. ¿Estás escribiendo un fic de los merodeadores? Que bien. Pues en cuanto lo publiques, avísame que lo leo encantada. Muchos besos y disfruta con los dos capis que quedan.

Ginny84: me alegra que te gustara lo de Williams. Yo también me divertí escribiéndolo. Un besín.

Cristie: muchas gracias por tus comentarios. De verdad, que cuando a Lily le dan sus neuras no hay quien pueda con ella. Y esta vez le ha dado de verdad. Aunque me parece que los que peor lo tienen son Sirius y Mary, aaaaaaay vaya dos. Veo que también te gusta la pareja Adalbert/Gladys. Pues me alegro, porque es una de esas parejas que salen sobre la marcha. Un beso grande, grande.

Mary93: no importa que llegaras tarde, el caso es llegar. Ay, por favor, que me voy a sonrojar con las cosas que me dices. Me alegro que te rieras con la parte de Williams, a mí también me pareció (aunque no debería decir esto) que esa escena me quedó bien. Un beso y no te preocupes, que lo de las dos parejitas se arreglará… aunque tarde. Bye.

Ahora sí, sin más palabrería os dejo con el capítulo 15, el penúltimo dicho sea de paso, de este fic. ¡Espero que os guste!

Capítulo 15. El amor en todas sus caras

Mary observaba atentamente a Sirius, mientras se encontraba sentada al borde del lago. Desde la última vez que habían hablado (entiéndase hablar por intercambiar cuatro míseras palabras), el merodeador no hacía más que intentar dar celos a la chica. Porque Mary tenía claro que el estar todo el día rodeado de cinco chicas como mínimo y tontear con ellas cada vez que pasaba por delante, era dar celos.

De repente una chica de aspecto oriental se acercó a Sirius tratando de hacerse la interesante. Durante una fracción de segundo, la absurda idea de que la chica en cuestión era Sydney cruzó la mente de Mary, pero en seguida cayó en la cuenta de que la aprovechada era Chang. Lo más sorprendente de todo era que Sirius parecía hacerle caso. Y digo parecía porque se le notaba a distancia que lo hacía más por obligación que por placer.

Mary tan solo sonrió tiernamente al ver los intentos de Sirius para llamar su atención. Que tontería. Mary ya sabía de sobra que estaba enamorada de Sirius y no era necesario que el chico tratara de llamar su atención constantemente. Demasiado tarde para negar sus sentimientos. Ahora lo que tenía que conseguir era que el moreno aceptara los suyos. Misión imposible.

La morena decidió pensar en algo que no fuera tan imposible, como por ejemplo… Gladys y Adalbert. Definitivamente hacían una buena pareja y además ella ya tenía un plan para juntarles.

¿Qué haces?

Mary dio un respingo al ser tan bruscamente sacada de sus pensamientos.

¡Qué susto me has dado, Michael!

No era mi intención – se disculpó su amigo - ¿Qué hacías?

Pensar – contestó la chica bucólicamente.

¿En Sirius? – sugirió él.

¿Qué pasa? – se molestó Mary - ¿Qué todos creéis que estoy los 12 meses al año, los siete días a la semana, las 24 horas al día pensando en Sirius? (N.A. ¡anda! Como la guía telefónica)

Sí – afirmó Michael.

Por lo menos eres sincero. ¿Y tú de dónde venías?

De… ningún sitio… interesante – finalizó el joven, aunque su respuesta era muy poco creíble.

Espera, espera – dijo Mary acordándose de algo – Hoy Donna ha quedado con Snape, ¿no?

Sí.

Entonces tú vienes de joderles la cita.

Bueno, esas no serían las palabras exactas. Más bien he intercedido para que ese ser que se hace llamar su novio, no destroce el frágil corazón de mi pequeña e indefensa hermana.

¿Acabas de joderle la cita a tu hermana? – preguntó Remus, sentándose al lado de los dos chicos acompañado de Chris.

No, no – negó Michael – Lo que he hecho ha sido interceder para que ese ser que se hace llamar su novio, no destroce el frágil corazón de mi pequeña e indefensa hermana.

Cuando Donna se entere te corta el cuello – vaticinó Chris.

¡Michael! ¡Michael! – gritó James acercándose por detrás a los cuatro jóvenes - ¡Felicidades!

¿Por qué?

Por haberle jodido la cita a Snape – aclaró el moreno.

No, tan solo he intercedid…

¡MICHAEL!

Los cinco se dieron la vuelta como temiéndose lo peor. Y, efectivamente, sus peores suposiciones se vieron cumplidas.

¡Michael! – volvió a gritar Donna con una cara que daba miedo - ¿Se puede saber por qué estás tan empeñado en joderme las citas?

No, no es eso – negó su hermano por enésima vez – Solo he intercedido para que ese ser que se hace llamar tu novio, no destroce tu frágil corazón, mi pequeña e indefensa hermanita.

Te voy a cortar el cuello – siseó la chica abalanzándose sobre su hermano.

Te lo dije – le recordó Chris con una sonrisa, mientras Michael se alejaba de allí corriendo y perseguido por su hermana.

Todos soltaron una carcajada al ver la escena que estaban protagonizando los dos hermanos.

¿Sabéis dónde está Lily? – preguntó James al cabo de un rato.

Creo que se quedó en la torre – contestó Mary – Dijo que hacía mucho frío.

¿Frío? - repitió Remus – Estamos en abril, tampoco creo que haga tanto frío.

Mary tan solo se encogió de hombros como dando a entender que no había quién comprendiera a su amiga.

No estará acatarrada, ¿verdad? – sugirió James con evidente preocupación.

Yo creo que lo que le pasa es que tiene miedo a encontrarse contigo – opinó Chris como quien no quiere la cosa.

¿Conmigo? No veo porqué.

Mary, Chris y Remus se dirigieron miradas cómplices, pero no comentaron nada al respecto.

Además no sé porqué te preocupas tanto por ella.

Es verdad – secundó Chris a su novio – Con lo mal que te trata siempre…

Tendrá sus razones – aseguró James encogiéndose de hombros y levantándose.

Están hechos el uno para el otro – suspiró Mary mientras veía como el moreno se alejaba en dirección al castillo.

Como Sirius y tú.

La chica resopló sonoramente al oír las palabras de su amiga y apartó la vista hacia el linde del bosque. Allí pudo ver como Sirius seguía coqueteando descaradamente con Chang. O mejor dicho, como Chang coqueteaba descaradamente con Sirius.

¿Cuándo vas a hablar con él? – preguntó Remus con verdadero interés y mirando también a su amigo.

Lo intenté el otro día – aseguró Mary volviendo a posar su vista sobre la pareja.

¿Y qué paso?

Nada. Es que es tan cabezota…

Como tú – terminó Chris la frase.

Por algo estamos hechos el uno para el otro, ¿no? – sonrió la morena tristemente – Bueno, parejita, os dejo. Voy a auto compadecerme yo solita.

Con esta particular despedida, Mary se fue también dejando solos a Chris y a Remus.

Vaya plan que tenemos con estos cuatro – suspiró Remus refiriéndose a sus cuatro amigos.

Pero ahora no tenemos porqué preocuparnos – aseguró su novia comenzando a besarle.

Aún así, Remus no correspondió al beso y la apartó de él suavemente.

¿Qué pasa? – se extrañó ella – Llevas varios días muy extraño.

El licántropo solo se encogió de hombros, pero de todas formas la chica tenía razón. Hacía algunos días que Remus le estaba dando vueltas a la idea de contarle a Chris su condición de licántropo, pero nunca encontraba el momento perfecto (N.A. ¡qué raro! ¿por qué siempre pasa lo mismo?)

No será que quieres contarme… algo – le animó la rubia.

Como única respuesta, su novio la besó sin decir nada más e intentando apartar los sentimientos de culpabilidad de su mente. Ya se lo diría otro día.

Entonces, ¿me ayudáis? – preguntó Mary esperanzada.

Claro que sí - contestaron al instante Fiona, Sydney y Donna.

Ya que mi hermano no me deja tener citas en paz, por lo menos me entretengo organizando otras – se auto consoló Donna.

Perfecto, perfecto, ¿sabéis ya lo que tenéis que hacer?

Sí.

¿Alguna duda?

No

Pues en marcha – ordenó Mary más feliz que un regaliz.

Dos días después, las cuatro jóvenes se volvieron a reunir para ultimar los detalles de su "plan Cupido", que era como ellas llamaban a su plan.

Entonces, ¿está todo claro? – preguntó Mary por enésima vez.

Síiiiiii – contestaron Donna, Fiona y Sydney por enésima vez también.

De acuerdo, dentro de dos días lo ponemos en marcha.

¡Gladys! – exclamó de repente Sydney mirando a la recién llegada - ¡Qué sorpresa más maravillosa!

¿Qué estáis tramando? – preguntó Gladys temiéndose lo peor.

¿Nosotras? – preguntaron las otras cuatro con un tono que no pretendía engañar a nadie – Nada.

Ya.

¿Por qué lo preguntas?

Porque según me ha visto Sydney me ha tratado como si no me hubiera visto en 15 años – explicó la Raven dirigiéndole a la oriental una mirada acusadora.

¡Qué tonterías dices! – rió Sydney despreocupadamente – Anda, vamos.

¿Dónde? – se interesó la otra mientras Sydney la tomaba del brazo con la intención de alejarla de allí lo antes posible.

A… redecorar la sala común, ¿no te acuerdas?

Y a darle a Williams su dosis de poción – improvisó Mary con una sonrisa, acompañada por Donna y Fiona igual de sonrientes.

Pero si Lily dijo que hasta mañana no le diéramos más poción.

¿No ves que lo mejor que puedes hacer con Lily es no hacerla caso? – le recordó Donna sabiamente.

Claaaaaro – la secundaron las demás.

Bueno, vosotras veréis – aceptó finalmente Gladys – Pero como Lily nos eche la bronca, yo no tengo la culpa.

De acuerdo – admitió Sydney llevándosela de allí.

¡Uff! – suspiró Fiona quitándose el sudor de la frente – Por los pelos.

Sí, con lo mal que se me da a mi mentir…

Donna y Fiona le dirigieron a Mary sendas miradas escépticas.

Sin comentarios – dijeron ambas a la vez.

Lily iba caminando tranquilamente hacia la biblioteca a devolver un libro que había tomado prestado hacia dos semanas.

¿Dónde vas? – le preguntó una voz que la chica conocía muy bien.

No te importa, Potter – contestó ella sin ni siquiera mirarle y armándose de coraje.

¿A la biblioteca? – insistió el chico.

¿Tú qué crees? – dijo Lily mostrándole el libro que llevaba en las manos.

James siguió caminando al lado de la pelirroja en silencio, mientras que ella rezaba para que el chico se fuera de su lado lo antes posible.

¿Por qué eres tan borde conmigo? – se interesó James al cabo de unos minutos de silencio.

Yo no soy borde contigo.

No le mires Lily, no le mires. Eso era lo que pensaba Lily por dentro aunque intentara hacerse la dura.

Lily… - dijo él como pidiéndola que fuera sincera.

Entonces la pelirroja no se pudo resistir por más tiempo y le miró directamente a los ojos. ¡Mierda!, pensó.

Lily – repitió el merodeador tomándola suavemente por la cintura y apoyándola contra la pared con más suavidad todavía.

James… no…

Pero las palabras no le salieron de la boca al ver que la cara de James estaba a escasos centímetros de la suya propia. Se moría de ganas, necesita besarle otra vez, pero… no podía, más bien no debía. Justo cuando los labios de ambos estaban a punto de rozarse, justo cuando las fuerzas de la joven estaban a punto de flaquear, Lily se apartó bruscamente de él poniendo una excusa tonta:

La biblioteca está a punto de cerrar.

Y se marchó de allí corriendo lo más rápido que sus piernas le permitieron, dejando a James con la miel en los labios, nunca mejor dicho.

¡Mierda! – exclamó el joven en medio del desierto corredor y estampando su puño contra la pared de piedra.

¡Vamos chicas! – apremió Chris – Que llegamos tarde a desayunar.

Ya voy, ya voy – aseguró Mary mientras acababa de colocarse la túnica.

Lily.

¿Qué? – contestó la aludida mirando a Chris.

¿Qué te pasa?

Era raro que Lily no estuviera histérica cuando solo quedaban quince minutos para que comenzaran las clases y todavía no habían desayunado.

Que soy una imbécil – respondió la chica recordando el incidente del día anterior con James.

¿Por qué? – preguntaron Mary y Chris a la vez, preocupadas por su amiga.

En el desayuno os lo cuento – prometió Lily saliendo por la puerta, y dejando a las otras dos jóvenes bastante extrañadas por su comportamiento.

Durante el desayuno…

¿Intentó besarte? – preguntó Chris con asombro.

Sí.

¿Y tú te apartaste? – inquirió Mary más perpleja aún.

Sí.

¡Estás tonta! – calificó Donna.

Gracias chicas – ironizó Lily con una sonrisa amarga – para levantar el ánimo no tenéis precio.

Lo que tienes que hacer es hablar con él – aconsejó Mary.

¡Habló! La que predica con el ejemplo.

Tiene razón – secundó Chris a la pelirroja - ¿Cuándo piensas hablar con Sirius?

Otro día…

¿Otro día? – repitió Donna - ¿Y eso cuándo es exactamente?

Es lo que me contestó él cuando le dije si quería hablar conmigo y solucionar las cosas – informó Mary.

¡Hombres! – suspiró Lily apesadumbrada – Solo existen para darte más quebraderos de cabeza.

No hace falta que lo jures – interrumpió Sydney acompañada por Gladys, mientras las dos Ravens se sentaban en la mesa.

¿Qué tal la poción? – se le escapó a Donna.

¿La poción? – preguntó Lily temiéndose lo peor – Os dije que no se la administrarais hasta mañana.

Un día más, un día menos, ¿qué más da? – valoró Sydney mientras las demás le daban la razón a la oriental.

Mientras, en otro punto de la mesa de Gryffindor, James y Sirius miraban embobados a Lily y Mary respectivamente.

Vaya día que me espera – se auto compadeció Remus al ver el panorama que tenía con sus dos amigos.

¿Eh? – dijeron los otros dos como saliendo de un trance.

Que a ver cuando habláis con Lily y Mary, porque me tenéis harto.

¿Hablar? ¿Para qué?

¿Para solucionar las cosas tal vez? – sugirió el licántropo.

Tienes razón – apoyó James levantándose de repente y dirigiéndose hasta donde estaba Lily.

Hablar no va a solucionar nada – aseguró Sirius por su parte.

¿Por qué no lo intentas? – pidió su amigo.

Porque… porque no y ya está – finalizó Sirius levantándose también y saliendo del gran comedor.

Será posible – dijo Remus incrédulo.

A los pocos minutos, James se sentó enfrente suyo bastante más contento que antes.

¿Qué tal? – se interesó el licántropo.

Normal, hemos quedado para hablar.

Menos mal.

Solo espero que esta vez no salga nada mal – imploró James.

Los alumnos de 7º curso de Gryffindor ya se hallaban en el aula de DCAO junto al profesor Crápula, esperando a la casa de Ravenclaw.

¿Qué creéis que habrá pasado? – le preguntó Mary a sus dos amigas en un susurro apenas audible.

No lo sé, pero ya llevamos quince minutos esperando por ellos – contestó Lily mientras consultaba su reloj de pulsera.

¿Creéis que tiene que ver con Williams?

Pero las otras dos no pudieron responder a la pregunta de Chris, ya que en ese momento la puerta del aula se abrió dejando paso al grupo de Ravens, encabezado por un Williams tremendamente emocionado que se asemejaba al típico turista japonés en una visita cultural.

¡Cómo se parece ese tío a un vampiro! – exclamó Williams señalando al profesor Crápula.

Gracias, señor Williams – contestó el profesor sonriente. No había nada que le gustara más en el mundo mundial, que le dijeran que se parecía a uno de sus adorados vampiros.

¿Quién es Williams? – se interesó el Raven mirando a su alrededor como si estuviera buscando a ese tal "Williams" – Es que le habéis nombrado mucho hoy pero todavía no me lo habéis presentado.

Eres tú, pedazo de alcornoque – se desesperó Fisher dándole un capón a su prometido.

¿Yo? ¿Pero yo no me llamaba Paquito? De verdad que no hay quien te entienda, Pescadilla.

Es Fisher, imbécil – le corrigió la chica.

Fisher, Pescadilla, más o menos es lo mismo.

Mientras tanto, los demás Ravens ya se habían sentado en sus sitios habituales y miraban la escena con desesperación.

La hemos liado – aseguró Sydney sentándose al lado de las tres Gryffis – No se acuerda ni de cómo se llama.

Os dije que no le dierais más poción hasta mañana – les recordó Lily con un deje de superioridad.

Ese no es el problema – intervino Chris – El problema es que os habéis pasado con la cantidad.

Y ahora, ¿qué hacemos? – preguntó Mary con preocupación.

Esperar, en dos o tres días se le pasara… creo – aventuró Chris no muy segura de ello.

Atención – interrumpió el profesor Crápula todas las conversaciones que estaban teniendo lugar en el aula de manera simultánea – Hoy vamos a hacer una pequeña redacción que se va a titular: "Mi vida como un vampiro". Lo que tenéis que hacer es poneros en el lugar de un vampiro y describir como sería su vida. Es un trabajo individual – añadió el hombre al ver como sus alumnos se ponían a hablar de nuevo.

Los jóvenes sacaron de inmediato pergamino y tinta y se pusieron a escribir. O por lo menos a aparentar que escribían.

Voy a acabar de los vampiros hasta las narices – murmuró Chris hastiada.

Pues todavía nos quedan dos meses de clase para aprender más de los vampiros – ironizó Lily.

Oye – las llamó la atención Sydney – Que estos dos siguen discutiendo.

Las chicas giraron la cabeza y vieron que, efectivamente, Williams y Fisher seguían con su animada conversación sin darse cuenta de nada más.

Ay, Pescadilla, que pesadita eres.

¡Fisher! ¡Mi apellido es Fisher! – gritó la chica desesperada a punto de lanzarse a la yugular de su prometido.

¡Williams y Fisher! – exclamó el profesor Crápula enfadado - ¡Sentaos ahora mismo!

Fisher se sentó de inmediato al lado de sus amigas Posh y Chang, pero Williams se quedó mirando extrañado al profesor.

¿Otra vez llamando a ese tal Williams? – le preguntó su alumno al profesor.

¡Siéntate!

Vale, vale, pero no hace falta exaltarse tanto – aceptó Williams – que luego vienen los ataques al corazón y usted ya no está para esos trotes.

El Raven se dirigió a sentarse bajo la atenta mirada de todos sus compañeros y de su profesor. Por casualidades de la vida (N.A. y porque a mí me da la gana), el único asiento que se encontraba libre era el que había al lado de James, así que Williams no lo dudó ni siquiera un microsegundo y se sentó a su lado, para desgracia del pobre merodeador.

¡Anda! – exclamó Williams observando tras observar detenidamente a su compañero - ¡Qué guapo es este chico!

¿Quién me habrá echado un mal de ojo? – se preguntó para sí mismo James, pensando en la clase que le esperaba.

Si ni siquiera se acuerda de cómo se llama – explicó Lily divertida el estado de la salud mental de su ex – novio.

Os habéis pasado – reprochó Michael.

Mira quien habla – ironizó Donna. Todavía estaba enfadada con su hermano por el asunto de Snape.

Donna… ya hemos discutido esto miles de veces.

¿Por qué no lo discutimos una vez más?

Está bien – interrumpió Mary – pero lejos de aquí.

Vale – aceptaron los dos hermanos levantándose y saliendo de la sala común.

¡Lily!

La chica se dio media vuelta y vio que quien la había llamado era James.

Dime – contestó ella.

Tenemos algo pendiente – le recordó el moreno.

¡Ah! Es verdad.

Lily recogió todos los libros y pergaminos que tenía esparcidos por varias mesas, y también salió de la sala acompañada por James y en silencio.

Vale, dejadme sola – dijo Mary al ver que los dos chicos se marchaban. Chris había quedado con Remus y Adalbert andaba desaparecido en combate.

También estoy yo – informó una voz masculina.

En efecto, Mary no se encontraba sola, ya que Sirius estaba sentado en un rincón y aparentando que leía un libro.

¿Tú? – preguntó ella mirando al merodeador – Pues no sé qué será peor.

Vamos, Mary, no seas tan borde conmigo – pidió Sirius.

¡Anda! Ahora va a resultar que tú eres la amabilidad y la dulzura personificadas.

No, pero… bueno, ya sabes que no me he portado muy bien contigo…

¿Y? – preguntó Mary alzando una ceja.

¡Joder! No me hagas esto más difícil.

Tú eres el que lo ha hecho todo más difícil – apuntó la joven.

Mary…

¿Qué? – preguntó ella evitando mirarle.

Vamos a hablar y a solucionar las cosas.

Mary no podía creer que esas palabras estuvieran la saliendo de la boca de Sirius. Es más, ni el propio Sirius podía creer que esas palabras estuvieran saliendo de su boca. Por la mañana se había negado en redondo a hablar con la chica y ahora se lo estaba suplicando.

Otro día – contestó Mary dirigiéndose a su habitación y dejando al moreno con la palabra en la boca.

¿Por qué tiene que ser tan… - Sirius no encontraba las palabras adecuadas para expresarlo – parecida a mí?

¿De qué querías hablar? – se interesó Lily mientras paseaba a la orilla del lago.

De… nosotros – contestó James.

¡Ah! ¿Pero es que hay un nosotros? – preguntó ella clavando sus ojos verde esmeralda en los marrones de él, aunque rápidamente apartó la vista y la volvió a centrar en algún punto del lago. Ya sabéis, para evitar tentaciones

Eso es precisamente lo que te quería preguntar.

Lily no sabía qué contestar, por lo que se quedó callada y siguió caminando sin rumbo fijo.

Es que… no sé, no te entiendo – aseguró el chico – Un día me besas y al día siguiente te comportas conmigo como si fuera el ser más despreciable que hay sobre la faz de la tierra.

Tengo mis razones – trató de defenderse la pelirroja.

Pues dime cuáles.

Lily volvió a enmudecer.

¿Lo ves? – prosiguió él – Dices que tienes tus razones, pero ni siquiera sabes cuáles. Te comportas así conmigo sin motivo. ¿Qué esperas que haga yo? ¡No soy adivino!

Ya lo sé, James. Pero ponte en mi lugar – pidió Lily – Tengo miedo de que me hagas daño, no tienes muy buena fama entre las chicas…

Pero Lily, yo no te voy a hacer daño.

¿Y cómo sé yo eso? ¿Cómo sé que no me vas a dejar tirada a la primera de cambio?

Confía en mí – replicó James – No te voy a hacer nada.

Ya, seguro que eso se lo dices a todas.

¡No!

James, no puedo confiar en ti.

Entonces así no vamos a ninguna parte – aseguró James acalorado.

Pues no vamos a ninguna parte – concluyó Lily dándose media vuelta y alejándose de allí rápidamente.

Perfecto – ironizó James dejándose caer sobre el duro suelo – perfecto.

Hace un buen día, ¿no crees? – preguntó Chris alegremente y mirando a través de una ventana.

Sí – contestó su novio distraídamente.

¿Salimos fuera? – propuso la rubia.

Sí – volvió a afirmar Remus.

¿Y si nos tiramos desde lo más alto de la torre de Astronomía? Debe de ser muy divertido – volvió a preguntar la joven mientras se dirigían al vestíbulo.

Sí.

¡Remus!

¿Qué? – se sobresaltó el licántropo mirando a su novia directamente a los ojos.

No me estás haciendo ni caso – se quejó Chris - ¿Qué te pasa?

Nada – aseguró Remus pisando el césped de los jardines – Bueno… sí, sí me pasa algo – dijo al cabo de un rato.

Chris le miró interrogante como incitándole a que le contara lo que le pasaba.

Es que… - empezó el licántropo sin saber exactamente cómo seguir – llevo unos día queriendo decirte algo.

Pues dímelo.

Pero no es tan fácil. Verás, es que yo soy… como decirlo… especial.

Eso ya lo sabía – contestó la chica mirándole con una enorme sonrisa de enamorada.

Pero no especial en ese sentido – replicó Remus tratando de que su novia le entendiera.

¿Entonces?

Pues… que yo no soy como los demás.

Eso también lo sabía – bromeó Chris.

¡Chris!

Está bien, ya me callo

Lo que te quiero decir es – siguió el chico – que yo soy diferente a ti y al resto de la gente, porque soy…

¡Ah! – le interrumpió su novia como cayendo en la cuenta – Sí, lo que me quieres decir es que eres un licántropo.

Exacto – sonrió él aliviado porque Chris ya lo sabía y al parecer no le importaba – Pero… ¿cómo lo sabías?

Hay muchas cosas que yo sé – contestó la rubia enigmáticamente.

Chris, deja de hacerte la interesante.

Vale, vale, pero te advierto que es una laaaaarga historia.

No será para tanto.

Que sí, que sí.

Pues no me importa – dijo él – Tengo tiempo y ganas para escuchar tu laaaaaarga historia.

De acuerdo – aceptó Chris sentándose en un banco de piedra y dispuesta a contarle esa laaaaaarga historia – El caso es que el curso pasado, antes de las vacaciones de navidad, montamos Lily, Mary y yo una de esas reuniones de chicas por la noche y nos pusimos a jugar a un juego muy divertido – el tono de la chica indicaba que ese juego era de todo menos divertido – A Lily le tocó una prueba un poco… bueno, que le tocó ir a vuestra habitación a ver si James dormía en pelota picada o no.

¿James? ¿En pelota picada? ¿A nuestra habitación? – preguntó Remus entre divertido, extrañado y escandalizado.

Sí, es que por toda la escuela circulan cosas muy raras sobre vosotros.

Prefiero no saberlas – optó el merodeador.

A ver, que sigo con la historia. Ya sabes como es Lily de competitiva – Chris puso los ojos en blanco -, así que, ni corta ni perezosa, se levantó y se fue a vuestra habitación para ver si James dormía en pelota picada. Pero como Mary no se fiaba mucho de ella, decidió que nosotras dos también íbamos.

¿Y qué es lo que averiguasteis?

De todo menos si James dormía desnudo o no – aseguró ella – Nos enteramos de que por aquel entonces Sirius andaba con locura momentánea y que le gustaba Chang – Remus puso cara de ¡qué fallo! -, nos enteramos también de que estabais planeando una broma contra Snape, que eras un licántropo y que los demás eran animagos y te acompañaban en tus transformaciones todos los meses a la Casa de los Gritos.

Pues si que os enterasteis de bastantes cosas. De todas formas, gracias por no haber dicho nada.

De nada – correspondió ella dando un beso a su chico – Considéralo como un acto de caridad – bromeó.

Ja ja – rió Remus irónicamente.

Sydney se encaminó rápidamente a la habitación de las chicas de 6º de su Ravenclaw, su casa. Llamó a la puerta con los nudillos y precisamente la chica a la que había ido a buscar, le abrió la puerta.

¡Gladys! – exclamó Sydney alegremente - ¿Cómo tú por aquí?

Eeeh… ésta es mi habitación – contestó la chica algo mosca por la actitud de su compañera.

Ya – contestó la oriental con tono de "evidente" - ¡Ay! Que color de pelo más bonito.

Sydney – la nombró Gladys poniendo la mano en la frente de la joven - ¿Tienes fiebre?

No, ¿por qué?

Tú odias los tintes de pelo.

Pero es que el tuyo es maravillosísimo – aseguró Sydney – Por cierto, déjame ver que llevas puesto.

Gladys obedeció a la Raven y giró sobre sí misma, dejando ver a Sydney el vestido "sencillo" que llevaba puesto. Sencillo para Gladys, de alta costura para el resto de la humanidad.

Perfecto – calificó Sydney cogiendo a su amiga del brazo y sacándola de la habitación – Vamos.

¿Dónde?

Es una sorpresa – susurró la oriental en tono confidencial, haciendo que Gladys se temiera lo peor.

Mientras, en otra parte del castillo, concretamente en la torre de Gryffindor y más concretamente en la habitación que compartían Donna, Michael y Adalbert…

¡Adalbert! – exclamó Mary empalagosamente en cuanto su amigo le abrió la puerta de la habitación - ¿Qué tal?

Bien – contestó él extrañado.

¿Qué hacías?

Pueees… estaba escudriñando las profundidades de la bola de cristal – inventó el chico sobre la marcha.

Mentira. Estabas haciendo el trabajo de Pociones que os encargó el profesor Cash hace mes y medio y que no te había apetecido hacer hasta hoy – le corrigió la morena acentuando aún más su ya de por sí empalagosa sonrisa.

Vale, me has pillado. Pero, ¿cómo lo sabías?

Eso no importa – aseguró ella quitándole importancia al asunto y acompañada de un gesto con la mano – A ver, a ver, déjame ver lo que llevas puesto.

Adalbert hizo caso a su amiga y dio un paso adelante para que Mary pudiera ver la ropa que llevaba puesta.

Llevas puesta la ropa que compraste con Gladys, es perfecto – dijo Mary sacando al joven a rastras de su habitación – Nos vamos.

¿Dónde?

Es una sorpresa – susurró Mary en tono confidencial, provocando que Adalbert se pusiera en lo peor.

Pocos minutos después de una frenética carrera por todo Hogwarts, Mary y Adalbert se pararon delante de un lienzo que representaba a Ulrico el Chiflado, un brujo bastante loco que adornaba su cabeza con una medusa. Mary murmuró una contraseña que su acompañante ni siquiera pudo oír, el cuadro se abrió dejando a la vista una abertura. Sin decir más, Mary empujó a su amigo por el hueco y volvió a colocar el cuadro en su lugar.

¡Eh! - se quejó Adalbert, intentando reconocer el lugar en el que se encontraba.

De repente, una puerta situada en frente del joven se abrió, dejando pasar a Gladys, que por lo visto estaba tan confundida como él.

¿Gladys? – dijo él mirando a la chica.

¿Al? – preguntó la Raven a su vez.

¿Qué haces aquí? – inquirieron los dos al mismo tiempo.

En ese momento, la estancia se iluminó por completo gracias a unas cuantas velas, dejando a la vista una mesa completamente preparada para cenar.

Creo que esto es una encerrona – opinó Adalbert.

Sí – apoyó Gladys tímidamente.

Primera señal de que algo no iba como siempre: Gladys comportándose tímidamente.

Segunda señal de que algo no iba como siempre: Gladys comportándose tímidamente con Adalbert. (N.A. ooooohh o)

¿Qué te parece sí nos sentamos a cenar? – propuso él.

Sí – volvió a responder la chica algo cohibida.

Las damas primero – ofreció Adalbert con una enorme sonrisa y sin poder apartar los ojos de Gladys.

Gracias – agradeció la Raven sentándose en la silla que le ofrecía su compañero y también con una gran sonrisa adornando su cara.

En esos momentos, en la Sala Común de Gryffindor…

Lily estaba sentada en una mesa adelantando deberes y de paso repasando un poco. O por lo menos lo intentaba, ya que desde que James había entrado en la estancia y se había sentando en un sitio estratégico desde el que ella le podía observar perfectamente, la pelirroja no había podido concentrarse ni dos minutos seguidos en sus apuntes.

En una de esas ocasiones en las que Lily había levantando la vista para observar a James, sus ojos se cruzaron con los del chico. Y, en un intento de suavizar la situación, Lily le dedicó a James una bonita sonrisa que él no correspondió. Es más, James bajó la vista negando lentamente con la cabeza.

La joven se volvió a centrar en sus apuntes de HM, pero al ver que no podía concentrarse, decidió que ya era hora de dejar las cosas claras. Así que se levantó de su asiento y se colocó en frente de James.

Lo siento – dijo Lily.

James apartó la vista de la revista en la que estaba "aparentemente" concentrado para echar un vistazo a la sala común. Pero, al ver que la estancia estaba completamente desierta, dedujo que las disculpas iban dirigidas a él.

¿Cómo dices?

Que siento todo lo que te dije el otro día – completó ella arrepentida.

El merodeador se quedó mudo de la impresión. Nunca pensó que viviría lo suficiente como para ver a Lily pidiéndole disculpas.

Y… quiero que lo intentemos – finalizó Lily con una tímida sonrisa.

¿Tú y yo? ¿Intentarlo? – repitió él incrédulo.

Sí – sonrió ella.

¿De veras?

Sí – volvió a afirmar la pelirroja perdiendo la poca paciencia que poseía.

¿No es una broma?

No – negó Lily esta vez, sentándose al lado de James.

En ese caso… - dijo James acercándose a la chica y besándola suavemente.


Sí, ya terminé el penúltimo capi de este fic. ¡Bien! No, mejor dicho, ¡mal! Es que no quiero terminar este fic, le he cogido mucho cariño - Aún así no os preocupéis, porque vais a tener fics mío para rato. Pero bueno, no nos adelantemos. Ya hablaremos de futuros proyectos en el último capi.

Y ahora lo que no tenía que faltar, el ritual de siempre: reviews. Supongo que ya sabréis que ésta es vuestra última oportunidad para dejarme un review y que yo os conteste en el último capítulo, así que… ¿a qué estáis esperando? Venga, a dejarme un review ahora mismo.

Los adelantos para el próximo capi…

Snape hablará con Michael. Ya sé que estaba previsto para este capi, pero lo he decidido dejar para el último.

Los ÉXTASIS y el plan final de las chicas contra Williams.

Mary & Sirius, Sirius & Mary… ¿Qué pasará con ellos? En el próximo capítulo lo averiguaremos.

Descubriremos qué tal les fue a Gladys y a Adalbert su particular cena romántica.

Dumbly, que lo tenía yo muy abandonado, volverá a aparecer.

Por cierto, que ya se me olvidaba. Espero que los estéis pasando muuuuuuuuuy bien en estas fiestas y os deseo un feliz año nuevo.

Ahora sí me despido. Besos y nos vemos en el próximo capi.

bars9

Miembro de la Legión de las Lupinas

Miembro de la Orden Siriusana

Hermana de Mina Black