¡Saludos queridos lectores!

Me da mucho gusto dejarles este nuevo capítulo, dónde, y quiero advertir desde ya, habrá 18+ que espero disfruten mucho n.n

Nota que se repetirá en las actualizaciones de hoy: Para los que siguen todas o la mayoría de las historias concebidas para la Horror Week SasuKarin, se habrán dado cuenta que actualicé todas n.n Sinceramente, esperaba poder subirlas el fin de semana, pero para el domingo aún no tenía completado el capítulo de la última historia. Mi deseo había sido aprovechar el domingo para terminarlo de escribir, e incluso, si era posible, terminar de escribir la continuación de "Anónimo", pero tuve visitas y el tiempo ya no fue mío.

Pude terminar el capítulo de la última historia ("Anónimo" tendrá que esperar un poco más) y dar una revisión rápida a los seis capítulos que estarán viendo hoy (uno por historia), pero terminé algo tarde y necesitaba dormir temprano. Sin embargo, como podrán notar por la hora en que verán las actualizaciones, me levanté más temprano para subir todo antes de irme a trabajar.

Espero de todo corazón que las actualizaciones sigan siendo de su agrado y avisarles (si es la primera historia de las seis que leen), que esta nota, junto a un anuncio que habrá al final, se repetirán en todas las historias de hoy.

Sin más, los dejo con el capítulo de hoy, el cuál ya tiene relación directa con la actividad de la Horror Week SasuKarin concluída el 6 de Noviembre del 2022


El lobo negro, que no quitaba la vista del albino, caminó lentamente hasta la pelirroja, quién, aunque en un principio se sintió igual de asustada que cualquiera que estuviera en su situación, comenzó a relajarse cuando, de alguna manera que no podía explicar, sentía y sabía que aquél lobo negro no la dañaría. Por este mismo motivo, ella no se horrorizó como sus compañeros, cuando el animal frotó su pelaje en sus piernas y se quedó frente a ella, como si fuera un can protegiendo a su ama. ¿De quién? Todo parecía apuntar que de Suigetsu, a quién no dejaba de mirar con hostilidad y gruñía por lo bajo cada vez que él se movía.

—¡Ey! ¡Déjala en paz! —el albino quiso atraer la atención del lobo para alejarlo de la pelirroja, pero habría que decir que su frase apenas se había oído, pues su voz se había perdido en un hilo.

—No te muevas, quizá se vaya —señaló Juugo a su amiga.

—No creo que quiera hacernos daño —dijo Karin que, aunque aún estaba nerviosa porque la razón le decía que su situación seguía siendo peligrosa, sus sentidos se habían relajado. Suigetsu, por su parte, intentó moverse para llamar la atención del animal y aunque consiguió que diera un paso al frente hacia él y le gruñera más fuerte, se paralizó del miedo— Bueno… al menos no a mi.

—Creo que se va a comer a Suigetsu —comentó Zaku.

—No se va a comer a nadie —espetó Karin, pues la razón, comenzaba a dudar si el lobo realmente quería hacer algún daño… bueno, excepto al albino, quizá.

—No digas estupideces y deja de hablar —regañó Tayuya que ya estaba lista para correr si el lobo se lanzaba contra su amiga.

—No sé cómo decirlo, sólo…

—¡No lo hagas! —gritó Kim con pánico cuando Karin estiró la mano para intentar acariciar la cabeza del lobo, pero cuando el animal volteó a verla, quedó muda y estuvo a poco de salir corriendo.

—En general los animales no atacan si no se ven amenazados, pero acariciarlo es una locura —advirtió Jirobo que estaba muy al pendiente de que la manada llegara.

—Acariciarlos también los relaja ¿no? —comentó Kim.

—Lo haré —dijo Karin y a diferencia de la primera vez en que había estirado su mano lentamente, en esta ocasión no dudó.

—¡No! —exclamaron varios de sus amigos aterrados de que el animal la atacara, pero era demasiado tarde, la pelirroja ya estaba acariciando la cabeza del animal con movimientos suaves y lentos.

Todos se quedaron mudos, a la espectativa de lo que pasaba y algunos de ellos ya estaban incluso listos para correr rápidamente si era necesario, pero el lobo no la atacó. Eso sí, habría que decir que tampoco parecía que el animal se viera relajado.

—No quieres hacernos daño ¿verdad? —preguntó Karin, porque algo en ella le decía que ese lobo comprendía a los humanos— Siento que puedes entendernos.

—Oye… el juego de los vampiros era broma —titubeó Suigetsu asustado— No te pongas en peligro por…

El lobo le gruñó y el albino quedó callado e inmóvil.

—¡Por supuesto que sé que estabas mintiendo sobre los vampiros! —exclamó Karin ofendida— ¿Acaso crees que soy una estúpida e ingenua niña?

—¿De qué mierda están hablando? —bufó Tayuya.

—No le prestes atención —le sugirió Juugo, que era el único que sabía la estrategia de su amigo.

—Suigetsu es un idiota, y entiendo que no te agrade, pero no es buena idea que te lo comas —Karin habló con el lobo que seguía viéndose tenso por el albino— Estoy segura que si te comes aunque sea un trozo pequeño de él, te dará indigestión.

Sorprendentemente para todos, el lobo dejó de gruñir, aunque no despegaba la vista del albino.

—Si, ella tiene razón… no sobre que soy idiota, pero no es buena idea comerme. Soy nadador y me la paso horas en agua clorada —comenzó a decir Hozuki— No querrás comida que sepa a puro cloro ¿verdad? Además mucha gente se orina en las albercas y eso es todavía más desagradable que el cloro.

—Están locos si creen que ese animal puede entenderlos —comentó Zaku muy inquieto, pues seguían sin tener un plan de emergencia en caso de que el lobo terminara por atacar.

El lobo se sentó cerca de Karin y aunque su cuerpo ya no se veía tenso, su mirada no dejaba de vigilar al albino.

—¿Lo ven? Quizá sea un lobo entrenado para buscar gente perdida —comentó la pelirroja, aunque a ella también le parecía una locura— Tal vez alguien venga por nosotros o él pueda guiarnos de regreso al campamento.

—¿En serio? ¿Lobos buscadores? Yo no creo…

El albino se había sentado en el suelo teniendo algo de confianza, pero cuando vio que el lobo iba a levantarse, decidió quedarse inmóvil.

Aquél animal, era enorme. Estando sentado y con la cara levantada, medía casi lo mismo que la pelirroja, así que era razonable que los chicos se vieran intimidados.

—Si alguien lo envió para encontrarnos, era para que viéramos lámparas y oyéramos voces —señaló Jirōbō— Es mejor seguir manteniéndonos con movimientos lentos y bajo volumen de voz. Podría volverse loco de repente.

—¿Puedes llevarnos de regreso al campamento? —Karin sé sintió confiada en preguntarle al animal— Ya sabes, dónde hay más humanos como nosotros.

Todos los del grupo que observaban a la chica, creían que se había vuelto loca por el miedo, pero vieron que el lobo se levantó, avanzó tres pasos y se detuvo para mirar a la pelirroja. Era como si quisiera asegurarse que ella iba a seguirlo, pues cuando ella comenzó a avanzar, el animal continuó caminando.

—¡Qué mierda! —exclamó Tayuya incrédula.

—Vamos a seguirlo —propuso Karin caminando detrás del guía peludo.

—No seas idiota, el bosque es demasiado oscuro para poder seguirlo. No tenemos lámparas ni fuego —habló Kim— Por eso nos quedamos en este claro ¿Recuerdas? Era el único lugar cercano donde la luna nos daba luz.

Karin detuvo el paso y el lobo hizo lo mismo, viendo cómo la pelirroja quedaba pensativa.

—¡Ya sé! Yo iré agarrada de él, alguien de ustedes me toma la mano y nos vamos en fila de las manos —propuso la pelirroja— También podemos usar una de las lámparas de los celulares de alguien.

—No estoy muy seguro, es muy riesgoso confiar en un depredador —comentó Jirōbō pensativo— Además, si el lobo no nos lleva de regreso, gastaremos la pila inútilmente.

—¿Y si quiere guiarnos a su madriguera para que su manada nos coma? —se preguntó Zaku en voz alta.

—Podría alejarnos más —sugirió Tayuya.

—¿Acaso prefieren quedarse aquí el resto de la noche y caminar por horas mañana? —señaló la pelirroja.

—Al menos habría luz y no sólo una pequeña lámpara —dijo Kim.

—Hagámoslo. Tampoco creo que vaya a hacernos daño —aceptó Juugo tomando la mano de la pelirroja y ofreciendo la suya al grupo, por supuesto, el joven fue el único que ofreció su celular para gastar la pila en la lámpara.

—¡Alto ahí! ¡No creo que…!

Suigetsu había caminado directamente hacía a la pelirroja, en parte porque no le gustaba la idea de seguir a un lobo que casi se lo comió y en parte porque si se iba a hacer, quería ser él quien tomara la mano de la pelirroja en lugar de Juugo. Si pasaba algo con el lobo, él quería poder ser el héroe. Empero, el animal volvió a gruñirle.

—Creo que quiere que Suigetsu sea el último —comentó la pelirroja como si pudiera entenderlo, y no era que no fuera obvio que el animal no gustaba del chico, pero ella hablaba cosas muy particulares.

Los chicos no estaban del todo convencidos, pero tampoco estaban contentos con pasar la noche en el bosque. Hacía frío, tenían poca agua, nada de comida y aunque el cansancio los venció, dormir directamente en el suelo sin la protección de las bolsas de dormir o una cobija, les estaba jodiendo la espalda.

Seguir a un lobo alfa que atacó sin lastimar a uno de ellos, sonaba a una locura, pero terminaron por acceder porque parecía cómodo con la pelirroja.

Cuando iniciaron la caminata todos juntos, se adentraron rápidamente a la zona boscosa del lugar y se dieron cuenta que era más oscuro de lo que se hubiesen imaginado. Sin embargo, a Karin le costó darse cuenta de ello porque notaba que podía ver con claridad media el bosque, incluso las partes donde la luz de la lámpara no alcanzaba a alumbrar.

Al principio, ella creyó que el bosque no era tan oscuro, pero sus compañeros no dejaron de quejarse al respecto, sin mencionar algunos tropiezos de parte de los que iban más atrás, pues la oscuridad era tal, que parecía tragarse la luz de la lámpara. ¿No se suponía que ella debía ver menos en la oscuridad? Era la única que usaba lentes del grupo.

Tras diez minutos de caminata, el grupo ya se estaba preguntando si el lobo les había entendido y comenzaron a temer que los estuviese llevando del lado contrario de la civilización. Sin embargo, unos pasos más adelante pudieron distinguir luces.

¡Eran faros!

La zona de campamento tenía algunos faros en los límites de la zona de seguridad de acampado, esto para que los visitantes pudieran ir a los baños sépticos por las noches y evitar actividades dudosas. El hecho de que ya pudieran distinguir al menos dos faros, quería decir que estaban a muy poco de llegar.

Decir que sintieron alivio de haber podido volver es quedarse cortos, pues después de perderse y tener a un extraño lobo a punto de atacarles, les hizo pensar que quizá no volverían a casa. Su alivio era tal, que al principio nadie notó que habían caminado muy poco para llegar al campamento en comparación a lo que habían caminado cuando se perdieron, pero aún cuando en algún momento llegó la pregunta a sus mentes, creyeron que quizá Suigetsu sólo los había hecho dar vueltas en círculos.

—¡Comida! —exclamó Zaku soltándose del grupo para echar a correr al campamento. Incluso dejó de lado a su ahora novia.

—Gracias, nos acabas de salvar. ¡Eres un ángel negro peludo! —Karin se lanzó a abrazar al lobo repentinamente, algo que tensó a sus compañeros quienes temían que el animal finalmente fuera a atacar, pero él se dejó— No es buena idea que vengas, pero si me esperas aquí, te traeré algo de comer.

—Vamos. Si hacemos mucho ruido de este lado y alguien lo ve, podría alertar a los guardias y podrían hacerle daño —Juugo le tocó el hombro a la pelirroja.

—Vuelvo pronto —Karin le sonrió al lobo y se fue con el resto de sus compañeros hacia su campamento.

—¿En serio vas a regresar con ese lobo? —replicó Suigetsu cuando la pelirroja sacaba algunos bocadillos con carne.

—Le prometí algo de comer. Es lo menos que deberíamos darle después de que nos sacó del bosque.

—Si, estoy de acuerdo, pero no me atrevo a volverme a acercar —dijo Kim y Zaku y Jirōbō asintieron.

—¡A mí casi me come! —escupió el albino— Además, quizá ni te entendió.

—¡Ella le pidió que nos trajera al puto campamento y lo hizo! ¿De verdad crees que no le entendió con la comida? —exclamó Tayuya para luego mirar a la pelirroja y darle un paquete de salchichas— Llévale el puto bocadillo. No vaya a ser que si no se lo llevas, nos use como tal.

—Yo te acompaño —dijo Juugo tomando otro paquete de salchichas.

—Yo también voy —se ofreció Suigetsu con el entrecejo fruncido.

—¿Estás seguro? Porque quizá te coma a ti y no las salchichas —comentó Zaku, a lo que el albino decidió quedarse.

Juugo y Karin fueron a buscar al lobo negro, pero ya no lo encontraron aún cuando se adentraron un poco más al bosque. Lo único que se les ocurrió hacer fue dejar las salchichas junto a un árbol y la pelirroja no pudo evitar gritar un gracias.

—¿Cómo supiste que no iba a atacarnos si le hablabas? Estaba sobre Suigetsu —preguntó Juugo cuando caminaban de regreso.

—Yo… no lo sé. No estoy muy segura. Era como si… —suspiró— Vas a pensar que estoy loca, pero era como si pudiera escuchar su voz en mi cabeza —terminó por confesar, pues ya de por sí era un absurdo que se hubiese arriesgado así— Suena idiota porque no es como si alguna vez hubiese oído hablar a algún animal, pero… también me hizo sentir como si estuviera con alguien en que podía confiar ¿Sabes? —ni ella estaba segura de lo que le había pasado para confiar que un lobo salvaje no la atacaría— Era un sentimiento que no había sentido con nadie, ni siquiera con otro humano.

—Los animales suelen ser más nobles que los humanos. No pienso que haya sido una locura —respondió el chico— Sólo pienso que fue muy arriesgado que confiaras en él en esas circunstancias.

—Créeme, no estoy muy segura de qué pasó allí, pero no creo que vuelva a hacerlo. No creo que esta experiencia sea algo que se repita en la vida.

—Como dije, los animales son muy nobles, no dudes en confiar en ellos. Sólo sé más cuidadosa sobre el momento que elijas.

Karin asintió y forzó una sonrisa, pues quería dejar el tema de lado. Es decir, había sido mucha suerte lo que había ocurrido con aquél lobo, pero ahora que todo había pasado, comenzaba a sentir el miedo que la razón le dictaba que tenía que tener, porque en efecto, fue algo absurdo y arriesgado y aunque había tenido aquellos sentimientos o presentimientos, jamás debió ponerse a ella y los demás en peligro.

Al llegar al campamento, todos se debatían mientras comían, si debían irse de una buena vez del campamento, porque definitivamente ya no se quedarían los tres días que tenían planeados o la otra opción, era si debían dormir un poco antes de volver.

Durante el debate, alguien les recordó que el lugar estaría cerrado hasta las siete de la mañana a lo que Kim decidió revisar la hora.

—Son las cinco. Faltan dos horas para que abran.

—¿Las cinco? —preguntó Jirōbō desanimado y él sacó su propio celular para corroborarlo.

—Si, son las cinco —dijo Zaku en voz alta, pues pensar que había que esperar dos horas para salir de aquella pesadilla le resultaba eterno.

—En ese caso, yo me largo a dormir. No voy a quedarme dos horas sin hacer nada hasta que abran —espetó Tayuya.

—Esperen… ¿Las cinco? —siguió Karin revisando también su celular.

—¡Si! ¡Son las cinco! ¿Acaso quieren ver el celular de todos? —bufó Suigetsu muy molesto, pues además de que se había arruinado su estrategia y su confesión, no había podido tener otra oportunidad con Karin por culpa de ese lobo y tampoco veía muchas probabilidades de conseguirlo en el escaso tiempo que quedaba de la noche, porque la luna, aunque aún tenía tintes rojos, ya no daba el ambiente.

—Suigetsu, tu y yo no vigilamos más de media hora antes de que el lobo apareciera. El tiempo que perdimos no haciendo enojar al lobo y la caminata aquí, no duró mucho tiempo, tendrían que ser como las cuatro por muy tarde y estoy exagerando.

—¿Cómo puedes estar segura? —le quitó importancia.

—Porque estuve vigilando el celular en caso de que consiguiera señal, así que ví la hora constantemente.

El grupo permaneció en silencio ante aquella declaración, pues no estaban de humor para pelear. Además, aunque confiaban en que Karin decía la verdad sobre estar viendo el reloj, pensaban que quizá en algún momento se distrajo y había pasado más tiempo del que ella pensaba.

—Será mejor que durmamos un poco para poder irnos. Sería peligroso ir en carretera sin dormir bien —Juugo sugirió para desviar el tema y que la tensión se esfumara.

Algunos de los chicos dieron el sí hablado en un tono bajo y los demás sólo asintieron con la cabeza en silencio.

—Necesito ir al baño. ¿Alguien me acompaña? —habló Kim, que en realidad jamás pedía ese tipo de favores, pero después de lo que habían pasado, ya dudaba del rededor.

—Yo te acompaño, también quiero ir desde hace rato, pero no quería hacerlo en medio del bosque —respondió Karin.

Ambas chicas se fueron a los baños y Kim no pudo evitar mirar con enfado a su ahora novio que ni siquiera pareció tener la intención de ofrecerse a acompañarla, pero al menos, ese tipo de cosas tan pequeñas, ayudaba a los chicos a tratar de olvidarse del miedo y la angustia en la que se habían visto envueltos. Sin embargo, para Karin, las cosas extrañas aún no terminaban.

—¡¿Qué?! ¡Esto no puede ser! —Kim oyó la voz de su compañera en el cubículo de al lado y temía preguntar, pero aún así lo hizo.

—¿Todo bien?

—¡Me bajo! —respondió enojada— ¿Tienes una compresa?

—¿Sabías que te iba a bajar y viniste sin estar preparada? —la pelinegra le replicó sintiéndose aliviada de que sólo fuera eso.

—No se supone que me baje justo ahora. Mi ciclo de este mes lo terminé hace una semana —respondió Karin— Si supiera que me iba a bajar estos días, no habría venido de campamento.

—¿Estás segura que te bajó? —preguntó Kim dudosa, no era normal lo que la pelirroja le decía.

—¡Por supuesto que sí! ¿Qué otra cosa podría ser?

—Pues…

—No quiero oír tus suposiciones. Sé lo que estoy viendo, y aunque apenas es una mancha, sé lo que es —comentó Karin molesta.

—De acuerdo, como digas. Creo que tengo una compresa en mi equipaje —respondió la chica acomodándose la ropa— Iré a revisar, si no, tendrás que suplicar que Tayuya traiga un tampón.

—Gracias.

—¿Necesitas ropa?

—Sólo mis pantaletas. Están en mi bolsa de mano.

Kim no tardó mucho en ir y volver para entregarle las cosas a su compañera y en unos minutos, ambas ya estaban de regreso en el campamento.

Todos estaban muy cansados, así que conciliar el sueño, especialmente ahora que estaban en su campamento, fue muy fácil. Además, les daba tranquilidad saber que una vez que despertaran, volverían a la ciudad y se alejarían de todos los peligros del bosque.

Podría decirse, que Karin fue la última en poder quedarse dormida, principalmente porque tuvo que guardar su ropa sucia y a diferencia de Kim que comió un bocadillo cuando ella fue a dejar las salchichas al lobo, la pelirroja no había comido nada hasta que salió del baño.

Justo en el momento en que se estaba quedando dormida, o quizá sería justo decir que estaba más adentrada al mundo de los sueños que consciente, sintió un cuerpo peludo que se acostaba a lado de ella.

Al principio, ella ignoró la sensación. Creyó que Kim, quien era la que estaba acostada de ese lado, se había pegado demasiado a ella y lo que sentía era su cabello extremadamente largo, pero enseguida, la pelirroja reconoció el olor que había percibido en el bosque cuando el lobo apareció, era un olor agradable y sintió una lengua que lamía su cara.

Inquieta y sorprendida, Karin abrió los ojos y fue más grande su asombro cuando vio a aquel lobo negro acostado a lado de ella.

—Pero qué…

Karin se había sentado a toda velocidad muy sorprendida de ver al animal y buscó con la mirada a sus amigas, pero enseguida se dio cuenta que ella no estaba en la casa de campaña junto a Kim y Tayuya, sino que estaba dentro de una cueva oscura junto al lobo negro que los guió fuera del bosque.

Sorprendentemente para la pelirroja, a pesar de la oscuridad en la cueva, ella podía ver las cosas más o menos claras aun sin sus lentes puestos, pero no le prestó demasiada atención a ese detalle, porque se sentía inquieta sobre el cómo había llegado a ese lugar.

Cuando el lobo la percibió despierta, levantó la cara para mirarla y ella dudó sobre moverse o no.

¿El lobo la había secuestrado? ¿Cómo? ¿O sería que sus amigos le estaban jugando una broma pesada? No… podía creerlo de Tayuya y Suigetsu, pero de los demás, no los creía capaces de una broma de ese nivel. Además, los chicos, salvo Juugo, no parecían muy tranquilos junto al lobo, así que no los veía dejándola en la cueva de este.

Dadas las circunstancias, Karin sabía que debía sentir miedo, quizá pánico, pero de nuevo, la sensación de que ese extraño lobo no iba a dañarla invadió sus sentidos. Incluso, comenzó a sentirse contenta de poder verlo de nuevo y estar junto a él.

Mientras tenía aquellos pensamientos, el lobo aprovechó para levantarse y comenzó a caminar alrededor de la chica con pasos lentos.

Ese tipo de movimiento podría considerarse como cuando un cazador intimida a su presa y aún así Karin no sintió ningún temor, mucho menos cuando de nuevo, oyó en su mente la voz que ella pensaba que era del lobo que le decía "Este es el momento".

Una vez dicha la frase, la chica notó cómo ese lobo se transformaba lentamente en un joven hombre muy apuesto, y no era cualquier hombre, era aquél que se había acercado a su campamento por la tarde antes de huir de un grupo de chicos que parecían perseguirlo.

—Esto debe ser un sueño. Uno muy bueno —se dijo así misma con una sonrisa pícara, pues el chico frente a ella se le apareció desnudo.

—No es así —respondió el azabache con la misma voz que ella había oído en su cabeza y el chico se sentó junto a ella tomándola del rostro.

—Sí, definitivamente. Ese idiota de Suigetsu debió meterse en mi cabeza con sus cuentos de vampiros y hombreslobo, pero mi mente debió mejorarlo reemplazándolo a él por ti —sonrió satisfecha, pero una idea extraña pasó por su mente. Si era un sueño provocado por el albino, quizá aparecería en cualquier momento, ya sea para joderle el sueño o hacer alguna locura como su bromita de la confesión, así que miró alrededor.

—Sólo estamos tú y yo —acercó su rostro al de ella poco contento, pero cuando Karin pensó que él iba a besarla, él metió su rostro en el hueco de su cuello y comenzó a… ¿olisquear?

Aquél hombre tan guapo paseaba su nariz de un lado a otro por su cuello y al poco, comenzó a bajar por el escote de la pijama.

Salvo por la punta de su nariz, él no la tocaba más allá, sin embargo, podía oír la respiración pesada del muchacho y aunque fueran acciones eróticas, Karin se sentía más excitada de lo que esperaría con simples roces. De hecho, si lo pensaba bien, su excitación había iniciado desde que lo vió.

—Este sueño se está poniendo raro más rápido de lo usual y casi ni tomé en este viaje —comentó ella nerviosa y excitada por la cercanía, pero pensando en que podía tomar el control de su sueño antes de perder su oportunidad, empujó suavemente al chico para alejarlo de su escote y poder besarlo— Esto está mejor —dijo entre besos, pues el chico le correspondió— Si no me despiertan antes de que acabe, será el mejor sueño de mi vida.

Aquél joven que apenas hablaba, la hizo acostarse en el piso para volver a oler su cuello, pero antes de que ella pudiera hacer algo para retomar los besos y llegar más lejos como ella deseaba, él habló.

—Esto no es un sueño —le abrió los botones del pijama. Karin había ido con una pijama otoñal de dos piezas porque sabía que en el bosque haría frío por la noche aún en verano y cuando se dio cuenta de lo que el chico hacía, se preguntaba por qué no se había soñado a sí misma con un conjunto más coqueto— Tampoco es una ilusión.

Olfateando de nuevo, el chico pasó su nariz por su pecho, olisqueó entre sus senos y bajó por su vientre.

No, no sólo debió soñarse con un atuendo más coqueto, sino también con una lencería más sexy. ¿Qué importaba si estaban en medio de una cueva? Ella no quería perder su estilo.

—¿Entonces qué es? —preguntó Karin acariciando la espalda y el cabello del chico mientras él bajaba, pues de todas formas sabía que era difícil que una persona dentro de un sueño, supiera que era un sueño. Ella ya respiraba agitada y solo estaban en el previo.

—Un ritual de apareamiento —le aseguró el chico quitándole los pantalones de la pijama de un tirón, mientras seguía olisqueando hasta llegar a su entrepierna.

—¡Si! ¡Si! ¡Eso es lo que quiero! —jadeó Karin emocionada aún cuando la idea de usar la palabra "apareamiento" le resultaba extraño a pesar de estar en un sueño donde el chico se le había presentado como un lobo en primer lugar.

La pelirroja se quitó la parte superior del pijama y mientras lo hacía, sintió que el chico le quitó las bragas de otro tirón como había hecho con el pantalón.

—Vas a ser mi hembra —declaró el chico en tono de advertencia sin dejar de olfatear entre sus piernas.

—Entonces más vale que me montes bien para que no me arrepienta —Karin le siguió el juego emocionada con la idea de tener un sueño húmedo con ese hombre, lo que hizo reaccionar a su cuerpo, y las dudas que el chico parecía tener, se esfumaron cuando el aroma que ella emitía en esa parte pasó por sus fosas nasales.

El azabache se posicionó sobre la chica entre sus piernas esbozando una sonrisa ladina, pero con suficiente separación entre ambos para que sus cuerpos, más allá de sus piernas, no se tocaran y la pelirroja pudo notar, al mirar la parte baja del muchacho, que él estaba preparado para la faena.

—No queda mucho de la noche, pero vamos a aprovechar lo que tenemos en las manos —declaró el muchacho, pero antes de que Karin pudiera responderle, el chico la tomó por las caderas la atrajo hacia sí y acomodó su miembro en la entrada.

—Voy a matar al idiota que me despierte —pensó Karin jadeando y dió un gemido cuando él dió el primer empuje dentro de ella.

El chico parecía satisfecho y dió otro empujón en el que Karin jadeó y gimió. Se sentía muy diferente de otros sueños húmedos que había tenido. De hecho, aunque sentía placer, dolía un poco, así que se preguntaba si su mente no había exagerado lo dotado de su fantasía.

—Ya casi —se inclinó hacia ella y le susurró al oído con una voz ronca, después dió un último empujón con el que finalmente entró por completo.

—¿Se supone que así deba sentirse cuando pierda mi virginidad? —preguntó Karin en un suave gemido bastante extrañada por la peculiaridad de aquél sueño, pues en los pasados, todo era placer y parecido a cuando ella se autocomplacía con roces, pero ahora se sentía diferente y aunque dolía un poco, ese dolor sólo se sentía como una molestia, así que ni siquiera opacaba el placer que sentía.

—Ya la perdiste —con un brazo se recargó en el piso y con el otro siguió sosteniendo la cadera de la pelirroja— Vas a ser mía.

Karin no estaba muy segura de lo que le pasaba, es decir, en sus sueños húmedos, ella seguía la historia que se desarrollaba y nunca cuestionaba ni reflexionaba, y eso que había tenido escenarios más locos y absurdos que ese, pero ahora, no podía evitar hacerlo aún cuando su cuerpo ardía de deseo más que en cualquier otro sueño o incluso, más que en cualquier sesión de autocomplacencia.

Al recordar que en dos horas sus amigos la despertarían y que no quería quedarse con la fantasía a medias, decidió olvidarse de los detalles. ¿Qué importaban? Quizá en los otros sueños nunca se cuestionó nada porque en primer lugar, ese era el primer sueño erótico que tenía dónde estaba consciente de que estaba dormida y mientras el dolor no aumentara, ella quería llegar al final.

De un momento a otro, ella abrazó con brazos y piernas al chico y lo besó deseosa.

—Sigue —le pidió entre besos y ella movía suavemente su cadera.

—¿Estás segura? —él le preguntó con una sonrisa.

—Si… ¡No! Espera, dame un nombre —pidió ella tratando de recordar cómo habían llamado al chico aquellos que lo estaban buscando, pero no lograba acordarse— No importa, te llamaré…

—Sasuke —le dijo él y sin esperar a que ella dijera nada, la besó y comenzó con el va y ven de sus caderas.

—¡Sasuke! —gimió ella entre besos una y otra vez y algunas veces más fuerte que otras porque él tocaba partes que la volvían loca. Ni siquiera sabía en qué punto el dolor había dejado de sentirse.

Además, él alternaba besos en sus labios, su cuello, sus hombros y su pecho. A veces daba mordiscos suaves en su piel y estaba segura que él le había dejado al menos dos chupetones en alguna parte.

Ella, por su parte, aún si se trataba de un sueño, no quería verse tan inexperta, por lo que ella sacudía su cadera de vez en cuando y parecía que a él le gustaba porque gruñía y aumentaba el ritmo cada vez que ella lo hacía. Además, ella también quiso dejarle marcas en el cuerpo y estaba segura que le había dejado al menos un chupetón debajo de la oreja.

—Karin —jadeó él con voz ronca y sus voces hacían eco en la cueva cada vez que pronunciaban alguna palabra, jadeaban o gemían.

—Sasuke, me corro —gimió ella que desde antes ya sentía llegar el final, pero se contenía porque no quería que parara.

Él gruñó satisfecho con aquella declaración, y al poco de ello y con un movimiento de su cadera para tocar el punto más sensible de la chica con precisión, ambos llegaron al climax en un sonoro gemido que retumbó en la cueva.

Tuvieron una sesión más donde ella quiso tomar la batuta encima de él y aunque el chico le sugirió descansar un poco, Karin quería aprovechar lo más posible aquél sueño que temía no volver a tener.

Para la recta final de la sesión, ella ya estaba muy agitada y cansada, pero el joven azabache la ayudó para que ambos pudieran terminar.

—Necesito una forma de verte más seguido —dijo Karin agitada y sorprendida, al sentir que el chico, que seguía dentro de ella, aún se sentía erecto— No quiero que esto se acabe tan rápido.

—Nos veremos más pronto de lo que crees —él le aseguró sonriendo, la tomó del trasero e hizo que ambos se acostaron de lado sin salir de ella.

—Pareces cansado, pero tú miembro aún…

El chico estaba igual de agitado que ella, quizá un poco menos, pero su virilidad se sentía igual que al principio.

Karin no lo podía creer y si al menos sus sueños obedecieran la regla de que ella mandaba sobre ellos, podría seguir teniendo sexo con aquél chico sexy sin cansarse. ¿Por qué diablos no podía seguir?

—Descansa.

—¿No vas a salir? No es una queja, pero se supone que…

—Debo asegurar mi marca —respondió el chico, lo que al principio confundió a Karin hasta que recordó que él se había presentado inicialmente como un lobo.

—¿Esta es una versión humana de cuando los perros se quedan pegados? —preguntó Karin riendo— Pero se supone que tú eres un lobo ¿No? Aunque yo no sé mucho sobre los lobos.

Esto último Karin lo murmuró, pensando que quizá, al no saber mucho sobre esos animales, su mente rellenaba información con lo que sabía de los perros para subsanar esos huecos.

—No soy un lobo común.

—Eso ya lo creo —ella siguió riendo, pues no creyó que su sueño seguiría respetando la línea del "lobo que venía a aparearse", especialmente cuando ni siquiera habían usado esa posición sexual, pero ¿Qué más daba? Los sueños siempre iban y venían con la coherencia y la incoherencia, así que no había que buscarle lógica.

—Duerme un poco.

—Si no me sintiera tan agotada, querría seguir, pero te tomaré la palabra si prometes que te veré más seguido —pidió Karin refiriéndose a soñar con él tantas noches como fuera posible.

—Cuando nos volvamos a ver, será difícil que nos volvamos a separar —el chico le aseguró con bastante firmeza.

—Bien, entonces esperaré ansiosa —ella le dijo coqueta antes de besarlo y acomodarse para dormir en su pecho.

Él la abrazó para estar más cómodos y aunque Karin pensó que pasaría cualquier cosa para que ese sueño siguiera ocurriendo, de repente ya no fue consciente de su alrededor.

—¡Despierta, maldita sea! —Karin oyó una voz estruendosa— ¡Ya quiero largarme de aquí!

—¡Karin! —oyó una segunda voz y la pelirroja finalmente despertó.

—¿Por qué gritan? —bufó la pelirroja molesta.

—Ya son las siete —habló Kim.

—¡Si no estás lista en cinco minutos, nos largamos sin ti! —exclamó Tayuya saliendo de la casa de campaña y Karin notó que sólo sus cosas seguían sin ser guardadas.

—No han podido despertar a Suigetsu tampoco, y ya que la camioneta es de él, supongo que tienes tiempo para arreglarte —Kim le informó— Pero mejor apresúrate porque creo que Zaku quería lanzar a Suigetsu al lago para despertarlo.

—Bien, bien. Ya me apuro —contestó la pelirroja bostezando— Siento como si no hubiese dormido.

—Dos horas no es nada aun si dormiste antes de la vigilancia —dijo Kim tomando su maleta y saliendo de la casa de campaña.

Si, la verdad es que la noche anterior había tenido muchos obstáculos, así que no era de extrañar que se sintiera muy cansada. Lo mejor era acomodar sus cosas para volver pronto a casa y poder dormir tranquila.

A toda prisa, la chica sacó su ropa para cambiarse el pijama y cuando se quitó la parte superior, notó que tenía ¿un chupetón en el nacimiento del seno izquierdo?

Claro que recordaba su intenso y apasionado sueño, pero no podía ser posible ¿o si? Es que… si recordaba que en su sueño, aquél chico le había dejado al menos un par de chupetones, pero entre las mordidas y besos, no recordaba dónde él había…

¡Splash!

—¡Váyanse a la chingada! ¡Malditos pendejos! —se oyó la voz de Suigetsu después de aquél sonido de agua.

Quizá sólo era el piquete de un mosquito o una araña, pensó, y mejor decidió apresurarse, porque aquella bromita, pondría de mal humor al albino y sería un gran problema convencerlo de olvidarse de ella para volver a la ciudad. Karin estaba harta de ese bosque.


¿Karin realmente tuvo sólo un sueño húmedo? ¿Habrá sido una ilusión que le dejó una marca como el incidente de cuando Karin tenía quince años? ¿Karin volverá a tener un sueño con Sasuke?

Por favor, déjenme saber sus teorías, pues me he divertido bastante leyendo las que me han dejado en el capítulo anterior n.n

Desde aquí me despido, para dejarles un aviso final n.n

Aviso que se repetirá en todas las historias actualizadas el día de hoy: Este día (que ya no queda dentro del finde) conseguía actualizar todas las historias de la HWSK, gracias a que me tomé dos días de vacaciones en el trabajo y que desde que las había comenzado a escribir, ya tenía algunos de estos capítulos iniciados. Quiero acabar con estas historias lo antes posible para poder continuar con las que por ahora, están pausadas. Sin embargo, esta semana regreso al trabajo con normalidad, así que veo poco probable poder hacer una actualisación masiva como en esa ocasión.

¿Cómo decidiré cuáles historias actualizaré primero? Inicialmente había considerado hacerlo en el orden en que las fui subiendo durante la HWSK, pero como sé que algunas historias tuvieron mayor preferencia de su parte, he decidido que el orden será según la popularidad de las historias. Dicho lo anterior, el siguiente fin de semana no subiré capítulo de todas las historias, pero si verán al menos un capítulo nuevo de la historia más popular.

¿Hasta qué revisaré cuál historia es la más popular? No puedo esperar a que pase toda la semana para ver cuál tiene mayor recibimiento y escribirlo el mismo día y subirlo, así que el miércoles estaré revisando comentarios, favs y follows. De ahí tomaré el orden de prioridad y una vez que haya actualizados los seis, volveré a hacer la misma dinámica hasta darles final a las historias. Como subo todas las historias en fanfiction y Wattpad, voy a tomar en cuenta los datos de ambas plataformas para la decisión, así que si tienen alguna preferencia, asegurénse de dejar comentarios, favs o follows en la historia que más les agrade o de la que tienen más emoción por leer n.n

Espero que esta dinámica no les cause molestia, además de que, como ya les había mencionado, las historias no tendrán muchos capítulos (excepto "El fantasma de la novia", debido a que dividí los capítulos para que fueran más cortos), por lo que espero terminar este mes o a más tardar, principios de diciembre.

Agradezco mucho a todos el apoyo de las historias, y espero que hayan disfrutado de esta actualización múlitple n.n