¡Saludos queridos lectores!

Si la duda sobre quién era la persona que podría traerle problemas a Sasuke los dejó con la intriga, se alegrarán saber que en este capítulo sabremos de quién se trata, aunque pienso que algunos ya se lo habrán imaginado.

Nota que se repetirá en las actualizaciones de hoy: Para los que siguen todas o la mayoría de las historias concebidas para la Horror Week SasuKarin, se habrán dado cuenta que actualicé todas n.n Sinceramente, esperaba poder subirlas el fin de semana, pero para el domingo aún no tenía completado el capítulo de la última historia. Mi deseo había sido aprovechar el domingo para terminarlo de escribir, e incluso, si era posible, terminar de escribir la continuación de "Anónimo", pero tuve visitas y el tiempo ya no fue mío.

Pude terminar el capítulo de la última historia ("Anónimo" tendrá que esperar un poco más) y dar una revisión rápida a los seis capítulos que estarán viendo hoy (uno por historia), pero terminé algo tarde y necesitaba dormir temprano. Sin embargo, como podrán notar por la hora en que verán las actualizaciones, me levanté más temprano para subir todo antes de irme a trabajar.

Espero de todo corazón que las actualizaciones sigan siendo de su agrado y avisarles (si es la primera historia de las seis que leen), que esta nota, junto a un anuncio que habrá al final, se repetirán en todas las historias de hoy.

Sin más, los dejo con el capítulo de hoy, el cuál ya tiene relación directa con la actividad de la Horror Week SasuKarin concluída el 6 de Noviembre del 2022


Sasuke había corrido en un parpadeo para encontrarse con aquella persona a la que había percibido cerca. La verdad, no quería encontrarse con él, pero sería problemático si ese hombre se daba cuenta que había fragmentado su alma para insertarla en los humanos, pues aquella acción era equivalente a disminuir sus poderes.

—Cuánto tiempo sin verte, Sasuke —habló un hombre albino con la mitad de la cara tapada.

—¿Usted también viene a intentar convencerme de volver a Caelum? —preguntó Sasuke con imponencia. Debía fingir que su alma seguía completa para que la percepción de ese hombre, reconociera los otros dos fragmentos como dos ángeles negros diferentes. No podía permitir que ese hombre se acercara a los humanos porque a diferencia de los simples mensajeros con los que se encontró anteriormente, él podría darse cuenta más fácilmente de la diferencia.

—Sería más sencillo si vinieras por tu propia voluntad.

La apariencia de ese ángel era más imponente que el de sus compañeros, pues aquél hombre era una Dominación. Un rango medio alto entre los ángeles, que estaba destinado a regular las tareas de ángeles inferiores y que había sido el superior de Sasuke cuando era un ángel blanco.

—Si quisiera volver, ya lo habría hecho antes —respondió el ángel negro.

—Eso pensé. También noto que ya haces amistad con otros de alas negras —dijo el albino decepcionado— Aunque puedo sentir que se van sin ti. Ya sabes que no son confiables.

—¿Por qué querrían quedarse cuando los de alas blancas vienen a sesgar la diversión? —planteó el azabache— Sólo vine frente a ti para advertir que si Naruto o Sakura vuelven a meterse en mi camino, no volveré a abstenerme de atacar —dijo para encubrir el motivo por el que mantuvo alejado a ese hombre del trío de humanos— También han tenido suerte de que a mis acompañantes les aburran los mensajeros, pero si se molestan, tampoco se quedarán de brazos cruzados.

—¿Lo ves? Tu no eres como los alas negras, o habrías atacado a tus compañeros. Puedo entender que estés confundido o incluso que sientas curiosidad por esa libertad que te prometen, pero te aseguro que la libertad sin propósito, es un camino vacío que intentarás llenar con el mal sin conseguirlo —contestó el hombre— Además, ser un ángel negro significa estar solo, porque esos compañeros con los que intentas convivir, sólo pensarán en su propio beneficio. No podrás confiar en nadie y aún si hicieras un Kekkon kyōtei con alguno de ellos, sabes que no sería una amistad sincera. Sería sólo un lazo vació.

—¿Lo dices por experiencia, Kakashi? —preguntó Sasuke con una sonrisa burlona cuando el albino se vio sorprendido— No sé por qué decidiste cambiar tus alas ni por qué decidiste volver. Tampoco me interesa, pero no asumas que sabes la razón por la que yo lo hice —reprochó el oscuro— Yo sé por qué elijo estar aquí.

—Aún si es verdad que tus motivos para cambiar de color no son los mismos que los míos, debes saber que no hay un buen motivo para rechazar nuestro puesto —contestó la Dominación muy serio cuando se recuperó del impacto de saber que su antiguo subordinado sabía de ese pasado suyo— La verdadera satisfacción de los ángeles, es proteger y guiar a los humanos. Sólo cumplir nuestro deber, es suficiente para llenarnos y hacernos sentir plenos.

—Si así fuera, no existirían los ángeles negros, o al menos, todos regresarían a Caelum en algún momento, pero ¿cuántos ángeles negros conoces que hayan vuelto a tornarse blancos después de volverse negros? —Kakashi frunció el ceño, porque ambos sabían que sólo eran unos cuantos, y aunque iba a responder a ello, Sasuke se le adelantó— Ya he perdido mucho tiempo aquí y mis compañeros me están esperando para que me una a la diversión en la ciudad. Esta es mi última charla de simpatía con ustedes.

Para cuando Sasuke había terminado su frase, ya había dado la media vuelta, así que sólo le bastó extender sus alas para levantar el vuelo e irse cuando terminó de hablar.

Tras unos metros de vuelo, el ángel negro sonrió, pues se dio cuenta que Kakashi había tomado la dirección contraria a él. Si había decidido tomar ese camino, significaba que no lo seguiría y que no se había dado cuenta que él no poseía todo su poder en ese momento. Al menos la charla había servido para distraerlo, de lo contrario, estaba seguro que la Dominación lo habría llevado de regreso en contra de su voluntad.

El hecho de que una Dominación se le hubiesd presentado para tratar de llevarlo de regreso ya era una situación inusual, pues ese no era trabajo para él. Quizá era por eso que Kakashi ni siquiera intentó llevárselo a la fuerza como alguna vez Naruto había intentado y Sasuke estaba casi seguro que el albino se había escapado brevemente de sus labores para tratar de convencerlo.

Ahora que ya se había librado de todos esos estorbos, tenía que ir a buscar a los humanos que aún tenían fragmentos de su alma y a aprovechar lo que quedaba de la noche de Halloween para comer. Con todo lo ocurrido, no había podido tener ni siquiera un bocadillo y la desfragmentación de su alma le robaba mucho poder.

Dar con los humanos con los que se había encontrado en aquella iglesia no fue difícil, aquella humana tenía un fragmento de alma tan grande, que él podría encontrarla al otro lado del mundo, pero cuando los halló, ellos iban a mitad de camino al centro de la ciudad, y al recordar que le habían comentado que irían a buscar una fiesta, decidió seguirlos y encontrarlos en dicho lugar. Gracias a la capacidad de los ángeles de volverse invisibles a voluntad, le sería fácil seguir el auto desde el aire sin ser visto.

No era que Sasuke, así como los ángeles blancos, quisiera ser discreto con ocultar su identidad, pero aún quería causar caos de incógnito y si no había podido hacerlo en la primera fiesta, lo haría en otro lugar, especialmente porque ahora que tenía menos tiempo para comer, necesitaba el mayor efecto en menor tiempo y si las fiestas universitarias eran nidos de caos, las fiestas preparatorianas podían llegar a serlo todavía más con los incentivos adecuados y algún adulto irresponsable.

En media hora, Suigetsu aparcó afuera de una enorme casa antigua con un enorme jardín y a leguas se notaba que la fiesta ahí dentro era igual de desenfrenada que en la iglesia abandonada, aún cuando había menos personas allí.

—¡¿En serio no aprendiste nada?! —replicó Karin, porque podía notar que la fiesta de ese lugar, también era de universitarios.

—Si, aprendí que no volveré a hacer un favor y que debo alejarme de ti cuando encuentre con quién ligar —respondió el albino.

—Sabes que estando en la ciudad es más fácil que la policía nos arreste ¿verdad? —Juugo le señaló.

—La vida sólo es una y yo no voy a desperdiciarla con fiestas aburridas cuando hay una tan genial a mi alcance —respondió Suigetsu— Si quieren entrar conmigo, adelante, nos divertiremos mucho, si no, pueden volver por su cuenta.

Juugo y Karin vieron a Suigetsu caminar hacia la puerta de la casa mientras se guardaba las llaves del carro en el bolsillo, después se miraron mutuamente para preguntarse lo que haría el otro.

—Creo que deberíamos ir con él. Tiene mucha facilidad para meterse en problemas y va a necesitar ayuda —comentó Juugo.

—¡No! No quiero ser su niñera. Él sabe las consecuencias y aún así no le importa si nos mete en problemas a nosotros —Karin se cruzó de brazos.

—Sólo quiere divertirse. Vayamos con él un rato y después nos vamos.

—¿Y crees que yo no quiero divertirme? ¡No me puse este estúpido disfraz por nada! También quisiera estar en una fiesta universitaria y besarme con un chico sexy si no es que más, pero también quiero ir a una universidad y no podré hacerlo si me meto en problemas —respondió Karin— Si el estúpido de Suigetsu no puede aguantarse sólo unos meses, por lo menos para obtener su identificación, nosotros no tenemos por qué seguirlo como idiotas. Se supone que somos los racionales aquí y nos veremos más pendejos siguiendo al loco.

—Es nuestro amigo —dijo Juugo muy serio.

—¿Y se supone que nosotros tenemos que ir tras él, pero él no puede hacernos caso en nombre de nuestra amistad? —replicó la pelirroja y aunque ella podía ver que Juugo la entendía, no se sentía cómodo abandonando al chico— ¡Bien! Si tanto te preocupa, entonces sólo entremos para sacarlo de allí, si regresa de nuevo, me largo.

El joven estuvo de acuerdo, después de todo, sabía que se exponían y si el albino no los oía, no tenía caso seguir insistiéndole. Sólo harían un último intento para convencerlo.

Ambos entraron a la casa, esperando encontrar a Suigetsu rápidamente. Había tanta gente, que era difícil pasar, así que creían que no estaba muy lejos de la entrada. Empero, no, no se veía por ningún lado y para colmo, mientras lo buscaban, Juugo y Karin se habían separado entre la multitud.

Juugo era lo suficientemente alto para ver por encima de la mayoría de la gente, pero había perdido de vista a la pelirroja porque las luces parpadeantes de colores tipo antro, lo desorientaron. Tampoco encontraba a su amigo y justo cuando creyó haber reconocido la cabellera de su amiga, una mano que lo tomó por el hombro detuvo sus pasos.

—No creí encontrarlos aquí. ¿Y los otros?

El chico vestido del monstruo de Frankenstein, al voltear, se sorprendió al ver al ángel negro de la iglesia y con aquél toque en su hombro, sintió desaparecer el frío que lo había invadido en aquella fiesta.

—En algún lugar de la casa —respondió Juugo que, por el ruido, apenas había podido oír al chico.

Sasuke asintió y se mezcló entre la gente sin decir más nada, algo que confundió al pelinaranja, pues no entendía cómo era que ese chico había llegado a la misma fiesta que ellos en tan poco tiempo y tampoco dijo mucho en ese encuentro.

Antes de poder ir tras él y averiguar algo, Juugo pudo distinguir a Suigetsu no muy lejos de allí, así que decidió acercarse a él para reunirse los tres de nuevo y salir de la casa, antes que cualquier otra cosa.

Karin, por su parte, estaba bastante enojada por haber aceptado entrar a buscar al albino. Es decir, claro que a ella le gustaban las fiestas y pasarla bien, pero ese lugar estaba tan abarrotado que ni siquiera se podía bailar, el aire se sentía asfixiante con el humo de los fumadores que no les importaba hacerlo dentro de la casa y ya la habían manoseado un par de veces.

Furiosa con la situación, la pelirroja decidió salir de la casa y llamar a Juugo desde afuera. Claro, sabía que por el ruido de adentro, quizá él no podría oír su celular, pero quizá a él se le ocurriría algo parecido y podría estar al pendiente de su teléfono o incluso ya estaría afuera tratando de comunicarse con ella o esperándola.

A Karin sólo le faltaban tres metros para llegar a la salida, pero entre tanta gente, le era difícil abrirse paso. Justo cuando había logrado avanzar un metro más, alguien la había pescado de la muñeca.

—Hola preciosa, no me digas que ya quieres irte. La fiesta apenas empieza —dijo el joven que la había halado cerca de él.

—Si, se nota que apenas empieza —respondió Karin con sarcasmo, pues aquél hombre apestaba a alcohol. Ella se soltó de él— Necesito aire, con permiso.

—No seas aguafiestas y hazme compañía —volvió a tomarla del brazo.

Karin estaba harta de los idiotas como él y de aquellos que al principio parecían ser personas normales y después se comportaban cómo idiotas, pero con tanta gente, no podía tan sólo soltarse y correr. La atraparía de inmediato. Sólo había una forma de hacerlo y aunque le disgustaba, era su mejor opción. Además, no parecía tener secuaces cerca, así que si se movía rápido, podría quitárselo de encima.

—Claro guapo, espero me sigas el ritmo —dijo ella en un tono coqueto para acercarse más a él y el tipo no tardó en agarrarla de la cintura y atraerla hacia sí.

—Por supuesto —el hombre con disfraz de vaquero sonrió complacido— Ya verás que…

Ni siquiera pudo gritar de dolor, porque Karin, aprovechando la cercanía, le había dado un rodillazo en los bajos con todas sus fuerzas, por lo que el tipo sólo pudo doblarse y agarrarse la entrepierna para tratar de aliviar un poco el dolor.

—¡Idiota! —exclamó Karin abriéndose paso como podía entre la gente y cuando estaba a un paso de salir de la casa, sintió unas manos en su cintura que la empujaron suavemente afuera— ¿Quién…?

Al volverse para ver quién la había sacado, se encontró de frente con el ángel negro de la otra fiesta.

—¿Qué mierda? —murmuró Sasuke mirándose las manos, pero Karin no pudo oírlo.

—Eres tú… pero ¿Cómo?

—Ven —respondió el chico alejándola de la entrada de la casa para volverla a tomar de la cintura.

—¡Espera! ¿Qué pasó? ¿Por qué te fuiste así? ¿Cómo llegaste aquí? —preguntó la chica soltándose de él, pues la situación se le estaba haciendo extraña. Además, con las malas experiencias de esa noche, ya duda a de todos.

—Ven —repitió queriendo volver a tomarla de la cintura, pero ella lo rechazó.

—¡No! Esto es muy extraño —señaló Karin— Dime quién eres o gritaré.

El ángel se miró las manos una vez más. Había querido recuperar la mitad de su alma de la chica cuando la tomó por la cintura, pero no había podido, tampoco en el segundo intento y lo peor de todo, era que en esa tercera ocasión cuando ella lo rechazó, no pudo acercarse.

Hizo un intento más por tomar su alma a la fuerza, pero ni siquiera pudo dar un paso al frente, como si la mirada acusadora de la chica se lo evitara.

—Vi a un conocido, fui tras él y cuando ya no los encontré, me trajo aquí —el chico terminó por contestar, pues necesitaba acercarse a ella para tratar de recuperar su fragmento de alma y aparentemente ella no iba a permitirlo si no la tranquilizaba primero.

—¿Y dónde está tu conocido ahora? —preguntó ella aún desconfiada.

—En la casa, supongo. Nos separamos ahí adentro. Te reconocí y me pareció que querías salir. También vi adentro a uno de tus compañeros.

La pelirroja miró con desconfianza al chico, pero lo que él le dijo no parecía una locura. Después de todo ¿De qué otra forma llegaría de tan lejos a ese lugar? Aunque era demasiada coincidencia que se encontraran en dos lugares la misma noche.

—Te llamas Sasuke ¿Verdad? —él asintió— ¿Sasuke qué?

—Sólo…

El celular de Karin comenzó a sonar y ella se apresuró a contestar. Era Juugo, lo que le causaba alivio.

—¿Dónde estás?

—Encontré a Suigetsu, pero creo que debemos esperar un poco.

—¿Esperar? ¡Sólo sácalo de esa estúpida fiesta y vámonos! Tu eres más alto y fuerte que él.

—Es que está… en un armario.

—¿Cómo que en un arma…? ¡Maldito idiota! —maldijo la chica.

—Cuando salga, le diré que venga con nosotros o lo dejaremos.

—¿En serio vas a preguntarle? Si está en un maldito armario con no sé quién ¿Crees que va a querer irse? —Karin le señaló a su amigo, quien le daba la razón— Mejor pídele las llaves del carro, seguro se embriaga y no podrá manejar, así que nos puede prestar el carro.

—Trataré de convencerlo. ¿Dónde estás tú?

—Estoy afuera de la casa, pero dime dónde estás y voy para allá —respondió la chica, pues mientras siguiera teniendo dudas del chico guapo, prefería volver con sus amigos.

—Mejor quédate allí o salir será un problema. Yo me encargo de Suigetsu —sugirió Juugo— Te llamo cuando vaya de salida.

—De acuerdo. Si, te veo ahí —respondió Karin para hacerle saber al azabache que volvería a la fiesta y colgó para luego hablar con él— Lo siento, debo ver a mis amigos.

—Voy contigo —respondió el chico muy serio, pues se estaba frustrando de no poder recuperar su alma.

—No es necesario. Además, seguro querrás buscar a tu conocido, yo…

—No pudimos bailar en la otra fiesta —insistió Sasuke, descubriendo que entre más lo rechazaba, menos podía acercarse. Necesitaba volver a buenos términos con ella para recuperar su alma— Quiero tener ese baile contigo.

El instinto de Karin le decía que siguiera desconfiando, pero el hecho de que un hombre tan guapo y serio fuera tan dulce de sólo pedir un baile, hacía que su corazón se acelerara.

Sabía que debía hacerle caso a la razón, especialmente porque ella solo estaba usando esa excusa para alejarlo, pues si regresaba a la fiesta, podría arruinar los planes que tenía con Juugo y no quería volver a entrar allí y ser manoseada.

—Me gustaría, pero…

—Vaya, estabas aquí —un hombre alto, muy parecido al chico vestido de ángel, se había acercado a ellos, algo que inquietó a la chica— Y ella es…

—Nadie, sólo una chica que tiene que volver adentro. Adiós —dijo Karin para después morderse la lengua. Aquél hombre disfrazado de Dios griego era tan guapo como el ángel negro, pero si las sospechas de la pelirroja eran ciertas, porque aquella noche había tenido muy mala suerte, quizá fueran sólo un señuelo para provocar las desapariciones de las que Juugo había hablado.

—Él es mi hermano, Itachi —Sasuke se interpuso en el camino de la chica, lo que la puso más nerviosa— Fue quien me trajo aquí.

—Un placer, pero debo irme. Adiós.

Sasuke iba a detener a Karin una vez más, pero Itachi evitó que lo hiciera.

—¿Qué hiciste? —preguntó el recién llegado y el otro bufó.

Había sido bastante precavido para evitar que Naruto, Sakura e incluso Kakashi se dieran cuenta que aquella chica era una humana a la que le había introducido un fragmento de su alma, pero al parecer, a Itachi le habían bastado unos instantes para darse cuenta de ello.

—Intento recuperar lo que es mío —respondió Sasuke, pues era evidente que su interlocutor sabía lo que pasaba.

—No vas a poder recuperarlo tan fácil.

—¿Me crees tan estúpido para confiar en ti? —replicó el más joven, pues Itachi llevaba en las filas de los alas oscuras desde hacía poco menos de mil años y de hecho, ese encuentro era el primero que ellos tenían desde hacía cuatrocientos sesenta años.

—Diste la mitad de tu alma a una humana sin un soporte, no podrás recuperarla como normalmente se haría.

—¿De qué hablas? —preguntó Sasuke, pues aunque no quería confiar en Itachi, tampoco podía negar que él seguía siendo muy nuevo como ángel oscuro. Además, por el momento, su hermano era el único que tenía al alcance para saber por qué no había podido recuperar su fragmento de alma.

—¿Has visto El caldero? —cuestionó Itachi.

Si, Sasuke lo había visto. El caldero era como se le conocía a un hoyo en el centro de la dimensión donde vivían. De ese hoyo salían vapores, chispas, calor… era lo más parecido a lo que los humanos llamaban Infierno y de hecho, muchos ángeles negros sacaban sus poderes de allí.

—¿Qué tiene que ver eso?

—Sabes que el alma es la fuente de poder de cualquier ser vivo, pero los ángeles blancos reciben poder de Caelum através de las aureolas Una vez que un ángel se torna negro, mantiene la aureola, pero apenas reciben poder de allí, así que nos valemos por el poder de nuestra propia alma que alimentamos comiendo abundantes cantidades de emociones negativas. Sin embargo, ¿sabes por qué algunos ángeles negros pierden la aureola y consiguen cuernos?

—Ve al punto —ordenó el azabache, seguía sin entender lo que quería decirle.

—Los ángeles negros mantienen las aureolas porque pueden volver a tornarse blancos cuando quieran, pero cuando un ángel hace su primer Kekkon kyōtei, que es la mayor muestra de rechazo a su destino, es cuando pierden la aureola —explicaba Itachi con seriedad— Sin aureola, mantener suficiente poder para moverse con libertad con sólo alimentarnos de emociones es muy difícil, e imposible para la mayoría, así que se busca ese soporte en La caldera.

—¿Qué tiene que ver con mi alma? —preguntó Sasuke irritado.

—Has cedido la mitad de tu alma a una humana sin un poder externo que te pueda ayudar a recuperarla.

—No es la primera vez que lo hago y hace poco recuperé otros fragmentos —respondió incrédulo.

—Los fragmentos pequeños no requieren de mucho para recuperarlos, pero dar la mitad o más de tu alma, hace que se adhiera al del otro ser. Sin poder externo, te será difícil recuperar ese fragmento.

—¡¿Cómo puedo recuperarlo?! —Sasuke exigió saber, porque aunque los ángeles negros eran conocidos por ser mentirosos, sospechaba que su hermano le pediría algo a cambio de la información.

—Hay dos formas. Una es esperar y la otra es convencerla de que quiera estar cerca de ti.

—Sé más claro.

—Las almas de los ángeles son más fuertes que las de los humanos porque nos alimentamos de las emociones de sus almas, así que tarde o temprano, esa parte de tu alma consumirá la de ella, lo que la matará y el fragmento de alma quedará libre —explicó el hombre— La otra opción, es que intentes recuperar tu alma de la misma forma en que intentaste hacerlo hace un rato, pero vas a necesitar tener un contacto más amplio con ella y que ella no se sienta renuente a ti.

—Si decido esperar ¿Cuánto tardará? —preguntó Sasuke, pues aquella noche estaba teniendo tantas dificultades, que ya no estaba de humor para actuar.

—No sabría decirte. Entre más pura sea un alma, más tardará en ser consumida. Por el contrario, entre más podrida, más rápido se consumirá —respondió Itachi— A juzgar por lo que pude ver de esa humana, mínimo te llevará un mes. Los humanos tan jóvenes rara vez tienen malicia fuera del promedio.

—A la media noche seré obligado a volver al otro lado, no puedo esperar al siguiente año para recuperar mi alma.

—La mitad de tu alma está adherida a la de un humano, así que es como tener un ancla. Podrás quedarte en el mundo humano sin gastar poder, no tienes de qué preocuparte sobre eso —respondió Itachi— El problema, es que los ángeles que tienen el poder de atravesar del otro lado hacia la Tierra sin la ventaja de esta noche, detectarán de inmediato que estás debilitado y querrán comerse tu alma y la de ella.

—No se supone que lo hagan —respondió Sasuke, aunque sabía que si su hermano lo mencionaba, no había sido en vano.

Los ángeles blancos más antiguos aleccionaban a los más jóvenes para que cumplieran con sus obligaciones. En esas enseñanzas, les hablaban muy poco sobre los ángeles negros, por un lado, porque no sabían todos sus secretos al limitarse a las reglas de Caelum, y por el otro, porque querían alejarlos de las tentaciones, así que pensaban que entre menos supieran, sería más sencillo alejarlos de la rebeldía.

En cuanto a los ángeles negros, especialmente los recién convertidos, tampoco tenían muchos conocimientos sobre los peligros que corrían o las ventajas que ganaban, pues los más experimentados difícilmente tenían la intención de compartir la información. Si en algo tenían razón los ángeles blancos sobre los negros, es que eran egoístas, por lo que los recién convertidos tenían que aprender por su propia cuenta, depender de que alguien que sepa quiera decirles, o sobornar a otros para conseguir lo que necesitaban saber.

Dicho lo anterior, era obvio que Sasuke, que era un ángel joven y llevaba trescientos cincuenta y ocho años como ángel negro, no supiera nada de lo que Itachi le estaba contando. Su error al compartir la mitad de su alma con una humana podía entenderse porque ignoraba las consecuencias y por el mismo egoísmo de los alas negras, era poco común que hicieran lo que él hizo. Sin embargo, Itachi no iba a cuestionarlo al respecto.

—Sabes que los claros suben de rango según la cantidad y calidad de emociones positivas que logren generar en la humanidad porque eso les da más poder. ¿Sabes cómo los oscuros subimos de rango?

—Con las emociones negativas —respondió Sasuke y el mayor negó con la cabeza.

—Esa es una forma de conseguir poder y mantenernos sin el soporte de Caelum, pero lo que hace la diferencia, es el consumir almas.

—Se supone que es imposible comerlas. ¿No?

—Difícil sí, imposible no y comer almas de un ser celestial es todavía más difícil, pero como dije, sólo alguien poderoso que pueda atravesar la barrera entre el otro mundo y este, tiene el poder de consumir almas y si entre ellos hay uno lo suficientemente poderoso como para comer el alma de un oscuro, estarás en peligro mientras esperas recuperar la mitad de tu alma.

—¿Cuál es la otra forma? —preguntó Sasuke tras meditarlo. Seguía sin estar de humor para actuar, pero si lo que le estaban diciendo era cierta, obviamente él no era muy fuerte y no podría arriesgarse.

—Insertaste la mitad de tu alma en el alma de esa mortal por voluntad propia, así que ella puede mandar sobre ti con ciertas limitantes. Parecía reacia a acercarse a nosotros, así que mientras se sienta así, inconscientemente te alejará de ella. Tendrás que ganar su confianza, de modo que acepte tenerte cerca —explicaba el mayor— Cuando lo logres, vas a tener que hacer más que sólo tocarla con tus palmas para recuperar tu alma, y la cercanía y el tipo de contacto dependerá de cuánto tiempo lleva tu alma adherida a la de ella. Por cierto, debes asegurarte de que durante ese contacto, ella siga estando dispuesta a estar cerca tuyo o no funcionará.

—¿Cómo sé que no me estás mintiendo? —preguntó Sasuke desconfiado, pues desde un principio, él esperaba que su hermano le pidiera algo a cambio, antes de darle toda esa información.

—Porque quiero que te largues de este lugar. Tengo un plan entre manos que está por llegar a su conclusión y no quiero que vengas a comer mis alimentos como ave de rapiña —respondió en un tono muy brusco— Busca a la mortal, gánate su confianza y lárgate de aquí. Si no estás fuera de mi rango en media hora, asesinaré a esa humana y no podrás recuperar tu fragmento de alma ¿Entendiste?

Sasuke gruñó, pero no tenía más opciones que obedecer. Simplemente no podía darse el lujo de perder la mitad de su alma, porque hacerlo, no sólo lo ponía en peligro ante el resto de los ángeles negros, sino que les daría la facilidad a sus antiguos compañeros de llevarlo a Caelum en contra de su voluntad y eso sólo significaba, no sólo un castigo por su deserción, sino también, perder su libertad.

—Me la llevaré de aquí —aseguró Sasuke caminando hacia la casa.

—Una cosa más —Itachi lo detuvo— Si dejas que tu alma la consuma, obtendrás mucho poder. Sería como si te hubieses comido su alma sin los riesgos que conllevaría hacerlo, pero si decides ganarte su confianza, debes ser cuidadoso porque ella podría cederte parte de su alma inconscientemente. No se supone que los humanos puedan fragmentar su alma, pero insertar el alma en la de alguien más, siempre da resultados inesperados— le advertía— Sólo toma tu alma.

—¿Qué pasa si me llevo un fragmento de su alma? ¿Mi alma no terminaría por consumirla?

—Sólo consumiría ese fragmento de alma, pero el verdadero problema, es que al consumirlo, se haría parte de tu alma y si ella alguna vez quiere volver a verte, podría arrastrarte al mundo humano si su deseo es lo suficientemente fuerte —respondió Itachi— Los humanos son igual o más caprichosos que los oscuros, así que es un riesgo latente. Si te arrastra a la Tierra, gastarías tu poder para atravesar las dimensiones. Aún eres débil como para atravesar la puerta solo y si ella te arrastra, es muy probable que desaparezcas.

Descontento, Sasuke entró a la casa dispuesto a encontrar a la chica, pues aún si decidía esperar a que ella se consumiera, debía sacarla de esa casa para que Itachi no la matara.

Mientras tanto, Karin había echado a correr dentro de la casa, a pesar de que no quería, para alejarse de ese par de hermosos hombres. Es decir, ella habría estado más que encantada de flirtear con alguno de los dos, pero con sus más experiencias de la noche, desconfiaba de todos y si sus amigos hubiesen estado junto a ella, seguramente ella se habría sentido más segura, pero justamente estaba sola cuando el hermano mayor apareció.

La chica estuvo vigilando la entrada, pero también revisaba el celular constantemente en caso de que Juugo llamara. Además, debía cuidarse de los idiotas de la fiesta, especialmente de aquél al que golpeó. La verdad, la situación se estaba volviendo muy estresante y tras diez minutos sin ver a ninguno de los chicos sexys ni recibir noticias de Juugo, se preguntaba si sería buena idea moverse.

—Ya son quince minutos desde que hablé con Juugo, Suigetsu debió haber terminado en el armario hacía diez —bufó la pelirroja que no entendía por qué no tenía noticias de sus amigos. Ella ya estaba llamando al primero— ¿Juugo? ¿Dónde diablos están? Se suponía que traerías a Suigetsu o saldrías solo de la casa.

—No te escucho —respondió el joven, pero Karin tampoco podía escucharlo bien. En todo caso, ya era un milagro que le hubiese contestado.

La pelirroja intentó repetir su pregunta un par de veces más, pero al saber que era inútil, colgó y envió un mensaje. Al menos ya tenía la seguridad de que el chico estaría al pendiente del celular.

Karin: ¿Dónde están?

Juugo: Suigetsu no ha salido.

Karin: ¡Eso es imposible! No dura tanto si se emociona demasiado.

Juugo: …

Juugo: No puedo hacer nada si sigue allí dentro.

Karin: Vámonos. Él no saldrá de allí.

El chico dejó de contestar y tampoco la dejó en visto, así que creyó que quizá, al fin el albino había salido del armario. Incluso, si había hecho enojar a la chica con la que estuvo, quizá se pondría de mal humor y él mismo decidiría irse de allí. Empero, dos minutos después, ella recibió un mensaje de su amigo.

Juugo: Entró otra chica al armario.

Karin: ¡No me importa que haya entrado alguien más! ¡Sólo aprovecha que salió y trae al idiota de Suigetsu!

Juugo: Es que ni él ni la otra chica salieron de allí.

Karin: …

Karin: ¿Vienes conmigo o te quedas?

La pelirroja no podía creer el mensaje que había recibido de su amigo, pero si de algo estaba segura, era que ya no quería estar allí y se iría sola si era necesario.

Se había distraído tanto en mirar los mensajes, que Karin había bajado la guardia, así que cuando le dio el ultimatum a Juugo, dejó la mirada clavada en el celular para actuar en el primer momento en que recibiera la respuesta. No iba a aceptar otro pero sin importar…

—¡¿Qué crees que haces, imbécil?! —Karin alcanzó a oír una voz que le hizo levantar la vista, pues la persona que replicaba, estaba a lado de ella.

Cuando notó su alrededor, el mismo tipo vestido de vaquero al que ella había pateado se le había acercado y seguramente había intentado hacerle algo, porque la mano de este estaba cerca de su falda y el joven disfrazado de ángel negro lo había sujetado de la muñeca para detenerlo.

—Lárgate —ordenó el ángel.

—Metete en tus asuntos si no quieres que te destroce la cara —amenazó el vaquero que intentaba soltarse del agarre del otro joven, pero rápidamente se dio cuenta que él tenía demasiada fuerza.

—Largo —repitió Sasuke empujándolo. El vaquero casi se cae.

La gente alrededor notó el conflicto, pues el sitio estaba tan abarrotado que la única razón por la que el vaquero no se había caído, fue porque dio contra el resto de los asistentes. Lejos de parar la pelea o simplemente ignorar lo que ocurría, la gente se vio emocionada y les dio espacio para que la pelea siguiera.

—Tu lo pediste —dijo el vaquero antes de lanzarse contra el azabache para golpearlo, pero antes de que este último pudiera mostrar una vez más la facilidad con la que podía someter a un humano, Karin se había metido.

Desde el lateral, la chica le lanzó una fuerte patada en los bajos al vaquero y sí que había sido fuerte, porque la noche había ido de tan pésima forma, que había usado aquella patada como una forma de descargar su frustración.

—¡Estoy harta de tipos asquerosos como tú! —le gritó furiosa— ¡La próxima vez te clavaré el tacón en las bolas!

Los asistentes comenzaron a reírse del sujeto que había terminado tirado en el piso por el dolor y algunos más abuchearon a la chica por haber detenido la pelea que les hubiese servido de espectáculo.

—¿Estás bien? —Sasuke se había acercado a la chica.

—¡Más te vale que no tengas intenciones como esa, porque como ves, puedo defenderme!

—Eso puedo verlo —respondió el azabache— Yo sólo vine a hablar contigo.

—¿Y de qué quieres hablar? —preguntó Karin en tono agresivo pues aún sentía desconfianza de él y seguía irritada de lo que había pasado previamente.

—De ti. Eso se hace en las fiestas ¿no? Se conoce gente.

—Yo ya no quiero estar en ninguna fiesta —declaró la chica.

—Entonces vayamos a otro lado.

Dado que la pelirroja ya no sabía si confiar o no en él, no iba a aceptar irse así como así. Quizá en otra ocasión no lo habría dudado, o por lo menos no lo habría pensado demasiado, pero aún sentía algo extraño en él.

—No puedo, debo encontrarme con mis amigos —respondió dándose la media vuelta para meterse entre las personas. Mientras lo hacía, revisó su celular para ver si Juugo ya le había contestado. Quería encontrarse con él para no quedarse sola con aquél chico ni toparse con otro asqueroso como el vaquero.

Juugo: Te veo afuera.

—¿Qué pasó? —Karin oyó la voz de Juugo cuando ella leía el mensaje y se lanzó a abrazarlo al sentir alivio.

—Te cuento después, sólo vámonos ¿si? —pidió la pelirroja— ¿Pudiste traer las llaves?

—No, no pude ver a Suigetsu. Le avisé que nos iríamos desde afuera, pero con el ruido y que estaba distraído, no sé si me habrá oído.

—Bueno, no importa, sólo vayámonos. Pediré un taxi y… ¿Me estás siguiendo? —preguntó Karin cuando vio al ángel negro acercarse.

—Sólo vine a devolverte esto —le extendió un pequeño monedero— Se te cayó cuando te marchaste.

Karin reconoció su monedero de inmediato y su primer impulso fue tocar el tirante de su sostén donde lo había cocido, pero en efecto, no estaba, así que si, ese monedero debía ser suyo.

—Gracias —la pelirroja tomó el monedero confundida, pues aunque le había pasado por la mente que él se lo había quitado para tener una excusa para acercarse de nuevo, ella había tocado el monedero mientras se mensajeaba con Juugo para asegurarse que podría regresar a casa por su cuenta, y en ese periodo de tiempo, el azabache no se había acercado a ella lo suficiente como para poder robarle la bolsita.

—¿Aún quieres irte? —Juugo le preguntó a su amiga.

—Si. Me estoy quedando sorda con este volumen.

—¿Bailarías conmigo al menos una vez? —pidió el ángel.

—Aquí ni siquiera se puede hacer eso.

—Deberías darle tu número al menos —Juugo le susurró.

—Podemos hacerlo afuera —Sasuke le ofreció la mano.


¿Sasuke podrá recuperar la mitad de su alma? ¿Qué metodo elegirá para recuperarla? ¿Itachi le dijo toda la verdad? ¿Creen que Karin vaya a aceptar ese baile con Sasuke, o seguirá desconfiando?

Me encantará leer sus teorías en los comentarios, especialmente si les agradó la idea de imagina a Itachi disfrazado de Dios griego n.n

Desde aquí me despido, para dejarles un aviso final n.n

Dominación: Existen jerarquías entre los ángeles y tal como lo puse en el fic, las Dominaciones o Dominios, son una jerarquía más elevada de ángel en comparación a los mensajeros y precisamente su labor es regular a los ángeles que son inferiores a su categoría. Esto es parte de la angelología, pero quiero aclarar que aunque estoy usando datos de las jerarquías angelicales, también me estoy tomando algunas libertades, así que si quieren saber los datos correctos del tema, tendrán que buscarlo en libros o internet n.n

Aviso que se repetirá en todas las historias actualizadas el día de hoy: Este día (que ya no queda dentro del finde) conseguía actualizar todas las historias de la HWSK, gracias a que me tomé dos días de vacaciones en el trabajo y que desde que las había comenzado a escribir, ya tenía algunos de estos capítulos iniciados. Quiero acabar con estas historias lo antes posible para poder continuar con las que por ahora, están pausadas. Sin embargo, esta semana regreso al trabajo con normalidad, así que veo poco probable poder hacer una actualisación masiva como en esa ocasión.

¿Cómo decidiré cuáles historias actualizaré primero? Inicialmente había considerado hacerlo en el orden en que las fui subiendo durante la HWSK, pero como sé que algunas historias tuvieron mayor preferencia de su parte, he decidido que el orden será según la popularidad de las historias. Dicho lo anterior, el siguiente fin de semana no subiré capítulo de todas las historias, pero si verán al menos un capítulo nuevo de la historia más popular.

¿Hasta qué revisaré cuál historia es la más popular? No puedo esperar a que pase toda la semana para ver cuál tiene mayor recibimiento y escribirlo el mismo día y subirlo, así que el miércoles estaré revisando comentarios, favs y follows. De ahí tomaré el orden de prioridad y una vez que haya actualizados los seis, volveré a hacer la misma dinámica hasta darles final a las historias. Como subo todas las historias en fanfiction y Wattpad, voy a tomar en cuenta los datos de ambas plataformas para la decisión, así que si tienen alguna preferencia, asegurénse de dejar comentarios, favs o follows en la historia que más les agrade o de la que tienen más emoción por leer n.n

Espero que esta dinámica no les cause molestia, además de que, como ya les había mencionado, las historias no tendrán muchos capítulos (excepto "El fantasma de la novia", debido a que dividí los capítulos para que fueran más cortos), por lo que espero terminar este mes o a más tardar, principios de diciembre.

Agradezco mucho a todos el apoyo de las historias, y espero que hayan disfrutado de esta actualización múlitple n.n