Disclaimer: los personajes de Twilight son propiedad de Stephenie Meyer. La autora de esta historia es bornonhalloween, yo solo traduzco con su permiso.
Disclaimer: The following story is not mine, it belongs to bornonhalloween. I'm only translating with her permission.
Capítulo 16
Shady Acres no es todo lo que esperaba. Cierto, mis recuerdos de adolescencia de los últimos días de mi abuela en Cliffhaven tienen unos buenos quince años, pero el aroma a desinfectante que no podía esconder el hedor a muerte y descomposición aún vive en mis fosas nasales.
Este lugar se siente más como un edificio de apartamentos lujosos que un hospital. Pasamos la tienda de regalos en el vestíbulo, donde Edward compró la orquídea de reemplazo la semana pasada. La joven detrás del mostrador saluda a Edward con la mano, y él asoma la cabeza dentro de la tienda y la saluda por su nombre. Lo mismo ocurre en el área de la recepción de camino a los elevadores.
—Veo que tienes varios fanáticos.
—El hijo que visita es un unicornio en un lugar como este.
—Yo pienso más estrella de rock que unicornio.
Él sacude la cabeza y sonríe.
—Qué bueno, porque si fuera un unicornio, no podría sostener tu mano.
Justo entonces, caigo: soy la primera chica de pie aquí con Edward, a punto de conocer a su madre. Me inclino contra su brazo, sacando fuerza de los músculos que presionan contra mi mejilla así como la robusta persona bajo la superficie.
—¿Edward?
—¿Mmm?
—Gracias por traerme aquí.
Planta un beso en mi cabello.
—Gracias por venir. —El elevador tintinea, entramos, y él presiona el botón del sexto piso—. No estaremos en el cuarto de mamá por mucho tiempo. Solo tengo que pasar a recogerla así podemos llevarla abajo. Les gusta que los familiares hagan eso tanto como sea posible.
—Por supuesto. No quiero que hagan algo diferente solo porque estoy aquí.
Le da un apretón a mi mano.
—Claro, simplemente fingiré que no hay una hermosa mujer pegada a mí. Nadie siquiera lo notará.
Edward es incluso más popular en el piso seis.
—Vaya, hola, guapo —llama una de las mujeres mayores en el puesto de enfermeras.
Él me lleva hacia el mostrador.
—Angela, me gustaría que conozcas a mi novia, Bella. Bella, ella es la enfermera favorita de mi madre, pero no se lo digas a los demás.
—Pff. Nadie puede competir con Raoul.
Edward pone los ojos en blanco.
—Raoul.
—¿Quién es Raoul? —Dos rostros voltean hacia mí, la sonrisa divertida de Angela y la mirada fulminante de no-quiero-discutirlo de Edward.
Angela se inclina para susurrar fingidamente.
—Él es el favorito de las residentes femeninas.
—¡Oh, por Dios, espera! ¿El tipo de los baños de esponja? ¿Él es real?
El pobre Edward gime.
—¿Cómo está mi madre hoy?
—Le está yendo bien. Está vestida para almorzar, y ha estado ansiando conocerte, Bella.
—Lo mismo digo —respondo.
—Fue encantador conocerte, Bella. Ten una buena visita.
Mi corazón se agita con cada paso hacia el cuarto de su madre, y Edward me pilla pasando mi mano por el pañuelo prestado en busca de confort.
—Prometo que te va a amar —dice Edward, aferrando mi mano en la suya.
No hay tiempo para contestar antes que él golpee su puerta abierta.
—Feliz jueves de espagueti, mamá.
Una pequeña mujer en un gran sillón aparta su atención del televisor hacia la entrada. Sus ojos color azul pálido se iluminan al aterrizar en su hijo. Él cruza la habitación rápidamente, llevándome consigo. La mirada de ella se mueve hacia mí, las arrugas pronunciándose en su rostro al sonreír. También puedo ver muy claramente la hermosa y joven mujer que una vez fue y las líneas de su apuesto hijo entre los rasgos mayores.
Edward se inclina para besar la mejilla de su madre, y los ojos de ella se cierran. Una mano temblorosa se eleva hacia la mejilla de Edward por un breve momento, como si ella estuviera captando un recuerdo del movimiento para disfrutar después de que nos vayamos. Edward se aparta; las manos de ella caen.
—Luces muy elegante hoy, mamá.
Ella agita una mano ante su cumplido.
—¿Dónde están tus modales, Edward? ¡Preséntame a tu chica!
Edward me da una sonrisa que dice "ve con lo que tengo que lidiar". Suelta mi mano y envuelve su brazo alrededor de mis hombros.
—Mamá, me gustaría presentarte a mi novia, Bella Swan. Bella, esta es mi madre, Esme Cullen.
Ella ofrece su mano. Por lo que Edward me ha contado, la Sra. Cullen no es mucho mayor que la Sra. Cope, pero los últimos diez años no han sido muy amables con ella. Su piel es como un pañuelo desechable bajo mis dedos.
—Es un placer conocerla, Sra. Cullen.
—El placer es mío, querida. —Sonríe dulcemente y coloca su otra mano sobre la mía—. Había pensado que quizás mi hijo había exagerado tu belleza, pero puedo ver ahora que estaba siendo modesto.
Es reconfortante que Edward esté sonrojándose también.
—Mamá...
—Edward, ¿por qué no vas a ver si Angela puede conseguirte un jarrón para estos encantadores crisantemos que me trajiste? —Ella acaba de dar una orden, y los tres lo sabemos.
Edward sacude la cabeza y suspira mientras sale del cuarto, posiblemente repensando la sensatez de traerme aquí hoy. La Sra. Cullen se inclina hacia adelante y se ríe.
—Pensé que nunca se iría. Toma asiento, ¿quieres, querida?
El único lugar para sentarse es en su cama. Claramente es uno de esos trabajos mecánicos que suben y bajan, pero al menos le han permitido usar su propia ropa blanca. Ella observa mientras me siento con cuidado en el edredón dorado y suave.
—Tu pañuelo es simplemente hermoso.
—Gracias. Lo tomé prestado de una amiga.
—Bueno, ella tiene buen gusto. —Se ríe para sí misma—. Y, obviamente, tú también... ¡dijo la madre del novio!
—No discutiré eso. —Deslizo mis dedos por el pañuelo. No contaba con llevar una conversación sin Edward.
—Mi hijo me dice que estudias administración.
—Sí.
—Te envidio —dice ella—. Jamás tuve una cabeza para los números.
—No estoy segura que yo la tenga —admito.
—Aún así, estás aprendiendo. Es admirable.
—Gracias.
Quizás si la puedo hacer hablar... Una barwoman escucha; soy mejor en eso.
Mi mirada se mueve alrededor del cuarto, buscando un tema, pero no hay mucho aquí más allá de los predecibles portarretratos familiares, cortesía de su hijo, el fotógrafo.
—Eh, Edward me dice que te gusta el pastel de carne.
Ella se ríe de nuevo, y juro que luce veinte años más joven cada vez que lo hace.
—¿Puedes guardar un secreto? —Asiento—. A mi hijo le gusta el pastel de carne, y yo disfruto de su compañía. Personalmente, me gusta la cazuela de mariscos que sirven los viernes.
—Siempre y cuando haya postre, estoy muy segura que Edward estaría feliz.
—Ah —dice con una sonrisa gigante—. Veo que lo conoces bien.
—Creo que he aumentado dos kilos desde que comenzamos a salir.
—Si lo has hecho, no puedo imaginar dónde se ha ido —dice—. Él tiene suerte de que siempre haya tenido un buen metabolismo, desde que era un niño. Nunca has visto un niño que coma galletas con chispas de chocolate como ese, y si alguna vez nos encontrábamos a quinientos metros de una tienda de donas... olvídalo.
—Oh, él definitivamente ama sus bolas de donas.
—¡Sí, especialmente las que están cubiertas de azúcar! —Ella parece completamente encantada, y no puedo evitar imaginar a Edward de niño, cubierto de azúcar glas desde la punta de su nariz a las dulces esquinas de su boca.
Ella suspira, una mirada lejana pasando por sus ojos.
—Es realmente un milagro que él haya salido tan bien, considerando cómo lo consentimos. Me encontraba a finales de mis veintes cuando supe que estaba embarazada de Edward. Alice tenía doce años. Jamás diría que Edward fue un accidente, en sí, pero definitivamente fue una sorpresa. El Dr. Cullen y yo siempre habíamos querido un niño, y ya nos habíamos dado por vencidos.
Imaginar un mundo sin Edward hace que mi corazón duela. Tengo la urgencia de agradecer a su mamá, pero puede que no deje la mejor impresión al agradecerle por follarse a su marido. En cambio, silenciosamente agradezco a las fuerzas de la naturaleza que provocaron la existencia de Edward.
—Mi difunto esposo y yo siempre consideramos a Edward un regalo especial que nos dimos al otro.
—Eso es muy dulce. Yo también soy la menor de mi familia. La única mujer después de dos varones.
—Qué encantador para tus padres.
Resoplo.
—Creo que ellos dirían que los varones son un millón de veces más fácil.
—No discutiré eso. —Reflexiona por unos segundos, despertando mi curiosidad por la hermana de Edward, Alice. La atención de la señora Cullen regresa al presente como un yo-yo en el último extremo de la soga—. ¿Es verdad que Edward cocina para ti?
—Lo ha hecho... muchas veces. De hecho, me va a cocinar tilapia esta noche.
—¡Tilapia! ¿Estás segura de que estamos hablando del mismo hombre?
—Sí, se está volviendo cada vez mejor en ello, de hecho.
—¿Estoy volviéndome mejor en qué? —Edward coloca las flores en la pequeña mesa de noche junto al sillón de su mamá, y entonces nos mira en busca de respuestas.
—La cocina —digo, antes de que él nos meta en problemas.
—Ah, gracias a Dios por YouTube, y Bella. Ella me ha enseñado la mayoría de lo que sé.
—No las cosas elegantes. No aprendiste a cocinar coq au vin de mí.
—¿Coq au vin? —Su madre me mira maravillada—. Claramente eres una mejor mujer que yo. No importa lo que hacía, no pude hacer que Edward se interesara en cocinar. Intenté todo.
—Es verdad —interrumpe Edward—. Lo hizo.
—Incluso le dije que se conseguiría una buena mujer de esa manera, pero a él nunca le importó antes. No hasta que llegaste tú.
Edward carraspea.
—¿Deberíamos bajar a almorzar? Sería una tragedia si se quedan sin pan de ajo.
—Ellos nunca se quedan sin pan de ajo, Edward.
Él se ríe.
—De acuerdo, mamá. —Rodea a su madre con un brazo y la levanta fácilmente del sillón. Claramente, este es un baile bien ensayado—. ¿Quieres tu bastón hoy? —pregunta.
—¿Por qué necesitaría mi bastón cuando te tengo a ti?
—Buen punto —dice él.
Ella rodea su mano alrededor de su brazo inclinado, y me aparto de su camino así Edward puede llevarla hacia el pasillo. Cuelgo mi cartera sobre un brazo y los sigo respetuosamente por detrás. La Sra. Cullen mira por encima de su hombro en mi dirección.
—Bella, querida, ¿serías tan amable de...? —Extiende su mano izquierda, y corro hacia su lado. Ella toma mi mano con una fuerza que me sorprende. Edward capta mi mirada y sonríe. Una corriente de calor me inunda. Esto se siente, repentinamente, como una familia.
~OS~
—Estás callada —dice él, acercándome.
—Puede que tenga sueño postprandial.
Edward se ríe.
—Tengo que admitir que los postres son mejores los jueves. El chef lo da todo con el tema italiano.
—Sí, esperemos que el chófer del autobús esquive los baches o puede que mi tiramisú termine en tu regazo.
—¿Acaso es de extrañarse que mi madre te encontrara totalmente encantadora?
—Personalmente, creo que ella estaba impresionada con el pañuelo de la Sra. Cope.
—Mmhmm —dice Edward, apenas capaz de contener el orgullo dirigido hacia mí—. Debe ser eso.
Su pulgar traza suaves medios círculos en mi brazo. Me acurruco contra su abrazo.
—Realmente eres un buen hijo.
—Ella es una mamá increíble, y la cuidan muy bien en el hogar. No es como si necesitara mirar por encima del hombro de alguien y asegurarme de que esté haciendo un buen trabajo con ella.
—No, pero estoy segura que lo harías.
—Claro, si tuviera que hacerlo, pero tengo la oportunidad de venir dos veces por semana con un puñado de flores, sacarla a almorzar, y piensan que soy un héroe. Es un buen acuerdo para mí.
—No es solo que vayas, aunque eso es importante. Es... que compartes tu vida con ella. Es obvio que a ella le importa permanecer involucrada en tu vida y escuchar sobre lo que es importante para ti y cómo realmente estás. Le das ese regalo.
—Bueno —dice, deteniéndose para besar mi sien—, es fácil compartir cuando estoy en un buen lugar, y sé que escucharlo le traerá felicidad.
Levanto la cabeza así puedo ver su rostro.
—¿No le cuentas cuando estás pasando por un mal momento?
Él se encoge de hombros.
—No es como si ella no pudiera notarlo de todos modos, pero no necesito cargarla con los detalles, ¿sabes?
—Mmhmm. Supongo que eso es por qué no le cuento nada a mis padres.
Él se mantiene en silencio por un par de minutos, pero puedo des-callar a casi todos. Cuando habla de nuevo, su voz es suave y modesta.
—Creo que es diferente cuando eres más joven, al menos lo fue para mí.
—¿Por qué?
—Mis padres prácticamente me dejaron ser, ya sabes, ¿el privilegio de ser el hijo menor?
Sonrío porque él no sabe que discutí este tema con su madre.
—Pero pasé por malos momentos como todos los chicos. Me alejé durante mi adolescencia, tratando de resolver mis problemas solo o buscar a mis amigos, cualquiera menos un padre, ¿cierto? Ellos sabían cuando tenía algún problema, por supuesto que lo hacían, y mientras menos les contaba lo que pasaba, más se preocupaban. Una vez que entras en ese modo, cada conversación se vuelve un control de daños, no una comunicación significativa.
—¿Por qué parece que soy capaz de hablar con la Sra. Cope, o incluso tu madre, una completa extraña, con más facilidad que con mis propios padres?
—Tiene sentido —dice—. Sientes seguridad para descargarte con ellas, y ellas no tienen carga. No hay una defensiva, no pueden tomarse nada personal, ni sentir culpa con nada de lo que compartes.
Por mucho que no quiera, me zafo de su brazo y me muevo en mi asiento para mirarlo.
—Siento que me está yendo tan bien ahora mismo. Quiero decir, todo no es perfecto con mis estudios y no tengo exactamente mi trabajo de ensueño, pero me encanta donde vivo con la Sra. Cope y... estás tú...
Todo su rostro se suaviza con una sonrisa.
—Aquí estoy yo.
—¿Y si comparto todo eso con mis padres, y no es lo suficientemente bueno? No quiero irme sintiéndome mal por dónde me encuentro porque no tengo mejores calificaciones o porque no estoy haciendo más dinero o...
—¿Saliendo con un hombre de tu edad?
—Oh, Dios, no. ¿Bromeas? ¡Ellos besarían tus pies!
—¿Eso crees? —Un costado de su boca se eleva con una sonrisa encantadora.
—Mmm, veamos... ¿un artista emocionalmente estable, económicamente independiente que no solo posee una olla de cocción lenta, sino que realmente la usa, y viste una chaqueta incluso cuando no va a asistir a un funeral? Síp, mamá hará un depósito en la iglesia.
Edward se ríe de lo que acaba de salir de mi cabeza.
—Bueno, eso ciertamente es una escena halagadora la que pintas, Bella. Oh, y para tu información, tengo un traje negro muy elegante que uso para los funerales.
—¿Ves? Pruebas mi punto.
Él toma mi barbilla y me planta un beso en la nariz.
—De hecho, creo que te saqué de tu punto, y lo siento, pero es jodidamente bueno saber que no te preocupas por si tus padres no me aceptarán.
—¿Estás tú preocupado?
—Estoy seguro que podría ganármelos una vez que logren conocerme, pero no estaría sorprendido si su reacción inicial fuera verme como un asalta cunas. Todo lo que realmente me importa es cómo te sientes sobre llevarme a casa.
—Oh, Edward. Estaría increíblemente orgullosa de llevarte a casa conmigo... si alguna vez voy.
—Es bueno saberlo, y gracias. —Parece estar conteniéndose algo más que quiere decir.
—Adelante, Edward.
Suelta una risita.
—Esto es lo que consigo por salir con una barwoman.
—¿Qué pasó con "encantadora"? —bromeo.
—Eres una barwoman extremadamente encantadora.
—Gracias. Deja de dar vueltas y di lo que piensas, por favor.
Asiente.
—De acuerdo, mira, no conozco a tus padres, así que no puedo dar una opinión informada sobre cómo responderían. Si fueras mi hija, estaría jodidamente orgulloso de que hayas salido adelante por tu cuenta, con tu trabajo mientras llegas a fin de mes, y hecho todo eso sin pedir ayuda. Sobre todo eso, haces un trabajo fantástico al honrar tu acuerdo con la Sra. Cope. Y si puedo atreverme a sugerirlo, luces extremadamente feliz. Simplemente no puedo imaginar que no estuvieran felices por ti.
Me inclino y lo beso porque él es increíble.
—Gracias por eso.
—¿Por el beso?
—Eso también.
Menea sus cejas.
—Tengo muchos más de donde salieron esos.
—Cuento con eso. Sí prometiste una maratón épica.
—Sí, estoy completamente preparado... ejem... para cumplir esa promesa.
Giro su muñeca para así leer su sexy reloj.
—Estaremos en casa a las tres. Tengo que entrar en Hooters mañana a las cuatro. ¿Crees que tienes veinticinco horas dentro de ti?
—¡Jajaja! Una mejor pregunta es, ¿tendré veinticinco horas dentro de ti?
Paso rapidito por acá para comentar que en mi grupo ya subí adelanto de la próxima traducción :3 ¡Que tengan un buen día!
