Disclaimer: H.P. no me pertenece. Le pertenece a J.K Rowling
Había una vez...
.
.
Harry sabía que su regreso al mundo mágico sería una locura. Y, en realidad, no quería regresar públicamente, no en este momento. Mucho menos solo. Quería a Albus a su lado. A Scorpius. A Draco, sobretodo. Especialmente a Draco. Quería que los niños se tomaran de la mano, con Harry y Draco a los extremos. Como cuando iban de paseo. Quería que todos supieran lo que les pasaría si se metían con su esposo si lo insultaban o lo tocaban, que supieran que él mantuvo a su hijo a salvo. Pero no podía dejar que Astoria Greengrass estuviera libre cuando lo hicieran. Así que tras un largo beso, y un abrazo a sus hijos dijo que iría a trabajar. Porque para los niños era una acción simple, papá iba a trabajar y regresaría más tarde.
Sus hijos, por supuesto, le desearon que se cuide y dijeron que lo verían hasta la cena, luego fueron alegres a jugar. Harry sonrió enternecido, y miró a su esposo. A veces, intercambiaban esa mirada que decía, lo sé. Son tan lindos. Pero esta vez Draco no sonrió, solo parecía angustiado.
-Está bien, Dragón. Volveré-prometió acariciando el rostro de su amado. Era tonto, pero no se habían separado por nada más que el trabajo en años. Harry quería prometer que volvería para cenar, pero no lo hizo. En cambio, tomó la mano de Draco y la besó.
Draco se sonrojó.
-Más te vale. O iré a buscarte.
La amenaza sonaba vacía. Así que Harry sonrió levemente y tomó la mano de Draco, llevándolo a la habitación de al lado. Arriesgándose a dejar solo a Zabini, Harry arrinconó a Draco contra la pared y lo besó profundamente.
-Volveré. Confía en mí.
-No tendré forma de llamarte si te necesito. Nunca pensé en formar un patronus. Que tonto de mí, teniéndote en mi casa, en mi vida, y no usé al famoso creador de patronus de ciervo para enseñarme a hacer uno.
-Hicimos cosas más divertidas.
Draco rió levemente.
-Si, cuidar niños.
-Además, tu varita realmente no te funciona tan bien, ¿cierto?
-Si-respondió Draco con disgusto- sabía que no lo dejarías pasar. Con razón haces toda la parte mágica.
-¿De dónde la sacaste?
-Es una varita de repuesto de padre. La tomé conmigo y la escondí antes de que me sacaran del mundo mágico.
-¿Cómo diablos la ocultaste?
-La metí en mis pantalones.-Se rió Draco. Literalmente tuve una varita en el trasero.
Harry rió.
-Cuando volvamos te conseguiré una nueva varita.
-Harry...
-Volverás Draco, no hay manera que te deje pasar por un embarazo mágico sin atención. Así tenga que construir un maldito hospital mágico en el mundo muggle.
Draco suspiró.
-Bien.
-Ahora, ¿cómo nos comunicaremos? No quiero dejarte completamente solo. Ni siquiera puedes cocinar sin vomitar.
-Tu vástago es demasiado delicado.
-Creo que eso viene de ti, cariño.
Harry bromeó y luego frunció el ceño, y Draco lo miró confundido.
-¿Qué pasa?
-Lo tengo, si sigue vivo te enviaré a Kreacher. Únete a él. Une a los niños. Entonces ambos podremos comunicarnos a través de él. No estoy seguro de que mi celular funcione en el mundo mágico, pero intentaré conseguir espejos de dos vías o algo que nos permita comunicarnos. Si no, iré a Hogwarts y contrataré uno nuevo. Lo uniré a la casa y le ordenaré que te asista.
Draco parpadeó sorprendido.
-¿Sabes lo que significa unirme a tu elfo?
Harry sonrió casi enternecido.
-Por supuesto que lo sé. No deseo nada más que seas oficialmente mi pareja ante ambos mundos, no solo el muggle. Especialmente quiero que mi maldita casa lo sepa-respondió Harry besando su mano de nuevo. Le encantaba hacerlo. Besar la mano de Draco y mirarlo con ojos verdes divertidos para hacerlo sonrojarse una y otra vez. Era una de las muestras de amor más inocentes y halagadoras. Eso decía él, Draco decía que era vergonzoso.
Harry sabía que, secretamente, amaba ser adorado de esa manera.
-¿Prometes que no irás solo? ¿Que no serás el héroe que se sacrifica por el mundo mágico? No podré hacer esto sin tí, Harry.-Respondió colocando su mano en su estómago.-No después de perder a Pansy de esa manera. Ahora es pequeño, casi imperceptible si no fuera por los vómitos pero verlo crecer y que no estés...-se detuvo cuando sus ojos se humedecieron.-No podré hacerlo sin tí-repitió. - ¿Qué harán si ninguno de nosotros está para cuidarlos?
Harry lo abrazó, intentando tranquilizarlo.
-No haré nada estúpido. Lo prometo. No tendrás que averiguar cómo hacerlo funcionar sin mí, porque no hay ninguna maldita manera de que no vuelva a ti. Entonces, trabajaremos en ese patronus ¿de acuerdo?-preguntó besando su mejilla.
-No confíes en Blaise. No sabemos si lo que dice es cierto del todo. Podría ser una trampa.
Harry asintió.
-¿Hay alguien en quien puedas confiar en el mundo mágico?
Draco negó.
-Enviaré a alguien entonces. Ya sea Neville o Luna. Son profesores, y eran mis mejores amigos de Hogwarts.
Draco sonrió.
- Tus mejores amigos profesores.
Harry asintió.
-Me gustan los tríos, al parecer.
Draco lo fulminó con la mirada. Harry alzó las manos.
-No de esa manera. Me refería a amigos y ahora serán tres hijos. Voy a cerrar la boca, ¿De acuerdo?
-Si.
-Sé que no es posible que vengas a cenar, come bien. Descansa.
-Abrir un contacto a Grimmauld podría ser peligroso. Solo tú y yo sabemos la dirección mágica de la casa. Así que lo mejor será quedarse aquí.
Draco asintió.
-Y Draco...
-¿Si?
-Cuando vuelva haremos el amor por horas. Para celebrar a nuestro bebé. Hablaremos de los nombres. De cómo lo imaginamos. Voy a adorarte por completo.
Draco le sonrió.
-Promesas-se burló.-Más vale que sean ciertas.
Harry rió y volvió a la habitación. Tomando sin delicadeza la mano a Zabini, porque no iba a dejarlo con su familia, se apareció en Grimmauld. Grimmauld vibró, con la alegría de reconocer nuevamente a su maestro. Ante tal suceso, Kreacher apareció. Se veía más cansado.
-El amo ha vuelto. El amo ha envejecido.
-Es lo que pasa con los años.
Harry respondió y miró a los alrededores. Nada había cambiado.
-Kreacher se ha ocupado de la casa. Amo debe estar complacido de saber que una nueva rama se está formando entre el heredero y el amo. Kreacher siempre asumió que el amo logró encontrar al pequeño amo. Kreacher sonrió al ver que incluso habrá un digno heredero de la casa Black. Un hijo del amo Draco-sonrió.
Harry sonrió de lado. No consideraba a Albus menos digno, pero era cierto que estaba más feliz por el de Draco. Quizá porque no podía recordar que tan feliz estuvo cuando tuvo a Al.
-Estoy feliz.
-¿Quiere el amo ver el árbol?
-Si. Vígilalo.
-Por supuesto, amo.
Solitario, Harry se dirigió al árbol. La rama entre él y Draco, aún tenía a Albus entre ellos, pero ahora también tenía a Scorpius, de quien se extendía una rama punteada a Parkinson, y entre ambos niños había una tercera rama, con una línea vacía. Extrañado, Harry siguió la línea punteada. Ginny no tenía una, ¿por qué Parkinson sí, si el apellido de Scorpius había cambiado?
-No entiendo las ramas familiares- murmuró. Volvió a la habitación, donde un firme Kreacher miraba a Zabini.
-Ya era hora, tu elfo da escalofríos.
-Rehén de amo no tiene derecho a quejarse ni tener hospitalidad.
-No soy un rehén.
-Lo eres-exclamó Harry, caminando hacia ellos. -Gracias, Kreacher. Tengo una misión para ti-exclamó dirigiéndose al viejo elfo. -Draco Malfoy está en-miró a Zabini y los separó con un hechizo de privacidad. Blaise ya no pudo escuchar, pero vio al elfo abrir los ojos soprendido y asentir entusiasta antes de desaparecer.
-Tú sabes, si decides ir y matarla, no le diré a Draco que te moviste por tu cuenta. Si es lo más rápido, con gusto te apoyaré.
Harry miró con frialdad a Zabini.
-Le prometí que no iría solo. No pienso decepcionarlo. Y no te confiaría de ninguna manera mi espalda.
Blaise hizo un ruido vago y se alzó de hombros.
-Como gustes. Espero que vivas o seré hombre muerto.
Harry rodó los ojos.
-No me importa si vives o mueres, particularmente.
Blaise frunció el ceño.
-¿Qué te pasa? No te pareces en nada a quien eras antes. Te ves más... frío. ¿Además, qué hice que te ofendió tanto? ¿Qué te hace desconfiar tanto de mí?
Harry rió burlonamente.
-¿Confíar? ¿Crees que confiaré en ti solo porque me diste información? Confiar es lo que menos haces cuando una mujer roba a tu hijo para un ritual y tardas años en encontrarlo. Y luego aparece de nuevo, amenazando con llevarse en quien sí confías. Confiar no es lo que haces cuando la misma madre de tu hijo te dice que lo olviden, y cuando te niegas te borra la memoria. La mujer con la que te casaste.
Blaise frunció el ceño.
-Te dije todo lo que sé. Además resultó bien, tú y Draco están felices y casados.
-Luego de años. Exactamente ¿planeabas decirmelo si la magia no se hubiera ido? ¿Estás orgulloso de involucrar a Draco en esto?
-Yo no lo...
-Lo hiciste, y nuestra relación no es gracias a ti. Nosotros la creamos y mantuvimos por nuestra cuenta. No tenemos nada que agradecerte.
Se detuvo y miró a Zabini, empezando a avanzar. El acercamiento a Blaise, por parte de Harry, fue completamente diferente como lo fue hacia Draco. Harry prácticamente parecía a punto de asesinar a Blaise, así de aterradora era su expresión.
-Vamos a quedar claros, es más, te diré por qué no confío en ti. Porque sé cómo fingiste no conocer a Draco después de la guerra y ocultaste el hecho que robaron a mi hijo porque no querías ser interrogado y arrestado como cómplice. Podrás decir que Draco es tu mejor amigo, o protegiste a Al, pero eres un completo hipócrita. No lo hiciste por él, lo haces por ti, por que te asusta lo que ella está haciendo. Porque viste lo fuerte que se está volviendo cuando pudiste evitarlo desde el principio.
-¡Me preocupo por Draco! ¡Salvé a tu hijo!
Harry hizo un gesto vago. Se alejó de Blaise y lanzó un patronus. Blaise no pudo evitar su curiosidad y miró como se formaba el legendario ciervo, para su sorpresa, en lugar del famoso animal, un dragón se formó de la luz emanada de la varita. Como si fuera un protector y Blaise el enemigo, el dragón agitó sus alas, antes de posarse al suelo y rodear a Harry con su cola, antes de mirarlo.
Un dragón celoso, pensó Blaise, igual que el hombre al que representaba, probablemente.
-Un patronus único y precioso. Un opaleye de las antípodas.
Harry lo miró con la ceja alzada, como si no fuera algo nuevo. Probablemente no lo era, aún así continuó.
-El dragón más hermoso. Sus ojos son preciosos. Su llama es intensa pero rara vez mata. Es una declaración de amor abierta.¿Draco lo ha visto?
-No.
-¿Por qué?
-No es de tu incumbencia-respondió Harry sentándose en el sofá y se dirigió al patronus.-Estoy en Grimmauld Place. Ron Weasley. Hermione Granger.
El patronus se escapó velozmente a su destinatario. Blaise imitó a Harry y tomó asiento.
-Apuesto a que lo amaría.
-Lo sé.
-Escucha, Potter. Quizá deberías mostrárselo antes...
-¿Vas a decir antes de morir?
-No. Antes de que lo tome por sorpresa.
-Deja de hablar, odio a las personas que fingen ser encantadoras. Me crispan los nervios.
Blaise alzó los ojos, pensando amargamente que para odiarlas se casó con el rey de ellos.
Harry hizo un sonido vago y no respondió nada más. El silencio abarcó el lugar hasta que se escuchó la chimenea, y Potter se pusiera de pie para recibir a sus amigos. Blaise esperaba felicidad y nerviosismo, sin embargo parecía que o Potter no estaba tan feliz de verlos, o vivir con Draco lo hizo menos expresivo.
-Harry- la voz llorosa de Granger se escuchó y lo siguiente que Blaise notó fue que Potter estaba oculto en una gran cantidad de cabello. Cuando fue soltado por la maga, Weasley lo abrazó. -Estamos tan felices de que estés bien.
Harry solo asintió.
-¿Dónde has estado?
-¿Y por qué está él aquí? ¿Quién es? - preguntó Ron.
-¿Sigues siendo auror?
-Si, pero por qué...
-Él es Blaise Zabini-respondió Harry,-y necesito que lo arrestes.
Blaise se sobresaltó.
-¿Qué?
Pero tan rápido como lo expresó, fue amarrado de manos y pies.
No otra vez, pensó.
-Es una larga historia. De hecho, necesitaré un poco de ayuda-suspiró. Miró a sus amigos, quienes lo veían sorprendidos. Esperó que mencionaran cómo los trató luego de lo de Ginny, pero en cambio Hermione asintió.
-Claro que sí, Harry.
Ron lo miró por segundos.
-Bien, realmente te lo debemos, ¿no es cierto? Quizá después podamos ir a tomar unas cervezas juntos-exclamó aunque sonaba como a pregunta.
Harry sonrió, más relajado.
-Si dejas que mi esposo vaya.-Respondió y ambos amigos jadearon.
-¿Un esposo?
-¿Te casaste?
-Estamos esperando un bebé, también.
-¿Tú...
-Oh, no. Él, lo dejé en casa, para que no haga algo peligroso.
-Un mago, encontraste un mago en el mundo muggle y te enamoraste. Oh, Harry, eso es maravilloso-chilló Hermione, abrazándolo de nuevo.
-También encontré a Al-susurró. El silencio los atrapó hasta que Ron sacudió su cabello.
-Bien, por ti. Compañero.
.
.
Había una vez dos leones y una leona que habían crecido juntos,
viajado a cientos de lugares, y peleado grandes batallas,
y que al crecer se separaron, en algún punto de la vida.
Pero cuando se reencontraron, volvieron a jugar y correr juntos,
y fue como si el tiempo no hubiera pasado.
