¡Hola!

Esto es [Tengo la caradurez de decirle "capítulo"] el n°11.

Espero que les guste.

El regalo

Mortífagos

Señor.- dijo jadeante una pequeña y esmirriada figura.- Llego esto, Señor.- se postro con adoración frente a un hombre, quién estaba sentado frente al fuego, dándole la espalda.

Una mano de largos y pálidos dedos se estiro y aferro el sobre ocre, cuidando de mantener firmemente sujeta la varita en su otra extremidad.

El hombre bajito se apartó, respirando escandalosamente, y miro con recelo una gigantesca y verde serpiente, quién irguió su cabeza y chasqueo su larga lengua bífera.

Por unos minutos se oyó el crepitar de los leños en el fuego, la respiración ansiosa del hombrecito y los silbidos de curiosidad de la serpiente.

Muy, muy bien Colagusano.- siseo una voz fría y lacerante como una hoja de acero.- Ahora vamos a ver que tan bueno eres para disfrazarte e informarme.-

¿Qué... qué quiere decir?- gorgogeó.

Esta es la única vez que tolérale tus cuestionamientos. Mi escurridizo y duable amigo, Lucius, ya tiene todos los detalles listos. Rookwood consiguió lo último que necesitábamos.-

¿Y yo, Señor?-

Tú irás allá y me mantendrás informado.-

¿Cómo, Señor?-

Con un útil artilugio que me envío Rook... - Saco una bolita de oro y la hizo rodar entre sus dedos.- La diversión esta por comenzar... -

El dolor de Harry en la frente se incremento. Se seguía así, despertaría. No, no podía. Tenía que terminar de saberlo todo. Parecía que la cabeza le estallaría.

¡Suficiente! ¡No puedes seguir! ¡Acabará por achicharrarte el cerebro!- dijo una voz dentro de él.- ¡Ya basta! ¡No veras más!-

Y Harry despertó.

Se sentía muy agitado. Pero la cabeza casi ni le dolía. Tenía una sensación de alegría y satisfacción, que no eran justamente por haber usado Oclumancia, ni por haber despertado sin dolor de cabeza.

Se enderezo y miro su reloj. Se quedo un rato tendido allí y luego decidió bajar a desayunar.

Al llegar a la mesa de Griffyndor se encontró con sus dos mejores amigos. (Que ahora eran capaces de pedirse platos de la mesa y consultarse dudas sobre los trabajos sin matarse.) Muy ocupados cada uno en sus cosas. Esto era Ron mirando los resultados de Quidditch del día anterior y Hermione revisando un largo ensayo sobre los animagos.

Buenos días.- saludo el ojiverde, sentandosé junto a la chica.

Hola Ha... Harry.- sonrió (y bostezo) la castaña, fregandosé los ojos.

¿Oye Harry?- pregunto Ron.

¿Qué?-

¿Me prestas el ensayo de Pociones?-

Si quieres. Pero el mío esta pésimo. Préstale el tuyo, Hermione.-

No puedo.- contestó inmediatamente la chica, al tiempo que revisaba un concepto.

Ya sé que no debemos copiarnos y todo eso... -

Se lo preste a Neville.- aclaro la otra.

Y... ¿Qué hiciste qué?- pregunto con los ojos desorbitados el pelirrojo.

Se lo preste a Neville.- repitió.

¿Cómo qué se lo prestaste a Neville?-

Sí, intente explicarle. Pero no lo logre. Entonces se lo preste. Solo espero que Snape no los corrija en clase. Porque sino... -

Señorita Granger.- llamo McGonagall.

¿Sí? - respondió de inmediato la chica, parandosé.

Quisiera hablar con usted un momento.-

Harry le dedico una mirada de desconcierto.

Una hora después (Harry y Ron estaban terminando las redacciones de Pociones) Hermione entro apurada por el agujero del Retrato. Parecía haber hecho unos cuantos metros corriendo y traí la cara muy colorada.

¡Ginny!- exclamo, mirando alrededor.

¿Qué pasa Hermione?- pregunto la pelirroja, girando desde un sillón donde leía un libro para Transformaciones.

Necesito que me ayudes, ven.-

Apenas media hora después las dos chicas bajaron a la Sala Común de nuevo. Ron iba a preguntarle que pasaba, pero cuando levanto la vista se dio cuenta que Hermione estaba vestida como Muggle y llevaba un bolso de mano.

Que Ginny les explique.- se apresuro a aclarar, antes de empujar el retrato y salir al pasillo.

¿Qué paso?- pregunto el moreno.

La llamaron de su casa. Sus padres la reclaman por un asunto urgente.-

El autobús Noctambulo freno de manera brusca y chirriante en una zona residencial de Londres.

Stan la ayudo con su baúl y luego de despedirse con un gesto de la mano subió rápidamente al vehículo, este produjo un sonido parecido a un estampido y desapareció velozmente.

Hermione arrastro el baúl por un camino que se adentraba en un bonito y bien cuidado jardín delantero, soltó a Crookshands y saco un manojo de llaves, eligió una y abrió la puerta de entrada.

¡Mamá! ¡Papá!- llamo desde el vestíbulo. Dejo su abrigo, el bolso y las llaves.

¡Hola hija!- le sonrió su madre, saliendo de la cocina.

¿Hoy es sábado, verdad?- pregunto Hermione.- No trabajas. Mi papá ya debe estar por llegar.-

Sí. Y prepare tus platos preferido, Mione.- contestó alegremente la mujer.

Hola abuela.- saludo Hermione, acariciando la foto enmarcada en plata de una mujer de ojos negros y cabello rojizo.

En ese momento se oyó el sonido de un auto fuera.

¡ Es mi papá!- sonrió Hermione, levantandosé del mullido sillón y corriendo a la calle.

Unos minutos después entro Richard Granger, con su hija prácticamente colgada de su cuello.

Él había sido quién se había encargado de criar a Hermione en gran medida. Por ese motivo la chica le tenía un respeto y cariño que rayaban en la devoción, cosa que no pasaba con su madre.

El almuerzo les tomo bastante tiempo. Cuando la mujer trajo el café y tuvieron las tazas delante, supieron que era el momento de decirle porque la habían llamado.

El motivo por el que te llamamos... - comenzó Carol, su madre.

Es por Elliot.- completo el hombre.

¿Qué pasa?- pregunto despreocupadamente la chica, quitándole el papel a un pastelillo. - ¿Quiere dejar los estudios otra vez...?-

No, Hermione.-

Yo sé que todos queremos lo mejor para él, pero no deberían obligarlo. Esta vez no voy a... -

¡Hermione!- exclamo su padre, haciendo que la chica se sobresaltará.

Lo que queremos decir, es sobre ti y tu hermano. Es hora de que sepas la verdad. Sobre todo ahora, como esta la situación en el mundo mágico.-

La taza de café tembló, el líquido oscuro salpico el mantel y la ropa de la chica, y luego se estrelló en el parquet.

El rojizo atardecer de una primaveral tarde de domingo iluminaba el campo de Quidditch.

¿Qué creen que haya pasado en la casa de Hermione?- pregunto por centésima vez en dos días, Ron.

Harry y Ginny rodaron los ojos, aburridos de aquello.

¿Por qué no vamos a la Sala Común?- propuso Harry.

Ginny lo miro de forma acusadora y exasperada. Era una de las pocas oportunidades que tenían de estar con Harry, ¿Y él decía que si iban a la Sala Común?

Esta bien, vamos, acepto.- dijo el pelirrojo.- ¿No vienes Ginny?- se detuvo en el vano de la puerta.

No. Quiero quedarme un poco aquí. Tengo cosas en que pensar ¿Sabes?-

¡Vamos!- reclamo el ojiverde, empujándolo por la espalda.- ¡Deja a tu hermana en paz!- Lo saco hasta fuera de los vestuarios y se dio vuelta para susurrarle a Ginny.

Enseguida vuelvo.-

La pelirroja asintió y se reclino contra la pared que estaba tras el banco.

Lentamente la influencia del sol se fue debilitando dentro del vestuario, aún así la temperatura no bajaba gran cosa. Ginny repaso la lección de Transformaciones para el día siguiente, pensó una posible carta para Hermione y estaba empezando a planear una estrategia para ataque en el próximo partido. (Harry se estaba retrasando. Ella empezaba a enfadarse.) Cuando la oscuridad lo inundo todo y la temperatura bajo unos cuantos grados.

No puede ser que haya oscurecido tan rápido.- se dijo, parandosé y buscando a tientas la puerta.

Choco contra algo. Macizo, enorme y oscuro. Pensó que era un casillero y lo insulto.

Algo frío y viscoso la tomo del cuello y la alzo en vilo.

Suéltame... Déjame... - dijo con voz ahogada la Weasley.

Callaté.- dijo una voz cavernosa y superficial a la vez, como una cinta distorsionada.

Ginny se debatió con fuerza y pateó a su captor, al tiempo que intentaba rasguñarlo.

¿Así que lo qué tengo aquí no es un rabanito con piernas, eh? No, señorita. Lo que tengo aquí es llama que sabe quemar.-

Sueltamé... - porfió la chica.

Con esto te callas.- dijo antes de susurrar unas palabras.

Frío. El frío se intensifico hasta volverse insoportable.

No sabes lo bueno que eres, Tom. Eres como un amigo que puedo llevar en el bolsillo.-

¿Soy tu amigo?-

Lo eres.-

¿Entonces me ayudarías?-

¿En qué puedo ayudarte yo? ¿Para qué necesitarías tú mi ayuda, Tom?-

¿Confías en mi, Ginny?-

Por supuesto. Yo confió en ti... -

De pronto era un revoltijo de sensaciones. El tibio pescuezo del gallo entre sus dedos, el débil cacareo muriendo. La Sra. Norris cerca del baño del segundo piso y luego nada... Su túnica manchada de pintura roja, la pared escrita en ese mismo color... Luego la humedad el baño de Myrtle la Llorona, el viscoso tobogán y el horrible bas...

¡Basta!- dijo una voz dentro de su cabeza.- ¡Es un dementor! ¡Recuerda lo que te enseño Harry!-

La Weasley se retorció con fuerza y cayo al frío suelo del vestuario.

¡Expecto Patronum!- chilló, pensando en lo feliz que se había sentido cuando Harry le había dicho que la quería. No podía pasarle nada. No podía alejarse del chico. - ¡Expecto Patronum!- un destello de plata toco al Dementor y este de aparto con asco. No iba a dejar que nada la alejará de los que quería. Ni de su familia, ni de sus amigos, ni de su novio.- ¡Expecto Patronum!-

Un enorme perro plateado (Parecido a Sirius cuando se transformaba) salió de la punta de su varita y se abalanzo sobre el ser, gritando furiosamente y lanzando tarascones.

El Dementor se giro y desapareció, atravesando las paredes del vestuario.

Recién entonces, la chica noto que afuera había un gran barullo.

Todas las luces de Hogwarts estaban encendidas. Se escuchaban gritos amortiguados y gente corriendo por la explanada.

Ginny camino hacia la puerta del edificio y se detuvo allí, mirando.

Una multitud de gente encapuchada, vestida de negro y con oscuras máscaras inundaba los terrenos.

¡Mortífagos!- susurró la pelirroja mirando desde las sombras.

¡McNair! ¡Dolohov! ¡ Revisen los vestuarios!- ordeno una voz fría que arrastraba las palabras.

¿Y este qué? ¿Se esta dando aires de jefe?- se pregunto mentalmente Ginny, se interno de nuevo en la penumbra de los vestuarios y busco un lugar donde esperarlos.

Voy a sacarlos de combate.- pensó y se metió en uno de los altos casilleros de metal.

Los pasos pesados y firmes de McNair resonaron en la habitación, iba lanzo maleficios a los rincones oscuros hechizando todo lo macizo que se interpusiera en su camino. Golpeó los casilleros al pasar junto a ellos, y doblo la esquina, para ir a revisar las duchas.

Ginny salió sin hacer ruido, lo siguió en puntillas de pie y susurró.

¡Insonorus!- un rayo de luz celeste le pego en la nuca al hombre y su canturreo se detuvo. McNair se giro y alzo su varita.

Un rayo de luz rojo salió de ella y fue a chamuscar la punta de la túnica de la chica, ya que ella lo había esquivado por centímetros.

¡Petrificus Totalus!- murmuró la Weasley, cuando el hombre se volvió sobre sus pasos y embistió.

Cayó al suelo, dando con todo su peso en la piedra y produjo un ruido seco. Afuera se oían algunos gritos y fragores de lucha. Ginny paso sobre el caído y se oculto en las duchas, sabiendo que Dolohov no tardaría en llegar.

¿Qué ese escándalo?- preguntó Ron, levantando la vista de su libro de Herbología.

Harry se acerco a la ventana y echó un vistazo.

Hay mucha gente fuera... - susurró. Eso despertó el interés de su amigo y el pelirrojo se acerco también.

Rayos rojos salían de aquella oscura masa y golpeaban los arbustos y plantas, incendiándolos.

¡Mortífagos!- dijo Ron, en voz más alta de lo que pretendía.

Se armo un pandemónium. Los alumnos de quinto para arriba se acercaron en tropel a las ventanas para ver mejor. El resto del alumnado lanzo gritos de terror y un par de chicas de primer año sollozaron.

¡Calmensé! ¡Calmensé!- reclamo Ron, recordando a Percy, cuando se hacía valer como prefecto. - ¡Salgan de las ventanas! ¡Podrían ser blancos de un ataque!- Los curiosos accedieron a regañadientes. - Quiero que todo el mundo se quede aquí y no salga absolutamente a ningún lado. La profesora McGonagall debe de estar por venir.- Las chicas de primero continuaban sollozando.- ¡Ginny!- llamo el pelirrojo.- ¿Podrías ayudarme...? ¿Dónde está Ginny?- pregunto súbitamente pálido, el chico.

¡Ginny! ¡Esta en los vestuarios!- grito Harry, levantandosé de un salto y apretando con fuerza su varita.

Una multitud de murmullos lo siguió cuando cruzo la Sala Común y salió por el agujero del retrato, desapareciendo de la vista de todos.

Los pasillos estaban extrañamente desiertos. Harry levanto un tapiz azul en el sexto piso, empujo un trozo de pared y luego de un recorrido que se le hizo interminable, salió a la explanada, detrás de los invernaderos. (Ese era un pasadizo que había visto en el Mapa del Merodeador)

Corrió lo más rápido que puedo, dejando muy atrás el castillo y a su derecha el Sauce Boxeador. La cabaña de Hagrid se veía triste y apagada.

¿Qué estaría haciendo Hagrid?

Llego a los vestuarios, escurriéndose entre las sombras y examino el terreno.

¡Dumbledore!- grito Hagrid, interrumpiendo en el despacho del director.

Allí ya estaban reunidos todos los profesores (La prof. Trelawney parecía a punto de desmayarse.) Firenze miraba todo con una tranquilidad exasperante.

Los directores de los cuadros se hablaban continuamente, a los gritos y sin ton ni son, demasiados exasperados.

¡Silencio!-

Todos los murmullos se acallaron de repente.

McGonagall, Snape, Flitwick, Sprout. Vayan a las salas comunes de sus casas.- Puso sobre la mesa un viejo reloj de madera, enorme. Un mapamundi, una radio Muggle y viejo sombrero destartalado. - Y lleven cada uno un traslador. Los alumnos serán trasladados a sus casas, solo deben pensar la dirección y el condando.-

McGonagall asintió y agarro el reloj. Los otros tres tomaron lo que quedaba y salieron.

Hagrid, busca a Harry y los Weasley.- ordeno suavemente el director. - Poppy, ve por las salas comunes, viendo quién necesita ayuda.- La enfermera asintió y salió. Los demás quiero que vigilen las entradas y sellen mágicamente cualquier acceso.-

Todos salieron, excepto el semi gigante.

Donde... -

Llévalos en la vieja motocicleta de Sirius, podrá aguantarlo e irá más rápido que un thestral.-

Dolohov no tardo en acudir al vestuario de Griffyndor, al ver que su compañero no regresaba.

Ginny aguardo, casi conteniendo la respiración.

Oyó la exclamación de sorpresa de Dolohov, su maldición y el contrahechizo, destinado a movilizar de nuevo a McNair.

Empuño con fuerza su varita y espero.

Los pasos se acercaron, corriendo las cortinas de las duchas a su paso.

McNair se incorporo y descubrió a la pelirroja.

¡Desmainus!- murmuró ella.

El rayo rojo le dio en la frente y se derrumbo.

Entonces Dolohov se volteó y la vio.

Ginny salió trastrabillando y echó la maldición reductora. El mortífago la esquivo y contraataco.

¡Insonorus!-

Ginny vio venir el ataque, se hizo a un lado. E iba recitar un nuevo hechizo, cuando algo candente le quemo en el tobillo que se había fracturado el año anterior.

Cayo al frío suelo y quiso arrastrarse, huir de aquel hombre. Gritar todos los maleficios y hechizos posibles. Fue entonces cuando se dio cuenta que lo que le había abierto la herida era el hechizo de enmudeciemiento.

¡Ruptus Miembrus!- exclamo el mortífago.

Ginny sintió una punzante y candente aguja en su codo derecho y ya no sitió su brazo, intentó mover los dedos y no pudo.

Iba a morir. ¡Oh, Dios! ¿Por qué debía morir ahora? Ahora que al fin era novia de Harry, ahora que la situación de sus padres mejoraba... Y lo peor era que moriría como una rata callejera, sin poder defenderse, a merced de alguien más fuerte y poderoso.

¡Avada...!-

¡Expelliarmus!- grito Harry, entrando en ese preciso momento.

Dolohov fue impulsado hacia atrás, golpeo contras la pared y lo miró con odio, quedando levemente atontado.

¡Atadi!- exclamo Harry, apresurandosé a atar a Dolohov y tomar la varita de este. Luego miro a McNair y lo ato también.

¿Estás bien, Ginny?- pregunto Harry, guardando las dos varitas y sacando la suya propia. Hizo el contrahechizo y Ginny sintió su propia voz.

Si, solo creo que... - intento mover su mano y esta no respondió.

¡Ferula!- exclamo Harry.- Tu brazo no se arreglará del todo con esto, pero podrás apoyarte en mi para volver al castillo.-

Ginny sonrió débilmente y asintió.

¡Ron!- grito Hagrid, abriendosé paso entre una multitud de aterrorizados estudiantes. - ¿Dónde están Harry y tu hermana?-

¡En el vestuario de Griffyndor!- grito el pelirrojo, para hacerse oír sobre el bullicio.- Mi hermana estaba allí desde el entrenamiento y Harry fue a... -

Hagrid no le dio tiempo a contestar, salió corriendo y abandono el edificio.

Solo un poco más, Ginny.- suplico Harry, ambos iban fatigados.- Solo un poco.- Tanteo la pared, buscando la entrada. Pero la roca era inamovible. Todas las entradas estaban mágicamente selladas.

De pronto una sombra los cubrió.

¡Así que estaba aquí!- gruño Hagrid.- ¿Están bien?-

Más o menos. Yo sí, Ginny esta herida.- susurró Harry.

Bien, debemos volver al despacho de Dumbledore, no creo que podamos ir a... Deberíamos ir a San Mungo. Ron ya está allí.-

Alzó en brazos a Ginny y golpeó con su paraguas rosado a Harry, este sintió que algo frío bajaba por su espalda y supo que lo habían "desilusionado"

Hagrid agitó el paraguas de nuevo y en un momento estuvieron en el despacho de Albus.

¡San Mungo!- grito Dumbledore, apenas se aparecieron.- ¡Rápido!- Puso sobre la mesa de un descolorido florero y poso su dedo en él.

Hagrid lo imitó (Ginny hizo un esfuerzo enorme por aferrarse a él) y los dos chicos también.

CONTINUARÁ.....

Bueno, la verdad no sé me ocurrió nada más original que un ataque de Mortífagos a Hogwarts. [Otro recurso gastadisímo...] Pero lo intenté,

¡Respondiendo Reviews!

Climenestra: Lo que te dije en el Review [Si estas leyendo.] Era que empezaba a sospechar que no fueras a ser Rowling misma. Bueno, aunque yo soy fan de los RW/HG, me las estoy viendo negras para hacer este. Y sí me pude levantar, tranquila. [De hecho me desperte sola.] ¡Muchas gracias por el comentario!

Ayu Weasley: Gracias por decir que esta super bueno. Malfoy no convence. Ron le gana [¡A mí personalmente me convencería más!] ¡Muchas gracias por el Reviews!

Vale: Ya imagino porque te gusto este capítulo. Ni tanto te emociones, hay que ver si fueron tan oídas tus suplicas... ¡Gracias por el apoyo!

Kt!A: Bueno, ya ves que es lo que supuestamente sigue.

Si quieren enviar una lechuza con su queja y/o maldición imperdonable y/o felicitación, es todo el mismo botón.

¡Hasta la próxima!