CAPITULO II

Un llamado a la eternidad…

-¿Me supongo que sigues preocupado verdad? –pregunto el "chico Tabú" a su joven amigo de ojos verdes mientras preparaban la cena.

-Supones bien Gojyo, han pasado 5 días desde que Góku fue herido y sigue durmiendo, el es un pequeño muy fuerte, no entiendo porque aun se encuentra así... –menciono Hakkai entre tanto partía unas cuantas patatas y Gojyo, sentado a su lado, le miraba detenidamente.

-Haces una linda cara cuando estas preocupado ¿sabes? –dijo este riendo

-¡Sha Gojyo!, ¡esto no es de risa! –contesto Hakkai con cierto rubor en sus mejillas que hizo reír mas a Gojyo. –No entiendo como es que estas tan tranquilo!, ni siquiera Sanzo que no se a apartado de Góku desde que llego aquí... –

Pero Hakkai solo recibió como respuesta que el chico pelirrojo se acercara mas a el, le tomara por la cintura y le diera un suave beso en los labios, cosa de la cual no puso la menor resistencia. Al terminar y tomar algo de aire Gojyo tomo la barbilla de Hakkai observando lo que, para el, eran los ojos verde esmeralda mas bellos de todo el mundo.

-Confió en Góku, el es fuerte, solamente espera el momento adecuado para regresar a nosotros... Y además, confío en ti mas que nadie, y tu lo curaste, así que no hay duda de que el chico estará bien... –

Hakkai le sonrió con dulzura y rodeo el cuello de Gojyo con sus brazos, sabiendo lo bien que seria respondido por el pelirrojo que también lo había abrazado firmemente. –Gracias Gojyo. Creo que eso era lo que necesitaba que me dijeran, me supongo que por eso te quiero tanto... –

Gojyo le miro alegremente y feliz de las palabras de Hakkai cuando fue interrumpido por cierta persona que se encontraba en la puerta. Los ojos violetas se notaban cansados, apagados y mas tristes que de costumbre, al dirigirse hacia la cocina y tomar una cerveza caminaba con pasos débiles pero aun con el poco orgullo que le quedaba en alto.

-Sanzo... ¿Quieres cenar ya? –Hakkai apunto hacia unos platos de comidas que Genjo observo frívolamente.

-No tengo hambre ahora. –fue su fría contestación. –Gracias Hakkai de cualquier modo. –

Pero Hakkai se acercó y le dedico su habitual sonrisa. –Es que no entiendes Sanzo, has comido muy poco, si es que nada, durante estos días, quiero que comas y yo estaré cuidando a Góku, te lo prometo. –

Genjo le miro una vez mas y después volvió su mirada a la comida, Gojyo ya se encontraba comiendo, mientras observaba sus cigarrillos.

-Oye Sanzo, ¡solamente me quedan tres!, ¡tendrás que compartir! –exclamo este sonriendo.

El sacerdote frunció el cejo y le observo con maldad mientras se encaminaba involuntariamente a la mesa. –No, te quiero ver a que grados puedes llegar por un cigarro... –

Hakkai les miro desde la puerta con una sonrisa de satisfacción en su rostro. El rubio discutía de nuevo con su pelirrojo, al menos habían logrado sacarle una distracción mas.

La habitación de aquel joven Youkai permanecía en una cálida temperatura, el sacerdote se había encargado que ningún detalle destruyera la tranquilidad del pequeño.

Y ahí se encontraba, durmiendo. Aquellos ojos que lo distinguían como un ser Herético estaban completamente cerrados, Góku ahora estaba en algún otro lugar de sus sueños, que por el momento parecían tan hermosos pues una frágil sonrisa se asomo por sus labios.

-Vaya Góku si tan solo supieras que estas volviendo loco de angustia a Genjo Sanzo... –musito Hakkai cerca de Góku.

Entonces fue cuando Góku frunció su cejo y dio la espalda a Hakkai.

-Ten-chan... –murmuro en niño entre sueños.

-¿Ten-chan? –repitió Hakkai sorprendido mientras ponía una mano en la frente de Góku y su rostro se mostró mas turbado que antes – ¡Góku, estas ardiendo en fiebre! –

Mientras tanto, en la cocina, Gojyo entretenía lo mas que podía a Genjo, aunque en vez de divertirle le irritaba.

-Se que terminaras teniendo piedad.... –dijo este mientras bebía una cerveza.

-Pídele eso a Kannon la diosa de la misericordia bla bla bla... De mi parte no saldrá ni un solo tabaco... –respondió Genjo con seriedad.

-Y tu crees que sobreviviré un poco mas sin cigarros? –a Gojyo ese jueguito le estaba empezando a parecer molesto.

-Ese no es mi problema –

-¡Válgame!, los dejo solos un instante y ya se están matando... –interrumpió Hakkai el lugar mientras Genjo se ponía de pie de golpe.

-¿Sucedió algo? –pregunto el monje dejando el cigarrillo que sostenía en sus labios en la mesa.

-estoy en un dilema... o puede ser que Góku este mejorando y tras una noche de fiebre mañana se encuentre completamente sano, o bien... que este empeorando, pues lleva en el una terrible fiebre. –

Sanzo quedo paralizado, con la mente bloqueada en algún horrible pensamiento de "perderlo de nuevo" . Hakkai noto eso en el con rapidez, se dirigió a Genjo y deposito una mano en su hombro.

-Las posibilidades de mejorar en Góku son muchas Sanzo... dejemos que pase un día mas.... –

-Quieres decir, ¡esperaremos a mañana para saber si el estúpido mono se le ocurre largarse para siempre o quedarse!, ¡¡vaya!! Ahora si me siento aliviado, creo que dormiré muy bien esta noche – El sarcástico comentario de Genjo vino acompañado de un movimiento brusco que retiro la mano de Hakkai.

-Genjo... –musito Hakkai amargamente

-¡¡Oye deja de dirigirte a Goku de esa manera!!, ademas, ¡Hakkai solo esta intentando ayudar, Sanzo! –exclamo Gojyo mirando al rubio que cerraba duramente sus ojos.

-¡¡Escucha bastardo de mierda!, yo me dirijo a ese Baka saru como me de la maldita gana!! –grito Genjo furioso. –Y no se preocupen! Esta noche me quedare de nuevo con el, en fin, si se muere o no mañana mismo, me a de dar igual, yo no gano, ni pierdo nada.... –

Y diciendo esto, el chico de ojos violetas abandono el comedor a pasos enormes.

Pero no se dirijo a la habitación de Góku.

Hakkai había hablado seriamente con Gojyo, este se encontraba gravemente ofendido y afectado con Genjo por el comentario respecto a Góku. Pero fue Hakkai el que tomo la iniciativa de hablar con Sanzo.

-¡Y tu crees, carajo, que te hará caso? ¡Ese monje del demonio es tan terco! –replico "el chico Tabú".

-Vale la pena intentarlo, Gojyo debes entenderlo... Solo ponte en su lugar, solo imagina que soy yo el que esta grave en una cama.... Tu reacción tal ves no seria la misma, pero de igual forma tu corazón estaría devastado... –Hakkai miro fijamente a Gojyo.

-Pero yo te amo Hakkai... y si tu estuvieras en ese estado yo hubiera movido mares por ti. –

El semi-Youkai de ojos verdes abrazo con amor a su chico de ojos rojos. Dándole un tierno beso en el cuello. –¿Y no crees Gojyo, que Genjo esta haciendo el mas fuerte esfuerzo por no derrumbarse frente a nosotros, no derribar su carácter cuando el ser que le espero por tantos años y le ama con todas las ganas del mundo esta muriendo? Me supongo que eso es lo mas cruel de su dolor interno... Llorar por dentro y callarlo... –

Gojyo lanzo un suspiro triste y miro a Hakkai. –Me supongo que merece ser perdonado... –

Momentos después, Hakkai se dirigía en busca de Sanzo, la habitación donde Góku descansaba aun con una fuerte fiebre se encontraba vacía, Gojyo se haría cargo de Góku mientras tanto.

Justamente, en uno de los pasillos mas solitarios de aquella vieja casa que Sanzo había alquilado por unos días se localizaba una sombra, sentada en el frío suelo, de espaldas a una puerta, con la cabeza escondida entre las piernas, estas envueltas por sus brazos, en cierta forma, creando un muro imaginario, uno donde nadie podría escuchar ni ver sus sentimientos. Y es que así era el. Era Genjo Sanzo.

Hakkai llego hasta el, simplemente se dejo sentar en el suelo, al lado de Genjo. Noto también que este aun con la cara oculta llevaba un cigarrillo en sus labios.

-me supongo que esta es tu habitación –comenzó este con una voz muy seria.

-Si... –

Hakkai abrió un poco mas los ojos, aquella voz no era esa típica voz indiferente que Sanzo hacia cuando se encontraba molesto, estaba débil, irremediablemente derrotada.

-¿Por qué entonces no estas en ella? –pregunto Hakkai intentando hacer que Sanzo levantara la vista. Mas fue imposible.

-La habitación es para No fumadores... –explico este secamente.

-De echo... todo el piso lo es...-agrego Hakkai levantando su vista hacia el techo. Un pequeño dibujo de un cigarrillo bloqueado estaba frente a ellos.

-que irónico... –Dijo entonces Genjo. Hakkai volvió su mirada hacia el, el sacerdote había levantado su rostro, aun recargado entre sus piernas, con el cigarrillo humeando en su boca. De pronto Hakkai se percato de algo extraño en el monje, sus ojos. Esos pilares violetas estaban tan enrojecidos como si un terrible golpe les hubiesen dado duro.

-Soy un imbecil... –musito de repente Sanzo mirando hacia el techo como si la respuesta estuviese en el. –Cuando emprendí este jodido viaje jure no tener responsabilidades con nadie, no ver por nadie pues ya lo sabia bien... una vez que aprecias algo y se va, es imposible olvidarlo... –Una lagrima que poco se asomo cayo por el ojo de Genjo. –Pero mira ahora estas desgraciadas coincidencias, perdí al ser que mas ame en mi vida, lo que fue mi padre...y ahora, estoy por perder a la persona que... –No pudo continuar. Genjo dio un golpe fuerte al suelo y cerro los ojos tratando de enfocar su dolor en otra cosa. –Sabes lo mas divertido de esto Cho? –

Hakkai trato de no quitar sus ojos verdes de Sanzo, este los abrió con lagrimas en sus ojos, esta vez, no pudieron ser ocultadas. –Lo más divertido del caso es que ni por Koumyo ni por Góku hice mucho por salvarlos... –

Genjo volvió a ocultar su mirada bajo sus piernas.

-Escucha Genjo... se por lo que has pasado, y se la impotencia que sientes ahora... –

-No es verdad, nadie puede sentir lo que siento. –señaló Sanzo con frialdad.

-¿Ah no? –Hakkai frunció el cejo, rápidamente se situó delante del rubio y le levanto a fuerzas el rostro. –¿Dime entonces a que llamas ver a el ser que mas amas morir frente a ti, sin siquiera poder hacer nada por evitarlo? ¿O es que solo tu puedes tener vidas trágicas Sanzo?-

Estas palabras hicieron callar al monje, ahora no solo estaba terriblemente dolido, si no lamentaba haber abierto la boca de mas. –Lo lamento Hakkai... me estoy comportando como un débil mocoso –

Pero el joven de ojos verdes solo le dirigió una sonrisa triste. –Debes comprender Sanzo... Hay dos clase de llanto: Aquel por el que te dejaron y aquel por el que no permitas que se vayan. Ya sufriste una vez por lo primero, llorar por no dejar marchar a ese bello ángel que te ama no es malo... Ahora, es mejor que me vaya, tienes mucho que pensar. –

Hakkai se puso de pie sin siquiera mirar atrás o esperar alguna respuesta de Sanzo, este quedo en la completa oscuridad pensando tanto lo que Hakkai había dicho antes. Acto seguido, se puso el también de pie, pero comenzó a caminar hacia el lado contrario a donde Hakkai había marchado. Una enorme ventana daba un bello panorama de la Luna, esta brillaba tan inmenso que Genjo creyó que le cegaría los ojos. Se detuvo un instante ante la ventana simplemente mirando al cielo. Este involuntariamente cerro los ojos y la imagen de un pequeño de ojos dorados sonriéndole le vino a la mente.

- Si alguien me escucha, sabrá que no acostumbro a rezar, pero no se que más puedo hacer. Una vez iba a rendirme y Góku llegó a mi vida. Por favor, no permitan que la luz que brilla en sus ojos se apague. Yo no se si de nuevo soportaría la oscuridad que sobrevendría si el se marchara de mi lado..-

No pudo continuar hablando, su garganta estaba echa nudos, unas ultimas lagrimas cayeron de sus ojos. Nunca había creído en nadie, en nadie mas que en si mismo, y como Hakkai lo había dicho, esas lagrimas no permitirían que su Saru se alejara de su lado.