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¡Pst! Recuerden que Inu aún está como humano. (Eso sí; Con sus ojitos dorados nn)

¿Una Broma? - Capítulo Cinco

Silencio.

Silencio.

¡Silencio¡Ya basta!

Se cubrió la cabeza con las manos, cayendo al suelo de rodillas.

¡Detente!

¡NO¡No te atrevas!

Un espantoso grito se escuchó, siendo ahogado momentos después.

Una sombra corría desesperadamente por el bosque, en medio de la total oscuridad. Sólo alcanzaba a distinguirse que tenía el cabello muy largo, y éste volaba preso en una coleta baja mientras avanzaba. Algo se atravesó en su camino, y cayó al suelo con pesadez. Nunca pensó que alguna vez estaría en esas condiciones; la herida de su costado todavía no dejaba de sangrar y ya tenía problemas para respirar bien. Cerró los ojos, tratando de descansar.

A lo lejos pudo oír ramas quebrándose, rugidos, alaridos... acompañados de energía maligna. Un youkai... o varios.

Trató de incorporarse, cuando el ruido se sentía ya muy cerca. Conteniendo el dolor punzante que sentía, se ocultó en un tronco de árbol hueco, ya no tenía flechas para deshacerse de esos youkai ni para defenderse y además estaba muy débil.

Pero aún no podía morir. No hasta matarlo. Irían juntos al infierno o su alma jamás podría descansar en paz. Pero primero tenía que recuperarse.

Era una noche silenciosa. Kagome estaba sentada frente a la fogata, muy pensativa, mirando el fuego. Todavía no podía creer todo lo que había pasado dentro de esa cueva. Recordaba como se sintió al estar entre los fuertes brazos de su querido hanyou... como él la atraía hacia su cuerpo, su respiración acariciando su rostro, sus ojos fijos en ella y por supuesto... el tan apasionado beso que hace tanto tiempo anhelaba...

Sentía su cara arder. ¿Por qué tenía que acabarse ese momento?

- Cómo desearía volver a estar en tus brazos, Inu-Yasha... - suspiró soñadamente.

- ¿De veras? - se oyó a sus espaldas.

Kagome se puso de piedra y completamente roja, entrando en pánico, sin saber que hacer. Lentamente se dio la vuelta, para encontrarse con un sonrojado hanyou sentado atrás de ella. Bajó la cabeza muy avergonzada.

- I-I-Inu---

Él la tomó del mentón y le levantó el rostro, para mirarla intensamente, como examinándola. Ella estaba completamente indefensa mirando aquellos hermosos y dorados ojos. Aunque seguía muerta de la vergüenza. ¿Q-Que iba a hacer?

Inu-Yasha sonrió levemente y antes que Kagome dijera algo, se acercó aún más, cerró los ojos y comenzó a rozar suavemente sus labios contra los de ella, abrazándola lentamente con sus brazos. Kagome reaccionó segundos después y se dejó llevar por esa sutil caricia, y lo abrazó fuertemente.

Miku dejó de jugar con sus garras para mirar a la durmiente Kagome. ¿Era su imaginación o la miko estaba hablando? Se acercó para escuchar mejor.

- ...

¡Bah! De seguro era su imaginación.

- ... Inu-Yasha... - susurró una sonriente Kagome abrazando una almohada. Soltó unas risitas nerviosas mientras volvía a susurrar el nombre del hanyou.

La chica se veía muy feliz. ¿Qué estaría soñando? Miku sonrió traviesamente. Era una pequeña muy curiosa. Primero debía asegurarse que nadie la estuviera viendo... Perfecto; todos estaban dormidos. Cerró los ojos y cuando los volvió a abrir, éstos eran de un color violeta opaco. Entrecerró los ojos.

- Saate... - pronunció y con dos dedos le tocó la cabeza a Kagome. "Lo sabía..." rió suavemente ".. habrá que hacer algo al respecto"

- ¡SHIMATAA!

Los aldeanos dejaron de caminar, los pájaros volaron más rápido alejándose, todos se alertaron por el grito mientras la escandalizada joven aún tenía su cara de una tonalidad azul.

- ¡Que sucede Kagome? - gritó desenfundando Tetsusaiga (olvidando que ésta no se transformaría por su estado humano), mirando en todas direcciones por alguna posible amenaza para la chica.

Poco después llegó el resto del grupo, también preocupados por si algo le había pasado a la joven, pero se tranquilizaron al ver a Inu-Yasha junto a ella con una expresión de fastidio en el rostro. Pero ¿a qué se debía el grito?

- ¡Onegai, sólo tres días! - pidió Kagome.

Inu-Yasha estaba molesto. Había llegado corriendo porque pensó que Kagome estaría en peligro, pero resulta que sólo era que tenía que volver a su casa por esos 'exámenes' que recién había recordado que tendría. ¿Por qué tenía que irse? Es decir, no es que él la extrañara, ni quisiera verla, claro que no, pero... ¡por qué demonios tenía que irse?

- ¡Es que tanto te gustan los exámenes esos?

Ahí iban otra vez; peleándose. Era recién muy temprano en la mañana y ya estaban discutiendo. Al grupo le apareció una gotita en la cabeza.

- ¡Y quien dijo que me gustaran? - le reclamó - ¡Además debo ir por ropa limpia! - añadió antes que el hanyou pudiera responderle algo.

Bueno, eso era verdad. Provisionalmente, Kagome estaba usando la ropa de Sango, mientras que la taiji-ya usaba su ropa de exterminadora. Todo por el día cuando llegó ese enorme youkai que los arrastró hasta esa cueva en donde...

Se sonrojó furiosamente y miró hacia abajo, mejor no seguía recordando. Aunque al no estar en su forma de hanyou no tenía sus sentidos tan desarrollados, podía sentir el embriagador aroma de Kagome en su haori, que había quedado impregnado de cuando ella... cuando lo usó... y luego...

- ¡Kusooo! - gritó sonrojado, sacudiendo la cabeza. Todavía recordaba haberla tenido en sus brazos cuando estaban en el agua, había sentido su perfecto cuerpo presionado contra el suyo mientras se estaban besa-- Pareciera que toda la sangre de su cuerpo le subiera al rostro. ¡Estúpida forma humana!

Para cuando Inu-Yasha "despertó" de sus recuerdos, se dio cuenta que Kagome ya no estaba ¿cuánto tiempo había estado ahí parado? Seguramente ya se había marchado. ¡Kuso!

- ¡A que no puedes hacer esto! - Shippo sacó una de sus hojas y se transformó en Miku.

- ¡Sugoi! - celebró la pequeña - mira déjame mostrarte una habilidad especial, para leer las mentes de humanos y youkai.

Miku se acercó a quien sería su 'víctima' cautelosamente. La idea era que no se percatara de su presencia. Un curioso Shippo la seguía para ver que iba a hacer, Miku se acercó más; nuevamente sus ojos se volvieron violeta opaco.

- Saate - susurró muy suavemente y saltó para tocarle la cabeza a Miroku.

Mala elección. La pequeña aterrizó en el suelo tambaleante y medio verde, antes de caerse al suelo con los ojos en forma de espiral. ¿Y era un Houshi¡Qué mente más sucia! Vio muchas cosas que no entendía, entre cosas ¡muy feas! Pero algo le resultó familiar; creyó haber visto el rostro de una mujer en particular ¿por qué se le hacía conocida?

Volteó a ver a Sango. ¡Era ella¿O no?

Mátala.

¡Qué?

Sólo mátala.

En sus ojos apareció un pequeño destello rojo, como la sangre que estaba derramando. Pero no quería moverse, ni hacer caso de esa voz que parecía tomar control de su cuerpo. Pensaba que ya se había librado de ese maldito ser…

El destello rojo en sus ojos se hizo más grande, cubriendo más de la mitad de ellos. No pudo seguir pensando, y se dirigió a donde se encontraba aquella mujer.

"No puedo creerlo" pensó Kagome, dando la vuelta en una esquina para volver a su casa.

¡Era increíble! Cuando por fin lograba volver a su época, preocupada por los exámenes, se viene a enterar que les habían dado una semana de vacaciones, quién sabe por qué razón. Y ella que había estado preocupada toda la semana...

- ¡Tadaima!

Fue directo a su habitación, subiendo las escaleras, sin tomarle importancia a que nadie estuviera en la casa.

"¿Por qué me sentiré tan cansada?" Giró la perilla de la puerta de su habitación.

- ¡KYAAAAAA!

Al abrir la puerta, se topó de frente con Inu-Yasha, que había llegado hace poco e iba a salir por la puerta.

- I-Inu-Yasha... ¡Baka¡No vuelvas a asustarme así! – le reprochó en el suelo, todavía asustada y con el corazón acelerado, al verlo tan repentinamente.

El hanyou, aún aturdido por el grito de la chica, le tendió una mano para que se levantara. ¡Menos mal que aún no recuperaba sus poderes! Con los gritos que lanzaba esa Kagome, se habría quedado sordo. Y con todo el trabajo que le había costado subir hasta la habitación de Kagome, para más encima que esa niña le gritara... ni siquiera sabía por qué se comportaba amable.

Ella algo sorprendida por su amabilidad tomó suavemente su mano para ponerse de pie. Esperaba sus usuales gritos... "¿Estará afectándole el hecho de estar en su forma humana?" Pensó sacudiéndose el polvo que pudiese haber en su ropa.

Inu-Yasha no perdía detalle de sus movimientos, ahora era cuando más odiaba su estúpida condición humana. Y todavía no sabía la maldita razón de por qué permanecía aún en ese estado. No podía dejar de observar a la chica frente a él, analizándola, viendo cada detalle de su rostro, su ondulado cabello, su cuerpo...

¿Desde cuando veía a Kagome con esos ojos? Tan detenidamente, escudriñando con detalle y fijación sus ojos y su perfecta figura... ¿Y por qué demonios él tenía que pensar en esas cosas! Él no veía a Kagome de manera diferente¡Claro que no! Sólo... sólo no podía dejar de mirarla.

Sus mejillas adquirieron un fuerte rubor ¿desde hace cuánto la estaba viendo? Trató de no ponerse nerviosa. Todavía tenía fresco el recuerdo de...

Es verdad. En el Sengoku no tenían casi momentos a solas... tal vez.. debería aprovechar el momento..

- I-Inu-Yasha yo...

Inu-Yasha pareció recién darse cuenta que Kagome lo había atrapado observándola. Se sonrojó a más no poder, y se dio la vuelta para no verla. ¿Cuánto tiempo había estado ahí parado¿Por qué estos "trances" se le estaban haciendo tan frecuentes cuando se referían a Kagome?

- Te-tenemos que seguir buscando fragmentos, por eso vine a buscarte – trató de excusarse el hanyou. Él sabía perfectamente que no era esa la razón. Pero nunca lo iba a admitir. Antes Kouga sería su mejor amigo, pensó con sarcasmo.

- Eh... sí, claro, déjame preparar mi mochila y voy contigo – dijo con una sonrisa forzada y un tono de decepción bastante notorio.

¿Qué había dicho¿Qué vendría con él¿Sin discusión, sin tener que pelear? Y... la chica parecía algo triste.. no estaba así cuando se la encontró.. ¿a-acaso se esperaba algo más¿Fue su culpa el que se pusiera triste¡Por qué demonios tenía tantas dudas?

Ya iban saliendo del pozo, Inu-Yasha con la enorme mochila de la miko, para dirigirse a donde estaban sus amigos esperándolos. La noche había caído ya en el sengoku, las estrellas y la luna, resplandecientes en el cielo, hacían que el paisaje fuera más hermoso aún. Otros brillos iluminaban el cielo. Al parecer se trataba de ¿almas? Y muy cerca de donde estaba la pareja. Seguido, se oyó un quejido, bastante audible para oídos normales.

Inu-Yasha tuvo un mal presentimiento.

- ¡Kikyô!

Ta ta ta taaaaaan

No me maten, onegai snif es que no pude actualizar antes úu ya saben... entre el colegio, la inspiración y mi atolondrada cabeza… uuU este es el resultado. Sé que mi tardanza fue excesiva demo.. ¡Gomen! No lo vuelvo a hacer T.T So... lo que no me dejaba publicar es la internet TT Si no me dejaba registarme en el capítulo estaba listo desde hace más de una semana.. TTTT

TT Apuesto a que adivinan... ¡Pues Sí! Acertaron TTTT No me gustó como quedó (¬¬U Minako es más insegura que Inuchan..) y además siento que los dejé igual U

Pues ya ven, ahora saben más acerca de Miku-chan. Y ¿Kikyô¿Qué viene a hacer en esta historia? P pues eso lo sabrán en el próximo capítulo O Prometo poner Miroku/Sango en el próximo, para los que se quedaron con las ganas -

u.uU aunque de Inu/Kag... tampoco puse mucho ó.oU

- Muchas gracias a toditos los que me han dejado review, y a los que han leído esta historia espero de corazón que les haya gustado y pues… ¡qué esperas! Dime lo que piensas de este capítulo

Cuídense Mucho.

-.Chiisana Minako.-