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Dedicado especialmente a Masuri-chan y Meiko-sensei

¡Pst!Recuerden que Inu aún está como humano. (Peeero; Con sus ojitos dorados nn)

¿Una Broma? – Capítulo seis.

InuYasha tuvo un mal presentimiento.

- ¡Kikyou!

InuYasha y Kagome comenzaron a correr, guiados por las resplandecientes esferas de luz, de almas que no pudieron encontrar el descanso eterno, sirviendo de alimento y base de subsistencia al cuerpo de una no-muerta miko. Extrañamente, las almas eran más pequeñas de lo usual, y en mayor cantidad, InuYasha, a pesar de estar en su forma humana corría muy rápido, abriéndose paso entre los arbustos y los árboles con gran facilidad. Kagome por un momento había dudado en seguirlo, pero pensó que Kikyou podría encontrarse herida y tal vez ella podría ayudarla, por lo que tomó su botiquín rápidamente y se dispuso a alcanzar a InuYasha que ya estaba un poco lejos.

De pronto el hanyou sintió que pisaba algo raro y pegajoso. Prestó más atención para darse cuenta que se trataba de ¿sangre! Apresuró aún más la marcha, estaba muy cerca, las almas y la sangre venían del mismo sitio... ¿acaso la sangre era de...?

- ¡Kikyou! – gritó dando un pequeño salto al salir de los arbustos.

Antes que siquiera pudiera llegar al suelo una flecha pasó rozando su mejilla, haciéndole un leve corte y luego dando contra un árbol. Kikyou se encontraba de pie con bastante esfuerzo, aún con el arco tenso y en posición de ataque. No pasó mucho hasta que nuevamente trató de cubrirse el estómago con una mano, en un vano intento de que los fragmentos de las almas que absorbía no salieran de su cuerpo, comenzaba a sentirse débil y cansada, y no había rastro de sus Shimidamachuu. Aunque ella no sangraba, estaba bastante manchada del vital líquido. Una densa niebla comenzaba a envolver todo...

- Ki..kyou.. – el hanyou dio un paso hacia la no-muerta miko, cuando se percató de una ensangrentada niña... con orejas de perro, delante de él.

- ¡Vete¡Ella es una maldita asesina y no dudará en matarte! – espetó Miku sin darse la vuelta. InuYasha iba a contestarle, cuando Kikyou lo interrumpió.

- ¿Asesina¿lo dices por esa desquiciada niña? – Kikyou rió con sorna – pues déjame decirte... que me percaté de que estaba poseída, pero no valía la pena salvarla.. – añadió mirando a la pequeña niña de forma despectiva.

- T-tú.. eres... eres una... – la pequeña apretaba los puños con la cabeza gacha, temblando del coraje y la impotencia - ... ¡maldita infeliz¡SANKONTETSUSOU! – en menos de un segundo pasó al ataque, dándole de lleno a Kikyou, quien apenas y si vio el ataque pero no pudo moverse, se sentía paralizada por quien sabe que clase de conjuro o maldición, no se había dado cuenta hasta ahora, sentía como un veneno entraba en su cuerpo, de al parecer esa niebla, que de pronto se había tornado maligna, inclusive la que ya había inhalado.

Comenzó a toser, sentía un ardor indescriptible en su estómago y su espalda, su vista poco a poco iba nublándose, jamás había sentido dolor semejante, ni siquiera cuando estaba viva... aparentemente ese veneno que se infiltraba por la herida estaba contaminando las almas que tenía dentro de su cuerpo, su poder, encontrándose con pocas almas, no era suficiente para purificarlas a todas, y menos para resistir el veneno que seguía infectando todo a su paso.

Miku parecía ser inmune, porque se acercaba a gran velocidad a darle el toque de gracia a Kikyou. Sus ojos habían adquirido un leve matiz rojo, estaba realmente enardecida, el deseo de venganza la había hecho olvidar todo, incluso que aún no sabía manejar totalmente bien sus poderes, el odio hacia esa altanera y no-muerta miko, el rencor producido por sus palabras no tenía descripción, el corazón y mente de la pequeña niña había sido manchado... con el sólo deseo de ver destrozada a esa mujer.

InuYasha no podía acercarse, al ser un humano era mucho más débil, aún más que no tenía ninguna clase de entrenamiento, se había visto obligado a retroceder¡no podía ver nada!. En un segundo una herida Kikyou estaba frente a él y al siguiente se estaba asfixiando por lo que parecía ser un poderoso veneno, que comenzó a derretir sus ropas y tornó su vista borrosa, trató de cubrirse la nariz con su haori pero era inútil, sintió que perdía el sentido, pero no podía quedarse ahí o no despertaría del letargo que el veneno iba a producirle... pero era tarde, no podía moverse.

Un destello rosa pasó cerca de él, dispersando un poco la niebla maligna que rodeaba al hanyou, quien abrió los ojos débilmente, para notar que era una flecha, seguida de la joven chica de cabellos negros azabache, corriendo hacia él.

- ¡InuYasha! – gritó Kagome llegando hasta él - ¡Hay que salir de aquí, rápido! – al ver que el hanyou no respondía y respiraba pesadamente, le tomó un brazo y se lo pasó alrededor de su cuello – InuYasha.. ¡Resiste! Vamos, tenemos que salir – comenzó a correr con el chico apenas moviendo los pies, era bastante pesado, a duras penas lograba avanzar, el efecto de la flecha estaba acabándose y las cortinas de veneno parecían cerrarse sobre ellos en cualquier momento.

InuYasha se tropezó y como pesaba bastante, hizo que Kagome también se cayera al suelo, al estar sobre una pendiente rodaron cuesta abajo, alejándose de la zona venenosa. Cuando por fin lograron detenerse en un montón de hojas y arbustos, quedaron en una posición bastante... incómoda; la chica tenía el cuerpo de InuYasha sobre ella, estaba un poco sonrojada, aunque la situación fuera grave no podía evitarlo... Ya habían logrado salir de esa niebla maligna, sólo esperaba que InuYasha se encontrara bien.

La dolorida joven miko, levantándose y quedando sentada, comenzó a toser, desde que tuvo que entrar a esa nube de veneno no se estaba sintiendo muy bien, en esos momentos es donde más le habría gustado tener más experiencia en esas cosas, para poder ser de mayor utilidad y no una carga para sus amigos, ni para InuYasha... aunque se sentía ligeramente orgullosa de haber al menos podido salvarlo del inminente peligro; acomodó la cabeza del chico sobre su regazo rápidamente, mientras intentaba con desesperación hacerlo despertar, él no era de los que caían fácilmente, incluso sin sus poderes.

El ahora humano hanyou abrió los ojos débilmente, todavía no lograba ver con claridad, todo estaba muy oscuro; aunque se sentía muy cómodo donde estaba, le parecía una sensación muy agradable pero que ya la había experimentado antes; lo percibía... ese delicioso aroma que parecía hechizarlo, cerró los ojos nuevamente para deleitarse mejor con la calidez que estaba sintiendo, esas sensaciones que lo hacían sentirse vivo, feliz, lleno de una infinita tranquilidad que recorría cada parte de su ser.

Kagome lo miraba preocupada, pero InuYasha estaba respirando de manera suave, parecía hasta dormido, con una adorable expresión en el rostro; eso la dejaba más tranquila. Menos mal que había logrado sacarlo cuando aún era tiempo, aún recordaba la primera vez que lo vio así; con sus cabellos negros, totalmente en contraste con su blanca piel y sus castaños ojos, pero seguía siendo tan obstinado como siempre; no importándole su condición entró al templo donde se hallaban esos demonios arácnidos. Para cuando ella llegó, al verlo ahí, semi inconsciente, envenenado, en medio de telas de araña; por un momento temió lo peor, por lo que no pudo evitar las lágrimas, aunque en ese momento no lo quería tanto como... ahora, las sensaciones que despertó aquel hanyou de apariencia humana, esa noche, aún lograban hacerla sonreír y ponerla un poco nerviosa.

Un quejido se dejó oír entre la espesa niebla, mientras un cuerpo se dejaba caer de rodillas, preso del inmenso dolor que sentía. La sangre seguía cayendo a borbotones desde el cuerpo de la pequeña Miku, quien yacía apoyada en un tronco de árbol, con la cabeza baja, conteniendo los sollozos que querían escaparse de sus labios. Esa maldita arpía, aunque había logrado escapar con ayuda de sus extrañas serpientes, que casi estaban deshaciéndose al contacto con el veneno, de seguro no estaba pasándola nada bien. En el último ataque, había logrado casi atravesarla con sus garras, justo antes que ella expulsara un extraño poder, lanzándola a cierta distancia.

Aunque ese ataque le provocó a la no-muerta miko perder muchas almas y debilitarla considerablemente. La expresión de esa mujer se tornó angustiada, de seguro por la intensa agonía en la que se encontraba envuelta. Después de eso llegaron –quien sabe de donde- sus Shimidamachuu, y aunque varias de esas serpientes youkai se desvanecieron, lograron llevársela, aún esa miko intentando mantener su expresión fría e indiferente, aunque ya hacía mucho la había perdido, era reemplazada por la de contener el dolor... reflexionó un poco Miku, aunque ella tampoco había salido ilesa, varias flechas de Kikyou le habían rozado o dado de lleno, pero había logrado zafárselas antes que le causaran demasiado daño.

Kagome trataba de mantenerse alerta, con su arco muy cerca de ella y unas cuantas flechas, por cualquier cosa que pudiera salir de esa cortina de veneno, que poco a poco comenzaba a dispersarse. No permitiría que le pasara nada a InuYasha estando él indefenso. Se veía realmente cansado, y era comprensible, puesto que ya era el tercer día que pasaba como humano, un cuerpo demasiado frágil, sobretodo comparado con su fortaleza de hanyou.

Le acarició una mejilla suavemente, viendo cómo él curvaba levemente sus labios en una sonrisa. Esos labios... que alguna vez fueron totalmente suyos, pudo sentirlos, acariciarlos y finalmente probarlos... Se sonrojó. ¡Cómo podía pensar tales cosas! Él estaba reponiéndose ya que estaba exhausto y ella con esa clase de pensamientos... No podía dejar de observarlo, ni dejar de ver su tierna sonrisa. Con la mano que lo acariciaba llegó finalmente hasta la boca de él. Se detuvo y se mordió levemente sus propios labios, con impaciencia y frustración.

"Se ve tan indefenso... tan tranquilo" Meditaba la chica, tratando de alejar los tentadores pensamientos que empezaban a poblar su mente. Sentía unos enormes deseos de... de... sólo iba a acercarse un poco para verlo mejor. Sólo un poco. Tal vez después no tuviera oportunidad de... verlo.

InuYasha se estaba quedando dormido, se encontraba muy cansado, aunque ya se sentía mucho mejor, al parecer ese veneno no logró afectarle... demasiado, no podía moverse (por los efectos paralizadores) pero no sentía ninguna clase de dolor, al contrario, estaba en un mar de agradables sensaciones, con ligeras cosquillas en las mejillas y los labios, sonriendo sin poder evitarlo. Seguramente no salió herido debido a que no estuvo mucho tiempo en contacto con aquel veneno, antes de sentir que perdía el sentido pudo ver a Kagome corriendo hacia él, ella tal vez hizo algo..

Un momento. Se detuvo a pensarlo. "¡Kagome entró a esa nube de veneno..!" Pensó asustado. ¿Qué tal si estaba herida? Quiso levantarse pero su cuerpo no respondió. ¡Ni siquiera podía abrir los ojos! Tan alarmado estaba, que no fue sino hasta unos instantes después que se percató que el aroma de Kagome impregnaba todo lo que él alcanzaba a oler, sabía que aún no había recuperado sus poderes, pero no percibía el penetrante olor de la sangre. Se tranquilizó un poco, para luego sentir una suave respiración, acariciando su rostro de manera sutil. Comenzó a sentirse nervioso.

Hizo un esfuerzo, y logró abrir los ojos un poco. No pudo evitar que se le subieran los colores. Tenía el rostro de Kagome muy cerca del suyo. Peligrosamente cerca. Y por lo que luego pudo notar... su cabeza se encontraba sobre el regazo de la chica, quien hacía una cortina con sus largos cabellos negros, haciendo más íntimo el 'lugar'. Cada vez se ponía más nervioso. La miko tenía los ojos cerrados, al parecer no se había percatado que él se encontraba despierto. ¿Y era su impresión o la distancia entre sus rostros iba disminuyendo? Oh por Kami.. que no siguiera acercándose, que él no se haría responsable.

De cualquier modo no podía moverse. Sólo cerró los ojos, esperando, mientras sentía que volvía a sonrojarse. Fueron breves segundos los que percibió aún más cercana la respiración de Kagome, antes que sintiera cómo sus labios se rozaban, los suaves labios de ella abriéndose paso lentamente entre los suyos. Cuando ya comenzaba a reaccionar, ella se separó de él lentamente, como realmente no queriendo hacerlo. Dejando a un muy confundido y sonrojado InuYasha, quien aún asimilaba lo que la chica había hecho y las sensaciones que despertó en él...

A lo lejos se divisaba alguien –o algo- que se acercaba rápidamente, volando por el cielo. Al hacerse menor la niebla, Kirara emergió de la oscuridad, con Miroku y Sango montados sobre ella.

- ¡Kagome-sama, InuYasha! – el houshi no lograba verlos bien, apenas sintió esa presencia maligna alertó a Sango y salieron tras sus amigos.

- ¡Están todos bien? – gritó Sango, preocupada. Sabía que InuYasha estaba aún en su forma humana, no sabía que podía haberles pasado. ¿Qué tal si las flechas de Kagome no fuesen suficientes..?

El viento se había encargado ya de dispersar el veneno. Kagome, con un febril rubor en sus mejillas, hacía señas con una mano a sus amigos, indicándoles el lugar donde estaban.

Miku avanzaba a duras penas, las lágrimas que caían pesadamente por su rostro se estaban mezclando con la sangre. Todavía no podía asimilarlo.. ¿Cómo fue que empezó todo¿Fue el día que se escapó¿Fue cuando conoció aquel ser de nombre desconocido? Ahora estaba completamente sola, su última esperanza perdida. Y ni siquiera fue capaz... de vengar su muerte. La muerte del único ser amado que le quedaba con vida. Aún podía recordarlo, aquel fatídico día.

- ¡Alcánzame si puedes! – se burló Oki, mi mejor amigo, porque era muy lenta para correr y no lograba atraparlo. Él era un youkai zorro algo mayor que yo, tenía tres colas, el cabello negro como la noche y unos tiernos ojos violetas. Siempre estaba dispuesto a ayudarme y confortarme cuando me sentía triste.

Aquel día nos quedamos jugando hasta tarde, ni me percaté de lo rápido que pasó el tiempo, hacía ya bastante que no veía a Oki, sus padres fueron asesinados, por alguien que todavía no lográbamos descubrir. Él, pese a que era, a mi parecer, alguien poderoso –al menos mucho más que yo- trató de detenerlo, y salió gravemente herido. Desde ese día traté de ser lo más gentil posible con él, quería animarlo como me fuera posible, lo conocía perfectamente, aunque quisiera ocultarme esa mirada de tristeza, yo lo sabía, él sufría. Me imaginaba su gran dolor, ni pensar que algo así le pudiese ocurrir a mi familia, no lo soportaría. De sólo pensarlo... una angustia oprimía fuertemente mi pecho.

- ¡Hey¿En qué piensas Miku? – Oki se acercó preocupado – sabes perfectamente que no me gusta que estés triste..

Que ironía. Supuestamente yo tenía que animarlo y él terminaba animándome a mí. Sólo pude sonreírle, tratando de despejar mi mente de aquellos tortuosos pensamientos, pero no podía dejar de pensar que... el asesino podía andar cerca, y temía por mi familia.

– Vamos Miku, mejor regresemos a casa – me sacó Oki de mis pensamientos, haciéndome recordar que de ahora en adelante él viviría conmigo y mis padres adoptivos.

– Hai – me apresuré a seguirlo, cuando llegamos a la cima de la pequeña colina, mi corazón se detuvo y mis ojos no podían sino ver petrificados la horrible escena ante ellos.

¿Una maldita jugada del destino? Nunca lo sabré. Dicen que no es bueno pensar en que pasarán cosas malas, porque éstas terminan ocurriendo.

Corrí desesperada a la cueva donde vivíamos, no quería pensar en nada, sólo encontrarlos con la sonrisa de siempre, ahí, sanos y salvos. Oki me seguía de cerca, rogando que me detuviera.

Debí haberle hecho caso. Pero no, seguí corriendo, sólo para ver como un niño de extrañas vestimentas, entraba a la cueva. Portaba una pequeña hoz que... estaba manchada de sangre. Abrí mis ojos con terror, cuando estaba ya a la entrada de la cueva –que no era muy profunda- se dejó oír... un sonido seco, como si algo se hubiera caído.

- ¡MAMÁ, PAPÁ! – corrí más rápido aún, estaba desesperada.

En ese momento Oki me alcanzó y me tomó del brazo, impidiéndome avanzar.

- ¡Suéltame Oki!

- Escucha Miku¡No quiero que presencies esto¡Es algo que jamás podrás borrar de tu mente por más que lo quieras! – tenía los ojos cerrados fuertemente, con determinación inusual en él.

Como pude me solté, llegué hasta el fondo de la cueva y vi...

Aunque no lo pareciera, Shippou, Sango y Miroku, cuando habían gritado hacia la pareja, se encontraban a una buena distancia, por lo que les tomó algo de tiempo llegar hasta sus amigos. Tiempo que aprovechó Kagome para que su rostro volviera a su color normal, y aunque ella no se fijó, InuYasha también hacía grandes esfuerzos por hacer lo mismo, sentía sus mejillas arder, sabía que estaba completamente rojo, y había oído las voces del houshi y la taiji-ya, y no quería que lo vieran así. De por sí, la posición en la que se encontraba le parecía bastante... comprometedora, pero por más que lo intentara no podía moverse.

Un pequeño insecto amarillo, con cierto parecido a una abeja, revoloteaba en lo alto del cielo.

- La primera parte del plan está completa – se oyó decir una ronca voz, junto a otra silueta de lo que parecía ser una niña, con un espejo entre sus manos.

Música de los expedientes X

:Minako en el suelo haciendo reverencias: ¡Gomen! Esta vez si que me tardé.. pero saben.. T.T aquellos chiquitos que me conocen.. saben como soy de insegura e indecisa.. pasé por muchos obstáculos para poder escribir este capítulo. Por ejemplo bloqueos severos (y.. a juzgar por como quedó tuve bloqueo normal a la hora de escribir todo este capítulo ¬¬), que mi computador no andaba.. no tenía msn.. incluso consideré el no continuar este fic TT

Como mencionaba arriba; muchísimas gracias a Masu-chan, mi loquita amiga que siempre me anima a continuar escribiendo nn (y dibujando xD), y a Mei-sensei, siempre apoyándome T.T y siendo tan linda conmigo . Este capítulo va para ustedes n.n (gran regalo ¬¬U..)

Hablando de dibujar.. (algo que me encanta hacer pero me falta habilidad..) se me ocurrió dibujar a Miku, no me gustó como quedó ¬¬ (que novedad xD) pero aquí está: http/chizu /miku-chan. jpg no deja poner direcciones.. tuve que ponerle espacios solo es cosa de quitarlos También, el 'caramelito' que les había dado capítulos antes, tampoco se pudo ver por culpa del servidor.. ahora lo ando actualizando para que spi se pueda ver. (Está en mi perfil)

Bueno chiquitos, la chica waff se despide. Cuídense mucho, espero sus comentarios T.T que son valiosísimos para mí, sin ellos no me atrevo a continuar T-T

¡Nos vemos!

Ánimo a todos ;)

Chiisana Minako.-