Sukzuni.
Capitulo 3.
La Huida, La Bestia, y El Anciano.
Sukzuni Toma su mochila y guarda dentro su Foto y la Carta, se la coloca en la espalda, y se la ajusta. Sukzuni, mira hacia fuera en la pequeña ventana, estaba el Samurai de guardia paseando en el patio, mientras el samurai esta de espaldas, ella abre sigilosamente la puerta y se esconde detrás de una columna de madera que sostiene al Orfanato. Sukzuni, al sentarse, sin querer, golpea su Katana contra la columna, el Samurai se gira por el sonido y se acerca. Ella se desespera, si la veían escapándose la castigarían a palos sin comida, ella no se le ocurre otra cosa que tirar una piedra lejos para distraer al Samurai, y funciona, el Guardia va hacia donde oyó el ruido de la piedra y Sukzuni corre hacia la puerta para salir del patio hacia la cuidad y se esconde en la oscuridad. Otro Guardia estaba cuidando, Sukzuni observa que hay al alrededor, ve un camino largo con una casa en medio del camino. Si corría rápido alcanzaría llegar hacia esa casa y esconderse detrás para que no la vea el Samurai que cuidaba la puerta.
Ya estaba amaneciendo, ella corre hacia la casa en el camino lo más rápido que puede, pero tropieza y cae al suelo, el Samurai que cuidaba esa puerta la vio, el guardia saca su afilada Katana para mandarle un Golpe Letal mientras ella esta en el suelo, pero aparece por segunda ves la bestia azul a la velocidad de un rayo, se pone delante de Sukzuni cuando el Samurai estaba mandando el golpe, la Bestia Azul Manda un Rayo del color del arco iris hacia la Katana haciendo que el Samurai la botara al suelo, el Guardia da un paso hacia atrás asustado pero la Criatura manda un rayo azul hacia los pies del Samurai, sus pies quedan congelados hasta la rodilla, el Samurai no se podía mover. El guardia asustado intentaba liberarse del hielo pero no lo consigue, la Criatura ataca por tercera vez, pero esta ves embiste al Samurai dejándolo inconsciente en el suelo. La Criatura se gira y mira a Sukzuni:
Gggracias... – Dijo Sukzuni con un tono temblante mientras se levantaba de la tierra.
Nunca había visto algo así, ella estaba segura de que era un Pokémon, era hermoso, tenía cuatro patas con pequeñas manchas blancas, era de color celeste cálido, tenia un cuerpo estilizado, un manto color cristal ondulado que cubría su lomo con pequeñas manchas blancas, tenia algo en la frente, un rombo, un rombo grande hueco color aureola que brillaba magníficamente con la luz del sol. La Criatura sonrío e hizo un movimiento con la cabeza apuntando hacia una gran casa que había al final del Camino, Sukzuni se gira para ver lo que la Criatura apuntaba:
¿Pero quieres que valla para allá? – dijo Sukzuni mientras se giraba, pero la Criatura ya no estaba allí.
Sukzuni no lo piensa dos veces y se esconde detrás de la casa que estaba a mitad de camino y observa si hay alguien vigilando. Estaba el lugar libre, ella aprovecha antes de que vengan los demás Samuráis a auxiliar al herido y sale corriendo hacia la casa que le indicó la Magnífica Criatura. Sukzuni estaba al Frente de la antigua casa, los Samuráis de acercaban, ella no dudo en entrar y se sostuvo en a puerta cerrada jadeando sin aliento.
Por fin llegaste IZUMI, perdón, Sukzuni. – Decía El Anciano mientras tomaba delicadamente su pequeña taza té.
Sukzuni se giro súbitamente y estaba un Hombre, un Hombre de edad avanzada, se notaba por su larga barba y cabellera plateada que podía ponerse dentro de su cinturón; era alto y delgado, estaba sentado en el suelo frente a su baja y larga mesa que cubría casi toda la habitación, este hombre estaba vestido con una túnica blanca que le arrastraba en el suelo y le cubría hasta la punta de los dedos de las manos. Tenia una cara blanca, larga y arrugada, con una nariz alargada y torcida, como si se la hubiera roto alguna vez. Sus ojos eran los que más llamaban la atención, eran azules marinos, brillantes y penetrantes, daba la impresión de una gran sabiduría y experiencia en él al mirarlos.
¿Quien eres? – era la única pregunta que se le ocurrió hacer Sukzuni con cara de desconcertada mientras caminaba unos pasos acercándose a la mesa.
Me llamo Kiezen, llevo años en este Pueblo, Skiathos. Antiguamente, cuando Skiathos era un pueblo prospero, era Profesor Pokémon, todo cambio con las nuevas reglas que ha establecido el Imperio del Oriente Japonés, conocido también como El Imperio Meiji, y ha quedado el Caos. Pero todavía el Occidente sigue intacto, los Pokémon viven con las personas como era en un principio aquí también. La Guerra Samurai durará mucho, ya llevamos más de 20 Años, y el Imperio Meiji se sigue expandiendo cada vez más al occidente, y se hace más poderoso, si no se detiene, cubrirá todo Japón, incluyendo sus reglas dominarán, haciendo que los Pokémons desaparezcan de todo Japón. Pero en Fin... – Decía mientras tomaba un sorbo de su pequeña taza de té.
Pero tu... – Decía Sukzuni mientras tenía los ojos vidriosos, un poco tartamuda, pero seguía de pie – Tu Deberías conocer a mi Familia y... y a mi Hermano...
Efectivamente, conozco a toda tu Familia y a tu Hermano lo vi hace poco... El sabía que ibas a llegar hasta aquí, y me pidió el favor que te ponga un poco al día... – Decía Kiezen.
Sukzuni estaba Impactada, Kiezen lo sabía todo, el podría ser la respuestas a todas sus preguntas, pero todas sus dudas daban vueltas en su cabeza y no sabia por que partir.
¿Quién era mi Padre? – Decía Sukzuni mientras se sentaba al otro lado de la mesa al frente del Anciano.
Tu Padre se llamaba Kento, Kento Minoko, era un Gran entrenador Pokémon, recorrió la gran mayoría de Japón, participo en muchas Ligas, tuvo muchos Pokémon, y era Feliz con lo que hacía. Después de muchos años de su viaje, volvió con una chica, una chica llamada Yoko, con ella se caso y ahora son los Hermanos que son... Poco antes de que halla nacido tu hermano, partió el Dominio del Imperio Meiji, y con ella la guerra, Kento tuvo que aprender a batallar como Samurai para cuidarte a ti y a tu hermano, murió defendiéndolos, por un asesino llamado Zeburon Zuri que sigue vivo, pero tu padre murió con honor, y murió feliz, por que sabía que había dado la vida por algo que en verdad valía la pena... – Dijo Kiezen.
Sukzuni le brillaban los ojos llenos de rabia, sabía que su padre era una persona Honrada y Amable, siempre lo supo, y murió por ella, por un maldito asesino que todavía sigue vivo. Ella aprieta los puños mientras se corría una lagrima por la mejilla.
¿Y que paso con sus Pokémon? – preguntaba otra vez Sukzuni mientras se secaba las lagrimas.
Tu Padre era demasiado bueno para dejarlos en la mitad de la Guerra con el, y menos con las leyes que había impuesto, tu padre liberó a sus Pokémon, a el no le preocupaban, sabía que estarían bien, eran demasiado fuertes para que sean atrapados. Pero le dolió, sabía que lo más probable era que no los vería de nuevo, pero era lo mejor para sus compañeros. – Dijo Kiezen.
Sukzuni le Corría una Lagrima, pero estaba sonriendo, estaba orgullosa de tener un padre así... Mientras Sukzuni pensaba, Kiezen le interrumpe:
Ahora es mi turno, ¿Quién eres Tú? – Decía Kiezen con una leve sonrisa.
Soy... soy Sukzuni, Sukzuni Minoko... y yo...
Ja... – dijo Kiezen interrumpiéndola – Igual que como me dijo tu Hermano, necesitas mi ayuda. No sabes quien eres, no eres nada por eso... eso del Orfanato... – Decía mientras tomaba otro trajo de su té ya frío.
Y en que me vas a ayudar, que vas a hacer tú para convertirme en "alguien". – Decía Sukzuni ya un poco enfadada levantando el tono de voz.
Simple... – dijo Kiezen dejando su taza de té en la Mesa mientras se ponía de pie. – Sígueme...
Kiezen Caminaba en un pasillo y Sukzuni lo siguió por su espalda, mientras miraba para todos lados observando los cuadros con dibujos de diferentes criaturas. Llegan a una habitación grande, llena de polvo, y con las ventanas cerradas sin nada de luz, el Anciano abre las ventanas. Habían estantes llenos de las mismas esferas que tenía Sukzuni, Había un computador encima de un escritorio, y una Maquina Blanca grande al medio de la habitación, Todo estaba gris por la cantidad de polvo que tenían. La Maquina tenia seis encajes y muchos botones, encima de la maquina estaba grabado en una placa "Curación de Pokémon".
¡Con esto te Ayudaré! – decía Kiezen muy feliz mientras mostraba su Laboratorio.
¿Pero que es esto? – Decía Sukzuni con cara desconcertada.
Es un Laboratorio, un Laboratorio Pokémon, Aquí partían todos los chicos de Skiathos que deseaban ser Entrenadores Pokémon, aquí partió tu Padre su carrera como Entrenador. Pero como verás, todo se dejo de usar hace años, por culpa de la Guerra.
Pero... ¿Que es eso de los Pokémon? Perdón pero es que no se casi nada sobre los Pokémons ni lo que tenga que ver con ello... – Decía Sukzuni un poco avergonzada de su ignorancia.
Aja... así veo, me adelante un poco sin explicarte mucho, ahora te diré. Los Pokémons son criaturas que viven en el mundo con los seres humanos, se supone que para convivir ayudándose unos a otros, existen muchísimos Pokémons diferentes en todo el mundo, lo cual existen diferentes trabajos que tienen que ver con los Pokémons, por ejemplo, los Criadores Pokémon, los Investigadores Pokémon, Los Lideres de Gimnasio, los Entrenadores Pokémon, Las Enfermeras del Centro Pokémon, etc... Existen muchísimas cosas que unen a las Humanos con los Pokémon para vivir en Paz, pero la guerra rompió esa unión. Cada Oficio Pokémon tiene una Técnica o secreto diferente, pero todos tienen el mismo fin: Los Pokémon.
¿Pero que tiene que ver eso conmigo? ¿Y en que me va a ayudar eso en ser Alguien?
Tu Saliste de ese Orfanato por ese fin, en tus venas corre sangre de una Gran Entrenadora como tu Padre. Los Entrenadores son personas que se preocupan de Capturar Pokémons para entrenarlos y batallar con ellos, no se usan como arma, si no como amigos, compañeros. Los Pokémons Nacen en Huevos, Crecen, Aprenden Ataques y después Evolucionan; Existen diferentes tipos de Pokémon: Fuego, Agua, Planta, etc... Los Entrenadores Viajan con sus compañeros en buscas de nuevos desafíos y retos para ganar experiencia y poder convertirse en verdaderos Maestros Pokémon. Ese es tu destino, tu lo decidiste al huir del Orfanato, y con eso te transformarás en alguien y estarás lejos de la Guerra...
¿Pero como Pretendes que yo sea una Entrenadora? No conozco nada sobre los Pokémon, ni los ataques, ni los Tipos...
Por eso te traje aquí. – Dijo Kiezen interrumpiendo a Sukzuni. – Mira...
Kiezen se acerca hacia el escritorio con su Computador y abre uno de los cajones, saca un objeto extraño, algo como un aparato rojo que cabe en un bolsillo.
Esto es una Pokedex, Es una Enciclopedia Pokémon Portátil, uno de los Objetos más imprescindibles para transformarte en una Buena Entrenadora, solo lo tienes que abrir y apuntar con su lente hacia el Pokémon del cual desees Información. Además le puedes preguntar Ataques, Tipos, etc... – Kiezen sonríe y estira el brazo para entregarle la Pokedex – Toma, es tuya, la necesitarás. – Dice Kiezen.
Sukzuni la toma y se coloca cerca de su cinturón con las Esferas, Kiezen mira sorprendido las Esferas.
Veo que tu hermano ya te entrego las Pokeball eh? – Dijo Kiezen.
¿Eso son Pokeball? – Pregunta Sukzuni mientras toma una de ellas, la Pokeball Azul, y la Observa.
¡¿Pero no es esa la Dragonball de tu padre?! – dijo Kiezen sorprendido subiendo un poco el tono de voz.
Sukzuni Toma su mochila y guarda dentro su Foto y la Carta, se la coloca en la espalda, y se la ajusta. Sukzuni, mira hacia fuera en la pequeña ventana, estaba el Samurai de guardia paseando en el patio, mientras el samurai esta de espaldas, ella abre sigilosamente la puerta y se esconde detrás de una columna de madera que sostiene al Orfanato. Sukzuni, al sentarse, sin querer, golpea su Katana contra la columna, el Samurai se gira por el sonido y se acerca. Ella se desespera, si la veían escapándose la castigarían a palos sin comida, ella no se le ocurre otra cosa que tirar una piedra lejos para distraer al Samurai, y funciona, el Guardia va hacia donde oyó el ruido de la piedra y Sukzuni corre hacia la puerta para salir del patio hacia la cuidad y se esconde en la oscuridad. Otro Guardia estaba cuidando, Sukzuni observa que hay al alrededor, ve un camino largo con una casa en medio del camino. Si corría rápido alcanzaría llegar hacia esa casa y esconderse detrás para que no la vea el Samurai que cuidaba la puerta.
Ya estaba amaneciendo, ella corre hacia la casa en el camino lo más rápido que puede, pero tropieza y cae al suelo, el Samurai que cuidaba esa puerta la vio, el guardia saca su afilada Katana para mandarle un Golpe Letal mientras ella esta en el suelo, pero aparece por segunda ves la bestia azul a la velocidad de un rayo, se pone delante de Sukzuni cuando el Samurai estaba mandando el golpe, la Bestia Azul Manda un Rayo del color del arco iris hacia la Katana haciendo que el Samurai la botara al suelo, el Guardia da un paso hacia atrás asustado pero la Criatura manda un rayo azul hacia los pies del Samurai, sus pies quedan congelados hasta la rodilla, el Samurai no se podía mover. El guardia asustado intentaba liberarse del hielo pero no lo consigue, la Criatura ataca por tercera vez, pero esta ves embiste al Samurai dejándolo inconsciente en el suelo. La Criatura se gira y mira a Sukzuni:
Gggracias... – Dijo Sukzuni con un tono temblante mientras se levantaba de la tierra.
Nunca había visto algo así, ella estaba segura de que era un Pokémon, era hermoso, tenía cuatro patas con pequeñas manchas blancas, era de color celeste cálido, tenia un cuerpo estilizado, un manto color cristal ondulado que cubría su lomo con pequeñas manchas blancas, tenia algo en la frente, un rombo, un rombo grande hueco color aureola que brillaba magníficamente con la luz del sol. La Criatura sonrío e hizo un movimiento con la cabeza apuntando hacia una gran casa que había al final del Camino, Sukzuni se gira para ver lo que la Criatura apuntaba:
¿Pero quieres que valla para allá? – dijo Sukzuni mientras se giraba, pero la Criatura ya no estaba allí.
Sukzuni no lo piensa dos veces y se esconde detrás de la casa que estaba a mitad de camino y observa si hay alguien vigilando. Estaba el lugar libre, ella aprovecha antes de que vengan los demás Samuráis a auxiliar al herido y sale corriendo hacia la casa que le indicó la Magnífica Criatura. Sukzuni estaba al Frente de la antigua casa, los Samuráis de acercaban, ella no dudo en entrar y se sostuvo en a puerta cerrada jadeando sin aliento.
Por fin llegaste IZUMI, perdón, Sukzuni. – Decía El Anciano mientras tomaba delicadamente su pequeña taza té.
Sukzuni se giro súbitamente y estaba un Hombre, un Hombre de edad avanzada, se notaba por su larga barba y cabellera plateada que podía ponerse dentro de su cinturón; era alto y delgado, estaba sentado en el suelo frente a su baja y larga mesa que cubría casi toda la habitación, este hombre estaba vestido con una túnica blanca que le arrastraba en el suelo y le cubría hasta la punta de los dedos de las manos. Tenia una cara blanca, larga y arrugada, con una nariz alargada y torcida, como si se la hubiera roto alguna vez. Sus ojos eran los que más llamaban la atención, eran azules marinos, brillantes y penetrantes, daba la impresión de una gran sabiduría y experiencia en él al mirarlos.
¿Quien eres? – era la única pregunta que se le ocurrió hacer Sukzuni con cara de desconcertada mientras caminaba unos pasos acercándose a la mesa.
Me llamo Kiezen, llevo años en este Pueblo, Skiathos. Antiguamente, cuando Skiathos era un pueblo prospero, era Profesor Pokémon, todo cambio con las nuevas reglas que ha establecido el Imperio del Oriente Japonés, conocido también como El Imperio Meiji, y ha quedado el Caos. Pero todavía el Occidente sigue intacto, los Pokémon viven con las personas como era en un principio aquí también. La Guerra Samurai durará mucho, ya llevamos más de 20 Años, y el Imperio Meiji se sigue expandiendo cada vez más al occidente, y se hace más poderoso, si no se detiene, cubrirá todo Japón, incluyendo sus reglas dominarán, haciendo que los Pokémons desaparezcan de todo Japón. Pero en Fin... – Decía mientras tomaba un sorbo de su pequeña taza de té.
Pero tu... – Decía Sukzuni mientras tenía los ojos vidriosos, un poco tartamuda, pero seguía de pie – Tu Deberías conocer a mi Familia y... y a mi Hermano...
Efectivamente, conozco a toda tu Familia y a tu Hermano lo vi hace poco... El sabía que ibas a llegar hasta aquí, y me pidió el favor que te ponga un poco al día... – Decía Kiezen.
Sukzuni estaba Impactada, Kiezen lo sabía todo, el podría ser la respuestas a todas sus preguntas, pero todas sus dudas daban vueltas en su cabeza y no sabia por que partir.
¿Quién era mi Padre? – Decía Sukzuni mientras se sentaba al otro lado de la mesa al frente del Anciano.
Tu Padre se llamaba Kento, Kento Minoko, era un Gran entrenador Pokémon, recorrió la gran mayoría de Japón, participo en muchas Ligas, tuvo muchos Pokémon, y era Feliz con lo que hacía. Después de muchos años de su viaje, volvió con una chica, una chica llamada Yoko, con ella se caso y ahora son los Hermanos que son... Poco antes de que halla nacido tu hermano, partió el Dominio del Imperio Meiji, y con ella la guerra, Kento tuvo que aprender a batallar como Samurai para cuidarte a ti y a tu hermano, murió defendiéndolos, por un asesino llamado Zeburon Zuri que sigue vivo, pero tu padre murió con honor, y murió feliz, por que sabía que había dado la vida por algo que en verdad valía la pena... – Dijo Kiezen.
Sukzuni le brillaban los ojos llenos de rabia, sabía que su padre era una persona Honrada y Amable, siempre lo supo, y murió por ella, por un maldito asesino que todavía sigue vivo. Ella aprieta los puños mientras se corría una lagrima por la mejilla.
¿Y que paso con sus Pokémon? – preguntaba otra vez Sukzuni mientras se secaba las lagrimas.
Tu Padre era demasiado bueno para dejarlos en la mitad de la Guerra con el, y menos con las leyes que había impuesto, tu padre liberó a sus Pokémon, a el no le preocupaban, sabía que estarían bien, eran demasiado fuertes para que sean atrapados. Pero le dolió, sabía que lo más probable era que no los vería de nuevo, pero era lo mejor para sus compañeros. – Dijo Kiezen.
Sukzuni le Corría una Lagrima, pero estaba sonriendo, estaba orgullosa de tener un padre así... Mientras Sukzuni pensaba, Kiezen le interrumpe:
Ahora es mi turno, ¿Quién eres Tú? – Decía Kiezen con una leve sonrisa.
Soy... soy Sukzuni, Sukzuni Minoko... y yo...
Ja... – dijo Kiezen interrumpiéndola – Igual que como me dijo tu Hermano, necesitas mi ayuda. No sabes quien eres, no eres nada por eso... eso del Orfanato... – Decía mientras tomaba otro trajo de su té ya frío.
Y en que me vas a ayudar, que vas a hacer tú para convertirme en "alguien". – Decía Sukzuni ya un poco enfadada levantando el tono de voz.
Simple... – dijo Kiezen dejando su taza de té en la Mesa mientras se ponía de pie. – Sígueme...
Kiezen Caminaba en un pasillo y Sukzuni lo siguió por su espalda, mientras miraba para todos lados observando los cuadros con dibujos de diferentes criaturas. Llegan a una habitación grande, llena de polvo, y con las ventanas cerradas sin nada de luz, el Anciano abre las ventanas. Habían estantes llenos de las mismas esferas que tenía Sukzuni, Había un computador encima de un escritorio, y una Maquina Blanca grande al medio de la habitación, Todo estaba gris por la cantidad de polvo que tenían. La Maquina tenia seis encajes y muchos botones, encima de la maquina estaba grabado en una placa "Curación de Pokémon".
¡Con esto te Ayudaré! – decía Kiezen muy feliz mientras mostraba su Laboratorio.
¿Pero que es esto? – Decía Sukzuni con cara desconcertada.
Es un Laboratorio, un Laboratorio Pokémon, Aquí partían todos los chicos de Skiathos que deseaban ser Entrenadores Pokémon, aquí partió tu Padre su carrera como Entrenador. Pero como verás, todo se dejo de usar hace años, por culpa de la Guerra.
Pero... ¿Que es eso de los Pokémon? Perdón pero es que no se casi nada sobre los Pokémons ni lo que tenga que ver con ello... – Decía Sukzuni un poco avergonzada de su ignorancia.
Aja... así veo, me adelante un poco sin explicarte mucho, ahora te diré. Los Pokémons son criaturas que viven en el mundo con los seres humanos, se supone que para convivir ayudándose unos a otros, existen muchísimos Pokémons diferentes en todo el mundo, lo cual existen diferentes trabajos que tienen que ver con los Pokémons, por ejemplo, los Criadores Pokémon, los Investigadores Pokémon, Los Lideres de Gimnasio, los Entrenadores Pokémon, Las Enfermeras del Centro Pokémon, etc... Existen muchísimas cosas que unen a las Humanos con los Pokémon para vivir en Paz, pero la guerra rompió esa unión. Cada Oficio Pokémon tiene una Técnica o secreto diferente, pero todos tienen el mismo fin: Los Pokémon.
¿Pero que tiene que ver eso conmigo? ¿Y en que me va a ayudar eso en ser Alguien?
Tu Saliste de ese Orfanato por ese fin, en tus venas corre sangre de una Gran Entrenadora como tu Padre. Los Entrenadores son personas que se preocupan de Capturar Pokémons para entrenarlos y batallar con ellos, no se usan como arma, si no como amigos, compañeros. Los Pokémons Nacen en Huevos, Crecen, Aprenden Ataques y después Evolucionan; Existen diferentes tipos de Pokémon: Fuego, Agua, Planta, etc... Los Entrenadores Viajan con sus compañeros en buscas de nuevos desafíos y retos para ganar experiencia y poder convertirse en verdaderos Maestros Pokémon. Ese es tu destino, tu lo decidiste al huir del Orfanato, y con eso te transformarás en alguien y estarás lejos de la Guerra...
¿Pero como Pretendes que yo sea una Entrenadora? No conozco nada sobre los Pokémon, ni los ataques, ni los Tipos...
Por eso te traje aquí. – Dijo Kiezen interrumpiendo a Sukzuni. – Mira...
Kiezen se acerca hacia el escritorio con su Computador y abre uno de los cajones, saca un objeto extraño, algo como un aparato rojo que cabe en un bolsillo.
Esto es una Pokedex, Es una Enciclopedia Pokémon Portátil, uno de los Objetos más imprescindibles para transformarte en una Buena Entrenadora, solo lo tienes que abrir y apuntar con su lente hacia el Pokémon del cual desees Información. Además le puedes preguntar Ataques, Tipos, etc... – Kiezen sonríe y estira el brazo para entregarle la Pokedex – Toma, es tuya, la necesitarás. – Dice Kiezen.
Sukzuni la toma y se coloca cerca de su cinturón con las Esferas, Kiezen mira sorprendido las Esferas.
Veo que tu hermano ya te entrego las Pokeball eh? – Dijo Kiezen.
¿Eso son Pokeball? – Pregunta Sukzuni mientras toma una de ellas, la Pokeball Azul, y la Observa.
¡¿Pero no es esa la Dragonball de tu padre?! – dijo Kiezen sorprendido subiendo un poco el tono de voz.
