Sukzuni.
Capitulo 6.
DRAGON HEART KATANA.
Sukzuni no se sorprendió, sabía que Kiezen tenía a ese Alakazam desde hace mucho tiempo. El Resultado era evidente. Pero aunque halla perdido, Dratini la miraba con cara de triunfo, para ser la primera vez no estaba mal, y ella lo sabía. Se sentía satisfecha consigo misma. El Dratini, por el cansancio, se le cae la cabeza hacia el suelo. Estaba totalmente debilitado. Sukzuni saca la Dragonball.
Bien Hecho, Dratini... – Decía Sukzuni mientras estaba arrodillada en el suelo al lado de Dratini. – Regresa...
Apenas hizo regresar a Dratini, miro a Kiezen, este la miraba con una cálida sonrisa.
Sígueme... – Dijo Kiezen mientras hacía regresar a su Alakazam a su Pokeball – El tiempo se nos acaba...
El anciano seguía débil por el ataque del Samurai, pero se esforzaba por seguir caminando. Sukzuni le siguió hasta la habitación del anciano, hasta un gran y antiguo armario lleno de polvo. Cuando Kiezen estiro sus manos para abrirlo, dudó.
Esto no lo podía tener cualquiera de los tres herederos de Kento, digo cualquiera de los dos herederos de Kento... – Dijo Kiezen seriamente con una mirada de preocupación encima de Sukzuni – No lo recibió Yamazaki por la simple razón de que tu fuiste la elegida...
¿Pero recibir qué? – Le interrumpió Sukzuni. – ¿Elegida de qué?
El tiempo se acaba, pronto llegarán los Samuráis a matarte, no te explicaré porque fuiste la elegida, es una larga historia. – Explicó Kiezen con un tono de preocupación.
Kiezen abrió el armario, había en el una pequeña mesa con un mantel largo color purpura y, encima, una gran Katana.
La Katana estaba encima de su taburete de madera, tenia una funda negra metálica, pero lo que más llamaba la atención era su empuñadura. Era Cobrizo Claro Brillante, parecía que estaba hecha por algo más que un simple metal. Estaba rodeada de grabados que parecía una pequeña historia, en todas aparecía una persona al lado de algo como un dragón parado en dos patas. Pero lo que más curiosidad daba, era la punta de la empuñadura, tenía la cabeza de un gran dragón.
Kiezen la cogió, y la puso horizontalmente entre sus manos delicadamente, se giro, y la puso al frente de Sukzuni para que la tomara.
Esta es la Dragón Heart Katana, era de tu padre y de toda la Familia Minoko, es prácticamente sagrada por la historia que tiene, la tienes que cuidar como lo más valioso que tengas... – Decía Kiezen rápidamente con un tono preocupante mientras Sukzuni la tomaba sorprendida. – Saca de allí esa porquería de Katana de madera... – Dijo Kiezen mientras tomaba la Katana de entrenamiento de Sukzuni y la tiraba al fondo la habitación y ponía la Dragón Heart a la izquierda de la túnica de Sukzuni. – Ahora te tienes que ir... – Decía mientras empujaba por las espaldas a Sukzuni hacia la puerta para salir de la casa. – Acuérdate que lo más importante es la Pokedex, allí conseguirás toda la información de cualquier Pokémon... Y también acuérdate que para atrapar un Pokémon necesitas debilitarlo en una batalla antes de lanzar la Pokeball y recuerda los cambios de estado y las pociones...
¡Pero si todavía no me cuentas ni la mitad de lo que necesito saber! – Decía Sukzuni soltándose de Kiezen.
Oh!! Se me había olvidado, anda a curar a tu Dratini en la Maquina de mi laboratorio, solo pon la Dragonball en uno de los agujeros y aprieta el botón de "Curar". – Decía Kiezen rápidamente ignorando lo que Sukzuni había dicho antes. – Ya... anda... ve... rápido... – Decía empujando a la espalda a Sukzuni hacía el pasillo donde estaba el laboratorio.
Sukzuni, confundida, fue hacía el laboratorio hasta la Maquina llena de polvo, lo limpio un poco con la mano, saco la Dragonball y la puso en una de los encajes, después apretó el botón de "Curar". La maquina partió sonando mientras trabajaba por unos segundos y después dio un "Tiiiiil..." y dejo de sonar. Sukzuni recogió la Dragonball y fue hacía donde estaba Kiezen. Estaba indignada, no se podía ir así como así sin saber ni la mitad de lo que ocurría, caminaba con paso firme y rápido. Cuando ya había llegado donde Kiezen abre la boca para decir algo, pero Kiezen la interrumpe.
Sukzuni, sé que esto es un cambio muy brusco para ti... - Decía Kiezen con una mirada de preocupación.
Pero mejor que el orfanato... - Decía Sukzuni con un gesto de sarcasmo.
...pero recuerda que las leyes del Gobierno Meiji; o sea, la prohibición de Espadas, esta más aplicada en el Occidente y que los Samurais Rebeldes que protestan contra el Gobierno están en el Oriente y se siguen expandiendo alarmantemente y han gobernado y destrozado todo incluyendo Skiathos. Mientras más al Occidente vallas, menos posibilidades tienes de encontrarte con Samurais que te quieran atacar, pero eso no significa nada, tienes que estar atenta siempre, y sé que con un poco de ayuda podrías llegar a defenderte muy bien con tu espada.
Ok... ¿Pero a donde tengo que ir?
Tienes que irte por el norte por el Bosque, allí tendrás que seguir un sendero muy largo que cruza todo el bosque y llegaras a una cuidad al lado de un río, llamada Cuidad Tribial, allí encontrarás el primer Centro Pokémon y podrás informarte más sobre la Liga Pokémon... - Kiezen ya estaba empezando a hablar más rápido por preocupación – Acuérdate que tienes la katana y a Dratini como defensa, el si puede luchar contra humanos... Y también recuerda que tienes que entrenar mucho con tus Pokémon y con tu espada antes de esperar una derrota, tienes muchos metodos como hacerlo... Bueno, ya es hora, tienes que marcharte...
Pero... - Interrumpe Sukzuni.
Ah, mejor llevate esto... - Kiezen se gira y le quita una capa color castaña al Samurai que seguía inconsciente – Esto te servirá, es lo suficientemente largo para ocultar tu Katana y ocultara tu cara, procura usarla cuando estés en público y ahora ayúdame a tirar este saco de mierda para afuera de mi casa.
Sukzuni y Kiezen arrastran bruscamente al Samurai y lo dejan unos metros afuera de la casa.
Por favor, Sukzuni, cuídate... Vuelve en cuanto encuentres que estés preparada y acuérdate que siempre te estaremos cuidando, solo confía en ti.
En ese momento Kiezen abraza a Sukzuni y le señala el sendero para entrar al bosque, Sukzuni mira a Kiezen y corre sin mirar hacia atrás.
Esto era el comienzo, podrá ser alguien y tendrá sus metas en la vida, viajara con su Dratini y entrenara tanto como entrenadora como samurai para volver a la fiera batalla que le estará preparando el destino en Skiathos. Esto solo es, el comienzo...
Sukzuni no se sorprendió, sabía que Kiezen tenía a ese Alakazam desde hace mucho tiempo. El Resultado era evidente. Pero aunque halla perdido, Dratini la miraba con cara de triunfo, para ser la primera vez no estaba mal, y ella lo sabía. Se sentía satisfecha consigo misma. El Dratini, por el cansancio, se le cae la cabeza hacia el suelo. Estaba totalmente debilitado. Sukzuni saca la Dragonball.
Bien Hecho, Dratini... – Decía Sukzuni mientras estaba arrodillada en el suelo al lado de Dratini. – Regresa...
Apenas hizo regresar a Dratini, miro a Kiezen, este la miraba con una cálida sonrisa.
Sígueme... – Dijo Kiezen mientras hacía regresar a su Alakazam a su Pokeball – El tiempo se nos acaba...
El anciano seguía débil por el ataque del Samurai, pero se esforzaba por seguir caminando. Sukzuni le siguió hasta la habitación del anciano, hasta un gran y antiguo armario lleno de polvo. Cuando Kiezen estiro sus manos para abrirlo, dudó.
Esto no lo podía tener cualquiera de los tres herederos de Kento, digo cualquiera de los dos herederos de Kento... – Dijo Kiezen seriamente con una mirada de preocupación encima de Sukzuni – No lo recibió Yamazaki por la simple razón de que tu fuiste la elegida...
¿Pero recibir qué? – Le interrumpió Sukzuni. – ¿Elegida de qué?
El tiempo se acaba, pronto llegarán los Samuráis a matarte, no te explicaré porque fuiste la elegida, es una larga historia. – Explicó Kiezen con un tono de preocupación.
Kiezen abrió el armario, había en el una pequeña mesa con un mantel largo color purpura y, encima, una gran Katana.
La Katana estaba encima de su taburete de madera, tenia una funda negra metálica, pero lo que más llamaba la atención era su empuñadura. Era Cobrizo Claro Brillante, parecía que estaba hecha por algo más que un simple metal. Estaba rodeada de grabados que parecía una pequeña historia, en todas aparecía una persona al lado de algo como un dragón parado en dos patas. Pero lo que más curiosidad daba, era la punta de la empuñadura, tenía la cabeza de un gran dragón.
Kiezen la cogió, y la puso horizontalmente entre sus manos delicadamente, se giro, y la puso al frente de Sukzuni para que la tomara.
Esta es la Dragón Heart Katana, era de tu padre y de toda la Familia Minoko, es prácticamente sagrada por la historia que tiene, la tienes que cuidar como lo más valioso que tengas... – Decía Kiezen rápidamente con un tono preocupante mientras Sukzuni la tomaba sorprendida. – Saca de allí esa porquería de Katana de madera... – Dijo Kiezen mientras tomaba la Katana de entrenamiento de Sukzuni y la tiraba al fondo la habitación y ponía la Dragón Heart a la izquierda de la túnica de Sukzuni. – Ahora te tienes que ir... – Decía mientras empujaba por las espaldas a Sukzuni hacia la puerta para salir de la casa. – Acuérdate que lo más importante es la Pokedex, allí conseguirás toda la información de cualquier Pokémon... Y también acuérdate que para atrapar un Pokémon necesitas debilitarlo en una batalla antes de lanzar la Pokeball y recuerda los cambios de estado y las pociones...
¡Pero si todavía no me cuentas ni la mitad de lo que necesito saber! – Decía Sukzuni soltándose de Kiezen.
Oh!! Se me había olvidado, anda a curar a tu Dratini en la Maquina de mi laboratorio, solo pon la Dragonball en uno de los agujeros y aprieta el botón de "Curar". – Decía Kiezen rápidamente ignorando lo que Sukzuni había dicho antes. – Ya... anda... ve... rápido... – Decía empujando a la espalda a Sukzuni hacía el pasillo donde estaba el laboratorio.
Sukzuni, confundida, fue hacía el laboratorio hasta la Maquina llena de polvo, lo limpio un poco con la mano, saco la Dragonball y la puso en una de los encajes, después apretó el botón de "Curar". La maquina partió sonando mientras trabajaba por unos segundos y después dio un "Tiiiiil..." y dejo de sonar. Sukzuni recogió la Dragonball y fue hacía donde estaba Kiezen. Estaba indignada, no se podía ir así como así sin saber ni la mitad de lo que ocurría, caminaba con paso firme y rápido. Cuando ya había llegado donde Kiezen abre la boca para decir algo, pero Kiezen la interrumpe.
Sukzuni, sé que esto es un cambio muy brusco para ti... - Decía Kiezen con una mirada de preocupación.
Pero mejor que el orfanato... - Decía Sukzuni con un gesto de sarcasmo.
...pero recuerda que las leyes del Gobierno Meiji; o sea, la prohibición de Espadas, esta más aplicada en el Occidente y que los Samurais Rebeldes que protestan contra el Gobierno están en el Oriente y se siguen expandiendo alarmantemente y han gobernado y destrozado todo incluyendo Skiathos. Mientras más al Occidente vallas, menos posibilidades tienes de encontrarte con Samurais que te quieran atacar, pero eso no significa nada, tienes que estar atenta siempre, y sé que con un poco de ayuda podrías llegar a defenderte muy bien con tu espada.
Ok... ¿Pero a donde tengo que ir?
Tienes que irte por el norte por el Bosque, allí tendrás que seguir un sendero muy largo que cruza todo el bosque y llegaras a una cuidad al lado de un río, llamada Cuidad Tribial, allí encontrarás el primer Centro Pokémon y podrás informarte más sobre la Liga Pokémon... - Kiezen ya estaba empezando a hablar más rápido por preocupación – Acuérdate que tienes la katana y a Dratini como defensa, el si puede luchar contra humanos... Y también recuerda que tienes que entrenar mucho con tus Pokémon y con tu espada antes de esperar una derrota, tienes muchos metodos como hacerlo... Bueno, ya es hora, tienes que marcharte...
Pero... - Interrumpe Sukzuni.
Ah, mejor llevate esto... - Kiezen se gira y le quita una capa color castaña al Samurai que seguía inconsciente – Esto te servirá, es lo suficientemente largo para ocultar tu Katana y ocultara tu cara, procura usarla cuando estés en público y ahora ayúdame a tirar este saco de mierda para afuera de mi casa.
Sukzuni y Kiezen arrastran bruscamente al Samurai y lo dejan unos metros afuera de la casa.
Por favor, Sukzuni, cuídate... Vuelve en cuanto encuentres que estés preparada y acuérdate que siempre te estaremos cuidando, solo confía en ti.
En ese momento Kiezen abraza a Sukzuni y le señala el sendero para entrar al bosque, Sukzuni mira a Kiezen y corre sin mirar hacia atrás.
Esto era el comienzo, podrá ser alguien y tendrá sus metas en la vida, viajara con su Dratini y entrenara tanto como entrenadora como samurai para volver a la fiera batalla que le estará preparando el destino en Skiathos. Esto solo es, el comienzo...
