Sukzuni. Capítulo 8. LA ADVERTENCIA ESCRITA EN SANGRE.

Después de la demostración de afecto del Houndour hacia Sukzuni y posteriormente de la aprobación del Pokémon, ella lo mete en su nueva Pokeball y con Dratini en el hombro, ella se encamina nuevamente a seguir en el sendero hacia Cuidad Tribial. Apenas logra caminar doce pasos se detiene repentinamente y se gira, pero solo estaba el Samurai desangrado en medio del sendero, aparte de eso no logra ver a nadie y a nada más, pero podría seguir jurando que hay alguien allí, aún así, da la vuelta y sigue camino.

En ese momento, cerca del cadáver del Samurai y encima de una gruesa rama de un árbol, se veía entre las sombras el relieve de una persona que observaba a Sukzuni desde lo alto y con una Katana a su lado izquierdo. El Samurai salta ágilmente desde esa rama y parte corriendo entre los árboles en el oscuro bosque con gran habilidad hasta llegar a una pequeña cabaña internada en las sombras de los árboles. El Samurai abre la puerta vacilando a la cabaña, al parecer un poco nervioso.

Por favor, Ama, – Decía el Samurai mientras se arrodillaba y agachaba la cabeza – perdóneme mi atrevimiento de intervenir en su cena, pero tengo noticias que podrían llegar a serle de su gran interés.

Era un lugar híbrido y oscuro, no había ningún ruido en cuanto el visitante entró. Había una alargada mesa con unos diez Samurais que detuvieron su cena, y en la cabecera, un Samurai de un tamaño significativamente menor. Este Samurai deja sus palillos en su plato, se limpia delicadamente la boca con una servilleta y se aleja ligeramente de la mesa dando la posibilidad que un leve rayo de luz ilumine parte de su rostro: su mentón y su boca.

Que quieres ahora. – Decía el Samurai de la cabecera con brusquedad, con una voz sorprendentemente femenina.

Di-Disculpeme, Ama, pero tengo noticias sobre la chica que me mando a vigilar...

Habla rápido, imbécil, que no tengo todo el día.

Mi-Mientras la estuve siguiendo después de que salio de la casa del anciano se topo con unos Houndours salvajes, ella lucho contra ellos con su Dratini hasta que aparecieron tres Samurais del Pueblo de Skiathos que la atacaron cuando se dieron cuenta que había escapado...

Hmm... El Dratini, me lo imaginaba, sigue... - Decía la Samurai ahora con una voz tenue que arrastraba las palabras, mientras le salía una leve sonrisa maliciosa.

Ella estuvo luchando con uno de ellos pero el Samurai estuvo a punto de matarla cuando le boto su Katana de las manos y estuvo indefensa, en ese momento hize lo que me ordeno e intente detener al Samurai de un ataque sin que nadie se diera cuenta, pero en ese instante, cuando estaba delante de ella... Esto... No me va a creer lo que paso, pero es lo que ví aunque suene imposible... - Decía el Samurai nervioso.

No me importa, idiota, sigue... - Dijo bruscamente.

Este... Yo... En ese instante, cuando estaba delante de ella, gire levemente a mirarla y al parecer, se dio cuenta y en ese momento, a una velocidad increíble, esa Katana volvió a las manos de la chica y empleo una técnica a una velocidad impresionante y con una habilidad increíble, al parecer ese ataque iba dirigido hacia mi y entonces me salí de la trayectoria del ataque que finalmente termino a dar contra el Samurai que estaba detrás de mí en ese momento y me salve por los pelos. Ella mato al Samurai y después se deshizo de los otros dos con sus Pokémon.

¿Sus Pokémon? – Decía la Samurai de la cabecera con un énfasis especial en la primera palabra mientras se le borraba la sonrisa del sombrío rostro.

Si, sus, porque al final se quedo con uno de los Houndours, que al parecer, era el más fuerte...

Mierda... Bueno, muy bien... ¿Algo más que me tengas que decir?

No, ama, solo eso... – Dijo el Samurai con una leve inclinación.

Entonces vuelve de inmediato a vigilarla. – Dijo la Samurai acercándose de nuevo a la mesa para seguir comiendo.

A sus órdenes, Ama.

El Samurai se paro e hizo una reverencia y se marcho hacia fuera de la cabaña cerrando la puerta. Ya el sol se estaba poniendo, apenas el Samurai cierra la puerta, camina unos cincos pasos y para repentinamente. En ese momento un Samurai pelirrojo salta desde la sombra de unos árboles a las espaldas del Samurai que acababa de salir de la cabaña y con su Katana tomada con las dos manos, rápidamente se la entierra diagonalmente en la nuca atravesándole hasta el abdomen. El Samurai pelirrojo retira la ensangrentada espada del cuerpo inanimado y el samurai herido cae boca abajo muerto sin haber tenido tiempo para hacer nada y se parte desangrando lentamente con los ojos muy abiertos. El Samurai pelirrojo sacude de una forma extraña su Katana ensangrentada en el aire apuntando hacia el suelo y la guarda nuevamente en su funda y con un leve impulso de sus piernas, salta y desaparece. Inmediatamente se abre bruscamente la puerta de par en par y sale la Samurai y ve el cadáver ensangrentado que la estaba mirando con los ojos muy abiertos a solo a unos metros de ella. La samurai gira su mirada al suelo a unos metros al lado del cadáver e inmediatamente con un grito de ira desenvaina rápidamente una Gran Katana con una empuñadura de un metal rojo que brillaba intensamente y la clava verticalmente en el cadáver haciendo salpicar sangre hacia todos lados.

¡¡¡MALDICIÓN, YAMAZAKI!!! –Rugía la samurai hacia el cielo con los puños apretados mientras la Katana encarnada seguía brillando y vibrando.

A unos metros del cadáver inanimado, en el suelo, escrito en finas rayas de sangre, rezaba:

"No te lo Permitiré"