DESPERTARES DE OLVIDO

CAPÍTULO 3

UN MES DESPUÉS

Había pasado ya un mes desde aquel día en que Minako se despertara confundida creyendo que era el año de 1992 y que seguía viviendo en Londres. Enterarse de que Armand, su amor platónico se había casado con su amiga Katherine hace dos años, había roto su corazón que siempre anheló ser correspondida por aquel joven inglés; sin embargo, lo peor había sido saber que habían transcurrido tres años de los que no recordaba absolutamente nada y que sus padres no le creían porque al llevarla al psiquiatra y al neurólogo, los estudios que le habían mandado a hacer arrojaron que no había daño cerebral.

Ciertamente nunca se destacó por tener buenas notas en las asignaturas a las que se les daba mayor importancia; sin embargo, aunque aspiraba a ser una idol, se dedicó a estudiar con ahínco para alcanzar a obtener su certificado de preparatoria el próximo año como correspondía.

De pronto, mientras trataba de entender unas ecuaciones, un volante de un casting para un musical que buscaba chicas de entre quince y veinte años apareció sobre la mesa, y al levantar la mirada se encontró con el rostro sonriente de su madre, lo cual le sorprendió.

—Deberías audicionar. Tienes una linda voz y tu maestro de teatro en Londres decía que tenías talento.

Minako Aino se sorprendió al escuchar las palabras de su madre. Si bien no recordaba sus últimos tres años de vida, sí tenía presente que desde la tierna infancia y hasta sus catorce años muchas veces había querido audicionar en concursos que buscaban jóvenes talentos tanto en Londres como en su país natal; sin embargo, la respuesta de sus padres siempre era un rotundo "No".

Su madre se sentó a su lado y acarició su rubia cabellera.

—Mi pequeña Minako. No eres una tonta como te grité ese día que descubrí que no ibas a clases— Le dijo su madre— Tal vez no destacas en las asignaturas que te llevarían a ser una gran doctora, abogada o ingeniera. ¿Pero quién dice que no podrías ser una gran cantante?

—Mamá, tú misma me has dicho que sobresalir en esos medios es difícil a menos que una se acueste con los productores y los managers.

—Sí, mi niña, es difícil y por desgracia es así, pero no deberías de quedarte con las ganas de intentarlo.

—¿En serio, mamá?— Preguntó Minako emocionada

—Sí, pero tengo dos condiciones— Dijo la madre de Minako con seriedad

—¡Dime!— Pidió emocionada la chica rubia

—Terminarás la secundaria y la preparatoria. No te pido que con mención honorífica, pero que la termines.

—¡Claro que sí, madre, te lo prometo!

—La otra es que en caso de que ganes la audición y se te habra alguna oportunidad en el medio artístico yo voy a estar a tu lado al menos hasta que tengas veinte años— Le dijo su madre— El medio está lleno de viejos queriendo aprovecharse de jovencitas y yo tengo que cuidarte.

Minako Aino pegó un grito de alegría y abrazó a su madre.

No sabía si lograría ganar esa audición, pero al menos tener la oportunidad ya le hacía muy feliz.

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Para Ami Mizuno, que desde su tierna infancia siempre se destacó por ser el primer lugar en el cuadro de honor y tenía la aspiración de ser una médica de renombre como su madre; fue un duro golpe enterarse de que no sólo se habían borrado de su memoria los últimos tres años de su vida, sino que ante el sistema escolar, ni siquiera había terminado el último año de secundaria cuando se suponía que debía estar por pasar al último año de preparatoria. Sin embargo, pese a estar deprimida durante días, se había puesto el objetivo de estudiar duro para hacer un exámen de suficiencia y el próximo año poder reincorporarse al último año de preparatoria como correspondía a su edad, pues quería entrar en tiempo a la universidad.

El timbre de la puerta de pronto sonó, y dado que la empleada doméstica no se encontraba cerca, ella misma se puso de pie para ir a abrir y se encontró con su madre, quien la miró con una radiante sonrisa.

—¡Vístete con algo lindo porque te voy a llevar a comer a tu restaurante favorito!

—¡Mamá, no puedo! En una semana tengo que presentar el examen de suficiente para ver si me revalidan el último año de secundaria y los primeros dos de prepa.

—¡Ami! Me puse en contacto con el Ministro de Educación y conseguí que te hagan un exámen de suficiencia para que te hagan válidos los tres años de preparatoria.

—Mamá, ¿Cómo va a ser posible si dejé inconcluso el último año de secundaria?

—¡Hija! Tú nunca fuiste una estudiante promedio. Eres una niña prodigio que siempre iba adelantada a lo que se veía en el ciclo escolar en el que estabas y por lo visto la pérdida de memoria no afectó tu coeficiente intelectual. Vamos a comer para celebrar, sólo será un par de horas. Cuando vengas si quieres sigues estudiando, pero estoy segura de que el próximo año en vez de ingresar al último año de la preparatoria podrás ingresar directamente a la universidad.

Ami sonrió y en sus ojos brilló la esperanza, así que rápidamente fue a su habitación para ponerse un lindo vestido azul de falda circular e ir a comer con su madre.

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Cuando Rei Hino salió de clases, una sonrisa se curvó en sus labios al ver la limusina negra de su padre, así que tras despedirse de sus amigas, subió a la parte trasera del auto, en donde se encontró con él.

—¿Qué tal tu día, hija?

—Tuvimos examen de Historia. Creo que sacaré una buena nota.

—¡Esa es mi hija!— Exclamó orgulloso el Takahashi Hino

—¿Y a ti como te fue hoy?— Preguntó Rei— No me esperaba que pasaras por mí. Creí que vendría el chofer como de costumbre.

—Cancelé mis reuniones para llevarte a comer. ¿Qué te apetece? ¿Pez globo o pizza vegetariana a la leña?

—Pizza vegetariana— Respondió Rei

Media hora después, padre e hija se encontraban en un lujoso restaurante italiano en Roppongi degustando de una enorme pizza y refresco.

Había pasado un mes desde que Rei despertara confundida creyendo que era el año de 1992 y que su abuelo todavía vivía, y a raíz de aquella crisis, cada semana iban a una sesión de terapia familiar; y dado que Takahashi Hino se estaba esforzando por ser el buen padre que siempre debió ser, parecía estar funcionando.

—Hija. Hay algo de lo que tengo que hablar contigo.

—Dime, padre. Te escucho.

—Sé me está presentando la oportunidad de ser Embajador de Japón en Irlanda y….

—¿Y te vas a ir?— Cuestionó Rei que de pronto tuvo miedo ante el panorama que se le abría. ¿Y si de nuevo la abandonaba como lo había hecho en la infancia cuando murió su madre? La idea le oprimió el corazón, y lo peor era que esta vez no estaría su abuelo materno para ella.

—No me iría sin ti a ningún lado, Reiko — Le respondió su padre— Pero después de todo lo que has pasado tampoco quiero que nos vayamos a vivir a otro lugar si eso va a afectar tu salud emocional

—¿Tú te quieres ir?— Le cuestionó Rei

—Es un cargo en el que tendría ingresos más altos y más tiempo para ti, pero también sé lo importante que es para ti estar cerca del Templo Hiwaka y fungir como Miko, y no quiero interponerme en eso. Así que será lo que tú decidas.

Rei se quedó pensativa un momento. Su fe sintoísta era muy importante en su vida, se la había inculcado su abuelo y por vocación había elegido seguir la formación de Miko, además de que el templo había sido su hogar por muchos años; sin embargo, los recuerdos dolían cada vez que entraba a Hikawa y no veía a su querido abuelo ahí.

Por un momento, ambos se quedaron en silencio, y entonces Rei le dio una respuesta a su padre.

—El templo no está desatendido— Respondió Rei— Mi primo Kengo ahora está asumiendo el cargo de sacerdote. Y una Miko no deja de serlo a donde quiera que vaya.

—Sin rodeos, hija, por favor.

—Sí, papá. Vámonos a Irlanda en cuanto termine el ciclo escolar.

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—¡Uno, dos, tres! — Gritó el joven que fungía como referí de la pelea clandestina para darle la oportunidad al robusto hombre de que se levantara del piso, sin embargo, el hombre estaba tan aturdido por los golpes que no se puso de pie.

—¡Y el ganador es, Thor!

Makoto, al escuchar su pseudónimo, quiso dejar escapar un grito de júbilo, sin embargo, sabía que de hacerlo se arriesgaba a que descubrieran que bajo el pasamontañas y la ropa holgada había una mujer, por lo que se limitó a levantar ambos brazos en señal de victoria mientras escuchaba cómo las personas que iban a hacer sus apuestas gritaban el pseudónimo que había elegido como "peleador".

Luego de un mes transcurrido desde que despertó desorientada creyendo que era 1992 y sin recuerdos de los últimos tres años, la vida se había puesto dura, pues uno de sus tíos quería vender el departamento donde ella vivía, y sabía que de hacerlo, lo que le tocaría de dinero tras la venta no le alcanzaría para comprarse un departamento y que tampoco sería suficiente para quedarse sentada el resto de su vida. Ni hablar de que en un año el fideicomiso que le habían dejado sus padres se terminaría, y ella quería estudiar gastronomía o botánica, pero dado que en el sistema escolar no había registros de que hubiera pasado del segundo año de secundaria y creía tener problemas de salud al no recordar nada de los últimos tres años, esa meta se veía inalcanzable, por lo que después de aquella vez siguió acudiendo a las peleas clandestinas, donde gracias a sus habilidades, en una noche ganaba más de lo que ganaría de mesera trabajando toda la semana en un maid coffee.

Tan pronto como cobró su premio, decidió retirarse, y cuando ya estaba lo suficientemente lejos, se quitó el incómodo pasamontañas, pero para su sorpresa, no se encontraba a solas, y en medio de la oscuridad, escuchó una voz masculina.

—Así que Thor resultó ser una mujercilla

Makoto levantó la mirada, y de pronto se asustó al ver a tres de los hombres a los que había vencido en el ring durante el último mes. De uno en uno podría derrotarlos, pero juntos a la vez no lo creía, y no parecían tener las mejores intenciones.

—Así que te gusta meterte en cosas de hombres— Comentó otro.

—En ningún lado dice que los peleadores deben ser obligatoriamente hombres— Respondió

Makoto, al ver que caminaban hacia ella, se dio media vuelta para echar a correr, pero entonces se encontró con que de ese lado también había otros dos varones caminando tras ella.

De uno a uno sabía que podía volver a derrotarlos, pero no a los seis a la vez.

—¡Pero qué mal educada resultó Lady Thor!— Gritó uno— ¿Qué tu madre nunca te enseñó modales?

Al verse acorralada, Makoto corrió hacia un oscuro callejón a su izquierda, pero los seis hombres fueron tras ella y para su desgracia se dio cuenta de que aquel era un lugar sin salida.

—¡Yo te enseñaré modales, niña tonta!— Exclamó uno de ellos acercándose a Makoto, pero de una patada en la mandíbula lo derribó y noqueó a uno más, sin embargo, los otros cuatro comenzaron a atacarla a la vez y le fue imposible defenderse.

—¡Déjame maldito gordo asqueroso!— Refunfuñó Makoto cuando uno de ellos tras derribarla al piso trataba de arrancarle la ropa.

—¡Cállate maldita puta! — Exclamó el hombre y después le metió una sonora bofetada.

—¡Pero mira que lindos pecho tiene la machorra! — Exclamó uno de los hombres tras rasgar la camisa de Makoto.

—¡Quítense! Yo seré el que haga mujer a la marimacha—Gruñó otro.

Makoto comenzó a intentar patear al hombre que estaba intentando despojarla del pantalón, pero de pronto, recibió un golpe que la aturdió y las lágrimas se asomaron de sus ojos al sospechar que esa sería la manera en que perdería la virginidad, sin embargo, cuando había perdido las esperanzas escuchó tres disparos de un arma de fuego, seguido de una voz femenina.

—¡Fuera de aquí antes de que les vuele los sesos!

Makoto quiso agradecer a la mujer que la salvó de ser ultrajada, sin embargo, antes de poder hacerlo perdió la consciencia a causa de los golpes.

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Tras meses de arduo estudio, Ami finalmente presentó los exámenes de suficiencia para regularizarse; y aunque siempre se destacó por ser una estudiante de excelencia, el día que fue por los resultados estaba nerviosa, implorandole a una deidad superior si es que acaso existía alguna, que el próximo ciclo escolar pudiera reincorporarse en el último año de preparatoria como correspondía a cualquier joven de su edad que no hubiera suspendido sus estudios.

—Tranquila, hija. Te aseguro que en abril estarás entrando al último año de la preparatoria.

—¿Puedes ver por mí los resultados?— Le preguntó Ami nerviosa a su madre

—Está bien, pequeña

Ami se dio media vuelta, y minutos después, su madre regresó y estaba frente a ella.

—Ami, el próximo ciclo escolar no podrás incorporarte al último año de preparatoria

Ami por un momento sintió que el alma salía de su cuerpo, pero entonces su madre le dio la mejor noticia que hubiera podido recibir en años.

—Ami, te revalidaron los tres años de preparatoria— Le dijo madre con una sonrisa de felicidad en el rostro

—¿Qué?— Preguntó Ami sin poder creer lo que escuchaba

—Lo que escuchaste, hija. Te revalidaron los tres años de preparatoria, así que puedes presentar el examen para ingresar a la universidad.

Ami, que no se caracterizaba por ser una persona ruidosa, pegó un grito de emoción ante tan buena noticia; pues luego de meses de sentirse un fracaso por no estar en el sistema escolarizado, podría entrar un año antes de lo que hubiera sido normal a la universidad, claro, siempre que aprobara el examen de admisión para una de las carreras mas solicitadas: Medicina.

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Cuando la participante número nueve pasó al escenario a hacer su audición frente a los jueces, Minako estaba nerviosa, pues sabía que ella era la siguiente y que los jueces, que eran cantantes muy reconocidos, estaban siendo implacables a la hora de dar su veredicto a las aspirantes a ocupar un papel en el musical que estaba por lanzarse al aire.

De pronto, la participante terminó su canción, y con un "Gracias por venir" la despidieron, y entonces, Minako fue llamada.

—Señorita Minako Aino, adelante

Minako inhaló y exhaló; después salió al escenario, y tras presentarse; comenzó a cantar una canción que ella misma había escrito a la que puso por nombre C'est la vie; y para su sorpresa, los duros jueces del jurado, comenzaron a corear, aplaudir y bailar al ritmo de la contagiosa composición musical que era parte de la canción.

Cuando Minako terminó de interpretar su canción, su corazón estaba latiendo con fuerza, y para su sorpresa, cuando los jueces levantaron su paleta, vio en ellos la calificación más alta que en todo el concurso no había sido dada a ninguna participante.

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Cuando Makoto despertó, quiso pegar un grito al ver que se encontraba dentro de una amplia y lujosa habitación desde la que podía ver las luces nocturnas de Tokio.

Le asustó que sus captores la hubieran secuestrado y se sobresaltó cuando miró una puerta abrirse, aunque se relajó un poco al ver que se trataba de una mujer de largo cabello negro cuyo rostro iba cubierto por una máscara blanca a través de las cuales sólo se miraban un par de profundos ojos negros.

—Veo que despertaste.

—¿Qué carajos hago aquí? — Preguntó Makoto

—¡Tranquila! — Exclamó la mujer— Te traje para acá porque si te dejaba ahí seguro si te hubieran violado, y si te llevaba a un hospital comenzarían a investigarnos y nos podemos meter en problemas. Tú por participar en peleas clandestinas y yo por tener armas de fuego, pero cuando te quieras ir eres libre de hacerlo.

Makoto se dio cuenta de que en su mano izquierda tenía un vendaje, y cuando trató de sentarse vio una férula en su pierna derecha.

—¡No! Ahora no podré trabajar— Se lamentó.

La mujer abrió su bolsa y sacó un fajo de billetes que le entregó.

—Logré salvar tu dinero también, pero aún cuando te recuperes no deberías volver a ese lugar— Le dijo la mujer— Te vi pelear. Eres buena con los puños, pero para los hombres es humillante que una chiquilla los derrote. Además, ese lugar está lleno de yakuzas y tú eres joven y bonita, podrían intentar violarte o querer obligarte a prostituirte.

—Desde luego es fácil decir que no lo haga cuando se vive en medio del lujo y la opulencia— Comentó Makoto.

—¿Tus padres lo saben?

—No tengo padres, señora— Respondió Makoto— Y le agradezco mucho lo que hace por mí, pero tengo que irme a mi casa. ¿Me podría prestar un teléfono para pedir un taxi?

—Para empezar, no te dirijas a mi como señora y llámame Nix— Pidió la mujer— En segundo lugar, con una mano lesionada no puedes subir al ring, así que te llevará mi chófer.

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Dado que Makoto estaba lesionada de un brazo y evidentemente se le dificultaría el día a día, aquella extraña mujer le regaló un par de muletas, una bota ortopédica, una silla de ruedas, así como alimentos enlatados, frutas y artículos de aseo personal. Después, la acompañó en el asiento trasero de su lujoso auto hasta el edificio de departamentos donde Makoto vivía.

—¿En qué piso vives? — Preguntó la extraña mujer cuando llegaron.

—En el tercero— Comentó Makoto

—¿Alguien bajará para ayudarte a subir?

—Vivo sola, Nix.

—¿Pero no tienes un familiar que te apoye?

Makoto negó moviendo la cabeza de un lado a otro, así que entre la chófer y la extraña mujer la ayudaron a llegar hasta el tercer piso.

Cuando llegaron a la puerta de su departamento, la mujer de la máscara le pidió a la chófer que se retirara y la dejara un momento a solas con Makoto.

—Bien, Lady Thor, seré franca— Dijo la mujer— Por lo que sospecho, recurre a esas peleas clandestinas porque tienes necesidad de dinero. ¿Verdad?

—No tengo opción, Nix.

La mujer abrió su elegante bolso negro y sacó una tarjeta de presentación que extendio a Makoto, y donde está vio un número de teléfono y su pseudonimo en lugar de un nombre: Lady Nix.

—Sé que la vida se puede poner difícil para una adolescente huérfana, Lady Thor, así que si necesitas un trabajo donde te paguen tan bien como en ese lugar de mala muerte donde te encontré, llámame— Le dijo Lady Nix.

Makoto se sorprendió de la oferta de la mujer. Intuía que aquella mujer era miembro de la Yakuza, y la idea de ser miembro del crimen organizado no le entusiasmaba.

—No pongas esa cara— Dijo Lady Nix— Cierto es que mis negocios no son legales pero conmigo no correrías riesgos de que te vayan a violar. Y no soy asesina a sueldo, ni traficante de personas ni me gusta la prostitución.

Makoto se sonrojó ante el comentario de la mujer.

—Muchas gracias, aunque me gustaría pensarlo.

—Como gustes

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Pese a que Makoto era buena peleadora, sabía que acudir al mismo lugar donde había participado en peleas clandestinas la ponía en peligro, y dado que sus tíos ya le habían dado el aviso de que el departamento se había puesto en venta, decidió ponerse en contacto con Nix para hablar de negocios, y horas después, la misma chófer que en días anteriores la dejara en su casa, pasó a recogerla para llevarla a una lujosa casa en Kanto.

Al llegar a la casa donde era el lugar de la cita, fue la misma Nix quien con un cigarrillo en mano abrió la puerta, y al entrar, Makoto se quedó sorprendida al ver el lujo en aquel lugar.

—¡Bienvenida, Lady Thor! — Exclamó Nix— Sabía que vendrías.

—Buenas tardes, Nix— Comentó Makoto

—Sígueme

Makoto siguió a Nix, y pronto llegaron a un salón en el que había una alta y larga mesa estilo occidental alrededor de la cual había tres mujeres jóvenes de entre dieciocho y veinticinco años, las cuales reían a carcajadas mientras bebían sake y fumaban; pero que inmediatamente guardaron silencio, se pusieron de pie y saludaron al ver una cara desconocida en el grupo.

—Ella es Lady Thor, la chica de la que les hablé

De inmediato, cada una de las jóvenes se presentaron con un nombre que Makoto supuso debía ser un pseudónimo y no su nombre real.

—Bien, Lady Thor, ahora que ya hicimos las presentaciones iré al grano— Dijo Nix— Las Reinas de Kanto nos diferenciamos de los Yakuza en que en nuestra organización todas las miembros somos mujeres.

—¿Tienen prohibido relacionarse con hombres? — Preguntó Makoto incrédula, provocando qué alguna de las miembros rieran.

—Puedes acostarte con quién quieras siempre que no sea el hombre de una de tus compañeras o un enemigo del clan, Lady Thor, pero ellos no son parte de la organización — Dijo Nix

—¿Y qué es lo que hacen? — Preguntó Makoto

—Pues, tengo varios negocios— Dijo Nix—Casas de Pachinko, hacer préstamos a personas que no tienen un buen historial crediticio y ofrecemos servicios de ajustes de cuentas.

—¿A qué te refieres con ajustes de cuentas?— Preguntó Makoto temerosa.

—No somos asesinas a sueldo, ya te lo había dicho por si acaso lo estás pensando— Dijo Nix— Digamos que a vece alguna mujer nos contrata para darle un escarmiento a su compañero de trabajo acosador, o algún estudiante víctima de acoso escolar nos contrata para darle una lección a su bullie, pero no te preocupes, no asesinamos y no pasamos de romperle un brazo o tumbarle los dientes a alguien.

—Eso se presta para que alguien con suficiente dinero pague para lastimar a alguien que simplemente le desagrada y yo no quisiera lastimar a alguien más débil injustamente.

—No te preocupes por eso— Dijo Nix— Antes de dar el servicio pedimos pruebas para estar seguras de que lo que el cliente pide es algo justo y no mero capricho de querer lastimar a alguien que no lo merece, y de cualquier manera, no tienes porque hacer ajustes de cuentas si no quieres. En realidad, cuando te vi pelear en el ring no pensé en contratarte para hacer ajustes de cuentas, sino para ser parte de mi equipo de guardaespaldas, y sí, tendrías que aprender a usar armas de fuego, pero te pagaría el triple de lo que ganas en ese callejón de mala muerte donde peleabas con machos que no soportan que una mujer sea buena en el ring, te ahorrarías pagar alquiler porque vivirías en mi casa y tendrías más tiempo libre que en cualquier otro trabajo. Además, estoy por abrir un club de peleas clandestinas y apuestas donde si admitiré mujeres en el ring ¿Qué dices?

Makoto sabía que de no aceptar, se las vería difícil cuando sus tíos vendieran el departamento donde vivía, así que asintió.

—¿Puedo retirarme de la organización pasado un año? — Preguntó— Necesito dinero para comprarme un departamento y poder pagar mis estudios, pero no me gustaría ser miembro de tu organización toda la vida, y no te lo tomes a mal, pero a futuro me gustaría ser chef o botánica y…

—Eres libre de irte cuando gustes, Lady Thor, aunque sospecho que terminarás alargando tu estadía.

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Al bajar de la limusina que los llevó a ella y a su padre al Aeropuerto de Tokio, Rei volteó una vez más hacia atrás para echar un último vistazo al país que la vio nacer antes de entrar al Aeropuerto. Por extraño que pareciese, a pesar de ser hija de uno de los hombres más ricos de Japón, esa sería su primera vez viajando fuera del país; pues durante su infancia siempre se rehusó a acompañar a su padre en los viajes que hacía.

—¿Cómo te sientes?— Escuchó de pronto la voz de su padre tras ella

Rei volteó a verlo a los ojos, y una media sonrisa se formó en sus labios

—Libre— Susurró

Takahashi Hino la miró con extrañeza; pues lo único que siempre le exigió a sus hijas fueron tres cosas: La condición de asistir al colegio Private Girls T.A., tener notas aceptables, y tener un buen comportamiento en sociedad; reglas que había seguido Rei a pesar de que por años fue un padre abandónico.

—¿Libre?— Preguntó desconcertado— ¿Acaso te has sentido en una prisión?

Rei se encogió de hombros, pues tampoco encontraba un argumento lógico para explicar aquel sentimiento.

—No es por ti, padre— Respondió Rei— Es un sentimiento que no te puedo explicar. Me siento como si me hubieran quitado un pesado grillete, un peso que hubiera estado por mucho tiempo sobre mis hombros.

—Vamos entonces, que se hace tarde

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El auto que había arrollado a Serena, le había causado un esguince en el tobillo derecho; y por indicaciones médicas, durante un mes tuvo que estar en casa, guardando reposo y poniéndose de pie con ayuda de unas muletas únicamente cuando fuera necesario, o había el riesgo de que no se recuperara del todo; motivo por el cual, sus planes de buscar a las sailors y a Darien se vieron frustrados; sin embargo, el dia que el médico la dio de alta y le dijo que ya podía rehacer su vida normal, lo primero que hizo fue ir al Crown Center a la hora que más o menos Darien solía ir para platicar con Andrew, sin embargo, aquel día su novio no estaba por ahí.

—Hola, Serena. ¡Cuanto tiempo sin verte por aquí !— Exclamó Andrew

—Me atropelló un auto hace un mes y me la pasé en casa con una férula en la pierna y apenas me dieron de alta.

Serena le contó a Andrew los pormenores de su accidente, y entonces, en un momento, tuvo el valor de llevar el tema hacia donde quería.

—¡Qué raro que no esté tu amigo Darien aquí!

Andrew rio ante el comentario de Serena, y entonces le dio una respuesta que le cayó como balde de agua fría.

—Oh, Darien se acaba de ir hace una semana a Londres

—¿De vacaciones?— Preguntó Serena

—No. Piensa terminar el resto de la carrera allá.

—¿Es en serio?— preguntó Serena sintiendo que el corazón se le rompería en pedazos. ¿Cómo podría recuperarlo si además de no recordarla él estaba tan lejos?

—Su familia es muy rica, así que puede permitirse todo eso sin tener que trabajar— Le respondió Andrew como si ella no supiera eso.

Andrew de pronto fue llamado por una clienta, así que la dejó sola, pero entonces, una voz femenina interrumpió sus pensamientos.

—¡Hola, Serena!

Serena al darse media vuelta se encontró con Unasuki, pero entonces vio la expresión de horror en el rostro de la chica.

—¿Qué le pasó a tu rostro? ¿No has ido al dermatólogo?

Serena se molestó un poco por el comentario de Unasuki Furuhata. Por supuesto que había ido al dermatologo, por desgracia, el carísimo tratamiento no estaba funcionando como se esperaba, por el contrario, cada vez tenía más brotes de acné, y en los análisis hormonales que le había mandado a hacer el endocrinólogo no había salido nada que justificara aquello.

—Sí he estado yendo, pero…

De pronto, en uno de los televisores que habían puesto en el Crown Center hace poco, Serena miró el rostro de Ami Mizuno, y escuchó la voz de una de las conductoras del noticiero de NHK

Esta noche, en Tokio News entrevistaremos a la chica genio que dejó la secundaria sin terminar hace tres años, pero que a sus diecisiete años acaba de ser admitida por la Charité -Universitätsmedizin Berlín para ingresar a la carrera de Medicina durante el próximo ciclo escolar.

Y en la sección de espectáculos , entrevistaremos a Minako Aino, la nueva promesa del pop japonés

Y en la sección de política, Takahashi Hino tomó protesta como embajador de Japón en Irlanda y….

De pronto, la televisión se cambió a un canal que solía pasar música de moda a todas horas; y cuando Serena se dio media vuelta, se encontró con Andrew, quien aún con el comando del televisor en mano, se estaba quejando de que el noticiero no era un programa adecuado para un lugar como el Crown Center, y aunque en otra ocasión Serena le hubiera dado la razón, en ese momento lo insultó para sus adentros por haber impedido que supiera más de sus ex amigas, quien por fortuna parecían estar bien y no tener interés en ponerse en contacto con ella.

¡Hola!

¿Qué tal?

Pues como pueden ver, a pesar de que las chicas no recuerdan sus años como Sailor, ya más o menos se les va acomodando la vida, y sí, decidí complacerla un poco y cumplirles sus sueños: Ami yéndose a Alemania a estudiar Medicina, Minako convirtiéndose en idol, Rei mejorando su relación con su padre (o sea, nunca se dice que lo anhele, pero me parece que la haría feliz) y Makoto de nuevo tendrá amigas.

Por cierto. Tengo entendido que Naoko al principio quería hacer de Makoto la líder de una pandilla de chicas delincuentes, y eso, aunado a que es huérfana y buena peleando cuerpo a cuerpo fue lo que me dio la idea para que en este fanfic sea miembro de una organización delictiva.

En fin. En el próximo capítulo se viene un gran salto temporal.

Abel Gregov, Vientoaguamarina, Hospitaller Knight, Marijo San Lucar, Rei-Videl, gracias por sus reviews.

Irais Celis, gracias por agregar el fic a favoritos.

¡Saludos a todos!

Edythe