Hola, he escrito muchas cosas a lo largo de mi vida, pero jamas he escrito un fic asi que si no os gusta, intentare comprenderlo.Espero que me escribais muchos reviews sobre todo la gente que conozco (Vicky!!!!) y que me deis vuestra opinion aunque sea mala, que no me lo voy a tomar a mal(es mentira). Prometo actualizar la historia regularmente aunque puede ser que haya veces que no tenga tiempo. Ta' logo.
Capitulo 1: "La querida familia"
Una luz roja avanzaba hacia el, parecía que le iba a golpear, el sentía miedo. La luz roja le alcanzo y fue cayendo hacia atrás, algo le rozaba la espalda, iba a gritar, oía golpes y de repente... SE DESPERTO.
Se toco la frente, estaba sudando, intento recordar lo que había soñado pero no le venían los recuerdos a la cabeza. Sirius miro al techo de su habitación que estaba lleno de grietas y tenia un color amarillento. Lo que daría por estar en otro sitio que no fuera su casa. Los golpes de su sueño se volvieron a oír, pero esta vez provenían de la puerta de su habitación. Sirius se levanto desperezándose y aparto la colcha que había pertenecido a su bisabuelo. Se levanto y corrió hacia la puerta, detrás de ella se oyeron unos conocidos gruñidos.
- ¿Quién llama?- dijo Sirius sonriendo, conocía muy bien la respuesta a su pregunta pero le gustaba irritar a Kreacher.
Kreacher dio un gruñido malhumorado por respuesta.
Abrió la puerta y lo encontró mirando al techo, carraspeo y se ajusto el taparrabos antes de empezar a hablar:
- El señor padre ha ordenado que el joven amo baje a desayunar y que espera que se porte bien durante el desayuno aunque yo creo que eso es mucho pedir.
-Bien Kreacher, gracias por transmitirme el mensaje- dijo Sirius sarcásticamente- ahora ¡LARGATE!.
Pero Kreacher lo ignoro y entro en la habitación.
-Vaya veo que el joven amo se ha encargado de ordenar su habitación para ahorrarle trabajo al pobre de Kreacher. –dijo el elfo con un agudo tono de voz mas sarcástico aun que el de Sirius.
Sirius echo un vistazo a su habitación. Tenia papeles por todo el suelo, la cama desecha la ropa revuelta, un bote de tinta que le había regalado su tía estaba echo añicos en el suelo y había manchado la cortina y el suelo y los libros estaban en todos lados menos en la estantería. Kreacher entrecerró los ojos.
- Ehm... Kreacher, si no te importaría irte, me tengo que vestir..
-Claro que no me importa irme, es lo que mas quiero en este momento, dejare que el joven amo se vista con la ropa manchada de tinta y arrugada del suelo- dijo Kreacher y acto seguido movió el culo hacia la puerta que cerro con un portazo.
Sirius esquivo el lió de ropa y una pila de libros y llego al armario donde espero encontrar una túnica que no estuviera manchada o arrugada. Allí hallo la única que no había tirado, su favorita, era negra, elegante y llevaba un perro bordado en la espalda. Sirius se la puso a toda prisa mientras caminaba hacia al baño. Se lavo la cara y luego se miro al espejo. Sirius era moreno con el pelo un poco largo de lo normal, el flequillo le caía sobre los ojos. Tenia la nariz pequeña y los ojos de color gris azulado. Se sonrió a el mismo. Acto seguido metió la ropa que estaba echa un barullo en el suelo en el armario y salió de su habitación.
La mansión de los Black se encontraba camuflada en el centro de Grimmauld Place había pertenecido a ese apellido durante siglos y muchas cosas de las que había por las habitaciones y los pasillos eran antiguas. Sirius ya estaba acostumbrado a ella, había vivido allí desde que nació y no recordaba haber salido mucho de aquella enorme mansión.
Bajo las escaleras todo lo rápido que pudo, imaginando que su madre haría algún comentario por haber llegado tarde al desayuno pero Sirius ya estaba acostumbrado, desde muy pequeño su familia le había demostrado que no le tenia en mucho aprecio sobre todo su madre y su hermano. Todo lo que decía y hacia estaba mal, todo lo contrario a su hermano que era el niño predilecto y perfecto de la familia, el si parecía haberse adaptado a la rutina de aquella cerrada y según Sirius, triste familia.
Llego a la puerta de madera de roble trabajada del comedor y se aliso la túnica, también se aliso el pelo que estaba todo revuelto pero imagino que hubiera sido mas efectivo peinárselo. Sorprendentemente cuando entro en el comedor nadie hizo ningún comentario sobre su aspecto, de echo nadie lo miro. Su madre estaba sentada en la parte mas izquierda de una mesa larga, era castaña clara con todo el pelo lleno de bucles y lucia supuestamente elegante con un vestido rosa de dos tallas menos, su hermano era muy parecido a ella y no solo en el carácter, también era castaño claro, aunque con el pelo liso y lucia una túnica con el escudo de los Black bordado en el pecho, que también se encontraba según su madre dentro de lo elegante. Su padre por el contrario se parecía a el en todo, solo que este primero, llevaba el pelo mas corto y arreglado.
Cuando Sirius se sentó en la mesa, la gente del comedor se dio cuenta de su presencia, que tanto habían conseguido obviar. Su padre bajo el periódico "El Profeta" a la altura de los ojos y lo saludo con un gruñido. Su hermano atrajo su atención carraspeando:
- Hola hermanito- dijo sonriendo, tenia la voz tan aguda como Kreacher, el elfo domestico que había ido a anunciarle que bajara a desayunar.
- Hola Regulus- dijo Sirius, definitivamente no le gustaba el nombre de su hermano.
Su padre bajo el periódico del todo y lo enrollo dejándolo apoyado en la parte derecha de la mesa:
- ¿Qué tal hijo?- le pregunto su padre, intentando que Sirius le contara algo. Su padre pasaba tanto tiempo fuera de casa que ni siquiera sabia de la vida de su hijo mayor.
- Bien- dijo este con desagana.
- Imagino que estarás preparando tu entrada en Hogwarts ¿no?- Sirius lamento que se lo hubiera recordado, desde que le llego esa estúpida carta de aquel estúpido colegio sus padres le habían estado contando todo lo referente a Hogwarts. Un colegio en el que tendría que ingresar el 1 de septiembre. Por un lado, le sentaba bien abandonar Grimmauld Place y estar 9 meses sin tener que soportar a su madre y su hermano pero por otro lado, todo lo que le habían contado de aquella casa, Slytherin... al principio pensó que seria una oportunidad para tener amigos pero las cualidades que requería esa casa estaban claras: ambición, poder y autoestima que cualidades tan raras. Sirius nunca había pensado que el tendría aquellas cualidades, y lo peor es que toda su familia insistía en que el tendría que estar allí, era a la casa a la que pertenecían los Black. Pero ¿para que engañarse?, Sirius siempre había sido diferente a toda su familia, no quería decepcionarlos pero dudaba mucho de que el consiguiera ingresar en esa casa.
Sirius suspiro- Si, la estoy esperando- dijo con resignación.
- Pues no pareces muy contento- interrumpio su hermano- ¿Acaso nos echaras de menos?.
- No... eh... SI. Bueno imagino que al principio echare de menos la casa.
- No te preocupes, te enviare lechuzas mensualmente- dijo su padre dándole unas palmaditas en la espalda a Sirius en modo de animo.
- Vamos, cariño eso es lo que este niño necesita DIS-CI-PLI-NA. Imagino que en el colegio aprenderá lo que es eso, en mi época lo aprendíamos, aunque no se si con ese nuevo director... Dumblodore... o Dumblidure... o... como se llame. Pero de todas formas no habrá ningún peligro,... si ingresa en Slytherin claro...
Su madre ya había dudado lo que parcialmente era cierto. Dudaba que Sirius entrara en Slytherin desde el momento en que se hablo de Hogwarts.
- Esta claro que entrara en Slytherin, tu y yo fuimos seleccionados para esa casa- argumento su padre apoyando a Sirius, su padre siempre intentaba defenderlo de las criticas de su hermano y su madre, era como si no quisiera aceptar que Sirius fuera tan distinto a la familia como estos decían.
- Yo lo tengo claro... iré a Slytherin. – su madre se volvió a Regulus y le dedico una sonrisa que a simple vista parecía maternal.
- Claro que si... mi tesoro, tu lo tienes muy claro. – la señora Black acaricio el pelo de su hijo.
En ese momento, Kreacher entro en el comedor arrastrando un carrito donde llevaba la comida, sus padres lo miraron con arrogancia que era como usualmente lo trataban. Su hermano aprovecho el despiste para sacarle la lengua a Sirius.
- Estas mas feo así- le susurro y desvió la mirada de la alargada cara de su hermano menor. Sirius estaba triste, le ponía triste que su hermano lo despreciara aunque ya se hubiera acostumbrado, pero su madre...
- Por cierto- comento su padre mientras Kreacher servia el café y las magdalenas.- ya sabéis por lo que me he pasado por casa. Mañana es la reunión de la familia, antes del ingreso en Hogwarts como ya sabéis este año dos miembros de la familia ingresaran en el colegio y... bueno me gustaria que os portarais bien en la reunion familiar aunque siempre lo haceis...
- Bueno si, en las reuniones familiares se nota mucho quien saldrá adelante y quien no sino mira a... bueno mi querida nuera no quiere que pronuncie su nombre pero... Andrómeda. Ya eligió el camino equivocado.- dijo su madre en voz baja como si la madre de Andrómeda le fuera a oír.- Sirius, tu te juntabas mucho con ella ¿no? Me pregunto si es ella la que te mete esas ideas en la cabeza.
- ¿Qué ideas? –pregunto Sirius con interés, lo cierto es que el tema de Andrómeda le había dolido mucho, ella había sido su prima favorita y tal vez en la reunión familiar de mañana ni siquiera se presentara. Sirius temió no volverla a ver jamás.
- Esas ideas... esa forma de comportarte tan anormal- su hermano rió por lo bajo- ¿acaso quieres terminar como tu prima?. Relacionándote con muggles, mi nuera dijo que hasta se quería casar con ese Ted Tonks...
Pero su madre fue interrumpida cuando Sirius se levanto de la mesa y corrió a las escaleras. Recorrió los pasillos de la enorme mansión , se metió en su habitación cerro la puerta y se tumbo en la cama. No quería volver a ver a su madre nunca mas, se alegraba mas que nunca en ese momento de ir interno a un colegio. Andrómeda estaba en el ultimo curso de Hogwarts, podría verla, un sentimiento alumbro su corazón. Aunque ella no fuese a la misma casa que el, lo sabia porque eso era una de las cosas que mas habia criticado su madre de ella. A su madre jamás le cayo bien su sobrina mayor Andrómeda.
El sin embargo siempre había considerado a Andrómeda como una amiga, su única amiga, incluso de pequeño había sentido amor por ella, tal vez porque nunca nadie le habia comprendido tanto como ella, con el tiempo el amor se desvaneció pero quedo aquella gran amistad entre ellos dos. Andrómeda era muy diferente a sus dos hermanas, tenia los ojos castaños y el pelo... bueno en realidad Sirius no sabia como lo tenia, era una metamorfomaga y se lo cambiaba constantemente, pero si podía apreciar su tez morena poco común en los Black. Sus dos otras hermanas se llamaban Bellatrix y Narcissa. Narcissa era mayor que Bellatrix, tenia un año menos que Andrómeda, era muy guapa, rubia, ojos claros y tez blanca la perfecta Black. Aunque por dentro no era tan hermosa como por fuera, normalmente se pavoneaba por las fiestas que su familia organizaba con Regulus, como buenos hermanos menores se dedicaban a criticarle a el y a Andrómeda. A lo que Sirius y Andrómeda respondían, para Andrómeda Narcissa siempre había tenido cara de amargada. Por ultimo, Bellatrix, era la hermana mas callada y de la que menos sabia, a pesar, de que tuviera los mismos años que el, no solo se parecía en eso, era una autentica fotocopia de Sirius solo que en mujer. Sirius siempre había pensado que era lo mas parecido físicamente a el que había encontrado en la familia.
Cuando Sirius bajo de sus meditaciones, se encontró aburrido y hambriento. Y de repente, una idea cruzo sus pensamientos y se levanto. Desarmo la cama que había sido echa por Kreacher aquella misma mañana y encontró debajo del colchón una bolsa de oro. Su tío Alphard siempre le daba propinas y el como era lógico las guardaba lejos de las miradas de su hermano. Luego salió de su habitación, mirando a ambos lados del pasillo. En sus días de claustro en Grimmauld Place había encontrado una habitación secreta dentro de la casa. Y no solo secreta también era bastante útil, Sirius dedujo que algún antiguo miembro de su familia la utilizaba para viajar lejos de aquella horrible casa.
Al final del pasillo había una puerta vieja, su madre nunca la abría, decía que era una habitación vieja y llena de polvo y que no mantenía a Kreacher para que limpiara cosas que no se utilizaban. Cuando Sirius entro, la habitación estaba a oscuras, un día oyó por la radio mágica que los muggles tenían luces que siempre podían encender, en eso realmente les envidiaba. Sirius saco la varita:
- Lumos!- el único hechizo útil que le había enseñado su madre y probablemente uno de los pocos que sabia. Ante el apareció una habitación de tamaño mediano, llena de polvo, en la cama con dosel se podían apreciar algunas telarañas con sus respectivas habitantes.
En la pared izquierda de la habitación se encontraba una ventana, pero no era una ventana cualquiera ni siquiera se le podía denominar ventana. Era una especie de armario con dos puertas pegado al suelo y que en las puertas tenia unas vidrieras y en vez de tener pomos tenia una cerradura. Sirius rebusco en el cajón de la mesita de la habitación y en la parte de arriba de este, agarrada en un hierro había una pequeña llave dorada. Sirius la había encontrado en una de sus incursiones por Grimmauld Place, en una de estas, se había colado en el despacho de su padre y este la tenia abandonada en un cajón debajo de un montón de papeles que parecían intentos fallidos de falsificar informes para el ministerio. Tres años después de encontrarla, se metió en esta habitación por error y descubrió que encajaba con la cerradura de aquella extraña ventana. Cuando abrías las puertas de la ventana descubrías una pequeña chimenea que en el centro tenia un botecito de cristal lleno de polvos flu. Sirius los había utilizado muchas veces para salir de su casa a escondidas. Al principio no les había encontrado utilidad puesto que no sabia ningún sitio o lugar al cual ir pero con el paso del tiempo su familia había ido a lugares con polvos flu y Sirius se había quedado con los nombres. Sus preferidos siempre habían sido el callejón Diagon y el Callejón Discrammeaded, que tenia muchos lugares de ocio para magos.
Sirius cogió un poco de polvos flu y se metió de cuclillas en la ventana. Lo cierto es que no le gustaba mucho la sensación de viajar por polvos flu, así que resoplo y se quedo un rato preparándose para el momento. Cuando vio que los polvos flu se le estaban esparciendo por el pantalón, decidió que había llegado el momento. Tiro con violencia los polvos al suelo de la chimenea y pronuncio las palabras:
- Callejón Diagon- un fuego verde lo cubrió por completo y su cabeza dio contra el techo de la chimenea. De repente se vio viajando en una espiral de colores y chimeneas.
