Notas: En este sitio no voy a publicar más historias en inglés, solo voy a publicar en español. Las historias en inglés que ya están traducidas y editadas están disponibles en AHA. Esta historia tiene un final feliz, pero va a llevar mucho tiempo y muchos twists.

Esta historia está basada en la Rima XLI de Gustavo Adolfo Bécquer

Tú eras el huracán, y yo la alta

torre que desafía su poder.

¡Tenías que estrellarte o abatirme!…

¡No pudo ser!

Tú eras el océano y yo la enhiesta

roca que firme aguarda su vaivén.

¡Tenías que romperte o que arrancarme!…

¡No pudo ser!

Hermosa tú, yo altivo; acostumbrados

uno a arrollar, el otro a no ceder;

la senda estrecha, inevitable el choque…

¡No pudo ser!

Prefacio

En los últimos siete años en la vida de Elizabeth Bennet había ocurrido una sucesión de desgracias, que pese a todo no lograron abatir su espíritu y transformarla en una mujer amargada. Quizás quién le dio fuerzas para salir adelante en las horas más tristes de su vida fue su hermana Jane, y posteriormente la pequeña Rose…

Abril 1812

Hacia solo una semana que había vuelto a Longbourn y a los ojos de su familia, su vida había vuelto a la normalidad. Nadie sabía que había rechazado otra propuesta de matrimonio, y en este caso de uno de los hombres más ricos del Reino, y era mejor que nadie lo supiera.

De a poco su hermana Jane iba dejando atrás la desilusión del abandono del Sr. Bingley, y Elizabeth esperaba que con un poco más de tiempo tanto el Sr. Bingley como el Sr. Darcy fueran solo un recuerdo del cual era mejor no pensar.

Recientemente su padre, a pesar de sus súplicas había accedido a que su hermana fuera a Brighton con el regimiento del coronel Forester. Salían la semana próxima y solo esperaba que Lydia no hiciera ninguna tontería.

Esa madrugada del martes 14 de abril de 1812, todo cambió…

Como todas las noches después de cenar, el Sr. Bennet se fue a su despacho a tomar un brandy y leer por un par de horas. El resto de la familia se fue a dormir; Jane y Elizabeth compartían habitación al igual de Kitty y Lydia.

Thomas Bennet estaba muy entretenido leyendo un pasaje de la Ilíada iluminado por un candelabro con cuatro velas, varios papeles en su escritorio, una botella y con un vaso de Brandy en mano cuando tuvo un fulminante dolor en el pecho, y cayó su cabeza y cuerpo sobre el escritorio. Lamentablemente los candelabros también cayeron, la ventana estaba abierta, el licor se esparció por los papeles y en unos pocos minutos las cortinas tomaron fuego, posteriormente las alfombras, la leña que aún quedaba del invierno apilada al costado de la estufa, y los libros. En menos de una hora la casa se llenó de humo y el fuego se propagó para la habitación de la Sra. Bennet y el resto de la casa…

De todas sus hermanas, Elizabeth que era la que tenía el sueño más ligero, y entre sus sueños le pareció escuchar un grito y sentía mucho calor. Semi dormida, se dio cuenta que algo extraño estaba pasando, le costaba mucho respirar. Con dificultad logró encender una vela y vio con horror que el cuarto estaba lleno de humo. Jane estaba profundamente dormida y no se despertaba, con desesperación comenzó a sacudirla y a llamarla a gritos hasta que al final logró despertarla.

Las dos hermanas salieron corriendo, Lizzy fue al cuarto de Lydia y Kitty, pero estaba trancado y no pudo abrir la puerta. El pestillo de bronce quemaba, desesperada corrió a buscar a Hill que tenía copia de las llaves. Mientras tanto, Jane fue al cuarto de su madre, pero se dio cuenta que estaba ya muerta, fue al cuarto de Mary y vio que aún estaba viva. Logró despertarla, pero estaba muy mareada.

La noche era muy oscura, no se veía prácticamente nada y a tientas llegaron a la escalera. Mary tropezó y se cayó junto con Jane por las escaleras. Mary se golpeó fuertemente la cabeza y murió, Jane se fracturó el tobillo y no pudo levantarse. Trató de arrastrarse, pero no tenía fuerza, trató de gritar, pero el grito fue muy ahogado. Le costaba mucho respirar, pensó en su familia y en especial en Lizzy y se desmayó.

Por otro lado, varios de los sirvientes ya estaban despiertos a causa que unos minutos antes una sirvienta se despertó y fue la que dio la alarma – fue el grito que despertó a Lizzy. La Sra. Hill al ver a Elizabeth, insistió en que saliera enseguida de la casa y que el Sr. Hill iba a buscar a Kitty y a Lydia. Lizzy estaba visiblemente muy mareada, y se tambaleaba al caminar. Dado que realmente le costaba mucho respirar, y se daba cuenta que estaba por desmayarse, le hizo caso a la Sra. Hill y salió a tomar aire. Unos minutos más tarde el Sr. Hill salió con Jane inconsciente en brazos…