Capitulo 4: El final del terror...
Draco y Ginny pasaron toda la semana juntos. Como el no trabajaba y ella estaba de vacaciones ya que estudiaba para convertirse en periodista mágica, ambos pudieron disfrutar de un invierno juntos. Salieron a andar en patines sobre hielo, a Draco se le ocurrió la mala idea de atacar a Ginny con bolas de nieve... lo que no pensó es que ella podría devolver el ataque mucho peor... así terminaron los dos tirados en el jardín de los Malfoy, correteándose mutuamente con las bolas de nieve flotando en el aire, por el hechizo "Wingardium Leviosa", para tenerlas mas al alcance de la mano.
Ginny había logrado que su madre aceptara a Draco y su padre tenia una posición neutra al respecto. Pero Ron no quería saber nada. Para el Malfoy seguía siendo Malfoy, y objetaba que si él quería estar con Ginny, era por algo... y él iba a descubrir que era...
Sin embargo, estaba un poco mas blando gracias a su esposa, Hermione Granger, con quien se había casado apenas hubo terminado la Gran Guerra, hace dos años, y que además era una de las mejores amigas de Ginny.
Sin embargo, aunque Ginny había presentado oficialmente a Draco como su novio, todavía sus hermanos Fred y George cada vez que lo veían lo usaban para probar en él sus nuevas bromas. El negocio que habían puesto iba viento en popa y estaban amasando sus primeros billetes. A pesar de que su madre les había rogado que entendieran que aunque les doliera a todos, Ginny ya había crecido y estaba decidida a tener su vida propia con Malfoy, ellos seguían diciendo que "el maldito de Malfoy les había robado a su hermanita menor y tendría que pagar las consecuencias...".
Malfoy estaba radiante. Por fin tenia a la menor de los Weasleys con él, y nada la iba a alejar de el. Todo lo que había sufrido en su vida, ahora lo veía recompensado con ella. "Que has hecho conmigo pelirroja", pensaba mientras la observaba caminar mientras que el viento jugaba con su cabello. Y era cierto, desde que la conocía había cambiado considerablemente. Y era que ella le había mostrado que en la vida no todo es dolor. Ella le había enseñado a amar y a ser amado. El amor. Una palabra muy fácil de decir... pero para él para Draco Malfoy, el amor nunca había existido hasta que apareció ella. Para él, el amor era una debilidad, era perder el control de sí mismo para depender tonta y exclusivamente del otro. Y con Ginny se había dado cuenta de que todo eso era cierto, pero a la vez era maravilloso...
FLASH BACK
La sangre se esparcía por todos lados. Lo único que se escuchaba eran los gritos de dolor y de victoria. Los mortífagos eran muy numerosos, pero los partidarios de Dumbledore, a pesar de ser menos, no iban a ser derrotados tan fácilmente. Voldemort se mantenía asechante, estaba protegido por una burbuja de luz roja que impedía cualquier hechizo. Ni siquiera Dumbledore podía romper el campo de magia, por lo que se dedicaba a matar mortífagos. El mago siempre había pensado que matar no debía estar en las manos del hombre, puesto que este es muy débil como para manejar algo tan grande como la vida ajena. Pero en ese momento había dejado de lado sus creencias, al ver como los mortífagos, instados por "Tom", no le tenían piedad ni siquiera a los niños.
Ginny estaba atrapada. Dos mortífagos la tenían acorralada apuntándole con sus varitas, mientras que un tercer hombre la tenia sujeta por los brazos. De su cabeza le salía un hilito de sangre y tenia el labio partido, sin mencionar que no sentía el brazo izquierdo. Uno de los hombres tenia su varita en la mano y con una sonrisa malévola le corrió un mechón de la cara.
- Lastima que tengamos que matarte, muñeca... – En intento darle un beso a lo que Ginny respondió con una escupida en la cara. El mortífago la cacheteo y alzando la varita comenzó a conjurar el maleficio Avada Kedavra. Justo en ese instante cayo muerto. La pelirroja observó que detrás del cadáver del mortífago se encontraba Malfoy. Uno de los hombres que la sujetaba le propino un fuerte golpe en la cabeza que la hizo tambalear y luego cayo al suelo. Lo ultimo que supo, fue que alguien la levantaba. Pero luego de eso nada mas, porque se desvaneció...
Harry, se encontraba de pie con expresión de furia mirando a una mujer con la varita a la altura de su pecho. Se encontraba frente a Bellatrix Lestrange. La mortífaga, tenia una sonrisa que le daba un toque maligno a su demacrado rostro.
Potter, al fin nos encontramos cara a cara... – Le dijo mirándolo fijamente a los ojos como intentando asustarlo. Pero Harry no estaba asustado, estaba contento. Por fin iba a vengar la muerte de Sirius. Porque la iba a hacer sufrir, iba a pagar caro muy caro haberlo dejado sin su padrino. No le contesto. Apretando sus dedos alrededor de su varita, pronuncio:
¡Crucio! –
La mujer no se esperaba que el muchacho utilizara una de las maldiciones imperdonables, y cayo al suelo retorciéndose del dolor. Harry la observaba gritar y no se le movió un músculo de la cara. Todo ese tiempo había pensado en como castigarla, y había reservado aquel maleficio para ella. Nunca había disfrutado con el dolor ajeno, ni siquiera cuando mataba a los mortífagos. Pero con ella era diferente. Ella se lo merecía, y él iba a hacerla sufrir todo lo que pudiera. Cuando pensó que Bellatrix estaba a punto de morir del dolor, levanto la varita y se preparo para matarla.
Sin embargo, sintió que sus pies se elevaban y que ya no estaba en el suelo. Y efectivamente, estaba en el techo de una casa con el mismísimo Lord Voldemort frente a el. El innombrable lo había trasladado desde el campo de batalla hasta el techo, y ahora lo miraba casi con asombro.
Nunca imagine que utilizarías una maldición, Potter... -
¿Tu no querías que la matara no es cierto? Ya la salvaste una vez... – Harry recordaba perfectamente cuando Voldemort al término de su quinto año en Hogwarts, entro al ministerio y tras un breve enfrentamiento con Dumbledore, escapo pero llevándose con él a Lestrange.
Así es, que buena memoria... te deje divertirte un poco con ella, pero no es necesario matarla... –
A ti no te importo eso cuando mataste a mi madre ¿o sí? –
Tu madre no debía morir. Se interpuso cuando quise matarte, fue una estúpida... -
¡Ni se te ocurra insultar a mi madre! – Harry levanto su varita y le lanzo un hechizo, pero Voldemort lo esquivo. El campo de fuerza que había conjurado los envolvía, por lo que nadie podía ayudarlo. Harry tuvo que agacharse porque Voldemort le había lanzado un hechizo. No escucho bien cual era, pero seguro que viniendo de el no era algo bueno. Los dos no paraban ni un instante. Se atacaban y se defendían al mismo tiempo, por lo que ninguno salía mortalmente herido. En el campo, nadie luchaba. Todos estaban observando el espectáculo como si fuera una película de cine.
Cuando ambos se separaron jadeando, Voldemort lanzo un gruñido.
¿Pero que diablos esperan? ¡MATENLOS! – Tras lo cual la pelea se intensifico y la sangre volvió a manchar las ropas de los presentes.
La vejez no te sienta bien, Tom, veo que estas cansado... - Harry lo miraba furioso y quería encontrar un punto débil antes de seguir luchando.
Yo NUNCA me canso. Te estoy dando ventaja. –
¿El Gran Voldemort dándole ventaja a alguien? ¿Qué pasa Tom? ¿Acaso te has ablandado? –
Parece que estas demasiado arrogante. Ni siquiera Dumbledore me había hablado así... – Voldemort parecía asombrado y a la vez divertido. Nunca nadie había osado hablarle de esa forma, ni siquiera en sus años como estudiante...
Porque no te tengo miedo... -
¡Entonces te enseñare a que lo tengas! –
La pelea se reanudo. Siguieron atacando y defendiéndose hasta el cansancio. Pero en un momento de debilidad, Harry acabo en el suelo con su varita a pocos centímetros de su mano. Fue en ese momento que Voldemort se le acerco y le piso los dedos para que no pudiese tomarla. Con su varita en el cuello de Harry le indico que se parara.
Pero que tenemos aquí. Parece que el niño que vivió, el pequeño Harry Potter esta vencido. No eres nadie comparado conmigo niño... – Y mirándolo a los ojos agrego:
¡Cruciatus! – Harry sentía como sus rodillas se doblaban y se arrodillaba ante él. Recordó algo parecido en un cementerio hacia como 7 años... el día de la muerte de Cedric, si eso era...
Deseo con todas sus fuerzas el poder necesario para no ser derrotado. Deseo con todas las ganas poder vengar la muerte de sus padres. Y por sobre todas las cosas, quería matar a ese desgraciado que tenia enfrente que le había quitado todo lo que él tenia. Y que había matado a tanta gente inocente, dejando a muchas personas en su mismo estado: los había dejado solos.
De pronto, sintió que ya no estaba allí. Abrió los ojos y se encontró en Hogwarts. Estoy muerto Fue lo primero que se le cruzo por la cabeza, y como si alguien hubiese leído sus pensamientos, una voz detrás de el le dijo:
No estas muerto. Estas en un universo paralelo al que conoces. Y estamos aquí contigo. – Harry conocía esa voz. La había escuchado hace un tiempo atrás, y la había escuchado cantarle de muy pequeño. Pero era imposible. Seguía de espaldas. No quería voltear y que esa felicidad dentro de él se desvaneciera de golpe. Pero no era un Gryffindor por nada. Junto mucho valor y se dio la vuelta. Cuando lo hizo, su corazón empezó a latir a mil por hora, y sus hermosos ojos se abrieron de par en par. Allí estaba su madre, su padre y... Sirius. Todos sus seres queridos que a él tanto le hacían falta. Estaban allí con él para apoyarlo y darle el animo que necesitaba.
P..p... pero... –
Shh... no digas nada y escucha que no tenemos mucho tiempo... – Le dijo Sirius regañándolo como solía hacerlo en Grimmauld Place. Pero con una sonrisa en los labios que lo hacían tan agradable.
¡Hey‼ ¡Tanto tiempo sin ver a mi hijo, y ahora tu vienes a regañarlo! – Dicho esto, James le dio un fuerte abrazo a Harry, que sintió que nada le haría más feliz que quedarse allí con sus padres. Lily se dirigió hacia él y tras abrazarlo, le dio un beso en la mejilla. Harry pensó que nunca mas se limpiaría la mejilla.
Bueno hijo. Estamos aquí para ayudarte. Para poder vencer a Voldemort tienes que utilizar una magia muy antigua y que él desconoce. Es el mismo tipo de magia que utilice yo para salvarte cuando eras un bebe. El no puede combatir ese tipo de magia, porque no puede sentir. Hace mucho tiempo cuando se dio cuenta que el dolor y el amor iban de la mano, se hechizo a sí mismo para que nada ni nadie pudiese provocarle dolor. Pero asimismo no puede sentir amor, y es por eso que tienes que usar ese poder en su contra. El hechizo que utilizo tiene un contrahechizo. Pero muy pocas personas lo conocen. Lo peculiar de este contrahechizo es que puede resultar mortal para la persona a la que se le aplica y si esta no muere quedaría en unas condiciones de vida lamentables y perdería todo su poder. Voldemort sabia a que atenerse al utilizar aquel hechizo pero no pensó que alguien podría hallar el contrahechizo. Ahora, debes aprenderlo y utilizarlo, ya que eres el único con el poder suficiente como para lograrlo. –
Harry no podía hablar. Se limito a asentir con la cabeza. Su padre saco la varita, y le dijo:
Bien hijo, el hechizo es: RADAMANTUS OXTEMPRA y debes gritarlo muy fuerte al mismo tiempo que apuntas con la varita a tu oponente. Debes mirarlo fijamente a los ojos y nunca perder el contacto visual. Si todo funciona bien, una luz dorada saldrá de tu varita y envolverá a Voldemort. Lo que suceda luego, ni nosotros lo sabemos. Pero ten por seguro que después de eso nada podrá ayudarlo. – Harry intento un par de veces hacer el hechizo y a la tercera observo una luz dorada salir de la varita.
Harry, por favor, no quiero que sigas llorando por mí. – Sirius había puesto una mano en el hombro de su ahijado y hablaba pausadamente. – Yo termine como siempre soñé hacerlo, luchando. Ten por seguro prefiero haber muerto como lo hice y no de viejo escondido en esa horrible casa con un elfo domestico que me odia (y no es que yo lo ame...).
Sirius...me haces mucha falta...y te aseguro que voy a matar a Lestrange en cuanto acabe con Voldemort... –
Harry...¿Recuerdas cuando escape de Azcaban y lo único que quería era matar a Colagusano? Tu me detuviste y me dijiste algo así: James no hubiese querido que sus amigos se convirtieran en asesinos por su culpa...y tienes razón...yo no quiero que te conviertas en un asesino por mi culpa...pero para saciar tu sed de venganza, puedes llevarla a Azcaban...y darle lo que se merece...- Sirius había dicho esto ultimo casi en un susurro y le guiño un ojo.
Bueno, creo que es tiempo de que regreses... – Le dijo su madre.
Pero...¡yo quiero quedarme!- Protestó Harry.
Uno no puede hacer siempre lo que quiere hijo. ¿Crees que yo no he querido estar contigo cuando tus tíos te trataban tan mal? ¿Crees que me encanta estar muerta, sabiendo lo mucho que sufres en este momento? No Harry. Pero moriría cien veces mas, sabiendo que así te salvare la vida como lo hice una vez. Y ahora es momento de que vayas y te enfrentes a tu destino. – Le dio un ultimo y tierno beso de esos que solo las madres saben dar y con lagrimas en los ojos se despidió de su hijo.
Y quiero que te conviertas en el mejor buscador de todos los tiempos...ese era mi sueño al menos...¡y no creas que no te he visto jugar eh! – James lo miraba a través de esos anteojos rotos, y le hablaba como todo un soñador. Harry se sentía el más feliz del mundo. Ya no creía que la vida era injusta con él, porque sabia que aunque sus padres no pudieran abrazarlo todos los días, o darle un consejo cuando lo necesitaba, ellos estaban siempre con él.
De golpe, un mareo lo devolvió a la realidad. Allí estaba agachado junto a Voldemort que lo miraba con una sonrisa de superioridad. La felicidad que había sentido momentos atrás aun le perduraba y alzando la varita se levanto del suelo sin ninguna dificultad. Ahora la expresión de Voldemort era de terror. Nunca nadie se había liberado tan rápida y fácilmente del maleficio Cruciatus y ahora Harry lo miraba amenazadoramente con la varita en alto.
¿Sorprendente no? – Le dijo el chico, concentrándose mucho en los fríos ojos de su adversario.
Veo que tienes mas poder del que imagine. Por eso es que la profecía te marco como mi oponente desde que apenas eras un insignificante bebe. –
Te equivocas. La profecía no me marco. Tú lo hiciste al tratar de matarme. La profecía no decía "Harry Potter", sino que hablaba de un niño que nació el ultimo día del mes 7...podría haber sido yo...o Neville Longbottom...- Voldemort estaba estupefacto. Nunca había escuchado la segunda parte de la profecía, y ahora se enteraba que había dos bebes...no uno...y que él era el culpable de haber perdido todo su poder hacia 21 años...
Harry aprovecho este momento de debilidad para recuperar su varita que había quedado tirada en el suelo y comenzar a pronunciar su hechizo. Noto que Voldemort estaba ensimismado en sus propios pensamientos y cuando sintió que era el momento adecuado, apuntándolo con su varita grito:
¡RADAMANTUS OXTEMPRA! – Voldemort se quedo helado. Una intensa luz dorada emanaba de la varita de Harry e iba directo a él. Comenzó a sentir dolor mucho dolor. Sudaba y gritaba como nunca lo había hecho. Los presentes, nuevamente habían cesado su lucha y miraban asombrados algunos y asustados otros. Los mortífagos más inteligentes desaparecieron del lugar al instante, mientras que los otros se quedaron paralizados donde estaban.
¡¿Qué es esto?! – Voldemort profería gritos de dolor a cada instante y Harry sentía que ya no podría seguir sosteniendo la varita. Pero tenia que hacerlo. Y lo hizo. Veía como su enemigo de tantos años era destruido frente a sus ojos. Nunca mas podría causar daño. Finalmente el hombre que había impuesto el terror en el mundo mágico, se desplomo en el suelo. Mas bien en el techo, ya que estaban sobre una casa...
El campo de fuerza que los envolvía desapareció y la multitud reunida allí se quedo totalmente paralizada. Hasta Dumbledore parecía no saber que hacer por primera vez en su vida. Los mortífagos estallaron en gritos de furia y atacaron nuevamente. Pero los aliados, sabían que ya no tenían a Voldemort para ayudarlos por lo que pudieron enfrentarlos sin mayores problemas.
Harry no supo que hacer. Ya estaba, lo había logrado. Había cumplido la profecía. Había terminado con el hombre más temido en la historia. Y ahora no sabia que hacer. De pronto se le ocurrió constatar que él estaba realmente muerto. Por lo que se acerco... puso sus dedos índice y mayor en el cuello del supuesto cadáver y sintió como el pulso estaba sumamente débil. Pero estaba. Conque esa basura no se moría tan fácil...pero recordó las palabras de su madre. Tal vez ya no tendría mas poder. Tal vez ese era mejor castigo que la muerte misma. Lo había convertido en lo que él mas odiaba: Un Muggle.
La Gran Batalla había terminado. Voldemort estaba encerrado en una celda protegida con magia por si las dudas, y los mortífagos eran apresados todos los días. Harry necesitaba guardaespaldas porque sus "fans" no lo dejaban respirar. El mundo mágico estaba de fiesta. Y el muggle sentía que algo bueno había ocurrido, pero no entendían que podía ser.
Pero en algún lugar, un rubio sentado en su cama observaba a una muchacha inconsciente...
Él, no sospechaba que su vida iba a cambiar drásticamente...
FIN DEL FLASH BACK
