Capitulo 5: Amenazas

Luego de las vacaciones, Draco retornó a su trabajo. Ginny tuvo que volver a su casa (ya no vivía con sus padres, sino que se había comprado un departamento cerca del Callejón Diagon...) y también tuvo que volver a sus estudios. No se veían casi nada, pero las lechuzas entre ellos, volaban a cada instante.

En la empresa Malfoy S.A. los empleados no entendían el cambio de personalidad de su jefe. El siempre se había mostrado frío y arrogante con ellos, y su deporte favorito era despedir a uno por mes. Y aquella semana había entrado con una sonrisa que no se le quito ni siquiera cuando le mostraron las facturas del mes (momento en el cual siempre se ponía mas pálido que de costumbre y le gritaba a quien no se escondiera tras una mesa... Se lo veía un poco desconcentrado (muy poco habitual en el) y nadie entendía que era lo que le sucedía...

Draco estaba sentado leyendo y firmando papeles. En eso estaba cuando su secretaria golpeó la puerta:

- Adelante. –

- S..s... señor... -

- Que pasa. –

- Es que... el señor Harry Potter se encuentra solicitando una entrevista... –

¿Potter? ¿Qué hacia en SU oficina?

- Muy bien, hágalo pasar – Dijo un tanto preocupado y sin ninguna convicción.

Termino de decir esto, y se quedo mirando como la mujer algo gorda y con anteojos ridículos cerraba la puerta tras de si. Luego, se volvía a abrir y un hombre morocho alto y con una extraña cicatriz en la frente, entró en la habitación.

- Potter –

- Malfoy –

- ¿A que debo la molestia de tu visita? –

- No creas que vengo a saludarte Malfoy –

- No, me imagino... si fuera así, ya estaría pidiendo un turno en el San Mungo... – Malfoy fue el único que rió con su propio comentario

- Vine por Ginny. –

Malfoy frunció el entrecejo. Se imaginaba que si Potter venia a verlo seguro que era por ella. Ginny era lo único que ellos tenían en común, y una de las cosas por las cuales seguían peleando como cuando eran pequeños...

- Habla – Le dijo el rubio acomodándose en su sillón y sin darle ningún tipo de invitación a que se acomode. Pero Harry no tenía intenciones de sentarse y mucho menos de ponerse cómodo. Siguió parado en la puerta con expresión seria y sin quitarle la vista de los ojos. Luego de la Guerra, se había convertido en auror y la primer persona en meter en Azcaban fue a Lestrange. No había vuelto a ser el mismo. Ron y Hermione, sus mejores amigos sentían que ya no podían ser los mismos con el. Estaba mas apartado, frío y ya no reía con facilidad. Estaba muy cambiado.

- ¿Estas con ella verdad? –

- Y si así fuera ¿Qué? –

- Sabes que nunca lo permitiré. –

- Te voy avisando que ella me eligió a mi. Y tu no puedes hacer nada con eso. –

- Ginny Weasley no puede haberse enamorado de un Malfoy. Tu la engañaste. Yo te conozco muy bien. –

- ¡Tu no me conoces! ¡Y no vuelvas a hablar de ella como si fuera una idiota que no puede pensar por si misma! – Draco se había levantado y sus dedos apretaban la varita en uno de los bolsillos de su túnica.

- Ya veras Malfoy. Ginny nunca será tuya. Y me encargare de que se de cuenta la basura que eres. –

Dicho esto se fue, dejando a Draco enfurecido y con ganas de despedir a alguien ...

Las semanas pasaban y Ginny no veía la hora de reencontrarse con Draco. La universidad la tenia abrumada y los profesores parecían empecinados en no darles un respiro. De vez en cuando le llegaba una lechuza plateada con unas plumas verdes (teñidas por arte de magia...) que le hacían saltar de alegría. Ella sabia que aquella lechuza pertenecía a Draco y se apuraba en leer el mensaje y contestarle.

Aunque siempre era casi lo mismo:

"Querida Ginny: ¿Cómo estas? Yo espero que bien, con mucho trabajo y muchas ganas de verte... bla bla bla..."

Sin embargo, las cartas siempre le levantaban él animo y la ayudaban a seguir adelante. Lo único que la reconfortaba era pensar en él y en que seguramente él pensaba en ella.

Una noche en la que no podía dormir, su mente comenzó a hurgar en sus pensamientos. Los recuerdos fluían en su cabeza, y sonrió al acordarse de su primer beso con Draco. Aquel beso robado, que tanto le había gustado...

FLASH BACK

Ginny despertó. Abrió un poco los ojos pero rápidamente los volvió a cerrar. Nuevamente los abrió y lo que vio no le gusto. Estaba en una habitación muy elegante, bastante amueblada, obviamente no era la suya. Pero de pronto, recordó la batalla. No podía entender como había ido a parar allí. Lo ultimo que recordaba era la cara de aquel mortífago que había intentado besarla... un golpe en la cabeza... y nada mas...

Intento pararse, pero su brazo no le respondía, Una venda lo ataba a su cuello por lo que la tenía inmovilizado. Se saco la sabana que la envolvía y se dio cuenta que lo único que la tapaba era un camisón verde algo translucido. Su ropa no estaba en ningún lugar.

Pensó que lo mejor seria acostarse hasta que alguien viniera a ver si estaba viva. Pero luego pensó ¿Y si nadie se da cuenta de que estoy aquí?. Entonces se paro con mucha dificultad, y camino hacia la puerta. Puso su mano derecha en el picaporte y cuando iba a girarlo, la puerta la abrió empujándola hacia atrás. Se quedó helada al ver que la persona que tenia enfrente era nada mas ni nada menos que Draco Malfoy.

- Así que ya estas despierta. –

- ¿Tu me trajiste aquí? –

- No, tu sabes que te encontró un hipogrifo muy bueno que dijo "vamos a salvar a esta niña, ¿a dónde la podemos llevar? ¡Sii! ¡A lo de Malfoy! Entonces, te trajo aquí... –

- ¿Crees que soy estúpida o que? –

- Bueno... –

- Pues déjame decirte que no tenias por que salvarme de nuevo y traerme hasta ¿tu casa? - Dijo la pelirroja mirando a su alrededor.

- Si, es mi casa, y si quieres la próxima vez que te encuentre desangrándote en el piso con tres mortífagos a tu alrededor que quieren usarte y luego matarte voy a quedarme mirando y luego aplaudir... desagradecida... – Malfoy estaba enojado y a Ginny no le gustaba nada estar con el rubio enfadado en una misma habitación.

Bueno... no creí que te pondrías así... en realidad tienes razón... mmm. g...gra...gracias... – Miraba sus pies y no quería levantar la cabeza para no demostrar que se había puesto nerviosa.

- Así me gusta mas... y bien, para que sepas, te quedaras aquí hasta que puedas valerte por ti misma. –

- ¿¡Que!? A mí me parece o me estas dando ordenes... –

- Veo que nos vamos entendiendo. Aquí, yo doy las ordenes y tu obedeces como una niña buena. –

- ¡Ah no... eso sí que no! ¡Esto es un secuestro! –

- Te guste o no, aquí te vas a quedar... o si prefieres puedes irte... pero con una condición... –

- Malfoy se acercaba a ella y Ginny inconscientemente caminaba hacia atrás.

- Yo no acepto condiciones de un Malfoy –

- ¿Segura? Podríamos pasarla muy bien juntos... – Malfoy la había acorralado contra la pared y ella no hacia nada para alejarlo.

- Deja de decir idioteces. Tu y yo no podemos hacer nada juntos... –

- Yo creo que estas equivocada... y te lo voy a demostrar... –

Malfoy tomo con una mano las de ella y las presiono contra la pared. Con la mano que le quedaba libre rodeo su cintura y la acerco a él. Ginny quiso gritar, pero en ese momento sintió como sus labios se encontraban con los de él. Quiso resistirse, pero Draco era muy fuerte (N/A: ESA ES UNA EXCUSA BARATA... PERO YO TMB LA USARIA ) y no conseguía zafarse. Mantenía su boca cerrada, pero lentamente fue cediendo. En su interior le gustaba lo que estaba pasando. Su corazón palpitaba y la confundía. Malfoy cada vez la sujetaba menos y ella no hacia nada para intentar soltarse. Todo lo contrario. Le dio paso y por fin la lengua de Draco pudo entrar en su boca. Nunca en su vida un beso le había hecho sentir tantas cosas. Sin que se diera cuenta, él la había soltado y ella continuaba contra la pared respondiendo aquel beso.

Pero en ese momento, algo dentro de su cabeza le dijo te estas besando con un Malfoy... y te gusta... Un sentimiento de culpa la invadió y se separo del rubio empujándolo de tal manera que quedaron a una distancia considerable.

- ¿Pero que haces? – le pregunto Draco visiblemente enfadado.

- Esto no esta bien. ¡Y no vuelvas a acercarte a mí! – Estaba agitada y respiraba entrecortadamente.

- Si eso quieres... – Su frialdad había regresado a él y sus ojos grises estaban concentrados en ella - Pero no te vas a ir de aquí hasta que estés completamente curada. - Malfoy no entendía porque hacia lo que hacia. Sencillamente sentía que no podía dejar que se fuera en ese estado. Recordó que había visto como un mortífago quería aprovecharse de ella y la furia lo descontrolo. Luego de matar a los tres, la vio tendida en el suelo desangrándose y lo primero que pensó fue en protegerla. Se veía tan indefensa... pensaba, pero luego pensaba en que era un Malfoy, no podía compadecerse de nadie... pero podría sacar algún provecho de esto...

Todavía con ese pensamiento, salió de la habitación pegando un portazo. Ginny se dejo caer en la cama. No podía creer lo que le estaba pasando. ¡Y no le había preguntado dónde estaba su ropa!. Lógico... como iba a pensar en su ropa, cuando había besado al chico mas deseado en la alta sociedad. Coloco su dedo índice en sus labios aun húmedos, y cerro los ojos... jamás olvidaría el sabor de ese beso... aquel beso robado de Draco Malfoy...

Ginny abrió el armario. Se encontró con mucha ropa vieja. Sin duda de su madre... pensó. Encontró un vestido verde (no por nada se encontraba en la casa de una familia de Slytherins) y creyó que era el mas "adecuado". Era mas corto que los demás le llegaba por la rodilla y tenia un escote no muy pronunciado. Era mucho más sencillo a los demás, por eso lo eligió. Agradeció que la madre de Malfoy no fuera muy gorda, porque sino su ropa no le hubiese servido de mucho...

Con eso puesto, se dispuso a bajar. Iba a encontrar su ropa, tomar un poco de polvos flú e irse de esa inmensa casa. Pero cuando salió de su habitación, se encontró con un corredor larguísimo. Esto va a ser más difícil de lo que creí... se dijo a sí misma, y con cuidado comenzó a abrir las puertas que se encontraban una al lado de la otra. Se preguntaba para que tantos cuartos, si en la familia sólo habían sido tres personas y no halló una respuesta. En eso estaba cuando una voz la espanto:

- ¿Necesita algo señorita? – Ginny se dio vuelta pálida del susto. Suspiro aliviada al encontrarse de frente con un elfo domestico.

- N..no... gracias... -

El señor Malfoy pide que la escolte al comedor para poder comer usted algo... me imagino que estará muerta de hambre... – El elfo tenia razón. Su panza le pedía a gritos algo para saciar su hambre.

- Esta bien. – Ya tendría tiempo de preguntarle a Malfoy donde estaba su ropa...

Los dos caminaron por el sombrío corredor y luego bajaron una escalera. Atravesaron una puerta y al fin llegaron a un amplio salón con una larga mesa en el centro. Sobre la mesa había velas levitando en el aire y Malfoy se encontraba parado frente a una chimenea.

- Al fin llegas. – Le contesto con un tono muy frío.

- Agradece que estoy aquí, porque si fuera por mí ya me habría ido hace tiempo –

- No pensabas eso cuando te bese... – Una sonrisa débil atravesó la cara del rubio que se había dado vuelta y clavaba sus grises ojos en los de ella.

- No hables de lo que no sabes – Un silencio incomodo los invadió. Ambos se miraban sin pestañear como intentando acuchillarse por medio de las miradas.

- Señor Malfoy... señorita... la comida esta lista... – El elfo había aparecido junto con todo un banquete y observaba a Malfoy con terror. Seguramente se había dado cuenta de que no estaba de buen humor.

Se sentaron uno en cada punta y durante la cena, ninguno se dirigió la palabra. De golpe, Ginny se acordó de algo. ¡La batalla! ¿Cómo es que ella no se había acordado que estaban peleando por sus vidas? ¿Qué había pasado con Voldemort? ¿Y su familia? ¿Y Harry?

Decidió que lo mejor era preguntarle a Malfoy. Y eso hizo. Este le contó sin muchos detalles todo lo que había pasado luego de que él trajera a la chica a su casa y volviera a luchar. Pero ella quería estar con sus seres queridos. Quería acompañarlos, festejar... pero no... estaba con aquel rubio insoportable que se creía que tenia control sobre su vida.

Pero por mas que le pidió encarecidamente que la dejara irse, cada vez que intentaba acercarse a la chimenea, rebotaba. Al parecer le había puesto un conjuro protector para que solo pudiese salir quien supiera la contraseña... y ella, obviamente no la conocía.

Pasaron varios días y ellos casi ni se veían. Draco trabajaba y Ginny se entretenía buscando contraseñas para ser libre. Un par de veces se había sentido observada y eso la incomodaba. Pero luego pensaba que eran ilusiones suyas... ¿Cómo un Malfoy se va a interesar en una pobre Weasley como yo?...

Mientras tanto, Malfoy no podía sacarse de la cabeza a aquella pelirroja que se había resistido a él. Nunca ninguna chica había podido resistirse. Todas acababan en su cama. A lo sumo jugueteaban un par de días... pero siempre caían en sus redes.

Pero la Weasley era diferente... ella no era como las demás... no estaba interesada en él... y esto lo molestaba. Estaba decido a tenerla. Y se iba a salir con la suya...

Había pasado una semana. Ginny estaba en la sala mirando la televisión. Ya estaba resignada a vivir allí. Su brazo había mejorado considerablemente, pero Draco decía que todavía no estaba del todo sana. Y en el fondo no le disgustaba que la trataran como una reina...

En eso escucho que llegaba. Se hundió mas en el sillón, como queriendo que se la tragara. Y vio como llegaba empapado. No pudo con la curiosidad y le pregunto:

- ¿Pero que te paso? ¿Descubriste que eres un cerdo y te tiraste a revolcarte en un charco? –

- Que graciosa Weasley. Pero no. Y yo no tengo que darte explicaciones. –

- Oh vamos Malfoy. Cuéntame... porque voy a seguir buscando explicaciones... y no creo que te dejen bien parado... –

- Voy a contarte. Pero no creas que tus amenazas me asustan... resulta que una de mis ex empleadas... –

- ¿Ex empleadas? –

- Si, ex porque la acabo de despedir... ¡Y no interrumpas si quieres que te cuente! -

- Bueno, bueno... pero que carácter... continua... -

- Decía, que una de mis ex empleadas, quiso hacer un hechizo para que no se sintiera tanto el calor... pero se confundió... y en lugar de que el lugar estuviese mas frío, hizo que nos congelemos... por lo que TODOS los de la oficina tuvimos que esperar a "descongelarnos", para poder movernos... – No pudo terminar. Ginny estaba en el suelo alfombrado, muriéndose de la risa y con las manos estrujándose la panza.

- ¡Jajajajajajjaj! ¡Descon... descong... descongelarse. jajajajja! – Draco no se resistió. La risa contagiosa que tenia la pelirroja surtió efecto y el estructurado rubio comenzó a reír. Jamás había reído tanto. Y ahora los dos estaban en el suelo riendo sin parar. De pronto cesaron y el se sentó. La observo. Ella seguía tendida en la alfombra con la sonrisa en los labios y unos mechones rojos como el fuego atravesándole el rostro. Suavemente se los corrió y clavando su mirada en los ojos de la chica, la beso. Pero no fue un beso como el anterior. Este contenía pasión acumulada durante mucho tiempo. Él acariciaba su cuerpo y ella jugaba con el cabello rubio de Draco. Estuvieron un tiempo así. De pronto, se escucho una explosión. De la chimenea, salto un grupo de pelirrojos con un muchacho poseedor de una cicatriz algo peculiar.

- ¡SUELTALA YA! – Le grito Harry a Malfoy, al mismo tiempo que Ron se reponía de su susto inicial por haber encontrado a su "hermanita" en circunstancias poco amigables para él. Los mellizos Weasleys corrieron hacia donde se hallaba Ginny, quien no entendía nada, y la tomaron de los brazos, mientras ella pataleaba y gritaba como una loca. Ron se acercó a Malfoy que intentaba detener a Fred y George y le propino un golpe en la cabeza que lo dejo tumbado en el suelo. Harry también se le acerco a Malfoy que intentaba levantarse y colocando su varita en el cuello del rubio le dijo casi con un susurro.

- Ginny es mía. No te vuelvas a acercar a ella... – Dicho esto le envió un desmaius, y lo dejaron allí inconsciente mientras se llevaban a rastras a Ginny que aun tenia el sabor de aquel beso en sus labios...

FIN DEL FLASH BACK

Malfoy se encontraba en su cama. La inesperada visita de Harry ese día lo había dejado pensando. El también recordaba aquel primer beso...y el segundo...pero también recordaba como los estúpidos de sus hermanos habían llegado justo en el momento menos indicado. Luego del desastroso incidente, despertó con el labio partido, el ojo violeta y la mitad de la cara hinchada. Pero todo había valido la pena. Porque ahora lo reconfortaba saber que alguien en algún lugar pensaba en el, y una sonrisa se le dibujo en la cara.

Sin embargo, algo lo inquietaba...y no era algo...mas bien alguien...y ese alguien era...

Harry Potter ...