Capitulo 1 ---->  Vacio

Vacío....... vacío era todo lo que sentía, no podía pensar en nada, y lo que aún era peor, no podía sentir nada... ¿cuanto tiempo habría pasado ya? Había perdido la cuenta, se dio media vuelta en la cama y tropezó con sus gafas, se incorporó para ir a la cocina, aprovechando la oscuridad de la noche y así no tener que encontrarse con alguno de sus desagradables parientes, pero se tambaleó y estuvo a punto de caer al suelo, hacia demasiado tiempo que no comía nada, y aún así no tenia ganas, en realidad no tenia ganas de hacer nada, lo único que había hecho desde que acabó su 5º año en Hogwarts era estar tumbado en la cama de su habitación en el nº 4 de Privet Drive, al principio pasaba sus horas llorando, pero ahora ni tan solo eso... sus lagrimas se habían agotado, de vez en cuando bajaba a hurtadillas a la nevera para comer algo sin ser visto, pero las visitas a la cocina cada vez eran más eventuales y ya ni siquiera recordaba cuando fue la ultima vez que comió algo, al principio sus tíos le gritaban que saliese de la habitación (para seguir utilizándolo como sirviente), pero tras varias semanas se acostumbraron al hecho de no ver a su sobrino y les pareció que así estarían mejor, hacia casi una semana que Harry no veía a Hedwig, pero también se había acostumbrado a eso, la lechuza cansada de ser ignorada desaparecía durante temporadas largas, y cuando regresaba lo hacia con una nueva carta, carta que iba a parar al montón de cartas que Harry tenia en el suelo de su habitación, por lo menos 70 cartas sin leer, todas las cartas que Había recibido de sus amigos y que ni siquiera se había molestado en abrir, le daba todo igual, todas sus ilusiones se habían desvanecido dos meses antes, cuando la única persona al que él consideraba de su familia había muerto a manos de las fuerzas Tenebrosas de Voldemort, el mago que le había arrebatado todo cuanto tenia en la vida, ya ni siquiera la ilusión de volver a ver a sus amigos le llenaba, por que se sentía verdaderamente solo, soledad en un mundo en el que todos le conocían y admiraban, esbozó una sonrisa irónica y de tristeza ante este pensamiento y abrió la puerta de su habitación cuidadosamente y bajó por las escaleras dejando atrás los ronquidos de su tío Vernon que retumbaban en el silencio de la noche.

Al abrir la nevera tomó la leche y se sirvió un vaso, al que acompaño con galletas y un pedazo de pastel que encontró en la nevera,

- Del cerdo de Dudley - imaginó, y subió de nuevo escaleras hacia arriba, sintiéndose con más fuerzas, se paró a escuchar, todo seguía en silencio, exceptuando los ronquidos de su tío, pero al abrir la puerta de su habitación, se sobresalto ante la presencia de una lechuza blanca y negra que no había visto nunca, y cuando se dispuso a tumbarse de nuevo en la cama para ignorarla como a todas las demás, se dio cuenta de que la carta que ésta portaba enganchada en la pata, se trataba de un Howler, ¿quien le habría enviado un Howler?, enseguida le vino a la mente la señora Weasley, pero ¿por qué habría utilizado esa lechuza?, lo que estaba claro es que debía pensar con rapidez, pues si abría la carta despertaría a sus tíos y probablemente a todo el vecindario, pero si no la abría el resultado seria el mismo, o mejor dicho, peor, así que intentando pensar fríamente optó por abrir la carta, mirándolo bien, ¿a que podían castigarlo sus tíos? ¿A no salir de su habitación?, eso no resultaría un problema, así que abrió la carta con nerviosismo, apretando los ojos con miedo por los chillidos que le esperaban, pero para su sorpresa no escuchó ningún grito, simplemente una voz firme, serena, que le hablaba en un tono normal, tranquilo:

- Hola Harry, buenas noches, soy Albus Dumbledore, perdona que haya tenido que recurrir a un Howler, pero ya eran 10 las cartas que te había enviado sin recibir respuesta alguna, y necesitaba saber de ti, de tu estado, de tus sentimientos, y sobretodo necesitaba que me escuchases, sé que no puedo entender tus sentimientos, nadie puede, pero si puedo entender que todo esto esta resultando muy doloroso para ti, entiendo la soledad a la que estás sometido, y no quisiera caer en frases típicas de consuelo, pero debes saber que todavía hay gente que te quiere, que se preocupa por ti y que está sufriendo mucho por tu situación y no estás siendo justo con ellos, si fueras el adulto que pensé que eras, serias capaz de ponerte en la situación de tus amigos, ¿cómo crees que se deben sentir Ron y la Señorita Granger sin poder ayudarte, sin estar contigo para mostrarte su apoyo, sin saber nada de ti? - un sentimiento punzante atravesó el pecho de Harry ante estas palabras, un sentimiento de culpabilidad- ¿cómo crees que se sienten los señores Weasley que te quieren como a uno más de sus hijos? ¿Cómo crees que me siento yo mismo? y ¿cómo crees que se sentirían tus padres y Sirius, que dieron su vida por el amor que te tenían, si vieran como te estás comportando? - Dos lágrimas silenciosas cruzaron el rostro de Harry - ponte en el lugar de cualquiera de las personas que te quieren y trata de imaginar como actuarías tú en su situación.
Me encantaría saber que esta carta ha servido para algo, para hacerte sentir mejor, o recapacitar, sé que será así, pues confío en tu nobleza, y en tu madurez, pues si no me equivoco en estos momentos - El reloj de péndulo del comedor tocó las 12:00 - ya tendrás 16 años, mi regalo solo son mis palabras y la noticia de que esté año, y si tu lo deseas, ocuparás el puesto de capitán en tu equipo de Gryffindor. Por último tengo que pedirte un favor, y se trata de que, aunque no te sientas con ganas, te traslades a la madriguera con la familia Weasley, sé que te puede resultar duro, pero estoy convencido de que te hará bien. Sin más dilación me despido no sin antes mandarte un fuerte abrazo de parte de Hagrid.

Tras escuchar la carta y la voz de Dumbledore, que le infundía paz y tranquilidad, Harry limpió las lagrimas que resbalaban por su rostro, se sentía culpable, Dumbledor tenia razón, pensó en lo mal que lo debían estar pasando sus amigos, sin tener noticias de él, y pensó que se había estado comportando de manera injusta, como un niño "malcriado", así que tomó un trozo de pergamino, y escribió tratando de tranquilizarse:

- Gracias por sus palabras, siento mucho mi comportamiento. H. Potter.

Ató el pergamino a la pata de la lechuza que le había traído la carta de Dumbledore y ésta salió volando, y cuando Harry se dirigió a cerrar la ventana, una tropa de Lechuzas se lo impidieron entrando como un Huracán en su habitación, Harry pudo reconocer a Pig y a Hedwig pero había una tercera que debía ser de Hogwarts, Harry, después de todo lo que había experimentado y sentido con las palabras de Dumbledor no estaba dispuesto a ignorar ni una sola carta más, así que cogió en primer lugar la a Pig, que se dedicaba a dar pequeños saltitos por su cama y le desató el paquete y las dos cartas que traía, abriendo la primera:

- Hola Harry, felicidades, es la primera vez que te escribo, y no sé si leerás la carta pero quiero que sepas que me tienes para lo que necesites, y bueno, espero que te guste el regalo, es mío y de Ron. Un Abrazo. Ginny Weasley.

Harry sonrió levemente al imaginar lo mucho que le habría costado a Ginny escribir esa carta sabiendo que no había contestado ninguna de las que le había escrito Ron, y abrió la segunda carta que Pig había traído, reconociendo enseguida la letra nerviosa y apresurada de Ron:

- Felicidades Harry, aunque no las contestes, quiero pensar que por lo menos si lees mis cartas y quiero que sepas que seguiré estando aquí, apoyándote y mandándote ánimos para que seas fuerte en estos momentos duros, Hermione sigue como siempre, ya sabes, todavía no habla mucho, y se queda encerrada en el cuarto, mirando por la ventana y esperando que respondas a alguna de sus cartas, no pierde la esperanza, pero a mi me preocupa mucho, y también a Ginny y a mis padres, desde que se instaló en la Madriguera no hace más que esperar noticias tuyas, no come casi y se la ve muy afligida, así que Harry, por favor, aunque sea por ella, pero contesta alguna de sus cartas, piensa en ella, que lo está pasando verdaderamente mal. Espero que te guste el regalo, lo compré con Ginny, y por favor piensa en lo que te he dicho. Un abrazo, te quiere tu amigo: Ronald Weasley.

Harry se sintió más culpable que nunca en su vida, sentía furia al pensar lo mal que lo debían estar pasando sus amigos por su culpa, y deseó poder echar el tiempo atrás, pero no al momento en que Sirius le abandonó para siempre (el deseo de volver atrás en el tiempo hasta ese momento era el único que había tenido durante su estancia en casa de sus tíos), si no, está vez, desearía retroceder en el tiempo para rectificar su actitud, y contestar todas las cartas de sus amigos, pero sabia que era demasiado tarde, y que lo único que podía hacer era compensar esos dos meses de maltrato a sus amigos, y con un suspiro de pesadumbre, cogió entre sus manos el paquete de Ron y Ginny, y lo destapó lentamente, cuando abrió el paquete, no podía caber en su asombro, Ron y Ginny le habían regalado el equipaje de quidditch completo de los Chuddley Cannons!!

- No lo puedo creer... deben haber gastado todos sus ahorros... a pesar de que yo los he estado ignorando... – Pensaba Harry, mientras las lagrimas recorrían su rostro de nuevo,

sabia que era una tontería, que el regalo solo era un bien material, pero simplemente el detalle, la intención de sus amigos que no habían desistido en tratar de animarlo pese a sus rechazos, supuso demasiado para él, y sintió realmente, por primera vez en mucho tiempo, que no estaba solo, que sus amigos le querían y no le iban a dejar solo nunca... así, que con energías retomadas, tomó la carta y el paquete que traía la lechuza de Hogwarts, al abrir la carta se encontró con la brusca letra de Hagrid:

- ¡Querido Harry, Feliz 16 cumpleaños! Ya eres todo un hombre!, todavía recuerdo la primera vez que te felicité cuando eras un "Gusarajito" de 11 años, espero que estés leyendo está carta, y me duele mucho pensar en lo mal que lo debes estar pasando, pero quiero que te acuerdes de la gente que tienes y que te quiere de verdad, ay Harry, no lo olvides nunca!

Harry sonrió ante la carta, cada vez se sentía más reconfortado por las palabras de cariño que recibía de sus amigos, y se dispuso a abrir el paquete que le había enviado Hagrid, y como ya se imaginaba, en su interior encontró un pastel que debía de haber preparado él mismo, a juzgar por las letras torcidas que decían: FELIZ CU M P L EAÑOS, pero además de la tarta, en el interior del paquete, también encontró todo tipo de dulces, desde ranas de chocolate, a Grageas Berthy Bott, Meigas Fritas... y sonrió, pero al levantar la mirada y ver la carta que todavía sostenía Hedwig en su patita se entristeció, sabiendo que era de Hermione

lentamente retiró la carta y el paquetito de la pata de Hedwig, no sin antes acariciarle y darle una "chuchería lechucil", de agradecimiento, y como muestra de arrepentimiento por su comportamiento de los dos últimos meses, ante esto, Hedwig le mordió suavemente el dedo, y revoloteó hacia su jaula vacía, Harry, por su parte se dispuso a abrir el sobre de Hermione con las manos temblorosas, al abrirlo una caligrafía perfecta y verde esmeralda le deslumbró:

- Felicidades Harry, yo lo siento, no sé como ayudarte, no sé como te sientes ni si necesitas ayuda, y ni siquiera sé si estarás leyendo está carta, ya no sé que decirte o como decírtelo para tratar de animarte y llegar a tu corazón, son muchas ya las cartas que te he escrito – Una diaria, pensó Harry con tristeza- y empiezo a perder la esperanza de que contestes o que siquiera las estés leyendo, pero te juro que no me rendiré, seguiré a tu lado siempre Harry, nada nos separará – y las lagrimas comenzaron a fluir de nuevo por la cara de Harry con fuerza, las manos le temblaban y reparó en que en algunos puntos de la carta, la tinta estaba corrida, llegando a la conclusión de que Hermione La escribió llorando- si pudiera pedir un deseo ahora mismo, aunque fuera a costa de mi propia vida, sería estar ahí, junto a ti... por unos segundos, compartiendo tu dolor y diciéndote esto frente a tus ojos... pero ahora es imposible, y temo perder mis fuerzas si no puedo hablar contigo pronto Harry, si no recibo respuesta... anoche le mandé una lechuza a Dumbledore rogándole que te permitiese venir aquí, a la madriguera con nosotros, pero el tampoco a contestado y me imagino que eso quedará a tu elección... haz lo que tu sientas que es lo correcto, y si no te sientes con fuerzas para escribir, por lo menos mándame a Hedwig de vuelta, y así sabré que has leído mi carta, Harry se fuerte y recuerda Que no estas solo, te quiere: Hermione Granger.

Harry ya no pudo soportar más y se derrumbó, tumbándose en la cama y llorando hasta quedarse dormido sin fuerzas... Estaba en una habitación larga y oscura, pero al fondo, a lo lejos, Harry alcanzó a ver una luz, una ventana, y frente a ella, se perfilaba una silueta, que como Harry adivinó, se trataba de Hermione, Harry la escuchaba llorar desconsoladamente, sin poder hacer nada para evitarlo, así que empezó a correr, y a correr hacia ella, deseando abrazarla y terminar con su llanto, pero la habitación cada vez se hacia más larga y Harry veía con desesperación como nunca la alcanzaría, pero seguía corriendo y corriendo, mientras que el llanto de Hermione era, cada vez, más fuerte y desesperado...pero cuando Harry sintió que las fuerzas le fallaban, y que no podía seguir corriendo...

POM!POM! POM!!!

- HARRY JAMES POTTER!!!!!! ABRE LA PUERTA AHORA MISMO!!!!ME HAS OIDO??? ABRE!!!

- ¿Se puede saber que pasa tía Petunia? – Contesto Harry desde la cama, recuperándose de su extraño sueño todavía.

- ¿Te has comido tú el último trozo del pastel de cumpleaños de mi pequeñín?!!!

- Si tía Petunia, lo siento, no sabia que era suyo – contestó Harry de una manera completamente automática y robótica (esa era la frase que más veces había repetido en su vida)

- Maldito niño extraño y molesto!!! No podemos echarte de aquí! Pero si quieres seguir comiendo será mejor que salgas ahora mismo de ahí y limpies todo el jardín de las malas hierbas!!!

A Harry le recorrió un escalofrío solo de imaginarse la longitud que debían haber alcanzado las malas hierbas desde la última vez que las quitó, por que, evidentemente, Dudley no estaba dispuesto a quitarlas, tío Vernon tenia mucho trabajo, y a tía Petunia le daba vergüenza que los vecinos le vieran realizando ese tipo de trabajos, así que al no tener a Harry para esclavizarle, tuvieron que inventar que el jardinero estaba convaleciente de una operación, y que tendrían que pasar meses hasta que se recuperase del todo, de manera que Harry no estaba dispuesto a adentrarse en esa selva inexplorada que resultaba el jardín de los Dursleys, de todas maneras, daba igual, pensaba abandonar la casa ese mismo día!

Harry se incorporó y cogió las gafas de la mesita de noche, para descubrir una habitación mucho más nítida al ponérselas, se acercó al escritorio y tomó un trozo de pergamino en el cual empezó a escribir:

- Querido Ron, siento mucho no haber contestado a tus cartas, y mi comportamiento de estos últimos meses, pero estoy dispuesto a compensarlo, y si tu y tus padres queréis, hoy mismo, antes de la hora del almuerzo estaré en la madriguera! Eso si, tienes que hacerme el favor de no decirle nada a Hermione, que no se entere por favor, ya que quiero darle una sorpresa, muchas gracias por todo amigo! Nos vemos muuuuy pronto! H. Potter.

Cuando firmó la carta, la ató a la patita de Hedwig, y le susurró al oído:

- Llévale esta carta a Ron y cuando la haya leído, busca a Hermione y quédate con ella, yo me reuniré enseguida contigo.

Y en cuanto Hedwig hubo abandonado la habitación de Harry, éste se dispuso a recogerlo todo, empezando por la montaña de cartas que tenía en el suelo, lo más rápido posible, para abandonar la casa de sus tíos cuanto antes mejor.

Una vez tuvo todo su material, dentro del baúl, y todas sus pertenencias recogidas, bajó cuidadosamente las escaleras, tratando de no hacer ruido para que sus tíos no le vieran con todo el equipaje y la jaula de Hedwig vacía y se dirigió hacia la puerta de salida, comprobando antes que sus tíos y Dudley estaban mirando anonadados el televisor.

Cuando se encontró fuera en el jardín sintió cómo un escalofrío le recorría toda la espalda erizando sus pelos de la nuca, y respiró hondo, era un día soleado magnífico, corría una suave brisa y Harry salía de su encierro por primera vez en 2 meses.

Sintiéndose revivir, Harry comenzó a caminar con determinación por la acera durante una manzana, y cruzó de calle para llamar modestamente a una puerta de madera.

Al cabo de unos segundos, la puerta se abrió lenta y silenciosamente dejando ver el rostro viejo pero alegre de la señora Figg

- Harry! Muchacho que haces aquí?! ¿Dónde vas con todo eso?!

- Hola Señora Figg, espero no venir en mal momento....

- No tranquilo, pasa, pasa cielo!

Harry recorrió con el equipaje varias habitaciones de la casa de la señora Figg, con ese olor tan característico a gato que tenia su casa, hasta que llegaron a la sala de estar, que ha Harry tantos malos recuerdos le traía, de tardes y tardes en que sus tíos le habían dejado al cuidado de la señora Figg y el ni siquiera podía imaginar que la señora Figg fuera una Squib, al entrar en la sala dejó caer el baúl, y comenzó a hablar nervioso:

- Es que... verá Señora Figg, mi intención era viajar ahora mismo hasta casa de los Weasley, y me preguntaba... me preguntaba si usted me dejaría viajar por su chimenea mediante los polvos Flú...

- Bueno... eh... pero... ¿están Dumbledore, Los señores Weasley y tus tíos, al tanto de esto?

- En realidad yo recibí anoche una carta de Dumbledore en la que me pedía que viajase a casa de los Weasley, pero no especificó como ni cuando... y bueno, yo no puedo esperar más tiempo en casa de mis tíos, y he escrito a Ron avisándole de que voy hoy a su casa... en cuanto a mis tíos pensaba avisarles justo en el momento de irme... para evitarme problemas, ya sabe...

- En fin, muchacho, si es así... y Dumbledore te lo permitió... pues no veo por que no... esta bien cielo, pero antes ves a avisar a tus tíos de que te marchas!

- Esta bien! Muchísimas gracias señora Figg! Me acaba de alegrar usted el día! – Contesto Harry radiante de feliz ante la perspectiva de encontrarse en breves instantes en la madriguera!

Salió corriendo y recorrió todo el camino de vuelta a casa de sus tíos, para llegar pronto y abrir la puerta con ímpetu. Entro en la sala de estar y encontró a sus tíos y a su primo tal y como los había dejado, de cara al televisor.

- ¡¿Ya has acabado con todos esos hierbajos chico?! – Exclamó tío Vernon incrédulo sin quitar la vista del televisor.

- No, lo siento mucho pero me temo que le tocara hacerlo a Dudley, por que yo vengo a anunciarles que me marcho ahora mismo.- Dijo Harry, tratando de aparentar la máxima seguridad posible en su voz.

- ¿Que te vas? Adónde crees que vas, sabes de sobra que Dumbl... el Director ese de tu colegio no permite que salgas de aquí! – respondió Petunia Mordazmente.

- Tranquila Tía Petunia, no Hace falta que te preocupes por mí – Repuso Harry irónicamente – Dumbledore está enterado y de acuerdo con que yo me vaya, así que hasta el verano próximo familia.

Y sin dejarlos replicar, Harry abandonó rápidamente la estancia para salir por la puerta y alcanzar lo más rápido posible la casa de la señora Figg de nuevo, llamando impacientemente a la puerta.

- ¿Ya estás aquí?, tan rápido? Tus tíos no opusieron resistencia? – preguntó la señora Figg con una expresión de sorpresa.

- No, bueno, en realidad no les dejé oponer resistencia, me despedí y salí de allí antes de que pudieran hacerlo – dijo Harry con una sonrisita en la cara.

- Bueno pues vamos a ello, coge todas tus cosas.

Harry tomó todo su equipaje, se metió en la chimenea y tomó los polvos Flú que le acercó la Señora Figg, le dio las gracias a la señora Figg y lanzó los polvos pronunciando claramente LA MADRIGUERA para encontrarse segundos después dando vueltas en un remolino de cenizas verdes...