Capítulo 8: Despertares...

Harry invitó a Ginny a almorzar. Luna los había dejado solos, suponiendo que estaba de mas. Y suponía bien...

Hablaron hasta que la lengua les echó humo. La pelirroja sentía que al estar tanto tiempo seguido con su amigo, traicionaba a Draco, pero luego pensaba Es una tontería... y seguía riendo y charlando animadamente. Como los exámenes ya habían pasado, se dio el lujo de pasarse la tarde entera con Harry, quien estaba muy feliz de tenerla con el. Todo le estaba saliendo muy bien...


Draco había apartado los papeles. Estaba harto de tanto trabajo. Se tiro en gran sillón detrás del escritorio y se llevo las manos a la frente. Si sigo así, voy a explotar... pensaba y lanzo un suspiro. Si tan solo pudiese ir a verla... Se decía...

De pronto, una idea se le asomó por encima de la montaña de problemas que tenia en la cabeza... ¿Y si iba a verla y le daba una sorpresa? Una sonrisa de satisfacción le recorrió el rostro. Y así, un poco mas animado, se dispuso a terminar de trabajar...


- Harry, ya se esta haciendo tarde... –

- Pero si son apenas las siete... –

- Si, pero es que hemos estado todo el día juntos... ya debo ir a mi habitación a terminar mis tareas – El muchacho le dirigió una mirada que la sonrojó, y ella le dio un beso en la mejilla.

- Esta bien, te dejo. Pero mañana no me vas a negar un helado –

- ¿Hasta cuando te quedarás? –

- Mmm... no lo sé... hasta que decidas volver conmigo... –

- Harry...tu sabes que estoy enamorada de Malfoy... –

- Si, pero nunca me resignare a que dejaras por el... –

- Pero... si en verdad te importo, debes aceptarlo... ya encontraras a alguien que te quiera como te mereces... – Dicho esto, le sonrió y tras saludarlo con la mano, le cerro la puerta casi en las narices.

No entendía porque de repente se había puesto nerviosa. Seguramente, porque habían hablado de Malfoy... si... seguramente era por eso... busco a su amiga Luna... la encontró leyendo un ejemplar de El Quisquilloso.

- ¿Y ahora quien es el dueño de la revista? – Le pregunto Ginny a su amiga, desconcentrándola.

- Ahh. Hola Ginny... Bueno, luego de la muerte de mi padre… yo me hice cargo de la revista… por eso estoy estudiando periodismo mágico… -

- Con que era por eso... –

- ¿Y cómo te fue en tu cita con Harry? –

- ¡No era una cita! Tu sabes muy bien que yo estoy de novia con Draco y estoy... – Se callo. No sabia muy bien porque iba a decir lo que no tenía que decir. Era un secreto SU secreto, y solo podía confesárselo a Draco.

- Bueno... no era para tanto... veo que estas un poco histérica... –

- NO ESTOY HISTÈRICA... solo un poco cansada... eso es todo... –

- Ya veo... bien, entonces acuéstate un poco... –

- Si... es lo que voy a hacer... –

Y se durmió pensando en el dulce secreto que era SUYO, y de Malfoy por supuesto... tan suyo como el amor que sentía...


Draco se retorcía en su cama. Hacía varias noches que no podía dormir. Simplemente dormía un rato y despertaba sobresaltado. Había algo que no sabia. Algo que andaba mal. Pero los días pasaban, y nada de que preocuparse. Le inquietaba la frase que Potter le había dejado retumbándole en su cabeza. Ginny es mía...

No le gustaba nada que ese cara rajada se estuviera metiendo entre ellos, ahora que estaban tan bien. Y siempre había creído que si no fuera por el ya estarían juntos y felices desde hace tiempo.

Y recordaba que su querida pelirroja había dejado a Potter por el cuando se entero de su depresión por ella. Una sentimiento de malicia y de victoria se apodero de el. Tanto tiempo esperando poder ganarle en algo, y ahora gracias a ella podía verlo con una herida muy profunda en su orgullo. Una herida bastante difícil de saturar. Y el comprendía muy bien ese tipo de heridas, porque había sufrido la misma herida, cuando supo que Ginny lo había cambiado a el por Harry Potter. Había sentido un disparo en su tan estimado orgullo, que había sentido la necesidad de hacerle lo mismo a la persona que lo había herido tanto. Pero amaba demasiado a Ginny como para causarle dolor. Y había cambiado el odio por el amor... descubriendo así cuan maravilloso se puede tornar el amar a alguien.

Ya estaba desvelado. No iba a volver a dormir. Por lo tanto, miro su reloj. Las cinco de la mañana... no es tan temprano... dicho esto, se dio un buen baño, se vistió guardo unas pocas cosas en un pequeño baúl, se monto en su escoba ultimo modelo y alzo vuelo. Su destino: Ginny Weasley...


Ginny dejo de prestarle atención al profesor de literatura. Las demás chicas no hicieron lo mismo... el profesor de literatura, era el que mas alumnas tenía... porque las muchachas no perdían oportunidad de salir con el. Tenia unos treinta años, tenia un cabello castaño claro, ojos azules y un cuerpo "perfecto", según sus muchas admiradoras. En la clase de literatura, lo único que se escuchaban eran suspiros...

Pero Ginny estaba preocupada. No le gustaba nada que Harry pasara tanto tiempo con ella y Draco no le mandara lechuzas.

Y para colmo, tenia ganas de vomitar. Le pidió permiso a su profesor para ir al baño porque se sentía mal... este vio su cara e inmediatamente le dijo que si... pero Ginny no aguanto mas... en medio de la clase de literatura, la mas silenciosa de toda la universidad, se vio envuelta en un ¡PUAJJ! General. El profesor, con una maniobra de su varita hizo desaparecer el vómito, y se llevo a Ginny a la enfermería.

Allí no estuvo mas que media hora. La enfermera se enojó un poco... ya estaba acostumbrada a esas cosas...

Y Ginny, algo sonrojada se dirigió a su cuarto. Cuando se encontraba allí, alguien golpeo la puerta. ¡Diablos! No tengo un momento de paz... Pensó mientras se dirigía a abrir. Recordó su cita con Harry. ¡No es una cita! Se reprendió a si misma, por haber pensado semejante cosa.

- Hola Harry-

- Hola Gin, me contó Luna que te sentiste mal hoy… tal vez no debamos ir a tomar un helado hoy... – Ginny estaba a punto de decir lo mismo.

- ¿Me harías ese enorme favor? Es que me siento un poco mal... –

- Claro... pero podríamos hablar... ¿No es cierto? Nunca hace mal un poco de charla con los amigos... – La chica sonrió. Algo en ella le decía que no debía hacerlo pasar, pero pensó que debía dejar de lado sus pensamientos por un rato. Harry era su amigo, y siempre lo había sido. ¿Qué había de malo en charlar un poco?

- Si, pasa. –

Pero Ginny no sabia lo que pasaría...


- Disculpe... ¿Podría decirme en que habitación se encuentra Ginebra Weasley? – Draco se encontraba en la dirección del colegio frente a una bruja de nariz respingona que a través de unos anteojos lo miraba incrédula.

- ¿Es usted Draco Malfoy? – El rubio puso los ojos en blanco.

- Si... yo soy... ¿Pero podría contestarme, o tengo que ir a golpear de puerta en puerta? –

- No... no... esta bien... la habitación es la 247... – Draco se fue sin agradecer. Todavía había cosas que no cambiaba... ni lo iba a hacer...

- ¿¡Malfoy!? – Luna había dejado caer todos sus libros en el suelo. No podía creerlo. ¡Justo ahora se le ocurría venir a ese estúpido!

- ¿Te conozco? – Le preguntó desinteresado y mirando de arriba abajo a la chica que lo observaba con ojos desorbitados.

- Fuimos juntos a Hogwarts. Soy Luna Lovegood... – Los ojos del rubio se abrieron asombrosamente.

- ¿Lunática Lovegood? – Le dijo sin pensar.

- Si prefieres los sobrenombres... – La chica evidentemente se había puesto de mal humor. Nunca había simpatizado con el Slytherin, y escuchando hablar a su amiga había pensado que el chico habría cambiado un poco su forma de ser... pero evidentemente, hay cosas que no cambian...

- Busco a Ginny Weasley... ¿la conoces? –

- ¿Qué si la conozco? – Luna intentaba alejarlo de ella. Si la encontraba con Harry... menuda pelea se armaría... - ¡Claro que la conozco! Somos muy amigas... –

- ¿Ah si? ¿Y como es que si son tan amigas, no están juntas en este preciso momento? –

- Bueno, es que ella se sintió mal y se fue a acostar... – No debería haber dicho eso. Draco salió disparado, seguramente a ver como se encontraba Ginny. Luna maldijo al rubio y salo tras el. Si había pelea, tenía que estar presente...


Harry tenía todo planeado. Malfoy no se iba a salir con la suya. Estaba seguro que había engañado a Ginny, y el era el responsable de que volviera a la realidad... con el...

Hasta ahora, la primer parte del plan era muy fácil. Y le estaba saliendo muy bien. Se había encargado de que la chica volviera a confiar en el. Habían pasado mas tiempo juntos que cuando eran novios y eso era muy bueno. Si las cosas seguían así, muy pronto tendría a Ginny a su lado otra vez...


Draco corría por los pasillos de la universidad. ¿Por qué diablos tienen que hacer estos pasillos tan largos? ¿Por qué hay tantas habitaciones? ¿DÓNDE DIABLOS ESTA GINNY?

Luna intentaba seguirlo, pero le faltaba el aire. Entonces se le ocurrió algo muy inteligente. Tomar un atajo. ¿Cómo no se le había ocurrido antes? La universidad también tenia pasadizos secretos como en Hogwarts y ella conocía algunos... los suficientes como para ir y alertar a Ginny y Harry de que Malfoy estaba allí. Se escondió tras una estatua de una bruja gorda y con nariz en punta que portaba en una mano una pila de libros, y dando un golpecito con su varita en el tercer libro, la estatua se movió dejándola pasar por un hueco lo suficientemente abierto, como para que pasara ella sola. Cuando Luna desapareció tras la bruja, esta se volvió a cerrar.


- Hablando de dulces, jamás volveré a probar una gragea Berttie Bott... –Dijo Harry haciendo una mueca de asco.

- ¿Por qué? –

- Porque el otro día me toco una con sabor a rata muerta... –

- ¡Arg! – Ambos comenzaron a reír desenfrenadamente, pero en ese momento Luna los interrumpió abriendo la puerta y entrando como una loca.

- ¡Rápido, Harry tienes que irte. –

- ¿Qué te pasa? ¿Estas loca? –

- Eso lo discutiremos mas tarde... Pero ahora ya no queda tiempo... Malfoy esta aquí y en este momento esta llegando a la habitación... –

- ¿Draco? – A Ginny se le iluminaron los ojos, y Harry lo noto al instante. Luna se asomo a la puerta, y vio al rubio a unos metros de la habitación.

- ¡YA ESTA LLEGANDO! – Harry parecía no tener intenciones de irse a ningún lado. Todo lo contrario, saco un reloj de bolsillo y lo puso en la mesa. Ginny había cambiado su expresión de felicidad por ver de nuevo a Draco, por una de terror por saber que si su novio la encontraba con Harry, se enojaría... y no sabia que podría pasar..

- Harry, ya vete. No quiero que haya problemas... –

- ¿Sabes que Gin? Si, me iré... pero no sin ti... – Y dicho esto le mandó un desmaius y la alzo. Luna no podía creer lo que veía. Saco su varita y estaba dispuesta a dispararle, pero Harry fue mas rápido y con un "Petrificus Totalus" la dejo allí tirada en el suelo, sin poder moverse.

- ¿¡POTTER!? ¡SUELTALA! –

- Malfoy, llegas justo a tiempo... para ver como cumplo mi promesa... – le dirigió una mirada de superioridad y tocando el reloj en la mesita, desapareció sin que el atónito Malfoy pudiera hacer nada para impedirlo...


Ginny abrió los ojos. La luz que se colaba por la ventana semiabierta la encandilaba. Volvió a cerrarlos. Se quedo un buen rato abriendo y cerrando aquellos ojos color miel, intentando descifrar en que lugar se encontraba. No era su casa. La habitación era mucho mas grande que cualquier cuarto de la madriguera. Tampoco era la habitación de su universidad... porque allí había muchas camas y aquí solo había una y era muy grande...

Por fin se enderezo. Se sentó en la mullida cama. Lo ultimo que recordaba era a Harry riendo, hacia mucho que no sonreía tanto y le agradaba que fuera con ella... y luego a Luna entrando precipitadamente en el cuarto...

- Draco... – Susurró...

Intentando hallar respuestas a sus muchas preguntas, escucho un ruido. Pasos. Se tapo lo mas que pudo con la sabana y busco desesperadamente su varita. No la encontró. Sintió que los pasos se escuchaban mas cerca. Quien estuviese detrás de la puerta, estaba a punto de entrar...el corazón de Ginny iba a dos mil por hora...la manija de la puerta lentamente comenzó a moverse...la chica sudaba...la puerta se entreabrió...una mano asomo por la abertura...ella se pego a la pared, aún sentada en la cama...

De pronto, la puerta se abrió de par en par. La sorprendida pelirroja no podía creer lo que veía...sus ojos se dilataron a mas no poder y sus mejillas estaban tan rojas como los mechones de su cabello que le caían levemente en el rostro.

- ¿Tú? – Fue capaz de decirle a la persona que clavaba sus ojos en ella.

- Si, Ginny. Ya todo esta bien. Yo estoy aquí para protegerte. Nadie volverá a separarnos...nadie... – Harry Potter, se le quedó mirando desde el umbral de la puerta como temiendo acercarse. Ella no contesto. Se limito a dirigirle una fría mirada.

Ya nada volvería a ser como antes...