Capitulo 11: Donde hubo fuego...

Menos mal que la que va a tener los dolores de parto, voy a ser yo... Había pensado Ginny cuando Draco se había desmayado al enterarse de que iba a ser papá. Pero ahora, deseaba fervientemente que cualquier otra persona estuviera en su lugar.

- ¡Ahhhhhhhh! PAREEEN ESTOOOO – Gritaba Ginny, sentada en la camilla, abierta de piernas frente a una enfermera muggle intentaba en vano tranquilizarla.

- Pero señora... ¡Usted esta en trabajo de parto! ¡No puede detenerse! Hágame el favor, y respire profundo... – Decía al mismo tiempo que le indicaba mediante señas como debía comportarse – y exhale... así... muy bien... –

- ¡Pero yo no quiero ningún trabajo! – lloriqueaba la pelirroja, mientras respiraba y exhalaba

- ¡NADIE LA ESTA OBLIGANDO! ¡SI NO QUIERE TENER A SU HIJO, ME VOY Y LA DEJO SOLA! – Evidentemente, la enfermera no era una mujer muy paciente que digamos... pero en ese caso, Ginny se asusto de quedarse sola y se calmó. Al menos por un rato...

- ¡Quiero a mi marido! - Volvió a lloriquear...

- Señora... mis asistentes se han comunicado con él, y dijo que en cuanto tenga un momento libre se pasara...

- ¿¡QUE DIABLOS DIJO!? –

- Bueno... no pensé que se pondría así... – Ginny intentaba levantarse de la camilla y con cara de loca iría a matar a Malfoy...

- ¿¡Y como quiere que me ponga, si mi marido vendrá a ver como nace su hijo cuando tenga un poco de tiempo!? – La cara de la chica estaba más roja que su cabello.

- Pero es que... era una broma... Su madre dijo que se ocuparia de encontrarlo... creí que la pondría de mejor humor... pero... vea lo positivo ¡Se ha olvidado de dolor! – Para que decirlo. Ginny volvió a tirarse en la camilla y a sollozar por los dolores del parto.

Estuvieron así dos horas y quince minutos. Ginny estaba rodeada de muggles, ya había roto la bolsa cuando se encontraba con su madre de compras en un shopping muggle, y no había tenido tiempo para ir al San Mungo. Por eso la habían internado en una clínica muy linda... pero muggle... y tampoco había podido avisarle a Draco... y no sabia quien en esa clínica podría mandarle una lechuza a su marido para avisarle que ella estaba allí y que estaba a punto de dar a luz.


Draco y Ginny se habían casado hacia cinco meses, para que no se notara mucho su "pancita". La ceremonia se había llevado a cabo en una iglesia mágica, y había sido la fiesta del año. Las revistas del corazón, habían publicado que "el soltero mas codiciado se casaba... era un desperdicio..." y Ginny, embarazada como estaba, había ido a golpear a la editora del articulo, que no era nada mas ni nada menos que Rita Skeeter... una antigua "amiga" de Draco...


Por su lado, Harry se encontraba mucho mejor, y aunque el medico le había dicho que ya podía volver a vivir solo, no se lo había contado a Luna. Ambos se llevaban muy bien, y ella lo ayudaba mucho. Eran como una pareja... solo que faltaba que se declararan uno al otro.

Ron le estaba diciendo a su amigo, que le dijera de una vez lo que sentía a Luna... que era mas que obvio que ambos eran el uno para el otro.

- Deberías aprender de mí... – Le dijo el pelirrojo, lo que causó que los dos estallaran en carcajadas.

Hermione los escuchaba tras la puerta, y no podía creer que su marido le estuviera dando consejos a Harry Potter, sobre como tratar a una chica. Y recordaba que en algún momento había sido ella la que aconsejaba a su amigo sobre las chicas...

Como había pasado el tiempo. Ya no eran los inexpertos jóvenes estudiantes en Hogwarts... ahora estaba casada, con su pequeño Percy en brazos y ya casi era tía. No podía creerlo... o se negaba a hacerlo... pero allí estaba... escuchando a sus amigos reír como cuando el trío ganaba puntos por haber vencido a Voldemort una vez más. Ese tiempo le parecía muy lejano, y el recordarlo la remontaba a esa vieja época en la que era mas conocida como "sabelotodo Granger"...

- Conque escuchando tras la puerta... ¿eh Hermy? – Su marido la había sorprendido soñando despierta y en una situación comprometedora.

- No seas tonto, Ron... simplemente me quedé escuchando su risa... y de repente me puse melancólica... –

- ¿No estarás embarazada de nuevo, o no? – Le pregunto preocupado Ron, tomando a su hijo en brazos y jugando con él.

- ¿Tan malo seria? – Ahora había dejado el pasado atrás, para comenzar a discutir, de nuevo, con su esposo.

- Bueno, los dejo... – Harry sabia perfectamente que cuando ellos comenzaban a pelear, lo mejor era dejarlos solos. Casi siempre sus peleas terminaban en besos y caricias... e hijos... pero bueno, eso es otra historia... Él creía que la razón por la cual todavía seguían juntos, era justamente que se pelearan... irónico, sí, pero real...


- Señor, tiene una llamada de su suegra... – Draco se encontraba en pleno viaje de negocios. Tenia a un conocido empresario frente a él, y todo le estaba saliendo a las mil maravillas. El hombre financiaría una nueva inversión suya, y pronto su empresa volvería a tener el auge de años atrás. Y ahora venia su secretaria a molestarlo...

- Pregúntale si es muy urgente... – Le dijo a la mujer gorda y de anteojos que lo acompañaba a donde fuera. Ésta desapareció tras la puerta.

- Como le decía, estoy completamente seguro de que las acciones subirán un 40, y eso nos favorecerá debido a que... –

- Dice que su mujer esta en trabajo de parto... –

- Ahh... bueno, dile que no importa que las acciones van a subir y... ¿QUÉ? – El rubio abrió bien los ojos y se levanto de la silla. Luego se volvió a sentar y se tomo la cabeza.

- ¿Qué le digo señor? ¿Qué pida una fecha para verlo? –

- ¿CÓMO DIABLOS LES VAS A PEDIR UNA FECHA A MI MUJER QUE ESTA DANDO A LUZ? – Draco estaba sacado y gritaba a mas no poder. El hombre que tenía enfrente lo abanicaba con una carpeta llena de papeles y lo miraba preocupado.

- Dile que voy para allá. ¡Ahora! – La mujer se sobresaltó y salió corriendo. Draco volvió a levantarse y a sentarse. No sabia como llegar a tiempo. Jamás lo lograría. Estaba en Aruba, ¿Cómo diablos haría para llegar a Inglaterra y ver el nacimiento de su hijo? Se paso las manos por las sienes. La solución no llegaba y cada minuto que pasaba era tiempo perdido. De pronto la lamparita en su mente se le prendió. ¿Cómo no se había dado cuenta? Tenía al mayor distribuidor de polvos flú del globo terráqueo enfrente y no se le había ocurrido pedirle... pero que idiota...

- Disculpe, señor Flú, pero necesito un poco de polvos para viajar al hospital donde esta mi esposa dando a luz a mi hijo... – El hombre sonrió y de su bolsillo extrajo un pequeño frasco de vidrio que puso en las manos de Draco.

- No se preocupe. Aquí tiene, y espero que llegue a tiempo.-

Eso espero yo también... pensó él y corriendo hacia la chimenea más próxima en el hotel donde se encontraba, se dispuso a meterse dentro. Pero de nuevo se sintió un pobre idiota, al no saber donde rayos se encontraba su mujer... pensó en el San Mungo... pero no estaba seguro... y corrió a donde estaba su secretaria.

- ¡Llama a Molly Weasley y dime donde diablos esta Ginny! – Le ordenó.

- No será necesario, señor, porque ya anoté la dirección, justo aquí. – Y la satisfecha mujer le dio un pergamino pequeño que contenía una frase escrita rápidamente.

- ¡Y porque diablos no me la diste antes! – Draco estaba furioso y casi se lo arranco de la mano. Volvió corriendo a la chimenea, y ahora si pudo decir claramente el nombre de la clínica muggle y salir disparado hacia la chimenea del hospital...

- Un momento... – Dijo el rubio, saliendo de la chimenea y convirtiéndose en el objeto de atención de cuanta gente lo viera. - ¿Muggles? –


- ¡Ahhhhh! – Ginny no podía mas del dolor. Si hubiese tenido su varita, hubiese pronunciado "Accio bebe" para que su hijo saliera de ella lo mas pronto posible... Pero ese no era el caso y ya estaba harta de tener que empujar y de escuchar a la enfermera gritar "Ahí viene, fuerza, fuerza" y luego decía "Puja, puja, ya casi lo tienes". Si era por lo que decía la mujer, el bebe hacia dos horas que "ya esta, ya lo veo", pero luego se metía de nuevo para adentro.

- ¡Lo veo, tengo su cabecita! ¡Un poco mas! – Ginny iba a levantarse a golpearla, cuando se dio cuenta de que era cierto. Esta vez, podía sentir la cabecita de su bebe entre sus piernas, y un sentimiento de felicidad la embargó. Pero luego, algo la entristeció.

- ¡QUIERO QUE DRACO ESTE AQUÍ! – Se escuchó gritar, y que alguien se preguntaba quien era Draco... pero gritar no fue suficiente, porque su marido no llegó a tiempo. La enfermera pudo sacar al bebe, y con unas tijeras le corto el cordón umbilical.

- Pero mira que bonito... mas bien, bonita... porque es una hermosa niña... – La enfermera que le traía a su hija, ahora no le parecía tan mala a Ginny... ya nada le parecía malo... Observo a la niña cubierta con una toalla, un poco mojada por el rápido baño que las mujeres a su alrededor le habían dado, y no pudo evitar que muchas lagrimas escaparan de sus ojos y le empaparan el rostro. No podía creerlo... allí la tenia a SU hija... su preciado secreto... el que compartía con Malfoy... Malfoy... ¿Dónde diablos estaría? Tendría que tener una excusa muy buena, para no haber estado en el parto de su hija... Pero de pronto, sintió que alguien detrás de ella ponía su mejilla al lado de la suya...

- Es hermosa – le escuchó decir a su marido. Volviendo su cabeza, una sonrisa de satisfacción le recorrió la cara. Pero si había estado allí durante todo el parto, y ella ni siquiera se había dado cuenta... un momento... ¿Durante todo el parto? ¿Y como es que cuando ella grito "quiero a Draco aquí" el no hubiese dicho nada? No se lo pregunto... no quería arruinar ese momento de felicidad que la embargaba... le bastaba el simple hecho de tenerlo allí... junto a ella...

- Si... es nuestra hija... Espero que hayas pensado su nombre... – Ambos se miraron... ellos habían peleado todo el embarazo sobre ese tema... Porque Draco quería que se llamara como su madre, pero Ginny no quería darle el nombre de una mortífaga... y al fin ella le había propuesto que se llamara Elizabeth... Beth, para acortarlo... pero el se había opuesto, con el solo fin de pelear con ella.

- Por supuesto que lo he pensado... nuestra hija se llama Beth... – Y con una mirada picara, le dio el mas tierno beso que jamás le había dado... a nadie...


- Luna, hay algo de lo que quiero hablarte... –

- Si vas a reprocharme que alimente a tus peces con remolachas y se murieron, lo lamento mucho, pero es que nunca fui buena con los animales enjaulados... me gustan mas las plantas...

- No... no hablo de los peces... aunque tendrás que comprarme unos nuevos... – Le dijo, mirándola de reojo... – Hablo de nosotros -

- ¿Nosotros? –

- Si... hablo de lo que me esta pasando... –

- Oh... no... una recaída ahora, no... – Los ojos de Luna la delataban. Estaba preocupada. Había cambiado mucho en ese ultimo tiempo. Seguía siendo una soñadora empedernida, y seguía teniendo esa mirada perdida que la habían hecho objeto de burlas en sus tiempos como estudiante. Pero estaba mucho mas sensata y era mucho mas realista que entonces...

- No te preocupes... no es una recaída... Luna... hace mucho tiempo que estoy tratando de empezar algo nuevo... contigo... – La chica enterró sus grandes ojos en los del él.

- ¿Conmigo? –

- Si... Luna, creo que estoy enamorado de ti – Harry estaba muy rojo... mas que cuando Cho le había dado su primer beso... nunca había sentido lo que sentía por Luna... jamás. ¿Cómo pudo haber pensado que amaba a Ginny? El no sabía amar... hasta que la conoció a ella... aunque ellos se conocían de hace muchos años, pero nunca se había dado cuenta de cuan valiosa era esa chica. Y ahora que sabia lo que realmente sentía, no iba a dejarla así como así...

- No... no se que decir... –

- Dime que soy un estúpido, que jamás te fijarías en mi... o dime que sientes lo mismo que yo... la verdad, me encantaría que aceptes salir conmigo... por lo menos una noche, para que me conozcas mejor... – No pudo seguir hablando, porque Luna había tomado con sus manos la cara de Harry y la apretaba de tal manera, que sus mejillas casi se tocaban y le impedía hablar.

- ¿No crees que en todo el tiempo que te tuve bajo el mismo techo no te he conocido bastante? Yo si... y a propósito, acepto salir contigo... todas las noches que quieras... – Y dicho esto, le dio un beso. Harry jamás le contó a nadie el beso que le había dado la ex "Lunática Lovegood"... mas bien se los contó, como el mejor beso que Luna le había dado en toda su vida...


Ron y Hermione se encontraban en la sala de espera. El primero, iba hacia el principio del pasillo, y volvía. Iba y venia. Como si el padre de la criatura que iba a nacer, fuera el... pero no, era el tío. Y sin embargo esa situación le recordaba mucho al parto de su propio hijo. De Percy... no había podido entrar a verlo, porque tuvo complicaciones. Hermione necesitó una cesárea, y el había tenido que esperar afuera... con lo nervioso que era... casi se muere cuando le dijeron que el niño era prematuro, y tenia que estar en la incubadora... porque su esposa había querido tenerlo en un hospital muggle muy parecido al que se encontraba en ese momento. Y como es obvio, no debía contradecirla... y bueno, el niño tuvo que estar unos días en la incubadora... si hubiera estado en el San Mungo, con un poco de magia habría estado bien, pero no. Hermy, era hermy, y no había nada que pudieran hacer al respecto...

- ¡Es una niña! – Les dijo la enfermera quitándose el gorro verde.

- Ayy, que suerte... – Dijo el señor Weasley. Todos lo miraron. – Digo, que es la segunda niña Weasley, porque sin olvidar al pequeño Percy... bueno, han sido todos varones... – La muchedumbre estallo en carcajadas de felicidad con la noticia. Harry y Luna aparecieron un minuto mas tarde. Se habían ido a tomar un café y a "charlar", y habían vuelto tomados de la mano. Hermione le pego un codazo a su marido para que observara y luego de perforarle el estomago de varios codazos, logro que éste se fijara en la parejita. Es lerdo... Pensaba hermy con dulzura, observando a Ron...

Vieron a Draco salir de la sala. Nadie lo había visto entrar. Estaba vestido de verde, con el típico traje de medico y tenia en las manos un pequeño bulto. Por la cara de felicidad del muchacho, se dieron cuenta de que el "bulto" no era nada mas ni nada menos que su hija.

Todos se acercaron a conocerla. En verdad era muy hermosa... tenia unos hermosos ojos color caramelo y era peladita... aun no se sabía si tendría el color de cabello de su madre... o de su padre... su nariz era pequeña y perfecta... y su piel bastante pálida... pero no demasiado... Pero para sus padres, era simplemente... perfecta...


La vida de Draco, como era sabido, cambió drásticamente. Los tres se fueron a vivir a una casita muy linda... y modesta...

Tratándose de Draco Malfoy, la verdad era que Ginny lo había convencido de que la pequeña Beth no necesitaba estar rodeada de "realeza", como llamaba ella a todo lo que Draco había tenido en su infancia.

- Pero mi amor... Si ella es una princesa... ¿No es cierto, princesita? – El rubio chocaba su nariz con la de la niña que reía y lo miraba con sus lindos ojos. Había salido con el cabello de su madre pero un poco mas claro... como tirando a rubio...

Pero lo mas extraño era que una Malfoy... fuera pelirroja... Eso hacia reír mucho a sus padres, cuando ambos recordaban sus tiempos en Hogwarts... No podían creer que solo hubiesen pasado unos años... para ellos habían pasado muchos siglos... tal vez otras vidas... En ese momento, ni se les hubiera pasado por la cabeza el estar siquiera en la misma habitación... y ahora estaban casados... y con una hermosa hija... ¿Quién diría, que eso pasaría? Nadie... solo que el destino y la vida les deparaban otra cosa...

El destino y la vida, les habían dado una sorpresa. Una hermosa sorpresa. Ginny lo amaba y sentía que no podía haber nada mejor. No tenía que trabajar ya que el trabajo de Draco había mejorado y ahora de nuevo volvía a estar en la cúspide. Y la pequeña Beth crecía, y crecía... y cada vez se convertía en una linda niña muy inteligente... Ya contaba con tres años, cuando tuvo su primera levitación. Y a los cuatro, antes de aprender a escribir, había hecho que el gato de la familia se convirtiera en una taza de te. Esto ultimo había sucedido, porque cuando ella intento colocarle un gorrito de muñeca, el animal la arañó y ella se enojo tanto que deseo castigarlo. Cerró los ojos, y pensando en el animal y en su madre que estaba tomando café... salió lo que salió... y el pobre gato se vio transformado en taza. Sus padres estaban mas que contentos. No había muchos niños de esa edad que profesaran sus poderes, lo que les hacia suponer que iba a ser una bruja muy poderosa.

Draco y Ginny se encontraban en el cuarto de Beth. La niña tenia cinco años y se había quedado profundamente dormida.

- Shhhh... – Dijo Ginny, haciéndole señas a Draco para alejarse del cuarto y no despertarla. Cuando salieron de la habitación, y ella cerró la puerta, sintió dos fuertes brazos que la rodeaban.

- Draco... aquí no... – Le decía a su esposo mientras este le besaba el cuello.

- ¿Y donde, entonces? Yo tengo ganas ahora... no puedo esperar a que lleguemos a otro lugar... –

- Pues, vas a tener que esperar, porque no quiero que se despierte Beth y nos encuentre aquí... ya sabes lo inteligente que es, y siempre que pregunta tu me dejas sola para que le conteste... –

- Bueno, la próxima vez que pregunte, yo le contesto: papi y mami están haciendo hermanitos... – Y la dio vuelta, dándole un apasionado beso en los labios. La chica se soltó como pudo y sonrió ante la respuesta.

- Mejor déjame a mi que le responda... eres pésimo con los niños... –

- ¿Ah si? ¿Y para que soy bueno, eh? –

- Para MI... solo eres bueno para mi... –

- Entonces vamos a que siga siendo bueno... – Y alzándola en brazos como cuando eran recién casados, se la llevo al cuarto... y digamos que lo que ocurre después, es parte de su intimidad...