Capitulo 12: Angel
Canción: "Angel" Robbie Williams
Draco se encontraba en su casa. A su lado, podía sentir un cálido cuerpo dormir. Su esposa dormía placidamente y la envidiaba. Hacia unas cuantas noches que sufría de insomnio, y no podía pegar un ojo. Con su dedo tocó la mejilla de Ginny y esta sonrió. Aun dormida podía sentir a Draco, y ese pequeño roce no se le había pasado por alto. De repente toda su vida se le escurrió frente a sus ojos. Se encontró a sí mismo en la habitación que ocupaba en su sala común de Slytherin. En esos momentos sólo era un niño, pensó sonriendo... y luego una sombra le oscureció el rostro... su padre... aquel que solo había sido el que lo trajo al mundo. Recordaba el dolor que había sentido toda su vida, siempre creyendo que el amor y el cariño no estaban hechos para él... que para lo único que vivía era para sufrir... y hacer sufrir...
Recordaba lo mucho que había envidiado siempre a todos sus compañeros... hasta Crabbe y Goyle tenían padres que los querían (N/A: Y ESO QUE QUERER A ESOS DOS, DEBE SER ALGO MUY DIFÍCIL...) y que harían todo por ellos...
Y justo cuando había decidido que no respetaría mas a su familia, que había decidido solo por una vez, a hacer las cosas bien y alinearse con la Orden del Fénix, aparece ella a romper con todo lo que creía imposible en él. Había llegado ella, su ángel, su Ginny para salvarlo...
Y él había sido el más feliz... gracias a ella...
Así es la ley
Hay un ángel, hecho para mí.
Te conocí, el tiempo se me fue
Tal como llego...
Draco recordaba lo completo que lo había hecho sentir... ya no estaba solo, había alguien que había sido capaz de quererlo tal como era... Recordaba las batallas en las cuales luchaban contra el Lord Oscuro, y se le helaba la sangre... el tan solo pensar que podría haberla perdido allí, le provocaba una sensación de vacío... vislumbro a lo lejos, en su memoria, a unos mortífagos apresando a una muchacha. El se la quedó mirando unos instantes... le encantaba verla pelear... y lo hacía muy bien... pero luego se dio cuenta de que eran tres... y de que ella no tenía escapatoria... y no pudo evitar que la furia lo dominara. Casi corrió hacia donde el hombre le apuntaba con la varita... y gritó muy fuerte al ver que este intentaba besarla... no lo dudó. Lo mató. Y luego de hacer lo mismo con los otros dos, la encontró tendida en el suelo. Suavemente le levantó la cabeza. Estaba inconsciente... por un momento pensó en probar el sabor de esos labios y acercó lentamente sus labios a los de ella... pero un rayo lo devolvió a la realidad. Y sin pensarlo dos veces la llevó a su casa. La amaba... pero no iba a ser tan estúpido como para confesárselo... le daba mucho miedo... y por supuesto, seguía teniendo su orgullo por encima de todo...
Por eso la había lastimado... sin pensarlo... pero lo había hecho...
Y te falle, te hice daño..
Tantos años, yo...
Pase por todo sin pesar
Te ame sin casi amar
Y al final quien me salvó
El ángel que quiero yo...
También recordaba lo mal que lo había pasado sin ella. La había herido y se sentía muy culpable de haberla perdido. Sabia que ella era lo mejor que le había pasado en mucho tiempo... tal vez en toda su vida... y él la había lastimado. ¿Cómo pudo haberla perdido de esa manera? No lo entendía. Recordaba que gracias a ese tiempo de distancia, había sabido entender que sin ella no era nadie... que Ginny era el motivo por el cual vivía. Y que si ella no estaba con él... entonces lo mejor era morir...
Pero ella había regresado... lo había rescatado de ese mar de sombras y oscuridad en el que estaba sumido... de nuevo ella, lo había salvado... ella... su ángel...
De nuevo tu
te cuelas en mis huesos
Dejándome tu beso
junto al corazón
Y otra vez tu
Abriéndome tus alas
Me sacas de las malas
rachas de dolor
Porque tú eres
el ángel que quiero yo
Y ahí estaba Ginny, ayudándolo a salir adelante. Por eso él estaba allí, por ella. Para ella. Y ahora tenia a su hija... a la pequeña Beth...
Sonrió. En sus años de estudiante, recordaba haberle dicho a sus amigos que él jamás tendría hijos... que era algo muy cursi. Que no los necesitaba... pero ahora sabía por que lo había dicho. Porque le daba miedo convertirse en su padre... y lastimar a ese ser tan preciado... siempre había tenido miedo a ser padre...
Y cuando Ginny le había dicho que sus temores se hacían realidad... no había podido soportarlo... pero decidió enfrentarlos... decidió hacer lo imposible para no ser su padre... para darle a ese hijo todo el amor y el cariño que a él le habían sido negados...
Y todo gracias a ella... a Ginny Weasley...
Cuando eso pasa ya no sé que hacer
ni a donde ir...
Me fijo en ti
Y te siento cerca
pensando en mi
El cuerpo se me va
hacia donde tú estas
mi vida cambió
El ángel que quiero yo
Pero siempre están esos momentos y esas personas que te hunden... Siempre hay recuerdos que vuelven a surgir y el miedo a fracasar te inunda el cuerpo. Draco recordaba y las lagrimas afloraban. Muchas veces había sentido que no avanzaba, que todos sus esfuerzos eran en vano, y que no daba mas... pero siempre estaba ella, de la mano de su hija, que le daba el valor suficiente para continuar. La veía a Ginny, y un sentimiento de confianza lo invadía... el abrazarla, el tocarla... el besarla... su cuerpo la necesitaba y el de ella, siempre estaba para apoyarlo...
Draco regresó a su cuarto. La observo allí tendida en la cama. Tenía ganas de besarla en ese preciso momento y de decirle cuanto la amaba. La necesitaba. Se acercó.
- ¿Draco? – La voz de la mujer lo asustó.
- No quería despertarte... –
- No lo hiciste... hace rato que no puedo dormir... –
- Yo tampoco... ¿Será contagioso? – Ella sonrió y se sentó a su lado. Lo miró.
- Te amo –
- Yo también – Y se besaron. Draco sintió que todo el temor que lo invadía desaparecía. Esa increíble sensación de bienestar que le daba ella, nadie se la había otorgado nunca... ni lo haría jamás...
Y de nuevo tu
Te cuelas en mis huesos
Dejándome tu beso
Junto al corazón
Y otra vez tu
Abriéndome tus alas
Me sacas de las malas rachas de dolor
Porque tú eres
El ángel que quiero yo
EPILOGO:
Los años pasan. Draco Malfoy se encontraba en la estación de King Cross... esperando el expreso de Hogwarts. Ginny a su lado, con un pequeño niño de unos cinco años, de la mano.
- Beth, quédate aquí junto a nosotros... – El miedo de Draco se sentía a lo lejos...
- Draco, déjala... si no va conociendo el lugar, nunca se acostumbrara... – La niña, con un hermoso cabello pelirrojo muy lacio, que le llegaba hasta la cola hablaba tranquilamente con su primo Percy. Ron y Hermione acababan de llegar, junto con sus demás hijos: Anna, de 10 años, Thomas de 6 y el pequeño Sean, de apenas 2 añitos...
- ¡Hola Hermy! – La saludo una adulta Ginny.
- ¡Hola! ¿Nerviosa Gin? –
- En realidad... si... pero Draco esta peor que yo... – Señaló a su marido, que ahora se encontraba tras su hija escuchando con suma atención cada palabra que le decía a un niño de su edad que había encontrado.
- Es normal. Ron no para de llorar. Dice que no soportara estar separado de Percy, y que ira a buscarlo en menos de un mes... –
- ¿Será una enfermedad que ataca solo a los hombres? – Ambas rieron, y se detuvieron frente al enorme tren que se hallaba frente a ellas. Ginny no pudo mas, y rompió a llorar mientras se separaba de Beth.
- No llores mama... estaré bien... – Intentó tranquilizarla su hija. Draco no lloraba, pero la tristeza se le notaba en sus ojos grises.
- Cuídate, hija. – Padre e hija se hundieron en un tierno abrazo.
- Lo haré... no se preocupen por mí... – Y se apresuró en subir al tren. Pero un grito la detuvo.
- ¿No te iras sin despedirte de mí, o sí? – Harry y Luna se encontraban con la respiración un tanto agitada de tanto correr para llegar a tiempo. La niña se acercó rápidamente y le dio un beso a los recién llegados.
- ¡Tío Harry, tía Luna! Pensé que ya no vendrían... –
- Es una lastima que lo hayan hecho... – Ginny miró a su marido con aire reprobatorio. - ¡Era broma...! – Intentó reparar lo que había dicho. Pero todo el mundo sabía perfectamente que a Draco le disgustaba que Harry tuviese una relación tan afectuosa con su hija. Sin embargo, debía aguantarse, porque él era el mejor amigo de Ginny...
- Bueno, ve que el tren se esta yendo... ¡Y no te olvides de darle mis saludos a Hagrid! – Así, la niña subió al tren y se perdió entre la multitud de niños que había.
Los presentes se dispusieron a irse. Draco puso en su cuello al pequeño Jack, su hijo, y tomando de la mano a su esposa se encamino a la salida. Pero antes, todos se quedaron mirando. No podían creer como había pasado el tiempo.
No podían creer que estaban en esa estación despidiendo a sus hijos, cuando hace tanto tiempo, habían sido ellos los que se iban a Hogwarts. Las cosas estaban muy cambiadas, desde que Harry, Ron y Hermione ya no eran el trío que se preocupaba por la piedra filosofal... ya no eran los niños que aun creían en que Voldemort jamás los separaría... o que Dumbledore era invencible...
Recordaban sus primeros besos, los primeros roces... las peleas... el colegio de magia y hechicería lo había sido para ellos... había sido su hogar... gracias a él estaban allí, tomados de las manos...
Una lagrima resbalo por los ojos de Hermione. Ginny tampoco pudo contener la emoción que la embargaba. Draco estaba allí parado. El no recordaba tantos buenos momentos... el solo recordaba ser la persona mas odiada... la mas temida... y la mas deseada, pero eso era otro tema...
Ron y Harry se echaron miradas compinches. Todas sus vidas estaban allí, con ellos juntos.
Las palabras no existían. Solo miradas. Ese tipo de mirada que dice mucho mas que una simple frase. Y así como estaban, se fueron alejando. Cada uno con su vida. Cada uno junto con el otro, porque en el fondo siempre estaban juntos... siempre lo habían estado...
Y siempre lo estarán...
FIN
