Desde hace tres noches que Lisa Hayes descansaba en un incómodo sofá dentro de una habitación del sector de terapia pediátrica del Hospital Militar. Dicho hospital era uno de los pocos edificios dentro de la nave que tenía sus habitaciones con ventanas hacia el espacio exterior. En el SDF-2 se replicaban los mismos sistemas de iluminación y penumbra que se habían implementado en el SDF-1, tratando de emular el día y la noche para acompañar los procesos biológicos de los humanos en sus actividades diurnas y en el descanso nocturno. Había incluso hologramas que emulaban el cielo despejado, nublado y hasta el desarrollo de las fases lunares variando desde la luna llena, menguante o creciente. Pero algunos pocos lugares dentro de la misma, tenían el privilegio de tener sus ventanas hacia el espacio exterior, siendo observadores conscientes de la verdadera grandiosidad que los rodeaba y lo insignificante y minúscula que era en realidad esa inmensa nave espacial que se trasladaba a través de la galaxia.

La quietud de la Unidad de Terapia Intensiva, junto al incesante repiqueteo del monitoreo de las máquinas que controlaban la evolución de su hija, tenían a una Lisa Hayes paralizada entre la incertidumbre, el dolor y un gran temor. Habían pasado solo 3 días desde que pensó que podría perder a su hija, pero fue tanto la angustia y la conmoción, que Lisa sintió que habían pasado 3 meses.

Nunca en su vida había tenido tanto miedo. Ni siquiera cuando su esbelto cuerpo fue torturado por las gigantescas manos de los zentraedis cuando fue capturada hace años por el enemigo. Lisa había sido apretujada durante su cautiverio cuando fue interrogada por el Supremo Comandante Dolza, y también había sido zarandeada con violencia cuando soldados en la nave de Bretai sorpresivamente la volvieron a capturar bruscamente. Ella era una mujer fuerte, inquebrantable, decidida. Una Almirante, Héroe de Guerra. Casi todo el ejército bajo su mando la llamaba a escondidas "La Reina del Hielo", apodo que le adjudicaron por su frialdad y nervios de acero durante la batalla. El dolor físico que había soportado su cuerpo era mensurable. En cambio el dolor emocional ante la posibilidad de perder a un hijo era una agobiante explosion en su alma que no podría soportar. Lo único que la calmaba era acariciar la mano de su hija, la cual estaba descansando luego de que las enfermeras le pasaran unos calmantes para que logre apaciguar el dolor que la niña aún sentía por el pos-operatorio. Lisa tenía a su hija viva y a su lado. Era lo único que importaba.

Desde la habitación donde se encontraba la joven almirante junto a su hija, se podía observar con claridad las esclusas de despegue del SDF-3. Para distraer su atención, Lisa observaba con detenimiento cada patrulla que despegaba de esa gran nave. Por los símbolos en las aletas de los aviones, ella pudo detectar varios de los escuadrones que estuvieron bajo su mando cuando aún era una Capitana y Controladora Aerea en Ciudad Macross. Habían despegado el escuadrón Águila, el escuadrón Angel, y el mítico escuadrón Skull. Todos los VT que había visto despegar eran nuevos modelos, similares a los que el Dr. Lang y su equipo había desarrollado para su propia escuadrilla de aviones.

Cuando concluyó el raid de despegue de todos esos escuadrones, Lisa detectó un solitario VT Valkiria. Era diferente al resto. Lisa podía distinguir ese viejo modelo entre centenares de naves. Tenía su aleta completamente negra con la punta dorada, y se divisaban los huesos cruzados en forma diagonal. En lugar de tener la característica calavera del escuadrón Skull sobre la cruz de huesos, había un rulo, simulando una letra Alfa (α). A pesar del cambio de símbolo, Lisa Hayes no dudo ni por un segundo que ese avión era verdaderamente el Skull Uno original, legendaria nave que perteneció a su entrañable amigo Roy Fokker. El eximio piloto le otorgó la mística a ese avión desde sus comienzos, cuando él comenzó a usar ese VT como nave de prueba mucho antes que los zentraedi invadieran el planeta Tierra. La mística del Skull Uno luego la profundizó Rick Hunter cuando éste tomó el lugar de líder de escuadrón, piloteando dicha nave luego del fallecimiento de Fokker. Innumerables fueron las hazañas que ejecutó a bordo de ese avión, las cuales convirtieron a Hunter en uno de los grandes héroes de la Primera Guerra Robotech. Lisa estaba casi segura que a pesar de su rango de Almirante, Rick Hunter no renunciaría a su esencia de piloto. Era lógico que siguiera volando, y aún más lógico que no se desprendiera de la nave que lo acompañó durante tantas batallas.

–¿Aún necesitas volar para aclarar tus ideas, Rick? ¿Estás pensando lo mismo que yo?

–¿Hablando sola, Almirante? –la sorprendió Vanessa Leeds por detrás.

–No te oí entrar –dijo Lisa un tanto sobresaltada por ser descubierta fisgonenando.

–Estabas demasiado concentrada mirando hacia el espacio –y acercándose al ventanal, preguntó– ¿Qué fue lo que captó tu atención?

En ese momento sobrevolaba el viejo Skull Uno a toda velocidad muy cerca al SDF-2 haciendo unas maniobras bastante arriesgadas por la proximidad y velocidad de los movimientos. Vanessa enseguida reconoció la identidad del piloto que estaba volando de esa forma imprudente y audaz.

–Mmm, entiendo –y entrecerrando sus ojos miró hacia Lisa–. ¿Cuándo piensas hablar con él?

–No lo sé.

–No dejes pasar mucho tiempo.

–Está bien, Coronel– y volteando su cabeza para mirar a Vanessa a los ojos, Lisa acercó su mano derecha a su corazón y agregó–, lo prometo.

–¡Ja, eso espero! No quiero a la "vieja" Lisa Hayes refunfuñando en mi puente porque estuvo discutiendo con ya sabemos quien por no hablar las cosas a tiempo.

–¿Tu puente? –sonrió por la suspicacia de su amiga hacia su oficial superior.

–¡Sí! Y estoy agotada. Recién dejé a Sahara con Archer y vengo a darle un beso a mi ahijada, para luego irme a descansar. Este bebe me tiene completamente agotada. ¿Cómo demonios hacías cuando estabas embarazada?

–Tenía a las dos mejores ayudantes de todo el mundo. No podría haberlo hecho sin Sammy y sin ti –Vanessa se encoge de hombros, minimizando el halago que acababa de recibir–. No me va a alcanzar la vida para agradecerles. No hubiera podido hacerlo sin ustedes. Y gracias por cuidar de Sahara mientras Jack estaba de patrullaje.

Ambas mujeres se abrazan. Lisa tenía un sinfín de emociones que se entrecruzaban.

–¿Cómo los vistes? –preguntó con curiosidad la Almirante.

–Max está igual que siempre. Y tu querido piloto está más maduro, como un buen vino.

–Y yo estoy marchita, como una vieja pasa de uva –bromeó Lisa.

–¡No es cierto! Eres una de las mujeres más hermosas de esta nave. Y no lo digo porque eres mi amiga, y porque te quiero. Lo digo simplemente de manera objetiva.

Vanessa se acercó a la cama para acariciar a la dormida niña que descansaba apaciblemente en el silencio sepulcral del hospital.

–Hubieras visto la sonrisa en su cara cuando le entregué tu escueta nota de bienvenida.

Al oír esto, Lisa hizo fuerza para evitar sonreír. No quería parecer demasiado obvia frente a su amiga. Era bueno saber que aún podría generar algún efecto sobre Rick Hunter. Que ella no le era indiferente.

–¿Ocurrió algo importante en el fuerte durante mi ausencia? –dijo con suspicacia Hayes.

–Lo mismo de siempre. Traje algunos expedientes que necesitan tu firma. El más urgente es la autorización para las pruebas que realizará mañana el Dr. Lang y su equipo para completar las innovaciones en los cascos inteligentes que usarán los pilotos.

–Bien. Pero esas pruebas son algo completamente rutinario, ¿por qué necesita mi aprobación?

–Es que nuestro querido Emil recién se dio cuenta que puede lograr mejores resultados si además de tener a Archer en la prueba, suma a la contienda desarrollada por el simulador, otros eximios pilotos que tiene a la mano en el SDF-3.

–Entiendo. Déjame adivinar, entre esos "otros" pilotos pidió que Miriya Parino participara.

–¡Exacto!

–Ese hombre tiene una obsesión por recabar datos de la performance de Miriya. Si el interés de Lang no fuera estrictamente profesional, creo que Max Sterling estaría muy celoso de que otro hombre esté tan interesado en su esposa.

Ambas oficiales se rieron. Necesitaban distenderse un poco luego de la creciente tensión que vivieron durante estos últimos días a raíz del drama personal de Lisa Hayes el cual la obligó a quedarse totalmente aislada mientras acompañaba a su hija.

–Cuando ya toda esta locura de la apendicitis haya pasado y estés totalmente reinsertada en tus funciones, quizás sería bueno hacer una fiesta entre ambas tripulaciones. ¿Qué te parece? Algo similar al festejo que organizamos a bordo del SDF-1 cuando Global cumplió 60 años.

–Creo que es una idea excelente.

–¡Perfecto! Voy a comenzar a organizar todo –dijo completamente emocionada la Coronel Leeds mientras daba pequeños saltos como una niña feliz al salir de la habitación –. No vas a arrepentirte, Hayes.

Lisa se dejó caer nuevamente sobre el sofá con un gran suspiro. Recordaba a la perfección esa primera fiesta sobre el SDF-1. Fue una sorpresa que le organizó el Trío Terrible para agasajar a Global en su cumpleaños, con el objeto de hacer un paréntesis entre tanta muerte y destrucción. Se celebró al poco tiempo que el SDF-1 dejara atrás el planeta Marte tras la destrucción total de la Base Sara.

Era imposible para Lisa olvidar la primera vez que ella bailó entre los brazos de Rick Hunter…