EN EL CAPÍTULO ANTERIOR: Snape regresa de sus "vacaciones", y algo pasa a Dumbledore.
CAPÍTULO 2
Snape dejó el frasco en la mesa y corrió hacia dónde estaba tendido Dumbledore. Le tomó el pulso, apagó los calderos, cerró el despacho con un hechizo para que nadie tocara nada, y lo llevó lo más rápidamente que pudo a la enfermería.
Madam Pomfrey llevaba ya media hora con Dumbledore. En éste tiempo había llamado a MacGonagall y a Fliwich, que a su vez había avisado al resto del personal del castillo.
Snape volvió rápidamente a las mazmorras después de dar la voz de alarma, para tratar de entender lo que había pasado. Había dejado a Dumbledore enfrente de los fogones removiendo los calderos. Fue hacia su almacén y cogió varios botes con cierre hermético, y tomó muestras de cada una de las pociones, todavía sin terminar, y las etiquetó. Apuntó todo lo que había añadido a cada poción y en que punto de la elaboración habían quedado.
No podía hacer desaparecer los calderos porque los áurores no querrían que se tocara nada, antes de la investigación.
El recuerdo de los áurores le hizo darse cuenta de lo delicada de su posición: ¡Él, que ya estaba fichado por el Ministerio!
Lo siguiente que hizo fue observar, sin tocarlos, los pedazos de la taza, y vio que faltaba el trozo del asa. Recordó que Dumbledore lo llevaba en su mano cuando lo puso en la camilla. Se extrañó de que se partiera por el asa. Si Dumbledore se hubiera encontrado mal habría soltado la tasa, en vez de caer aferrándola, al menos eso era lo lógico.
Tomó una pequeña muestra con una gasa, del resto que había quedado pegado en la tasa. No se atrevió a coger mucho para que no se dieran cuenta los áurores en su inspección. Después fue hacia el escritorio, y olió el té que había en su propia taza y en la tetera, y no olió nada raro. También tomó muestras por si acaso. No tenía que pasar nada por alto, y sabía que en el más mínimo detalle, podía estar la clave.
No se le ocurrió nada más que hacer, y estaba muy preocupado por la suerte de su amigo, así que, después de observar todo una vez más desde la puerta, cerró la mazmorra con un hechizo, y corrió hacia la enfermería.
En la puerta de la enfermería estaban todos los profesores, que se encontraban en ese momento en Hogwarts, excepto Trelawney, que tenía dolor de cabeza. También estaba Filch y su gata. Snape regresó de su despacho y poco después, Madam Pomfrey abrió la puerta de la enfermería y les dijo:
- Está bien. He normalizado su pulso y su respiración vuelve a ser normal. Solo está ligeramente dormido pero espero que despierte de un momento a otro.
- Vale Poppy, - dijo MacGonagall impacientemente -¿Podemos entrar ya? – M. Pomfrey se apartó y los dejó pasar a todos, excepto a la gata. Todos ellos, se colocaron alrededor de la cama de Dumbledore, con caras de preocupación.
MacGonagall se puso a su lado, y le cogió la mano. Dumbledore abrió los ojos, bizqueando un poco, y luego los abrió completamente. Miró a todos los que estaban y les sonrió. MacGonagall suspiró profundamente y dijo:
- Me alegro tanto de que estés bien, Albus. Si supieras el susto que me has dado ¿Cómo te encuentras? ¿Estás bien?. – Mientras hablaba le agitaba la mano de arriba abajo. Dumbledore contestó cerrando y abriendo los ojos varias veces
- Minerva, no lo fatigues – dijo Fliwich – Tienes buen aspecto, colega. Dentro de poco estarás comiendo tus caramelitos por ahí – Dumbledore pestañeó aún más. Fliwich se dirigió a M. Pomfrey
- ¿Poppy, por qué no habla?
- No sé, Albus ¿puedes oírme?- dijo alzando más la voz.
- Jip jip da da ji ssapa da- dijo Dumbledore dando unas palmaditas.
- Déjate de bromas, Albus – intervino Snape – ¡Ésto no es gracioso!
- Uh Uhy....Buahhhhhhh.... – lloró Dumbledore
Todos se quedaron de piedra. Dumbledore estaba muy mal. Parecía que no los conociera, parecía que fuera un niño pequeño llorando por su mami. MacGonagall se llevó la mano a la boca. Sprout se agarró a Filch, y éste la agarró de la cintura a ella, y Fliwich y Snape miraron aterrorizados al bebé Dumbledore.
Fliwich se acercó a Dumbledore y comenzó a hablarle como a un bebé.
- Ehy ehy, tranquilo, todo está bien – acarició su cabello y Dumbledore dejó de llorar- Ehy, eh... ¿mi niño quiere un caramelo?
- ¡Caamelo! ¡caamelo!- cada vez que lo decía, golpeaba la cama con las manos- ¡caamelo!
- Cállate ya Albus – dijo MacGonagall, y hablando a los demás prosiguió - ¡Profesores! Por favor, acompáñenme fuera. Poppy ¿No puedes darle algo para que se calle?
- Voy a por lo que me queda de poción del sueño
Madam Pomfrey intentó darle un poco de poción, pero no pudo. Cada vez que se acercaba a Dumbledore, éste le lanzaba un manotazo.
- ¡Ay! ¿Qué hago?. – Se quejó Pomfrey.
- Déjame a mí –dijo Fliwich, que hablando como un abuelo a su nieto dijo -¿Quién se va a tomar éste refresquito? El niño bueno Albus – y Dumbledore se tomó la poción que lo dejó dormido de inmediato.
Los cuatro jefes de las distintas casas salieron de la enfermería y cerraron la puerta. MacGonagall no quería hablar delante de Filch, como era su costumbre y éste que lo sabía, se marchó.
A ver Severus ¿Qué ha pasado?
- Estabamos hablando en mi despacho mientras yo hacía unas pociones para Poppy. Albus estaba tomando una taza de té, y le pedí que se hiciera cargo de las pociones un momento mientras yo iba al almacén. Cuando volví lo encontré tendido en el suelo.
- ¿Y no escuchaste nada Severus? .- dijo Sprout.
- No, ni siquiera oí la taza romperse. El almacén está lejos, al final del pasillo de las mazmorras, justo al lado del aula.
- ¿Dices que estaba tomando té? – dijo Sprout con voz conspiradora -¿y si han envenenado el té?
- Ya se me ha ocurrido y he tomado muestras, pero no creo que fuera el té. Yo soy capaz de reconocer una sustancia anómala por su olor, y me pareció que todo era normal.- se echó un farol.
- Tal vez entró alguien extraño- continuó Sprout inspirada.
- Es algo que tenemos que comprobar – dijo Fliwich - ¿alguno ha avisado a Hagrid? ¿No? Ya me extrañaba que no estuviera aquí. Bueno, mejor será que vaya yo mismo y averigüe si ha visto a alguien extraño por los alrededores.
MacGonagall fue quien habló después:
- Tenemos que ir a dar parte al Ministerio. Está claro que han atentado contra la vida de Albus Dumbledore. ¡Ohh! – Sollozando continuó – Y lo han dejado idiotizado ¡Cuando se entere en el Ministerio!
- ¿Cuándo se enteren en el Ministerio? – Dijo Snape – Si eso será terrible, pero peor que eso va a ser cuando se enteren los millones de personas anónimas que ha puesto en él sus esperanzas, para vencer al Señor Oscuro. – Moviendo la cabeza de un lado a otro, continuó Snape – Nos habrán asestado un golpe muy duro si Dumbledore no vuelve a ser el de antes.
Todos los profesores estaban igual de preocupados. Snape y MacGonagall intercambiaron una mirada rápida, y MacGonagall asintió. Lo que dio pie a Snape para seguir hablando dirigiéndose a Fliwich y a Sprout:
- No sé si lo sabéis pero Dumbledore ha organizado la resistencia contra...
Ya lo sabemos Severus. – Dijo Sprout.
- Llevamos trabajando para él muchos más años que tú, y él sabe que cuenta con toda nuestra lealtad.- dijo Fliwick – Y en cuanto a lo del Ministerio, tienes razón. Cuando se sepa lo ocurrido, y se sepa que hemos perdido a nuestro líder, el mundo mágico será un caos, y ni que decir de la fiesta que montarán los mortífagos. El que no debe ser nombrado ésta vez se ha salido con la suya.
- Todavía no está todo perdido – dijo Sprout – Tal vez Albus se recupere. Severus ¿Tú no podrías hacer una poción que lo devuelva a su estado normal?
- El problema es que no sabemos lo que lo ha vuelto así. En cuanto lo descubramos, me pondré a buscar un remedio.
- ¡Tenemos que avisar al Ministerio! - repitió MacGonagall – Estamos perdiendo el tiempo. Aunque la verdad es que ellos no han ayudado mucho últimamente. Pero ahora sí lo harán, porque saben lo que les conviene, y lo que les conviene es un líder fuerte como Dumbledore. Además tenemos que enviar esas muestras a algún laboratorio digno de confianza, no quiero ofenderte Severus – Esto lo dijo mirando desafiante a Snape, y sí lo dijo para ofenderlo.
Fliwich movió la cabeza de un lado a otro, y Sprout le llevó la mano a la boca. Los dos esperaban la reacción de Snape que ya había empezado a acercarse a MacGonagall peligrosamente.
- Análisis de confianza, ¿de confianza Minerva? ¿No está un profesor de pociones capacitado para realizar unos simples análisis? ¿O es que cuando dijiste "de confianza" te referías a otra cosa? – se acercaba más - ¿No me tienes confianza? ¿No confías en mí? –Esto último lo dijo a solo un palmo de la cara de MacGonagall, que pudo ver perfectamente su hilera de dientes amarillos.
- Cálmate Severus – le dijo Fliwich y Snape, que tenía en muy alta consideración al profesor de encantamientos, lo miró y asintió mientras MacGonagall aprovechó para retirarse de él. Snape gruñó.
Volvió a hablar Fliwich:
- Les voy a proponer una solución: no avisemos al Ministerio, y tratemos de resolverlo nosotros mismos.
Todos se miraron un momento y pensaron: Después de todo Dumbledore está vivo. Si dan la voz de alarma lo único que iban a conseguir era desunir a los que estaban en contra de Voldemort. Dumbledore había luchado mucho por unirlos y todos los reunidos eran conscientes de eso. Asintieron en silencio excepto MacGonagall que no estaba convencida. Entonces Fliwich intentó persuadirla.
- Minerva, tu sabes mejor que nadie lo que hay pendiente en el colegio. Nosotros te ayudaremos. Si hay una cita importante de Albus, da alguna excusa, di que está enfermo, ¡no mentirás! Todos te ayudaremos. Haremos creer al mundo entero que Albus Dumbledore está vivito y coleando.
- De acuerdo, lo haré. –Dijo MacGonagall – y en cuanto al colegio, llevo años llevando la dirección del colegio. No habrá problema.
- ¿Qué tú llevas la dirección del colegio?- dijo Snape arqueando una ceja – Tú no llevas la dirección de nada. Albus confía en mí para eso. Lo único que haces tú es escribir cartas.
Snape y MacGonagall se miraban con ganas de maldecirse mutuamente. Notando la tensión Sprout dijo rápidamente:
- Pero al menos le diremos lo ocurrido al resto del personal. ¿O no?
- No, no diremos nada a nadie. – Dijo Snape- Filch y Trewlaney ya lo saben, aunque ésta última será fácil engañarla, con Filch no va a ser tan fácil, es muy astuto. Poppy lo sabe, y en cuanto a Hagrid yo soy partidario de no decirle nada, no se vaya a ir de la lengua.
- Tenemos que decírselo a Hagrid, - dijo MacGonagall –Además se va a enterar en cuanto Fliwich vaya a preguntarle si vio a alguien.
- Entonces estamos todos de acuerdo en no hablar. – Finalizó Fliwich – Todos asintieron. – Todos de acuerdo. Minerva, dile a Poppy lo decidido, que busque algún sitio para llevar a Dumbledore éstos días mientras encontramos la cura. Severus, haz los análisis y también manda muestras a un buen laboratorio, tu sabrás, que tengan los resultados pronto- así contentó a MacGonagall y a Snape – y yo iré a hablar con Hagrid.
- ¿ Y yo que hago? – Dijo Sprout.
- ¿Tu?...Eh... ayuda a Minerva con el papeleo.
MacGonagall gruñó.
FIN DEL CAPÍTULO 2
