EN EL CAPÍTULO ANTERIOR: Empieza un nuevo curso, y Dumbledore está allí para recibir los alumnos. Aunque hay algunas novedades.


CAPÍTULO 5

Cuando acabó el banquete, los profesores que no estaban enterados de la enfermedad de Dumbledore, lo miraron con extrañeza. Nunca antes había hecho un discurso tan extraño, ni tan largo. Claro que los días que estaban viviendo eran muy duros, con tantos crímenes, y eran capaces de volver de piedra al más pintado. Pero les resultaba raro ver a Dumbledore tratando tan fríamente a sus alumnos. No iba con él.

- Qué raro ha estado Dumbledore, ¿No te parece Víctor? - preguntó Sinistra a Vector.

- Sí, sí que ha estado raro, pero ya conoces a Albus, hace las cosas más raras siempre con un propósito, ¿Tú que dices Filius?

- Ah.. Eh..., yo lo he visto igual que siempre - mintió Flitwick mientras se levantaba de su asiento.

- Tal vez - Habló Trelewney que apareció detrás de los tres - tiene que ver con el desmayo que tuvo la semana pasada. Tal vez no se ha recuperado tan bien como Minerva dice.

- No Sybill - dijo Flitwick - Sí se ha recuperado, pero creo que ha estado bajo mucha tensión éstas últimas semanas.

- O tal vez - dijo Sinistra - quiere tratar a los alumnos más rudamente para prepararlos para lo que se nos viene encima.

- No sé Astra - le respondió Vector mientras se encaminaba hacia la puerta - No es el comportamiento lógico de Albus. Está tramando algo que todavía no podemos adivinar. Por cierto Filius ¿Tú sabes dónde se ha metido Severus? Él que se pone enfermo con los guiñitos y las sonrisitas de Dumbledore, se ha perdido un discurso propio de él.

- Eh...Ah... - balbució Flitwick - Perdonadme, he olvidado.... mi ... varita, sí mi varita.

- ¿Qué ha olvidado su varita? ¿Conocéis algún mago que se olvide su varita? - preguntó Trelewney a Sinistra y a Vector - Aquí hay más de una cosa rara. Iré a consultar a mi bola de cristal. Si me disculpáis.

Cuando llegó Flitwick de nuevo a la mesa de profesores, Sprout, MacGonagall y Hagrid, estaban alrededor de Dumbledore discutiendo:

- ¡Claro que sospechan! - dijo MacGonagall - No podías haberlo hecho peor Severus. Y pensar que estuvimos ensayando el dichoso discurso hasta tan tarde.

- Tranquila Minerva - dijo Sprout - No creo que nadie se haya dado cuenta de nada. Creo que más bien lo han achacado al estrés que sufre Dumbledore.

- Fui a ver lo que pensaban los demás profesores - dijo Flitwick - y todos han notado algo extraño, pero no se imaginan lo que es. Por cierto, han preguntado por ti, Severus. Para que luego digas que no te quieren.

- Tampoco lo he hecho tan mal, solo he improvisado un poco - dijo Dumbledore (Snape) - Para ser francos, siempre he pensado que Dumbledore ha sido muy blando durante años, haciendo la vista gorda con los que infringen las normas, especialmente con los Gryffindor.

- Trata a tus Slytherin igual que a mis Gryffidor - dijo MacGonagall

- Sí, - contestó Dumbledore - Y yo soy un vampiro.

- Siempre lo sospeché - dijo MacGonagall

- Escucha Severus, ¡Severus! - lo llamó Flitwick porque nuestro peculiar Dumbledore estaba encarando peligrosamente a MacGonagall - Te queda poco para que la poción multijugos deje de hacer efecto.

- ¡No tenías que haber tratado así a los alumnos! - volvió a la carga MacGonagall - Te dije que no los amenazaras, y vas tú y los amenazas. - Dumbledore comenzó a caminar a zancadas en dirección a la puerta de detrás de la mesa de los profesores, y MacGonagall lo siguió.- ¿Y visteis las caritas de los niños de primero? - dijo MacGonagall dirigiéndose a los demás profesores que también los estaban siguiendo - querían volver con sus padres.

- "Las caritas de los de primero" - la remedó burlonamente Dumbledore.

- ¡De mí no te rias! - amenazó MacGonagall totalmente roja.

- ¡Oh! - dijo Dumbledore señalando a MacGonagall . ¡Mirad! el temperamento Gryffindor. Pero si se ha puesto roja como los colores de su casa. - Dumbledore se estaba divirtiendo - ¿Y los demás también pensáis que lo hice tan mal? Ayer todos asegurabais que yo era el indicado para hacer de Dumbledore.

- Yo pienso que no eres un gran actor, - dijo Flitwick - pero que en definitiva, ha sido convincente - Los otros dos asintieron y MacGonagall se desesperó. Últimamente no le hacían mucho caso. - Hemos salido al paso de la inauguración, que es lo que queríamos.

- Pero Albus Dumbledore tiene muchas obligaciones - habló MacGonagall - esto sólo ha sido el comienzo. Y espero que para la siguiente ocasión encontremos un actor mejor.- dijo MacGonagall fulminando con la mirada a Snape.

- Tranquila querida, seguro que pronto tendremos el antídoto para Albus, - dijo Sprout - Y ahora ven conmigo y te daré una tila para tus nervios - MacGonagall fulminó a Sprout también con la mirada y Sprout decidió quedarse calladita.

- Ehhh... Bueno - dijo Hagrid - Yo me tengo que ir a cuidar del profesor Dumbledore. Eh... Severus... ¿Albus no tiene el pelo negro ,no? - y señaló a unos mechones oscuros que estaban apareciendo en la plateada melena de Dumbledore.

Y se marcharon cada uno por su lado.


Remus Lupin había tratado de ser auror varios años atrás, así que cuando se reunió con MacGonagall, Moody y Snape el sábado, decidieron que sería él el que hiciera el trabajo de "detective privado", y que Moody lo asesoraría con su gran experiencia.

Lo que no imaginó varios años atrás, fue que ahora estaría despotricando y reprochándose el haber estudiado para semejante estupidez de trabajo. Se había llevado desde el sábado hasta el mismo día de a inauguración del nuevo curso en Hogwarts, caminando de un lado a otro, preguntando lo mismo, y sin sacar nada en claro. Eso sin contar que hoy le pasaba lo que le pasa una vez al mes (y no era la regla). Todo junto, había hecho que Remus Lupin por fin comprendiera por qué Dolores Umbridge decía que su futuro estaba en el circo.

Estaba a punto de irse a su rincón favorito del cuartel, para transformarse, cuando regresó Moody de Howarts. Había ido para enterarse de cómo había ido la interpretación de Snape. Entre lo que dijo MacGonagall, y lo que dijo Snape, se enteró que había ido o muy mal, o muy bien, así que se quedó con la media: aprobado. También les había informado sobre como le había ido a Lupin con su investigación. MacGonagall alabó lo bien que había actuado Lupin, y Snape se burló de la mediocridad del lobito.

Moody, cuando vio a Lupin tan cabizbajo le dijo:

- ¡Arriba ese ánimo, hombre!, que las cosas van bien.

- ¿Bien? - habló Lupin con desgana.

- Sí, Snape pasó la prueba. Al parecer algunos niños se fueron mojaditos a la cama, pero eso fue todo. ¿Queda algo del guisito que hizo Molly Weasley éste mediodía? Ah sí. Uhmm..Uhmm.. ¡Que bueno! ¿Quieres un poco? - Lupin negó con la cabeza - ¡Ah! te pongo un plato.

Moody comía ávidamente, Lupin removía con la cuchara.

- Alastor, ¿Qué ha dicho Snape?

- ¿Dicho de qué?

- De mi informe ¿de qué va a ser? - volvió a preguntar Lupin.

- Ehhhh... nada

- Seguro que se lo ha pasado estupendamente - dijo Lupin - Pero él tampoco a estado muy brillante éstos días. No tiene ni idea de que es lo que ha puesto así a Dumbledore. - dijo para consolarse a sí mismo. No tenía ganas esa noche de fingir su pose de conciliador. ¡Ésta noche no!. Y si no fuese por que no quería comerse a Moody, tampoco se bebería la poción que le había preparado Snape.

- ¿Irás mañana a ese otro almacén? ¿Couleurs se llama el dueño, no? - preguntó Moody.

- Sí, es el siguiente paso para seguir a las "grageas viajeras". Vaya mafia hay en esto de los caramelos. Las elaboran en fábricas clandestinas para luego venderlas como si fueran hechas por ellos mismos. El Ministerio debería investigar esto.

- Sí, y dejar de estorbar en la lucha contra Voldemort. Vale Remus, es basura lo que comen los niños, pero eso no mata a nadie.

- A mí lo que me resulta difícil de creer – dijo Lupin – es que de la bolsa de grageas, Dumbledore cogiera justo la envenenada. ¡Vaya mala suerte!

- Severus quiere que sigas investigando los caramelos.

- Severus quiere fastidiarme. - replicó Lupin.

- También les conté que el té es de la tienda de Staermer, y que te costó averigüarlo toda la noche de ayer.

- Tiene los libros de contabilidad más enrevesados del mundo mágico. - le dijo Lupin - Pero yo creo que estoy perdiendo el tiempo, y que no fue ni el té ni las grageas. Tal vez fue algo que almorzó, o algo que tocó, o algo que inhaló, o... quizás ¡sólo esté fingiendo!

- Yo lo he visto Remus. No está fingiendo. - La de tonterías que dice un hombre lobo cuando va transformarse, pensó Moody. - Pero tienes razón en que puede ser cualquier cosa.

- Quizá fue Fudge - gruñó Lupin - Almorzó con él, recuerda.

- Sé que no le tienes especial cariño a la gente del Ministerio, - empezó a decir Moody - pero ya te he dicho que no creo que fuera él. Fudge está acongojadito ahora que sabe que Voldemort ha vuelto, y no va a hacerle algo a su principal enemigo. Fudge es imbécil, pero no hasta ese punto.

- Imbécil, Grrrrr..., Imbécil.....Grrrrr

- Remus, ¿Te has tomado la poción?

- No.

- Pues hazlo que te está empezando a crecer el pelo de las orejas. – Dijo Moody mientras se levantaba de su asiento apresuradamente. - Y con tu permiso, yo me voy.


FIN DEL CAPÍTULO 5.