EN EL CAPÍTULO ANTERIOR: Hagrid irá a convencer a los gigantes de que no se unan a Voldemort, y Tonks enseñará pociones.


CAPÍTULO 8

El viernes por la mañana MacGonagall, Sprout, y Snape estaban desayunando en el comedor juntos. Flitwick vigilaba las mesas de los alumnos mientras tanto.

- ..y no te olvides que hoy viene Tonks - le decía MacGonagall a Snape - Intenta facilitarle las cosas....

- Grrrr - Snape gruñó afirmativamente.

- ... que se sienta a gusto en su nuevo trabajo...

- Grrrrr. - Snape volvió a gruñir

- .... ya sabes que es un poquito torpe, pero si tu dices que es buena en pociones, es que tiene que serlo.

Snape tosió atragantándose.

- No te olvides - volvió a la carga MacGonagall - que hoy Dumbledore tiene que presentar a Tonks como profesora. Tonks vendrá a la cena para eso. ¿Tienes preparada la poción?

- Grrrrr - volvió a decir que sí a su manera.

- Y te lo advierto Severus, ¡La presentas y te callas! No quiero más discursitos improvisados que asusten a los niños ¿Me entiendes?

- ¿Has tomado poción parlanchina? ¡Déjame desayunar de una vez! ¡Grrrr!

- ¿Ya has llevado tus cosas a tu nuevo despacho? - preguntó Sprout para cortar lo que seguramente terminaría en discusión.

- No, - contestó Snape - aún no. Lo haré después de la cena.

- ¿Ya están discutiendo otra vez? - preguntó Flitwick a Sprout mientras se sentaba en su silla. Había ido a la mesa de los profesores con el tiempo justo para tomarse un café, antes de que empezaran las clases. Mientras se lo servía, les dijo a los otros: - Albus lleva casi una semana sin salir del torreón. He pensado que lo saquemos a dar una vuelta todos los días por el patio cuando los alumnos estén en clase, y tengamos horas libres. Yo tengo hoy una hora libre. Si os parece, le doy un paseo.

- Me parece una idea estupenda - dijo Sprout,

- Estoy de acuerdo - dijo MacGonagall - pero hay que tener cuidado.

- Grrrrr - Snape asintió con su gruñido.


El viernes por la noche, a Tonks le sudaban las manos antes de llamar a la puerta del despacho del profesor de pociones. Se las secó en su túnica, se arregló el pelo, que había decidido que fuera castaño durante toda su estancia en Hogwarts, por eso de no llamar la atención, respiró profundo, y llamó.

- Adelante.

Snape empaquetaba sus objetos personales para trasladarse a su despacho: El de profesor de defensa.

- Buenas noche profesor Snape - Tonks se dio cuenta del lapsus. Lo había llamado profesor, como en sus tiempos de estudiante. Snape le sonrió despectivamente.

- Te has retrasado. Debías de haber estado aquí para cuando Dumbledore, o sea yo, anunciara tu incorporación durante la cena.

Snape sacó su varita para susto de Tonks, y selló mágicamente la última caja diciendo para sí mismo:

- Ésto ya está listo.

- Es que perdí el tren - se justificó Tonks. Había salido con tiempo de sobra de su casa, pero al llegar a la estación, confundió la entrada del andén. Cuando despertó de la conmoción que le provocó el golpe, estaba en la enfermería muggel de la estación, tenía un enorme chichón que aún le duraba, y además había perdido el tren.

Snape se dirigió al que todavía era su escritorio, y se sentó en su sillón. Sin mirarla le señaló la otra silla, dónde obedientemente Tonks se sentó.

Uno a uno, Snape le fue explicando el temario de cada curso. Tonks trataba de recordarlo todo. Cuando él terminó de explicarlo todo, Tonks estaba hecha un lío. - ¿Lo has entendido todo? - le preguntó Snape.

Tonks asintió con la cabeza.

- No es que dude de tu palabra - dijo Snape mientras sacaba una carpeta de un cajón - pero te lo he puesto todo por escrito. Confío que en éstos años habrás aprendido a leer, como has llegado a auror. Aunque eso tampoco es ninguna garantía. - Le tiró la carpeta a través del escritorio.

- No le consiento... no te consiento que me hables en ese tono. - dijo Tonks muy digna. Snape se rió de ella con su risa de desprecio. Luego moviendo la cabeza de un lado a otro dijo:

- Nymphadora - dijo Snape con una miradita de malicia, y recreándose en cada sílaba de su nombre - No nos engañemos, los dos sabemos que en lo que se refiere a pociones eres... ¿Cómo decirlo para que no te ofendas? ¡Ah! Sí. Eres una completa inútil.

- ¿A sí? –- dijo Tonks mientras se ponía roja - ¿Y por qué no lo dijiste en la reunión? ¿Tanto ambicionabas el puesto de profesor de defensa como para dejarlo todo en mis manos?

- Exacto - Snape se puso de pie - Y ahora que está todo claro, aquí tienes - le dio las llaves del despacho, de las aulas, y del almacén, cada una con un letrerito. - Me voy a mi despacho, y mandaré algunos elfos para que se lleven mis cosas más tarde. - Miró sonriente el cuarto de color negro mientras decía para sí mismo, sin importarle que Tonks pudiera oírlo - ¡Creí que jamás saldría de aquí! - y después dijo mirándola - Te dejo para que te vayas habituando al lugar. Tendrás que estar aquí mucho tiempo. - Fue hacia la puerta riendo.

- Estaré perfectamente. En cuanto decore un poco éste sitio, estaré como en casa.- Dijo Tonks sin creérselo ella misma mientras Snape salía por la puerta. Pero justo cuando iba a cerrar del todo la puerta, asomó de nuevo la cabeza:

- ¿Nymphadora?

- ¿Qué?

- Solo quería decirte que cuando tengas algún problema con la materia, o con los alumnos, yo estaré en mi despacho calentito dos pisos más arriba, y que ni se te ocurra venir a buscarme. ¡No quiero volver a ver una poción, ni sus asquerosos ingredientes en mi vida!

Buenas noches Nymphadora.- y cerró la puerta.


- Buenos días Nymphadora - saludó Snape cuando llegó a desayunar y se sentó a su lado.

Tonks se había sentado al final de la mesa junto a la profesora Gumbly-Plunk, que también empezaba ese día a dar clases de cuidados de criaturas mágicas. Ni una ni otra estaban de buen humor, así que no se hablaban. Tonks no se esperaba que Snape se sentara a su lado, y ni mucho menos, que le hablara, pero como era una chica educada le contestó con un gruñido y un desanimado:

- Buenos días.

- ¿Qué? - dijo Snape con ganas de fastidiar - ¿Preparada para la primera clase? A ver... A ver... Lunes a primera hora: Huffelpuff-Gryffindor de tercero ¿Verdad? Cuando termines la clase tendrás ganas de maldecirte a ti misma, y no es mal grupo.

- ¿No me dijiste que no querías saber nada más de pociones?

- Y no quiero. Nyim-pha-do-ra, por cierto ¿Ya has decorado tu despacho? ¿De qué color lo has pintado? ¿Tal vez de naranja?

- No, no he podido pintarlo, y tú sabes por qué. Tienes puesto un encantamiento para que esté pintado de negro, que te agradecería que quitaras.

- No puedo hacerlo. - Snape bebió un poco de café - Yo no hice ese encantamiento. Estaba ya allí cuando yo llegué. ¿Te crees que no he intentado cambiar ese color negro, Nymphadora? - la miró fijamente.

Tonks bajó el tono de voz para que Grumbly-Plunk no oyera:

-Creo recordar que tú estabas en el cuartel cuando le dije a todo el mundo, que no me llamaran por mi nombre, que prefería que me llamasen por mi apellido ¿Te acuerdas?

- S

- ¿Y por qué no lo haces?

- Por que sé que a ti no te gusta, Nymphadora - Y con una tostada en la mano, se fue a quitar puntos a unos Huffelpuff que todavía no se habían sentado en sus asientos.


Tonks cerró con llave el aula de pociones después de su primer día de maestra, y fue directamente hacia su dormitorio en el primer piso. Ya era tarde y no se veía a ningún alumno merodear por allí. Después de subir la primera escalera a mano derecha, había un oscuro pasillo por el que a Tonks, le pareció reconocer a alguien que estaba caminando en sentido opuesto. Tonks corrió y lo alcanzó al doblar la esquina.

- ¿Profesor Dumbledore? ¿Qué hace aquí?

Por un momento Dumbledore pareció confuso, la miró extrañado y no supo que decir. Después reaccionó y sonrió:

- ¿Tonks? Eso te lo debería preguntar yo a ti. ¿Qué haces aquí?

- Yo..., yo soy la nueva profesora de pociones

- ¿Qué tú eres la profesora de pociones? ¿Porqué? ¿Le ha ocurrido algo a Severus?

- No, solo que él no podía llevar tanto trabajo a cuestas, y además está lo de su enfermedad.

- ¿Severus está enfermo?- preguntó alarmado Dumbledore.

- No él no, usted... Usted está enfermo. ¿Cómo se siente?

Dumbledore la miró con extrañeza, se acercó a ella y le susurró:

- Tonks, acompáñame a mi despacho.

Cuando llegaron, Dumbledore conjuró dos tazas de café y le ofreció una a Tonks.

- A ver... Explícame eso de que yo estoy enfermo

Tonks lo contó lo que sabía y también como había llegado a ser profesora.

- ¿Y entre toda la gente de la orden, te eligieron a ti?

- Es que sólo sabemos la verdad Moody, Remus y yo.

- ¡Ah! - Dumbledore movió la cabeza afirmativamente - ¿Y cómo te va?

- Bien - dijo Tonks deseosa de cambiar de tema, y al parecer Dumbledore lo entendió.

- ¿Y Severus está conforme con tu nombramiento?

- Sí. Estaba loco por dejar de dar pociones y ser el profesor de defensa, y hubiera aceptado "a quien usted sabe" con tal de conseguirlo - Tonks puso cara de fastidio.

- No tanto.- dijo Dumbledore con una sonrisa - Es que Tom es muy malo en pociones.

- Además, yo quería venir a Hogwarts para demostrarme a mí misma y a todos, que no soy tan torpe.

- Escúchame Tonks: Si tienes algún problema con tu asignatura, acude a Severus.

- Si él me ha dicho que ni me atreva.

- Olvídate de lo que ha dicho. Le gusta ser un poco desagradable y fastidioso, pero si se lo pides, te ayudará. Que lo conozco.- le recomendó Dumbledore

- Tal vez no lo conozca tan bien.

- ¡No seas cabezota!

- Uhmmmm.... Bueno, pero déjame pensar... Si ahora usted está bien, ya no soy tan necesaria aquí, porque Severus podría hacerse cargo de las dos asignaturas, ya que no tendría que hacer nada más ¿No es así? ¡Tenemos que avisar a los demás de que usted está bien!

- Tranquilízate Tonks. Aquí nadie sabe nada por ahora y así debe seguir. Está ocurriendo algo extraño en Hogwarts y quiero que tú me ayudes a descubrirlo.

-¿Yo? - se sorprendió Tonks - ¿Y qué quiere que haga?

- Nada.

- ¿Por qué nada? ¿Cree que lo voy a estropear todo? – Tonks sintió lástima de sí misma.

- No me has entendido. Quiero que no digas nada y que tengas los ojos muy abiertos, te fijes en todo y que vengas aquí a contármelo. Yo seguiré fingiendo que estoy tarado para que nadie sospeche. Nos veremos aquí a las doce, los lunes y los viernes. ¿Estás de acuerdo?

- Claro profesor Dumbledore- sonrió Tonks porque tenía otra misión.

- ¿Y qué? ¿No te vas a tomar el café? - dijo Dumbledore mirando la taza de Tonks. Tonks le sonrió mientras bebía un sorbito. El café estaba asqueroso de verdad, y a ella se le notó en la cara. Al verlo Dumbledore también lo probó.

-Gruhhhh - Está malo de veras. Éstas cosas siempre se me han dado muy mal.- dijo sonriendo a Tonks. Ella también sonrió. - Anda, dáme tu taza Tonks. - Tonks obedeció y se la dio. Dumbledore cogió las dos tazas y las volcó en una maceta que tenía sobre el escritorio. Tonks lo miró con extrañeza.

- El café le viene bien para las raíces. - dijo Dumbledore contestando a la mirada de extrañeza.

- Es muy bonita- dijo Tonks mirando a las flores rosa de la planta. - ¿Qué planta es?

- Una Lonicera periclymenum. La tengo desde hace años. - Contestó Dumbledore - Ya sabes Tonks, ni una palabra a nadie de nuestro plan, y ten los ojos abiertos.

- Confíe en mi profesor

- Ya sabes la contraseña

- Sí. Hasta el viernes.


Justo antes de acostarse, Tonks comenzó a escuchar extraños ruido en la ventana. La abrió, y entró una lechuza gris para pararse sobre el tocador. Llevaba una carta que Tonks abrió y leyó:

Srta. Nymphadora Tonks.

Profesora de pociones de Hogwarts.

Estimada señorita Tonks:

Tengo el placer de comunicarle, que debido al volumen de pedidos que hemos recibido de ustedes últimamente, nos congratula invitarla a una visita a nuestra factoría de calderos de Suxes, el sábado 11 a las 11:00. Así mismo, obsequiaremos a la escuela en la que usted imparte clase, de un juego de todos los útiles y calderos de la mejor calidad que ha salido de nuestra factoría.

Agradeciendo su fidelidad a nuestra firma, y esperando verla pronto en nuestras instalaciones, me despido con un afectuoso saludo.

Mary Sue Gibblin

Gerente de Gibblin´s Cauldrons


FIN DEL CAPÍTULO 8