Capítulo 10

Durante la cena en Longbourn el señor Bingley se enteró que William se estaba alojando en la posada de Meryton, entonces lo invitó a quedarse con ellos en Netherfield. Aunque él no deseaba tener que pasar tiempo con las hermanas Bingley, e intentó rechazar la invitación, no le quedó más remedio que aceptar porque Charles insistió con mucha amabilidad.

Pero esa no no fue la única invitación extendida aquella noche porque cuando la señora Bennet se enteró que Violet estaba sola en Londres, le insistió a William que debía invitarla para la boda de Jane. Él y Elizabeth decidieron que era mejor que la señora Dalton se alojara en Longbourn para evitar los desprecios de Louisa y Caroline.

Elizabeth le cedió su dormitorio a su futura suegra pensando que podía dormir en la habitación de Jane, pero ella le dijo que no tenía espacio en porque estaba todo ocupado con su ajuar y otras cosas que había comprado en Londres. Por eso, Elizabeth tuvo que compartir habitación con Mary.

Elizabeth notó que Jane estaba cada vez más distante y asumió que era por los nervios de la boda que se aproximaba. Pero además, ella casi no pasaba tiempo con su familia porque el carruaje de los Bingley la recogía inmediatamente después de desayunar y la traía de regreso al anochecer.

Al día siguiente de la cena, William se levantó muy temprano y fue a Londres en busca de su madre. Ellos viajaron ese mismo día de regreso a Hertfordshire, y aunque llegaron bastante tarde, la señora Bennet estuvo feliz de recibir a Violet. William se despidió de su madre y Elizabeth y cabalgó hasta Netherfield porque prefería que su madre tuviera el carruaje a su disposición.

Afortunadamente para él, cuando finalmente llegó a Netherfield, todos se habían retirado a sus habitaciones y pudo ir a descansar. Por supuesto, a él no le pasó por alto que lo habían puesto en una de las habitaciones más distantes del ala principal, pero en vez de ofenderse lo agradeció. De esa forma podría mantenerse lo más distante posible de esa gente impertinente. Él recordaba a Henry Hurst como un estudiante mediocre que prefería socializar a estudiar y por eso jamás estuvo entre su grupo de amigos o conocidos.

A la mañana siguiente, William se levantó muy temprano porque le había prometido a Elizabeth y Violet que desayunaría con ellas. Él escribió una nota para el señor Bingley explicándole que estaría todo el día en Longbourn y que no se preocupara por él. Cuando se la iba a entregar al mayordomo, él le dijo que el señor Bingley estaba en su estudio trabajando desde muy temprano.

Para no ser descortés, fue al estudio para despedirse personalmente, y cuando llegó allí quedó muy impresionado. La puerta estaba abierta y el señor Bingley miraba muy preocupado una pila de papeles. "Disculpa, Bingley, no quiero interrumpirte pero… tienes problemas?"

"Sí, Dalton, no entiendo estos documentos y se supone que debo tomar algunas decisiones… Pero supongo que estás aquí para decirme que quieres ir a Longbourn, ¿o me equivoco?"

"No te equivocas, pero es un poco temprano. Si quieres, puedo intentar ayudarte aunque te advierto que no sé nada sobre la administración de una hacienda." William vio la cara de afligido del señor Bingley y le dio mucha pena, por eso ofreció su ayuda aunque no estaba seguro si realmente podría ayudarlo.

"¿En serio, Dalton? Siempre he pensado que dos cabezas piensan mejor que una. Acepto con gusto tu ayuda," dijo Charles. Él no tenía idea que hacer y por eso cualquier ayuda era bienvenida.

William primero miró los libros de contabilidad de la hacienda y entendió a grandes rasgos cómo era el manejo general del negocio. Él decidió que debía dividir los documentos esparcidos en el escritorio en tres pilas. En una parte los documentos relacionados con los inquilinos, en otra los relacionados con los gastos de la hacienda y en el tercero, los ingresos que venían de la venta de la producción de las tierras bajo la administración de Netherfield y el pago de la renta de los inquilinos.

Cuando se dio cuenta que le llevaría toda la mañana ayudar al señor Bingley, le envió una nota a su madre para explicarle la razón por la cual no iba a desayunar con ellas. Después de dos horas de intenso trabajo, William logró actualizar los libros y tener claro lo que la hacienda debía recolectar y pagar. Pero había dos cartas que tenían que ver con disputas entre inquilinos sobre temas que él desconocía.

"Bingley, para resolver este problema vas a tener que estudiar los mapas y los contratos de arriendo," explicó William.

"¿Me puedes ayudar con eso? Es que yo no tengo idea cómo se hacen esas cosas," dijo Charles preocupado.

"Si encuentras los mapas y los contratos puedo echarles una mirada, pero como te dije antes, yo soy un comerciante no un hacendado." William estaba totalmente sorprendido con la actitud del joven Bingley. Estaba claro que no tenía idea de nada y se preguntaba cómo iba a sobrevivir en un mundo que no conocía si no tenía idea dónde estaba parado.

"Muchas gracias, Dalton. Por la forma en cómo resolviste todo esto, no tengo duda de que podrás ayudarme." El señor Bingley pudo apreciar lo inteligente y bien organizado que era el futuro esposo de Elizabeth y estaba contento de saber que su futuro hermano era un hombre tan capaz e inteligente.

"Bingley, ¿puedo ser sincero contigo? Sé que nos conocemos hace pocos días pero hay algo que debo decirte porque mi sentido del honor me lo pide."

"Por supuesto, Dalton. Dime, te escucho."

"Bingley, ¿dónde está tu administrador?"

"No lo sé, ayer hablé con él y me dijo que estaría todo el día ocupado."

"El trabajo que hicimos durante estas dos horas es su trabajo. Él debería encargarse de todo esto, entregarte un informe para que tú pudieras decidir. ¿Cómo fue que lo contrataste?"

"Me lo recomendó un amigo."

"¿Es tu amigo un hacendado?"

"No, Wickham estudió en Cambridge como yo pero su padre fue administrador de una hacienda muy importante en Derbyshire." George Wickham había recomendado al señor Holt a cambio de una parte del salario. El señor Holt había sido despedido de dos haciendas porque era extremadamente perezoso y estaba más preocupado de beber brandy que de trabajar.

"Entiendo. Otra pregunta, ¿por qué no has contactado a tu procurador para que te ayude con los conflictos contractuales con tus inquilinos?"

"Le pregunté al señor Daniels pero me dijo que estaba muy ocupado y no tenía tiempo."

William no podía creer lo que escuchaba pero tenía claro que muchos estaban sacando provecho de ese inocente y afable hombre. Él sabía que Bingley era un caballero muy rico pero si no sabía cuidar lo que tenía, no le iba a durar mucho tiempo. "Me parece que debes tomar medidas urgentes para resolver los dos problemas que tienes y no vuelvas a estar en una situación como esta."

"¿A qué te refieres? ¿Qué debo hacer?"

"Debes despedir inmediatamente a tu administrador y buscar uno que tenga experiencia, recomendaciones de pasados empleadores y que esté dispuesto a trabajar, y sobre todo, ayudarte cuando lo necesites. Pero además, debes mandar hoy mismo un expreso a tu procurador y decirle que si no tiene tiempo para ayudarte con tus asuntos, tendrás que buscar otra firma para que represente tus intereses."

El señor Bingley abrió sus ojos con asombro pero no fue capaz de contradecir a William. "¿Me ayudarías a escribir la carta para mi procurador?"

"Está bien, pero después de eso, debo ir a Longbourn," dijo William.

"Gracias, Dalton, tienes mi sincera gratitud por haberme ayudado con todo esto. Quiero poder irme de luna de miel tranquilo, y sin tu ayuda no podría haberlo hecho."

William pensó que el señor Bingley era muy inmaduro y que si no empezaba a tomarse las cosas en serio, muy pronto iba a tener problemas muy grandes.

P&P

En el camino de Londres a Hertfordshire, William le había contado a su madre cuál era la situación de la familia de Elizabeth y Violet pensó que su hijo estaba exagerando. William solía ser demasiado estricto para juzgar los comportamientos de otros porque él siempre había sido muy disciplinado y formal. Pero después de pasar media hora en Longbourn se dio cuenta que su hijo no había exagerado y que la familia Bennet tenía graves problemas.

Después de desayunar, Violet y Elizabeth fueron al salón para esperar a William. Pero él les mandó un mensaje avisándoles que llegaría más tarde porque tenía algunos asuntos urgentes que resolver. A Violet no le desagradó la idea de poder pasar la mañana junto a Elizabeth para poder hablar con ella sobre su hijo y el futuro.

"Mi querida Lizzy, quiero que sepas que estoy muy feliz que mi niño y tú hayan solucionado todos vuestros problemas. Él te ama tanto y sé que te hará muy feliz."

"Gracias señora Dalton. Yo también quiero mucho a tu hijo y me alegra saber que estás contenta con nuestro compromiso."

"En cuanto ustedes se casen, yo regresaré a Manchester para que puedan iniciar vuestra vida en conjunto sin la interferencia de la suegra," dijo Violet y le tomó la mano a Elizabeth con mucho afecto.

"Yo sé lo mucho que tu hijo te ama, y por eso quiero que sepas que ambos queremos que vivas con nosotros en Londres. William no estaría tranquilo sabiendo que estás sola y tan lejos de él. Por favor, señora Dalton, no creas por ningún momento que serás un estorbo. Yo necesito aprender muchas cosas para ser la digna esposa de William y no hay nadie mejor que tú para enseñarme."

Violet se emocionó mucho y le acarició el rostro a Elizabeth. "Puedo ver por qué mi hijo te ama tanto, mi querida Lizzy. No cabe dudas que él tendrá una maravillosa esposa y yo una hija muy considerada."

Elizabeth abrazó a Violet y siguieron conversando de variados temas. Violet le contó un poco más de la infancia de William a Elizabeth y sobre el negocio de los Dalton. Elizabeth comprendía que la mujer de un comerciante debía comprender el negocio para poder apoyar a su marido en lo que fuera necesario. Era lo que tía Gardiner siempre había hecho con su tío, y los Gardiner eran sin duda alguna un modelo a seguir.

Pero ellas no pudieron seguir conversando porque la señora Bennet fue al salón para conversar con Violet. A los pocos minutos, llegaron Mary, Kitty y Lydia. La única ausente era Jane porque ella había partido muy temprano rumbo a Netherfield.

"Mi querida Violet, no sabes lo feliz que estoy de que tu hijo se vaya a casar con Lizzy. Y quiero que sepas que yo ya le he dicho a esta señorita que debe comportarse como corresponde y no estar siempre contradiciendo a su esposo." La señora Bennet habló por casi cinco minutos sobre Elizabeth y lo rebelde que era. "Pero yo te aseguro Violet, que ella no le dará problemas a tu hijo."

"No te preocupes, Fanny. A mi hijo siempre le han gustado las personas inteligentes y por eso se ha enamorado de tu hija." Violet vio lo incómoda que estaba Elizabeth y no quiso decir nada más. Pero le llamó profundamente la atención que la señora Bennet fuera tan crítica con ella cuando sus dos hijas menores se comportaban tan horriblemente.

"Mamá, quiero ir a Meryton porque estoy muy aburrida. Tengo ganas de conversar con mis amigos. Hoy los oficiales tienen día libre y sé que estarán felices de verme porque están todos enamorados de mí," dijo Lydia. Ella estaba celosa de que Jane y Elizabeth estuvieran comprometidas y se fueran a casar antes que ella. "Mamá, no crees que yo debería haber sido la primera en casarme porque tu siempre has dicho que soy muy bonita y simpática."

"Por supuesto, mi querida Lydia. Estoy muy segura que pronto te casarás."

"Sí, yo quiero casarme con un oficial," dijo Lydia sonriendo.

"Lydia, ¿por qué tienes tantos deseos de casarte?" preguntó Violet.

"Porque… porque yo…" Lydia no supo qué decir y Kitty y Mary se quedaron muy sorprendidas.

"Fanny, ¿tú realmente quieres que tu hija se case tan joven?"

"Bueno, si ella quiere casarse…" la señora Bennet tampoco supo que decir.

"Disculpe, señora Dalton, pero no entiendo por qué me hizo esa pregunta tan tonta," dijo Lydia petulantemente.

"Te lo pregunto porque tengo la impresión que no comprendes qué implica casarse y menos lo que es casarse con un hombre pobre como lo son la mayoría de los oficiales." Violet le explicó a Lydia cuanto era el sueldo de un oficial y cuánto costaba mantener una casa. "Como eres joven, lo más probable es que para tu primer aniversario de bodas ya tengas un hijo y si contratas una niñera no tendrás dinero para pagar una sirvienta que te ayude con la limpieza de la casa y además te tocará cocinar. Imagina que mañana un oficial te pide matrimonio, el próximo año estarás cuidando un bebé, cocinando y limpiando para tu marido mientras Kitty y Mary estarán conmigo en Manchester asistiendo a bailes, yendo de compras y conociendo nuevos amigos," concluyó Violet y le guiño a Kitty y Mary.

"Señora Dalton, ¿en serio me invitarás a tu casa?" preguntó Kitty entusiasmada.

"Claro, y haremos muchas cosas entretenidas. Yo tengo muchos amigos en Manchester y durante la temporada siempre me invitan a muchos eventos sociales.

"Pero a mí no me gusta bailar," dijo Mary.

"Pero sé que te gusta tocar el piano, y yo también toco el piano. Entonces podemos practicar juntas y cuando invitemos personas a la casa tú y yo podremos tomar turnos. ¿Qué te parece?"

"¿Y tocas bien el piano?" preguntó Mary entusiasmada.

"Cuando era niña, mi mejor amiga era la hija de un maestro italiano. Mi padre le ayudó a conseguir trabajo y él me daba lecciones gratis para que tocara con su hija."

Violet siguió conversando con Mary y Kitty por varios minutos. Elizabeth comprendió que su futura suegra estaba tratando de solucionar dos problemas al mismo tiempo. Ella quería partir a Manchester para darles privacidad a ella y a William, pero además quería ayudar a sus hermanas.

Lydia escuchaba antenta a todo lo que Violet decía y sentía ganas de que a ella también la invitaran a Manchester. Pero ella era demasiado mimada para reconocer en frente de todos que su plan de querer casarse tan joven, en el fondo no parecía tan buena idea.

"Kitty, Mary, ¿me pueden acompañar a Meryton? Yo no tenía planeado asistir a una boda y no tuve tiempo de hacerme un vestido nuevo. Por eso quiero comprar encaje para poder remodelar uno que traje y que es bien bonito. Además, podemos ver si hay algún libro de música para que podamos practicar juntas, Mary."

"Me encantaría acompañarla, señora Dalton," dijo Kitty.

"Si vamos a buscar un libro de música, creo que puedo acompañarles," dijo Mary.

Violet ordenó que preparan el carruaje y media hora más tarde iba rumbo a Meryton con Kitty, Mary, Lydia y la señora Bennet. Ellas iban haciendo planes para la futura visita a Manchester y todo lo que harían juntas. Cuando llegaron al pueblo, Lydia estaba tan ilusionada con los bailes y vestidos nuevos que cuando Denny se acercó a saludarla, ella le habló por dos minutos y se excusó.

Cuando William llegó a Longbourn, Elizabeth antes de siquiera saludarlo, le dijo con una hermosa sonrisa. "Tú madre es sencillamente maravillosa, William."

"Lo sé, querida," dijo William y le besó la mano a la mujer que amaba.

P&P

A medida que la boda se acercaba, Jane estaba mucho más reservada que de costumbre y prácticamente no conversaba con su familia. Elizabeth la ayudaba en todo lo que podía, y aunque ella era cordial y mostraba preocupación, Elizabeth presentía que algo le pasaba a su hermana y que la relación de ellas ya no era la misma.

Dos días antes de la boda, llegaron varios invitados a Netherfield, entre ellos el Coronel Fitzwilliam, Georgiana y George Wickham. El señor Darcy le escribió una hermosa carta al señor Bingley deseándole mucha felicidad y a Jane le envió de regalo un juego de porcelana china especialmente hecha para ella. Él no pudo asistir a la boda porque aún estaba recuperándose de la fuerte gripe que lo tuvo muy delicado de salud y el médico no lo autorizó a salir de casa.

Wickham tenía la intención de que el señor Darcy le prestara uno de sus lujosos carruajes para viajar con Georgiana. Pero cuando llegó a conversar con su padrino, Richard y Georgiana ya habían partido. Por eso el señor Darcy le prestó sólo un carruaje pequeño con sólo un cochero.

Aunque Georgiana no le había contado nada a su primo, Richard se había dado cuenta que ella no deseaba pasar tiempo con Wickham. Incluso, fue idea de ella partir de Londres sin avisar al ahijado de su padre. Richard esperaba poder conversar con ella y conseguir que le contara qué era lo que le preocupaba, pero sabía que debía hacerlo de manera sutil para no incomodarla. Georgiana era una chica tímida y siempre sentía pánico de generar conflictos y problemas.

Ellos llegaron a Netherfield un poco antes de la hora de la cena. Después de la calurosa bienvenida que le dieron las hermanas Bingley a Georgiana y al Coronel, ellos fueron a sus habitaciones a refrescarse y cambiarse ropa para cenar con la familia.

William le había prometido al señor Bingley que lo ayudaría a revisar unos documentos que el procurador le había enviado a Londres. Después de recibir el expreso donde el señor Bingley, el señor Daniels inmediatamente se hizo tiempo para contestar a todas sus preguntas y enviarles todos los documentos que le solicitó. El señor Bingley estaba muy contento con la ayuda oportuna y desinteresada de William, él había sido la única persona que lo había ayudado sin inmediatamente pedirle algo a cambio. Además William Dalton era un hombre extremadamente inteligente y en tres días había logrado resolver problemas que él llevaba casi un mes tratando de entender.

"Mi amor, me habría encantado quedarme a cenar contigo y mi madre pero le prometí a Bingley que lo ayudaría. A veces me cuesta creer que tu cuñado tenga veinticuatro años. Además, no puedo comprender que el padre de Bingley haya mantenido a su hijo alejado del negocio familiar y que le haya alentado a convertirse en hacendado. Como resultado, el pobre Bingley no sabe nada, y me temo que muchos se dieron cuenta de eso y por eso se aprovechan de él."

"William, no sabes lo orgullosa que estoy de ti por querer ayudarlo y dedicarle tiempo a cosas que no deberían ser de tu incumbencia. Eso revela que además de ser guapo tienes muy buen corazón," dijo Elizabeth sonriendo.

"¿En serio piensas que soy guapo, mi querida Elizabeth?"

"Quieres que te diga que sí para alimentar tu ego, ¿cierto?"

William miró fijo a Elizabeth por varios segundos sin decir nada y respondió con voz entrecortada por la pasión. "No, mi amor, te lo pregunto porque me emociona saber que piensas que soy guapo. Yo te encuentro tan hermosa y perfecta, que a veces me cuesta creer que te hayas enamorado de mí."

Elizabeth se ruborizó mucho y muy nerviosa dijo. "Claro que te encuentro guapo y maravilloso y por eso te amo."

Elizabeth y William estaban fuera de la casa esperando que uno de los muchachos del establo le trajera su caballo. En ese momento estaban solos y William tomó la cara de Elizabeth entre sus manos y le besó los labios por varios segundos, primero tiernamente y después con mucho ardor. Cuando sintieron que alguien se acercaba se separaron un poco nerviosos pero aún emocionados.

"Hasta mañana, mi dulce amor," dijo William y besó la mano de su prometido.

"Hasta mañana, mi amor," respondió Elizabeth y se quedó mirando a su amado mientras él se alejaba en su caballo.

Cuando William llegó a Netherfield, se cambió de ropa para cenar y prepararse para una velada de trabajo. Pero cuando entró al salón se llevó una gran sorpresa cuando vio a Richard Fitzwilliam conversando animadamente con Bingley.

"William Dalton, no sabes que sorpresa me he llevado cuando Bingley me contó que estabas aquí en Netherfield, pero me sorprendí aún más cuando me dijo que estabas comprometido y que te casarías pronto," dijo Richard con su natural sentido del humor. Además saludó a su amigo con mucho afecto.

"¿Y cómo es que ustedes se conocen?" preguntó Caroline desdeñosamente.

"Dalton es mi socio, señorita Bingley, pero además mi amigo," contestó Richard.

"¿Negocios? No sabía que el hijo de un Conde hacía negocios con comerciantes," replicó Caroline con una risa burlona. Ella cada día detestaba más al señor Dalton. Caroline y Louisa habían notado la influencia positiva que William era para Charles, pero no estaban dispuestas a admitirlo. Pero además, esa noche él se veía más guapo que nunca y ella sentía que le faltaba el aire cada vez que lo miraba.

"Precisamente porque soy el segundo hijo de un Conde y estoy acostumbrado a la buena vida es que debo invertir bien mi dinero," retrucó Richard sarcásticamente. Él nunca había entendido a las hermanas Bingley y su deseo de renegar de sus orígenes.

William sólo sonrió y prefirió no decir nada. Él ya estaba acostumbrado a los comentarios impertinentes de Caroline y las miradas de desprecio de Louisa. A él no le importaba lo que ellas pensaran de él y no lograba comprender por qué Caroline siempre lo estaba observando o haciendo comentarios para provocarlo cuando era más que evidente que a él le daba lo mismo lo que ella pensara.

"William, déjame presentarte a mi querida prima, que en realidad es más como mi hermanita menor." Richard le pidió a Georgiana que se acercara a él y le dijo a su amigo y socio. "Esta señorita con cara de angelito travieso es mi adorada primita Georgiana Darcy. Georgie, él es mi amigo William Dalton de quien te hablé unos días atrás."

"Es un gusto conocerlo, señor Dalton," dijo Georgiana con una voz muy suave. Cuando Georgiana levantó la vista quedó muy sorprendida al ver el rostro del hombre. Había algo en él que le parecía tan familiar pero que no lograba comprender.

William quedó muy sorprendido cuando vio el rostro pálido de la prima del Coronel. Él había visto esa cara antes pero no recordaba dónde. "El gusto es mío, señorita Darcy."

Caroline que no aceptaba no ser el centro de atención, no permitió que nadie pudiera seguir conversando sin ella ser parte. Después de unos cuantos minutos, pasaron a comer y tanto William como Georgiana no dijeron una palabra durante la cena. Sólo se miraban y se sonreían mutuamente. Georgiana se había dado cuenta de que el señor Dalton tenía el porte y las facciones de los Darcy y no pudo evitar pensar que si su hermano estuviera vivo, probablemente sería como él. Eso hizo que sintiera un efecto inmediato por él, y más aún cuando veía que él la miraba con tanta ternura.

Después de la cena, no hubo separación de sexos y todos conversaron por un rato. Los recién llegados estaban un poco cansados y se retiraron temprano a descansar. El señor Bingley, su cuñado y sus hermanas se quedaron jugando a las cartas mientras William fue al estudio a terminar de estudiar los mapas y los contratos. Cuando tuvo todo listo, se retiró a descansar porque estaba exhausto. Mientras él había estado trabajando, el señor Bingley jugó a las cartas hasta bien tarde con su cuñado y perdió una cantidad importante de dinero.

"Hijo, déjame leerte tu cuento favorito…"

"Señora Da…, usted debe descansar, aún no está bien…"

"Estoy bien señora Rey… quiero pasar tiempo con mi hijo… izwilliam, ven con mamá…"

"Sí madre, me gusta mucho este cuento… Señorita Darcy, ¿es usted mi mamá?"

"Sí, izwilliam yo soy tu mamá, mi querido niño."

"NOOOOOO, MI MADRE ES VIOLET DALTON," gritó William y despertó de un sueño que parecía más una pesadilla.

P&P

Gracias a todos los que dejan comentarios y siguen la historia con tanto entusiasmo.

Les quiero pedir disculpas porque les había dicho que en este capítulo era la boda de Jane pero me equivoqué porque aún tienen que pasar algunas cosas más antes de la boda.

Como ya les expliqué, esta es una historia larga de más o menos treinta capítulos o cuarenta si los hago más cortos. En esta primera etapa, William resolverá su vida amorosa. En la segunda parte, él comenzará a recordar cosas y a sentirse muy confundido. Y en la tercera etapa serán las revelaciones.

Así que tengan paciencia y discúlpenme si me alargo mucho, pero lo que más me gusta es escribir diálogos porque le dan más vida a la historia.

En el próximo capítulo tendremos a Wickham en Netherfield interactuando con nuestro William Dalton, y les adelanto que no serán amigos :)

Saludos,

Yo