EN EL CAPÍTULO ANTERIOR: Snape caracterizado de Dumbledore tiene una charla con Potter, y Lupin conoce a Mary Sue.


CAPÍTULO 11

El sábado por la tarde, Granger, Weasley, y Potter fueron a dar un paseo por los alrededores de Hogwarts. Se dirigieron, como era su costumbre, hacia la cabaña de Hagrid, que ahora se encontraba deshabitada. Les había parecido muy raro que Hagrid se hubiera marchado el fin de semana anterior, sin ni siquiera despedirse de ellos, recién empezado el curso. Desde el lunes pasado, las clases de cuidados de criaturas mágicas, las impartía la profesora Grubbly-Plank habitual sustituta de Hagrid.

- ¿Dónde creéis que ha podido ir Hagrid? - preguntó Weasley mientras se dirigían hacia la cabaña.

- Tal vez ha vuelto dónde los gigantes. - dijo Granger.

- ¿Y tú que dices Harry? Estás muy callado hoy - le dijo Weasley

¡Harry!

- ¿Eh? - dijo Potter saliendo de su ensimismamiento - Perdona Ron no te oí. Es que estaba pensando en otra cosa.

- ¿En qué?

- Ayer por la noche vi por fin a Dumbledore

- ¿Y te aclaró tus dudas? - Volvió a preguntarle Weasley.

- Sí. Algunas. Ahora sé que mi padre y mi madre no estaban casados cuando me engendraron.

- ¡Oh, No! - exclamó Weasley - ¡Eso es terrible! Te hicieron sin estar casados - tanto Potter como Granger lo miraron muy sorprendidos.

- Ron, no tiene nada de malo - le dijo Granger - En el mundo muggle es muy normal que los parejas ni se casen para formar una familia. Y yo estoy completamente de acuerdo con eso. - Weasley se escandalizó al oír a su amiga.

- También sé - siguió hablando Potter - que no tengo abuelos paternos, pero lo que Dumbledore no me quiso contestar, fue el por qué tengo que vivir con mis tios, y lo de la protección esa de mi madre.

- ¡Ehy! ¡Mirad! - Exclamó Weasley - Hay alguien en la cabaña de Hagrid.

Los tres chicos corrieron hasta la cabaña, y se asomaron a la ventana. Allí no había nadie

- Aquí no hay nadie, Ron - dijo Granger.

- Pues yo he visto a alguien

- ¿Viste quien era? - preguntó Potter - ¿No sería Hagrid?

- Creo que no. No era tan grande. También vi algo de luz. Al menos, eso me pareció ver.

- ¡Qué raro! - exclamó Granger - ¿Os habéis dado cuenta de todas las cosas raras que han pasado últimamente? - Weasley y Potter asintieron, lo que dio pie a Granger para seguir hablando. - Lo primero fue el extraño discurso de Dumbledore. Que Snape enseñe defensa después de tantos años, ¡Que Tonks enseñe pociones!. Que Hagrid se vaya tan repentinamente, nada más empezar el curso... Aquí hay gato encerrado.

- No os lo he contado, empezó a decir Potter, - pero ayer Dumbledore estaba rarísimo. No sé lo que era, sonreía y bizqueaba como siempre, pero fue demasiado franco conmigo. No me le dijo explícitamente, pero me dio a entender que mi padre era un cretino, y mi madre no tenía vergüenza.

- Es normal que te dijera eso, - Dijo Weasley - Si lo hicieron fuera del matrimonio.

Comenzó a llover ligeramente, y los tres chicos decidieron volver al castillo.

Caía un chaparrón cuando llegaron corriendo al castillo y atravesaron el vestíbulo, recién acabado de limpiar por un chico que había sido castigado.

Cuando subían las escaleras, Granger habló de nuevo:

- Tenemos que descubrir que es lo que está pasando - Los otros dos asintieron dispuestos a hacer lo que ella decía, como siempre.

Filch observó como los tres niñatos maravillosos pisaban el suelo que acababa de ser fregado por McMillan, un alumno castigado a hacer todo lo que se le pidiera durante un día entero. Filch sonrío al ver el suelo otra vez sucio.

- ¡Eh! ¡Niñato! Limpia esas huellas

- ¿Pero señor? Están entrando continuamente. ¿No es mejor esperar que entren todos y después limpiar?

- ¡No me repliques, o te hago limpiar los baños de los elfos! – McMillan se puso a fregar el suelo por enésima vez, y mientras lo hacía, entró corriendo la profesora Sprout. Filch que la vio, dijo en voz alta:

- Me parece que estoy en el cielo, porque acabo de ver pasar un ángel.

- Hola Argus. - dijo Sprout algo sonrojada - Vengo de cerrar los cristales del invernadero 2. No quiero que se estropeen mis Pericifonas enamoradas... quiero decir moradas, que acaban de florecer y están preciosas.

- Sí, este año las flores están preciosas, al igual que las chica que las cuida. - Dijo Filch con voz dulce y sedosa.

- Bueno, Ejem... - Dijo Sprout sonrojadísima - Tengo que irme. Tengo que dar clase...

- Hoy es sábado - Dijo Filch sonriendo.

- Quiero decir, - Dijo Sprout intentando escaparse - Que tengo que preparar mi clase del lunes - Y tropezando ligeramente en el primer escalón, subió corriendo las escaleras mientras Filch la observaba con una sonrisa. Después se volvió hasta McMillan que los estaba observando:

- ¿Tú que miras niñato? - Le dijo Filch a McMillan en su habitual tono desagradable - ¡Limpia esas huellas! - Señaló a las nuevas huellas que habían aparecido en el piso: Draco Malfoy y su corte acababan de entrar en el castillo, pisoteando el suelo que acababa de volver a limpiar McMillan.


Remus Lupin pasó el mejor día de su vida entre calderos y cacharros para hacer pociones. Mary Sue Gibblin le fue mostrando, una a una, las distintas fases que se necesitaban para fabricar un caldero. Era toda una experta, y además era una experta en hacer pociones. Era perfecta.

Fueron a almorzar después de ver la fábrica, a la mansión impresionante que tenía para ella solita. Y no pararon de reír y gastarse bromas mientras se daban cuenta de lo mucho que tenían en común. Después de almorzar, fueron a pasear por los enormes jardines, y se sentaron a la sombra de un viejo sauce llorón, frente a un hermoso estanque.

- Remus. ¡Que bien lo estoy pasando! - Le susurró roncamente mientras se cogía la mano.

- Yo también, Mary. Y pensar que ha sido una casualidad el que yo haya venido en vez de Tonks. Además yo pensaba que tendría que entrevistarme con George Gibblin, y no con tan bella mujer.

- George Gibblin era mi padre. Murió hace muchos años. Desde entonces yo dirijo la empresa.

- ¡Qué extraño! Minerva MacGonagall, una profesora de Hogwarts, me dijo que el director de tu fábrica era George Gibblen. Incluso me parece recordar, que durante el año que enseñé en Hogwarts, Severus Snape encargaba sus trastos a tu padre.

- ¡Severus Snape! ¡Grrrr! - Dijo Mary Gibblin con cara de asco - De ese Imbécil no se puede esperar nada bueno. No sé como un individuo con semejante pasado, puede enseñar a pobres niños inocentes - Lupin estaba encantado con Mary. No solo conectaban a la perfección, sino que había llamado imbécil a Snape. ¡No se podía congeniar más con una mujer!

- Se pasaron toda la tarde hablando de todos los temas que se les ocurrían, y los dos se entristecieron mucho, cuando Lupin tuvo que irse a la estación para coger su tren.

- Escríbeme - le pidió Mary

- Lo haré si prometes contestarme - le contestó Lupin embelesado.

- Claro que sí, pichoncito. Y ya sabes. Le dices a la profesora de pociones, que os enviaré los calderos el lunes, y que me mande todos los antiguos, que los repondré por nuevos, completamente gratis.

- Eres un cielo, Mary.

- Tú si que lo eres, pichoncito.


Minerva MacGonagall estaba en el despacho de Dumbledore escribiendo cartas, cuando llegó una lechuza con una carta del Ministro de Magia Fudge. Decía que iría esa misma tarde, a entrevistarse con Dumbledore. Rápidamente, MacGonagall echó polvos Flu a la chimenea, y llamó a Sprout y a Flitwick.

- Querida, ¡Qué nerviosa te veo! - dijo Sprout en su habitual tono calmado.

- Sí cálmate Minerva. - le dijo Flitwick - Y ya sabes, que no debes usar las chimeneas del castillo, que nos han dicho que las tenemos pinchadas.

- ¿No esperabas que os fuera a buscar andando a cada uno a vuestra habitación? - Preguntó exasperada MacGonagall mientras se retorcía las manos.

- Eso es lo que hacemos todos. ¡Ir andando! - Le dijo de manera seca Flitwick

- Bueno. Calmaos los dos. - Dijo Sprout - ¿Qué pasa Minerva?

- ¡Fudge! Viene ésta tarde a hablar con Dumbledore, y Severus no está, porque ha ido a entrevistarse con sus "informadores". A ver... ¿Qué hacemos?

- Que otro tome la poción - dijo Sprout

- Pues... - empezó a decir Flitwick - yo no la puedo tomar, a menos que queráis un Dumbledore de bolsillo.

- Yo no sabría que decirle a Fudge - dijo Sprout - Conmigo no contéis. Hazlo tú, Minerva.

- ¡Me niego rotundamente! ¡No pienso hacerlo! ¿Habéis oído? ¡Ni muerta me bebo ese mejunje! ¿Entendéis?

Media hora más tarde, estaba MacGonagall vistiéndose con la túnica verde de serpientitas doradas, y dispuesta a beberse el mejunje en cuanto la avisasen de la llegada de Fudge.

- Estás muy bien querida - le dijo Sprout - El verde te favorece. - MacGonagall la miró con odio - Sprout que la ignoró y siguió diciendo: - Voy hacia la ventana. Flitwick nos hará una señal cuando vea venir el carruaje, y entonces, te bebes la poción.

Y así lo hicieron. Fudge llegó al despacho, mientras Sprout se marchaba.

- Buenas tarde, Albus. - Se sentó enfrente de Dumbledore - Aunque de buenas tienen poco.

- Buenas tardes, Cornelius. - MacGonagall no podía creerse como sonaba su voz - ¿Qué te ocurre?

- La reunión. ¡Se fastidió! No habrá reunión. Los países que iban a venir, creen que no hay suficiente seguridad, después del asesinato de Lecter, y no enviarán a nadie. ¿Te das cuenta? ¡Estamos solos!. Otra vez solos.¿Qué vamos a hacer? - Se puso a llorar como un niño - Nosotros no podemos hacer nada contra Él. Nada. - Buahhhh...

- Tranquilo Cornelius, ya se nos ocurrirá algo - Y queriendo imitar a Dumbledore MacGonagall dijo: - ¿Quieres un caramelito?

- ¿Qué te pasa Albus? Te digo que vamos a sufrir una derrota, y tú me sales con caramelitos. Vengo aquí por una solución, no a perder el tiempo.

La paciencia de MacGonagall no es la de Dumbledore, aún así contuvo sus nervios, y sonriendo se levantó y se fue hacia Fudge, andando amaneradamente, para conjurar una silla a su lado. Se sentó, y lo cogió de la mano, como para reconfortarlo, como cualquier mujer haría con un amigo, y mientras le sonreía le dijo con voz melosa:

- No te preocupes Cornelius. Puedes contar conmigo siempre.

A Fudge esto le sonó raro, y lo incomodó una barbaridad, tanto que no sabía que hacer para escaparse de esa situación. Nunca se imaginó que Dumbledore pretendiera algo con él.

- ¿Qué te pasa Cornelius? - Dijo Dumbledore a Fudge con voz suave, mientras le acariciaba la mano para relajarlo

Fudge miraba a todas partes, buscando una salida o alguien que lo rescatara, mientras pensaba que efectivamente, Dumbledore estaba tratando de ligar con él. De pronto se levantó como un resorte, y mientras se dirigía a la salida dijo precipitadamente:

- He recordado que tengo que estar en otro sitio muy lejos de aquí, si me disculpas Albus. Nos vemos otro día, o mejor nos escribimos. Adiós.

Y Cornelius Fudge nunca más quiso volver a entrevistarse a solas con Dumbledore en su vida.

Snape volvió temprano de hablar con uno de sus "contactos", y se encontró con Flitwick en la puerta del castillo, que le explicó lo de la visita de Fudge, y que MacGonagall había tenido que tomarse la poción, para hacerse pasar por Dumbledore.

- ¿ ¡ No ¡? - Preguntó Snape a punto de estallar en carcajadas - Eso no me lo pierdo por nada del mundo. Voy al despacho.

- ¡Espera! Que yo te acompaño - le dijo Flitwick tratando de seguirlo.

Mientras subían, se cruzaron con Fudge que bajaba las escaleras como un rayo.

- Buenas tardes señor Ministro - dijo Snape ceremoniosamente. Pero el otro ni lo oyó - Será maleducado - gruñó Snape.

- Debe tener prisa - se encogió de hombros Flitwick

Llegaron a la entrada del despacho. Sprout estaba allí mordiéndose las uñas:

- No me atrevo a entrar sola. MacGonagall enfadada es terrible, y por lo pronto que ha salido Fudge, algo ha tenido que ir mal.

En ese momento se abrió la puerta, y salió MacGonagall caracterizada de Dumbledore, y avanzó hacia ellos andando amaneradamente. Snape se contuvo la risa, al igual que los otros dos. Nunca antes les había parecido tan femenina. MacGonagall los vio y los miró con desprecio mientras decía:

- Es una tontería que espere en el despacho de Dumbledore a transformarme nuevamente. Estaré en mis habitaciones.

- Minerva. Albus no habla así, tan, tan.... - Flitwick no tenía palabras para definirlo, mientras trataba de no sonreir.

- Ni tampoco anda de esa manera. - dijo Snape sin poder disimular la risa. MacGonagall se estaba enfadando.

- Tranquila querida, - le dijo Sprout - Seguro que lo has hecho bien. ¡Anda! Dinos, ¿Qué quería Fudge?

- Decirme que la reunión se había cancelado, y preguntarme qué íbamos a hacer ahora. Pero se marchó antes de que pudiera contestarle.

- Y yo tengo una vaga idea de por que se fue - dijo Snape mirando a Flitwick que asentía aguantando la risa.

- Bueno, pues fuera por lo que fuera, - dijo MacGonagall - Yo me voy a mi habitación. Voy a acostarme. Los mejunjes me dan dolor de cabeza.

Y se marchó Dumbledore meneando las caderas en cada paso, y dejando a los otros tres con la boca abierta.


FIN DEL CAPÍTULO 11

Gracias otra vez por seguir ahí leyendo. Un beso para todos, los que mandáis reviews, y para los otros también.

Black Lady Hasta ayer lunes no vi tus dos mensajes en mi buzón, perdona.. Por cierto, chica lista, nadie me ha escrito diciendo que se había dado cuenta de lo que dijo Snape. Gracias por responder mi dudita Y sobretodo por estar ahí leyendo. Un beso.

Vaina Que bien que hayas encontrado éste fic, y que te guste. ¿Te interesa lo que le pase a Lupin? Ji,Ji...Pues le tengo preparada una buena sorpresita. Pero todavía quedan varios capítulos. Un beso

Ginny84 En un principio cuando empecé a escribir el fic. no pensaba escribir sobre Potter y sus amigos. Surgió cuando alguien me mandó un review diciendo que quería ver a los tres chicos resolviendo el misterio. Pero creo que tienes razón. El Harry original tendría que haber sospechado desde un principio. Es desconfiado, porque las circunstancias, y los golpes que le ha dado la vida lo han hecho así. Pero en mi relatín, nadie es exactamente como su original. ¿No te choca un poco Granger con tanta mala uva? Lupin es un poco cutre, MacGonagall está un pelín mal de los nervios...

Digamos que es una licencia que me voy a permitir, espero que te guste, porque ya está completamente terminado, y espero que el que Potter sea así, no te importe demasiado. Un beso. Gracias por leer y mandar rr.

Naexass Pues vas a perder todo el interés, porque la enfermedad sí ha sido provocada por algo, pero no te puedo decir por qué, ni siquiera puedo decir si es por una poción, un hechizo... u otra cosa....Aunque lo más seguro es que sea por otra cosa.... En tu mensaje, hay un poquito de mala uva ¿o no?, ¿Con que un pretexto para poner a Snape a hacer maldades? Pues en parte sí, acepto esa parte de la crítica. Me gusta mucho éste personaje. Pero ¿Qué esperas de un fic en el que el personaje principal es Snape? ¿Quieres que ponga a Snape a cortar margaritas y a deshojarlas? ¿O escribo sobre los pectorales que se le ven cuando se quita la túnica? Tengo que escribir sobre sus puntitos de malo.

...Aunque sí... Tal vez tengas razón y no sea más que uno del montón............... ¡Ay! Es que me ha dolido un poquito tu mensaje. Me quedo con lo bueno que me dices, eso de que se me entiende lo que escribo, que es en el fondo lo que más me importa. Quiero aprender a escribir. Lo del contenido vendrá más adelante (eso espero)

Pensándolo mejor, me gusta tu mensaje (lo he vuelto a leer, porque yo sí le doy muchas vueltas al coco) Es atrevido y dices las cosas claras. Por favor, si lees los siguientes capítulos, me gustaría saber tu opinión. Un beso, pero si vuelves a ser tan malo/a conmigo, no te lo mando más besos....... bueno sí.

Meilin2 alias "la Tonks del volante" Te he dejado para el final, pero ya sabes: "los últimos serán los primeros" Me encanta que te encante y sobretodo que sigas tan al tanto las actualizaciones. Para el próximo capítulo, más sobre Tonks, que es fundamental para el argumento, y sé que te gusta éste personaje. Un beso.

¡Ya está! ¡Ufff...! ¡Cuánto he escrito! Hay más escrito de agradecimientos, que de capítulo. La próxima semana, actualizaré seguramente el jueves o el viernes. Hasta entonces gracias por seguir el relato, y espero que estéis ahí hasta el final. Del que ya queda poco.

Un beso general.

Florence Rose.