CAPÌTULO 4: FORGOTTEN MEMORIES
Se encontraba en la Sala Principal, comiendo solo aquel desayuno a base de arroz y pescado. La gran mesa se imponìa ante Alexander, haciendo resurgir las palabras del señor Seth la noche anterior. Todo se encontraba en absoluto silencio, ni tan siquiera el ruido de los pàjaros cantandole al amanecer enturbiaba aquella paz. Poco antes de terminar el arroz, apareciò Essex, con su caracterìstica tùnica verde y su mirada afable. Se sentò en el extremo de la mesa de donde el muchacho se encontraba y comentò:
-Sè que esperas al señor Febos, pero hoy no podrà atenderte. Ha partido hacia el Niflheim.
Alexander no sabìa porquè, pero ya se habìa percatado de aquella respuesta. La ausencia del señor Febos hacìa que la mansión se tornase en el silencio y en la practica inactividad, como si le faltasen las agujas a un delicado reloj, tal era su importancia. Tras una breve pausa continuò diciendo:
-Estos primeros dìas no deben ser de entrenamiento, debes adaptarte a tu nuevo mundo, pero no podemos perder mas tiempo. Por ello comenzaràs a partir de hoy la que serà tu vida de aprendiz; no aprenderàs ni captaràs mas de aquello que tus instructores te muestren, no rehusaràs de cumplir una orden ni cuestionaràs nuestra autoridad asì como no revelaràs los secretos y tècnicas que te sean revelados.
El rostro de Essex borrò aquella sensación afable y armoniosa que transmitìa en un principio, ahora sus ojos eran mas profundos que antes y su mirada penetraba en la mente de Alexander haciendole saber todas aquellas reglas que le convertìan en un aprendiz de tales maestros.
-En primer lugar te mostrarè como se accede al Niflheim pero su acceso solo pueden alcanzarlo aquellos que dominen la condiciòn Psìquica.
Dos criadas apartaron los platos del desayuno y Essex guiò al muchacho hacia el patio de la zona Este, en donde unos estaques se situaban bajo el alto muro y un pequeño camino de piedra conducìa hacia un pabellón alejado de las demàs estructuras. Este pabellón se encontraba menos adornado que los demas, incluso parecìa carecer de decoración alguna si no fuese por sus apagados colores verde y rojo. Dos soldados se encontraban apostados frente a èl, muy separados de los pequeños escalones de madera que conducìan hacia su interior.
-¿Ves aquel pabellón?- preguntò Essex al joven tras salir al exterior
-Si-asintiò Alexander
-Esa es la puerta al Niflheim…Dentro de ese pabellón existe una zona de concentración, una zona en la que los Sangre Oscura pueden aplicar sus habilidades psìquicas al màximo. Una de esas habilidades es el desdoblamiento del alma, con ello pueden dejar su cuerpo terrenal en la tierra y tomar posesión de su alma, llegando a lugares invisibles para nuestro cuerpo terrenal.
-¿Quiere decir que pueden controlar el alma como si fuera un cuerpo?-preguntò Alexander sorprendido a la vez que una incierta sensación de miedo le invadìa.
-Exacto. Y no tan solo eso…Existen lugares psìquicos comunes, creados por varias almas, lugares a los que solo pueden acceder si se conectan psíquicamente. Estos lugares son el mejor refugio ante grandes y multitudinarios enemigos asì como traidores, por ello solo pueden acceder almas afines y relacionadas con un gran vìnculo. Por eso el Niflheim es inexpugnable, es un lugar psìquico creado tan solo para los seis miebros de las familias que lo forman; nadie puede averiguar donde se encuentra porque no existe materialmente.
Tras aquella sorprendente revelaciòn para Alexander, este volviò a lanzar una de sus muchas dudas que aùn pervivìan en su cabeza:
-¿Febos me conducirà ante el Niflheim?
-Por supuesto. El consejo le ha ordenado que te presente ante ellos, quieren ver que clase de Sangre Oscura eres. Por ello tu primer objetivo serà llegar a la concentración, tan solo con el dominio de la concentración podràs llegar a dominar las zonas de concentración. No es solo el Niflheim, Alexander, existen otras muchas zonas de concentración en este mundo. No pueden ser reconocidas a simple vista, pero su fuerza se siente en el interior de nosotros.
Alexander trataba de asimilar y resguardar en lo mas profundo de su confundida mente todas aquellas enseñanzas pero sus recuerdos y sus antiguas creencias lo impedìan, creando una confusiòn que le conducìa a la angustia.
-Serà mejor que comiences tu entrenamiento, joven. Son muchas y multiples las habilidades psìquicas que has de aprender, desdoblamiento del alma, del cuerpo, transformación de rostro, control psìquico…y muchas mas que solo aprenderàs con la practica y la sabiduría del tiempo.
Tras unos segundos de reflexiòn, el joven contestò con una nota de desesperaciòn a su instructor:
-¿Y si no puedo?...¿Y si no puedo llegar a la altura de un Sangre Oscura que ha estado aprendiendo desde que era un niño?
-Claro que podràs mi joven discipulo. No he visto ni sentido a nadie con mayor fuerza que la tuya y no me refiero tan solo a tu fuerza fìsica o mental, sino a la espiritual. Nadie puede controlar esa fuerza ni dominarla, pero se que gracias a esa fuerza podràs lograrlo.
Aquellas palabras de Essex fueron un sedante ante el miedo y la angustia de Alexander, el cual se dirigiò junto a Essex a la pequeña y aislada sala de entrenamiento de Fuerza Psìquica.
La cabeza le daba vueltas, su mirada parecìa perderse en le verde tapiz del suelo y su cuerpo se encontraba exhausto. Alexander habìa pasado todo el dìa entrenando con Essex y aun seguìa haciendolo. Essex le habìa enseñado como relajar el cuerpo, como apartar la mente del medio que le rodeaba, como encontrarse a si mismo. Esos eran los principios de la concentración, principios difíciles para la principiante mente del chico, principios que le hicieron caer en el mas absoluto cansancio.
Essex, tras observar como Alexander agotaba sus ùltimas fuerzas, se puso en pie y dio por concluida aquel primer entrenamiento.
-Alexander-decìa Essex pausada y tranquilamente- tienes que olvidarte de lo que una vez fue tu vida, tienes que olvidarte de esos inútiles recuerdos. Esos recuerdos hacen que tu mente se atasque, se suma en una eterna confusiòn entre lo que tienes que obedecer o lo que tienes que aprender. Borra esos recuerdos de tu mente, ahora eres un nuevo Alexander, un nuevo ser.
Estas palabras eran el vivo reflejo del sentimiento del joven, el cual luchaba por deshacerse de esos recuerdos, pero a la vez tenìa miedo de olvidar quien fue realmente.
Essex se marchò con un severo gesto dibujado en la cara, haciendo salir su entrecejo mas de lo normal.
Alexander aun seguìa sentado sobre el verde tapiz del suelo, exhausto y adentràndose en si mismo, adentràndose en el camino que deberìa elegir. Sabìa que aquello no le gustarìa, sabìa que se odiarìa a si mismo por querer olvidar lo que fue en un principio, pero tambièn sabìa que no existìa otra elecciòn y que olvidar su incierto pasado le convertirìa en el nuevo ser que darìa paso a su nuevo futuro.
Aquella elecciòn cambiò su vida por completo. Hasta entonces habìa sido parte de su pasado en el presente de los Sangre Oscura pero ahora se iba a convertir completamente en lo que estaba destinado a ser.
Los dìas pasaban ràpidamente ante Alexander, el cual se encontraba sumido en su entrenamiento. Apenas mantenìa conversación alguna con su preceptor Febos o con algún otro habitante de la mansión asì como las estrictas conversaciones con los otros miembros de la mansión eran cortas y precisas. Aquella vida que se habìa impuesto a si mismo le hizo olvidar quien era y de donde venìa, a pesar de que èl sabìa que nunca podrìa olvidarlo completamente; tambièn aquella vida le habìa hecho madurar de gran manera y formar al Alexander de aquel mundo, al Alexander perteneciente a los Sangre Oscura., un Alexander que empezarìa a vivir un nuevo destino.
