Ginny tras la verdad en su obsesión por los ojos verdes... ya saben.
Acabamos de instalarnos en el PG-13... esperemos que nos dure el gusto.
"Harry Potter, el dúo maravilloso y sus co-co-co-protagonistas (es decir, cualquiera que no sean Ron y Hermione) son propiedad de Rowling y compañía, a la cual no pertenezco y por tanto no lucro con ellos. Rollera por naturaleza, ya me conocen"
[ Red de Memorias ]
Siete: ¿Confías en mí? (O el juego de Dimitri)
— Podría matarte en este mismo instante y jamás sabrías qué te golpeó...—Aerandil habló en voz suave, sin transmitir ningún sentimiento al joven sentado delante suyo.
— Quizá me harías un favor—contestó Gothmog sin apartar la vista del dibujo que hacía, sabía lo riesgoso que era el darle la espalda al elfo, pero no le importaba.
Estaba demasiado cansado como para que algo le importara, realmente.
— Tú sí que eres la personificación del entusiasmo—
— No juegues conmigo, elfo—Aerandil sonrió mientras espiaba el dibujo del rubio.
— Demasiado bello para un demonio—murmuró, refiriéndose al dibujo.
Gothmog terminó de trazar uno de los árboles en el papel y desvió la mirada hacia Aerandil.
— Las apariencias engañan—
El elfo fijó la vista sobre los ojos verdes del Balrog, su cara afilada y pálida, los cabellos rubios.
— Vaya que sí —murmuró, pero el otro lo escuchó y esbozó una sonrisa medio burlona, medio cansada.
— ¿Por qué no llamas a los guardias y acabas con todo esto?—
— ¿Por qué estás aquí, Gothmog?—Aerandil suspiró— tanto tiempo de guerra y jamás había posado los ojos en tu cara, a pesar de que todo tiene tu sello... y ahora te presentas aquí, en "la boca del lobo" como si nada pasara, como si estuvieras completamente...—
— ¿Loco? ¿Enamorado? ¿Cuál es la diferencia, realmente? —El elfo sonrió, acababa de tomar una decisión.
— Sígueme— y se dirigió hacia el castillo.
Gothmog frunció el ceño. Eso podía significar su muerte segura, pero...
Se levantó y anduvo tras Aerandil.
Tampoco que le importara mucho, la verdad.
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Ginny miró el bulto que yacía a un lado de su cama. Habían pasado más de 2 semanas y el vampiro no daba rastros de vida.
Aunque técnicamente estaba muerto, claro, como todos los vampiros. Pero lo que decía era que no daba seña de actividad alguna; a no ser de uno que otro débil murmullo, que le hacían pensar a ella que estaba soñando o algo así.
Sin embargo, la vida continuaba a su alrededor, aunque él hubiese decidido "acampar" en la alfombra de Ginny; la chica había continuado con su trabajo, había hecho las compras navideñas y ahora estaba a tan sólo un par de días del "macroevento", "la grande", la pasarela más espectacular que Imogen Gaarder y Marissa Carrano hubiesen orquestado en toda su vida.
Había decenas de modelos contratadas, algunas novatas como Deborah May Louis y por tanto desconocidas, otras con algo de experiencia (como era el caso de Kara Parker, Erika Malone, Nikki Franco y otras tantas que conocía) y algunas más que eran bastante cotizadas, como Violet Ferrara y Camila Cuburu, quienes atraían compradores con la sola mención de su nombre.
Pero la estrella sería Ginevra Weasley, Imogen se había encargado de ello y se lo había dicho. No podía darse el lujo de cometer algún fallo, no con el proyecto más arriesgado y ambicioso de toda su carrera en la industria de la moda, en palabras de la Gaarder suprema.
Y el hecho de que, en lugar de pensar en su futura actuación, se estuviese preocupando por un vampiro medio inconsciente que yacía en su recámara, escondido de la vista de sus compañeras, era bastante perturbador.
En sí, el sólo hecho de que se preocupara por Dimitri (dejando de lado que era un ser de la oscuridad) resultaba bastante perturbador; sobre todo, cuando se ponía a recordar que el chico se la pasaba diciéndole que ella era una especie de fenómeno que se estaba transformando en un fenómeno aún mayor.
Como si no fuera cierto, Ginevra...
Además, estaban esas molestas voces internas que habían decidido hacer acto de presencia en su cabeza; ahora que lo pensaba, ¿No sería obra de Dimitri, también?... sus encuentros con ese chupasangre de ojos verdes le habían enseñado que en Hogwarts se subestimaba a los vampiros, así que no podía precisar el alcance de sus poderes.
Pero estaba preocupada, le gustara o no, pasaba demasiado tiempo pensando en él, en lo que haría cuando se levantara, en lo que le preguntaría... incluso hasta le había comprado algo de ropa, unos días atrás y ahora las cajas estaban olvidadas en una esquina.
Lo cierto era que había comenzado a despertar la preocupación en sus amigas, porque casi no hablaba con ellas, siempre andaba apresurada en todo, queriendo llegar antes del crepúsculo al departamento, se encerraba en su habitación y no salía por horas... las pobres sacaban mil y una conjeturas.
Y Ginny las compadecía, deseaba contarles, pero obviamente no iba a hacerlo; de cualquier forma, esa noche tenía un presentimiento y como la mayoría de sus presentimientos resultaban ser ciertos... en fin, ya era hora de que Dimitri se "despertara". En parte porque el descanso parecía estarle suavizando las extrañas marcas que tenía en algunos lugares (visibles, porque de ninguna forma lo había estado espiando, para nada) del cuerpo.
Pensando más a profundidad sobre ello (cosa que había hecho, muy constantemente) parecía como si el chico se estuviese recuperando de algo, alguna especie de daño, como si hubiera encarado alguna fuerza en extremo destructiva, a juzgar por que las marcas estaban en la punta de su nariz, mejillas y mentón, así como en los hombros. Fuera lo que fuese lo que había enfrentado, era obvio que se había parado frente a ello...
— Chica lista—Ginny dio un bote al escuchar la profunda voz cargada con el sonoro acento, odiaba que le leyera la mente, realmente lo odiaba— Eso fue precisamente lo que me pas
— ¿Qué cosa fue lo que te pasó por encima, entonces?—
Dimitri sonrió, mostrándole el exótico (y bellísimo) aspecto que daban sus ojos verdes y brillantes en el perfilado rostro moreno.
— El amanecer, Ginevra, me estuve parado frente a la luz del sol un día completo—se levantó, mostrándole los remanentes de una de esas extrañas marcas (sin duda la más profunda) en su abdomen— esto que ves aquí y que amablemente clasificaste como "marcas" no son más que las quemaduras que ésto me produjo—
Ginny parpadeó un par de veces antes de asimilar la información por completo, e incluso así no lo podía creer.
— Pero no es posible—Ginny sacudió la cabeza— la luz solar es mortal para los vampiros... y no me vas a decir que eso también es un "mito", ¿O si?—
— Claro que no, es la pura realidad y el principio básico de nuestra especie —contestó él seriamente.
Cabe decir que la chica se quedó medio paralizada, frunciendo el ceño mientras observaba a Dimitri, cubierto con la sábana blanca, sentarse en la cama, justo en frente de donde ella lo hacía.
— Es sólo que—continuó él, sin prestar atención a la reacción de la chica— bueno, después de todo lo que ha pasado, quería un descanso... pero parece que soy un sobreviviente nato—suspiró. ¿Desde cuándo los vampiros suspiraban?
Ginny se masajeó las sienes en busca del reestablecimiento de todos sus esquemas morales preestablecidos; lo malo con lo malo y lo bueno con lo bueno, así que los suspiros (buenos) no iban con los vampiros (malos), simplemente no quedaban. Y no podía sentir afinidad hacia un vampiro.
Claro, porque ellos son ¿Cómo los llaman?... ¡Ah si! Inferiores, justo como los nacidos de muggles son a los de sangre limpia, no se mezclan.
¡Esa maldita voz! Ella no creía en eso de la pureza de sangre, nunca lo había hecho.
Dimitri la miraba con una pequeña y tentativa sonrisa. ¡Cómo odiaba que le leyera la mente! ¡La ponía furiosa!
El chico levantó las manos en señal de paz y ella sólo gruñó.
— A ver, entonces me estás diciendo que la regla básica es "No te acerques al sol", además de que con el día pierden la consciencia—se detuvo por la confirmación de él y al obtenerla, continuó— pero tú, en tu melodramático y no dudo que espectacular, intento de suicidio te paraste frente al sol...—
— Figurativamente, por supuesto—
— Sí, claro, entonces te expusiste completamente a la luz del sol, dándose por entendido que estabas inconsciente y por tanto imposibilitado para protegerte mientras durase el día, pero contrario a todo lo que creías no moriste, no dejaste de existir, no...—
— El término correcto es quemarse, supongo, porque nos convertimos en cenizas y si se desparraman, entonces, el alma será libre—
— Bien, y si te quemabas, lo que se supone creías que pasaría, ¿Quién desparramaría las cenizas? ¿O es que acaso no querías el descanso eterno? Espera, no me interrumpas de nuevo que ya me desviaste de lo que quería decirte en un principio, contesta cuando termine de hablar—Ginny lo miraba suspicazmente— El punto es que no encontraste tu final, sino que te quemaste, de la misma forma en que lo haría un bañista que se ha expuesto demasiado tiempo al sol... ¿Eso te convierte en un súper-vampiro o algo así?—
— Es cierto que con el tiempo ganamos más y más poder... yo soy uno de los más viejos y siempre he tenido esa cierta "propensión" al peligro, lo cual me ha dado mucha más experiencia de la necesaria, así que supongo que simplemente he superado ese punto—suspiró— No soy un mártir ni un alma torturada, Ginevra—el vampiro sonreía— ya hay suficientes en el mundo, empezando con tu amigo Harry—esta vez había alzado la mano para acariciar la mejilla izquierda de la chica.
Ginny suspiró y cerró los ojos, ciertamente el tacto de su piel había cambiado...y mucho. La antaño textura como de mármol, lisa, dura y fría (por no mencionar lo blanca), se había convertido en algo, aunque igual de frío, lleno de pequeñas irregularidades propias de la mano más humana.
Entonces vino la pedrada del súbito conocimiento. Ahora podría mezclarse con los mortales más fácilmente...
Tan sólo que no había sido ella la que lo había pensado, sino él. Ginevra abrió los ojos rápidamente, aunque sin deshacer el contacto.
¿Cómo era posible que ella hubiese sustraído un pensamiento de su cabeza? Era él quien adoraba hacer eso, era un poder sobrehumano que ella, como humana perfectamente común y corriente...
Sí, claro, perfectamente común y corriente con tu varita, la escoba que te regaló Sas y los libros de hechizos bajo la cama, por supuesto...
...era un poder sobrehumano que ella, como bruja perfectamente normal, no poseía. Simplemente no podía ir por allí escuchando los pensamientos de los demás, era imposible, era...
¿Impensable?
— Precisamente—respondió con un hilillo de voz. Y tan sólo al observar la mirada divertida de Dimitri notó que él no había abierto la boca.
¡Pero ella lo había oído! Había oído su voz, la resonancia y el acento junto con ese matiz tan exquisito que tenía, lo había oído hablar... en su cabeza.
Tenía los ojos abiertos de par en par y estaba a punto de dar algún grito de desesperación cuando la puerta se abrió de golpe.
— Gin, ¿Me puedes dejar tu crema depi...?—la pregunta murió conforme los amielados ojos de Deborah pasaban de Ginny a la cama y de la cama a la figura de Dimitri, quien inteligentemente evitó conectar miradas (por aquello de lo sobrenatural en sus ojos), pero no pudo hacer nada por la sábana que se había resbalado hasta su cintura— uoooo... no quería interrumpir, disculpen, le pediré la crema a Kara—Cerró la puerta de golpe, pero aún así pudieron escuchar su risita maliciosa.
Ginny se llevó ambas manos a la cabeza, soltando un gemido inconscientemente, de seguro que a la pervertida de Deborah se le había ido la mente por otro lado... porque el que ella tuviera el cabello revuelto, el pijama medio mal acomodado y que él estuviera desnudo no indicaba nada.
Ja, ja, hasta tú hubieras pensado otras cositas, mi querida Ginevra, no finjas.
De acuerdo, la escena daba pie a mal interpretaciones, sobre todo por la desnudez de Dimitri; lo que le recordaba algo.
Se levantó de golpe, tratando de localizar las malditas cajas de la boutique donde había comprado la ropa; lo que le recordaba otra cosa más...
— ¿Y puedes explicarme cómo demonios acabaste desnudo?— ¡Ajá! Ahí estaban. Las cogió de un tirón (estaban metidas en una enorme bolsa) y las dejó caer sobre el tocador.
— Pues, básicamente, llevaba puesto un traje negro cuando me fui a—carraspeó— cuando me fui, pero cuando desperté al anochecer siguiente estaba hecho jirones... supongo que perdí los restos al venir acá, ¿Qué haces?—
Ginny se detuvo en seco. Había estado abriendo los paquetes mientras él balbuceaba, pero ahora se sentía un poco avergonzada, como si la hubiesen atrapado con las manos en la masa.
Ciertamente lo que la apenaba, más que todo, era el tiempo que se había pasado en la exclusivísima tienda de ropa masculina, mirando todas y cada una de las cosas que había ahí; escogiendo las que sentía le sentarían mejor al ojiverde y remitiéndose a sus gráficos recuerdos al momento de pensar en tallas, pero no le dedicó demasiado tiempo en su cabeza al asunto, no fuera Dimitri a leerla como siempre.
— Pues —habló, cuando pudo recolectarse a sí misma finalmente, al tiempo en que miraba cómo el espejo le devolvía al fin algo familiar: el sonrojo Weasley. Aunque hubiese deseado que no lo hiciera en ese momento— no puedes pasearte por ahí desnudo, además quiero mi sábana de regreso, así que te traje algo de ropa—
— Tú y la ropa—murmuró él.
— Yo y lo único que no se revela en mi contra—contestó ella— pero mira, la verdad nunca me fijé mucho en tu estilo, así que te compré algo que me gustó a mi—se encogió de hombros—juzga por ti mismo—
Dimitri se levantó tan rápidamente que Ginny casi no pudo verlo (pero agradeció a todas las deidades que él hubiese amarrado la tela a su cintura) y en un parpadeo estaba a su lado, ojeando el contenido de los paquetes.
Tras unos momentos, la chica tomó todo y se lo puso en los brazos al ojiverde.
— Toma, allá está el baño. Ponte lo que quieras y como quieras, tampoco tienes que quedártelo toda la vida, en fin, menos charla y más acción. Anda— lo empujó suavemente.
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Aerandil abrió suavemente una puerta de madera, finísima por su apariencia, mientras le gesticulaba para que lo siguiera.
Gothmog notó sorprendido que estaban en la entrada de un dormitorio, en el cual había una chica sentada frente a un escritorio y otra recostada en la cama. Agradeció mentalmente el llevar la capucha sobre su rostro.
La chica que estaba en la cama se levantó silenciosamente, la gracia y el porte eran mucho más acentuados que los de Isil; lo cual tan sólo indicaba una cosa... que estaba frente a la princesa mayor: Arwen.
La elfa los pasó apresurada, tan sólo tomándose el tiempo necesario para dirigirle una mirada de preocupación a Aerandil. Ellos se entenderían, supuso.
Pero, si esa era Arwen, entonces la que estaba en el escritorio debía ser Isil (era un pensamiento algo estúpido, pero dejó pasar la ocasión de recriminárselo él solo).
— Creo que hay algo aquí que querrás ver, Isil—comentó el elfo ligeramente.
Isil se volteó al escuchar la voz, su mirada deteniéndose en Gothmog para dar paso, en cuestión de segundos, a la más pura alegría.
Aerandil se marcho discretamente, pensando que hacía lo correcto, pero que aún así pagarían el precio.
Gothmog sonrió débilmente mientras la princesa se arrojaba a sus brazos, no podía evitar sentir que la estaba condenando por algo que ella no había hecho.
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Dimitri se tomó su tiempo, realmente, dentro del baño, mientras Ginny dormitaba en su cama.
— Creo que es la primera vez que aburro tanto a alguien—Ginny se levantó de un salto al oír la voz. Y casi se le cae la baba...
Cuando había escogido aquel conjunto de pantalones oscuros, camisa color plomizo y gabardina negra larga, lo había hecho pensando que le sentarían muy bien al chico.
Pero el resultado frente a ella era mucho más de lo que había esperado...
— Eh, supongo—miró a Dimitri, quien no dejaba de pasarse las manos por el cabello— ¿Ocurre algo?—
— Eh, Ginevra, ¿No tendrás unas tijeras que me puedas prestar?—
— Creo que sí—hurgó en el primer cajón del tocador hasta que encontró lo que buscaba— Sí, aquí están... ¿Pero para qué las quieres?—preguntó mientras se las pasaba.
— Para esto—contestó, al tiempo en que el primer rizo caía al suelo. Ginny elevó las cejas, pero no dijo nada, era su cabello después de todo... que hiciera con él lo que le viniese en gana.
Aunque era una lástima por aquellos bucles rojizos tan perfectos, conforme la cantidad iba aumentando, Ginny descubrió que todos y cada uno de ellos estaban perfectamente definidos e incluso cuando caían al piso seguían conservando la forma. Increíble.
— Ocurre con todos los vampiros—comentó Dimitri— una vez que estás dentro, todos los atributos que tuviste como mortal se perfeccionan—se había dejado el cabello bastante corto, pero aún así lo suficientemente largo para que le cayera un fleco de rizos en la frente.
Guapísimo...
— Gracias—sonrió.
— ¡Deja de leer mi mente!—
— Deja de disparar tus pensamientos a todo el que pueda oírlos—se encogió de hombros— tengo hambre, ¿Te molesta si te dejo ahora?—Ginny negó con la cabeza— Bien, muchas gracias—la besó en la mejilla antes de desaparecer por la ventana.
Sí, claro...
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— ¡NO! Dije que la música empieza 5 ¿¡Me oyeron!? CINCO segundos después de que Kyle comience a hablar, por favor ¿Es que son una panda de inútiles o qué?—Una pequeña chica, de cabellos castaños, gritaba con voz estentórea.
— Me parece que a Catherine no le va a durar el antiácido si sigue así —Deborah, como todas las demás modelos, reía tras bambalinas.
— Pobre chica, debe ser horrible tener que coordinar todo—comentó Ginny.
Kara esbozó una sonrisa maliciosa y estaba a punto de comentar algo, cuando Violet (una impresionante rubia de 1.90 y ojos castaños demasiado protuberantes) le dio un codazo.
— ¿¡Y dónde demonios se metieron las modelos!? — Catherine al grito.
— A ver si sigues compadeciéndola cuando terminemos, créeme, yo ya he trabajado antes con ella y es un martirio—Camila, una chica de piel morena y cabello negro rizado, hablaba en tono resignado.
Ese era el último ensayo para la pasarela que se haría la noche siguiente, 24 de diciembre, lo que suponía Ginny histerizaba tanto a Catherine Donovan, la coordinadora. Eso y que la chica era una maniática obsesiva perfeccionista, pero no era cosa suya así que se lo callaba.
Se reorganizaron y comenzaron a pasar en el orden final, aunque sin la ropa (con la que ya habían hecho las pruebas), jugando a exagerar las poses y tirar besos a espectadores imaginarios, arrancando al principio toda clase de reprimendas por parte de Catherine.
Pero al final la chica había reconocido la batalla perdida y las había dejado ser, ensañándose con otros empleados.
Ginny iba tras Camila, justo como era su lugar, viendo cómo la morena pegaba algunos saltos gimnásticos mientras avanzaba hasta la punta del escenario (en forma de "T"), cuando la voz de Catherine detuvo a todo mundo... de nuevo.
— ¡Las luces! ¿¡Dónde demonios están las luces!? —Y Catherine desapareció, probablemente, para ir a intercambiar "palabras" con los de las luces; seguida de su asistente, quien trataba de recordarle amablemente que las luces no se ven de día...
Ginny suspiró y se dedicó a observar las inmensas construcciones que habían hecho en el lugar para que quedase acondicionado por el evento. El escenario con sus bastidores, más las estructuras para poner la iluminación, el podium para el conductor del evento, y todavía faltaban las mesas para los espectadores...
Todo el esfuerzo porque Marissa e Imogen querían que fuese al aire libre. Y casi lo lograban; habían conseguido permisos y demás papeleo burocrático para poder construir en ese parque, que estaba en una zona muy exclusiva, rodeado de los mejores hoteles en Londres... y ahora que se ponía a pensarlo, Ginny había oído mucho sobre la apertura de uno que acababan de construir, a tan sólo dos cuadras, porque tendría una especie de evento musical estratosférico o algo así.
— Un asistente de producción se columpiaba en el andamio—canturreaba Camila, quien se había sentado en un extremo del escenario, con la tonadita de esa canción para niños que habla sobre elefantes columpiándose en telarañas—y cuando veía que Cathie venía... corrió con las luces por delante—
Ginny sonrió mientras se sentaba junto a ella — ¿Y esa canción?—
— No sé—Camila soltó una risita— mmm, pero mira nada más que tenemos por aqu
— ¿Eh?—
— Mira a tu derecha, boba, discretamente porque parece que viene para ac—
— ¿De qué estás hablando?—Ginny se volteó hacia donde Camila le indicaba, encontrándose con que Harry Potter, La Figura del mundo mágico, se dirigía hacia ella enfundado en un traje sastre azul marino— bueno, al menos ya se viste bien—murmuró.
— ¿Lo conoces?—
— Ehh—
— ¡Ginny!— La inconfundible voz de Harry, a lo lejos, como fondo para su conversación.
— Pues sí—contestó, esperando lo inevitable.
— Tienes que presentármelo—
— Claro—
En ese momento Harry alcanzó el lugar donde estaban, un poco intimidado por tanta gente y parafernalia en torno a ellas.
— Esto...—murmuró, echando una rápida mirada a todo— Hola—
— ¡Harry!—sonrió— ¿Qué te trae por aquí?—
— Bueno... Sas me echó de la oficina, ya la conoces, lo hacen a menudo—se encogió de hombros—supongo que para que no me estrese o qué se yo... pero tu mamá me pidió que te trajera esto—le pasó una bolsa de papel que traía.
— ¡Ah! Pues, gracias—sintió la mirada de la chica sobre ella— mira, te presento a una amiga—
La pelinegra sonrió encantadoramente y le tendió una mano a Harry—Camila Cuburu, mucho gusto—
—Harry Potter, el gusto es mío—contestó educadamente.
— ¿Pero qué es esto?—Ginny había abierto la bolsa— ¿Rosquillas?—
— Sí, me parece que Molly está tomándose muy en serio esto de que no te alimentas bien—
— ¡Pero yo no necesito estas cosas!—chilló— ¡Menos aquí!—
— ¿Por qué?— preguntó Harry, pero fue Camila la que respondió.
— Por eso—Una rubia se acercaba a toda velocidad por el escenario.
— ¿Alguien dijo rosquillas?—miró a Ginny, quien aún sostenía la bolsa de papel café en sus manos— ¡Tú! Tienes unas de esas... esas... ¡Cosas!—
— Y aquí vamos de nuevo—suspiró Ginny.
— Debiste haber visto la que armó una vez que Deborah, una de las chicas, quería comerse una hamburguesa—le comentó Camila en tono confidencial al pelinegro.
Violet (la rubia) por su parte, le había arrebatado la bolsa a Ginny en medio de la regañina que le estaba poniendo, cuando una chica con gafas, delgada, en extremo alta y de cara dulce se les acercó a Harry y Camila.
— ¿Qué ocurre? Los gritos de Violet se oyen en todo el parque—
— Gin tiene una bolsa con rosquillas—contestó Camila escuetamente.
— Ya veo, yo me encargo, no se preocupen— y se acercó a Violet— ¡Violet! Dame las rosquillas, yo me deshago de ellas; a ver, sé una buena niña y dale la bolsa a Maggie, anda—hablaba como si estuviera frente a una niña pequeña, pero la rubia la obedeció sin quejarse— bien—
— Jamás imaginé que causara tanto revuelo—murmuró Harry, sorprendido
— Oh, no te preocupes, tú no podías saberlo—Camila le sonreía.
— ¿¡Qué demonios ocurre aquí, Margaret!? —Catherine estaba parada en medio de todos y nadie sabía cuándo, exactamente, había llegado ahí.
— Oh, oh—Camila hablaba— Ha vuelto—
— ¡Margaret!—la chica delgada se volvió hacia ella— ¿Qué sucede aquí?—
— Nada, Catherine, Violet, Ginevra y Camila esperaban a que volvieras para continuar con el ensayo—la chica hablaba dulcemente a pesar del tono de la otra.
— ¿Y éste? ¿Qué demonios hace aquí?—dijo, refiriéndose a Harry— ¡Lo quiero fuera del campo ahora!—
— ¡Ah! Pues, ya ves que todos estamos ocupados haciendo nuestra parte de trabajo y no hay nadie que nos diga, desde el lugar de un espectador, francamente cómo lo estamos haciendo... y esto—Maggie improvisaba— él es un amigo mío y le pedí que se quedara a ver para que nos diera su opinión, ya sabes, como público—
— De acuerdo, entonces ¡A trabajar!—se volvió hacia su izquierda— ¡Frank! ¿Dónde está mi antiácido? ¡Esta maldita úlcera me está matando!—
Ginny se acercó a Margaret y la abrazó— Oh, Maggie, muchas muchas gracias, eres un ángel—
— No es para tanto—Maggie sonrió— ahora tu amigo va a tener que quedarse a ver todo el numerito, lo siento, no se me ocurrió otra cosa—se volteó hacia Harry.
— Ah, bueno, no tengo nada que hacer de todas formas— sonrió.
38 gritos de Catherine, 156 risitas tontas y señalamientos de las modelos y 3 choques con los empleados fueron suficiente para hacer que Harry realmente desease tener algo que hacer. Pero todo había terminado, 3 horas más tarde, o eso parecía cuando por fin Ginny bajó del escenario y le ofreció algo de beber, que rehusó amablemente con la esperanza de que pronto se marcharían de aquel lugar.
— Todo una pesadilla, ¿no?—Ginny se empinaba una botella con agua— Esta chica tiene una carácter del demonio—
— Oh... sí, pero es más pesado ser el foco de atención de tus colegas—contestó simplemente.
Ginny miró sobre su hombro, a un par de metros había unas cuatro o cinco mujeres riéndose y señalándolo.
— Francamente—continuó Harry— creí que todo eso se iba a acabar cuando entré al Ministerio, con Voldemort y todo el rollo... —
— Sí—interrumpió en el puro impulso de que se callara, no quería oír de magia en su trabajo— pero no te preocupes, a mí me parece que te están dando el visto bueno—continuó, tratando de mantener el tono amistoso.
Harry tan sólo alzó ambas cejas (pues no sabía arquear una sola).
— Uy, uy, yo quiero saber quién es él— Nikki Franco, pequeña, de cabello oscuro y corto se agazapaba detrás de Camila Cuburu.
— ¿Pues quién va a ser? ¡El amigo de Gin!—Camila soltó una risita— Ahora sabemos por qué andaba tan rara...—
Deb y Kara intercambiaron miradas, pero fue Deborah quien habló, dado a que era ella la de la experiencia ocular.
— No, ese no es su amigo. Su amigo mide como 1.90, tiene cabello rojizo y un bronceado espectacular...—
— Mmm, ¿Entonces ese está libre?— Camila se asomaba no muy discretamente hacia Harry.
— Habrá que hablar con Gin, ¿Pero de dónde saca tanto chico guapo?—Kara sonrió— deberían haber visto los ejemplares que la perseguían, me parece que el que dijiste es uno de ésos—le dijo a Deb.
— ¿Tú crees? —
— Altote, cabello largo, rostro atractivo... ¿A dónde crees que iba nuestra amiga todas las noches?—
— Uy, entonces el pelinegro está perdiendo su tiempo ¿No?—
— Qué va, es que ¿Acaso no pueden ser sólo amigos?—Violet las miraba incrédula.
— ¿Y cuál es el chiste de eso?—Camila, al igual que las demás, soltó una carcajada.
— Pero bueno, como compañeras—Kara y Deb se tomaron de la mano, en actitud solemne— es nuestro deber averiguar la verdad, así que con permiso—ambas se comenzaron a retirar del grupo, en dirección hacia los dos magos.
— ¡Hey! Yo también quiero ir—Nikki se fue dando saltitos, por los tacones.
— ¡Y yo!— Camila corrió detrás, en igual manera.
— Ya qué—murmuró Violet y se fue tras ella.
— Entonces te corrieron del trabajo...—comenzó ella, por conversar de algo.
— Oh, me dieron el "día libre"... es lo que hacen cuando las cosas se empiezan a poner peligrosas y no quieren que me involucre—puso los ojos en blanco— por mi bienestar mental, tú sabes, como soy una criatura tan delicada—
— Seguro—contestó Ginny con una sonrisa socarrona y estaba a punto de hacer un comentario burlesco cuando una voz la interrumpió.
— ¡Iuju! ¡Gin!—Deborah y Kara estaban paradas a su lado, siendo inmediatamente alcanzadas por Nikki, después por Camila y al final Violet.
— Ehh, hola chicas—Ginny, adivinando las intenciones (Y quién no lo haría al notar sus insistentes miradas), continuó— les presento a Harry Potter—
— Violet Ferrara—
— Nikki Franco—
— Kara Parker—
— Deborah May Louis—
— Me gusta tu nombre—comentó, sonriendo entre los apretones de manos.
— Y a mí me gusta el tuyo—sonrió.
— ¡Yo!, Camila, de nuevo—la chica le guiñó un ojo.
— Bien, niñas, Harry es el mejor amigo de mi hermano, así que pueden dejar de hacer conjeturas extrañas—
— Claro, claro—dijo Violet y luego se volteó hacia Nikki y agregó algo en la lengua materna de ambas, que era el italiano— Y así empiezan los romances de novela ¿No, Ik?—
— Seguro—contestó ella, con una risita y en el mismo idioma.
— Seguro, pero resulta que no estamos en una novela—replicó, enojada, sin darse cuenta de que estaba metiendo la pata (y en inglés).
Porque ella no hablaba italiano, no sabía cómo hacerlo a pesar de que su mente le había botado directamente la traducción del comentario.
Ah las jugarretas del destino para Ginny...
Pero antes de que alguien pudiese argumentar, objetar o simplemente hablar, un adolescente se acercó, cargando un enorme ramo de flores...
— ¿La señorita Weasley?—
— Esto, soy yo—contestó, sorprendida y aliviada por la distracción
— Son para usted—cogió el ramo que le tendía el chico.
Tulipanes amarillos. 13 tulipanes amarillos...
Acercó los dedos para tocarlos... había algo, algo definitivamente anormal en esas flores, podía sentirlo.
Un hechizo, volteó a ver a Harry, a quien se le notaba en la mirada que lo sentía de igual forma.
Un hechizo para que no se marchiten... leyó en sus labios.
Buscó por una tarjeta y cuando casi se daba por vencida, la encontró...
Una pequeñita tarjeta grabada, muy elegante, doblada a la mitad; la abrió y no sin cierta sorpresa observó como unas letras en tinta dorada (además de una caligrafía casi perfecta, que le parecía conocida) comenzaron a formarse lentamente en el papel.
Sintió un escalofrío, eso le recordaba al diario de Tom.
"¿Y ahora a quién?"
Ginny frunció el ceño. No había firma.
— ¿Sabes quién las envía?—
— Lo siento—murmuró el chico—sólo me dan el paquete, ignoro lo demás—
— Ah, bueno, gracias de todas formas—se sacó algunas monedas del bolsillo del pantalón y se las dio.
— Muchas gracias, con permiso—y se retiró.
— ¡Flores! ¡Qué romántico!— Deb pegaba de saltos, literalmente.
— No lo creo, Deb, son tulipanes amarillos—Todos voltearon a ver a Kara, como diciendo ¿Y eso qué tiene que ver?— y esto, pues, esas flores en específico significan "Amor sin esperanza"—
— ¡Ay! Eso suena tan triste—Violet las miraba con emoción.
— ¿Qué dice la tarjeta?—Ginny se la pasó a Kara— Vaya...—
— ¿Qué?—preguntó Ginny.
— Ah, no, nada realmente... eso sólo que me recordó a esa canción, ya saben, la que dice "¿A quién van a engañar ahora tus brazos? ¿A quién van a mentirle ahora tus labios? ¿A quién vas a decirle ahora te amo?"—calló, al caer en cuenta de que no era un contenido muy halagador para quien fuera dirigida la tonada.
Ginny miró a la chica con el ceño fruncido, aunque había callado, ella podía seguir oyendo la risueña voz en su cabeza...
Y luego en el silencio le darás tu cuerpo, detendrás el tiempo sobre la almohada.
Pasarán mil horas en tu mirada, sólo existirá la vida amándote.
¿Ahora quién?
¿Y quién te escribirá poemas y cartas? ¿Y quién te contará sus miedos y faltas?
¿A quién le dejaras dormirse en tu espalda? Y luego en el silencio le dirás te quiero
Tendrá su aliento sobre tu cara, perderá su rumbo en tu mirada... y se le olvidará la vida, amándote
¿Ahora quién, si no soy yo? Me miro y lloro en el espejo... y me siento estúpido, ilógico. Y luego te imagino toda regalando el olor de tu piel, tus besos, tu sonrisa eterna y hasta el alma en un beso... en un beso va el alma. Y en mi alma está el beso que pudo ser
¿Ahora quién?
¿A quién le dejarás tu aroma en la cama? ¿A quién le quedará el recuerdo mañana?
¿A quién le pasaran las horas con calma? Y luego en silencio deseara tu cuerpo.
Se detendrá el tiempo sobre su cara, pasará mil horas en la ventana.
Se le acabará la voz...llamándote
¿Ahora quién, si no soy yo? Me miro y lloro en el espejo... y me siento estúpido, ilógico. Y luego te imagino toda regalando el olor de tu piel, tus besos, tu sonrisa eterna y hasta el alma en un beso... en un beso va el alma. Y en mi alma está el beso que pudo ser
— ¡Espera! ¿Qué haces?—preguntó Nikki al verla botar el enorme (y a todas luces costoso) ramo en la basura.
— Soy alérgica a las flores—
— ¿Desde cuándo?—preguntó Deborah, sabiendo que era mentira.
— Desde que me las mandan—contestó, escondiendo discretamente la tarjetita en el bolsillo de su pantalón— Harry, ¿Te molestaría llevarme a casa de mis padres?—
— Para nada—
— Adiós chicas—
— Adiós—
Ginny se tragó las lágrimas mientras seguía a Harry silenciosamente.
"Maldito, maldito... ¿Es que acaso no es suficiente con ser el tormento del mundo mágico? ¿También tienes que ser el mío?"
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Notas:
No me golpeen, 13 hojas para ustedes solitos XD, tardé pero aquí está. La canción es de un tipo que se hace llamar Mark Anthony o no se cómo (no se los recomiendo, la verdad), y se llama Ahora quién XD (wuju, q creatividad ¬¬), en fin, la letra tiene potencial... lástima de voz y música... ah que crítica tan fuerte soy XD
Ea! Los reviews no los contesto en esta ocasión porque no llevo tiempo, uy, uy, que me están sacando a balazos XD, (Pero en serio, no se corten: ¡Mándenme un review! Aunque sea para decir: somos el club de fans de Mark Anthony y te odiamos a muerte, niña XD)
