Quien nos lee, lo hace con el entendido de que Harry y compañía son de Rowling, Saskia, Dimitri y los Gaarder míos y de que tenemos cosas fuertes, sólo insinuadas, pero fuertes. O se supone que teníamos...
¡¡¡UN MES DESPUÉS!!!! OMG... (Meimi se cubre los golpes)
IMPORTANTE: Esta historia va, generalmente, de PG-13 (aunque considero yo que no soy tan perversa, pero en fin). En este capítulo, hay una ENORME excepción. No lo pretendía, no tenía en mente hacerlo, pero creo que he acabado escribiendo mi primer Lemon (felicítenme, un paso más hacia la perdición :P), suave y más romántico (y metafórico) que nada, pero es un Lemon (O no sé, quizá lo llamen Lime... todo depende del punto de vista y de con quién me comparen). En fin; si se consideran lo suficientemente maduros para un contenido de esta naturaleza (Osease, sexo), adelante. Si no, sáltenme este delirio con toda confianza, no altera el curso de la historia. Bueno, a lo hecho, pecho... y yo nomás no quería ser pervertidora de menores, no aún.
Red de Memorias
Historia Alterna, Sidestory, como gusten: La Locura (U otro punto de vista antes de continuar con nuestra obra)
El espacioso apartamento se saturaba con los acordes de las guitarras eléctricas, uno tras otro se hacían acompañamiento, se encimaban, peleaban por la gloria de la nota más fuerte al tiempo en que el sordo golpeteo de los tambores de la batería y alguno que otro golpe a los platillos servían de fondo.
La banda estaba practicando...
Los de las guitarras eran hermanos. Un chico de unos 24 años, de complexión alta y delgada, aunque con cierto toque de atlética; ojos azul cobalto, cabello rubio, facciones agraciadas y el color de piel de aquellos que se la viven en la playa. Seth Gaarder.
La otra guitarra era una chica. Gemela de 24 años, no tan alta y atlética, pero sí muy bien proporcionada y llena de curvas; idénticos ojos azul cobalto y cabellos rubios, aunque con mechas rojas. Facciones más que agraciadas y piel de porcelana. Amy Gaarder.
La batería era para Saskia Mihara. Rubia como los Gaarder, pero de facciones orientales y ojos de un azul casi traslúcido. Complexión rolliza y de baja estatura. Blanca como la leche y con unas aplicaciones azules sobre su cabello.
Los últimos acordes de la canción dieron paso al bendito silencio. Seth se desembarazó de la guitarra para anotar algo en una libretilla. Amy se paró detrás de él y comenzó a dictarle cosas.
Saskia suspiró y se recargó levemente en la batería, se sentía tan dolida. Ahí estaban ambos, conversando y riendo como sin nada... pero ella lo sabía. Sabía que Ginny los había citado recién, para hablar con ellos, sabía que les había platicado de sus problemas, de las cosas que le estaban sucediendo y que la habían cambiado tanto.
Y lo sabía porque ya le había pasado antes, Seth, Amy y Ginny ya la habían dejado fuera en el pasado... en varias ocasiones.
Ginny los había escogido para hacerse aconsejar y luego había escogido ser modelo. Nunca le explicó nada a Saskia.
Amy la había acompañado durante aquella depresión en su último año y le habían obligado a mantenerse en el papel del distractor, del payaso. De lejos y sin saber exactamente qué sucedía.
Seth... Seth era lo que más le dolía. Ginny lo sabía; ese había sido su secreto, una de las cosas que las mantenían unidas a ella y a la pelirroja.
Pero Seth nunca lo supo y nunca lo sabría. Tonta, tonta Saskia. Ni siquiera puedes aspirar a que te incluyan en lo que-sea-que-hagan... ¿Y llegaste a creer, alguna vez, que podrías colarte en él?
Tonta, tonta Saskia... al menos ten un poco de dignidad, demuestra esa vena Gaarder que supuestamente te caracteriza.
— ¡No más!—chilló Saskia levantándose de golpe y tirando los platillos de la batería en el proceso.
— ¡Sas! ¡Espera!—Amy alargó el brazo para detenerla, pero Saskia se lo impidió apartándose rápidamente.
— No Amy, ¿Cuánto creían que iba a soportar? Siempre han tenido esa complicidad tan sospechosa, pero claro, son gemelos y se entiende. Luego comenzaron a apoderarse de mi mejor amiga, mi hermana... pues bien, Ginny necesitaba esa atención personalizada. Entonces comienza a comportarse de esa manera tan extraña y ¡Oh coincidencia! Ustedes parecen ser los únicos capacitados para ayudarla, los únicos a los que les contaba lo que sucedía...
— Eso acabó, Sas, hace tiempo que terminó —Esta vez era una voz de hombre la que trataba de poner orden.
— No Seth—Los azules ojos, casi traslúcidos, le brillaban con inusitada ira— No ha terminado, y si eso es lo que me vas a contestar, es mejor que me marche. Los quiero mucho, a ti, a Amy y a Ginny... pero supongo que soy idiota al pensar que mi confianza y cariño se vería correspondido de igual manera
Seth le dedicó una mirada triste, comprensiva, casi demasiado comprensiva. Como si, como si supiera...
— Nos vemos entonces—dijo bruscamente, para coger a toda carrera su abrigo y salir apresuradamente del apartamento.
— ¡Sas!—Amy se detuvo al notar que le hablaba al aire— ¿Sía? ¿Por qué Kía se molestó tanto?—preguntó, en su bendita ignorancia, usando los apodos que hacía tiempo se habían construido.
Pero Seth miraba al vacío y, con una sonrisa triste, negó lentamente. Amy se acercó a su hermano, a su otra parte.
La rubia, tan inocente, tan distraída y tan hermosa.
— No lo sé—mintió, mientras se apretaba contra el cuerpo de su hermana y escondía la cabeza en la curva de su cuello. El gesto más familiar que tenían.
Benditos los que no ven nada...
Había algo, algo que Aerandil nunca se había atrevido a contarle a nadie (lo cual no había impedido que Isil lo notara, por cierto).
Y ese algo estaba frente a él, en aquel preciso instante, vistiendo una de sus hermosas sonrisas y un largo atuendo de color verde, claro. Wilwarin.
— ¿Has visto a Isil últimamente?—Wilwarin había aparecido junto a él, sin hacer ruido y con una sonrisa maliciosa— Luce muy contenta—
— Siempre ha sido una chica feliz—Aerandil es el sinónimo de cortesía, pero quisiera que Wilwarin no le hablase.
— Claro, claro...—Wilwarin ladeó la cabeza, luciendo mucho más encantadora— y el repertorio de gestos enamorados son sólo para aparentar... Me pregunto qué pensarán sus hermanos—comentó como quien no quiere la cosa, alejándose lentamente.
— ¡Espera!— Aerandil corrió tras ella, lívido, porque aunque deseaba fervientemente evadir cualquier contacto con la joven dama, no podía permitir que fuese a sembrar la semilla de la duda en los hermanos de Isil, sobre todo teniendo en cuenta lo sobreprotectores que eran.
— Esta parece ser la época de los latinos, porque no es sólo la sexy Shakira con sus caderas danzantes, ni J.Lo con su turbulenta vida amorosa y su enorme t...talento, ni Chayanne con esa... vocezota que nos atrae a más de una. No sólo ellos han cautivado al público europeo; ahora tenemos a otro chico tratando de colarse en nuestras habitaciones, si bien no ha grabado en inglés, dicen que la música es el idioma universal así que juzguen por si mismos...
Harry, ajeno a toda la cháchara de la locutora de radio, se había desparramado sobre el sofá, aburrido hasta la médula.
— Lo que sí hay que reconocerle es la capacidad vocal, tiene mucho sentimiento también y nada mejor que una suave balada para iniciar las citas nocturnas, ¿No es así, mis compañeras románticas que ahora mismo le hacen ojitos a su galán?
El departamento de Harry, a pesar de situarse en un barrio más muggle que las telenovelas del Ajusco, estaba lleno de hechizos para detectar, evitar, bloquear y recoger todo tipo de magia. Así que cuando la alarma de apariciones se botó, Harry se levantó de golpe, para encontrarse a cierta rubia que, con el paso de los años, se había hecho de un lugar en su reducido círculo social.
— Sas, ¿Ocurre algo?
Saskia parpadeó un par de veces antes de notar realmente dónde estaba. Harry la miraba con aire preocupado, la chica no era de las que se despistaran con facilidad.
— ¿Harry?—atinó a pronunciar después de un rato, quedamente.
— Merlín, Saskia, ¿Qué te pasa?—Harry, en tres zancadas, sujetaba a la chica por los hombros, inclinándose justo lo necesario para quedar a la altura de sus ojos.
— ¿A mí? Nada... a mí nunca me pasa nada—sonrisa forzada— yo... no estaba pensando cuando me aparecí, huh, en serio, sólo quería salir de ahí y supongo que el primer lugar que me vino a la mente fue éste... quizá porque tengo que decirte algunas cosas que encontré y ya sabes que la conciencia funciona de manera extraña... tal vez se deba a que todo nuestro cuerpo está dominado por diminutos impulsos eléctricos, de ahí que cuando...—Harry le había puesto una mano sobre la boca, callándola.
— La última vez que comenzaste a hablarme de las teorías muggles sobre el funcionamiento del cuerpo humano, venías a decirme que Cho se había largado con su instructor de aerobics a Honolulu... no me imagino lo que ha sucedido esta vez
Saskia abrió desmesuradamente los ojos, no por la declaración del pelinegro ni por el tono de su voz, sino por el hecho de que no hubiese retirado su mano de la boca femenina.
Si el chico hubiese colocado un dedo sobre sus labios, para luego no retirarlo, Saskia se lo habría tomado como un gesto de insinuación (o de romanticismo, todo dependía del punto de vista); pero toda la mano, que estaba grande, áspera y para rematar medio pringosa, le resultaba algo... desquiciante.
Que sigo como un loco
Harry pareció captar el momento, porque retiró la mano apresuradamente, sonrojándose como colegiala y mirando nerviosamente a la rubia.
— Sas, háblame...
Dando vueltas en la nada
— Toda mi vida—comenzó la rubia, cuadrando los hombros— me he sentido como la sobra del plan, el margen de error, si me comprendes... Mi madre es, y siempre ha sido, hermosa, extrovertida, glamorosa, voluble; y mi padre es un tradicionalista, serio, discreto, tozudo... era obvio que no iban a funcionar juntos y tras 5 años mi madre cargó conmigo una noche y no volvió—suspiró— a partir de ahí comenzó una batalla, mi padre me quería a su lado y mi madre también, al final los juzgados decidieron que un respetable ciudadano japonés sería mejor influencia que una destrampada americana con miras hacia el mundo de la moda...y de cierta forma tenían razón, supongo, porque no puedo imaginar que habría sido de mí si hubiese vivido colgada del brazo de Imogen Gaarder
— Siempre pensé que preferías a la familia de tu mamá, bueno, no sabría cómo decírtelo... huh, mira, la primera vez que te vi, si mal no recuerdo, Ginny y tú comentaban lo maravilloso de tu primo-nuevo-profesor-nuestro. Y aunque el tema se extendió rápidamente hacia todas las chicas de Hogwarts, siempre diste la impresión de ser feliz a su lado... más que con Amy
Saskia se le quedó mirando con una sonrisa de pura ironía, ¿Y decían que el chico era un despistado? Por favor, si veía mucho más de lo que la mayoría alcanzaba a percibir...
Lo había notado, clarísimo, aunque no se lo quisiera decir con todas sus letras ¿Para qué negarlo?, ¿Ah, Saskia?, ¿Para qué?
La rubia miró el suelo como si la alfombra pudiese otorgarle todas las respuestas a sus cuestionamientos —Muchas veces—declaró— deseé que todo fuera un sueño, una simple ilusión de mi desbocada mente adolescente, alguna cuestión de hormonas o yo que sé. Muchas veces me sentí idiota, atolondrada, infantil, estúpida por albergar aquella tontería en mi corazón y deseé que desapareciera; pero en ninguna de las ocasiones resultó ser ilusión y tampoco desapareció. Incluso me sentí tentada varias veces a mandarme analizar la vista, a ver si así se me aclaraban las cosas... pero no
Persiguiendo a ese fantasma
—Tú te diste cuenta—continuó, mirando a Harry— y nunca lo contaste, ¿Por qué?
— Primero no era mi asunto y luego, pues, luego te convertiste en mi amiga... yo se lo que se siente estar tras un imposible, dedicarle tu alma a alguien que no te aprecia de la misma forma...
Saskia arqueó una ceja, atípicamente en ella.
— ¿Le dedicaste tu alma a Cho, Harry?
— ¿Le dedicaste la tuya a Seth, Saskia?— Touché.
Que dejaste en mi cama
— ¿Tú crees que lo hice?—una risita, todo menos alegría— Seth es mi primo, según tengo entendido, ni a los magos se les permiten las relaciones incestuosas...
— Eso no significa nada para nuestro tópico
— Supongo que no, aunque no veo porque estás tan interesado en ello
— Siempre es bueno hablar de las cosas, además, no soy yo el que se aparece de repente en casa de las personas
— ¿Te han dicho que tienes una forma muy slytherin de tratar a la gente en ocasiones?
— Sí.
— Tú y yo no somos almas gemelas
— Eso ya me había quedado claro
— Entonces ¿Por qué eres tú el que siempre lo supo? Es ley de novela, el que da el apoyo será el inevitable siguiente interés amoroso... Y ni tú ni yo estamos para eso, no juntos al menos
Una pequeña carcajada, del corazón— Yo no se nada, Saskia, soy el héroe en el pedestal ¿Recuerdas? Puedo ser tu amigo, puedes ser mi apoyo cuando todos son tan ciegos, podemos ofrecernos consejos mutuamente
— Eso me parece bien, ¿Cuál sería tu primer consejo?
— Que te consiguieras unas gafas, porque tu primo es un idiota ¿Sabes?
— Pues, quizás tienes razón y soy algo miope... como t
Porque vuelves como siempre
— Quizás, aunque lo mío es crónico
— A ver—Saskia aventuró algunos pasos en dirección al joven, quitándole las gafas con un delicado movimiento y poniéndoselas ella— Sí... siempre pensé que deberías de usar lentes de contacto, es una pena esconder esos ojos tan exóticos
A cruzarte en mi mirada
— ¿Sabes? Yo podría decir lo mismo
Adueñarte de mi mente
— Vaya Harry, algunas veces dudo entre si estás subiéndome el ánimo o tratando de ligarme
— Pero Sassie—falso tono de reproche— Si no soy yo el del círculo vicioso
Enredándome en tus ganas
— ¿Seguro?
La mirada de Harry tomó un extraño matiz, examinando cada milímetro del rostro femenino. Los gatunos ojos de azul semi traslúcido eran, sin duda, su rasgo más característico; y el siempre había sido de los que prefieren los perros.
Sin embargo...
Dime amiga si es normal
No estaba seguro de poder negarle los argumentos a Saskia. Ya ni tenía idea de quién había comenzado qué. O por qué.
Que aún me tiemblen las rodillas
Tuvo que limitarse a sonreírle de la forma más sincera que podía. Como un hombre sin mucho que perder, pero con todo por ganar y todos a quien proteger.
Como Gryffindor perverso. Soñador melancólico. Activista pasivo. Loco racional.
Como Harry Potter.
Y Saskia correspondió la sonrisa. Todo en ella era pura energía. Inagotable. Inalcanzable. Eternamente ausente.
Pero siempre la más importante. Y la más incomprensible.
Cada vez que yo imagino
— Quizá es neurosis, o esquizofrenia, tú podrías ser paranoico con tanta cosa que te ha pasado... pero somos material para los archivos psiquiátricos.
Que tus manos me acarician
— Francamente, Sas, yo no sabría vivir sin ser un caso
— Uy, eso fue culpa de la música ¿Verdad?—Una risita y Saskia estaba a su lado, mirándolo detrás de sus propias gafas— Ahora dime que soy tu obsesión
— Mejor tú dime cómo...
Dime amiga cómo yo puedo calmar esta agonía
La frase del pelinegro murió por voluntad propia, mientras que el chico asía por las mangas del suéter a Saskia, inclinándose a su vez para llegar al esperado desenlace...
Aquel beso prometía, y mucho... los labios de Saskia eran bonitos; los de Harry apetitosos.
Ella tenía la estatura perfecta para acurrucarse en la curva de su cuello. Y él tenía la medida perfecta para descansar la barbilla sobre los rubios cabellos.
Saskia alegraba al mundo. Y Harry necesitaba ser alegrado.
Aunque en ese momento Saskia necesitaba que el mundo la alegrara. Y el único héroe disponible era Harry...
Mientras más te hago el amor
— ¿Crees...?—La frase de Saskia murió cuando Harry le pasó los brazos alrededor de la cintura, atrayéndola hacia él. Había algo...
Más te deseo todavía
Una risita se le escapó cuando el rostro de él chocó contra sus propias gafas, puestas sobre los ojos de ella. En 3 segundos los lentes habían desaparecido, pero Saskia no pudo evitar esa sensación de dulce abandono, como un cosquilleo, como una alegría que no sabía de donde provenía...
La locura
Harry la presionaba contra la pared, las manos subiendo y bajando desesperadamente por todo su cuerpo. Nunca le había gustado que la trataran así, usualmente propinaba buenos golpes por eso... o era ella la que se ponía salvaje, pero ser la entidad pasiva no era cosa que le agradara. Usualmente.
Quizá tenía algo que ver con el hecho de que Harry no parecía de los que se alocaban. Parecía siempre tan serio y centrado en la realidad. Era el cabecilla, el importante, el héroe, con el que todos contaban.
Va rodeando lentamente tu cintura
Y, tenía que admitirlo, era delicioso pensar que una persona centrada y con los pies bien puestos en la realidad estuviese perdiendo la compostura por ella...
Casi tan delicioso como sentirlo.
Y con mis dedos paso a paso te desnuda
Harry permitió que Saskia enroscara las piernas alrededor de su cintura, sosteniendo él el peso de ambos. No pudo evitar una sonrisa al pensar en lo descabellado del asunto, ni pudo evitar las alertas mentales que se le dispararon al máximo: ¡Es Saskia! ¡Idiota! No puedes involucrarte con ella, ni con nadie... ¿Podrías soportar que algo le sucediera por tu culpa?
Y hasta el alma pierde la cordura
Se separó bruscamente de la rubia, ligeramente preocupado y justo cuando comenzaba a retirar las manos de los muslos de la chica (tenía que detenerla de alguna forma), ella abrió los ojos. Oscuros, nublados, el pálido tono de azul que solía hacer presencia en ellos había dado paso a un azul eléctrico, intenso, atemorizante.
Cuando estoy cerca de ti
— Sas...
La locura
— A veces pienso que eres un idiota
Son tus labios reclamándome la luna
— Yo...
Es responderte
— Otras, en cambio, creo que eres un idiota
Sin saber lo que preguntas
— Tú no te mereces esto. ¿Sabes lo poco que tengo para ofrecer?
Es abandonar la vida
— ¿Y quién te está pidiendo que ofrezcas algo?
Para renacer en ti
— Esto es una...
Saskia había cubierto la poca distancia que separaba a sus bocas, un pequeño mordisco aquí, otro allá...
¡Cuán delgados podían llegar a ser los labios de Harry! Y aún así, mucho más deliciosos que algunos carnosos que ya había probado antes...
— ¿Locura?
La locura
Harry asintió débilmente, a medias. Consideraba todo el asunto descabellado, pero...
La locura, eres tú...
Lo más peligroso era que se encontraba de las mil maravillas arremetiendo contra el cuerpo de la chica.
Dime amiga si es normal
Se preguntó vagamente qué era lo que estaba haciendo, y si era normal que lo hiciese...
Como si los amigos no cruzaran a cada rato esa delgada línea, como si nada de eso sucediera a cada segundo en el mundo. Como si...
Que me quede en carne viva
Como si no lo hubiera sentido desde antes, como si ella nunca se hubiera imaginado lo que había tras la máscara del chico bueno.
Cada vez que yo imagino
Lo primero que desapareció fue la chaqueta de ella, ¿Cuándo se la había quitado? ¡Bah! Como si importara...
Luego el jersey de él. Tejido barato, una artesanía Weasley de seguro (no que las despreciara).
Que tus manos me acarician
Y de ahí en adelante Saskia tuvo que ayudar a las temblorosas manos de Harry, había tantas fronteras que estaban rebasando en ese justo momento. Sabía, por experiencia propia, que después de aquel paso las cosas jamás volverían a ser iguales entre ellos. Nunca.
Y, sin embargo...
Ven y dime amiga como puedo yo calmar esta agonía
Con cada prenda arrancada del cuerpo, cada beso furtivo y apasionado... con cada gesto que jamás se habían proporcionado entre ellos, sabía que lo valía.
Mientras más te hago el amor
Se río, desconcertando al chico. Había que ver las cosas que le pasaban por la mente, si después de aquella noche, aunque fuera sólo una, la vida se le acababa (a cualquiera de los dos), quizá lo valdría.
Más te deseo todavía...
Porque, su madre lo decía, ¿Qué valía la vida sin esos momentos de locura? Y, pasase lo que pasase, tendría algo que recordar.
No como antes...
— ¿Harry?
Un suspiro, mitad gemido— ¿Si?
— No pienses, sólo—la frase quedó cortada por el sendo suspiro que se le escapó de la boca— sólo siente. Mañana será otro día
Harry, quien tan sólo llevaba los bóxers negros ya, sonrió por toda respuesta. Una sonrisa muy perversa.
— ¡Wilwarin! ¡Espera!
Una fingida sonrisa inocente— ¿Ocurre algo, Aerandil?
— No. Bueno, la verdad sí; pero no debería ocurrir... o no deberías decir que ocurre
— Vaya, en mis tres mil años de existencia jamás habíale visto balbucear, mi distinguido caballero
— No se burle de mí, señorita
— Eso jamás. Aerandil, ¿De qué se trata todo esto?
El elfo se sumió en una confrontación interna. No podía decirle, sería traicionar la confianza de Isil y poner en peligro a Gothmog (aunque la seguridad del Balrog no le importaba, para nada). También estaba el hecho de que Wilwarin correría a hablar con la familia de Isil si no le informaba con pelos y señales de lo que ocurría, como que él se llamaba Aerandil.
También sabía que Wilwarin le tenía mucho cariño a la princesa (como todos los que llegaban a conocerla) y si comprendía todo el asunto, lo más probable es que contara con su apoyo.
Y Eru sabía que mantener en secreto el romance era demasiado para él.
— Debe ser algo grande para que el elocuente caballero se quede sin palabras
— El caballero se pregunta si puede requisar la ayuda de esta bella dama
— La dama se cuestiona a quién hay que matar para que el caballero la llame "bella"
Aerandil sonrió, de lejos Wilwarin era todo lo correctamente educada y bien portada que se requería para ser la dama de compañía de la reina; pero de cerca era una chica sin mucho aprecio por el protocolo.
Pero abandonó la sonrisa rápidamente, pensando en lo complicado del asunto. Y en que quizás el argumento de la dama se hiciese presente...
— Mucho me temo, Wilwarin, que si esto se llega a saber la primera cabeza que rodará será la mía... bueno, no la primera. Más bien sería la segunda
'Porque la primera sería la de Gothmog'
Wilwarin perdió la postura burlona que había adoptado. La seriedad del elfo así lo requería.
— ¿De qué hablas?
Aerandil negó con la cabeza— Lo siento, no tengo derecho a involucrarte a ti también. Si lo hiciera te obligaría a ser cómplice y... no es una postura muy agradable— Por más que sea lo correcto. Agregó para si mismo.
— Vamos, Aerandil, cualquiera diría que estás metido en un lío gordo...— La sonora carcajada (sin pizca de humor) que soltó el chico le hizo detenerse, asombrada. Reír de esa manera tan... vulgar estaba prohibido (por las reglas de cortesía) ante una dama; y ese elfo no era de los que descuidan su comportamiento con las señoritas.
Y, como siempre hacía cuando le negaban información, puso a su mente a que sacara conclusiones...
Le había dicho a Aerandil que creía que Isil estaba enamorada, bueno, más o menos, y él se había puesto histérico, corriendo hacia ella para luego soltar pequeños fragmentos de información sin querer, parecer resuelto a contarle todo lo que ocurría, después arrepentirse y al final dejar caer que si aquel "asunto" salía a la luz pública, rodarían cabezas... la suya en segundo lugar (¿De quién sería la primera?).
Entonces eso sólo podía significar que...
— ¡Lo tengo! Isil y tú mantienen un romance secreto
No supo por qué, pero en lugar de alegrarse como le sucedía siempre que desentrañaba algún misterio en el que no era requerida, se sintió miserable. Mientras Aerandil, ajeno a todo esto, ponía una cara de incredulidad que sólo podría describirse como: O.o, para luego soltarse a reír a calzón quitado (o sea, sin reservas)
— ¡Por Eru! Niña, qué cosas dices. Isil y yo, suponiendo que mantuviéramos algo, sería el menor de los problemas... definitivamente eres algo desequilibrada
— ¡Oye! Mira quién lo dice, primero eres todo educado como los demás y después me tratas como si fuera una bebita
— Lo eres
Wilwarin puso los ojos en blanco, no era tan menor que él pero que se lo explicasen...
— Bueno, si vienes a recordarme mi edad, muchas gracias: ya lo hiciste. Ahora con permiso, me largo—gruñó, resentida de que la llamara "niña".
Aerandil se obligó a abandonar su hilarante estado, había sido demasiado rudo con la chica.
— Lo siento—se disculpó— me tomaste por sorpresa, jamás imaginé que dirías tales cosas. Pero eres graciosa...
— Sí, fíjate que apliqué para bufón antes de quedar como dama de compañía—murmuró sarcásticamente
— Simpática, confiable y muy bonita—Wilwarin se puso roja, lo bueno que no notó el idéntico sonrojo en Aerandil— y precisamente por eso tienes que permanecer lejos de esto, prométeme que no dirás nada
— Pero si yo no se nada
— Entonces promete que no sembrarás la duda en nadie
— ¿Por qué?
— Porque estarías condenando a Isil a una vida vacía
La chica levantó la cabeza, justo para notar la mirada de preocupación en el rostro de él.
— No eres tú, ¿Verdad?... Se trata de alguien más y te preocupa cómo acaben, no te preocupes, no diré nada a nadie
Aerandil, venciendo sus propias restricciones personales, se inclinó sobre la llamada "Mariposa" (Wilwarin en su lengua) para besarle la frente.
— Y decían que te faltaba madurar... muchas gracias
— Yo... de nada
— Me gustaría saber en qué pensabas para que vinieras a dar aqu
Un beso en el cuello, sabía a vainilla.
— Pues no en esto, te lo puedo asegurar
Una risita, aunque nunca supieron si provino de ella o de él.
— Eso dices, pero te conozco las mañas muy bien, mi querida Sassie
— Odio que me digas as
Un ronroneo, Santo Cielo ¿Había sido él?
— ¿Apostamos?
La locura
Saskia rodó sobre si misma para ponerse a horcajadas sobre Harry.
— Los Gryffindors y los Hufflepuffs no apuestan—gemido—Harry, somos personas nobles
Va rodeando lentamente tu cintura
— Pues a mí no me parece muy noble lo que estás haciendo—murmuró, derretido bajo las manos de la rubia.
Y con mis dedos paso a paso siempre te desnuda
— ¿Vamos a hablar de nobleza, Harry? Porque de ser así, hay algunas cosas medio sospechosas en tu haber que...
Y hasta el alma pierde la cordura
— Shh, Saskia, siempre te creí más de hechos que de palabras—interrumpió.
Cuando estoy cerca de ti
La rubia se humedeció los labios para luego posarlos sobre la clavícula masculina, lentamente fue trazando un minucioso camino hacia abajo. Harry sabía a canela. Para el momento en que casi llegaba al centro de su ser, el chico pegó un brusco giro para invertir las posiciones.
La locura
La rubia se maravillaba silenciosamente de las sensaciones que podía proporcionarle el pelinegro, tenía una técnica tan... poco gryffindor. No se explicaba cómo era posible que la Chang esa lo hubiera cambiado por un costal de músculos incapaz de articular alguna palabra de 4 o cinco sílabas.
Abrió la boca ante la insistente petición del chico, no que le molestase mucho tampoco. Y tuvo que contenerse para no hundir las manos en su cabello azabache, tomando ella el control.
Son tus labios reclamándome la luna
Pero supuso que ya era suficiente de juegos, si la quería, que la afrontara tal y como era. Haciendo uso de sus 68 kilos, logró darle la vuelta al amasijo de piernas y brazos desnudos que eran ellos dos enredados.
Es responderte
— Para que sepas, Harry, aquí mando yo. Así que ve dejando tu gorrita de capitán muy lejos....
Sin saber lo que preguntas
— ¿Ves que use alguna gorra?
Es abandonar la vida
Saskia recorrió su cuerpo desnudo de arriba hacia abajo, con una mirada maliciosa. Y deteniéndose en los puntos estratégicos.
Para renacer en ti
— No
La locura
— ¿Entonces? ¿Esperas a que nos congelemos o qué?
Va rodeando lentamente tu cintura
— Uy, yo que pensaba que el mal humor era exclusivo de nosotros, pobres mortales
Y con mis dedos
Las manos femeninas comenzaron a bajar por la espalda, clamando territorio para ellas.
Paso a paso siempre te desnuda
— Tienes la cualidad de exasperarme, señorita Mihara
Y hasta el alma pierde la cordura
— ¿Ah si? ¿Qué tanto?—comenzó a succionar en el cuello, arrancando un gemido— ¿Así?... o quizás así —ahora estaba sobre su pecho— Oh sí, me parece que te exaspero demasiado—se rió, escuchando deleitada los gemidos del chico.
Cuando estoy cerca de ti
— Tonta, sabes a vainilla
— Sunshine's kisses, By Zoe Than—corrigió ella— Y tú sabes a canela
— Eau de galletas
Ambas risas, cómplices, nacieron y murieron al mismo tiempo.
— Genial, conseguimos arroz y hacemos horchata ¿Zaz?
La locura
— Por supuesto, cuando quieras
— ¿Cuando quiera, Harry? ¿Siempre eres tan complaciente?
Son tus labios reclamándome la luna
— Pruébame
Es responderte
— Eso tenlo por seguro
Sin saber lo que preguntas
Un rato después, Harry le otorgó las pruebas fehacientes... siempre era muy complaciente.
En un súbito movimiento (y por el cual ya había sufrido bastante), la aprisionó contra la almohada, perdiéndose completamente dentro de ella.
Los fuegos artificiales se habrían quedado cortos para describir el éxtasis en el cual se habían sumergido, ambos, al unísono. Y Harry, siendo tan Harry en el fondo, no puedo evitar la sensación de haberse redimido, mientras descansaba la cabeza en la curvatura del cuello de Saskia.
Es abandonar la vida
Completamente.
Para renacer en ti
Vagamente escuchó los últimos acordes de la canción que seguía tocando la radio... sintió, medio dormido, que la vibrante voz del tipo que cantaba podría describir perfectamente lo que le estaba sucediendo en ese momento; aunque no entendiera el idioma.
La locura, mi locura, eres tú...
— ¿Harry?
— ¿Hmmm?
— ¿Recuerdas que te dije que tenía algo que decirte?
— Mmm... mmmjjmm
— Pues... ya te había dicho que iba a investigar algo sobre el Super Mortífago ese y localicé su estilo de pelea
— Mmmmmmmm
— Es el mismo de Seth
Mi locura...
— Mierda
Notas:
¿Qué? ¿A poco no son preciosos los finales de pareja acarameladita post-orgasmo? ¿Eh? ¿A que son monísimos los finales esos? ¡Pues no es cierto! XD —Cualquier similitud con cualquier clase de show televisivo es mera paro... digo, coincidencia—
Esto... debo decir que acabo de descubrir que suéter, precisamente, se escribe suéter y no sweater... ¬¬' definitivamente el español (castellano, si gustan. Aquí lo llamamos español) está en decadencia.
Bien, para poner los puntos sobre las íes... acabo de entrar a la preparatoria (Instituto, High School); y yo de inteligente me fui a meter a una en la que se toman muy en serio eso de "homework" (Tarea, trabajo en casa), porque no tengo tiempo ni para respirar, mucho menos para escribir. De cualquier forma no pretendo dejar tirado esto, pero me temo que el ritmo se verá drásticamente afectado. Y muy reducido.
Snifeando un poco, me he dejado la piel para escribir esto. Así que espero lo disfruten o lo odien terriblemente (Y me dejen prueba de ello, osease, Reviews).
Después de esto, creo que no volveré a escribir nada con esta temática... me afecta demasiado la influencia de Anne Ricce X'D, y siento que ya hay suficientes cosas raras en este mundo como para agregarle una del calibre de mis intentos de lemon.
Si no comienzan a darse de topes contra la pared por tanta nota... (o si lo hacen, da igual XD), notaron algunas líneas en cursiva durante el capítulo. Y son líneas de la canción que canta Yahir (desconocido cantante de mi pueblo, ¿Algún problema?) llamada, por supuesto, La Locura. He dicho.
Tomates, lechugas, cualquier vegetal, howlers, obsequios, adulaciones, proposiciones indecorosas XD, todo a los reviewes... si son tan amables.
Tisha: Santo Cielo, chica, reviews como el tuyo llenan mi vida XD. Bien, he de felicitarte porque eres de las que más detalles captan de mis fics... Voy algo corta de tiempo así que esperaré a ver si las indirectas de éste también las encuentras, ya te lo había contado, y veremos si vuelvo a pedir canciones en la radio dedicas al par este X'D.
Shumara: Reales, ¿Mis conversaciones? XD Jo, si son de lo que más me trauma porque las siento muy plásticas... en fin. Graciias (sí, con dos íes) por el review.
Sara: Ouch, te juro que no pretendía recordarle el Sirius a nadie... debe ser algún trauma psicológico medio oculto :S
Y en cuanto a lo de Dimitri, paciencia, paciencia, que todo se irá sabiendo (XD Llego a tener la impresión, de que con tanto misterio sembrado... al final no voy a poder desentrañarlos todos)
Khya: Pero qué cosas, hace como 5 minutos q te acabo de dejar en el msn, así que no sabría que decirte.... Iré a mirar lo de los libros, algún día iré a tu facultad (Y tú tienes q venir a ver a mi equipo de americano en sus entrenamientos). En fin.
Entrando en materia (¡Dear Lord! O.o Sueno como mi profe de química ¡wáckala!)... espero que los baches queden cubiertos por lo pronto... espero.
