Este fanfiction contiene spoilers del 5º libro, si aún no lo haz leído, entra bajo tu propio riesgo ^_~
Por cierto, este fic se convertirá en un Crossover: Harry Potter y El Señor de los anillos en los próximos capítulos, así que no se extrañen si ven a un elfo o un enano corriendo por ahí ^o^
Disclaimer: No me pertenecen ninguno de los personajes de Harry Potter ni tampoco de El señor de los anillos, cada uno pertenece a sus respectivos dueños... T_T si fueran míos ya me estaría bañando en dinero.
Algo más... este es mi primer fanfiction, por favor no sean tan duros conmigo y cuando vean algún error por favor repórtenmelo ^_^U

Harry Potter en la Tierra Media

Capítulo 1
Harry a través del espejo

Oscuridad. Completa oscuridad. Una agitada respiración en medio de toda ella, su agitada respiración. Gritos de batalla. Rayos fugaces que iluminan momentáneamente su agitada carrera, y el lugar, grabado dolorosamente en su memoria. Esta asustado, no sabe que hacer, no puede ver nada.

- ¡¡Sirius!! – un grito desesperado escapa de sus labios

Pronto una risa llena el lugar. La risa de Sirius, su querido padrino. Aumenta la velocidad, a pesar de que sus piernas se rehúsan a seguir. Sigue corriendo. Un nuevo rayo, igual de fugaz que los otros, solo que este no solo ilumina una cruenta batalla sino también a Sirius Black... y el comienzo de su fatal caída. Todo empieza a pasar en cámara lenta, como si el tiempo se empeñará en hacerle sufrir. Ve el miedo en sus ojos, el terror de saber que va a pasar. Puede ver como las pupilas empequeñecen. La palidez que comienza a cubrir el moreno rostro de su padrino. Todo. Tan lentamente. Retrasando el momento, dándole falsas esperanzas. Pero el tiempo debe de pasar... y lo ve caer, atravesar el velo... desaparecer.

Los gritos cesan, los rayos también. Todo vuelve a ser oscuridad.

Soledad.

- ¡¡Sirius!! ¡¡Sirius!! – grita desesperado, como si eso lo trajera de vuelta

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- ¡¡Sirius!!

Harry despierta en su cama. Sentándose rápidamente al mismo tiempo que el grito escapaba de sus labios. Sudor bajaba por su rostro. Se encontraba agitado, como si hubiera corrida cientos de millas. Dio un vistazo rápido a todo el lugar. Se encontraba en su habitación de Privet Drive, sobre su cama.

- Otra vez – escapa en forma de susurro – otra vez el mismo sueño... otra vez

Las palabras de Remus Lupin aún giran en su cabeza. 'No hay nada que puedas hacer'. 'No puede volver'... 'es demasiado tarde' .

Si. Es demasiado tarde.

- Llegue tarde – se repite mentalmente – llegue tarde... le falle... le falle a la única persona que me comprendía... le falle a Sirius Black.

Las lagrimas silenciosas comienzan a bajar por sus mejillas, quemándole la piel, dejando su terrible rastro de dolor sobre ella, por que ya no hay nada, solo un gran vacío, un gran vacío donde antes estaba él, Sirius... la soledad le embarga, la misma que antes de entrar a Hogwarts, pero él la siente más terrible, más dolorosa, pues ya ha probado la dulzura de sentirse amado, querido. Y ahora que lo vuelve a sumir esa soledad, la siente más terrible, más asfixiante, pues antes de entrar a la escuela de Hechicería tan solo podía imaginar lo hermoso que era que alguien te amara y protegiera, pero ahora conocía ese sentimiento que le fue arrebatado, una vez más. Y lo sabe. Lo siente... siente esa horrible presión en su corazón.

Jamás volverá a oír su voz, leer sus cartas. Jamás volverá a ver Snuffles correteando gatos para divertirle... jamás vera a Sirius Black. Esta muerto.

- ... muerto... por mi culpa – levanta sus ojos verdes, empañados por las lagrimas, hacia el oscuro cielo – ... yo le mate

Y con ese último pensamiento sombrío, el sueño volvió a derrotarle, encerrándolo en terribles pesadillas donde él era el asesino de todos... de todos aquellos que se le acercaban... de todos aquello que quería.

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30 de julio. Ya había pasado poco más de un mes desde su salida de Hogwarts... desde su fatal error... ineptitud. Durante ese mes no había pasado nada relevante (ataques de Voldemort, dolores en la cicatriz) o fuera de lo 'normal'. Pero cada tres días debía de escribirle una carta a algún miembro de la orden debido a la amenaza que Remus, el señor y la señora Weasly, Mad-Eye Moody y Tonks les habían hecho a los Dursley... pero eran cartas vacías... falsas: 'Estoy bien. No se preocupen' . También, debido a la amenaza, los Dursley le permitieron tener todas sus cosas dentro de su habitación y que Hedwig saliese todos las noches de cacería.

Sin embargo, las pesadillas no habían dejado de atormentarlo... todas las noches se repetía el mismo sueño, todas las noches su inconsciente se encargaba de recordarle la muerte que había causado su ineptitud. Pero algo nuevo aparecía. Un anillo, liso, de oro... de pronto, fuego rodeaba el anillo y después unas marcas comenzaban aparecer sobre él, unas runas que le eran completamente desconocidas... y una voz, una voz que sonaba a lo lejos, tan distante, recitando algo acerca de unos anillos... si, siempre decía lo mismo, tantas veces lo había oído en sus sueños que ya lo sabía de memoria, y lo tenía escrito sobre un pergamino.

Tres anillos para los Reyes Elfos bajo el cielo
Siete para los Señores Enanos en casas de piedra
Nueve para los Hombres Mortales condenados a morir
Uno para el Señor Oscuro, sobre el trono oscuro
en la Tierra de Mordor donde se extienden las Sombras.

Un anillo para gobernarlos a todos, un anillo para encontrarlos,
un anillo para atraerlos a todos y en las tinieblas atarlos
en la Tierra de Mordor donde se extienden las Sombras.

No sabía que significado tenía, pero estaba seguro de que si tantas veces le había oído en sus sueños, era algo importante.

También por las pesadillas y el constante sentimiento de culpabilidad que le embargaba se había puesto a estudiar, estudiar en serio muchos de sus libros; para recordar viejos hechizos, reafirmar los conocimientos aprendidos y aprender un poco más de todo. También le habían mandado algunos libros, Remus y Hermione principalmente, libros que trataban de DCAO (Defensa Contra las Artes Oscuras), libros de Transfiguración y de Encantamientos... se los enviaron por que a pesar de que Harry les decía en sus cortas cartas que se encontraba bien ellos no le creían y deseaban tener la mente del joven Potter ocupada en algo, para que no le estuviera dando vueltas al asunto de Sirius, o al de Voldemort. También le enviaban recortes del diario El Profeta donde alababan la destreza del joven. Desde que Voldemort había hecho su aparición pública, el mundo mágico volvía a tener por héroes a Harry Potter y Albus Dumbledore. Harry, sin duda alguna, devoraba cada tomo que caía en sus manos, alentado por sus pesadillas. Ya no deseaba ser el inepto Harry, aquel que todos deseaban proteger a costa de sus propias vidas... quería ser de utilidad... evitar una nueva tragedia. Que equivocado estaba.

Otro cambio suscitado en el joven era que su cabello había crecido, con mechones traviesos picándole la cara. Y es que había descuidado bastante su apariencia personal, no que antes le diese mucha importancia, pero, al parecer, había cogido la costumbre de Black de dejar crecer su cabello cada vez que se sentía infeliz.

- Diez minutos para las doce. Pronto tendré 16 años – dijo mirando su reloj

Y así paso. 10, 9, 8 minutos, 7, 6, 5, 4, 3, 2, 1... 0, la alarma de su reloj anunció la llegada del 31 de julio, no que estuviese muy contento de haber nacido al final del séptimo mes... si tan solo hubiese nacido antes, o después, Voldemort jamás hubiese matado a sus padres, jamás hubiese tenido que vivir con los Dursley, jamás hubiese tenido que pasar por todo lo que había pasado hasta ahora. Lamentablemente, el 'hubiera' no existe, y él lo sabía muy bien.

El sonido de unas lechuzas acercándose interrumpió sus sombríos pensamientos, ja como si hubiese tenido de otro tipo lo que llevaba de vacaciones. Dos lechuzas aterrizaron sobre su cama, una era Hedwig y la otra era una extraña lechuza que jamás había visto. Era un lechuza parda, de gran tamaño y enormes ojos amarillos.

Hedwig se fue a su jaula, mientras que la otra lechuza extendía la pata para mostrarle a Harry un pequeño pergamino que llevaba atado a ella. Al principio Harry no tomo el pergamino, pues estaba ocupado pensando en que era muy extraño no ver llegar el mar de lechuzas... bueno, tampoco tantas, pero si varias que le llevaran regalos de sus amigos. Pronto su mente salto a la más terrible de las ideas: 'Algo debió haberles pasado' , con esto en mente se apresuro a desatar el pergamino de la pata de la lechuza, algo que le tomo una eternidad, según sus cálculos. Al fin, cuando tuvo el pequeño pergamino en las manos, se apresuró a abrirlo... solo decía lo siguiente:

'Cierra la puerta y la ventana de tu habitación, también corre las cortinas y apaga las luces'

Harry se quedó un rato sin siquiera parpadear... ¿qué?... volvió a leer la nota, sin duda alguna sus ojos no le jugaban una broma. Se asomo discretamente por la ventana, pero no distinguió a nada ni a nadie. Después de unos minutos de sopesar la probabilidad de que fuera un ataque de Voldemort, y decidiendo que no lo era, acató lo que le ordenaba la nota. Una vez hecho eso, se quedó sentado, esperando, las dos lechuzas le observaban curiosas. Poco después se escucho un sonoro 'plop' y donde antes había estado ocupado por aire se encontraba un hombre. Harry se levanto sobresaltado y tomo, como acto reflejo, su varita y la apuntó al hombre.

- ¿Quién eres? – pregunto en tono de mando

- Hola Harry, tanto tiempo y esta es la bienvenida que me das – dijo el hombre mientras convocaba un lumos con su varita

- ¿Profesor Lupin? – preguntó Harry sin bajar su varita

Exacto, era el profesor Lupin, sin embargo se le veía demasiado cansado y a pesar de todavía ser joven sus cabellos ya tenían varios mechones grises, más que la última vez que le vio, a pesar de esto le sonría afablemente.

- Así es. Feliz cumpleaños, Harry – dijo mientras se acercaba y le abrazaba fuertemente – Feliz cumpleaños

- ¿Qué haces aquí? ¿Qué ha pasado? – preguntó después de deshacer el abrazo

- Nada, tan solo vengo a llevarte a los cuarteles generales de la Orden – dijo algo extrañado por la frialdad del joven – ... necesitamos recoger tus cosas – observando el desorden en la habitación del joven – parece ser que haz estado muy ocupado – observando cada uno de los libros con una sonrisa en sus labios – ¿verdad Harry?

- Sí

Con esto, el silencio reino en la alcoba, excepto por el ruido que causaba el empacar todas las cosas de Harry dentro del gran baúl.

- Listo. Sin embargo, creo que ocupas un nuevo baúl, tuve que empequeñecer varias de tus cosas – dijo tomando afectuosamente el hombro del joven

Harry tan solo asintió con la cabeza.

- ¿Y como voy a llegar ahí? Es decir, no veo que haya venido toda mi escolta de guardaespaldas del verano pasado – agregó en tono sarcástico

- Usaremos un traslador – contestó Remus ignorando el tono de Harry mientras sacaba una pequeña pluma

- Pensé que era demasiado peligroso usar trasladores no autorizados

- Este si esta autorizado. Desde la aparición de Voldemort, Dumbledore tiene todo el apoyo del ministerio, a decir verdad, todo el mundo mágico confía más en él que en Fudge

- Ya veo – dijo observando el traslador

- Bien, será mejor que vayas tu primero con el baúl, yo te sigo, sirve que dejo una nota para tus tíos – dijo sacando una carta

- Hump – exclamó Harry para después tomar el baúl con una mano y con la otra tocar el traslador que le extendía Remus

Pronto sintió como lo jalaban con todo y el baúl, y después de un breve momento apareció en la sala de 'Grimmauld Place'. Antes de que pudiera deshacerse de la extraña sensación que le dejaba el usar un traslador, un coro de voces se elevo en todo el lugar.

- ¡¡Feliz Cumpleaños, Harry!!

~*~*~*~*~*~*~*~* Flash Back ~*~*~*~*~*~*~*~

Molly Weasly se encontraba con el director de Hogwarts en lo que era la sala de juntas de los cuarteles de la Orden del Fénix.

- Albus, estoy segura de que Harry no se encuentra bien, pobrecillo, después de la muerte de Sirius se ha de sentir tan solo

- Te entiendo Molly y es algo en lo que no he dejado de pensar

- Por eso he pensado que sería una buena idea que lo trajeras aquí, de esta manera estando rodeado de nosotros nos encargaríamos de alejarlo de su tristeza

- Estoy de acuerdo contigo, pero bien sabes que no puedo separarlo de su tía, aún no ha pasado el suficiente tiempo con ella – respondió seriamente el director

- Pero...

- Sin embargo, entiendo que el cumpleaños de Harry es el 31 de Julio y, si mis cálculos no me engañan, estoy completamente seguro de que para esas fechas el trato ya se habrá cumplido perfectamente – dijo observándola con un brillo en los ojos

- Entonces... entonces podremos hacerle una hermosa fiesta de cumpleaños, sería la primera que tuviera

- Esa es una maravillosa idea, Molly – dijo Remus quien acababa de entrar en la habitación

- ¡Oh! Tengo tanto por hacer y tan poco tiempo – dijo saliendo de la habitación y dejando a los dos hombres solos

Albus observó al licántropo, desde la muerte de Sirius que se notaba como si los años se le hubieran ido encima, haciéndolo parecer mucho más viejo de lo que realmente era.

- Remus...

- Se lo que vas a decirme Albus, y lo entiendo... sin embargo, no puedo evitar el sentir esta gran nostalgia al saber que todos mis amigos de la infancia ya no están conmigo, ni uno de ellos... pero sobreviviré – agregó con una sonrisa – debo hacerlo por Harry

~*~*~*~*~*~*~*~* Fin del Flash Back ~*~*~*~*~*~*~*~

Harry abrió enormemente los ojos y es que no era para menos. Todos estaban ahí: todos los Weasley (incluimos a Percy), Tonks, Hermione, Remus, Kingsley, Mundungus, incluso Mad-Eye Moody. Y no solo estaban ellos, podía ver una pila de regalos sobre una pequeña mesa. Harry se quedó sin habla, su boca semejaba la de un pez. Tan sorprendido estaba.

- Me alegra tanto de verte Harry – dijo Hermione yendo a abrazarlo

- Harry cariño ¿cómo haz estado? – pregunto la señora Weasly

- Bien – se limito a responder pues aún no salía de su asombro

- Hola Harry, se ve que haz crecido este verano, mira nada ya haz alcanzado a Ron – saludo Tonks

- ¿Cómo es eso? – se acerco Ron a su amigo

De esta manera cada uno de ellos le saludo y le dio la bienvenida, poco después apareció Remus, al parecer había dejado la carta en la mesa de la cocina.

- Vaya Harry, acaso piensas dejarte crecer el cabello – le pregunto Charlie

- ¿Eh?

- Personalmente opinó que es una buena idea – agregó Bill – será un buen cambio Harry

- Hum

Pronto la señora Weasly llegó anunciando que era hora de cenar a lo cual todos, literalmente hablando, corrieron al comedor pues estaban que se morían de hambre.

La cena pasó sin problema alguno, sin embargo muchos estaban algo tristes por que no lograban sacar a Harry más que monosílabos o cortas frases en respuesta a las preguntas o alguna plática que trataban de iniciar con el joven Potter. Por esta razón, la señora Weasly consideró que era la hora del pastel y de abrir los regalos del joven con la esperanza de que se alegrará un poco. Y así sucedió, se sentaron en la sala y cada le fue entregando su regalo al joven quien, siguiendo los deseos del público, lo abría en seguido. Pero el regalo que más le gusto de todos era un pequeño álbum que contenía fotos de la época en que los Merodeadores habían estado en Hogwarts, cortesía de Remus.

Así llegaron las dos de la mañana y la señora Weasly los mando a todos a dormir. Harry dormiría en la que había sido la habitación de Sirius la cual había sido arreglada con todas la cosas de cuando Sirius había sido estudiante de Hogwarts y antes de que se escapará a casa de su padre James. Sin embargo, Harry no tuvo tiempo de apreciar la alcoba pues había caído rendido nada más tocar la suave cama.

~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~

Harry se encontraba en medio de una terrible oscuridad, sin embargo pronto se escucho un golpeteo metálico, como algo que cae rodando sobre el piso... se quedó esperando, tratando de distinguir de donde provenía, pero el hecho de que fuera como un eco no le ayudaba distinguir de donde venía. A lo lejos se escuchan unas voces distantes: aquel con el poder de destruir al Lord Oscuro... Tres anillos para los Reyes Elfos bajo el cielo ... nacido de aquellos que lo han desafiado tres veces... Siete para los Señores Enanos en casas de piedra ... nacido a la muerte del séptimo mes... Nueve para los Hombres Mortales condenados a morir ... lo siguiente fue devorado por la risa de un hombre, la fuerte risa de un hombre...

- ¿Sirius? – comienza a caminar en medio de la oscuridad

Conforme avanza las voces proféticas dejan de escucharse, tan solo la risa que llena todo el lugar, comienza a correr pero sus pies se sienten tan pesados. A pesar de la negación de sus pies al movimiento pronto lo ve, ve como un hechizo salido de una varita golpea el pecho de Sirius y lo hace perder el equilibrio.

- ¡¡Sirius!!

Pero todo da un terrible giro y ahora es él, Harry, quien sostiene la varita de donde salió el hechizo y tiene a Sirius justo en frente de él y puede ver como comienza a caer.

- ¡¡NO!!

Trata de acercarse a ayudarle pero una fría mano lo sostiene...

- ¿a dónde crees que vas, Harry? – le susurra una gélida voz muy cerca de su oído tanto que puede sentir el frío aliento sobre su cuello

Harry se congela al instante, reconoce perfectamente esa voz, la reconocería en cualquier lugar.

- Voldemort

- Mira Harry, míralo caer, caer por tu culpa

- No, no es verdad – dice Harry haciendo un gran esfuerzo para que su cuerpo recupere su movilidad, pero se detiene al sentir unos ojos azules sobre sí, unos asustados ojos azules que lo miran acusadoramente y alcanza a leer en sus pálidos labios la palabra 'Asesino'

Harry comienza a mover negativamente la cabeza mientras trata con todas sus fuerzas de librarse del agarre de Voldemort

- Si Harry, acepta lo que eres de una vez... – se acerca hasta que sus labios rozan el oído de Harry – un asesino, como yo – lo arroja atrás del velo mientras Harry podía observar sus manos llenas de un espeso líquido rojo

Harry comienza a caer, puede sentir esa sensación en su estomago, el vértigo y trata de gritar pero de sus labios no sale sonido alguno, pronto ve como unos ojos rojos le observan terriblemente, siente la mirada en cada fibra de su cuerpo... luego escucha la terrible risa de Voldemort junto con las siguientes palabras... 'Feliz cumpleaños Harry'... tan pronto escuchó esas palabras un terrible dolor le inunda, un terrible dolor en su cicatriz, la cual comienza a brillar de un verde intenso, de los labios de Harry tan solo pueden salir terribles gritos de dolor...

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Harry estaba gritando fuertemente en su alcoba, mientras una de sus manos se encontraba sobre su cicatriz frotándola fuertemente, tratando de aplacar el dolor. Su cuerpo se movía de un lado a otro y sus pijamas estaban completamente húmedas a causa del sudor que su cuerpo despedía.

- ¡Harry! ¡Harry, despierta! – unas brazos le toman fervientemente entre ellos, protectoramente – despierta Harry

Los ojos verdes se abren de pronto observándolo todo confusamente, después se posaron en la figura que le sostenía en brazos.

- Pro... profesor... Dumbledore – trata de decir en medio de su gran confusión y agitación

- Harry tranquilo, era una pesadilla, solo era una pesadilla – decía mientras alejaba los mechones de cabello de su rostro para observar mejor la cicatriz la cual brillaba, débilmente, en tonos verdes –

En la puerta de la habitación se podía observar a Remus con una preocupada expresión en su rostro, un poco más atrás a la señora Weasly que se encontraba abrazando a su marido, también se encontraba Severus Snape quien observaba toda la escena con un impasible rostro sin embargo sus ojos eran completa confusión.

- ¿Qué haz visto Harry? ¿Qué fue lo que pasó? – pregunto Albus mientras ayudaba a Harry a sentarse

- Voldemort – respondió observando atentamente sus manos

- Harry mírame – Dumbledore alza el rostro del joven – ¿qué viste?

Harry se quedó un momento observando al director de Hogwarts... no le veía desde la escuela, desde que le confesó lo de la profecía, desde la muerte de Sirius... sentía que debía estar furioso con él, pero no podía, simplemente ese odio momentáneo se había desvanecido y también después de que le dijo que todo lo que había hecho lo hizo movido por un gran afecto que le tenía no podía odiarle.

- Nada... nada – dijo bajando la mirada hacía las sabanas que le cubrían

- Bien... sabes que si hay algo que quieras decir puedes hacerlo sin temor alguno – agregó Dumbledore antes de levantarse

Los demás observaron a Harry un momento y después de preguntarle si se encontraba bien, si estaba completamente seguro le dejaron solo, Remus se hubiese quedado con el joven pero este le insistió que no había nada de que preocuparse, que todo había sido solo un sueño.

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Pasaron unas semanas desde el incidente de Harry. Los ocupantes de la casa ya se habían acostumbrado a las pesadillas de Harry y a las respuestas de este 'Estoy bien, no se preocupen' pero no podían evitar el preocuparse por el joven. Lo único que podían hacer para tratar de evitar esas pesadillas era poniéndole muchas actividades durante el día para que terminará muy cansado y durante en la noche durmiera más tranquilo.

Pero ya llevaba mucho tiempo encerrado, pues Dumbledore no consideraba seguro que saliera de los cuarteles, el joven se encontraba de un mal humor y no era que le desagradarán todas las actividades que le habían puesto hacer, pues aprendía magia con los aurores (el ministerio le había otorgado un permiso especial para hacer magia por ser quien era 'Harry Potter' y por la aparición de Voldemort deseaban que el joven pudiese defenderse) Tonks, Kingsley, incluso Mad-Eye Moody se acercaba a darle un poco de la gran sabiduría que tenía, incluso Hermione se había puesto a enseñarle algo de Runas (a insistencia de Harry, debido al extraño anillo de sus sueños), y Ron siempre estaba dispuesto a unas partidas de ajedrez mágico. Sin embargo, eso no cambiaba el hecho de que se sintiera enjaulado, debido a esto...

- Vamos Albus, ya casi terminan las vacaciones y Harry se la ha pasado encerrado, no creo que una vuelta por el callejón Diagon le haga daño – insistí Molly

- Pero Molly... ah – suspiro – supongo que esta bien

- Sin embargo, pienso que deberíamos ir algunos miembros de la orden – agregó Remus

- Hum, no será muy necesario – agregó Albus

- ¿Por qué no? – preguntó Remus temiendo que el director hubiese perdido la razón

- Por que la señorita Granjer me ha dado una magnífica idea

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Callejón Diagon. La señora y el señor Weasly, sus hijos Ron y Ginny, Hermione, Remus y... un chico completamente desconocido, se acercaban a Gringotts.

- ¿Todo bien? – le pregunta Remus al chico

- Si... es muy extraño ir caminando sin que nadie te señale, pero se siente bien

El chico llevaba el cabello un poco largo, el cual era de un café oscuro, unos ojos azul profundo muy parecidos a los de Sirius que no eran cubiertos por una gafas, su piel era de un tono blanco, vestía ropa muggle, un pantalón de mezclilla que le venía a la perfección y una holgada camisa blanca.

- Entiendo – agregó Remus algo divertido observando el cambio de apariencia en Harry, si, por que ese era Harry, sin la cicatriz ni nada, un disfraz excelente

Llegaron al banco de Gringotts y después de que Hermione hiciera un cambio de billetes salieron en dirección a las bóvedas, de esta manera Harry se enteró de que ahora la bóveda de los Black le pertenecía así como la que había sido de Sirius, esto sumado a la bóveda de los Potter le hacían extremadamente rico pues la fortuna Black era enorme.

Después de tomar algo de dinero se fueron a comprar los libros de la escuela y Harry túnicas nuevas pues las que tenía ya no le venían, después de esto pasaron a saludar a los gemelos en su tienda la cual iba muy bien, por lo que habían decidido abrir otra en Hogsmead y debido al éxito que tenían sus hermanos menores también tuvieron túnicas nuevas para la escuela. Después de esto Harry les invitó una deliciosa nieve a cada uno. Pero... todo era demasiado perfecto para ser verdad... se encontraban en la neveria cuando todo empezo... gritos...

- ¡¡Mortifagos!! ¡¡Mortifagos!! – comenzaron los gritos desesperados

Y lo que antes había sido un hermoso día para disfrutarlo con la familia mientras se hacían las compras, se convirtió en un día de terror.

- Molly quédate con ellos – dijo Arthur a su esposa

- Pero...

- No te preocupes Molly, estaremos bien – agregó Remus – Harry, no te muevas

- Quiero ayudar

- No es necesario, quédate aquí y no salgas

Después de esto, Remus y Arthur salieron con las varitas en alto.

Los pasillos del callejón Diagon se convirtieron en campos de batalla, sin embargo los mortifagos ganaban en un numero a los que trataban de enfrentarles pues no había muchos aurores y al parecer todavía no llegaban los refuerzos... era cuestión de segundos que llegasen decían los aurores y así paso. Pronto estuvieron los aurores y miembros de la orden peleando contra los mortífagos, pero el callejón Diagon se había convertido en zona de guerra... personas corriendo de un lado a otro, otras tantas ocultas en las diversas tiendas, uno que otro tirado en el piso.

- No se preocupen, pronto pasara – decía la señora Weasly abrazando a su hija y tratando de sonar los más calmada que pudiera.

Sin embargo... un grupo de mortifagos entraron a la nevería... las personas se quedaron petrificadas pues dentro de ella solo había mujeres y niños.

- Vaya, vaya, que tenemos aquí – dijo un mortifago observando a Ron y a Hermione – pero si son los amigos de Harry Potter

- Fuera de aquí, largo – gritó Molly alzando su varita al igual que las otras dos señoras que se encontraban dentro de la nevería tratando de proteger a sus hijos

- Sáquenos

Con esto un pequeña batalla inicio entre los mortifagos y las tres señoras, Ron se escabulló fuera de la nevería para ir a pedir ayuda pues los mortifagos comenzaban a someter a las señoras.

- Basta – grito Harry alzando la varita

- Un chiquillo – río un mortifago – no puedes hacer magia o te sacan de la escuela

- Eso crees – y con esto Harry comenzó un duelo con el mortífago quien se sorprendió al igual que los otros de que este chiquillo les costará tanto trabajo

Pronto llegaron unos aurores, pero no fueron lo suficientemente rápidos por que Harry pudo escuchar el grito de Hermione, quien caía inconsciente al suelo al lado de una asustada Ginny.

- ¡¡Hermione!! – Harry gritó y después de sacar de la jugada al mortifago se apresuro a donde ella estaba

Hermione tenía un fea herida y no dejaba de sangrar de la cabeza. Dios, que alguien me ayude se repetía Harry mentalmente y después pudo escuchar la fría risa del mortifago que le había hecho eso a Hermione

- Eso se merecen los amigos de Harry Potter y mucho más

Pero su risa fue callada por un Desmasius que le lanzó Remus quien llegaba justo a tiempo.

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Harry se encontraba en el ático, ya con el cabello negro, la cicatriz en su frente y su piel moreno, pero no con los anteojos, pues le quitaron el disfraz en St. Mungo's y no teniendo sus anteojos a la mano decidieron dejarle sin la miopía, y después de llegar a la casa se había encerrado en el ático.

Lo que había dicho el medimago aún giraba en su cabeza... 'le aplicaron un terrible cruciatus' ... 'sus gritos no se escucharon pues usaron un silencio'... al igual que las palabras del mortifago... 'eso se merecen los amigos de Harry Potter' .

- Mi culpa – dijo derramando unas lagrimas – siempre es mi culpa

Las lagrimas bajaban de sus ojos, surcando su rostro y dejando su rastro. Otra vez volvía a sentir esa sensación de no querer ser él, de dejar de ser Harry Potter, el niño-que-vivió al parecer solo para causarle tormento a las personas que le quería y se le acercaban.

Vio un pequeño destello y sus ojos se posaron en una figura que era cubierta por una gran manta... se acerco movido por la curiosidad y, tomando la manta con ambas manos descubrió el objeto, cual no fue su sorpresa al encontrarse cara a cara con El Espejo de Oesed ... y después observó su reflejo... y el reflejo de sus padre sonriéndole afablemente y después vio a Sirius quien le saludaba desde el lado de su padre con una hermosa sonrisa en los labios. Las lagrimas comenzaron a bajar más abundantemente que antes...

- Perdóname Sirius – dijo mientras apoyaba ambas manos en el espejo – perdónenme mamá, papá – recargando su frente sobre la fría y lisa textura del espejo – ustedes murieron para salvarme y tan solo he resultado ser una carga para todos – sus lagrimas comenzaron a resbalar por el espejo – si tan solo, pudiese irme, a un lugar lejos, muy lejos de aquí, de ellos... no quiero verlos, no quiero que sufran por mi culpa – el marco del espejo comenzó a brillar mientras la superficie del espejo comenzaba a empañarse

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El profesor Dumbledore llegó a los cuarteles de la orden...

- Ginny ¿haz visto a Harry?

- No, profesor – contesto algo desganada y triste

- Creo que le vi irse al ático, justo después de que llegáramos – respondió Remus

- Bien, muy bien, iré a verle

El profesor comenzó a subir las escaleras.

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- No soy un buen mago – dijo Harry mientras observaba su varita y la paseaba por sus manos, aún recargado en el espejo, sin darse cuenta de los cambios que ocurrían en el espejo el cual ahora ya no tenía una imagen reflejada sino que parecía que estaba lleno de niebla – solo soy un peligro para ellos, una carga... deseo irme de aquí, deseo irme lejos para no dañarle

El espejo entero irradió una luz que no paso desapercibida por Harry pero ya era demasiado tarde, la antes dura textura del espejo ahora parecia como agua y Harry comenzó a caer indudablemente.

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Dumbledore ya casi llegaba al atico cuando una tremenda luz salió de las ranuras de la puerta, luz que no paso desapercibida por Remus quien comenzó a correr hacia el ático. Albus se apresuró y abrió la puerta, utilizando la magia de su varita, para tan solo ver como Harry atravesaba el espejo... y desparecía por completo.


Espero les guste este primer capítulo y también el fanfic, porfavor, mándenme un review aunque sea solo para decirme 'tu fic es una porquería ya no escribas' ^_^U p '¡Lo leí!' o 'Ya que' jejeje.