¡¡¡LO SIENTO!!! ¡¡¡PERDON!!! Se que ya llevo tres semanas sin publicar T_T pero la pase horrible, despues de los examenes vinieron las calificaciones y a pesar de irme bien en las demas en Mate me fue horrible, ademas de que sufrí un blockeo terrible T_T y a pesar de sentarme horas ante la compu no salia nada. Prometo subir el proximo capi antes de una semana.
GRACIAS POR LA PACIENCIA.... a fuerzas... T_T
Como quería subir esto de prisa no pude contestar a todos los reviews, prometo hacerlo en el siguiente. Gracias a todos por sus reviews.
Harry Potter en la Tierra Media
Capítulo 8
Mithrandir
El sol brillaba sobre un azul cielo y las blancas nubes algodonadas se movían con el viento que soplaba esa tarde, jugueteando con la inmensa alfombra verde que rebosaba de bellas flores silvestres multicolores.
Una figura se encontraba en medio de la silenciosa llanura, con los brazos extendidos a cada lado del cuerpo, sintiendo la suave brisa revolotear sus largos cabellos azabache y el cálido sol sobre su cuerpo, llenándolo de una añorada sensación de paz, de una natural tranquilidad. Abrió los ojos, revelando dos gemas verdes de un fuego propio que se clavaron sobre las blancas nubes. Sus descalzos pies sintiendo el cosquilleó del alborotado césped y la frescura de su humedad.
Hacía el día perfecto para salir a jugar, rodando colina abajo sobre el césped solo para sentir esa placentera sensación de vértigo en tu estomago, riendo al tiempo que tus amigos, con las caras rojas y sudorosas por la actividad física, sintiendo la libertad del ambiente.
Se dejo caer sobre el césped, recostándose sobre él y llevando ambos brazos a su cabeza para usarlos a modo de almohada. Se sentía tan libre, y el viento, el azul cielo y el silencio eran reconfortantes. Cerró los ojos una vez más para dejarse llevar por la paz que irradiaba el paisaje. Sintiendo. Solo sintiendo.
Unas pasos sobre el césped le hicieron abrir los ojos, descubriendo de esta manera a un chico pelirrojo con traviesos ojos azules que se acercaba a él con una sonrisa en el rostro.
- Oy, Harry, venga, que todo ya esta listo – dijo mientras llegaba junto el joven
- ¿Qué tal, Ron? – dijo sonriendo devuelta
- No es momento de eso – le dijo haciendo un divertido mohín a la vez que se sentaba a su lado – Rémus te ha estado buscando... el profesor Dumbledore te esta buscando... todos te están buscando – dijo pasando a un tono más serio
Harry lo miro sorprendido, no sabia que decirle a su amigo.
- No voy a regresar – dijo sentándose y abrazando sus rodillas – no quiero regresar
- ¡Pero como puedes decir eso Harry! – exclamo furiosamente Ron, con las facciones contorsionadas de ira – ¡Acaso no te importa nada! ¡Acaso ya no te importamos! ¡Somos tus amigos! ¡demonios!
Hubo un silencio, durante el cual solo se escuchaba el ulular del viento y la agitada respiración del pelirrojo.
- No quiero hacerles daño – dijo Harry – si regreso los pondré a todos en peligro... mira como esta Hermione por mi culpa – enterrando su cara entre sus rodillas
- ¡No uses a Hermione como tu pretexto! – grito mientras tomaba a Harry por los hombros y le obligaba a verle – ¡Somos tus amigos! ¡Estamos dispuestos a sufrir contigo!
- ¡Que no entiendes que tan solo los pondré en peligro! – grito golpeando la manos del pelirrojo para que las alejara con los ojos verdes brillando de ira - ¡No comprendes! ¡Nunca haz entendido! ¡¡¡SIRIUS MURI" POR MI CULPA!!!
- .... Harry, eso no es cierto... todos te queremos, ven – levantándose y extendiéndole una mano – te lo voy a demostrar
Harry miro un momento la mano de su amigo, con los ojos brillándole por las lagrimas que estaban a punto de salir de ellos. Puso una sonrisa sobre sus labios y acepto la ayuda de su amigo.
Ambos jóvenes caminaron colina abajo, y pronto los ojos de Harry observaron a lo lejos una larga mesa, justo debajo de un inmenso roble que brindaba su sombra, para sorpresa de Harry, a las figuras que se removían alrededor de ella. Todos estaban aquí. Todos. Dos figuras notaron su presencia y agitando las manos comenzaron a gritarles para que se dieran prisa. Eran los gemelos Weasley que ayudaban a su madre a poner los cubiertos sobre la mesa por medio de la magia, o al menos eso parecía, pues las cucharas salían disparadas para todos lados, menos hacía la mesa. Harry sonrió divertido, esos dos estaban ahora siendo reñidos por su madre.
Ambos llegaron hasta la mesa y Harry observo el ambiente de relajación que flotaba sobre ellos: Hermione y Ginny ayudaban a la señora Weasley a acomodar los recipientes de comida sobre la mesa; Fred y George, después de haber sido reñidos por su madre, disfrutaban de una azorada plática de Quidditch con Bill y Charlie; el señor Weasley se encontraba sumergido en una plática con Remus y Percy, que seguramente trataba del ministerio y sus aburridos asuntos, pensó Harry.
Pronto los dorados ojos [Circe: ^^ no estoy segura de qu color son, busque entre los 5 libros y no lo halle U_U lo siento si molesta a alguien] del ex-profesor Lupin se posaron sobre la figura de Harry y le regalo una afable sonrisa, y después de decirle unas palabras a Arthur se dirigió a donde el estaba.
- ¿Cómo haz estado Harry? – le pregunto mientras posaba un brazo sobre su hombro
- De maravilla, este lugar es hermoso
- ¿Sabes? Te tengo una sorpresa – le dijo al oído a modo de cómplice
- ¿Una sorpresa?
Remus asintió y dirigió su mirada al pequeño bosque que se encontraba frente a ellos. Harry observó esto y dirigió su mirada al mismo lugar. Pronto una figura comenzó a hacerse visible, alguien saliendo de la tupida oscuridad de los árboles que era alcanzado por la luz irradiada por el dorado astro solar. Harry aguzo la mirada, tratando de distinguir aquella figura, pero aun estaba cubierta por las sombras como para que Harry pudiera decir a ciencia cierta de quien se trataba, sin embargo... las pupilas de Harry se empequeñecieron, y siento que su cuerpo temblaba de cabo a rabo, los rojos labios se tornaron pálidos y temblaban tratando de sacar palabras coherentes.
- ¿Harry? – pregunto un asustado Remus - ¿Estas bien? – los labios de Harry se movieron arrojando quedas palabras que el fino oído del hombro lobo no alcanzo a rescatar - ¿Cómo?
- Si... – las lagrimas comenzaron a brotar de sus ojos verdes y a correr por sus pálidas mejillas - ¡Sirius! – antes de que Remus pudiera evitarlo, Harry se arrojo en una alocada carrera hacia la figura que había salido del bosque y que ahora le miraba con una bella sonrisa instalada sobre el rostro
Harry no cabía en sí de felicidad, tan pronto como había distinguido el largo y negro cabello sedoso que era batido por el viento, los chispeantes ojos de un azul profundo, la morena piel del rostro, supo que ese era Sirius Black, su padrino ¡Estaba vivo! ¡vivo! Frente a él, solo a unos cuantos pasos, y cada vez que daba otro se hacían menos.
La distancia que separaba a padrino y ahijado fue superada, y Harry se abrazo fuertemente al cuerpo de ese hombre que era como su padre.
- Sirius – dijo entre sollozos – creí que estabas muerto, creí que nunca te volvería a ver, hay tantas cosas que...
- Shh todo esta bien chico, tranquilo, ya todo pasó, nunca volveré a separarme de tí – dijo a la vez que acariciaba la cabeza del hijo de Prongs
Harry se entrego al llanto. Estaba tan contento de que Sirius estuviera ahí con él. Tan feliz.
- Vaya, vaya, vaya, parece que el chico se nos a puesto algo sentimental
Harry abrió enormemente los ojos, y se separó bruscamente de 'Sirius', pero para su sorpresa no era Sirius a quien él abrazaba, sino que era... él mismo. Un Harry frente al otro Harry, pero con una sonrisa burlona en los labios, y una mirada gélida y arrogante.
- ¿Asustado? Potter – dijo irónicamente y por un momento Harry pudo ver como los verdes ojos se cambiaban por unos rojos de serpiente
- Tú – dijo con toda la seguridad, viendo a través del disfraz de Voldemort, pues tal y como Albus Dumbledore lo había dicho, él, Harry Potter, sabía cuando estaba cerca el descendiente de Slytherin
- Sí, yo – y agregó con una sonrisa – no sabes cuanto me alegra que sepas quien soy, aunque es una lastima que ellos – señalando la mesa haciendo que Harry girara sus ojos para observarlos, y así darse cuenta que estaban quietos, de hecho el viento había dejado de soplar, era como si el tiempo se hubiera detenido solo para ellos – no lo saben – y dándole la espalda a Harry comenzó a acercarse a las felices y despreocupadas personas que habían recuperado su movilidad
Harry vio como Voldemort-Harry se acercaba a Remus, portando una inocente sonrisa en los labios. Sin perder más el tiempo se apresuro a la mesa, gritando para que le vieran y tratar de prevenirlos, pero era inútil, parecía que no lo escuchaban, como si él no estuviera ahí.
- ¡Remus! – grito mientras se lanzaba hacia el hombre lobo para separarlo de Voldemort-Harry, pero... cayo al suelo, atravesando el cuerpo de Remus tal y como si no estuviera hecho de materia sólida. Se apoyo sobre sus codos y vio horrorizado como Voldemort-Harry tomaba un cuchillo de la mesa y comenzaba a jugar con él, apoyando la punta sobre la superficie de madera y haciéndolo girar.
- Dime Harry ¿de qué color es la sangre de un hombre lobo? – preguntó malévolamente, Harry tan solo negó con la cabeza - ¿no sabes? Pues en ese caso tendremos que averiguarlo ¿no crees? – tomo fuertemente el mango del cuchillo y lo presiona entre sus manos, acercándose tentativamente a Remus que seguía con una sonrisa sobre sus labios, sin darse cuenta de las intenciones del ese chico
Harry vio horrorizado como Voldemort-Harry encajaba lenta y suavemente el filo del cuchillo sobre la mejilla del hombre lobo, que seguía quieto, sonriente.
- ¡Detente! ¡Detente! – grito Harry, y poniéndose de pie se lanzo furiosamente a la figura que sostenía el cuchillo, solo para terminar atravesándolo cual fantasma. Se levanto otras cuantas veces, lanzándose y terminando en el piso, lagrimas resbalando por sus mejillas. Golpeó fuertemente el piso, sintiéndose impotente. ¡No podía hacer nada! ¡Nada!
- Vaya, vaya, pero si es roja – dijo en un tono inocente – jamás me lo hubiera imaginado, la bestia tiene sangre roja – embarrando sus dedos con el espeso líquido rojizo que resbalaba por la sonriente cara de Remus – pero así no es divertido, deberíamos escuchar unos cuantos gritos ¿no crees? Para darle un poco de ambientación - Voldemort-Harry saco su varita y la apunto al corazón del hombre lobo - Crucio
~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~Harry se removía sobre la cama, apretando fuertemente la sábana entre sus manos, jalando y encajando sus uñas en ella. El aperlado sudor resbalaba por su rostro con los húmedos cabellos adheridos a su frente. La mandíbula fuertemente cerrada, presionando y rechinando los blancos dientes. Tenía un rictus de dolor sobre el moreno rostro, por el cual resbalaban gruesos lagrimones.
Unos profundos y oscuros ojos le observaban seriamente, analizando la joven faz que estaba llena de dolor, de sufrimiento. Gandalf no llevaba mucho en la habitación, sino que hacia poco se había separado del joven y pequeño portador del anillo, dejándolo con el vigilante Sam, su jardinero.
Los pálidos labios de Harry se movieron, sacando finas palabras pero que el mágico oído de Gandalf había percibido: 'Detente', 'Alto', 'Voldemort'. No había duda, el chico estaba teniendo una pesadilla. Poso sus ancianas manos sobre la frente del chico y cerrando los ojos se concentró, tratando de leer los sueños del misterioso joven. Y llegaron hasta su mente, imágenes relámpagos de una horrible pesadilla.
Un largo y hermoso campo, un gran roble, un oscuro bosque, y luego, ensuciando la alegre escena, cuerpos, cuerpos regados por todas partes, con los ojos abiertos, cubiertos de sangre y una horrible expresión de dolor en los ojos. El joven que se encontraba sobre la cama, hecho un ovillo y derramando saladas lagrimas, al lado del tierno cuerpo de una niñita pelirroja tirada sobre un charco de sangre, sangre que salía de su blanco cuello.
- ... basta... basta – repetía la asustada figura del joven, con los ojos abiertos, enfocados en la nada – basta... basta... asesino... maldito asesino – susurro con una voz llena de temor y odio
- Pero que estas diciendo Harry, yo no les mate – dijo un joven igual al que estaba hecho un ovillo, pero este tenía una maligna expresión en el rostro – haz sido tú – Harry elevó su rostro y clavo sus ojos verdes en la otra figura, y comenzó a negar con la cabeza – por supuesto que sí, no mientas pequeño pillo – dijo como regañando a un niño de cinco años – si no me crees dime quien es el que esta cubierto en sangre y sostiene el cuchillo
Harry enfoco los ojos y se dio cuenta de que no estaba sobre el piso, hecho un ovillo, sino que estaba de pie, junto al agonizante cuerpo de Remus, sosteniendo el cuchillo del cual goteaba sangre. Asustado lanzo el cuchillo y, elevando sus manos a la altura de sus ojos, vio que estaban llenas de sangre. Sus verdes ojos tomaron un aire de locura, de pánico.
- Hey, Harry – una voz juguetona le llamo, haciendo que separará los ojos de sus sangrientas manos, para ver a Voldemort ya en su forma, frente a él, sosteniendo lo que parecía ser un enorme cuadro que estaba cubierto con una larga manta de seda – mira esto – y con un rápido movimiento, la tela se deslizo suavemente por la cuadrada forma, revelando poco a poco un enorme y bello espejo sobre el cual estaba reflejado Harry, con el rostro y las ropas cubiertas en sangre. Inmensa locura en sus ojos, y después... un grito de dolor lleno el magnifico paisaje, con el viento ululando a su alrededor.
Gandalf alejo rápidamente sus manos del chico, sudor resbalando por su anciana y sabia frente. Miro con profundo dolor al joven ¿Cómo era posible que un alma lozana fuera sometida a tan crueles pruebas? Elevo sus manos una vez más para posarlas sobre la frente del chico y alejar esos horribles sueños de él, pero antes de que lo hiciera, los párpados se abrieron rápidamente, revelando un par de ojos verdes con un brillo que rallaba la locura. Ambos se observaron en completo silencio.
- Señor – dijo repentinamente el joven – profesor Dumbledore – Gandalf abrió enormemente los ojos ante la sorpresa de ser llamado con ese extraño nombre, y sobre todo, profesor – lo vi... vi a Voldemort, vi como... como asesinaba a Remus, a los Weasley, a Hermione – trago saliva – pero yo era, yo era el asesino – llevándose ambas brazos al rostro para cubrírselo con ellos – pero no lo soy, no soy un asesino ¡no lo soy! – las lagrimas salieron más abundantemente de sus ojos – no puedo serlo ¡no quiero serlo! Pero Sirius murió por mi culpa, mi padre murió por mi culpa ¡mi madre murió por mi culpa! Siempre, siempre por mi culpa, y la profecía... – sollozo – la horrible profecía que me manda ser un asesino... un hombre marcado...
Gandalf sintió una horrible presión en el pecho, le dolía ver al joven sufriendo de esa manera. Poso una mano sobre la frente de Harry y murmurando unas palabras, el joven quedó profundamente dormido, sumergido en un sueño sin pesadillas.
Aspiro cansadamente a la vez que separaba su mano de la frente, y vio como brillaba en luz verdosa la extraña cicatriz en forma de rayo que se encontraba sobre la frente del chico. No había duda, el chico tenía magia dentro de él. Podría ser un gran aliado, solo esperaba que su alma no hubiera sido ya corrompida por el dolor y el sufrimiento.
~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~En una habitación, donde a pesar de ser de día, la oscuridad reinaba, un anciano vestido en blancos ropajes se encontraba frente a una extraña piedra negra, cuyo centro parecía estar en llamas. Los dedos de su mano derecha se movían de una forma extraña, haciendo círculos con las alargadas y afiladas uñas de los pálidos dedos. Tenía los ojos cerrados, con una expresión de absoluta concentración en el anciano y blanco rostro, del cual pendía una barba cual blanca cascada.
A su mente llegaban imágenes de un lugar y de personas extrañas, vestidas con ropajes que nunca había visto. Pero sobre ellos, resaltaba un joven de ojos verdes y de extraña cicatriz en forma de rayo.
Las visiones comenzaron a invadir su mente de una manera más rápida, violenta. Podía ver los cuerpos carentes de vida sobre el verde césped manchado de oscura sangre. Y el otro chico de ojos verdes, el malévolo, torturando al otro chico que estaba hecho un ovillo, asustado sobre el césped, al borde de la locura.
Que sueño tan interesante ¿Quién sería el dueño de semejantes visiones? Intento aunar más en su estudio, pero... lastima, el niño se había despertado.
¿Qué había sido todo eso? Escruto la oscura piedra con su fría mirada. El chico de ojos verdes, había algo extraño en él, y lo que era más importante ¿Cómo había llegado eso a la palantir? Era cierto que esa piedra mandaba imágenes, visiones de lugares distintos en tiempo o en espacio.
Había algo más que le preocupaba. Gandalf. Había sentido la presencia de ese viejo mequetrefe en el sueño, como si lo hubiera invadido, quizá... ¿podría ser que Gandalf estaba cerca del chico?
Debía buscar más información sobre eso. Sabia que ese viejo no se quedaba sentado y de brazos cruzados. Si el chico estaba, en verdad, con Gandalf era por que tenía algo que ese viejo mago encontraba interesante.
Posó una mano sobre la palantir ¿cómo averiguar? La piedra solo mostraba lo que llegaba a ella, no lo que el mago deseaba observar, claro, a menos que lo que quisiera observar fuera un lugar donde estuviera otra palantir.
Hastiado, tomo el velo que usaba para cubrir la mágica piedra negra, cuando... vio una extraña sombra que fue reflejada en la palantir. Era una sombra que irradiaba una energía negativa, de maldad, pero lo que era más interesante es que no era su señor, Sauron.
Acerco su rostro a la piedra, y pronto se encontró un par de ojos rojos que le observaban desde ella.
| | * | | * | | * | | * | | * | | * | | * | | * | | * | | * | | * | | *Dumbledore se encontraba en una de las tantas aulas vacías de Hogwart, las cuales eran fáciles de encontrar en ese viejo y enorme castillo, sobretodo durante las largas vacaciones de verano. El misterioso Espejo de Oesed se encontraba frente a él, y el hombre le observaba con gran atención, tratando de descifrar su acertijo, el misterio que encerraba tras la pared de cristal. Poso sus ojos sobre el esculpido marco de madera y leyó lo que en él estaba escrito "Esto no es tu cara sino de tu corazón el deseo" ¿Qué tenía que ver con llevar a alguien a otro mundo? Estuvo buscando en varios libros y ninguno mencionaba que ese espejo tuviera esa capacidad, pero lo que si encontró fue que los espejos mágicos responden a fuertes deseos del corazón, y si esto era cierto, Harry Potter había atravesado el espejo para alejarse de ellos, había desaparecido por deseo propio.
- Como están las cosas, creo que será muy difícil traer a Harry de vuelta – dijo con una triste sonrisa
Poso sus pálidas y alargadas manos sobre la fría superficie de cristal, y por este momento, dejo que la máscara del mago poderoso, sabio, cayera a sus pies, revelando a un hombre anciano que tenía muchos pesares, a un anciano que no tenía motivos para reír y bromear como era su costumbre... ¡Si tan solo pudiese saber si el chico estaba bien! ¡Si tan solo pudiese verlo! ¡Saber donde esta! ¡No pedía más! Pero necesitaba saber si ese chico al que había aprendido a querer como a un nieto, se encontraba sano y salvo.
El espejo comenzó a brillar, emitiendo una extraña luz. Dumbledore se separó de él, observándolo con sorpresa y emoción, la emoción de ver algo que no estaba escrito en los libros, ese extraño sentimiento que nace en la boca de tu estomago y que te recorre como un delicioso escalofrío la espina dorsal, indicándote que verás algo sorprendente, inimaginable, y... quizá...
Una bruma se apiño en el interior del espejo, haciendo imposible que realizará su principal función, reflejar. Extrañas formas comenzaron a aparecer en él, al principio borrosas, indefinibles, pero poco a poco las finas e imperceptibles líneas iban afirmándose, dando forma a extraños objetos...
- No puede ser – los ojos del director de Hogwarts se abrieron desmesuradamente, irradiando sorpresa
En el espejo se encontraba el niño que había desaparecido, el que le había hecho sentir desesperación, Harry Potter. Dumbledore acerco los dedos de su mano, rozando lentamente la superficie, fría, dura, lisa, no podía tocarlo. Era solo un reflejo. Parecía que el espejo le había cumplido su deseo, su capricho, y ahora le mostraba al joven Potter.
Dumbledore estaba exaltado de la inmensa alegría, pero ¿Por qué estaba en cama? ¿Le había pasado algo malo? Analizo al joven que dormía plácidamente sobre esa cómoda cama. El cabello azabache estaba más largo y ya no estaba en completo desorden, se veía más acomodado, incluso más brilloso, más cuidado [Autora: ^^ ha estado viviendo con los elfos, así que ellos se han encargado de hacerle ver mejor]. El rostro ya no se veía tan infantil, los rasgos se veían más varoniles, aunque seguían siendo finos, dándole un aspecto atractivo, juvenil. También se veía que estaba mejor alimentado. En pocas palabras, su aspecto no podría ser mejor, incluso cruzó por su mente que había sido una bendición que el chico llegará a donde estaba ahora.
Su atención se vio obligada a dejar al joven, pues debía de obtener la mayor información posible para traer al joven de vuelta, y fue por esto que la enfoco en la habitación donde Harry descansaba. La alcoba estaba bastante esculpida, las paredes de madera parecían como ramas entrelazadas formando diversos caminos, incluso podía ver las hojas, las espinas. La enorme ventana por la cual entraba la luz del sol también semejaba a guías entrelazadas, solo que de madera más oscura que la de las paredes. La cama era enorme, se veía bastante cómoda y las sábanas que cubrían el cuerpo del joven estaban hechas de exquisitas telas. Había una silla al lado de la cama sobre la cual descansaban ropas de un gris azulado bastante claro, sobre el piso se encontraban unas extrañas botas y, colgada a la derecha de la silla descansaba una alargada espada que se encontraba dentro de su funda, que también estaba magníficamente diseñada. Al lado izquierdo de la silla se encontraba la varita de Harry, dentro de una pequeña funda. Sonrió complacido. Fuese el lugar que fuese, Harry se encontraba bien y a juzgar por las vestimentas del joven y por lo esculpida de la habitación, las personas que le cuidaban eran sin duda alguna de buenos sentimientos, y al parecer, disfrutaban de cosas bellas.
La imagen reflejada en el espejo cambio de ángulo de observación, y ahora mostraba más ampliamente la alcoba, y la puerta se podía observar al fondo de la imagen. Dumbledore se acomodo los anteojos de media luna, y sus profundos y sabios ojos azules se agudizaron al observar como la puerta comenzaba a abrirse. Al fin vería con que tipo de personas se encontraba Harry. Un hombre de entre los 35 y 40 años entró a la habitación, tenía una cabellera café y era un poco larga; sobre un rostro moreno, brillaban un par de hermosos y perspicaces ojos grises. No importaba de donde se le mirase a ese hombre, simplemente exhalaba una gran majestad, nobleza irradiaba cada parte de su cuerpo.
Albus Dumbledore vio como el nuevo ocupante de la habitación se acercaba al lado derecho de la cama y apoyaba ambas manos sobre la silla de la cual pendían las pertenencias del joven y sus ropajes. Observaba a Harry con un gesto paternal marcado en las nobles y atractivas facciones. Albus se dio cuenta de que ese hombre no tenía malas intenciones, que veía a Harry como a un hijo, y que le cuidaría.
La bruma volvió a apiñarse dentro del espejo, cubriendo por completo las imágenes que aún se encontraban sobre él. Albus no le dio importancia a esto. Por primera vez desde la desaparición de ese chico, sentía que volvía a respirar tranquilamente, sin ese horrible nudo en el corazón. Harry estaba bien, a salvo, y eso era reconfortante. Ahora solo debía de ocuparse de encontrar la forma de hacerlo volver, y pronto un par de ideas cruzaron su cabeza. Suspiro. Definitivamente, el saber que Harry estaba bien le inyectaba oxígeno a su cerebro y hacia que trabajara mejor.
- Muy pronto Harry, pronto
| | * | | * | | * | | * | | * | | * | | * | | * | | * | | * | | * | | *Harry abrió lentamente los ojos, enfocando todo claramente. Se llevo una mano a la frente para alejar los húmedos mechones azabache.
- Maldición, otra pesadilla – pensó con amargura – a este paso Voldemort no necesitará asesinarme, pues va a volverme loco
Harry poso sus ojos esmeralda sobre el esculpido techo de su alcoba... ¿Rivendel? Se levanto rápidamente, ocasionando que la blanca sábana se resbalara por su atlético torso. Llevaba puesta una especie de bata, semejaba una camisa que no se encontraba abrochada, dejando a la vista su bien trabajado abdomen y torso [Autora: Hey, después de todo el chico realmente ha estado trabajando]. Se llevo una mano a la frente ¿Cómo había llegado ahí? Lo último que recordaba eran los jinetes negros persiguiéndolos, a él y a Frodo, luego... ¡se había desmayado!
- Maldito Voldemort – siseo con odio – ni en otra dimensión me dejas tranquilo – cerrando los puños con fuerza y echando la cabeza hacia atrás con los ojos cerrados
El joven no se dio cuenta de que era observado por un par de ojos grises, había tristeza en ellos. Jamás le había agradado escuchar a Harry hablar con tanto odio, como si estuviera condenado.
- Na le maar? {¿Estas bien?} – habló al fin, no deseaba que el chico se encerrará en oscuros pensamientos
Tan pronto como escucho la pregunta, el niño-que-vivió giro el rostro, lanzando una gélida mirada de determinación, dispuesto a defenderse de ser necesario. Pero los ojos se dulcificaron, incluso una sonrisa brillo en su rostro al ver quien era el que le había preguntado.
- Aragorn… - bajando la mirada - Maar {Bien}
- Feren uume moru mile lyaa, Ezellahen {Por favor no te escondas dentro de ti, Harry} – dijo mientras le observaba con ternura y comprensión - ~ {Sabes que puedes confiar en mi} – sentándose en la cama
- Laa, edhored nin {Por supuesto, perdóname}
- Ú-moe edhored {No hay nada que perdonar}
Hubo un silencio incomodo, durante el cual ninguno se atrevió a decir una palabra. Aragorn por que pensaba en las palabras de Harry, y no sabia que decirle, tenia miedo que si le preguntaba algo se cerrase en su mundo. Harry por que se sentía avergonzado por lo que le había escuchado Aragorn, y por esto no quería contarle nada, a pesar de que ese hombre le quería y él le quería.
- Frodo – hablo al fin Harry - "~" {¿dónde esta? ¿qué paso?}
- "~" {Cuando llegamos, vimos que el río había crecido arrasando con los nueve. Llevábamos antorchas pues, como sabes, el fuego es nuestro aliado contra las criaturas oscuras} – hizo una pausa para revivir el momento en su totalidad - "~" {Pude ver como caías del caballo... te habías desmayado...} – clavó su mirada en sus manos - "~" {Tenía que llegar hasta donde estabas, pero el río no nos dejaba cruzar... intente hacerlo, pero Glorfindel me detuvo, el río me podría arrastrar corriente abajo} – después miro a Harry - "~" {Unos elfos llegaron corriendo, venían de Rivendel y ellos te ayudaron a ti y a Frodo. Cuando logramos cruzar el río estabas en esta habitación, durmiendo. Frodo, sin embargo...}
- Man ta raika? Na nín maar, Frodo? {¿Qué ocurre? ¿Frodo esta bien?}
- "~" {Ahora lo está, pero temíamos que se perdiera en la oscuridad. Por el momento duerme, aunque el señor Elrond le estará haciendo constantes visitas}
- "~" {Me alegro} – dijo con una sonrisa
- "~" {Harry, si ya te sientes con fuerzas de dejar la cama, me gustaría que te vistieras para presentarte a alguien} – le dijo Aragorn mientras se ponía de pie
- "~" {¿Eh? ¿A quién?} – preguntó Harry movido por la curiosidad
- "~" {Eso es una sorpresa} – dijo Aragorn que deseaba jugar un poco con su pupilo
- ¡Aragorn! – se quejo Harry
- "~" {Vistete, te esperaré en el comedor del ala este} – dijo para después salir de la alcoba con una sonrisa en los labios
Harry soltó un bufido divertido, y después de observar las ropas que se encontraban a su derecha comenzó a vestirse con ellas.
~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~Harry camino por los pasillos de la casa de lord Elrond. Rivendel realmente era una maravilla, jamás había visto algo como aquello. Las finas y esculpidas columnas, que semejaban hermosas doncellas cargando jarros de agua, o simplemente posando y sonriendo. Los bellos murales que se encontraban sobre las paredes, grandes e impactantes murales de antiguas batallas, escenas capturadas en el tiempo. Las esculturas que se encontraban dentro y fuera de la casa, hechas con una precisión y paciencia infinitas. Su perfecto balance con la naturaleza, donde cada estructura, columna, pared, puerta de la casa estaban planeadas para no modificar ni interrumpir el paisaje natural que se encontraba dentro y fuera de él; la misma cascada corría justo debajo de uno de los puentes-pasillos que unían dos partes de la morada. Solo existía una palabra para describir a Imladris: perfección.
Caminaba despreocupadamente por los pasillos, observando las maravillas a su paso, cuando... algo choco contra él, o él había chocado contra algo.
- Hey, fijate por donde caminas – dijo una pequeña voz
- ¿Pippin? – preguntó el joven - ¿Merry?
- Hola Arry – exclamo el pequeño Peregrin, causándole una sonrisa a Harry por la pronunciación de su nombre – Cuanto me alegra ver que ya estas fuera de la cama
- Al parecer tuviste mejor suerte que Frodo – dijo tristemente Merry – él sigue durmiendo, Gandalf dice que no despertará pronto
- ¿Gandalf? ¿El Gandalf esta aquí? – pregunto Harry y por un momento esa actitud le recordó algo - ¿dónde?
- Por supuesto, de que otro Gandalf podríamos estar hablando... ¿hay otro Gandalf, Merry? – le pregunto a su amigo de toda la vida
- Claro que no Pippin – y después se giro a Harry – hace un momento lo vimos en la habitación de Frodo, estaba velando su sueño
Antes de que terminarán de decirle, Harry se levanto y mientras corría por el pasillo agito una mano y les grito 'gracias'.
- Que chico tan extraño – exclamo Pippin – no me dejo decirle que lo había visto caminar al lado de Aragorn hace unos segundos
- Vayamos por algo de comida, Pippin, Sam debe estar muriéndose de hambre
~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~Harry corrió por los pasillos, hasta que algo golpeo su cerebro. Deteniéndose, se dio cuenta de que no sabia donde estaba la habitación de Frodo. Se giró para buscar a alguien por los pasillos, pero para su mala suerte parecían estar desiertos. Se giro sobre sus talones. Aragorn debía de saber donde estaba la habitación de Frodo, podría ver al mago y de paso saber como se encontraba el pequeño hobbit. Retomo su recorrido hacia el comedor de la sala este, pero con un paso más acelerado. Estaba impaciente por conocer al tal Gandalf.
Harry caminaba por los pasillos cuando una conocida y melodiosa voz le detuvo.
- Ezellahen...
El chico giro el rostro y se encontró de frente con la dama de Rivendel. Arwen Undómiel.
- Oh, Ezellahen – exclamo mientras abrazaba al chico con fuerza - "~" {Cuanto me alegra verte fuera de la cama, estaba tan preocupada} – después se separo de él, observándolo de la manera que una madre lo haría - "~" {Es increíble la rapidez con la que los jóvenes crecen, estas más alto que la última vez que te vi, y no solo eso, te estas convirtiendo en un joven muy apuesto, pronto no te podrás quitar de encima a las jovencitas, sean elfas o mujeres} – dijo con una sonrisa y causándole un grave sonrojo a Harry
- "~" {No es para tanto Arwen} – dijo tratando de hacer algo con ese sonrojo - "~" {Te aseguro que me he de ver igual}
- "~" {Claro que no, Ezellahen. Te estas convirtiendo en todo un montaraz. Por cierto ¿ya haz ido con Aragorn?}
- "~" {Ahora mismo iba en camino a verlo}
- "~" {Entonces, no te retrasó más} – decía con una indescifrable sonrisa - "~" {Vamos, ve de una vez} – acariciándole la mejilla
- "~" {Si} – después de esto Harry echaba a correr por los pasillos
- Estoy segura que Mithrandir encontrará interesante a Ezellahen
| | * | | * | | * | | * | | * | | * | | * | | * | | * | | * | | * | | *Ron despertó sudando ¿Qué había ocurrido? ¿Qué fue eso?
- Una pesadilla... – dijo mientras se llevaba una mano a la frente y alejando los rojizos mechones de su rostro – Harry...
Lentamente se levanto, teniendo cuidado de introducir sus pies en las suaves y acolchonadas pantuflas. Después, se dirigió a la puerta, abriéndola con cuidado, pues en los momentos menos oportunos, las puertas siempre rechinan, produciendo un horrible chillido que te corroe cada vez que no deseas ser encontrado haciendo alguna travesura o escapando de algún peligro. Con más cuidado bajo las escaleras de Grimmauld Place, la casa de Harry y cuarteles generales de la Orden del Fénix. Al llegar a la cocina, se dejo caer pesadamente sobre una de las sillas ¡¡Cuando pensaba regresar Harry!!
Sintió una horrible presión en el pecho, un horrendo deseo de patear y destrozar todo a su paso. Era una horrible impotencia, sabia que Dumbledore, no, el mundo mágico y el muggle necesitaban a Harry Potter para acabar con Quien-no-debe-ser-nombrado.
Sonrió tristemente, llevándose una mano al rojizo cabello en el cual sus alargados dedos pálidos se perdieron. Harry siempre sobresalía en todo, desde un principio supo que jamás le ganaría. Había que rescatar la piedra filosofal, Harry era el que detenía a Quirrel. Había que rescatar a Ginny, su hermana, Harry era el que se enfrentaba al basilisco. Había que rescatar a Sirius, Harry era el que usaba el giratiempo... y la lista crecía y crecía. Le dolía admitirlo, pero siempre había sentido un poco de envidia hacía Harry.
- Simplemente es mejor que yo – dijo en voz alta – siempre lo ha sido
- ¿Quién ha sido mejor que tu, Ron? – preguntó una suave voz desde la entrada de la cocina
- ¡Hermione! – Ron se levanto tan rápido que estuvo a punto de tirar la silla – No me des esos sustos – dijo llevándose una mano al corazón
Hermione se encontraba bajo el marco de la puerta, con su mano derecha apoyada sobre ella, sin la bata y con una largo camisón cayendo por su delgado cuerpo. Ron sintió que se sonrojaba. Hermione había cambiado mucho, y Ron podía ver a detalle como el camisón se resbalaba suavemente por sus senos, por las curvas de sus caderas, pudo ver como resbalaba traviesamente por uno de sus hombros, mostrándolo, blanco y delgado, perfecto.
- ¿Qué te ocurre? ¿Por qué esa frase? – dijo posando la palma de su mano sobre la mejilla del pelirrojo
Ron sonrió ante esto, y poso su mano sobre la de Hermione, para sorpresa de la chica castaña. Después la tomo dulcemente entre sus manos, acariciándola con sus dedos, para el sonrojo de la prefecta de Gryffindor. Era tan suave, tan delgada y delicada, como las manos de un escritor, con los dedos alargados, moldeados para tomar las plumas y para escribir ágil y rápidamente sobre el trozo de papel. Entrelazo sus dedos con los de ella, disfrutando del suave tacto y del calor irradiado por esa bella mano.
- Tuve un sueño – dijo mientras seguía acariciando la mano de Hermione – Vi a Harry y en él – y después mirándola a los ojos – me dijo que no quería regresar, que no quería hacernos daño – dijo mientras ambos se sentaban
- ¿A él te referías con la frase? – Ron tan solo giro el rostro para enfrentarse a esos ojos cafés – Lo es ¿cierto?
¡Genial! Ahora Hermione pensaría que le tiene envidia a su mejor amigo y que es un ser despreciable por eso.
- Lo necesitamos para acabar con Quien-no-debe-ser-nombrado, sin él estamos perdidos... siempre ha sido el héroe ¿no? Me siento un estúpido a su lado – se sinceró con su amiga
- No es así Ron, sabes al igual que yo que Harry no ha tenido una vida nada fácil, y no eres un estúpido, si tuvieras más confianza en ti podrías hacer grandes cosas – y agrego en tono más serio – eres miembro del equipo de Quidditch, y todos opinan que eres un buen keeper
- Lo sé Hermione, lo sé, es solo... – suspiro
- Cada persona es buena en algo, mira por ejemplo, nadie te ha vencido en ajedrez, venciste incluso el tablero y piezas mágicas de la profesora McGonagall – posando su mano sobre la de Ron – vamos, sonríe – tomando con delicadeza la barbilla de Ron – eso se te ve más bonito
- Hermione ¿qué haría yo sin ti? – y después de esto, acerco sus labios a los de la chica castaña, rozándolos primeramente y después uniéndolos lenta y delicadamente
- ¿Qué haría yo sin ti, Ron? - pensó Hermione mientras se abrazaba al cálido cuerpo de su amigo
| | * | | * | | * | | * | | * | | * | | * | | * | | * | | * | | * | | *Harry corría por los hermosos pasillos de Rivendel, hasta que diviso una enorme puerta tallada en madera oscura. Sonriente y jadeante se acercó a ella, y la abrió solemnemente... no quería dañar algo tan hermoso, aunque solo fuera una puerta.
- "~" {Ya estoy aquí, Ara...} – se detuvo, pues en el comedor no se encontraba su mentor, de hecho se encontraría vacía, de no ser por un extraño anciano que se encontraba sentado, fumando una fina pipa, con un puntiagudo sombrero gris sobre la mesa, y un alargado bastón apoyado sobre su hombro... se pregunto quien sería, era la primera vez que le veía en Rivendel – Lo siento... er ¿no ha visto a Aragorn? – preguntó tímidamente
El anciano lo observó con sus profundos y oscuros ojos, mientras soltaba unos aritos de humo, la pipa sostenida entre sus dedos. Harry se sintió incomodo ante este escrutamiento, era como estar frente a Dumbledore.
- Se fue, pues tenía unos asuntos que atender
- ¡¿Se fue?! – exclamo Harry, asustado de que Aragorn se haya ido a otra aventura y no le hubiese llevado - ¡¿Cuándo?! ¡¿a dónde?!
- Tranquilo, sigue en Rivendel, solo que llegaron unas visitas que él deseaba ver
- Debe ser el tal Gandalf - pensó Harry
- Veo que ya estas fuera de la cama – dijo sorprendiendo a Harry y escrutándolo con la mirada - ¿por qué no comes algo mientras le esperas? – dijo señalando los manjares que se encontraban sobre la mesa élfica – Debes estar muriéndote de hambre
Harry tan solo ver la comida, percibió su exquisito y embriagante aroma, sintiendo como su estomago comenzaba a quejarse. Así que se acercó a la mesa y se sentó tímidamente junto al anciano.
- ¿Quién es usted? – preguntó Harry mientras se servía un poco de todo
- La pregunta sería ¿quién eres tú? – preguntó, deseaba comprobar la historia que le habían contado de labios del joven – No eres elfo, pero parece que vives aquí, eres hombre pero no cuentas con la edad suficiente para salir de casa y andar en viajes, tus padres de seguro están preocupados por ti – listo, había metido intencionadamente a los padres del chico, sabía por Aragorn que ese tema era una posible manera de abrir el flujo
Harry se quedó un momento pensativo, saboreando el delicioso pan con un poco de queso.
- No tengo padres... están muertos – dijo tratando de sonar lo más casual posible – y... mi nombre es Harry Potter
- Extraño nombre, y siento lo de sus padres
- Puede llamarme Ezellahen, si le gusta más. Los elfos me lo han puesto
- Seguramente por esos perspicaces ojos verdes – y después llevándose un poco de carne a la boca dijo – mi nombre es Gandalf – Harry dejo caer el pan y casi se atraganta con el bocado que tenía en la boca - ¡Cuidado, Harry! – dijo a la vez que le daba unas palmadas sobre su espalda al chico – No queremos que el joven montaraz muera
- ¡¿Gandalf?! – exclamo al fin Harry - ¡¿El Gandalf?!
- Por supuesto – dijo entre risas - ¿esperabas a otro? Aunque también me llaman Mithrandir
- ¡Señor! ¿Es verdad que es usted un mago? – preguntó como un niño pequeño – Los hobbits me contaron tantas cosas sobre usted
- Lo soy, un mago, pero lo importante es saber si también tu lo eres – dijo cambiando a un tono más serio – Llegaron a mis oídos, unas – dijo con los ojos brillando – interesantes cuestiones acerca de un extraño joven que esta bajo protección de Aragorn
- Creí que no sabía quien era – dijo Harry algo desconfiado
- Disculpa, quería que fueras tú el que dijera su nombre y deshacernos de suposiciones. Las suposiciones solo traen confusiones, recuerda eso Ezellahen
- Imagino que le contaron todo de mí – dijo encontrando muy interesante el decorado mural del techo
- Así es – posando sus ojos en la vara de Harry – pero me gustaría saberlo de ti – Harry le miro – siempre es más interesante conocer la historia de boca del protagonista
Harry observo al extraño mago. Le recordaba al profesor Dumbledore, y esto hacía que le tuviera confianza. Sobre la frente del mago se podían apreciar las arrugas que solo la experiencia trae, sus ojos oscuros denotaban sabiduría, y su sereno rostro, la confianza de un amigo. Sería el primer mago que conociera en esta extraño mundo llamado Tierra Media.
- ¿Qué profecía pesa sobre tus hombros, Harry? – pregunto el anciano, sacando de esta manera al joven de sus pensamientos. Él sabia que el joven le estaba estudiando, como midiendo las posibilidades de confiarle sus secretos, pero decidió que ya había sido suficiente, pues no contaba con mucho tiempo. Ahora que Saruman les había traicionado, el poder de este chico podría ayudarles, quizá había sido enviado por los dioses de Valinor, aun no lo sabía, pero debía de averiguar cuanto antes si el chico era de confianza. La guerra contra el señor oscuro se acercaba, y era necesario conseguir mas aliados
- ¿D-disculpe? – balbuceo Harry. El color se le había ido del rostro, y sus labios temblaban ¡¿Cómo sabia de la profecía?! ¡No se la había dicho a nadie! ¿Por qué? ¿Por qué sabia? - ¿Cómo sabe...? ¡¿Cómo sabe de la profecía?! ¡¿Quién es usted?! – grito el joven visiblemente alterado, de pie junto al mago, y observándolo con unos ojos que brillaban intensamente
- Tranquilízate Harry – le dijo mientras observaba su reacción. Había pisado un terreno bastante delicado, y si no cuidaba donde pisaba, haría estallar la bomba, y perder la confianza del joven mago... sin embargo... un brillo extraño cruzo sus ojos
- ¡Responda! – Harry hizo un rápido movimiento, casi imperceptible a los ojos del Gandalf, pero este vio como el chico desenfundaba la extraña vara de madera y le apuntaba con ella, directo al corazón
- No es necesario que te pongas de esta manera Harry, podemos hablar tranquilamente – y con un fluido movimiento se puso de pie, sujetando su bastón, demasiado rápido para un anciano
Ambos magos se encontraban frente a frente, cada uno con su extraña arma siendo firmemente empuñada por sus manos. Ambos tenían una expresión decidida en el rostro, pero Harry, al ser más joven e inexperto, se estaba dejando llevar por la rabia que sentía ¡¿Cómo era posible que ese anciano supiera de la profecía?! Quizá todo era un engaño, y seguía soñando, y quien estaba frente suyo era Voldemort... Gandalf, por su parte, observaba al joven ¿por qué tan defensivo con respecto a la profecía? Esto se veía interesante, quizá por esto Aragorn lo había acogido con tanto cariño, al ser él mismo un hombre con un destino escrito.
- ¡Stupefy! – grito Harry, y al momento una luz roja salió de su varita a una gran velocidad en dirección del mago Gandalf, quien, a pesar de estar sorprendido por esto, no lo demostró y actuando rápidamente tomo su bastón y lo giro al momento que el rayo iba hacia él, ocasionando que este rebotará como si fuera una pelota de tenis y se regresará mucho más rápido al chico, quien, usando sus pulidos reflejos de Quidditch la evadió, dando una pirueta sobre el piso, pero Gandalf conjuro la varita de Harry, arrancándola de sus manos, como si esta estuviera hecha de metal y el tuviera un poderoso imán que la jalaba con fuerza, tal y como Saruman había hecho con su bastón, cuando le había hecho prisionero.
Harry se quedo quieto en una posición defensiva. Ese anciano le había regresado su propia magia y le había arrancado la vara, no debía de tomárselo a la ligera ¡Demonios! ¿Cómo lo atacaría ahora? Podría usar la espada, pero esta la había dejado en la habitación ¡Rayos!
- Creo que es suficiente, Harry – y después de esto se preparo para atacar de nuevo a Harry
¡No puedo perder! ¡No puedo! Harry, en su desesperación, grito 'Accio varita' y para su sorpresa, la varita voló directo a sus manos, zumbando el aire por la velocidad a la que iba. Cuando toco la mano de Harry, este se quedó sorprendido, y por esto no se dio cuenta que Gandalf había usado su magia y le había drenado de la energía, dejándolo sin fuerzas para seguir luchando.
Harry cayo agotado sobre al piso, respirando agitadamente, como si acabara de correr cientos de millas. El cálido y salado sudor rodaba por su rostro, surcándolo y dejando sus húmedo camino sobre la morena piel.
- Creo que ahora si podremos tener una plática tranquila, Ezellahen – dijo mientras le acercaba un vaso con una deliciosa y fresca agua de frutas. Harry lo miro con desconfianza, pero después cogió el vaso, y se lo empino.
- Usted dirá – dijo con una ronca voz
"You are never given a dream without also being given the power to make it true." Richard Bach
