Sirius tamborileaba distraídamente con los dedos sobre la mesa, mientras tenía la mirada posada sobre el retrato de la Dama Gorda, sin ver nada en realidad.
- ¿Puedes estarte quieto? Intento concentrarme – gruñó Remus a su lado, aunque no apartó sus ojos color miel de las hojas ya amarillentas del libro que leía.
- Es que me aburro – dijo Sirius, pasándose los brazos por detrás de la cabeza y echando la silla para atrás, manteniendo el equilibrio solo con las patas traseras de esta. Casi al instante se oyeron unos cuantos suspiros provenientes de algunas gryffindor que mantenían sus ojos fijos en Black. Él sonrió; le encantaba provocar así a las chicas, pero no les hizo caso y se concentró en no perder el equilibrio.
- Haciendo eso, no solo no vas a dejar de estar aburrido, sino que tal vez te vas a partir el cuello – replicó Lupin, rascándose la barbilla con la pluma.
Pero el moreno hizo caso omiso de los comentarios del licántropo y siguió con sus equilibrios con la silla. El licántropo decidió dejar que su amigo hiciera lo que quisiera y siguió con su tarea.
- ¡Déjame en paz Evans! – ese grito sonó por toda la Sala Común de Gryffindor. Sirius se sobresaltó, y perdió el equilibrio. Estuvo unos instantes balanceándose en la silla peligrosamente, y finalmente cayó hacía atrás. Remus clavó sus ojos color miel en su amigo, y una sonrisa burlona apareció en sus labios.
- ¿La frase no era "Déjame en paz Potter!"? – preguntó Sirius mientras se levantaba del suelo frotándose su dolorido trasero.
Los dos chicos clavaron la mirada en James Potter, que acababa de entrar a través del retrato de la Dama Gorda, con Lily detrás suyo.
- ¡Pero Potter...! ¡James! ¡Para un momento! ¡Espera! – decía la pelirroja, pero al ver que el chico de gafas no le hacía ni el más mínimo caso suspiró y soltó un - ¡Oh! ¡Vete al cuerno!
James por su parte, se sentó junto a Sirius y a Remus que le miraban al tiempo que se planteaban seriamente si el haber caído demasiadas veces de su escoba le había afectado la cabeza.
- ¿Qué hacéis? – preguntó Potter con una ancha sonrisa
- Yo estudiar para los EXTASIS – dijo Remus – Sirius intentar partirse el cuello.
- ¿Estudiar para los EXTASIS? – repitió James, mirando a Lupin como si fuera un extraterrestre recién llegado de Marte - ¡Pero si no estamos ni a mitad de curso todavía!
- ¿Y el numerito de hace un momento con Lily? – preguntó Sirius incapaz de aguantarse por más tiempo
- Es mi nueva táctica – sonrió misteriosamente Potter – Paso de ella. Luego ella se interesa. Es infalible.
- ¿Qué es infalible? – preguntó Peter, que acababa de llegar, dejándose caer en la silla de al lado de Remus.
- Las tácticas de amor del doctor Potter – se burló Sirius
- Oh genial, así quizá podrías darme algunos consejos – dijo Peter seriamente – Hay una chica que...
Pero no pudo continuar, porque Sirius y Remus estallaron a reír a grandes carcajadas, por lo ingenuo que podía ser su amigo a veces.
- ¡Ey! – dijo Black de repente, que aún estaba aburrido – Ahora que estamos todos podríamos hacer algo.
- ¿Algo como que? – preguntó James
- Es que está aburrido – resumió Lupin – Ha intentado partirse el cuello haciendo equilibrios con la silla pero no lo ha conseguido.
- Ja, ja – rió falsamente Sirius – Que gracioso Mooney
- ¿Sabes porque estás aburrido? – dijo James, al tiempo que se colocaba bien las gafas – Porque hace un par de semanas que no tienes ninguna cita. Todo un record para ti.
- Ya he salido con casi todas... – dijo Sirius fingiendo un bostezo de aburrimiento. Pero esa no era la razón por la que el moreno no salía con nadie. En realidad, ni él mismo lo sabía.
- Bueno, ¿qué queréis hacer? – preguntó Peter con voz emocionada e impaciente.
- Yo me voy a la biblioteca – dijo Remus al tiempo que se levantaba – Tengo que acabar el trabajo de Pociones.
Al momento se oyeron las protestas de los otros tres merodeadores.
- La biblioteca está prohibida a estas horas de la tarde, y más siendo fin de semana – dijo James obligándolo a sentarse de nuevo.
En ese mismo momento, Lucy y Sara pasaron por delante de la mesa de los merodeadores. Las dos chicas acababan de entrar en la Sala Común después de haber estado un rato estudiando en la biblioteca.
Lucy hizo esfuerzos para no mirar a Sirius, y tan solo saludó con una tímida sonrisa a Remus, a quien conocía de haber compartido mesa en la biblioteca en varias ocasiones.
- ¿La conoces? – preguntó Black cuando estuvo seguro que las dos chicas se habían alejado lo suficiente para no oírle.
- ¿A quien? – preguntó Lupin confuso
- ¡A la chica que acabas de saludar!
Remus miró a su amigo con cara rara : - Si la he saludado se deduce que la conozco ¿no?
- ¿Y porque no me lo dijiste? – preguntó Sirius con exasperación
Lupin lo miró unos instantes, entre sorprendido y extrañado.
- ¿Qué dices Padfoot? – dijo James al fin
- Nada, nada, es igual – suspiró Black sacudiendo la cabeza - ¿No íbamos a gastar una broma a alguien?
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- Has saludado a Lupin, pero no ha Black – dijo Sara, una vez ella y Lucy llegaron a su cuarto
- ¿Y porque tendría que saludar yo a Sirius? – respondió su amiga al tiempo que se dejaba caer en la cama.
- No sé, déjame pensar – Sara fingió concentrarse en pensar, para luego decir - ¿Por qué estás loca por él desde hace demasiado tiempo?
- Pero no le conozco. Si dos personas no se conocen, no se saludan – Lucy se encogió de hombros.
- Sin embargo últimamente siempre nos lo encontramos por todas partes – señaló Sara –A lo mejor quiere decirte algo.
- Si claro, o a lo mejor quiere pedirme matrimonio – dijo Lucy con tono irónico.
Sara se rindió, pues sabía que nunca conseguiría hacer entrar en razón a su amiga, que de siempre había sido muy cabezota.
La tarde pasó rápidamente, y después de estar jugando al ajedrez, las dos chicas bajaron a cenar, y la cena hubiera transcurrido tranquila si no hubiese sido porque hacia la mitad, unos gritos provenientes de la mesa Slytherin los interrumpieron a todos.
La risa inundó el Gran Comedor al ver a Snape y a algunos otros luciendo una bonita piel de escamas verdes. Casi al mismo tiempo que en la mesa de Gryffindor los cuatro merodeadores chocaban sus manos con unas grandes sonrisas en el rostro.
- Por dios... – murmuró Sara – Tienen 17 años y se comportan como si aún tuvieran 11.
- Pero sus bromas siempre tienen gracia – dijo Lucy al tiempo que se reía con el resto de alumnos, y ya de paso le echaba unas miraditas a Sirius, que a su parecer se veía guapísimo riéndose.
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Unas sacudidas despertaron a Sirius cerca de la media noche. Medio dormido aún se incorporó e intentó fijar su vista en la figura oscura que estaba al lado de su cama.
- James... – dijo cuando reconoció a su mejor amigo - ¿Qué...?
Pero el chico de gafas no le dejó continuar, le hizo un señal con el dedo para que se mantuviera callado y luego le indicó que le siguiera.
Con un gruñido de exasperación, Black se levantó de su cama y siguió a James por las escaleras, hasta la Sala Común, completamente vacía a esas horas.
- Bien – habló Potter cuando ambos estuvieron instalados en uno de los sofás – Ahora puedes contarme a que venía eso de antes.
- ¿El que? – preguntó Sirius confundido.
- Lo de interrogar a Remus acerca de esa chica. ¿Acaso te gusta?
- ¡No! Es que me enteré que yo le gustaba a ella, yo no sabía ni quien era, ni como se llamaba, de echo sigo sin saberlo. Pero no sé, es una chica diferente a todas las que he conocido hasta ahora. Le gusto, pero cuando me tiene cerca (cosa que he procurado que sucediese en estos últimos días) no me dice nada.
- ¿Entonces porque te interesa?
- Curiosidad – contestó Sirius decidido, aunque luego pareció dudar – O eso creo...
- Háblale tu a ella – le aconsejó James
- No sé que decirle
- ¿Sirius Black sin saber que decir a una chica? Amigo, eso no me lo creo.
- Va en serio James
- Bueno, bueno, solo por ser tu te voy a dar unos consejos.
- ¿Consejos amorosos del doctor Potter? – se burló Sirius
- Pondremos en marcha el plan "Conocer a la rarita" – sentenció Potter ajustándose las gafas.
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Ale xD Aquí os dejo :P Si tengo reviews continuaré, si no... Pos no :P (Chantaje, sip xD) No, ahora en serio... ¡Decidme que os ha parecido!
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