Poseerse completamente


Por Lila Negra

Para Hyakka


Resumen: A veces el amor ayuda a olvidar. Y Sasuke… Sasuke necesitaba olvidar desesperadamente. [No lean las etiquetas si no quieren spoilearse; léanlas si son lectores sensibles que no gusten de las sorpresas]

Sugiero que: si les gusta sorprenderse, no lean las advertencias. Si hay posibilidades de que algo los triggeree o los impresione en un mal sentido, lean completas las advertencias. Es decir, las advertencias son alto spoiler, pero yo sé que muchos lectores las necesitan, así que están para ellos.

Advertencias: modern au, narusasu, ooc, angst, lemon, diferencia de edad, crossdressing, fetiches, videos sexuales, manipulación, familia disfuncional, drama. SPOILER: infidelidad, asesinatos, muerte de personaje, final triste.

Agradecimientos: a NeblinaLlameante, que se leyó como 5 versiones de este fic o más y siempre me hizo devoluciones precisas y útiles (sos un ángel). A Branco, que me dio su perspectiva desde fuera del mundo de los fandoms. Y a Annari-Chan, quien, a pesar de que no sigue Naruto, igualmente se ofreció a hacer la portada y propuso una imagen increíble, que en verdad capta el concepto central de este fic… ¡me hiciste muy feliz con este regalo, sabelo!


Hoy en esta historia descubrirás

que la derrota es la victoria

Cibrián/Mahler

Diosito mío […]

No siempre entiendo tu bondad

Basta ver un noticiero

Y dicen tienes piedad

Guardarraya


Capítulo 1


—¿Te vas sola, Karin? Es peligroso, ¿no viste que secuestraron a una chica en este barrio hace poco? Mejor te acompaño.

—Usas cada vez excusas más tontas para seguirme, Suigetsu… no pienses que te vas a meter en mi cama con esas tretas.

—Ya ni puede ser caballeroso uno.

—Ja. Lo que sea. ¿Y vas a dejar a tu amigo solo? Si él también viene, sí podría dejarlos subir a mi departamento…

—Créeme, él aquí tiene con qué entretenerse.

Sasuke los observó de reojo solo por unos segundos, sin emitir palabra. Cruzó las piernas, dejando en el aire una de sus pesadas botas negras. Sus manos, apenas visibles dentro de las enormes mangas de su sudadera oscura, sostenían un trago como si eso fuera lo único relevante de su entorno. Aunque en su rostro no había más que vacío, era posible, sin embargo, deducir que las presencias de Karin y Suigetsu lo fastidiaban.

Este, sin darse por aludido por aquella indiferencia, continuó la conversación con la chica y señaló con la cabeza hacia una esquina, donde un hombre rubio se sentaba solo con un vaso de whisky. Parecía algo mayor que ellos, con una expresión decidida y facciones atractivas. El modo desprolijo en que se alzaba el cuello de su camisa y su absurdo sombrero de cowboy no alcanzaban para ocultar lo obvio. Un reloj de oro se destacaba en su muñeca. También entre sus clavículas algo brillaba; tal vez un collar de algún material valioso.

—Ese tipo lo ha estado vigilando desde que llegamos. Y tiene cara de tener plata. Justo la clase de hombre que a Sasu le interesa, ¿eh?

Tampoco con eso obtuvo reacción del muchacho. Resoplando, Suigetsu se colocó la chaqueta y se dispuso a salir del local con Karin.

—Solo asegúrate de salir vivo, ¿ok? —dijo, mirándolo por sobre su hombro.

—Lo que sea… —fue la única respuesta que obtuvo.

En cuanto la pareja abandonó el bar, el hombre se puso de pie.

Sasuke jugueteó con su sorbete. Si concentraba lo bastante su atención en ello, tal vez podría disimular la impresión que le había generado la deslumbrante sonrisa del rubio, que acababa de sentarse frente a él.

—Disculpa, pero no me van mucho los rodeos y las miraditas. Prefiero ir de frente, así que si algo de lo que pasó hace un momento significa que querías hablarme, aquí me tienes. Si malinterpreté, me lo dices y vemos cómo arreglar esto.

Su voz desplegaba seguridad, pero también una predisposición al dominio, como si "arreglar esto" no contemplara la posibilidad de replegarse y dejar a Sasuke en su soledad. Sin esperar respuesta a su declaración de intenciones, el rubio extendió una mano como para estrechársela.

—Naruto. ¿Tú cómo te llamas?

Sasuke observó aquella mano ancha y cuadrada, que denotaba fuerza física. No soltó su sorbete al contestar, aunque sí levantó la mirada.

—Sasuke.

—Bien, Sasuke. Bonito nombre. ¿Sabías que a dos cuadras de aquí hay un hotel con vista al río?

Negó con la cabeza, sin apartar los ojos de los suyos. Los iris se Naruto, de un azul brillante, habrían clavado en su sitio a cualquiera.

—Es una vista que vale la pena conocer, créeme.

Directo, al punto. Ni siquiera le había pedido una bebida. Sasuke entornó los párpados, los labios apenas curvados hacia arriba.

—Eso está por verse —dijo.


Caminaron al hotel como quien recorre una línea marcada en el mapa. Seguros. Silenciosos.

Una vez en la ventanilla, Naruto pagó en efectivo. Había elegido la habitación más cara. Subieron rápido, sin prestarse atención el uno al otro. Ya tendrían tiempo de conocer lo que les interesaba.

Apenas cruzó la puerta, Sasuke se aproximó a la ventana.

El río se escabullía entre los árboles. A lo lejos, se distinguía el punto neblinoso en el que se confundía con el mar. La luna se reflejaba en el agua en ondas plateadas tan espesas que parecía que era posible atraparlas, hundir la boca en ellas, tragárselas.

Sasuke no emitió comentarios. Se mantuvo allí inmóvil, ofreciendo su espalda; una luna de carne y hueso que se había descuidado durante el regreso a casa.

Pensó en las palabras de Suigetsu. Sonrió.

Entonces, sintió las manos fuertes del rubio sobre sus hombros.

—Si yo digo que una vista es bella, es porque lo es. Y esta resulta… deslumbrante.

Naruto había asomado el rostro junto al suyo y le susurraba al oído mientras dejaba sus ojos resbalar por su perfil. Respiró suave contra su oreja y en el aire caliente que chocó contra sus bordes Sasuke percibió la intensidad de su deseo. La verdad era que lo habían elogiado por su aspecto miles de veces. Pero ahora había algo diferente. Algo que lo hizo temblar cuando aquel aliento áspero bajó por su cuello hacia su mandíbula.

Como si el corazón de Naruto pudiera leer en el suyo. Como si pudiera devorarlo.

Mientras una mano se metía debajo de su sudadera y unos dientes mordisqueaban su clavícula, Sasuke cerró los ojos y echó la cabeza hacia un costado. Se negaba a admitir nada con palabras pero su cuerpo hablaba por él. Las caricias que iban y venían por su vientre, por su pecho y luego otra vez bajando hasta el borde de su jean lo hicieron estremecer. Unos dedos alcanzaron los botones y los desabrocharon uno a uno. La otra mano soltó su hombro para tomar su mentón y acercarse a su boca. Con el pulgar, repasó sus labios hasta abrirlos.

—Eres un buen chico, Sasuke. Muy bien.

Metió el índice y el anular en su boca. Sasuke tosió, pero luego, por reflejo, succionó. Los dedos de Naruto eran gruesos, callosos. Había cierta delicia en su tosquedad. Succionó más fuerte.

Podía sentir detrás suyo una erección que se endurecía cada vez más. Con la boca aún llena, gimió.


La vista era ciertamente bella, pero era improbable que ese fuera el motivo de la repetición del encuentro.

Dos semanas después, Sasuke estaba sentado en las escaleras de incendio de un desvencijado edificio, que daban a un callejón sórdido. Sus blancas piernas colgaban a los lados, sus caderas pobremente ocultadas por un short ajustado. Una camisa grande y vieja color crema, quizás robada del guardarropa de su hermano, cubría la mayor parte de su cuerpo. Oía una canción en repetición cuando su celular vibró.

"Te veo a la misma hora, en el mismo lugar".

Era Naruto. En su mensaje no había preguntas ni posibilidades, solo hechos. Sasuke se puso de pie y con una palmada sacudió el polvo adherido en la tela. Tenía solo dos horas para bañarse, escoger un atuendo y llegar al hotel. Y él prefería ser puntual.

Pronto, jueves por medio Naruto dejaba reservada la misma habitación. Cuando tocaba a la puerta, Sasuke ya estaba allí, con algunos botones abiertos, las botas sobre el acolchado y los labios separados, húmedos.

Hacían el amor sin muchas palabras. Naruto tomaba todas las iniciativas, pero la expresión seria de Sasuke, solo quebrada durante el orgasmo, hacía pensar que sucedía exactamente lo que él quería. Su cuerpo delgado y elegante, andrógino, parecía derretirse entre los dedos firmes del otro. La transpiración, la piel enrojecida no hablaban solo del esfuerzo físico sino de la explosión que ocurría en su interior cada vez que sus labios chocaban. Su sangre hervía y nada importaba más que el placer desbordante que eran capaces de procurarse.

Llevaban más de cuatro meses de aquello cuando Sasuke cayó en la cuenta de que nunca se habían dicho sus apellidos.


Bastaba oír el murmullo del televisor para saber que su madre estaba sola en la casa.

—…la inflación ha subido abruptamente después de las elecciones…

Sasuke caminó por detrás del sillón ocre que ocupaba casi la totalidad del pequeño living. Observó la espalda de la mujer, hasta que la oyó saludarlo escuetamente. Se mantuvo unos segundos tras ese cuerpo inmóvil, casi como si esperara que se volteara. Luego asintió, sin emitir sonido.

Ya en su habitación, se echó en la cama con las zapatillas aún puestas. El camperón oscuro se desparramó a su alrededor. Cuando dobló una de sus rodillas, en un movimiento brusco, su ajustado jean se rajó como herido de un cuchillazo. Ignoró el ruido de la tela abriéndose y en cambio releyó el mensaje de Suigetsu.

"¿Dónde estás? Nunca contestas cuando estás con ese tipo. ¿Tan difícil es mirar el celular?".

"No me escribas cuando sabes que estoy con él y ya".

El siguiente mensaje no se hizo esperar.

"Pensaba que era solo un polvo".

"Lo es".

"Uno por el que vale la pena dejar plantados a tus amigos".

"Puede ser".

Escuchó el ruido del portón de entrada y la velocidad con que su madre apagó el televisor. Hubo algunos gritos y luego ruido de platos en la cocina. Supo que su padre había regresado del trabajo y que su madre estaría apurándose a preparar el mismo plato de siempre —el favorito de su hermano, el único que aún sabía hacer—.

Soltó el celular y, tomando un extremo de la sábana, se enroscó en ella hasta cubrirse de pies a cabeza. Simuló dormir. No estaba de ánimo para oír alguna de las insidiosas preguntas que su padre gustaba de hacerle.

Los pasos iban y venían por la casa. Firmes. Enojados. La puerta de la habitación se abrió. Los pasos ahora llegaron hasta el borde de su cama. Una respiración pesada permaneció en el recinto por un minuto entero. Los segundos se estiraban, tensos. Por fin, los pasos se alejaron y la puerta se cerró con un golpe.

Sasuke apretó los dientes. El nudo en la garganta le dificultaba respirar.

Pensó en las manos grandes y cuadradas de Naruto sobre sus hombros. El modo en que le separaba las piernas. Los besos en la parte interior de sus muslos. Los mordiscos en la nuca, debajo de las orejas. En la mandíbula. En los labios.

Pensó en Naruto hasta vaciar su cabeza por completo.

El aire volvió a entrar en él.

* * * FIN DEL CAPÍTULO 1 * * *

Notas: este fic es muy especial para mí. Tiene mucho OoC y trata muchos temas con los que no suelo trabajar. Pero me urgía escribirlo y así salió. Por eso, apreciaré más que nunca poder leer sus comentarios y saber qué les parece.