Es de noche. Muchas familias están en este momento cenando unidas en sus hogares. La puerta principal de una enorme casa se abre: Es Trunks, y está muy agotado. Es recibido por una joven adolescente.

– Hola hermano. ¿Cómo te fue hoy?

– Hola Bura. Uff... Creo que iré a dormir, hoy fue un día muy agotador

– ¿Y no piensas comer? Te guardé un poco de cena. Está en el refrigerador.

– Quizás más tarde. Ahora necesito descansar. Por cierto: ¿Dónde están papá y mamá?

– Salieron.

– ¿Salieron? Vaya, no me lo esperaba. Sé que querían estar a solas... pero es raro que salgan a pasear juntos. Suelen arreglar sus asuntos en su habitación.

– Recuerda hermano. Papá es una caja de sorpresas... Ve a descansar. Yo iré a ver tele.

– De acuerdo...

Bura se sienta a ver algunas películas en el enorme televisor, mientras su hermano sube a descansar. Entra en su habitación, se quita el traje y se da un baño, luego se coloca unos boxers y se acuesta en su cama. Mientras se relaja, una breve imagen cruza por su mente, el rostro de una hermosa joven con largos cabellos castaños y grandes ojos celestes. Luego, confundido, se pregunta: – ¿Cómo puede haber tanta frialdad en una mujer... tan hermosa? – Quizás algún día encontraría la respuesta.


Al otro lado de la ciudad, en la habitación de un pequeño apartamento, se encuentra un anciano dormido en su cama, A su lado está sentada Andie, sosteniendo delicadamente una de sus manos. Él despierta.

– Hola abuelito. ¿Cómo te sientes?

– Un poco mejor. Y a ti: ¿Cómo te fue? ¿Conseguiste lo que buscabas?

– No... – Ella se deprime. – Hoy tampoco tuve suerte. Lo intentaré mañana

– Andie, hija, no te esfuerces. Apenas me levante de esta cama, volveré a mi trabajo

– No, abuelo. No lo hagas. Tu condición no lo permite. Por favor, entiende.

– No puedo estar postrado en una cama todos los días. Necesito sentirme... útil.

– ¡No! Por favor. Déjame encargarme de los gastos, déjame ayudarte... tú debes descansar.

– Pero mi deber es cuidarte y protegerte. Por eso necesito volver a trabajar.

– Me has cuidado durante todos estos años, abuelo. – Al decir esto, una lágrima recorre su pálida mejilla. – Ahora soy yo quien debe cuidarte...

– Hijita... no llores. Sé que las cosas están muy difíciles, pero con constancia, esfuerzo y dedicación, todo saldrá bien y seguiremos adelante. – El anciano dice estas palabras, mientras observa la cara deprimida de su nieta: – Ahora, te pediré tan sólo un favor

– Pídeme lo que sea

– Quiero que me regales... una sonrisa

Andie seca sus lágrimas, y una pequeña y tímida sonrisa se dibuja en su hermoso rostro. Su abuelo también sonríe. Luego la joven abraza al anciano con todas sus fuerzas. – Te quiero mucho, abuelito.

– Y yo a ti mi pequeña...


Al día siguiente, Andie sale nuevamente a conseguir empleo, acompañada de su amiga. Ambas conversan, mientras buscan algo interesante en el periódico.

– Hey... mira este anuncio – Se adelanta Reggie – "Se solicita joven con conocimientos en robótica y componentes electrónicos para trabajar en prestigiosa compañía. Beneficios: Buen sueldo, bonos vacacionales y opciones de traslado al extranjero". Andie: Esto es perfecto para ti.

– Uh... ¿Leíste más abajo?

– A ver... Requisitos: Experiencia mínima: 3 años. Sexo: Masculino...

– ¿Por qué crees que descarté este anuncio?

Ambas chicas suspiran, formándose unas nubecillas bajo sus bocas. Luego Andie levanta la cabeza, mira al frente y hace una mirada de reojo: – Uff... lo que me faltaba: Las hermanas "súper modelos". – Hacia ellas se dirigen dos chicas muy altas, delgadas, maquilladas y con ropas a la moda, una de ellas es rubia, la otra pelirroja, tienen un andar muy coqueto y son extremadamente pretenciosas.

– ¡Mira a quienes tenemos aquí! – Dice la rubia a su hermana – Son la patética Andersen y su amiguita... Saluda Mimí.

– Oh, por supuesto Brooke. ¿Qué tal, "perdedoras"?

– Huy, qué simpáticas...– Reggie se expresa sarcásticamente – Nunca cambien.

– ¿Y qué las trae por aquí? – Pregunta Andie, con tono irónico – ¿Acaso van a comprar un "artículo de moda"? ¿O es que van de "cacería"?

Las hermanas se ríen hipócritamente. Mimí es la primera en hablar: – Tal vez, "querida"... pero eso es algo que tú jamás comprenderás. – Luego se marchan, aún riéndose. Brooke se da la vuelta: – Por cierto, si sigues con esa actitud, jamás encontrarás novio... – Al decir esto, continúa su camino junto a su hermana menor, burlándose de la joven princesa.

– ¡Qué chicas tan pesadas!

– Sí... parecen dos quinceañeras. Son tan inmaduras...

– Es cierto, Andie, y también son muy insoportables.

– Sip. Pero cambiemos de tema. Hablar de ese par me provoca náuseas

– De acuerdo. Sigamos con lo tuyo. Debemos conseguirte un trabajo lo antes posible.

Las chicas continúan leyendo el periódico. Encuentran algo, y se dirigen hacia la dirección que indica el anuncio.


– Qué mala suerte... – Se queja Andie. – Contrataron a alguien más.

– No te preocupes amiga, seguro tendrás mejor suerte para la próxima.

– Eso espero.

– ¿Quieres una soda?

– Bueno... está bien.

– Bien. Yo iré a comprarlas. Tú quédate aquí a descansar.

– De acuerdo. – La princesa se sienta en un banquillo, mientras su amiga entra en una pequeña tienda. Pasan algunos minutos: ¿Por qué Reggie tardará tanto?...

– ¿Está libre este lugar?

Andie levanta su cabeza, observando frente a ella a un joven muy atractivo, de aproximadamente 1,78m de estatura, contextura atlética, piel clara, ojos azules muy expresivos, con cabello color lavanda, y viste un traje formal de color amarillo oscuro.

– ¡Hola! ¿Me recuerdas? – Trunks sonríe mientras saluda – Nos conocimos ayer en el restaurant.

– Uh... – La joven se expresa con un tono sarcástico: – Sí... sí... te recuerdo muy bien.

– Oye: Tranquila. Sólo trato de ser un poco amistoso. Es todo.

– Sí... como sea...

– Oye... ¿No te importaría si me siento un rato? Sólo será un momento, lo prometo.

– Supongo...

– Gracias. – Él se sienta a su lado. Ambos se quedan callados por un rato, hasta que el joven decide hablar: – Bueno... ya que estamos aquí, podríamos... digamos... charlar

– ¿Sobre qué? – Ella se expresa muy seriamente, sin mirarle el rostro.

– Umm... podríamos empezar por lo básico... tal vez conocernos un poco mejor. Mi nombre es Trunks. ¿Y tú eres...?

– Andraia

– Oh... sí. Es un placer, aunque tu nombre es un poco extraño.

– Lo escogió mi madre.

– Claro... – Trunks se siente un poco incómodo, ella ni siquiera le mira el rostro – ¿Sabes? No es por ofender, pero creo que si fueses un poco más... abierta... tendríamos una charla muy amena. – Ella se queda callada.

El pobre no halla qué hacer para alegrar a esa linda jovencita, se pone a pensar en algo que podría animarla – Oye: ¿Quieres oír un chiste? Sé que no soy muy bueno en estas cosas, pero quizás logre levantarte el ánimo... – No hay respuesta – Eh... creo que no... Entonces dime: ¿Hay algo que pueda hacer? Lo que sea. No me gustaría verte tan seria...

Andie está sumamente molesta: ¿Por qué ese idiota hace tantas preguntas? ¿Acaso alguien le dio derecho a meterse en su vida? Estas y otras preguntas rondan por su cabeza. Luego, después de oír tantas palabras, llena de ira le grita al confundido chico: – ¡SOLO DEJAME EN PAZ! –

Avergonzado, Trunks baja la cabeza – Perdón... no quise molestarte... – Se levanta y se va, no sin antes decir: – Es una verdadera lástima que una jovencita tan hermosa como tú, sea tan... fría...

– ¿Fría? – Ella queda paralizada: Fue una frase muy dura. Oculta su ira y su dolor, hasta que él se marcha. – Tú no entiendes... – Apenas dice esto, una lágrima brota de sus ojos.


Sentado bajo un árbol, Trunks piensa en lo que acababa de hacer: ¿Habrá sido muy duro con ella? Quizás ella estaba pasando un mal día. Se dispone a regresar al trabajo, pero se le ocurre una idea: ¿Y si regresara a disculparse? ¿A tratar de convencerla de que no fue su intención insultarla? Compra entonces una bonita rosa blanca y se dirige hacia el banquillo donde está la joven, con la esperanza de que aún siga en ese lugar. Se detiene a sólo 3 metros detrás de ella, estático y con una expresión de sorpresa en su rostro, porque allí, frente a sus ojos, la joven a quien había llamado "fría" estaba llorando desconsoladamente sobre los hombros de su amiga. Se queda a escuchar.

– Amiga, por favor, cálmate.

– ¡¿Cómo quieres que me calme?!

– Escucha: Tal vez ese chico sólo quiso ser amable... quizás sólo trataba de animarte.

– ¿Animarme? ¡Lo único que ese tonto hizo fue hacerme sentirme peor!

– Pero Andie. – Acota Regina, tratando de razonar con su amiga. – No creo que esa haya sido su intención.

– ¡PERO LO HIZO! – Esto último lo dijo con mucho dolor. Luego, baja la voz: – Si tan sólo él supiera todos los problemas y preocupaciones que llevo encima, ni siquiera se molestaría en hacerme sus estúpidas preguntas... – En esto, vuelve a llorar.

Una rosa blanca cae al suelo. Trunks se da la vuelta y decide marcharse, deprimido: Ella está sufriendo, y sólo por su culpa. Reggie levanta la vista, mira hacia atrás y ve cómo el joven Saiyajin se aleja, cabizbajo, y lleno de vergüenza. – Andie, mira hacia allá. Dios... Debió habernos escuchado. El pobre luce tan mal...

– Déjalo que se vaya. No necesito sus disculpas... ¡Es mejor que se aleje de mi vida! – En ese instante, ambas mujeres se percatan de la rosa. – ¿Eso... eso es...?

– Aww... ¿No es tan dulce? Quiso venir a disculparse, y regalarte una linda rosa.

– No... No me convencerá con su "regalito" – Andie se levanta, y está a punto de pisar la flor, pero algo la detiene, una sensación extraña que nunca había sentido antes. Se agacha, y recoge el hermoso obsequio: Sólo vino a disculparse – Volvamos a casa.


Es de noche. Trunks y su familia están reunidos en la mesa. Todos cenan, excepto él, quien está observando su plato, jugando con el tenedor, sin decir una sola palabra.

– Hijo: ¿No piensas cenar? – Se adelanta Bulma – Tu comida se enfría.

– No tengo hambre – Luego se levanta de la mesa y se va. – Lo siento, no me siento bien – Logra decir esto mientras sube las escaleras. Apenas se va, surgen las preguntas.

– Mamá: ¿Qué crees que le pasa?

– No lo sé hija. Se ve tan deprimido.

– Qué raro. Él es tan optimista, alegre y entusiasta.

– Lo se. Pero algo grave debió ocurrir para dejarlo tan mal, pero... ¿Qué?


Mientras todos están abajo preguntándose qué ocurre, Trunks yace sobre su cama, triste, pensando en ella, en su sufrimiento, y en sus lágrimas.

– Perdóname. No quise hacerte llorar...